Introducción
Al hablar de la salud es importante tener en cuenta que esta es un proceso no solo de carácter biológico, sino también psíquico, físico y sobre todo social. La salud se ha convertido en un bien individual y colectivo que forma parte de nuestra cultura social y política.1 Como parte de las acciones de salud, la vacunación se ha distinguido como una muestra del desarrollo científico en la medicina moderna. Desde el comienzo de su aplicación, se ha logrado salvar la vida de millones de personas, como también se han controlado disímiles enfermedades infecciosas. Con el establecimiento del Programa Ampliado de Inmunización (PAI) en las Américas en el año 1974 y puesto en marcha por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han desarrollado diferentes actividades de vacunación que benefician en lo esencial a una proporción importante de niños. Los beneficios alcanzados, se consideran como uno de los avances más significativos de la atención sanitaria de la población y constituyen el primer gran propósito social.2
En Cuba, con el triunfo revolucionario, fueron concebidas diferentes medidas importantes para el beneficio del pueblo, dentro de las cuales se encontraba las del sector de la salud. El Sistema Nacional de Salud (SNS) de la República de Cuba, creado en el año 1961, formó parte de las políticas sociales del estado. Gracias a la reforma de salud en la década del 60, todas las instituciones médicas estatales y privadas pasaron a formar parte del Ministerio de Salud Pública (Minsap), definido como la entidad rectora de todas las actividades nacionales de salud.3 En esta esfera, las políticas sociales estuvieron orientadas a elevar el nivel de vida, calidad y salud de la población propiciando el desarrollo en la esfera social.
En el caso de las actividades del Programa Nacional de Inmunización (PNI) que se realizan, están organizadas desde el SNS hasta la base, integrada por el médico y la enfermera de la familia, lo que logra así altas coberturas vacunales. Posteriormente vendrían otros logros relevantes en la eliminación de algunas enfermedades inmunoprevenibles, considerados el más amplio programa de vacunación en el mundo.4 El mantenimiento de la salud de un niño es la mejor garantía de una vida sana. La vacunación infantil es, sin duda, la medida preventiva más eficaz de todos los tiempos, considerada como la intervención de salud que ha evitado más muertes y enfermedades en el mundo.5,6,7
En el caso de los niños, en que se aplican la mayoría de las vacunas y estos dependen totalmente de su familia para vacunarse, la decisión de que se inmunicen es totalmente del adulto que lo cuida y atiende. Por tanto, se entiende que ella deberá estar al tanto de los procesos de salud que se vinculan al niño, en especial lo referido a la vacunación, como una forma eficaz de evitar enfermedades prevenibles por vacunas. La familia constituye el marco en el cual se inicia el proceso de aprendizaje del individuo, sigue siendo insustituible como agencia primaria para la socialización del individuo, en particular, para la estabilidad emocional de sus miembros, se ha visto tradicionalmente como cuidadora de la salud, y el espacio doméstico-familiar ha sido reconocido “como el primer ámbito de percepción y evaluación del daño a la salud y el bienestar y constituye una estructura de respuesta social organizada a la enfermedad”.8 En este ámbito, y como consecuencia de la construcción social del género y la división sociosexual del trabajo, la mujer ha sido la principal cuidadora y hacedora de la salud en tanto organiza las labores “médicas” en el marco de una estrategia general de supervivencia que incluye prácticas de alimentación, nutrición y reproducción, entre otras que inciden en la calidad de vida de los miembros de la familia.9,10
Con los medios de comunicación al alcance de todo el mundo (la televisión, la prensa, el Internet y servicio de red social), los mensajes de los grupos u organizaciones antivacunas se han podido incrementar, y ha alcanzado importancia mediática. Múltiples son los argumentos esgrimidos en contra de las vacunas: creencias o cuestiones religiosas, argumentos de corte filosófico, falta de eficacia, riesgos, consecuencias y negocio económico, entre otros. Esto ha traído como consecuencia que enfermedades que han estado controladas o casi eliminadas, vuelvan a aparecer, ocasionando incluso hasta muertes.11
En los últimos años, en la sociedad cubana se ha experimentado un proceso de magnificación del papel de los medios de comunicación y una mayor apertura y acceso de la población a otras fuentes sociosocializadoras como internet. Estos inciden en gran medida en las concepciones de los sujetos, en el desarrollo de su acervo cultural y en la conformación de conocimientos, creencias y valores de diversa índole.
No existen evidencias de rechazo a las vacunas, según lo revisado en la literatura nacional. Sin embargo, con la implementación de un sistema de vigilancia de eventos adversos a la vacunación,12,13 se han informado en la literatura algunos eventos graves que han ocurrido de manera aislada. A pesar de esto, la inmunización en nuestro país continúa proporcionando más beneficios que riesgos, de manera que no ha afectado la confiabilidad del PNI. Los peligros que hoy en día enfrenta el programa de vacunación, pudieran estar dados por un desbalance en los conocimientos que se construyen las personas sobre las vacunas.
En este contexto, uno de los retos actuales del PNI es estudiar los contenidos de la cultura de la salud en la población cubana relativas a las vacunas preventivas, el proceso de inmunización y el propio programa y su evolución en correspondencia con el acto de vacunar. El monitoreo de estos permitiría detectar cambios que pudieran modificar en el mediano y largo plazo las altas coberturas vacunales. En este sentido se desarrolló una investigación con el propósito de conocer desde la perspectiva social, los conocimientos y creencias de la población a partir del significado que las personas le atribuyen a las vacunas preventivas y al proceso de vacunación.
Métodos
Se realizó un estudio exploratorio (Hernández, 2006). Se empleó un diseño mixto convergente o por triangulación de datos, según la tipología de Creswell.14 Para ello fue seleccionado el Policlínico “5 de Septiembre” perteneciente al Consejo Popular de Santa Fé, municipio Playa, La Habana. El horizonte temporal abarcó de enero a junio de 2015.
El universo de estudio estuvo constituido por el total de 472 niños entre 0 y 24 meses pertenecientes al área de salud seleccionada.
Criterios de inclusión:
Se consideraron todos los niños que tuvieran residencia en las áreas correspondientes al policlínico escogido.
Que los padres aceptaran a participar en el estudio.
Quedaron excluidos del estudio, los que no tuvieran residencia en las áreas correspondientes al policlínico escogido y los padres que no aceptaran participar en el estudio.
Para seleccionar la muestra, se utilizó un muestreo aleatorio simple, teniendo en cuenta el listado de niños menores de dos años existentes en el vacunatorio del área de salud seleccionada. Se tomó en consideración un porcentaje de conocimientos superior al 70 %; el 4 0 % como peor resultado esperado y un nivel de confianza del 95 %. El tamaño de la muestra mínima necesaria fue de 69 individuos. Para cubrir la limitación de si alguien no deseaba llenar la encuesta, se agregó un 5 % de posibles no respuestas. El tamaño de la muestra aumentó a 72 personas. Se seleccionó un muestreo por conveniencia, según criterios de accesibilidad y factibilidad para realizar el trabajo de terreno
La operacionalización de las variables estuvo relacionada con algunas características sociodemográficas, con la cultura de la salud sobre las vacunas preventivas y el proceso de vacunación y las variables relacionadas con la cultura científica (cuadros 1, 2, 3y 4).
Para la realización del estudio, se seleccionó la entrevista-cuestionario (anexo 1) como técnica fundamental de recogida de información. Para obtener un grado mayor de especialización en el tema, se utilizó la entrevista semiestructurada a expertos (anexo 2). La otra técnica que se utilizó, fue la entrevista semiestructurada a informantes claves (anexo 3).
Para el procesamiento de la información cuantitativa proveniente de las preguntas cerradas del cuestionario, se elaboró una base de datos en Excel, la cual se exportó al programa SPSS versión 19.0. En un primer momento se realizó un análisis descriptivo, en el que se calcularon frecuencias absolutas y relativas para las variables de estudio. Para establecer las relaciones entre el nivel de conocimiento y algunas variables sociodemográficas, para el análisis de los datos cualitativos se realizaron lecturas reiteradas de las transcripciones de las entrevistas a expertos e informantes claves y de las respuestas a las preguntas abiertas del cuestionario para la familiarización con el contenido de estos.
Para la clasificación o codificación de los datos, en un primer momento se crearon categorías deductivas a partir de las preguntas de los instrumentos utilizados. En un segundo momento, la información clasificada en las categorías deductivas se reclasificó en subcategorías inductivas a partir de lectura de los datos. Con ellas se crearon tipologías de conocimientos, de creencias, significados, valoraciones sobre las vacunas preventivas y el proceso de vacunación de los familiares.
Resultados
Durante los 6 meses de investigación, se observó que el 70,8 % de los niños participantes en el estudio, estaban comprendidos entre las edades de 0 y 12 meses y que el 51,4 % correspondió al sexo masculino.
Entre los familiares responsabilizados con la vacunación, predominaron las madres con el 97,2 % (70/72), dos de las cuales fueron acompañadas por el padre. Prevalecieron las entrevistadas del grupo de edad de 17 a 31 años (77,8 %; 56/72), las de color de piel blanca (61,1 %; 44/72), las de nivel medio superior (58,3%; 42/72), las que tienen unión consensual (52,8 %; 38 /72), y las que pertenecen al tipo de familia extendida completa (52,8%; 38/72) (tabla 1).
Referido a las condiciones materiales de vida de la población en estudio, se obtuvo que entre las entrevistadas, el 75 % vivía en casa (54/72). Con relación a los bienes materiales duraderos (tenencia de equipos electrodomésticos y bibliotecas), se obtuvo que el 100 % de los entrevistados poseen al menos un televisor en sus casas (tabla 2).
Como muestra la tabla 3, las entrevistadas utilizaron múltiples vías de obtención de información sobre las vacunas preventivas y el proceso de vacunación. El total de entrevistadas refirió obtener información por la vía institucional y de las redes sociales. La vía individual, solo fue referida por el 86,1 % (62/72) de las entrevistadas. El 84,7 % (61/72) de los familiares se refirió a la existencia de murales de información sobre vacunas en el policlínico. De ellos, el 70,5 % (43/61) recurrió él para obtener información al respecto. Los medios de comunicación tradicionales y no tradicionales, en comparación con los documentos fueron los más mencionados. El 90,3 % (56/62) de las entrevistadas obtuvo conocimientos sobre las vacunas y el proceso de vacunación a través de la televisión.
Acerca de la cultura de la salud de los familiares versus la cultura científica, fueron entrevistados cuatro expertos para indagar sobre los contenidos de la cultura científica con respecto a las vacunas preventivas y el proceso de vacunación y sus vías de transmisión; dos de los cuales son gerentes del PNI a nivel nacional y dos son investigadores, uno en el área de la vacunación y otro en el campo de la sociología de la salud. Según los expertos y los informantes claves, los contenidos de la cultura científica referida a las vacunas preventivas y al proceso de vacunación que se les proporcionan a los familiares de los niños, incluyen la importancia y beneficio de la vacunación, las medidas a tomar después de la vacunación, el esquema pediátrico hasta dos años y las enfermedades contra las que se protege.
El contenido de los mensajes que se transmiten a la población se ilustra en las citas siguientes:
“(…) Hay que hacerle creer a las madres que las vacunas protegen contra enfermedades que pueden ser mortales y que la vacunación protege a la persona durante la vida, por eso es importante vacunar a sus hijos” [Investigador].
“(…) La población cubana está muy educada en lo que respecta al Programa de vacunación (…) ya que la población conoce cuándo es que le corresponden las vacunas a los niños, qué vacunas son las que se le aplican, contra qué enfermedades protegen esas vacunas, qué beneficios tiene la vacuna” [Gerente de programa].
La población también recibe información referida a los riesgos asociados a la vacunación como se pone de manifiesto en la siguiente cita:
“(…) No están exentas de riesgos y de presentar reacciones que generalmente o en un gran por ciento de la población son muy leves, rara vez o en caso extremo pudiera ocasionar la muerte (…)” [Investigador].
“(…) La divulgación de los medios de comunicación, que han transmitido la importancia de la vacunación y los resultados que se han visto de la misma, como la eliminación de las enfermedades, ha sido una garantía y una tranquilidad de la familia en cuanto a las acciones de vacunación. Como es lógico esto conduce a que las madres lleven a sus niños a vacunar sin problemas de ningún tipo. O sea hay confiabilidad en el Programa de Vacunación porque es uno de los programas que mayor mortalidad ha reducido en nuestro país” [Gerente del Programa].
Los médicos y enfermeras también desempeñan un rol fundamental en la cultura de salud que tienen los familiares sobre las vacunas y el proceso de vacunación. Al respecto, los informantes claves expresaron:
“(…) El día que las madres vienen a vacunar a sus hijos, se les informa (…) las medidas que deben tomar después de vacunar al bebé, de esta manera ellas adquieren un conocimiento (…)” [Enfermera, Informante clave 2].
“(…) En los consultorios se les informa a las madres el día que tiene que venir y el tipo de vacuna que se le va a aplicar a su hijo. Cuando llegan aquí al policlínico se les explica a las madres las vacunas que se le va a poner al niño y las reacciones que pueda darle la vacuna. Tanto en los policlínico como en los consultorios existen murales relacionados con las vacunas por los cuales las madres pueden tener información al respecto y conocimiento sobre el tema” [Enfermera, Informante clave 1].
El acto de vacunar se constató al ser los entrevistados contactados en el vacunatorio; no obstante, se exploró la frecuencia con que asisten a él. De ello, se obtuvo que el 97,2 % (70/72) lo hacen siempre que al niño/a le corresponde una vacuna. Lo cual corrobora las altas coberturas vacunales informadas en el país. El 66,7 % (48/72) de los familiares declaró conocer acerca de las vacunas que se aplican a niños menores de dos años. Entre ellos, predominaron aquellos que conocen tres como máximo de las ocho vacunas que refieren los expertos 89,6 % (43/48). El 97,2 % (70/72) de la población refiere las medidas indicadas por los médicos y enfermeras entre las que se destacan: observación del niño durante tres días, traer al niño con urgencia al policlínico en caso de algún síntoma, vigilar la temperatura del bebé, no frotar el algodón donde se vacunó al niño, lavar con agua y jabón el área donde se colocó la vacuna. Con respecto a las creencias de los familiares, en cuanto a los motivos por los cuales vacunan a los niños, las respuestas del 80,6 % (58/72) de las entrevistadas concuerdan con los argumentos transmitidos por las enfermeras y médicos. El 81 % (47/58) de estos, refieren la prevención de las enfermedades y el 18% (11/58) la protección de la salud (datos no mostrados)
Son varias las ventajas referidas sobre el proceso de vacunación (Fig.). Entre ellas se destacan la prevención de enfermedades (58,3 %; 42/72) y la protección de la salud (23,6 %; 17/72).
Discusión
La familia es a quien corresponde la responsabilidad de velar por la salud del niño, pues en el primer año de vida, se requiere de la aplicación de una serie de vacunas, para prevenir la aparición de enfermedades, y reforzar las defensas inmunológicas del niño. Es precisamente cuando las madres encuentran el verdadero sentido y utilidad de las vacunas. La madre desde una perspectiva cultural, constituye un elemento esencial en la crianza de los individuos, es un referente y ofrece seguridad.15
En los últimos años, en la sociedad cubana se observa un proceso de magnificación del papel de los medios de comunicación y una mayor apertura y acceso de la población a otras fuentes sociosocializadoras como Internet. El número de páginas web antivacunas a nivel mundial es numeroso, por lo cual es importante que los profesionales de la salud, deban conocer las explicaciones que esgrimen estos argumentos. Los resultados de esta investigación, no demuestran pérdida de la confianza en las vacunas, para lo cual es vital que el personal médico tenga conocimientos que le permitan combatir la difusión de los falsos conceptos antivacunas y aporten su experiencia por el bien de la salud pública.16,17
Las familias entrevistadas en esta investigación, utilizan variadas vías de información y la gran mayoría la recibe por la vía institucional, pues es en el profesional de salud (médico y enfermera de la familia) en el que las madres más confían a la hora de informarse sobre las vacunas.
Un estudio realizado en Europa analizó el papel de los profesionales para mejorar la vacunación contra parotiditis, rubeola y sarampión, pues años estuvo cuestionada su seguridad,18 así como otra publicación realizada en Navarra, demuestra que el papel desempeñado por los profesionales de la salud, especialmente los pediatras constituye una fuente de información sobre las vacunas mediante educación sanitaria directa.19
En sentido general, las entrevistadas conocen que las vacunas protegen contra las enfermedades y son protectoras de la salud; pero no conocen en su totalidad las vacunas que se aplican. Este conocimiento se consideró apropiado pero insuficiente, pues en los niños pequeños es de vital importancia toda la información que tengan los familiares al respecto de su salud. En una investigación realizada por el grupo de inmunización del Hospital Pediátrico de Torrecardenas, en 1996, mostró que los padres tenían un conocimiento adecuado. Este estudio, como en otros, pone de relieve que las madres entrevistadas exponen las principales ventajas que brinda la vacunación.20,21
De manera general puede decirse que la confianza que los familiares entrevistados depositan en el MINSAP, el PNI y el personal de salud; así como las acciones colectivas e institucionalizadas ejercidas por estos pudieran explicar, en alguna medida, el acto de vacunar. La garantía de éxito de la vacunación infantil con altas coberturas requiere que se integre información veraz, educación y comunicación. Para ello es imprescindible una autoridad de salud pública y unas estructuras de salud pública solventes que den confianza a la población.
Este trabajo inicia un tema que ha sido poco abordado en Cuba, por lo tanto la muestra estudiada ha sido pequeña, en una sola área de salud, en un corto período de tiempo; sin embargo, esto pudiera tener un significativo impacto sobre la adherencia a los programas de vacunación. Debemos insistir en la capacitación permanente de médicos y enfermeras y estar preparados ante una situación desfavorable, para dar respuesta inmediata con verdaderos conocimientos científicos.
Conclusiones
La investigación ejecutada, inicia un acercamiento a la cultura de la salud poseída por un grupo de familiares, relativos a las vacunas preventivas y el proceso de vacunación en Cuba. Las madres refuerzan la responsabilidad de vacunar al niño/a como parte del cuidado de la salud de este. La cultura de la salud en los familiares de niños no incluye información distorsionada sobre las vacunas preventivas y su efectividad. Se nutre exclusivamente de la cultura científica, aunque no la reproduce en su totalidad. El proceso de vacunación es altamente valorado por los familiares, dada la importancia que le atribuyen, la confianza que tienen en el PNI, la satisfacción que muestran con la organización del servicio y la atención del personal de salud.