Introducción
En Colombia, la alimentación de los rumiantes se constituye, principalmente, por gramíneas tropicales, debido a que es la forma más práctica y económica de hacerlo (Mejía-Kerguelén et al., 2019a). Actualmente, se estima que en el país existen cerca de 20 988 289 ha establecidas de pastos y forrajes. De ellas, la región Caribe contribuye con 30 % del total del área establecida (IGAC, 2014). En esta región, Bothriochloa pertusa (L) A. Camus (pasto colosuana) es una de las gramíneas más establecidas en los sistemas ganaderos (Mujica-Rodríguez y Burbano-Erazo, 2020). Sin embargo, debido a prácticas de manejo ineficientes y a condiciones climáticas adversas, esta pastura presenta bajos rendimientos y calidad nutricional (Tapia-Coronado et al., 2019), que son más evidentes durante los períodos de sequía, cuando los rendimientos de materia seca se pueden reducir entre 30 y 80 % (Mejía-Kerguelén et al., 2019a; Roncallo-Fandiño et al., 2020).
Los sistemas de producción bovina de la región se caracterizan por una baja adopción de tecnologías y uso de insumos. Los suelos donde se desarrollan estos sistemas presentan alto grado de degradación, lo que limita la producción de forraje y la respuesta animal (Mejía-Kerguelén et al., 2019b).
En consecuencia, los indicadores productivos que se informan no son alentadores. Se registran bajas capacidades de carga (< 1 animal ha-1), baja producción por animal (ganancia de peso < 300 g animal-1 día-1) y por unidad de área (< 300 kg carne ha-1 año-1), edad tardía al sacrificio (> 42 meses) y rendimientos en canal menores de 50 % (FEDEGAN, 2018). Ante esta problemática, es necesario realizar investigaciones encaminadas a generar modelos sostenibles de producción de carne, que vinculen sistemas rotacionales, manejo de la carga animal y renovación de praderas, con el ánimo de mejorar la productividad y la rentabilidad de los sistemas ganaderos de la región.
Algunos estudios han demostrado que la renovación y el establecimiento de sistemas rotacionales de praderas han incrementado los rendimientos y la composición nutricional de las pasturas. Asimismo, se han informado aumentos en la respuesta animal (Roncallo-Fandiño et al., 2012; Mejía-Kerguelén et al., 2019b).
Al considerar que la ganadería es la principal actividad económica del departamento de Córdoba y que, en especial, las sabanas colinadas de este departamento se desarrollan en praderas de B. pertusa, se necesitan estudios que combinen diferentes prácticas de manejo para aumentar los indicadores productivos y económicos del sistema ganadero. En este contexto, el objetivo de esta investigación fue evaluar el efecto del período de descanso y la carga en la respuesta productiva de bovinos de levante en praderas de B. pertusa en las sabanas de Córdoba, Colombia.
Materiales y Métodos
Localización. El ensayo se realizó en una finca ubicada en el municipio de Chinú, departamento de Córdoba, en Colombia, con predominio de clima subhúmedo tropical, suelos de mediana a baja fertilidad, relieve ligeramente ondulado, precipitación promedio de 1 334 mm/año, temperatura promedio de 28 ºC, humedad relativa de 75 %. El período seco se inicia en diciembre y se extiende de cuatro a cinco meses.
Animales experimentales. Se utilizaron 48 bovinos tipo Cebú comercial, con peso promedio inicial de 200 ± 15 kg, provenientes de subastas ganaderas. Los animales se evaluaron durante 8 meses, que abarcaron una época de lluvia y una época seca.
Características químicas del suelo. La finca presenta suelos con textura arcillosa, pH ácido, muy bajo contenido de fósforo, contenido medio de azufre, capacidad de intercambio catatónico alta, deficiencia de potasio alta, relación Ca/Mg normal, alto contenido de Ca y Mg, y bajo contenido de elementos menores, como Fe, Cu, Zn y B (tabla 1).
Tratamiento y diseño experimental. Se evaluaron tres cargas: carga baja (CB), carga media (CM) y carga alta (CA), que consistieron en 2, 4 y 6 animales ha-1, respectivamente, y dos períodos de descanso (20 y 28 días), distribuidos en un diseño de bloques completamente al azar, con arreglo factorial 3 x 2, para un total de seis tratamientos: T1) CB y 20 días de descanso, T2) CB y 28 días de descanso, T3) CM y 20 días de descanso, T4) CM y 28 días de descanso, T5) CA y 20 días de descanso y T6) CA y 28 días de descanso.
Área experimental y manejo animal. El área utilizada en pastoreo fue de 12 ha, establecida con B. pertusa. Se dividió en 12 módulos de 1 ha. En seis de estos módulos se establecieron seis divisiones, con el fin de establecer un ciclo de pastoreo de 24 días (cuatro días de ocupación y 20 días de descanso), mientras que en los seis módulos restantes se implementó un ciclo de pastoreo de 32 días (cuatro días de ocupación y 28 días de descanso), en ocho divisiones.
Antes de ingresar los animales a los potreros, se realizó un corte mecánico para la homogenización de la pastura. Posteriormente, se cinceló el terreno a una profundidad entre 30 y 40 cm, con el objetivo de descompactar y permitir mayor aireación e infiltración de agua en el suelo. Al considerar el bajo contenido de materia orgánica, y con el propósito de promover la recuperación de la pastura en las cargas alta y media, se fertilizó con 100 y 50 kg de nitrógeno por ha-1 año-1 en las praderas bajo carga alta y media, respectivamente, sin fertilizar en la carga baja. La fertilización se realizó durante la época de lluvias, después de cada pastoreo. Los animales se proveyeron diariamente de sal mineralizada, a razón de 80 g animal-1 día-1. Durante la época seca, las cargas se redujeron a la mitad y se suministró 1 kg día-1 de semilla de algodón (Gossypium herbaceum L.).
El manejo sanitario consistió en aplicar las vacunas, exigidas por el Instituto Colombiano Agropecuario ICA, como también medicamentos para el control de endoparásitos y ectoparásitos. El suministro de agua se realizó mediante un sistema de acueducto interno, provisto de un bebedero en PVC con capacidad de 500 L, conectado a un hidrante a través de una bayoneta.
Variables en estudio
Rendimiento de forraje. Para determinar el rendimiento de forraje y la composición florística se utilizó el método de disponibilidad por frecuencia en el potrero próximo a pastorear. Se aplicó para ello la metodología propuesta por Franco-Quintero et al. (2006). Se identificaron cinco puntos en la biomasa, con la utilización de un marco de 0,25 m2. A cada punto se le asignó una calificación de 1-5, donde uno corresponde a baja disponibilidad de biomasa, y cinco a mayor disponibilidad. Cada punto se cortó y pesó con una balanza digital (Ohaus model CS 5000), y se realizaron 40 lanzamientos al azar por hectárea para la identificación de las especies presentes en el interior de cada marco. La determinación del porcentaje de materia seca se realizó mediante el método NTC4888 (ICONTEC, 2000), con una muestra de 250 g de forraje verde.
Calidad nutricional. La calidad nutritiva del forraje y los suplementos se determinó de muestras compuestas, durante la época de lluvias y sequía. Las muestras se colectaron mediante el método de simulación de pastoreo propuesto por Mestra-Vargas et al. (2020). Se tomaron 500 g, que se secaron en estufa de ventilación forzada a 60 °C, durante 48 h. Posteriormente, se molieron en un molino tipo Willey, con criba de un milímetro. El procesamiento de las muestras se realizó en el Laboratorio de Nutrición Animal de AGROSAVIA, ubicado en el Centro de Investigación-Turipaná. Se determinó proteína cruda por el método Kjeldahl, fibra en detergente neutro (FDN) y fibra en detergente ácido (FDA) según la AOAC (2002) y la degradabilidad in situ de la materia seca (DIGMS) mediante la técnica de la bolsa de nailon, descrita por Ørskov et al. (1980).
Respuesta animal. Se registró el peso inicial y mensual de los animales hasta el final del ensayo, con una báscula electrónica portátil marca Tru-Test®. Se realizaron pesajes individuales para determinar la ganancia diaria de peso (GDP) mediante la siguiente ecuación:
GDP = (peso final - peso inicial) /número de días
Análisis económico. Para la elaboración del análisis económico se siguió la metodología sugerida por Agreda (1990), que contempló el registro de los costos directos e indirectos, y a partir de ello se determinaron los siguientes indicadores:
Ingreso neto (IN): Diferencia entre el ingreso bruto (IB) y el costo total de producción (CT), IN = IB-CT
Rentabilidad (Rent): Relación entre el ingreso neto y el costo total de producción.
Punto de equilibrio (Peq): Cantidades máximas de kilos que se deben producir para equilibrar los ingresos con los costos.
Análisis estadístico. Se realizó análisis de varianza, previo cumplimiento de los supuestos de normalidad y homogeneidad de los datos. Para ello se utilizó el tests de Shapiro-Wilk y Levene¸ respectivamente. Para el análisis de los datos se utilizó el procedimiento GLM del paquete de análisis estadístico SAS V9.2 (SAS Inc. North Carolina, USA). Las medias de los tratamientos se compararon mediante la prueba de Tukey, con un nivel de significancia de 5 %.
Resultados y Discusión
De acuerdo con el análisis estadístico, se halló interacción (p < 0,05) entre los factores evaluados (carga animal y días de descanso) en el rendimiento del forraje (tabla 2). Las praderas que sostuvieron los tratamientos de las cargas bajas CB20 (T1) y CB28 (T2) registraron los mayores rendimientos de MS, con valores de 1 055,4 y 1 265,4 kg de MS ha-1, respectivamente.
Letras diferentes en una misma columna difieren estadísticamente según Tukey (p < 0,05)
CB: carga baja, CM: carga media, CA: carga alta, CV: coeficiente de variación
El mayor rendimiento de MS en las praderas de cargas bajas se puede deber a una menor presión de pastoreo, que pudo haber contribuido a que no toda la biomasa se consumiera por parte de los animales, lo que permitió tener mayor área fotosintética y capacidad de recuperación.
Al respecto, Vanegas-Moreno (2015) señala que las hojas residuales son las que contribuyen a realizar la fotosíntesis de una pastura luego del pastoreo. Asimismo, Rincón-Castillo (2011) afirma que la actividad fotosintética de las pasturas se afecta cuando hay un sobrepastoreo. Por lo tanto, las praderas requerirán mayor tiempo de recuperación para la acumulación de reservas orgánicas.
Torregroza et al. (2015), al evaluar diferentes cargas en praderas de Urochloa hibrido CIAT 36087, informaron que la disponibilidad de forraje se redujo cuando se incrementó la carga animal. Un comportamiento similar se observó en el presente estudio, en el que las cargas altas registraron los menores rendimientos de forraje.
Se pudo ver que los mayores rendimientos de MS se produjeron a los 28 días de descanso con relación a los rendimientos a los 20 días (tabla 2). Los menores rendimientos a los 20 días de descanso pueden ser atribuidos a la baja acumulación de las reservas orgánicas, lo que generó menor crecimiento de la gramínea. Resultados similares informaron Rincón-Castillo et al. (2008) cuando evaluaron dos frecuencias de corte en Urochloa decumbens Stapf. y Urochloa brizantha cv. Toledo. Estos autores refirieron mayor cantidad de MS a los 28 días con relación a los 14 días de descanso. Similar comportamiento observaron Garay-Martínez et al. (2018) en gramíneas del género Cenchrus e híbridos de Urochloa.
Vanegas-Moreno (2015) afirma que la velocidad de restauración de los carbohidratos de reserva está asociada con la tasa fotosintética, y esta depende del material residual. El rendimiento promedio de MS registrado en este estudio se halla entre los valores referidos por Tapia-Coronado et al. (2019). Estos autores indicaron que el pasto B. pertusa muestra variabilidad en los rendimientos de forraje, debido a la estacionalidad de las lluvias. Estos rendimientos pueden disminuir hasta 60 % en la época seca, lo que afecta seriamente el desempeño individual y la productividad por unidad de superficie.
En cuanto a la composición florística de las praderas, no se encontraron diferencias significativas (p > 0,05) entre tratamientos. Sin embargo, se observó dominio de la gramínea con relación al componente de leguminosas y arvenses (tabla 2).
Entre las leguminosas, se identificaron Desmodium escorpiurus (Sw.) Desv. y Alysicarpus vaginalis (L.) DC. como las de mayor contribución. Como promedio, la participación de las leguminosas estuvo cercana al 17 %. Esto es favorable porque ellas tienen alto contenido de proteína, lo que contribuye a mejorar la calidad de la dieta base y la respuesta animal (Schultze-Kraft et al., 2018). Además, las leguminosas ayudan a la sostenibilidad de las praderas, ya que fijan nitrógeno atmosférico al suelo, que puede ser aprovechado por las gramíneas acompañantes en el sistema.
La composición nutricional de la MS no se afectó por los factores evaluados (tabla 3). No obstante, este resultado difiere de lo que informaron Torregroza et al. (2015), ya que estos autores no encontraron efecto significativo de la carga animal en la calidad nutricional del pasto Urochloa hibrido CIAT 36087. Sin embargo, refirieron contenidos de PB superiores a los referidos en otros trabajos. Las diferencias entre los resultados se pueden asociar con las altas dosis de nitrógeno utilizadas por los autores citados para la fertilización de las praderas. Al respecto, Rezende et al. (2015) manifestaron que la aplicación de altas dosis de nitrógeno contribuye a aumentar el contenido de PB en las gramíneas, especialmente en la fracción soluble.
CB: carga baja, CM: carga media, CA: carga alta, PB: proteína bruta, FDN: fibra en detergente neutro, FDA: fibra en detergente ácido, DIGMS: digestibilidad de la materia seca. EM: energía metabolizable, EE: error estándar CV: coeficiente de variación.
Los resultados de este difieren de lo hallado por Merlo-Maydana et al. (2017) quienes plantearon que el contenido de PB se reduce al aumentar la edad de aprovechamiento del pasto. Estos autores atribuyen la disminución del contenido de PB de los forrajes a la época y edad de corte, como también a las estructuras de la planta, siendo la proporción de tallos la de menor contenido nutricional.
La variación en la calidad de las gramíneas tropicales ha sido estudiada en Colombia por Mojica-Rodríguez et al. (2017) y Ángulo-Arroyave y Rosero-Noguera (2018), quienes han demostrado que la disminución en el contenido nutricional de las pasturas obedece, principalmente, al déficit hídrico que se presenta en la época seca, como también a las prácticas tradicionales de manejo.
Vanegas-Moreno (2015) plantea que las concentraciones de PB se reducen por la baja actividad metabólica de las gramíneas, a medida que avanza la edad de aprovechamiento. Lara-Mantilla et al. (2010) informaron que a mayor edad de la pastura se presentan aumentos en las fracciones de la pared celular, lo que genera menor depósito de nutrientes de fácil digestión en el protoplasma.
A pesar de que no se hallaron diferencias significativas en el presente estudio para las fracciones FDN, FDA, DIGMS y el aporte de energía, Suárez-Paternina et al. (2018) informaron que mayor contenido de FDN significa menor consumo de MS, debido a su lenta degradación y baja tasa de pasaje por el rumen. Asimismo, forrajes con una concentración de FDA de 40 % aproximadamente, suelen presentar menor digestibilidad, por lo que se afecta el consumo y aporte de energía (Merlo-Maydana et al., 2017).
Para la GDP, hubo interacción (p < 0,05) entre los factores (carga animal x días de descanso). En este contexto, se observaron las mayores GDP (0,612 kg animal -1 día-1) en el tratamiento con carga baja y 20 días de descanso (T1), que fueron estadísticamente significativas (p < 0,05) a las que se encontraron en los tratamientos de carga alta, con 20 (T5) y 28 (T6) días de descanso (tabla 4).
Las mayores GDP en el tratamiento T1 pueden estar relacionadas con la mayor disponibilidad de forraje (tabla 2), lo que pudo generar mayor selectividad por parte de los animales, debido a que hubo menor competencia.
Resultados similares hallaron Torregroza et al. (2015), quienes al evaluar diferentes cargas en praderas de U. hibrido CIAT 36087, observaron que en las cargas bajas y medias se registraron las mayores GDP. Este comportamiento se atribuyó a la mayor oferta y calidad nutricional del forraje, y a la mayor selectividad que ejercieron los animales.
Roncallo-Fandiño et al. (2012), al evaluar la producción de forraje y la respuesta animal en praderas de B. pertusa asociadas con Leucaena leucocephala en el Valle del Cesar, hallaron ganancias de peso de 0,659 kg animal-1 día-1, superiores a las encontradas en el presente trabajo. Estas diferencias pueden estar relacionadas con los mayores días de descanso ofrecidos a las praderas (33 días en época de lluvias y 55 días en seca), que contribuyeron a aumentar los rendimientos de la gramínea y de la leguminosa. También se pueden asociar a los aportes significativos de nutrientes de la leguminosa y a la menor carga utilizada. No obstante, Roncallo-Fandiño et al. (2020) cuando estudiaron la respuesta productiva de bovinos machos en desarrollo en dos explotaciones ganaderas del Valle del Cesar, en Colombia, encontraron ganancias de peso promedio de 0,282 kg animal día-1 en praderas de B. pertusa, valor que es inferior a lo registrado en este estudio.
Con relación a la ganancia por unidad de superficie, el análisis mostró diferencias en la interacción (p < 0,05) entre los factores estudiados. Los tratamientos con cargas altas y medias registraron los mayores valores (como promedio 2,18, 2,39, 1,91 y 1,91 kg ha-1 d-1, respectivamente); mientras que en los de la carga baja (2 animales ha-1) la producción de carne por hectárea fue de 1,23 y 1,09 kg ha-1 día-1, respectivamente (tabla 4).
Letras diferentes en una misma columna difieren estadísticamente según Tukey (p < 0,05)
CB: carga baja, CM: carga media, CA: carga alta, EE: error estándar, CV: coeficiente de variación
Lo anterior se puede explicar por el efecto del incremento de la carga, que produce disminución de la producción individual, pero aumenta la producción por hectárea. De ahí que el mejor comportamiento se obtuvo con la carga de 6 animales ha-1. Resultado similar hallaron Torregroza et al. (2015), quienes concluyeron que el efecto de la carga produjo escalonamiento en la producción de carne por hectárea.
La tabla 5 muestra los costos de producción por unidad de superficie para cada uno de los tratamientos. Los que tuvieron cargas altas registraron los mayores costos de producción con respecto a los tratamientos de las cargas media y baja.
Los mayores costos de producción observados en las cargas altas se debieron, principalmente, al mayor número de animales adquiridos, que representó incremento del 30 y 60 % como promedio con relación a los costos registrados en las cargas medias y bajas, respectivamente. Asimismo, el mayor número de animales adquiridos en las cargas altas generó mayor costo en el rubro de suplementación animal. Otro aspecto que contribuyó a que estos tratamientos presentaran los mayores costos de producción fue la fertilización nitrogenada que se implementó en las praderas.
La producción de bovinos de levante en praderas de B. pertusa es viable y rentable desde el punto de vista técnico y económico, debido a que los ingresos superaron los costos de producción (tabla 6). Los mayores ingresos totales se registraron en los tratamientos con cargas altas, y se obtuvieron por la comercialización en pie de 1 497,8 y 1 553,7 kg. Esto generó una utilidad neta por hectárea de $1 194 663 y $1 442 706. No obstante, en los tratamientos de las cargas medias, se observaron utilidades similares a las expuestas por los tratamientos de las cargas altas. Este comportamiento se puede atribuir a la GDP en los animales de las cargas medias (tabla 4). También el menor costo de producción se obtuvo en los tratamientos de las cargas medias, con rentabilidad promedio de 28 %.
Al relacionar los costos de producción con los kilogramos producidos en pie, se estableció que los tratamientos de las cargas medias produjeron el kilogramo de carne en pie a un menor costo, que fue como promedio $125 y $263 menor que el registrado en los tratamientos de alta y baja carga, respectivamente (tabla 6). Asimismo, los tratamientos de las cargas medias destinaron 78 % de la producción de carne para nivelar los ingresos con los costos de producción, mientras que en las cargas bajas y altas adjudicaron 83 y 80 %, respectivamente. Esto indica que los tratamientos de las cargas medias fueron los más eficientes en la producción de carne.
Conclusiones
La carga animal afectó los rendimientos de MS. Los mayores rendimientos se encontraron en praderas que mantuvieron las cargas bajas. Asimismo, en las cargas bajas se presentaron las mayores ganancias individuales de peso de los animales. No obstante, en las cargas altas se registraron las mayores ganancias por unidad de superficie.
Desde el punto de vista económico, la producción de carne mediante bovinos de levante resultó ser más rentable en los tratamientos que mantuvieron las cargas medias. De igual forma, en las cargas medias se produjo el kilogramo de carne en pie a un menor costo.