INTRODUCCIÓN
La pandemia por la COVID-19 es uno de los principales problemas que enfrentan los sistemas sanitarios, la ofensiva va más allá de su detección y tratamiento en la etapa aguda. Los síntomas persistentes descritos por supervivientes de la neumonía son respiratorios y extrapulmonares, como alteraciones hematológicas, cardiacas y neurológicas, que pueden llegar a ser las más graves. Otras manifestaciones pueden impactar sobre la calidad de vida, como las alteraciones psicológicas y psiquiátricas.1
Se han realizado estudios2,3) que evalúan a pacientes con infección confirmada por la COVID-19, a mediano y largo plazo. Describen casos de depresión y trastorno de estrés postraumático, con una prevalencia muy alta en pacientes hospitalizados. Además, indican que estas manifestaciones pueden deberse a diferentes mecanismos implicados en la enfermedad y su tratamiento, como la infección viral directa del sistema nervioso, las respuestas inmunitarias e inflamatorias secundarias al uso de ventilación mecánica o sedación, entre otros factores.3
La depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza, pérdida de interés, alto nivel de angustia y puede afectar la capacidad para realizar las tareas cotidianas, incluso las más simples. Es la segunda causa de discapacidad y afecta a más de 50 millones de personas en el mundo, de todas las edades y condiciones sociales.4
Los síntomas depresivos y la depresión clínicamente significativa en el síndrome post-COVID-19 pueden tener graves implicaciones en lo que se refiere a la calidad de vida.5,6
En pacientes recuperados de la COVID-19, los investigadores7,8,9) alertan la probabilidad de padecer síntomas persistentes o residuales, que necesitan rehabilitación y seguimiento, para evitar problemas crónicos.Otros autores10,11) recomiendan, para quienes sufran secuelas a largo plazo, que sean evaluados periódicamente, que cuenten con programas de rehabilitación cognitiva y de salud. La intervención psicológica debe iniciarse de manera temprana y tener en cuenta los factores de riesgo para problemas psicológicos; se incluye la salud mental previa a la crisis, el duelo, las lesiones autoinfligidas o contra miembros de la familia, las circunstancias que amenazan la vida, el pánico y la separación de la familia.12,13
Son escasas las investigaciones sobre las intervenciones con hipnosis para mejorar la depresión entre los pacientes con la COVID-19. Se plantea la hipótesis de que la psicoterapia cognitivo conductual bajo estado hipnótico, es igual de efectiva que la psicoterapia cognitivo conductual en vigilia, para el tratamiento de pacientes con depresión post-COVID-19.
Este trabajo tiene el objetivo de evaluar la efectividad de la psicoterapia cognitivo conductual bajo estado hipnótico en pacientes con depresión post-COVID-19.
MÉTODOS
Diseño
Se realizó una investigación cuasiexperimental de series temporales interrumpidas, entre los meses de abril de 2020 a septiembre del 2020, en el Hospital Militar “Comandante Manuel Fajardo Rivero”.
Sujetos
Los pacientes se seleccionaron de entre los 96 ingresados, con diagnóstico confirmado de la COVID-19, que tenían criterios clínicos de depresión y puntuaciones de 10 puntos o más en el Inventario de depresión de Beck.
Otros criterios de selección fueron: tener entre 18 y 60 años; no tener antecedentes de depresión u otro trastorno psiquiátrico (referido por el paciente); no haber estado ingresado en la unidad de cuidados intensivos; expresar mediante consentimiento informado la voluntariedad para participar en la investigación; y obtener 7 o más puntosen la escala de sugestionabilidad.15
Según estos criterios se seleccionaron 30 sujetos, los cuales se distribuyeron aleatoriamente en 2 grupos de 15 pacientes cada uno.
Variables
Edad.
Sexo.
Nivel de depresión: según los resultados del Inventario de depresión de Beck:14 depresión leve (de 10 a 18 puntos), depresión moderada (de 19 a 29 puntos) y depresión alta (de 30 puntos en adelante).
Sintomatología depresiva: De acuerdo con las puntuaciones a los ítems del Inventario de depresión de Beck14) (valores de 3, 2 o 1 punto), se clasificaron en muy significativos (síntomas que alcanzaron 3 puntos); significativos (2 puntos); sin interés clínico (1 punto).
Distorsiones cognitivas: principales cambios mentales detectados en la entrevista clínica, según los criterios de Beck AT.16
Efectividad del tratamiento: respuesta psicológica del grupo después del tratamiento, a partir del nivel de depresión en el grupo: efectivo (el 50 % de los pacientes o más logran reducción del nivel de depresión), no efectivo (menos del 50 % logra reducir el nivel de depresión).
Procedimientos
Después de seleccionados los pacientes, se realizó el tratamiento de la siguiente forma:
Grupo 1: psicoterapia cognitiva-conductual en estado de vigilia, en 10 sesiones, de 45 minutos cada una, durante 2 meses.
Al finalizar se aplicó por segunda vez el Inventario de depresión de Beck.14
En cada sesión se realizó una entrevista, en la cual el paciente, guiado por el especialista, identificó sus ideas irracionales, pensamientos automáticos y valoraciones subjetivas que le provocaban malestar. Las técnicas terapéuticas empleadas fueron: restructuración cognitiva, diálogo socrático, intención paradojal y juego de roles (según Beck16 y Sánchez y otros17).
Grupo 2: psicoterapia cognitivo-conductual en estado de hipnosis, según el método de Duprat.18
Procesamiento
A las variables edad, sexo, sintomatología depresiva, tratamiento, distorsiones cognitivas, se les calcularon frecuencias absolutas y relativas.
Para comparar el nivel de depresión y la efectividad del tratamiento entre cada grupo se empleó el test U de Mann−Whitney.
El análisis de los datos se ejecutó a través del software estadístico SPSS v. 26.
RESULTADOS
De los pacientes del grupo 1; 7 fueron del sexo femenino y 8 del masculino, con edad promedio de 32 años. En el grupo 2, 10 pacientes resultaron del sexo femenino y 5 del masculino, con una edad promedio de 26 años.
Las distorsiones cognitivas más frecuentes, presentes en ambos grupos, se detallan en la tabla 1. Se observó que: antes de aplicado el tratamiento existían en los pacientes un número mayor de distorsiones, relacionadas fundamentalmente con “mala suerte” y “fatalismo”.
En la tabla 2 se muestran los niveles de depresión en ambos grupos, antes y después de la intervención. Se observa que después del tratamiento no hubo pacientes con niveles de depresión alta o moderada en ningún grupo.
En cuanto a la sintomatología depresiva, fueron más frecuentes en ambos grupos: la disminución del estado de ánimo, el llanto fácil y los sentimientos de fracaso. Los síntomas muy significativos, por grupo, se muestran en la tabla 3.
El estado depresivo desapareció en el 97 % de los casos. Solo en el grupo 1 un sujeto reportó depresión leve.
La mediana de los puntajes del nivel de depresión inicial (28,5) y final (4,0) mostró variación luego de la intervención realizada. En ambos grupos hubo reducción del nivel de depresión en todos los pacientes. No se constataron diferencias estadísticamente significativas en cuanto a efectividad del tratamiento entre los grupos 1 y 2; por tanto, se acepta la hipótesis de que ambas modalidades de tratamiento resultaron con similar efectividad en el tratamiento de pacientes con depresión post-COVID-19.
Otro resultado relevante fue la diferencia en el número de sesiones empleadas, el grupo 2 que recibió la psicoterapia en estado de hipnosis necesitó un promedio de 5 sesiones de trabajo, la mitad de las sesiones que necesitó el grupo 1.
DISCUSIÓN
Los resultados muestran que los pacientes hospitalizados con la COVID-19 podrían tener un mayor riesgo de desarrollar reacciones depresivas consecuentes a la enfermedad y se ajusta a los reportes de otros estudios.7,8,9) La alta contagiosidad y el prolongado confinamiento han provocado que la ansiedad y la depresión sean desde la salud mental las principales problemáticas a resolver.
Estudio como el de Puertas González y otros19 han empleado la psicoterapia cognitiva conductual para tratar síntomas emocionales de la COVID- 19 en embarazadas y aunque no utilizaron el estado hipnótico, demostraron un aumento de la resiliencia y de la salud mental.
En Cuba, durante la pandemia Lamber Delgado y otros20 realizaron un estudio de intervención con hipnosis en embarazadas confinadas por la COVID- 19, aunque no se utilizaron 2 grupos para comparar, y no se declaró el enfoque de psicoterapia se obtuvo una reducción significativa de la ansiedad.
El presente estudio permitió promover la efectividad de los tratamientos psicológicos en las afectaciones emocionales resultantes de la COVID-19 y es coincidente con Zaldívar Hernández y otros21 quienes utilizaron la hipnosis para tratar depresiones con un enfoque de psicoterapia muy parecido obteniendo resultados similares.
Es necesario resaltar la importancia de evaluar a todos los pacientes diagnosticados con la COVID-19 que presenten sintomatología pasada la fase aguda y que requirieron hospitalización. En este sentido, ya se han propuesto herramientas para investigar parámetros predictores de síndrome post-COVID-19 con el fin de identificar pacientes vulnerables y priorizar la atención en este sentido.9
Las políticas de salud emergentes tienen en cuenta la rapidez con la que funciona un tratamiento, tanto médico como psicológico, en este último existe evidencia de su rapidez con respecto a otros que no utilizan el estado hipnótico.22)
Ambos resultados muestran una reducción considerable en los niveles de depresión y su sintomatología, de importante interés para la psicología clínica que aportan información sobre la efectividad de la psicoterapia para disímiles trastornos mentales.
Los rasgos pesimistas y la subvaloración como hallazgo del estudio son característico en personas que se deprimen y emplean ideas distorsionadas de la realidad y de sí mismo y concuerda con los aportes de la psicología clínica donde las personas optimistas y pesimistas emplean diferentes patrones de estrategias de afrontamiento cuando se enfrentan a dificultades de la vida.23
El grupo que implementó la intervención bajo estado hipnótico necesitó menor número de sesiones para su recuperación, resultado que ha sido debatido en otros estudios24 que promueven la rapidez de los tratamientos en estado hipnótico, con respecto a otros. Otras investigaciones21,24 han utilizado esta modalidad terapéutica en vigilia y han necesitado un número mayor de sesiones para lograr resultados similares.
La terapia cognitivo conductual es efectiva para los desórdenes depresivos resultantes de la COVID-19 y más aún en estado de hipnosis, por lo que aumenta el interés por los enfoques de psicoterapia en este estado en el mundo.25 La facilidad para adecuarse le permite a este enfoque continuar ganando auge dentro de las terapias psicológicas para la depresión.
La hipnosis demuestra su alcance como método sugestivo y se ajusta de manera especial a la terapia cognitiva conductual.26
El predominio de niveles de depresión moderados, como manifestación psicológica frente a la situación epidemiológica causada por la COVID-19 (27) y la afectación del sistema inmunológico por este virus, sugiere prestar atención al trabajo con los estados emocionales negativos y en especial la depresión.
La utilidad para el estado depresivo resultante de la COVID- 19 permite afirmar que sería tan beneficioso hacer terapia en estado hipnótico, como adjuntarla a otros tratamientos, como se ha planteado hasta la actualidad.28
El estudio presenta limitaciones por el reducido tamaño de muestra en adultos hospitalizados, lo cual afecta la validez externa. El instrumento utilizado no está adaptado en población cubana especialmente clínica y se utiliza una categorización con pequeñas diferencias. Por otra parte, en el presente estudio, las terapias se realizaron de forma presencial y en pacientes hospitalizados.
La terapia cognitivo conductual en estado hipnótico es efectiva, reduce las distorsiones cognitivas, los niveles de depresión y la sintomatología depresiva.