SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.29 número3Prematuridad tardíaFenomenología y conocimiento disciplinar de enfermería índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista Cubana de Enfermería

versión impresa ISSN 0864-0319

Rev Cubana Enfermer vol.29 no.3 Ciudad de la Habana jul.-set. 2013

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Construcción de género en la infancia desde la literatura

 

Gender construction in childhood from a literary perspective

 

 

Noralydis Rodríguez Washington, Anabel Lozano Lefrán, Marianela Chao Flores

Escuela Nacional de Salud Pública. La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

Introducción: liderada por la Red Cubana de Enfermería en Salud Infantil en colaboración con la Red Cubana de Género y Salud Colectiva, la Organización de Pioneros "José Martí" y la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana se hace una investigación de acción participativa para caracterizar el enfoque de género que tienen niños y niñas en la cotidianidad, de ahí su nombre "Espejuelos para el género".
Métodos: se empleó la modalidad de taller con 16 infantes seleccionados por muestreo intencional, 8 de cada sexo, en las edades de 9 y 10 años. Se trabajó en la escuela "Felipe Poey Aloy" del municipio Plaza de la Revolución, en los meses de junio a noviembre del año 2012, con el objetivo de caracterizar las representaciones de género que poseen niñas y niños a través de la literatura.
Resultados: a partir de los textos construidos por niños y niñas (cuentos, historietas, curiosidades), se constató la influencia que ejerce tanto la familia como la escuela en la construcción de la identidad de género.
Conclusiones: las representaciones que sobre el género muestran los infantes están influenciadas por los estereotipos que la sociedad establece. Se percibe aceptación en asumir una distribución de roles equitativa. Relativo a la familia, se observó que persisten roles tradicionalmente asignados a madres y padres; y aunque existe cierta tendencia a compartir las tareas del hogar, aún se constata sobrecarga femenina.

Palabras clave: género, estereotipos, roles de género, literatura e infancia.


ABSTRACT

Introduction: Led by the Cuban Network of Child Health Nursing in conjunction with the Cuban Network of Gender and Collective Health, José Martí Pioneer Organization and the Faculty of Communication of the University of Havana, a participative action study was carried out to characterize the gender approach followed by children in their daily lives. Hence the title "Eyeglasses for gender".
Methods: A workshop was conducted with 16 children selected by intentional sampling, 8 male and 8 female, aged 9 and 10, from Felipe Poey Aloy school, municipality of Plaza de la Revolución, from June to November 2012. The purpose was to characterize the gender representations built by children in their literary production.
Results: On the basis of texts created by children (short stories, comic strips, curiosities) identification was made of the influence of both the family and school in the building of gender identity.
Conclusions: The gender representations built by children are influenced by the stereotypes established by society. Evidence was found of the acceptance to assume an equitable role distribution. In the context of the family, persistence was observed of the roles traditionally assigned to mothers and fathers. Though there is a certain tendency to share the housework, women continue to be overloaded with house chores.

Keywords: gender, stereotypes, gender roles, literature, childhood.


 

INTRODUCCIÓN

La sociedad impone los modelos masculinos y femeninos para cada individuo y, aunque son aprendidos durante el proceso de desarrollo, también son inculcados por la familia y la escuela. Es decir, las tareas o roles asignados a cada cual no son estáticos: se aprende a ser niño y niña, hombre y mujer. Por consiguiente, el individuo es quien debe elegir hasta qué punto ser o no, representante de los patrones tradicionales sin que ello provoque una afectación para su salud.

En relación con lo expuesto se puede acotar, que hay evidencias de investigaciones que demuestran cuán afectada puede estar la salud de un individuo, ya sea por seguir conscientemente un estereotipo que encierra una desigual distribución de actividades, o por no tener la fuerza suficiente para transformar el modelo en cuestión en correspondencia con sus intereses personales. Por tales motivos, independientemente de la fuerte influencia que pueda ejercer la sociedad sobre las personas para que se ajusten a los patrones de género aceptados, una vía para evitar los problemas que el género podría ocasionar es brindar información suficiente para que cada cual decida, por voluntad propia, qué camino tomar.

Al revisar distintos conceptos emitidos por estudiosos sobre el tema del género1,2 se pueden percibir entre las ideas más comunes las que lo asocian a una construcción sociocultural e histórica concreta que establece diferencias entre hombres y mujeres, vinculada a los sentimientos, valores, conductas y prácticas. Sin embargo, en una revisión realizada por Rodríguez Ojeda,3 se encontró que el género también se entiende como "la categoría que posibilita designar el orden sociocultural configurado sobre la base de la sexualidad (...)". Por tanto, considerar al género desde ambos conceptos podría ser el enfoque que permita visualizar desigualdades de género, en pos de la transformación.

La situación social del desarrollo (SSD), concepto introducido por Lev Semiónovich Vygotski,5 se basa en "la relación especial de los procesos internos del desarrollo y de las condiciones externas; condiciona la dinámica del desarrollo psíquico durante cada etapa del período evolutivo y las nuevas formaciones psicológicas -cualitativamente peculiares- que surgen hacia el final de dicho período".6

A partir de las nuevas exigencias que plantean al niño y la niña los sistemas de actividad y comunicación de la nueva SSD, y sobre la base de los logros alcanzados en el desarrollo de la personalidad en la etapa referida, se producen un grupo de características psicológicas que pueden ser presentadas como posibilidades que favorecen el proceso de construcción de la identidad de género, y modifican la manera en que perciben los estereotipos y roles que tradicionalmente han sido asignados y asumidos por ambos sexos.

Entre ellas se puede encontrar:

  • Las posibilidades de alcanzar un elevado desarrollo del "interés cognitivo" de la realidad.

  • En la edad escolar aumenta el volumen y capacidad de concentración de la atención; y ésta, al igual que los restantes procesos cognitivos, adquiere un carácter más consciente.

  • Se consolidan las relaciones interpersonales, se establece un mayor compromiso; la amistad se caracteriza por relaciones más íntimas, mutuamente compartidas. El intercambio con los compañeros les permite confrontar sus opiniones, sentimientos y actitudes; ayudándoles a examinar críticamente los valores que habían aceptado previamente como incuestionables, y así, analizar y decidir cuáles conservarán y cuáles descartarán, cuándo ceder y cuándo permanecer firmes, abriendo nuevas perspectivas y liberándolos para que puedan formarse juicios independientes.


Estos cambios y aprehensiones aseguran en gran medida la transmisión de una generación a otra de costumbres, normas, valores, comportamientos y actitudes socialmente aceptados, por lo que contribuyen a la formación de "la identidad en general y la genérica, en particular".7

Por su parte, la escuela debe jugar un importante papel en los procesos abordados. Maestras y maestros tienen interiorizados patrones y normas de conducta que la sociedad patriarcal ha impuesto a lo largo de la historia, y que de manera innata tienden a reproducir. Por esto, en la actualidad resulta un reto introducir nuevas formas de relaciones sociales en el proceso docente- educativo que permitan establecer vínculos de género, y que no sean excluyentes ni fuentes de conflicto entre ambos sexos.

La literatura es una manifestación artística a través de la cual las personas expresan en código escrito su percepción sobre la realidad; de modo que al mismo tiempo se convierte en una vía novedosa para lograr que niñas y niños tiendan a establecer relaciones flexibles y equitativas de respeto hacia el otro. Mediante la construcción de diversos textos (poesías, historietas, cuentos, fábulas, cartas, curiosidades) se desarrolla la fantasía, la imaginación, la creatividad y la sensibilidad; se divierten y entretienen tanto los lectores como quienes los escriben; siendo leer, una destreza que implica comprender y retener conceptos.

A partir de lo anteriormente expuesto, y en relación al proyecto concebido, se consideró ideal esta etapa de vida para trabajar el tema -a diferencia de numerosos estudios que han ubicado en su centro a personas en las etapas de adolescencia, juventud, adultez y tercera edad, puesto que es en la infancia donde se comienza a entender qué es el sexo, y la motivación interna los puede impulsar a buscar información acerca del género. Por ello podrían actuar conforme a las normas establecidas y los nuevos conocimientos adquiridos.

Nuestro objetivo fue caracterizar -a través de la literatura y haciendo valer el principio de igualdad de derechos entre los sexos, proclamado en el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas de 19454- las representaciones que tienen niñas y niños sobre el género, y potenciar la educación y preparación para la vida de los individuos desde edades tempranas por medio de la literatura.

 

MÉTODOS

Investigación de acción participativa, que se inició por la escuela "Felipe Poey Aloy" del municipio Plaza de la Revolución en los meses de junio a noviembre del año 2012. Para ello se solicitó a la dirección de la institución que identificara niñas y niños con habilidades e intereses en la literatura, y a través de un muestreo no probabilístico -del tipo intencional por criterios-, quedaron seleccionados 16 infantes -8 de cada sexo- que cursaban el cuarto grado, por lo que sus edades oscilaban entre los 9 y 10 años. La selección de las edades se fundamentó en el análisis de la SSD explicado anteriormente.

Las principales categorías trabajadas fueron:1

Identidad de Género: grado en que cada persona se identifica como masculina o femenina o alguna combinación de ambos. Marco de referencia interno, construido a través del tiempo, que permite a los individuos organizar un autoconcepto y comportarse socialmente en relación con la percepción de su propio sexo y género.

Roles de Género: normas de conducta que una colectividad en un contexto determinado asigna a las personas pertenecientes a un grupo, y cómo las personas de ese grupo asumen y expresan en su vida cotidiana tales asignaciones.

Estereotipos de género: Construcciones sociales que forman parte del mundo de lo simbólico. Conjunto de ideas simples, pero arraigadas en la conciencia social, que escapan del control de la razón. Su principal valor radica en la naturalización de las asignaciones sociales de género y de los roles tipificados como masculinos y femeninos en cada sociedad. Son cambiantes y responden a contextos históricos y socioculturales.


En el proyecto "Espejuelos para el género" trabajamos la temática de género a través de la literatura, en ocho sesiones de trabajo -dos por semana durante cuatro semanas- organizadas en dos fases: iniciación y fortalecimiento. La deconstrucción de los modelos aludidos se realizó por medio del empleo de técnicas participativas de la educación popular, apoyadas en lecturas del libro de texto de cuarto grado, que produjo manifestaciones literarias diversas. En los talleres, la información resultante se pudo complementar con la observación.

 

RESULTADOS

Según las categorías estudiadas, los principales resultados obtenidos fueron:

Los estereotipos y los roles de género continúan ejerciendo una fuerte influencia en la construcción de la identidad de las niñas y los niños. En este sentido, las voces de las féminas al solicitar que mencionaran las características y actividades que asignaban a las niñas, refirieron que debían ser estudiosas, educadas, ayudar a las madres, respetar a las personas mayores, tener buenas costumbres, jugar yaquis, hacer deportes y las tareas escolares. Los varones emitieron como rasgos distintivos montar bicicleta, jugar fútbol, pelota, buscar mandados, botar basura, hacer caso, ayudar a las personas, ayudar por el bien del hogar.

A través de los criterios expresados se puede percibir la asunción de características delicadas para las niñas, en tanto los varones tienen más oportunidades de practicar deportes que requieren mayor esfuerzo físico. De modo que identifican atributos, valores y actitudes distintivos de la feminidad y la masculinidad. Se constató una preferencia de deportes de combates para los varones, y sólo en el caso del judo se consideró que podía ser practicado por las mujeres. No obstante a semejantes criterios, se reconoció -sobre todo por los niños-, el estado de avance en igualdad de género que han ganado las representantes femeninas en el campo del deporte, al existir en la actualidad mujeres que practican fútbol, béisbol, boxeo, lucha, levantamiento de pesas, entre otras disciplinas. Se debe destacar que fueron los varones quienes más aportaron sobre los nuevos deportes practicados por las mujeres, probablemente porque es tradicional que sean ellos quienes más lo consumen y practican.

Profundizando en la influencia de los estereotipos y con miras al respeto por la diversidad, las niñas consideraron que debían estar siempre arregladas, peinadas y aseadas. Sin embargo, al analizar una de las lecturas del grado en la que se hace alusión a una niña desaliñada, reflexionaron en la importancia de no rechazar a las personas por su imagen o físico, pues existen diferentes modelos de ser niña, niño, hombre y mujer; y juzgar a alguien porque no cumple con determinados rasgos es una manera de validar los estereotipos.

En lo concerniente a los roles socialmente asignados y aceptados por niñas y niños se obtuvo que la cultura patriarcal aún es predominante en la sociedad, por lo cual se imponen a las mujeres las labores domésticas y de cuidados de familiares. Las niñas refirieron una vinculación mayor y real a dichas actividades, al verse obligadas a apoyar a las representantes del sexo femenino en el hogar: madres, hermanas, entre otras. Por su parte, los varones reflejaron la cultura androcéntrica al colocar a los hombres como responsables del sustento económico del hogar y de la realización de actividades en la casa que requieran de fuerza para su ejecución.

Al indagar en las actividades que los niños realizaban, la mayoría se dedicaba a jugar y a muy pocos les exigían la cooperación en las tareas del hogar. Esta situación puede estar justificada por el imaginario social de gran parte del pueblo cubano, que ubica a los hombres en el espacio de la calle y a la mujer más restringida a la casa. No obstante, hubo niñas y niños que hicieron algunas declaraciones en función de sus experiencias familiares, a partir de la no existencia rígida de distribución de tareas en el hogar; de modo que son intercambiables la mayoría de los roles entre padres y madres. Ello, al mismo tiempo, puede ser la base para que la mayoría de las niñas y niños expresen interés por desarrollar sus propias experiencias de vida, a partir de la asunción de ese modelo de familia, en el que prima la colaboración y cooperación.

Muy relacionado con algunas de las ideas ya referidas, al explorar las actividades y juegos preferidos de cada participante, se obtuvo que entre los juegos más mencionados para las niñas estuvieron el juego de las casitas, jugar con barbies, yaquis y cartas; para los varones, jugar a la pelota, fútbol, "yu-gi-oh" y el "come-fango". Sin embargo, tanto el juego de las cartas o barajas, como la práctica de algunos deportes fueron reconocidos para ambos sexos.

A partir de los criterios enunciados se pudieron introducir los términos feminismo, machismo y equidad, así como los contenidos asociados a los mismos; siendo la equidad, el recibido con mayor novedad. Es decir, a quienes consideraron que había tareas específicas según el sexo biológico, les resultó interesante el análisis respecto al proceso de aprendizaje de actividades como lavar, cocinar o cuidar un bebé; lo que al mismo tiempo rompe con el estereotipo de que las mujeres son las responsables ideales de todo ello. No obstante a las reflexiones realizadas, hubo un niño que aunque desde el discurso aparentaba estar de acuerdo con los temas debatidos, al pedírsele asumir un supuesto rol feminista para un sociodrama, se negó a hacerlo, lo cual fue aceptado por el resto del grupo sobre las bases del respeto establecidas desde el inicio de las actividades.

Al final de los talleres, los niños y niñas elaboraron dos cartas, cuatro narraciones, cuatro mensajes educativos, tres historietas, un cuento y dos curiosidades, en los cuales se evidenciaron los conocimientos adquiridos relativos al género y, unidos a la creatividad literaria, la voluntad y el deseo de continuar formándose como gestores de temas de género en sus diferentes contextos.

 

DISCUSIÓN

Cada vez son más numerosos los estudios que abordan la temática del género, reconocido por muchos como una categoría que se centra en los comportamientos, valores y modos de ser de las personas a partir de su sexo, social y culturalmente hablando.

Al hacer énfasis en lo cultural se resalta lo contextualmente específico como uno de los principales rasgos del género. Es decir, que lo aceptado por la sociedad en un lugar no tiene que ser de manera obligada, aceptado en otro. Amén de esta característica, llama la atención los puntos de encuentro que existen entre el proyecto "Espejuelos para el género" y un estudio realizado en Jalisco, México.8

La investigación de Jalisco se realizó con 20 niños, 10 de cada sexo, y al igual que las voces emitidas por los escolares de la investigación realizada por las autoras, se pudo observar que en relación con los roles, asocian a las niñas más que a los varones con las actividades domésticas y se proponen a las mujeres como responsables exclusivas de estas labores. Sin embargo, se percibe una tendencia al cambio, pues no pocos niños y niñas refirieron que sus padres, sí asumen tareas en la casa como cocinar, lavar y cuidar a sus hermanos pequeños.

Existieron expresiones verbales en el estudio de Cuba que evidenciaron que el encargo del cuidado de los hijos y del hogar se asocia mayoritariamente, en iguales niveles a padres y madres. Sin embargo, las diferencias encontradas por Ortega, Rubio y Torres, en el estudio de Jalisco, apuntan más a un desbalance en este sentido, pues los hombres, en este contexto, son los que deben trabajar en la calle y la mujer en el hogar.

Otro de los elementos que tienen en común, la presente investigación y el estudio de Jalisco, es que los estereotipos de género están presentes desde las edades tempranas y que perfilan ya las diferencias que hacen de niñas y niños, seres con características y funciones opuestas. Las primeras las describen como alegres, amables, limpias, ordenadas, delicadas, tranquilas, cariñosas y sentimentales. Por su parte, los varones los identifican como desordenados, bruscos, agresivos, fuertes y que no lloran.

En Cuba la situación pudiera tomar otro matiz, ya que debido a la apertura de posibilidades de superación e inserción de las mujeres en la vida laboral, se observa cada vez a más padres asumiendo actividades del entorno doméstico. No obstante, aunque gran parte de niñas y niños que participaron en los talleres de literatura tienen padres con rasgos como los descritos, se pudo percibir la sobrecarga a la que están sometidas muchas madres, al tener que asumir la mayor parte de las tareas a realizar en este ámbito. En relación con esto, Julio César González Pagés considera que los niños que son criados por figuras masculinas, tienen más posibilidades de percibir con naturalidad el desempeño de tareas de esta índole, y con ello adoptar posiciones más proactivas ante la desigualdad de género.9

Otro modo de analizar las diferentes posiciones en función de los roles que se hizo en el estudio de Jalisco, fue a través del análisis de la frase "una niña se ve mal si juega juegos de hombres". La mayoría de los niños y niñas no estuvieron de acuerdo con semejante planteamiento, lo cual en cierto modo también se reflejó en los pioneros de Felipe Poey, quienes en el transcurso de los talleres manifestaban estar de acuerdo con posiciones más equitativas entre niñas y niños. Sin embargo, cuando en la práctica una niña quiso vincularse al juego de pelota con los varones, muchos se opusieron alegando que podría salir lastimada. Esta idea es muy similar a uno de los criterios emitidos por una de las niñas del estudio de Jalisco que ponía en tela de juicio el que las niñas se vieran mal jugando juegos de varones, al decir que éstas son más débiles que los varones. Otra de las justificaciones encontradas al respecto fue que las niñas se veían masculinas, criterio que trasciende fronteras, pues una profesora de la escuela cubana manifestaba que una niña se ve "marimacha" si se vincula a este tipo de juegos. De situaciones como ésta se fundamenta la necesidad de integrar a la escuela para un efectivo desarrollo de aprendizaje con perspectiva de género, pues según estudios realizados se ha podido demostrar que "en las aulas se transmiten contenidos curriculares androcéntricos (...) así como valores, actitudes y expectativas diferentes para varones y hembras".10

Finalmente, es meritorio destacar la metodología empleada, pues se comprobó en la sexta sesión de trabajo que las técnicas participativas utilizadas reactivaron el proceso de aprendizaje de la muestra seleccionada. Ello se tradujo en el interés de los infantes por conocer la relación que podía existir entre las técnicas y el género, más que por la propia motivación hacia los juegos que dichas técnicas promueven.

Las representaciones que sobre el género muestran los infantes está influenciada por los estereotipos que la sociedad establece para niñas, niños, mujeres y hombres, acompañado por los patrones que se establecen en el interior de cada una de las familias. No obstante, a edades tempranas se percibe aceptación hacia el asumir una distribución de roles equitativa.

Trabajar con escolares de este rango de edad mediante la literatura es una idea factible debido al nivel de aprehensión de los contenidos relacionados con el género. La implementación de un proyecto de este tipo en las escuelas lo hace más importante aún, pues esta instancia ejerce una influencia determinante en el proceso de aprendizaje, desarrollo de la personalidad y configuración de la identidad de género; además, contribuye a relaciones sociales más equitativas y saludables.

Los textos construidos por los propios niños y niñas, pueden ser un poderoso instrumento de conocimiento, al mismo tiempo que los convierten en multiplicadores de la temática del género entre sus pares y en diversos espacios sociales. Además, vincular la literatura a la metodología de la educación popular, ha sido una fortaleza; pues el empleo de diferentes técnicas participativas como herramientas esenciales para producir conocimientos podría contribuir a la participación de los escolares en la transformación de sus realidades, de ahí que el objetivo de esta investigación haya sido caracterizar las representaciones de género que poseen niñas y niños, a través de la literatura.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Artiles Visbal L, Alfonso Rodríguez AC. Género. Bases para su aplicación en el sector de la salud. Organización Panamericana de la Salud. La Habana, OPS; 2011.

2. Rodríguez Ojeda M. Presupuestos teóricos de la educación con perspectiva de género. En: Hernández Carmen Nora. Género. Selección de lecturas. La Habana: Ed. Caminos; 2008. págs. 45-55.

3. Rodríguez Ojeda M. Presupuestos teóricos de la educación con perspectiva de género. En: Hernández Carmen Nora, Género. Selección de lecturas. 2007. La Habana: Editorial Caminos; p. 45-55.

4. Gómez Gómez E. Curso Virtual de Género: Marco conceptual. Organización Panamericana de la Salud; 2011.

5. Colectivo de autores. Psicología del Desarrollo del Escolar. Selección de lecturas. Vol 1. La Habana: Editorial Félix Varela; 2003.

6. Boshovich LI, Blagonadiezhina LV. Estudios de las motivaciones de la conducta de los niños y adolescentes. La Habana: Editorial Pueblo y Educación; 1987.

7. Proveyer Cervantes C. Cultura patriarcal y socialización de género. Claves para la construcción de la identidad genérica. En: Proveyer Cervantes Clotilde, Selección de lecturas de Sociología y Política Social de Género. La Habana: Editorial Félix Varela; 2005. p. 69-82.

8. Ortega Vargas ML, Rubio Guzmán LA, Torres Briceño RE. Niños y perspectiva de género. Estudios sobre la familia. 2005 [citado 18 junio 2013]. Disponible en: http://sistemadif.jalisco.gob.mx/ceninf/centro_de_informacion/FAMILIA/Ninos_ninas_y_perspectiva_de_genero_ML_ORTEGA_VARGAS_ET_AL_DIF_JALISCO.pdf

9. González Pagés JC. Masculinidad y paternidad. En: González Pagés JC. Macho Varón Masculino. Estudios de masculinidades en Cuba. La Habana: Editorial de la Mujer; 2010. p. 81-98.

10. Bombino Companioni Y. El sexismo. Modelos masculinos y femeninos en el libro de texto de Español-Literatura 9no grado. En: Proveyer Cervantes C. Selección de lecturas de Sociología y Política Social de Género. La Habana: Editorial Félix Varela; 2005. p. 241-251.

 

 

Recibido: 9 de abril de 2013.
Aprobado: 12 de agosto de 2013.

 

 

Noralydis Rodríguez Washington. Coordinadora de Género en Educación Popular. Escuela Nacional de Salud Pública.
Email: nora@ensap.sld.cu