INTRODUCCIÓN
La población envejecida constituye una preocupante a la que se enfrenta el mundo en la actualidad y se ha conceptualizado como un aumento de la proporción de personas de avanzada edad en una población dada. Epidemiológicamente se señalan 580 millones o más personas mayores de 60 años y se espera que para el año 2050 halla dos billones de ancianos. Las mujeres superan a los hombres en la población envejecida.1
El aumento de la esperanza de vida ha llevado a un incremento en la población adulta muy envejecida, sobre todo en países desarrollados. Cuba, a pesar de estar en vías de desarrollo, no está ajena a este proceso y cuenta, en la actualidad, con 11,2 millones de habitantes y una población mayor de 60 años de edad, por encima del 21%, con una esperanza de vida al nacer de 78,45 años como promedio.2 La Provincia de Villa Clara muestra aproximadamente un total de 183 382 adultos mayores de 60 años y más que representan el 23,15% de su población.3
El incremento de esta población envejecida es uno de los principales factores de riesgo para la aparición de muchas afecciones del segmento anterior y de los anexos oculares. En Cuba la atención al adulto mayor constituye una de las prioridades dentro del Sistema Nacional de Salud y existe una atención gratuita de cada especialidad médica desde la atención primaria.4
En muchos países, incluso los desarrollados, esta población no recibe la atención médica oportuna por diferentes causas: los bajos ingresos económicos, el abandono familiar, la pobre accesibilidad a los servicios médicos y la remisión tardía por déficit de recursos personales a los centros de atención especializados; todo lo que hace difícil la valoración de un Especialista en Oftalmología. Los pacientes son limitados a los procedimientos necesarios para un diagnóstico oportuno de las enfermedades oculares del segmento anterior y de los anexos, así como de posibles alternativas de tratamiento y son vulnerables a ser víctimas de accidentes y caídas debido al déficit visual consecuente.5
Estudios informan que son múltiples los factores de riesgo causantes de accidentes en la población de 60 años y más y nombran los problemas oculares como uno de los principales.6 Se considera que todo el desgaste fisiológico y la exposición a una serie de factores ambientales en el transcurso de la vida generan mayor predisposición a este grupo poblacional a desarrollar disímiles afecciones oculares que afectan el segmento anterior y los anexos (blefaritis, conjuntivitis, dermatochalasis, gerontoxon, pterigium, pinguécula, úlcera corneal, distrofias corneales, degeneraciones corneales, cataratas y ojo seco). Es por esto que resulta importante tenerlas en cuenta en el momento de realizar el examen oftalmológico a cada adulto mayor que acuda a la consulta.5 La pérdida visual aporta gran carga en términos de morbilidad y calidad de vida; estas personas son propensas a tener depresiones y presentar diabetes mellitus (DM), enfermedades cerebro vasculares, deterioro cognitivo e, incluso, muerte prematura.4,5
Que la Provincia de Villa Clara sea la de mayor envejecimiento poblacional en el país (dato que se mantiene en contante ascenso y que llegó en el año 2022 a un 25% de su población) y que no haya trabajos que aporten resultados sobre cómo se manifiestan las afecciones oculares en la población envejecida son los motivos de la realización de este estudio, que tiene como objetivo determinar el comportamiento de las enfermedades oculares del segmento anterior y de los anexos en el adulto mayor.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, descriptivo transversal en el Área de Consulta del Centro Oftalmológico del Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Universitario “Arnaldo Milián Castro” de la Ciudad de Santa Clara, Provincia de Villa Clara, en el período comprendido desde julio a diciembre de 2022.
El universo estuvo conformado por el total de pacientes que acudieron a una de las consultas destinadas para la atención de enfermedades del segmento anterior y de los anexos oculares durante el segundo semestre del año 2022 (426 pacientes). La muestra quedó conformada por 123 pacientes que cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión establecidos.
Criterios de inclusión: pacientes de 60 años y más que acudieron a la consulta y que resultaron tener como diagnóstico una o varias enfermedades del segmento anterior y de los anexos oculares.
Criterios de exclusión: pacientes con algún deterioro cognitivo y los que por algún motivo no aceptaron voluntariamente formar parte del estudio.
Para el presente estudio el término adulto mayor incluyó a los pacientes con edad de ≥ 60 años debido a que esta población supera al 25% del total poblacional con una esperanza de vida al nacer de 78,45 años como promedio.2
Todos los pacientes fueron registrados en hojas de cargo y a todos se les realizó su historia clínica ambulatoria. Como procesos diagnósticos se realizaron una anamnesis completa del problema de salud, un examen de biomicroscopía del segmento anterior, la toma de la tensión ocular, la prueba de Schirmer y una refracción. El método diagnóstico fue observacional porque se tomaron los datos de acuerdo a los hallazgos encontrados en la biomicroscopía del segmento anterior.
Las variables estudiadas fueron:
Edad: cualitativa discreta (años cumplidos); escala: de 60 a 69, de 70 a 79 y ≥ 80; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual
Sexo: cualitativa nominal dicotómica (según el sexo biológico); escala: femenino, masculino; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual
Color de la piel: cualitativa nominal dicotómica; escala: blanca, no blanca; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual
Antecedentes de enfermedades sistémicas: cualitativa nominal politómica; escala: sin antecedentes, hipertensión arterial (HTA), diabetes mellitus (DM), HTA/DM; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual
Antecedentes de enfermedades oculares: cualitativa nominal politómica; escala: sin antecedentes, glaucoma, degeneración macular asociada a la edad (DMAE), distrofia endotelial de Fuchs, miopía; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual
Síntomas oculares: cualitativa nominal politómica; escala: ardor ocular, lagrimeo, fotofobia, diplopía, dolor ocular, disminución de la agudeza visual (AV), cefalea; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual
Enfermedades del segmento anterior y anexos: cualitativa nominal politómica; escala: blefaroconjuntivitis, dermatochalasis, úlcera corneal, catarata, pterigium, ojo seco, distrofia endotelial de Fuchs; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual
Municipio de procedencia: cualitativa nominal politómica; escala: Santa Clara, Manicaragua, Placetas, Camajuaní, Remedios, Caibarién, Encrucijada, Cifuentes, Sagua la Grande, Quemado de Guines, Corralillo, Santo Domingo y Ranchuelo; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual
Tratamiento indicado: cualitativa nominal dicotómica; escala: tratamiento médico, tratamiento quirúrgico; indicador: frecuencia absoluta y relativa porcentual.
Los datos fueron obtenidos de las historias clínicas ambulatorias de cada paciente, esta información fue procesada con el programa estadístico SPSS versión 13, se utilizaron frecuencias absolutas y relativas porcentuales para su mejor comprensión. A todos los pacientes se les explicó en qué consistía la investigación: dieron su consentimiento para participar y firmaron el documento de consentimiento informado. La confidencialidad de la información y el anonimato de los participantes fueron respetadas en el estudio.
RESULTADOS
La población de adulto mayor estudiada estuvo conformada por 123 pacientes, con una edad promedio de 47,2%, en el rango de edad comprendido entre 70 y 79 años; predominaron el sexo femenino (61,8%) y la raza blanca (52,8%). Dentro de las enfermedades sistémicas la hipertensión arterial fue la más frecuente (37,4%), seguida de pacientes con la combinación de hipertensión y diabetes mellitus (27,6%). El 30,1% de los pacientes no refirieron antecedentes de enfermedad ocular; sin embargo, la degeneración macular asociada a la edad (27,6%) y el glaucoma (17,9%) fueron las enfermedades oculares que en mayor frecuencia reflejaron los pacientes en estudio (Tabla 1).
Los síntomas oculares referidos fueron diversos y varios pacientes refirieron más de un síntoma. Fueron descritos con mayor frecuencia la disminución de la agudeza visual (69,1%), el dolor ocular (19,5%) y la diplopía (10,6%) -Tabla 2-.
En la Tabla 3 se relacionan las enfermedades oculares del segmento anterior y de los anexos diagnosticadas en los pacientes estudiados; en varios casos se identificaron más de una de estas afecciones. Las enfermedades más frecuentes fueron la catarata (43,9%), la dermatochalasis (35%) y la blefaroconjuntivitis (18,7%).
La población adulta mayor estudiada fue procedente de 12 de los 13 municipios de la provincia. Los Municipios que más aportaron pacientes fueron Santa Clara (67,5%), Sagua la Grande (7,3%) y Placetas (5,7%) -Tabla 4-.
El 67,5% de los pacientes recibieron tratamiento quirúrgico y el 32,5% médico.
DISCUSIÓN
Existe un crecimiento acelerado en el proceso de envejecimiento de la población cubana y la estadística lo evidencia: en el año 2000 el 12,9% de la población en Cuba tenía 60 años y más y, en el año 2020, ya era el 21,3%, con una esperanza de vida media superior a los 78 años de edad.4
El sistema visual es uno de los más afectados en el proceso de envejecimiento, la visión es la que más puede repercutir en la relación de la persona mayor con su entorno. En el presente estudio predominaron el rango etáreo comprendido entre 70 y 79 años, el sexo femenino (61,8%) y el color de la raza blanco (52,8%). En una investigación de 104 pacientes se encontró que la edad varió entre 60 y 88 años, con un pico máximo a los 70, y que el sexo femenino predominó sobre el masculino;5 en otra predominaron las mujeres (63,6%) y la raza blanca (75%).7 Estos datos coinciden con los de este trabajo.
En un estudio de enfoque cualitativo realizado en pacientes de 60 años y más en Colombia se apreció que la HTA y la DM se asociaron con mayor frecuencia como antecedentes.8 Una investigación realizada en adultos mayores evidenció que el antecedente de HTA predominó en 33, seguidos de los que padecían de HTA/DM,5 datos que se acercan a los de este estudio en el que la HTA se encontró en 46 casos (37,4%) y la HTA/DM en 34 (27,6%); estos dos antecedentes de enfermedades sistémicas y la combinación de ambos fueron los más frecuentes en la población estudiada.
Los antecedentes de enfermedad ocular en un adulto mayor que además pueda presentar alguna afección oftalmológica del segmento anterior y de los anexos resultan de gran interés porque esto puede entorpecer el pronóstico visual si no se tienen en cuenta esas afecciones. En un estudio de pacientes longevos se encontró que las enfermedades oftalmológicas más frecuentes que padecían los pacientes fueron el glaucoma (18,18%), la distrofia endotelial de Fuchs (3,40%) y la DMAE (1,13%);7 datos con los que coincide el presente estudio en el que la DMAE fue el antecedente de enfermedad ocular que más predominó (27,6%). Estimaciones plantean que la DMAE, en el año 2020, fue de 195,6 millones para edades entre 30 a 97 años.4 Su prevalencia aumenta con la edad, tanto es así que para adultos mayores entre 60 y 69 años es de 11,6% y para el grupo etario de 80 a 84 años llega a ser de 27,1%.9
La disminución de la agudeza visual se manifestó en 85 de los pacientes estudiados, seguida del dolor ocular, la diplopía y el ardor ocular. En un estudio de enfermedades oculares en adultos mayores se identificaron como síntomas oculares predominantes la agudeza visual de lejos y de cerca, el ardor y el dolor ocular, la diplopía, la fotofobia y la sensación de cuerpo extraño.5 Estos datos se acercan a los encontrados en el presente estudio.
El deterioro visual en la población de 60 años y más puede estar condicionado por cualquier enfermedad ocular que afecte el segmento anterior y los anexos. La catarata, enfermedad en la que el cristalino pierde su transparencia por alteraciones degenerativas, es una de las más frecuentes. A la catarata senil se le atribuye más importancia debido a su frecuencia (90%),10,11 aunque no siempre se manifiesta de forma única, se le suman las afecciones maculares (DMAE) y del nervio óptico (glaucoma crónico simple).7,12 Un estudio encontró que la catarata se manifestó en 56 pacientes (53,8%) y la dermatochalasis en 98 (97,3%); estas son las enfermedades del segmento anterior y de los anexos que más se evidenciaron entre los casos.5 Estos hallazgos coinciden con los encontrados en el presente trabajo, en el que la catarata (43,9%) y la dermatochalasis (35%) predominaron.
La Provincia de Villa Clara cuenta, aproximadamente, con un total de 766 925 habitantes y es la quinta más poblada del país. De este total, la población de adultos mayores oscila entre los 182 900 y los 183 382 aproximadamente (97 027 mujeres y 85 873 hombres) y representa un estimado del 24% del total de la población del territorio, cifras que ubican a esta provincia como la más envejecida del país.3,13
Los municipios más envejecidos según los datos estadísticos del año 2022 son Cifuentes (25,4%), Quemado de Güines y Placetas (25,3%), Remedios (25,2%) y Encrucijada (25,1%).13 En este estudio se distribuyeron los pacientes según el municipio de procedencia: Santa Clara es el territorio en el que se informó la mayor cantidad de casos (63, 87,5%), seguido de Sagua la Grande (7,3%) y Placetas (5,7%). Independientemente de que el Municipio de Santa Clara no es el que más número de adultos mayores registra, la afluencia de pacientes procedentes de ese territorio al servicio podría deberse a que se encuentra en Santa Clara el Centro Oftalmológico, institución especializada en una atención integral de las enfermedades oftalmológicas.
En la actualidad la mitad del total de ceguera está relacionado con los pacientes diagnosticados de cataratas; se espera que su magnitud continúe en ascenso y provoque un aumento de la discapacidad visual.4 En Cuba esta enfermedad ocular del segmento anterior del ojo también representa la principal causa de ceguera y deficiencia visual grave.7,14 El deterioro visual es un problema de la salud pública mundial.4
El tratamiento quirúrgico es el único efectivo para pacientes con catarata porque se sustituye el cristalino opacificado por una lente intraocular y se logra, en la mayoría de los casos y en un mismo procedimiento, corregir la presbicia coexistente.15 En ocasiones esta intervención quirúrgica se indica porque resulta difícil examinar el segmento posterior para controlar o tratar afecciones de retina (DMAE), frecuentes en el grupo etáreo estudiado.16 En el presente estudio se distribuyeron los pacientes de 60 años y más según el tratamiento indicado, y fue el quirúrgico el que se aplicó al mayor número de casos (67,5%), lo que se relaciona con el hecho de que la enfermedad del segmento anterior y de los anexos que predominó fue la catarata, en la que la única conducta es la intervención quirúrgica. La catarata es una de las causas, a nivel mundial, de discapacidad visual y ceguera, por lo que su diagnóstico y el tratamiento quirúrgico oportuno son primordiales.17,18 El presente estudio concuerda con estos resultados.
CONCLUSIONES
La población de 60 años y más es vulnerable al padecimiento de enfermedades del segmento anterior y de los anexos oculares, predominaron las féminas, el rango etáreo de 70 a 79 años de edad y el antecedente de HTA y DMAE. La catarata es la enfermedad más frecuente en este grupo poblacional. El mayor número de pacientes procedió del Municipio de Santa Clara y el tratamiento quirúrgico fue utilizado en la mayoría de los adultos mayores.