INTRODUCCIÓN
El síndrome metabólico es una condición patológica que incluye obesidad abdominal, hipertensión, dislipidemia e hiperglucemia.1 La prevalencia global de síndrome metabólico se ha estimado en una cuarta parte de la población mundial.2 En China se encuentra alrededor del 32,4 %;3 mientras que en EE.UU. es del 34,7 %.4 En Latinoamérica, una revisión sistemática reporta una prevalencia de 24,9 %.5 En Perú no existe un consenso,6 y oscila la prevalencia entre 20 % y 47 %.7,8
El síndrome metabólico puede ser la piedra angular de enfermedades más graves, como la diabetes mellitus tipo 2, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades coronarias9 y el cáncer.10,11 Existen muchos factores de riesgo de síndrome metabólico, incluidos los antecedentes familiares positivos, el tabaquismo, el envejecimiento, la obesidad, la escasa actividad física y las anomalías hepáticas.12
Diversas investigaciones han mostrado que existe una asociación entre el síndrome metabólico y las lesiones hepáticas, pues se han observado algunos grados de daño hepático en este síndrome.13,14 Si bien existen varios indicadores de este en el plasma sérico, las más utilizadas son la alanina transaminasa (ALT) y el aspartato aminotransaminasa (AST). Varios trabajos han demostrado la relación de estas enzimas con el síndrome metabólico en forma individual,15,16,17,18 colectiva,17 e incluso en diferentes edades.18,19 Sin embargo, no se han realizado estudios entre la población peruana trabajadora.
El presente estudio tiene el objetivo de estimar la prevalencia de transaminasas elevadas y determinar la asociación con el síndrome metabólico.
MÉTODOS
Diseño del estudio
Estudio transversal con empleo de procedimientos analíticos. Análisis secundario de los datos generados por el registro electrónico en salud de un policlínico ocupacional ubicado en Lima, Perú. Fue realizado entre enero del 2017 y febrero del 2020.
La base de datos comprendió información de los resultados de los exámenes ocupacionales realizados en trabajadores que acudieron al policlínico, durante el periodo de estudio. Los trabajadores pertenecen a las edades entre 18 y 65 años; de diferentes empresas de la Ciudad de Lima, Perú. Los principales rubros de trabajo se pueden englobar en administrativo y operario.
Población, criterios de elección y muestra
La población estuvo conformada por trabajadores que acudieron al policlínico ocupacional. Se excluyeron a los sujetos que presenten antecedentes de diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, gestantes y trabajadores reevaluados, con el fin de evitar duplicados. Fueron reclutadas 330 personas. Se realizó un muestreo no probabilístico, no consecutivo.
Con un tamaño de muestra de 330, una proporción esperada de sujetos con ALT alta y síndrome metabólico de 62,6 %; y una proporción esperada de sujetos con ALT normal y síndrome metabólico de 40,2 %; con un nivel de confianza del 95 %, se calculó una potencia estadística del 98,5 %. Con el mismo tamaño de muestra, una proporción esperada de sujetos con AST alta y síndrome metabólico de 51,5 %, una proporción esperada de sujetos con AST normal y síndrome metabólico de 41,5 % y un nivel de confianza del 95 %, se calculó una potencia estadística del 44,4 %.
Definición de variables
La variable principal fue el diagnóstico del síndrome metabólico. Para su diagnóstico se utilizaron los criterios de Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol Panel de Tratamiento de Adultos III (ATPIII),20 que obedece la presencia de 3 o más de las siguientes alteraciones:
Obesidad abdominal (cintura abdominal ≥ 88 cm para mujeres o ≥ 102 cm para hombres).
Hipertrigliceridemia (triglicéridos ≥ 150 mg/dl).
Hiperglicemia (glucosa en ayunas ≥ 100 mg/dl o si reciben tratamiento para disminuir los niveles de glucosa).
Presión arterial alta (presión arterial sistólica ≥ 130 mmHg o presión arterial diastólica ≥ 85 mmHg o reciben tratamiento para disminuir los niveles de presión arterial).
Bajo nivel de lipoproteínas de alta densidad (HDL) (HDL < 50 mg/dl en mujeres o < 40 mg/dl en varones).
Las 2 principales variables independientes fueron los niveles elevados de transaminasas séricas para ALT y AST. Los puntos de corte para los niveles elevados de AST y ALT se eligieron de acuerdo con el estudio de Esteghamati y otros.21 Para AST se consideraron valores > 30 U/L en mujeres y valores > 36 U/L en hombres. Para ALT, se consideraron valores > 30 U/L en mujeres y valores > 40 U/L en hombres.
Las otras variables del análisis fueron: edad en años y categorizado (18 a 29 años, 30 a 30 años, 45 a 65 años); sexo (masculino, femenino); laboral (administrativo, operario); si en los últimos 30 días ha fumado (si, no); si en los últimos 30 días ha tomado alcohol (si, no); si realiza actividad física fuera del ámbito laboral (si, no); e índice de masa corporal (IMC) (normopeso, sobrepeso, obesidad).
Procedimiento
Se solicitó al policlínico los registros de los trabajadores que se habían evaluado desde el año 2017 hasta febrero del 2020. Se especificó que solo se entregara los datos de las personas que tuvieran completas las siguientes variables: edad, sexo, ocupación, peso, talla, cintura abdominal, antecedentes de hipertensión arterial y diabetes mellitus tipo 2, antecedentes de fumador diario y de consumo de alcohol, realización de actividad física fuera del ámbito laboral, presión arterial sistólica, presión arterial diastólica, hemoglobina, glucosa en ayunas, triglicéridos, colesterol total, lipoproteínas de alta densidad (HDL), aspartato aminotransferasa (AST) y aspartato alanina transferasa (ALT).
El flujo de atención en el policlínico es el siguiente: los trabajadores llegan para su evaluación ocupacional. Luego de registrar sus datos, deben pasar al laboratorio para tomar la muestra sanguínea. Primero se verifica que el trabajador haya realizado sus 8 horas de ayuno como mínimo. Si no ha cumplido con lo requerido, no se le toma ninguna muestra. La cintura abdominal se mide con una cinta métrica flexible, en el punto medio entre el borde inferior de las costillas y la cresta iliaca, pasando por el medio centímetro más cercano al ombligo. Para la medición de la presión arterial sistólica y la presión arterial diastólica se utiliza un monitor de presión arterial digital marca Onrom. La toma de la talla se realiza con un estadiómetro, mientras que el peso se mide con una balanza digital, con el sujeto vestido con ropa ligera. La fórmula para la obtención del IMC= peso/talla2.
Análisis estadístico
Para el análisis estadístico se utilizó el programa STATA v.16.0. Para el análisis descriptivo, los participantes se estratificaron en 2 grupos: con síndrome metabólico; sin síndrome metabólico. Los datos se presentaron como porcentajes, para las variables categórica. Para las variables continuas, se calculó la media y la desviación estándar (DE), o mediana, con el rango intercuartílico, según la distribución de normalidad de las variables, evaluada de manera gráfica según el cuantil-cuantil.
Para el análisis bivariado, las variables categóricas se compararon mediante la prueba de ji cuadrado y las mediante la prueba t de Student para grupos independientes o U de Mann Whitney. Se realizó un análisis de correlación de Spearman entre el AST y ALT, con cada variable metabólica.
Posteriormente, se hizo un modelo lineal generalizado de la familia de Poisson (crudo y ajustado con enlace log), con varianza robusta, para evaluar la fuerza de asociación entre el síndrome metabólico, AST y ALT elevado. Las covariables antes mencionadas se usaron en el ajuste. La medida de asociación fue la razón de prevalencia cruda (PRc) y ajustada (PRa), con su respectivo intervalo de confianza del 95 % (IC95 %).
RESULTADOS
La prevalencia de síndrome metabólico fue de 21,82 %, del AST elevado fue del 10,30 % y ALT elevado del 16,67 %. El 51,82 % de los sujetos fueron del sexo masculino. La edad media fue de 42 años (DE ± 12,70). La prevalencia de obesidad, según el IMC fue del 15,45 %, mientras que según la cintura abdominal fue el 33,94 %. El resto de las características descriptivas de las variables metabólicas se muestran en la tabla 1 y la tabla 2.
Para el análisis bivariado, las variables que no presentaron asociación estadísticamente significativa con el síndrome metabólico fueron: la ocupación (p= 0,290); fumar (p= 0,436); alcohol (p= 0,086) y actividad física (p= 0,347) (tabla 1 y tabla 2).
*media y desviación estándar.
¥ análisis realizado con la prueba ji cuadrado de independencia.
£ análisis realizado con la prueba t de Student para grupos independientes.
**mediana y rango intercuartílico.
¥ análisis realizado con la prueba ji cuadrado de independencia.
€ análisis realizado con la prueba U de Mann Whitney.
El AST tuvo una correlación positiva con las siguientes variables: IMC, cintura abdominal, presión arterial sistólica, glucosa en ayunas y triglicéridos; fue negativa con HDL-colesterol (esta no fue estadísticamente significativa). El ALT tuvo correlación positiva con el IMC, cintura abdominal, presión arterial sistólica y triglicéridos; de igual manera, negativa con HDL-colesterol (esta tampoco fue significativa) (tabla 3).
En la regresión múltiple, se ajustó por las covariables confusoras sexo, edad, ocupación, IMC, fumar, alcohol y actividad física. Se observó que los pacientes con AST elevado tenían 128 % mayor frecuencia de presentar síndrome metabólico, respecto a quienes no presentaban valores elevados (RP= 2,28; IC95 %: 1,64-3,17; p< 0,001). Se encontró que los pacientes con ALT elevado tenían 148 % mayor frecuencia de presentar síndrome metabólico respecto a quienes no presentaban valores elevados (RP= 2,48; IC95 %: 1,77-3,47; p< 0,001) (tabla 4).
DISCUSIÓN
Este es el primer estudio en el Perú que desarrolló estos objetivos en el grupo poblacional estudiado. Los hallazgos mostraron que existe asociación entre ambas características y que a mayores niveles de transaminasas, había niveles más altos de presión arterial sistólica, cintura abdominal, triglicéridos y glucosa; este último solo para AST.
El presente estudio encontró una prevalencia de AST elevado y ALT elevado. Esto difiere con el estudio de Yamamoto y otros,22 realizado en una clínica peruana, que encontró una frecuencia de AST y ALT de 13,8 % y 26,1 %, respectivamente. Esta diferencia puede deberse al diferente punto de corte que se escogió para definir hipertransaminasemia. En otros estudios, en el mundo se han encontrados valores de 7,4 % a 12,7 % para ALT y 3,5 % a 7,2 % para AST.23,24,25 Los autores del presente manuscrito creen que este contraste se debe, tanto a los puntos de corte usados como a las diferencias étnicas de cada país. No obstante, no cabe duda que los valores encontrados son elevados, lo cual da indicios de que existe daño hepático, que puede evolucionar a enfermedades crónicas a largo plazo.26
Estudios epidemiológicos recientes, en otras partes del mundo, informan asociaciones entre niveles séricos elevados de enzimas hepáticas y el síndrome metabólico. No obstante, una diferencia importante ha sido en los criterios que han usado para definir síndrome metabólico y el punto de corte para las transaminasas. Vale la pena aclarar que la selección del ATPIII frente a otras formas de diagnóstico para síndrome metabólico es debido a que, en el mundo es la forma más estandarizada para poder realizar comparaciones entre estudios.27
Los hallazgos son consistentes con estudios prospectivos, llevados a cabo en población china,28,29 con estudios de corte transversal,30 inclusive en población específica, como ancianos31 o que vivían en zona urbana.25 Lo mismo se encontró en tailandeses,32 iraníes,33 y taiwaneses;18 aunque en este último solamente se evaluó la ALT. En cuestión con grupos selectos, esto también fue consistente en adolescentes,34,35 diabéticos21 y obesos.36
La razón más clara que explica la relación entre ambas variables es la presencia de hígado graso no alcohólico. La evidencia señala que la etiología más común de niveles elevados de estas enzimas es el hígado graso no alcohólico, que está asociado con trastornos metabólicos, como obesidad, hipertensión, hiperglucemia y dislipidemia; los cuales son componentes del síndrome metabólico. Otra explicación sería que el síndrome metabólico se encuentra íntimamente asociado con la resistencia a la insulina y esta con las transaminasas,22 con una interacción cíclica. De esa manera, se respalda que la presencia de ALT y AST elevada denotaría la presencia de hígado graso no alcohólico y este una manifestación hepática de síndrome metabólico.
Se deben tener en cuenta las siguientes limitaciones del estudio: primero, la población de estudio son adultos peruanos trabajadores, que han acudido a un policlínico ocupacional, por tanto, es probable que los resultados no se puedan generalizar a todos los trabajadores, menos aún a toda la población peruana en general, sin embargo, se debe considerar que es la primera visualización de cuáles son las características de estas variables; segundo, el estudio, al ser de diseño transversal, no permite evaluar si la hipertransaminasemia es una causa o una consecuencia del síndrome metabólico, por lo que se necesitan estudios longitudinales para determinar el valor práctico de las enzimas hepáticas elevadas como un predictor de riesgo clínico de síndrome metabólico. Finalmente, es importante reconocer que existen diversas etiologías conocidas, que pueden elevar los niveles de transaminasas, relacionadas con el síndrome metabólico, que no han sido evaluadas en el estudio.
Existe asociación entre las transaminasas hepáticas elevadas y la presencia de síndrome metabólico. Estos resultados se suman a un cuerpo de literatura emergente, que sugiere que las transaminasas hepáticas pueden estar relacionadas con la presencia de síndrome metabólico. No obstante, se necesitan de estudios prospectivos para confirmar dichos hallazgos.