Introducción
De acuerdo con el contexto sociohistórico, la masculinidad como hecho social, puede diferenciarse en formas o modelos de acuerdo con las construcciones sociales que se han establecido en los últimos años. El modelo tradicional de la masculinidad es el más tratado en la literatura científica internacional, quizás porque sea el más practicado en el diario vivir de la sociedad, sin embargo, partiendo de este modelo, se han demarcado otros patrones de masculinidad, denominándolos masculinidades en transición o nuevas masculinidades.
Las formas históricas de masculinidad son esos procesos de cambio, patrones o comportamientos que ha tenido el hombre a lo largo del tiempo referente a su masculinidad. De acuerdo con Rivero (2014), estas formas históricas de masculinidad pueden estar caracterizadas en tres dimensiones como son: las formas tradicionales o hegemónicas, las masculinidades en transición y las nuevas masculinidades o ideales posibles.
Se trata de un asunto de gran relevancia científica por su aporte a la comprensión de las relaciones sociales, sus contradicciones e impactos en el desarrollo humano (Santana et al., 2023). Estos estudios han permitido desentrañar el contenido enajenante de ciertas formas de pensar, sentir y actuar las relaciones de género, con énfasis en el rol del hombre.
La masculinidad hegemónica o tradicional es un constructo social de género, que designa una forma específica de ser hombre, asociada a atributos como la fortaleza, la virilidad el poder, el liderazgo, la violencia, la segregación de espacios como la crianza y educación de los hijos(as), la participación en tareas domésticas, la expresión de afectos, entre otras, apartándose totalmente de comportamientos afeminados y de experimentar sentimientos frágiles.
De acuerdo con Bourdet & Vitale (2022), culturalmente la sociedad ha asignado roles, funciones, comportamientos y aptitudes a hombres y mujeres a partir del sexo biológico. La educación y la familia generalmente son la fuerza mayor por la que se inculcan los patrones de género, refiriéndose a que el hombre representa agresividad y poder mientras que la mujer es más sumisa y débil.
Múltiples estudios se han realizado con relación a lo que se conceptualiza la masculinidad, pero la mayor parte de estos, enfatizan en las creencias y prácticas masculinas tradicionales, sin embargo, en las últimas décadas varios investigadores han llegado a deducciones notorias entorno a las formas históricas de masculinidad.
Navarro et al. (2023), exploran la masculinidad como un símbolo de poder histórico y culturalmente definido, cuya influencia ha sido moldeada por movimientos feministas en las últimas décadas. Por ende, el artículo busca analizar cómo la masculinidad hegemónica se deconstruye en hombres que están experimentando una transformación reflexiva con respecto a su propia masculinidad. Utilizando una metodología cualitativa con la técnica de la bola de nieve, llevaron a cabo entrevistas por videollamada con hombres de edades entre 29 y 52 años. Los resultados revelan que la masculinidad dominante sigue presente en estos hombres, pero también indican que esta masculinidad tiende a generar conexiones emocionales y afectivas que están reformulando el concepto de masculinidad hegemónica.
En relación con lo anterior, el término masculinidad no es más que una palabra que varía y se desglosa de diversas maneras en el contexto social. Por un lado, la masculinidad ha sido culturalmente instaurada por la sociedad, la religión y la familia como ese conjunto de valores, conductas, formas de expresarse, roles e identidades que se suponen son características esenciales para el hombre. En otras palabras, tradicionalmente al hombre se le exige ser fuerte, sin poder expresar sus sentimientos, teniendo un rol principal donde se lo involucra en actividades como: conseguir el sustento diario para la familia o comportarse de alguna manera machista ante su entorno social, lo que puede conducir a resultados positivos o negativos para el hombre, la mujer y la sociedad toda.
Pero esa visión, resultante en última instancia de la división social del trabajo, ha variado en el tiempo, motivado en primer lugar por la incesante lucha de las mujeres y otros grupos sociales por sus derechos. Es así, que se ha logrado a partir de varios factores, el surgimiento y desarrollo de formas alternativas al modelo o forma hegemónica de masculinidad.
En tal sentido, la literatura científica internacional reconoce la existencia de un movimiento de ascenso democratizador en la producción y reproducción de la masculinidad. Por una parte, se advierte, la emergencia de modelos transicionales entre la forma tradicional y la denominada nuevas masculinidades. El calificativo transicional hace referencia a formas de pensar, sentir y actuar la masculinidad más democrática, menos autoritarias, de mayor apoyo a las mujeres, sin que ello signifique la total conciencia de los varones respecto a la responsabilidad que tienen ante sí y las demás personas, especialmente cuando se trata de sus compañeras.
Gutiérrez (2021), expone que esta masculinidad hace que el varón esconda sus sentimientos, y emociones de miedo o debilidad. Este modelo de masculinidad no pretende hacer ver al hombre como una persona débil, al contrario, es una persona que físicamente es hombre, pero con un pensamiento diferente al tradicional, refiriéndonos a este patrón más igualitario.
Vázquez & Castro (2009), estudia la percepción de un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Chapingo, resaltando dos concepciones de masculinidad entre los varones: una que conecta la masculinidad con el consumo de alcohol y la violencia, y otra que enfatiza la responsabilidad y el éxito profesional al concluir la universidad. Se señala que estas visiones coexisten, pero la primera puede fomentar actitudes violentas hacia otros varones y homofobia hacia individuos percibidos como "afeminados".
Finalmente, también existen referencias acerca de lo que algunos autores llaman nuevas masculinidades, lo que se asocia al prototipo de hombre consciente de lo que le ha sido expropiado históricamente, en el sentido de segregaciones a que ha sido sometido, por ejemplo: la paternidad, la autogestión personal, el placer sexual, entre otras y ante lo que se dispone a una vida más democrática, participativa, colaborativa, amorosa, responsable.
Martínez & Pérez (2020), destacan que, aunque la sociedad ha experimentado avances positivos hacia la igualdad de género, esto no garantiza una evolución similar en el modelo convencional de masculinidad. En su artículo, proponen explorar cómo se manifiesta la masculinidad en hombres criados en un contexto más equitativo. Utilizando un enfoque cualitativo exploratorio, entrevistaron a adolescentes de último año de secundaria en la comunidad de Madrid, España. Los resultados revelan que, a pesar de los cambios sociales, la masculinidad hegemónica persiste entre los adolescentes y que siguen influenciados por el tradicional modelo masculino prevaleciente en la sociedad a lo largo de la historia.
Son varios los espacios de socialización que inciden en la asignación y asunción social de las formas históricas de masculinidad: las familias, las instituciones, organizaciones, grupos de amigos, medios de comunicación, las iglesias, las comunidades, la vecindad, etc. Es importante señalar que la familia juega un rol muy importante en la vida de un individuo, es aquí donde se forman los valores, normas, y principios en los miembros del hogar, principalmente en los hijos e hijas, desde la niñez la familia va moldeando una diferenciación entre ambos sexos, así mismo los diferentes roles que deben asumir los hombres y las mujeres a lo largo de la vida (Arias et al., 2019).
En el estudio realizado por Pérez et al. (2022), se aborda cómo las formas arraigadas de masculinidad tradicional emergen a través de la crianza de los hijos, manifestándose en la reproducción constante de la noción de "ser hombre" en nuestra sociedad contemporánea. El enfoque se centra en debatir los patrones arraigados de comportamiento masculino que se gestan en el contexto de la crianza paterna, impactando en las actitudes y conductas que los niños adoptan dentro de su entorno social. A través de un enfoque cualitativo, se llevaron a cabo un total de 6 entrevistas, involucrando tanto a padres como a madres, en el seno de una institución pública en Medellín. Los resultados de la investigación subrayan la importancia fundamental de educar sobre la noción de "ser hombre" desde la infancia, resaltando cómo los roles de género moldeados por la familia son esenciales en la configuración del desarrollo social del niño.
A efectos del presente estudio se centrará la atención en el espacio universitario, específicamente, en el conocimiento de cuáles son las formas de masculinidad que prevalecen entre los estudiantes varones. La idea es, identificar cuáles son los aspectos centrales de las representaciones que al respecto tienen éstos con vistas a futuros análisis de su posible impacto en el proceso de inclusión educativa, partiendo de la premisa de que, las relaciones de género constituyen una dimensión esencial del referido proceso.
Cerva (2018), nos plantea que la universidad es el lugar donde se permite construir la identidad de los hombres, alegando valores y habilidades que no se encaminan a la equidad de género, pues estos llegan a tener comportamientos autoritarios con el resto de los individuos.
Es fundamental tener en cuenta el tema de la inclusión educativa, pues muchas veces el término inclusión se lo trata para explicar las diferentes falencias u obstáculos que tiene un individuo al poder ingresar a la educación superior, concretamente en personas con discapacidad y aquellas personas que, por sus inserciones sociales, tienen un difícil acceso y permanencia en las universidades.
Sin embargo, el tema de la masculinidad como aspecto a considerar para el análisis de la inclusión no ha tenido mucha repercusión en el ámbito académico. Ello cobra mayor fuerza, si se entiende la inclusión educativa no solo como acceso, sino, considerándola una responsabilidad institucional asociada a la garantía de todos los derechos, especialmente al de disfrutar de la educación superior de calidad por todas las personas, lo que incluye por supuesto, la manera de involucrarse con los demás estudiantes, expresar sentimientos, manifestar problemas, las relaciones de género, entre otras cuestiones de las que poco se habla en un ambiente universitario.
A pesar de que las formas de masculinidad están muy poco estudiadas en las universidades, algunos investigadores se han dado la labor de indagar en diferentes instituciones de educación superior de habla hispana, de cómo la masculinidad está presente y cómo actúan los estudiantes frente a ella. Resulta importante aclarar que las políticas de género en los institutos de Educación Superior de América Latina son muy escazas, esto conlleva a una limitación al momento de hacer una búsqueda y análisis del tema.
En el Ecuador las formas históricas de masculinidad han sido insuficientemente abordadas y menos en el ámbito universitario, aun cuando sí se cuenta con información respecto a la presencia de la violencia de género que persiste condicionada por diferentes factores entre los que destacan las pautas culturales que se trasmiten de generación en generación.
En el Ecuador la violencia de género generalmente propiciada por hombres y está presente en todos los ámbitos de la vida diaria, ya sea en la educación, lo laboral, lo político y familiar, por ende, las mujeres y las personas con identidades de género que no se corresponden con el género asignado al nacimiento, son las más afectadas
El género tiene carácter y eso implica que la solución a las contradicciones sobre este tema no debe estar sustentada en el odio, en el enfrentamiento entre los sexos, más bien, se deben propiciar estrategias de trabajo colaborativas, que permitan el desarrollo de relaciones simétricas, de solidaridad y cooperación entre todas las personas, convencidos de que, en la historia de la socialización de género y sus prácticas han perdido tanto las mujeres como los hombres y de lo que se trata es de recuperar esas expropiaciones. De acuerdo con lo antes mencionado, en la educación ecuatoriana existen primicias de violencia y machismo, las cuales impactan en el desarrollo integral y profesional de los jóvenes estudiantes, sin embargo, cada vez se aprecia mayor presencia de nuevas masculinidades, esto podría estar asociado a que una gran parte del alumnado de las universidades del Ecuador tienen una carga familiar por lo que su actuar cambia tanto en el hogar como dentro del aula. El comportamiento del estudiante depende de cómo ha sido la crianza dentro de su familia, así de las características del contexto social y en el que se ha socializado el varón
La experiencia empírica permite afirmar que aunque los estudiantes varones universitarios de hoy muestran avances respecto a la forma tradicional de masculinidad dominante en la sociedad, aún se aprecian actitudes de ese tipo, por ejemplo, los estudiantes que tienen esposas e hijos(as) son propensos a ser más responsables en sus tareas universitarias, al mismo tiempo participar en las tareas domésticas, sin embargo, el resto de estudiantes tienden a salir más de fiestas, a mostrar su virilidad mediante el alcohol y a ser menos responsables en el ámbito académico, lo que se puede asociar a las formas tradicionales de masculinidad.
Este estudio está encaminado a examinar cómo se presentan las formas de masculinidad en los estudiantes varones de la carrera de Gestión Social y Desarrollo de la UPSE, cabe destacar que, dentro de la Universidad Estatal Península de Santa Elena, la variable masculinidad y sus formas históricas no ha sido estudiada en ningún área, lo que dota al presente estudio de novedad e importancia.
Materiales y métodos
El presente trabajo adopta un enfoque mixto que combina métodos cualitativos y cuantitativos. De acuerdo con Hernández et al. (2014), los enfoques mixtos de investigación se caracterizan por la integración de elementos tanto cuantitativos como cualitativos en la investigación. Estos enfoques combinan la recopilación y el análisis de datos numéricos con la recopilación de datos referidos al discurso de los sujetos muestrales.
La población estuvo compuesta por los estudiantes varones de la Carrera de Gestión Social y desarrollo de la Universidad Estatal Península de Santa Elena, con un total de 172 varones matriculados, que parten desde el 1er al 8vo semestre.
La muestra para el respectivo levantamiento de información es de 150 estudiantes varones.
El procedimiento para el levantamiento de información fueron los siguientes:
En primer lugar, se llevó a cabo una fase cuantitativa, utilizando el instrumento de encuesta con preguntas estructuradas con el fin de obtener una comprensión detallada de las percepciones y opiniones de los participantes de cómo se presentan las formas históricas de masculinidad.
En segundo lugar, se procedió a recolectar datos de forma cualitativa a través de una entrevista grupal la cual fue realizada por la plataforma digital “Zoom”, cuyos participantes se seleccionaron bajo el criterio de intencionalidad, para lo que se consideraron los siguientes aspectos:
Relevancia con el tema: Los estudiantes de la entrevista fueron seleccionados con base al tema de la investigación. Se involucraron varones con conocimientos y experiencias relacionadas con las formas históricas de masculinidad.
Variedad de perspectivas: Se pretendió escoger estudiantes con diferentes perspectivas y puntos de vista sobre la masculinidad. Permitiendo obtener una visión más amplia y enriquecedora en la discusión grupal.
Disponibilidad: Se consideró la disponibilidad de los estudiantes participantes para la entrevista grupal. Se tomó en cuenta que estos estuvieran dispuestos y pudieran dedicar el tiempo necesario para responder a las interrogantes.
Resultados y discusión
En este estudio se han explorado las formas históricas de masculinidad, dimensionándolas en: forma tradicional de masculinidad, masculinidad en transición y nuevas masculinidades, donde se llegaron a resultados favorables para la investigación.
En los resultados obtenidos se aprecia la presencia del modelo tradicional de masculinidad en una parte de los estudiantes varones encuestados. El dominio, el poder sexual, fortaleza, entre otros, son algunas de las características con las que estos se representan, lo que coincide con el trabajo de Vázquez & Castro (2009), enfatizando la presencia del comportamiento que tiene el hombre para mostrar su virilidad y poder hacia los demás en las universidades.
Categorías | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
Totalmente de acuerdo | 7 | 4.67% |
De acuerdo | 15 | 10.00% |
Ni de acuerdo ni en desacuerdo | 38 | 25.33% |
En desacuerdo | 42 | 28.00% |
Totalmente en desacuerdo | 48 | 32.00% |
Total | 150 | 100.00 % |
Fuente: Elaboración Propia
El hombre realiza prácticas que lo llevan de alguna manera a deteriorar su salud. Uno de los factores que se le atribuye al hombre para demostrar su virilidad es que debe expresar su sexualidad de manera promiscua, la ingesta excesiva de alcohol, tabaco y drogas los lleva a ejercer prácticas machistas. Los resultados arrojan que los más del 50% de los estudiantes encuestado se inclinan a que estas prácticas no son prioridad en sus vidas, contraponiéndose a los estereotipos que hacen al varón verse “hombre”. Sin embargo, es importante recalcar que existen estudiantes que están indiferentes
ante el tema, donde es importante replantear este tipo de comportamientos. Se coincide con el trabajo realizado por Rivero & Hernández (2019), afirmando que estos factores y la masculinidad tradicional tienen una relación en la salud a nivel personal (ver tabla 1).
El varón no debe ir a chequeos médicos, pues estas prácticas a nivel de sentido común están ligadas a las mujeres, reflejando que existe un resultado positivo frente al tema. Con un 46.00% de los estudiantes manifestaron que su salud es prioridad y por tanto acuden a instituciones de salud, evidenciando que el ser hombre resulta en diferentes riesgos y amenazas con las actividades realizadas a diario, por lo tanto, tener buena salud y bienestar es de suma importancia (tabla 2).
Categorías | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
Totalmente de acuerdo | 36 | 24.00% |
De acuerdo | 29 | 19.33% |
Ni de acuerdo ni en desacuerdo | 31 | 20.67% |
En desacuerdo | 31 | 20.67% |
Totalmente en desacuerdo | 23 | 15.33% |
Total | 150 | 100.00 % |
Fuente: Elaboración Propia
Los estudiantes supieron manifestar que el hombre tiende a ocultar sus sentimientos para no exponer su virilidad y verse frágil ante las demás personas, características de un modelo tradicional de masculinidad. Sin embargo, una cantidad relevante de estos se oponen a este indicador (Tabla 3). Este último resultado, encaja con los trabajos realizados por Olarte (2016) y Gutiérrez (2021), demostrando que los comportamientos de los hombres se dan en diferentes circunstancias, por ende, tienden a ser más cariñosos y afectivos, demostrando sus sentimientos en el espacio público, aunque prevalece una tendencia tradicional en las relaciones interpersonales ver tabla 4 y tabla 5.
Categorías | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
Totalmente de acuerdo | 58 | 38.67% |
De acuerdo | 51 | 34.00% |
Ni de acuerdo ni en desacuerdo | 22 | 14.67% |
En desacuerdo | 11 | 7.33% |
Totalmente en desacuerdo | 8 | 5.33% |
Total | 150 | 100.00 % |
Fuente: Elaboración Propia
En el análisis de la encuesta y entrevista, se puso en contexto el valor que le da la sociedad al hombre y a la mujer en las actividades del hogar, haciendo énfasis en que el hombre no debe participar en los quehaceres del hogar. Se pudo evidenciar que más del 50% de los estudiantes varones se está involucrando cada vez más en tareas del hogar y la crianza de los hijos, sin embargo, también se constata que ese proceso no expresa totalmente la convicción en los varones de que esa es una responsabilidad que debe ser compartida, pues para la mayoría se sigue percibiendo como de ayuda a las mujeres. Los análisis arrojaron resultados positivos coincidiendo con los estudios realizados anteriormente, referente al comportamiento dentro de la familia, los artículos de Ospina (2020) y Conde (2023), manifiestan importante que las tareas del hogar deben ser complementadas de una manera equitativa tanto por la mujer como por el hombre.
Coincidiendo con la idea anterior, se vincula el rol del hombre en el cuidado de los hijos, así como el acompañamiento de la mujer en etapa de gestación, parto y post parto. Se menciona que durante la pandemia del COVID-19 el varón cambió su comportamiento en la forma que trata a su pareja y a sus hijos, concordando con el trabajo realizado por Robles et al. (2021), resaltando que la permanencia en el hogar durante el confinamiento estimuló a los varones a tener un afecto mayor hacia la pareja y sus hijos desafiando los estereotipos tradicionales de masculinidad.
No se establecen resultados favorables en cuanto a diferentes temas que pueden ser sinónimo de machismo, Sin embargo, el comportamiento del hombre ha dado pasos positivos que lo encaminan hacia una nueva masculinidad. Este análisis lo podemos ver evidenciado en la entrevista donde los estudiantes en gran parte manifestaron que tienen comportamientos igualitarios con los demás, haciendo referencia a una masculinidad más inclusiva y están en un camino de repensar la masculinidad tradicional. Coincidiendo con los trabajos de Castillo et al. (2019) y Toledo del Cerro (2022), donde se puso en evidencia aspectos positivos en cuanto a la oposición de características de violencia, dominio, control y poder. Esto indica que los varones están conscientes, demostrando un cambio muy esencial para la igualdad de género.
Categorías | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
Totalmente de acuerdo | 26 | 17.33% |
De acuerdo | 66 | 44.00% |
Ni de acuerdo ni en desacuerdo | 32 | 21.33% |
En desacuerdo | 19 | 12.67% |
Totalmente en desacuerdo | 7 | 4.67% |
Total | 150 | 100.00 % |
Fuente: Elaboración Propia
Los análisis resaltan que los varones se inclinan por defender a las mujeres, pero no participan en debates de género para lograr un cambio, la gran mayoría opta por alejarse de estas prácticas, es muy notorio que algunos estudiantes se oponen al machismo de cierta manera, sin embargo, en la práctica dicen lo contrario, esto depende desde la perspectiva que se lo plantee. Se evidencia que el 44.00% de los estudiantes están de acuerdo con que no se involucran en debates de género, pero si defienden a las mujeres.
De acuerdo con la entrevista realizada, los estudiantes manifestaron la presión social a la que se enfrentan por ejercer prácticas más igualitarias hacia las demás personas, debido a la cultura tradicional estos son juzgados y criticados. Coincidiendo con Foraster & Morlà (2019), donde expresan que la participación de los hombres en los movimientos feministas es muy poca, debido a que el varón es cuestionado en su virilidad y catalogado como femenino. Aun así, han existido hombres que han logrado cambios dentro de su entorno referente a la igualdad de género.
Categorías | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
Totalmente de acuerdo | 24 | 16.00% |
De acuerdo | 53 | 35.33% |
Ni de acuerdo ni en desacuerdo | 43 | 28.67% |
En desacuerdo | 25 | 16.67% |
Totalmente en desacuerdo | 5 | 3.33% |
Total | 150 | 100.00 % |
Fuente: Elaboración Propia
Resulta importante destacar que el hombre en su postura puede lograr transformaciones en los estereotipos tradicionales de género y luchar contra el machismo. De acuerdo con los datos de la tabla 6, la gran mayoría de los estudiantes participan en proyectos sociales de la universidad, esta formación profesional puede ser una etapa para fortalecer la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, así mismo puede facilitar el liderazgo de sus compañeras.
Llevar a cabo proyectos a favor de la igualdad de género no solo debe ser cuestión de mujeres, si no también lo puede liderar un varón, estableciendo sus perspectivas y experiencias como hombre. Este análisis concuerda con el trabajo realizado por Rivero (2021), manifestando la importancia que tienen los procesos sustantivos de la educación en estimular la enseñanza y aprendizaje referente a la igualdad género en los estudiantes, así mismo con el tema de las formas históricas de masculinidad, y los aspectos positivos y negativos que este tema puede tener en las demás personas.
Siguiendo con la idea anterior, se pudo apreciar en la indización de la entrevista que las nuevas masculinidades están generando un espacio más inclusivo en las universidades, esto alude a que los estudiantes principalmente los varones tienden a sostener relaciones más igualitarias entre ellos mismos y las mujeres. Si bien es cierto aún persiste un grado de machismo en las universidades, este estereotipo va desapareciendo conforme a las nuevas generaciones, tal y como pudimos indizar en la entrevista referente a la categoría de “Masculinidades Generacionales”, haciendo un énfasis en que los nuevos varones de la actualidad están alejándose de los comportamientos de los hombres de la generación pasada.
En la entrevista se pudo identificar varios factores de las formas de masculinidad, donde los estudiantes manifestaron algunas características que están presentes en el contexto universitario y que afectan de manera positiva y negativa en su formación profesional.
Estos factores son:
Los estudiantes varones aún se aferran a diferentes características de la masculinidad tradicional, estos tienden a ejercer comportamientos machistas. Demuestran un control o dominio en este caso hacia su excelencia académica.
Los estudiantes varones están desafiando en gran medida los estereotipos tradicionales de masculinidad, estos tienen una mentalidad más abierta cuestionando los comportamientos machistas, así mismo están dispuestos a explorar nuevas formas de masculinidad
Generar y fortalecer espacios más inclusivos y diversos para la expresión de género de los estudiantes tanto varones como mujeres.
La diversidad de identidades y expresiones es uno de los motores importantes para la inclusión, por ende, es importante reconocerla y respetarla.
Los varones están teniendo un cambio de pensamiento de masculinidad, lo que indica un cambio en la generación anterior con la actual dejando atrás las prácticas tradicionales del hombre para involucrarse en una relación más igualitaria con los demás.
Lo tradicional puede generar incertidumbre y resistencia. En tal grado los varones que intentan adoptar una nueva masculinidad pueden enfrentarse a la presión social de ser criticados y juzgados.
Los hombres son catalogados afeminados por involucrarse en la lucha contra la desigualdad de género.
Existe una resistencia al cambio en debido a la presión social, esto detiene a los varones a alejarse de cierta manera en desafiar los roles tradicionales.
La sociedad ha instaurado que los varones en la familia son los principales proveedores económicos. Así mismo se enfatiza que las labores del hogar como el aseo, la cocina, el cuidado de los hijos es plenamente de la mujer.
La lucha por la igualdad de género y el feminismo han abierto espacios de diálogo y reflexión sobre las formas hegemónicas de masculinidad, lo que contribuye a su reconocimiento y aceptación. Un trabajo en conjunto con estas teorías sociales puede generar un cambio significativo contra la desigualdad de género hacia una mirada más inclusiva.
La nueva masculinidad está ganando aceptación y reconocimiento en el entorno universitario a medida que se promueve una mayor conciencia de género y se fomenta la inclusión.
Se abordaron temas importantes sobre las formas históricas de masculinidad y como se presentan en los estudiantes varones de la carrera de Gestión Social y Desarrollo de la UPSE. Uno de los principales desafíos al estudiar la masculinidad, fue caracterizar a los estudiantes varones y los problemas que influyen alrededor de este, pues la importancia de incluir a la mujer en este tipo de temas puede abarcar un entendimiento más profundo de las formas históricas de masculinidad. Sin embargo, varios estudios realizados han dado con resultados de gran relevancia del tema, los cuales fueron de apoyo para la elaboración del proyecto de investigación presente.
A lo largo de las últimas décadas, se han producido cambios significativos en la forma de emprender y vivir la masculinidad. Este cambio refleja una creciente conciencia sobre las limitaciones y los aspectos negativos del estereotipo hegemónico de la masculinidad, así como un impulso hacia una expresión más diversa y flexible del hombre entorno a su masculinidad.
La forma tradicional de masculinidad está instaurada en la sociedad durante mucho tiempo, estableciendo expectativas y normas restrictivas para los hombres. Esto ha llevado a la perpetuación de estereotipos que enfatizan la fortaleza física, la agresividad y el dominio, así como rasgos esenciales para ser considerado un “hombre de verdad”. Dentro del contexto universitario, estos estereotipos pueden generar presión sobre los estudiantes varones, quienes a menudo se ven obligados a cumplir con ciertos estándares sociales predefinidos para ser aceptados por sus compañeros o compañeras.
Sin embargo, es alentador observar que cada vez más estudiantes varones están desafiando estos estereotipos y optando por un camino hacia una nueva masculinidad, formándolos en dirección a una vida profesional más diversa e inclusiva con los demás. Esta transición implica la adopción de actitudes y comportamientos más igualitarios y flexibles. Los estudiantes varones de la carrera de Gestión Social y Desarrollo de la UPSE están mostrando una mayor disposición para explorar nuevas formas de masculinidad, rompiendo con las limitaciones sociohistóricas.
Conclusiones
Una de las características principales de la nueva masculinidad es la promoción de relaciones igualitarias. Los jóvenes están reconociendo cada vez más la importancia de compartir responsabilidades y poder en las relaciones interpersonales, sociales, familiares, laborales, educativos, entre otros, superando los roles tradicionales de género.
La expresión de emociones es otro aspecto clave de la nueva masculinidad. Los estudiantes están desafiando la noción tradicional impuesta por la sociedad que les obliga a reprimir sus emociones para ser considerados hombres. Esta apertura emocional no solo beneficia a los propios varones, sino que tiene un impacto positivo en las relaciones interpersonales y facilita una comunicación más honesta y significativa.
Es importante destacar que el camino hacia una nueva masculinidad no está exento de desafíos y resistencias. Muchos hombres pueden enfrentar presiones sociales y reacciones negativas al momento de luchar en contra de los estereotipos tradicionales de la masculinidad, lo que puede generar inseguridades internas en el varón. Sin embargo, el creciente reconocimiento social y la importancia de la igualdad de género, brinda un mayor apoyo a aquellos que se atreven a explorar nuevas prácticas masculinas.
Para finalizar, la transición de una masculinidad tradicional hacia una nueva masculinidad es un reflejo de la evolución social y cultural para una mayor inclusión y equidad. Estos cambios que se consideran importantes promueven una comprensión más completa y enriquecedora de lo que significa ser un hombre de verdad en la actual sociedad.