Introducción
En la última década se registraron dos tendencias importantes vinculadas al tema que nos ocupa: el desarrollo local pasó a ser un asunto importante en el modelo de desarrollo económico y social cubano y la educación superior lo asumió como prioritario dentro de su planeación estratégica.
La pregunta que guía esta investigación es: ¿Cómo puede la educación superior, con su potencial humano, capacidades científicas y tecnológicas, continuar consolidándose como actor clave del desarrollo local a través de sus nexos con los gobiernos y otros actores locales?
Los objetivos de la investigación fueron:
Elaborar y difundir nuevas concepciones (enfoques, conceptos, teorizaciones, metodologías, tecnologías, programas de formación) sobre los vínculos educación superior, gobierno, desarrollo local que nutran las políticas para el desarrollo territorial en sus articulaciones con las políticas nacionales.
Fortalecer el papel de la educación superior en los procesos de desarrollo local a través de nuevas concepciones, metodologías, herramientas, sistemas de trabajo que propicien la articulación con los actores de los territorios, con énfasis en los gobiernos.
Esta investigación aborda una problemática importante para Cuba, pero como se argumenta de inmediato, tiene también relevancia internacional.
Uno de los temas en debate a nivel global es el de los modelos de desarrollo, su sustentabilidad o insustentabilidad. En vínculo con lo anterior se discute qué cambios deben realizarse en las prácticas científicas, tecnológicas y de innovación (CTI) y las políticas que las conducen para tributar al ideal del desarrollo sostenible; finalmente, sobre todo en América Latina y el Caribe, donde las universidades constituyen los actores más importantes de los sistemas de ciencia, tecnología e innovación (SCTI), se debate sobre cómo pueden las universidades tributar efectivamente al desarrollo sostenible. Estos son temas de resonancia internacional.
La conexión entre esos tres asuntos: modelos de desarrollo, transformaciones en CTI y modelos de universidades constituyó una guía para esta investigación y sirvió para explorar la realidad nacional y territorial.
Desde la perspectiva de los autores, el punto de partida son los cambios en el modelo de desarrollo económico y social del país y la relevancia que le atribuye al desarrollo local. A partir de ello se investiga cómo las universidades vienen participando de esas transformaciones como actores de la gestión del conocimiento y la innovación para el desarrollo local. Como se verá, el involucramiento de la educación superior en el desarrollo local se acompaña de transformaciones conceptuales e institucionales que han favorecido mejores articulaciones con el gobierno y otros actores locales y como resultado de ello, una mayor contribución al desarrollo de los territorios.
El contexto de la investigación: el debate internacional y la proyección de Cuba
En setiembre de 2015 los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas, reunidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaron la Resolución 70/1 titulada “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. Ella incluye 17 objetivos y 169 metas orientadas a promover el Desarrollo Sostenible (ODS). Se les ha denominado: “agenda civilizatoria” que se apoya en una “alianza mundial reforzada”. 1
Los objetivos incorporan un fuerte contenido social (fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, por ejemplo, así como las fuentes renovables de energía, manejo del cambio climático, manejo de ecosistemas terrestres, entre otros). Es obvio que todas esas transformaciones demandan conocimientos, formación de talento humano, investigación y cambios tecnológicos.
El avance hacia el desarrollo sostenible es una meta difícil, pero imprescindible. Morín y Salomón emplean la metáfora del “baile sobre el Titanic”, 2 para referirse al actual curso civilizatorio, totalmente insostenible.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) 3 ha apoyado los argumentos que respaldan la Agenda 2030 a la vez que la ha examinado a la luz de nuestras realidades regionales y colocado algunos énfasis de interés, también importantes para Cuba: centralidad de la igualdad; integración equilibrada de las tres dimensiones del desarrollo: económica, social y ambiental; cambio estructural que posibilite la incorporación del conocimiento en la producción, garantice la inclusión social y permita avanzar en una senda de crecimiento bajo carbono mediante un gran impulso ambiental; avance en la innovación tecnológica, la economía digital y la sociedad de la información y la construcción de capacidades a través de la educación de calidad.
Como se sabe Cuba es firmante de los ODS y la Agenda 2030. Existe, además, una clara sintonía entre esa agenda global y las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos y los restantes documentos aprobados por el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba y respaldados por la Asamblea Nacional del Poder Popular el 1de junio de 2017, los que orientan las transformaciones que tienen lugar en nuestro país.
Para esta investigación, la cuestión está en indagar sobre el lugar que le corresponde al desarrollo local en el modelo de desarrollo cubano y qué puede hacer la educación superior con relación a ello.
Como se sabe el desarrollo local ha pasado a ocupar un lugar clave en nuestra agenda nacional. Así lo reflejan los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, la Constitución de la República de Cuba aprobada en 2019 y la gestión gubernamental que se distingue por el contacto sistemático con los territorios, enfatizando el rol de las universidades.
Desde la perspectiva conceptual de los autores, se asumen dos cuestiones clave 4,5) en relación con el debate internacional y cubano:
El desarrollo local es muy relevante.
El desarrollo local sostenible reclama la creación de capacidades humanas, cognitivas, científicas, tecnológicas. El potencial humano es determinante. Por ello, las universidades, actores clave del conocimiento, juegan un rol importante en la batalla por el desarrollo sostenible, también a nivel local. La insistencia en esto último distingue la posición de la red de Gestión Universitaria del Conocimiento y la Innovación para el Desarrollo (GUCID) en el conjunto de actores que trabajan por el desarrollo local en el país.
El debate sobre el papel de la universidad como agente del conocimiento, la ciencia, la tecnología y su conexión con el desarrollo de América Latina y el Caribe (ALC) ha sido objeto de frecuente atención durante décadas. Eso se aprecia cuando se repasan los documentos fundamentales generados alrededor de las tres conferencias regionales de educación superior (CRES: 1996, 2008 y 2018) que hasta hoy se han realizado.
Un punto clave en las discusiones ha sido el concepto de pertinencia social de la universidad, defendido por las fuerzas más progresistas -principalmente las universidades públicas - a la vez que se le ha tratado de borrar por las fuerzas que intentan convertir la educación superior en una mercancía. Para Cuba es un concepto clave.
Se trata de un tema de cariz ideológico, pero también conceptual, con consecuencias importantes para la política y la gestión universitaria. Para la educación superior cubana la cuestión está no sólo en proclamar la pertinencia sino, sobre todo, construir efectivamente nexos cada vez más estrechos entre la universidad y la sociedad.
En tal sentido, gana terreno la idea de que son necesarios “nuevos paradigmas de organización académica” que complementen las tradicionales funciones de producción y transmisión de conocimientos con la función de “transferencia de conocimientos”. 6
La investigación que se presenta argumenta que la proyección de la universidad hacia el desarrollo local permite enriquecer notablemente las contribuciones de la universidad a la sociedad y ello incluye los cambios en los paradigmas de organización académica, según palabras del autor citado. Una de las innovaciones institucionales más relevantes introducidas por Cuba en este campo son los centros universitarios municipales (CUM) que como muestra la investigación son muy activos en la transferencia de conocimientos, con impactos visibles. Otra es la incorporación del desarrollo local como parte de la planeación estratégica y el sistema de trabajo de todas las universidades. Muy importante ha sido la construcción de puentes efectivos con los gobiernos y demás actores locales sobre la base de nuevos enfoques y sistemas de trabajo, según los resultados que arroja esta investigación.
El debate internacional también da cuenta de la importancia de introducir nuevos enfoques en las prácticas de CTI y las políticas que las conducen, asunto también de interés nacional.
Al respecto 7 se habla de la necesidad de un movimiento epistémico que permita legitimar nuevas definiciones de saber, nuevas prácticas científicas y tecnológicas, nuevos criterios de relevancia y formas alternativas de legitimación del trabajo universitario. Evidencia del debate sobre CTI es el nutrido repertorio conceptual que da cuenta de la emergencia de nuevas propuestas: ciencia de la sostenibilidad, ciencia socialmente determinada; tecnología social; innovación social; innovación responsable; justicia tecnológica; innovación transformativa, entre otras. 8,9
En lugar del muy criticado -y sobreviviente pese a ello- modelo lineal y ofertista de innovación es preciso incorporar una visión mucho más interactiva donde múltiples actores dan forma a las trayectorias tecnológicas que se construyen con participación de las universidades y se orientan a satisfacer necesidades sociales relevantes.
La epistemología que se sugiere subraya que la producción, distribución y uso de los conocimientos y tecnologías tienen lugar siempre en contextos particulares, con sus singularidades económicas, culturales, valores, y que ellos deben modelar sus prioridades y desarrollo.
Una de las conclusiones epistemológicas más interesantes que resultan de los desarrollos en el campo de los Estudios Sociales de Ciencia y Tecnología (CTS) de las últimas décadas es la tesis del “conocimiento situado”. Cada contexto, según sus particularidades medioambientales, sociales y culturales, nivel de desarrollo, expectativas de sus poblaciones, oportunidades, demanda diferentes tipos de conocimiento y relaciones entre ellos. El conocimiento valioso para un contexto puede no serlo tanto en otro. Una tecnología que funcione en un sitio estupendamente, puede hacerlo desastrosamente en otro. Las tradiciones locales, capacidades humanas, vocaciones productivas, tipos de suelo, regímenes de lluvia; el conocimiento tácito acumulado, la capacidad técnica disponible, el peso específico de lo público y lo privado en la propiedad y formas de gestión, todo eso y mucho más, varían de un territorio a otro y es relevante para gestionar el potencial humano, seleccionar opciones tecnológicas, construir agendas de investigación.
Desde esa perspectiva se comprende que los CUM son muy importantes, entre otras cosas, porque son portadores de “conocimiento situado”.
Todo esto se acompaña de un debate sobre las políticas de ciencia, tecnología e innovación que puedan favorecer el desarrollo sostenible.
En la más reciente declaración de Latin American Network for Economics of Learning, Innovation and Competence Building (LALICS) (10 se destaca la relevancia de CTI para abordar los ODS: “La promoción del bienestar, la productividad, la inclusión social y la sustentabilidad en nuestros países requiere que la política de CTI tenga un enfoque integral y sistémico, que aporte al logro de los 17 objetivos de desarrollo sostenible”.
Para ello la declaración demanda: “una nueva generación de políticas científicas, tecnológicas y de innovación (CTI) en América Latina y el Caribe (ALC)” y también que esa nueva generación de políticas debe ser parte de una dinámica integral de promoción del desarrollo, e interactuar de forma positiva y complementaria con otras políticas como las referidas al desarrollo social y sustentable, educativa, de salud, ambiental, al desarrollo económico sostenible, agropecuaria, industrial, de turismo, financiera, así como con las políticas macroeconómicas”.
Esa perspectiva es también parte de los referentes conceptuales que maneja GUCID. Como se explicitará más adelante esta investigación aporta elementos para enriquecer la política de CTI del país y acercarla al desarrollo local, con las universidades como protagonistas de los sistemas locales de innovación.
Finalmente, otro tema de debate internacional es el de los modelos de universidades que pueden apoyar el desarrollo sostenible.
En una conocida periodización, 11 habla de una primera revolución académica para referirse a la incorporación de la investigación a las universidades en el siglo XIX y una segunda revolución académica al momento que las universidades cierran filas con el sector empresarial de lo que se deriva la capitalización del conocimiento, la figura del científico empresario, etc.
Todo sugiere que, al menos en las condiciones de ALC, ni la “universidad de investigación” ni la “universidad empresarial” permiten afrontar los problemas de la insustentabilidad, la desigualdad y el subdesarrollo, más bien tienden a agravarlos. 12
De ahí surge la propuesta de las Universidades para el Desarrollo. 13,14) La Universidad para el Desarrollo es una formulación contemporánea del ideal de universidad socialmente comprometida que en América Latina forjó el Movimiento de la Reforma Universitaria de Córdoba cuyo centenario se celebró en 2018.
Con una u otra formulación, el compromiso con el desarrollo, ahora con el modelo de desarrollo económico y social que estamos construyendo, es un signo distintivo de la universidad cubana, volcada en las dos últimas décadas al desarrollo local.
En los territorios existen necesidades de salud, producción de alimentos, construcción de viviendas, energía, calidad del agua, entre otras. Las soluciones de muchas de ellas requieren, desde luego, de actuaciones desde la política pública. Pero con frecuencia las soluciones se pueden facilitar con auxilio del conocimiento avanzado: pueden requerir procesos de formación y los aprendizajes asociados, demandar investigación científica y tecnológica, asesoramiento a los gobiernos locales u otras acciones al alcance de las universidades.
La articulación al desarrollo local también es parte de la agenda internacional. Una interesante iniciativa en curso es la de la Unión de Universidades de América Latina que ha creado la Red Latinoamericana y del Caribe de Vinculación de la Universidad al Desarrollo Local (DELUNI) 15 Cuba, a través de GUCID, es muy activa en DELUNI.
Métodos
De conjunto el método preferente utilizado es el de investigación/acción. Los autores de este artículo son participantes directos en los procesos que se investigaron. Se estudió la evolución de los vínculos educación superior, gobierno, desarrollo local en el período 2015-2019 en las provincias Pinar del Río, Cienfuegos, Artemisa y Holguín.
Resultados y discusión
Los comentarios previos resaltan que cuando hablamos de universidad-gobierno-desarrollo local estamos tratando, desde luego, un asunto de naturaleza práctica cuyo escenario es el territorio, a la vez se trata de una cuestión que reclama la selección adecuada de las perspectivas conceptuales en que debe basarse y de la realización de investigaciones que indiquen si avanzamos o no en la dirección adecuada.
La investigación arrojó tres resultados que imbrican los objetivos planteados. El primero son los aportes teóricos y metodológicos importantes que enriquecen la comprensión de los vínculos universidad-sociedad, incorporando el ámbito local, con sus muchas particularidades y maneras específicas de gestionar formación, ciencia, tecnología e innovación.
Para ello GUCID ha ido renovado los enfoques conceptuales tradicionales de la educación superior, la ciencia y la política científica nacionales, con influencia en las transformaciones en curso.
La investigación muestra que se ha introducido en la lógica del funcionamiento de las universidades una perspectiva inusual.
Tradicionalmente las universidades, sobre todo las de mayor potencial científico, han mirado hacia sectores de alta tecnología y la producción de conocimientos en la frontera de la ciencia. Todo ello impulsado por los criterios de evaluación centrados en artículos en revistas indexadas y patentes. Con frecuencia esta visión se apoya en el llamado modelo ofertista o también modelo lineal de innovación.
Ahora puede verse a la educación superior operando en los territorios, de una forma interactiva; impulsando procesos de producción, difusión y uso del conocimiento muy conectados a realidades locales. La conexión con los gobiernos que a otras escalas no siempre se consigue se aprecia nítidamente en la mayoría de los municipios. Se observa en las localidades el valor del “conocimiento situado” y la relevancia de la circulación de saberes compartidos entre profesores, investigadores, productores, decisores, etc.
Por otro lado, las políticas de ciencia y tecnología suelen centrarse en los ámbitos nacional y sectorial. Esta investigación enfatiza que esas proyecciones no agotan las potenciales conexiones entre la ciencia y la sociedad. Una puerta diferente y más amplia se abre a esas conexiones cuando se explora el espacio local. Allí se trata de producir, diseminar y usar el conocimiento para resolver problemas de las localidades y mejorar el bienestar humano de sus pobladores. El reto es la seguridad alimentaria, la asimilación de tecnologías que operen con fuentes renovables de energía, usar los recursos locales para mejorar el hábitat; fortalecer la administración pública; capacitar trabajadores y campesinos; formar el talento humano necesario para los territorios; generar innovaciones sociales que promuevan la inclusión y la equidad; gestionar riesgos, cuidar el medio ambiente, entre otros beneficios, todo lo cual reclama un serio trabajo interdisciplinario e inter institucional a escala local.
En publicaciones asociadas a esta investigación 16,17,18 se argumenta la necesidad de impulsar la territorialización del eje Potencial humano, Ciencia, Tecnología e Innovación, el despliegue de política de ciencia, tecnología e innovación (PCTI) a escala territorial. Más aún, se plantea la necesidad de concebir esa PCTI como política del conocimiento en sentido amplio, incorporando la capacitación, formación, preparación de técnicos medios, etc.
Se apela para ello a un enfoque amplio del concepto de sistemas de innovación que coloca el énfasis en la adquisición y uso de conocimientos y capacitaciones productivas e innovativas. Ello incorpora las actividades de I + D + i, habitualmente reconocidos en la PCTI, pero también una diversidad de actores que favorecen la producción, distribución y uso del conocimiento empresas, cooperativas, movimientos de campesinos, instituciones de servicios, extensionistas, etc., conocimiento científico, pero también cotidiano; tácito y codificado. Se argumenta que esos actores pueden ser muy importantes para construir viviendas con materiales locales, generar alimentos a través de la agricultura urbana, desarrollar la agroecología, producir energía con biodigestores, mejorar la administración local, etcétera.
Avanzar en esa dirección requiere cambios en las políticas de educación superior y también en las de CTI. La presente investigación argumenta la necesidad de esas transformaciones, enriqueciendo con ello la visión estándar, a escala nacional e internacional, sobre el papel de las universidades. Arroja también información sobre cómo está transcurriendo ese proceso en nuestro país, sus avances, obstáculos y desafíos.
Un resultado interesante ha sido la resignificación de las funciones de los CUM con el propósito de transformarlos en agentes de la gestión del conocimiento y la innovación para el desarrollo local.
Con ello, se enriquecen los estudios sobre educación superior y también ciencia, tecnología y sociedad, de valor para Cuba y eventualmente de significación internacional. 19,20,21,22
El segundo aporte consiste en que, con el apoyo de las nuevas concepciones, metodologías, herramientas, sistemas de trabajo que resultan de esta investigación, se han consolidado los vínculos educación superior-gobierno-desarrollo local, lo cual es observable en la mejora de la gestión gubernamental en la generalidad de estos territorios.
Como se ha adelantado, conectarse con el desarrollo local supone realizar transformaciones institucionales e introducir nuevas prácticas, nuevas formas de enfocar el trabajo científico y sus resultados. Ello se ilustra en lo que sigue.
Es común a todas las universidades la presencia en sus planeaciones estratégicas de al menos un objetivo -y sus indicadores - centrado en el desarrollo local. Eso se introdujo desde 2012 y ha venido ganando relevancia en el lustro más reciente. Consecuentemente las universidades han ido creando sistemas de trabajo, muy diversos según las provincias, para orientar y evaluar sus proyecciones al desarrollo local.
Una innovación institucional fundamental es la resignificación de los CUM, la atribución a estos de funciones y estructuras que guarden estrecha relación con las necesidades locales. En su origen, las Sedes Universitarias Municipales, luego devenidas CUM, tenían básicamente funciones docentes, esencialmente de pregrado. El cambio conceptual y práctico que permite transformarlas en agentes del conocimiento y la innovación para el desarrollo local, dista de estar concluido, pero en varios de los municipios incluidos en esta investigación y en otros que aquí no se consideran, se ha avanzado mucho (en GUCID estimamos que son unos 60 municipios). El trabajo de GUCID ofrece respaldos a las políticas universitarias que apuestan por los CUM.
Diversas innovaciones en las estructuras, organizaciones, que sirven para respaldar la proyección al desarrollo local. Posiblemente la expresión más robusta de esas innovaciones ha ocurrido en Pinar del Río. Allí se creó el Centro para la Gestión Estratégica del Desarrollo Local (GEDEL) subordinado directamente al Gobernador (se trabaja en la apertura de centros de este tipo a escala municipal subordinados directamente a los intendentes) y el “Centro de Apoyo al Desarrollo Local” (CADEL) adscrito al Centro de Estudios de Dirección, Desarrollo Local, Turismo y Cooperativismo (CE-GESTA) de la Universidad de Pinar del Río. El objetivo de este último es asesorar y apoyar técnicamente la gestión de las administraciones locales y provinciales, empresas, así como de las organizaciones comunitarias y de la sociedad civil, en torno a la gestión de estrategias, políticas públicas, programas y proyectos de desarrollo local. El proyecto CADEL se apoya en la existencia de los diferentes grupos de interés, tanto del sector público, como privado, para fomentar el desarrollo económico local, aprovechando los recursos endógenos, concentrando su apoyo en los sectores que mayores dificultades tienen, contribuyendo a crear una cultura emprendedora e innovadora.
A otra escala las restantes universidades también han ido creando grupos de trabajo, adscritos a las direcciones universitarias, especializados en temas de desarrollo local.
Creación de vigorosas alianzas con los gobiernos a través de muy variados mecanismos. Por ejemplo, los CAM y los CAP, asumen a la universidad como asesora metodológica principal y facilitadora del proceso de diseño y gestión de las estrategias de desarrollo municipal y la provincial. En los municipios es frecuente la existencia de grupos de desarrollo local donde gobierno, CUM y restantes actores intercambian permanentemente sobre las dinámicas locales.
Las agendas del desarrollo local, sus objetivos, prioridades, en cuya construcción participan las universidades, son internalizadas en las agendas de formación, investigación y extensión de las instituciones universitarias. Se trata en primer lugar de desarrollar programas, carreras, relevantes para el desarrollo local. Alrededor de ellas, profesores y estudiantes conforman masas críticas que permite realizar investigación, asesoría, etc. También se ofrecen posgrados conducidos por el mismo ideal de la pertinencia. Pero tan importante como esto son los programas de capacitación, muy afinados a las urgencias locales. Por ejemplo, ha sido importante, la formación brindada para crear capacidades en la gestión integrada de proyectos. Para ello no solo se dictan cursos; se han creado instrumentos; se brinda asesoría técnica y acompañamiento metodológico para la gestión en todas las etapas de los proyectos.
Las universidades involucradas han creado alrededor de dos decenas de tecnologías (también llamadas herramientas) que fortalecen la gestión del desarrollo local, entre ellas:
metodología para el diseño y gestión de estrategias de desarrollo provincial,
procedimiento para la gestión integrada de la financiación del desarrollo local en Cuba,
procedimiento para el Diseño de Productos de Turismo de Naturaleza y Rural;
modelo para la gestión de políticas públicas de desarrollo local a escala municipal en Cuba,
modelo de Gestión Energética en los órganos locales del Poder Popular,
innovación social de carácter organizacional para un proyecto IMDL en la modalidad Complejo Cultural Comercial,
procedimiento para la gestión integrada y por procesos de proyectos de desarrollo local,
metodología para el asesoramiento de los CUM en la gestión estratégica del desarrollo local, entre otros.
Un tercer resultado consiste en que se ha enriquecido la teoría y la práctica del desarrollo local en Cuba, fortaleciendo en ella la idea del papel relevante del potencial humano, el conocimiento y la innovación, lo que permite colocar el tema de la creación de capacidades humanas e institucionales en el lugar que corresponde en la agenda del desarrollo local. En particular se avanza en el empoderamiento de los CUM como actores de la gestión del conocimiento y la innovación para el desarrollo local
El modelo de desarrollo de nuestro país ha sido tradicionalmente bastante centralista y vertical. La contribución de lo local fue vista durante mucho tiempo como secundaria y subordinada a la lógica nacional y sectorial. La Constitución, así como los documentos que conducen las transformaciones que tienen lugar en el país, reconocen la relevancia de la dimensión local. El punto que GUCID, apoyado en su trabajo académico de investigación y formación, defiende con fuerza que existe un nexo estrecho entre el modelo de desarrollo que impulsamos, la creación de capacidades y los conocimientos disponibles a nivel local. El desarrollo al que se aspira, humano, próspero, sostenible, solidario, equitativo, incluyente, justo, requiere que se preste la máxima atención a la creación de capacidades, humanas e institucionales, que permitan impulsar el desarrollo local. 23,24,25,26
Conclusiones
Entre 2015 y 2019 la educación superior fortaleció su papel como actor del desarrollo local. En particular, en los territorios investigados, se fortalecieron los nexos universidad-gobierno-desarrollo local.
Como se explicó antes, los resultados tienen relevancia académica y práctica. A la vez que se diseñaron y validaron un conjunto importante de herramientas metodológicas importantes para el perfeccionamiento de la gestión del desarrollo local, continuó consolidándose el campo académico educación superior-desarrollo local a través de investigaciones, publicaciones, estudios de posgrado y tesis de doctorado.
El estilo de investigación que caracteriza a este resultado (organizado en redes, interdisciplinario y volcado a las transformaciones prácticas) encuentra su respaldo en la literatura internacional más reciente donde se debate sobre cuáles son los modos de producción de conocimientos más apropiados para impulsar los objetivos de desarrollo sostenible y la Agenda 2030. Esto permite que lo que viene haciendo la red GUCID no sea solo novedoso a nivel nacional y de interés para Cuba, sino que también esté conectado al debate internacional con el cual dialoga crecientemente.