Introducción
Las enfermedades infecciosas constituyen un grave problema de salud en el mundo. Se asocian a elevada morbimortalidad en todos los ámbitos de la asistencia sanitaria, incluidos los servicios de urgencias hospitalarios.1,2La piel es la primera barrera del organismo frente a los agentes externos y las infecciones cutáneas, el motivo más frecuente de Consulta en Dermatología Pediátrica. Los principales factores de riesgo son el deterioro de la integridad de la piel, la falta de higiene, el hacinamiento, la humedad y las inmunodeficiencias.3,4,5
La piel constituye el 16% del peso del cuerpo. Por su carácter de cobertura/envoltura externa corporal está especialmente expuesta a traumatismos (caídas, heridas, tóxicos) y a diversas infecciones las cuales en su gran mayoría, son de leve a moderada intensidad.6
La piel y sus anejos constituyen la primera barrera de defensa del organismo a los agentes externos. Su integridad y protección determina el mantenimiento de la importante función y la interacción con el medio. Las bacterias son los principales microorganismos que la colonizan e invaden la piel, sus anejos además al sistema osteomioarticular (SOMA).Ello depende de elementos como propiedades patógenas de los gérmenes, integridad de la piel-mucosas y capacidad de defensa del huésped ante la agresión.7,8,9
A pesar de existir importantes avances en el control y terapéutica de las infecciones bacterianas, la frecuencia en la piel, tejidos blandos y SOMA es alta, sobre todo en países subdesarrollados, donde las condiciones sociales e higiénicas sanitarias imposibilitan los cuidados ideales de la piel y el tratamiento precoz de las mismas.10
Se calcula que de 16 a 34,1 % de los pacientes con infección de piel y tejidos blandos (IPTB) reciben un tratamiento inicial inapropiado, definido como un espectro antimicrobiano inadecuado, o una duración inadecuada del tratamiento, lo que se relaciona con un incremento en la estancia hospitalaria, aumento de los costos e incluso mayor riesgo de mortalidad.11
Las infecciones cutáneas bacterianas constituyen un amplio grupo de cuadros clínicos de diversa etiología, patogenia y pronóstico, localizados en la epidermis, dermis, tejido celular subcutáneo, incluyendo entre ellas a los que afectan los distintos anexos cutáneos.12Son afecciones relativamente frecuentes en la práctica clínica, representan el 17% de todas las consultas pediátricas, afectando a personas de todas las edades, en especial niños y pacientes con factores de riesgo asociados. La severidad del cuadro varía ampliamente desde una simple erupción cutánea superficial como el impétigo, hasta infecciones profundas y necrotizantes que demandan tratamiento quirúrgico.13
Las IPTB incluyen, desde formas clínicas leves (piodermitis), hasta otras que incluso pueden poner en riesgo la vida del paciente (fascitis necrotizante).Se clasifican según la estructura de la piel en que se localizan, incluyendo los anejos cutáneos y la profundidad de la afectación, desde la epidermis hasta el músculo. El diagnóstico se establece sobre todo por la clínica. Las pruebas complementarias solo ayudarán a conocer el microorganismo causante, excepto en las formas profundas (celulitis y fascitis), en las cuales pueden favorecer un tratamiento precoz.14,15
En Cuba son muy frecuentes, y constituyen un importante problema de salud, hasta el momento no prevenible con vacunas. La elevada incidencia de las IPTB a nivel nacional, el riesgo de bacteriemia, hace importante conocer sus características clínicas, lo cual permitirá al profesional de todas las especialidades realizar un diagnóstico temprano y un manejo adecuado de ellas en la población entre cero y14 años de edad.
Por lo anterior, el objetivo de este artículo es describir las características clínico-epidemiológicas de los pacientes con infecciones de partes blandas superficiales hospitalizados en el servicio de clínicas pediátricas del Hospital Pediátrico Docente “Hermanos Cordové”, de Manzanillo, durante el periodo de enero a diciembre de 2018.
Método
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, transversal. El universo se constituyó por todos los pacientes que egresaron del servicio de clínicas pediátricas con el diagnóstico de IPTB (N=298).Se estudiaron las siguientes variables: localización anatómica, clasificación del tipo de IPTB, terapéutica utilizada y estadía hospitalaria.
Todos los datos se registraron manualmente para posteriormente ser digitalizados en una base de datos empleando el paquete estadístico SPSS v25,0. En el análisis de los datos se utilizaron las medidas estadísticas descriptivas, los resultados obtenidos se expresaron como frecuencias absolutas y relativas porcentuales.
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Investigación y el Consejo Científico del hospital. Los datos obtenidos a partir de las fuentes fueron tratados de acuerdo con las normas éticas establecidas en la Declaración de Helsinki, garantizando el anonimato y la confidencialidad en todos los casos.
Resultados
Predominó el sexo masculino con 172 pacientes (57,7 %) y el grupo de edad más afectado fue el de 10-14 años para un 34,9 %. (Tabla 1).
En la tabla 2, predominaron las infecciones en las extremidades, localización que estuvo presente en 113 pacientes (37,9 %).
El impétigo fue la entidad clínica más frecuente en esta población, (Tabla 3), proceso que se presentó en 126 pacientes (42,3 %). Por su parte, la linfangitis fue la infección menos frecuente y afectó tan sólo a 8 pacientes (2,7 %).
El antibiótico de mayor utilización fue la cefazolina para en total de 230 pacientes (77,2%). (Tabla 4).
Se puede observar en la tabla 5 que la mayoría de los pacientes (293) sólo permanecieron hasta 7 días ingresados, evolucionando favorablemente.
Discusión
La piel es el órgano de relación con el mundo exterior, está continuamente en contacto con gérmenes diversos y puede ser agredida por numerosos agentes del medio externo e interno, entre ellas las bacterias, sin embargo, la piel normal intacta de las personas sanas es muy resistente a la invasión y sólo se infecta bajo determinadas condiciones.3,4 Para que exista infección es esencial que se presente situaciones que alteren la barrera cutánea y la flora normal de la piel, los cuales promueven la colonización y la infección de la piel con bacterias patógenas.
En el estudio realizado por Cubero et al2 en el Departamento de Neonatología del Hospital Pediátrico Universitario “William Soler”, obtuvieron que el sexo predominante fue el femenino con un total de 151 féminas para un 59,0 %, y la edad de los pacientes osciló entre 3 y 28 días, con una mediana de edad de 13 días. Estos resultados no coinciden con este estudio donde predominó el sexo masculino y el grupo de edad más frecuente fue comprendido entre 10-14 años para un 34,9 %.Sin embargo, el estudio realizado por Prego et al13 con los pacientes que acudieron a la consulta en el Departamento de Emergencia Pediátrica del Centro Hospitalario “Pereira Rossell”, la totalidad de la muestra correspondían al sexo masculino con un total de 252 pacientes, coincidiendo con nuestra investigación.
Varios autores concluyeron que las infecciones eran más frecuentes en los varones que en las hembras, sugirieron que los genes que determinan las cantidades de IgM se sitúan en el cromosoma X, lo cual justifica que la presencia de un solo cromosoma X en el sexo masculino, permita que éste sea más susceptible a las infecciones.5,6,7,8
Los autores consideran que este resultado puede estar relacionado con que los niños a esta edad reciben con mayor frecuencia traumas y heridas, se corresponde además con que el masculino tiene más libertad, practica juegos riesgosos como fútbol, el montar bicicleta, que posteriormente dan lugar a lo antes mencionado y conducen a celulitis o abscesos y otras infecciones.
Al referir la región anatómica afectada según los grupos de edades predominó el grupo de 1-4 años con 119 pacientes (39,9%), y fundamentalmente en las extremidades, siendo el más frecuente en 113 pacientes (37,9%).
Iguales resultados se han obtenido con lo reportado por muchas de las bibliografías consultadas.3-7Otros autores también plantean resultados similares señalando que cualquier área del cuerpo puede ser infectada, pero la ingle, glúteos y extremidades son los sitios más comunes de infección.12,13Los autores consideran que esta problemática pudiera estar en relación con los sitios de mayor exposición a traumas, roces y heridas que posteriormente se infectan y evolucionan a diferentes lesiones.
Cubero et al2 en su estudio encontraron que de la muestra estudiada 192 pacientes presentaron mastitis, no coincidiendo con nuestro estudio donde la infección que predominó fue el impétigo para un 42,3 %. Por otra parte Más et al1en su investigación, arrojaron que 181 pacientes presentaron impétigo para un 93 %, Pregoet al13, también obtuvieron resultados similares donde encontró que de 252 pacientes, 122 presentaron impétigo. Ambos estudios coincidieron con nuestra investigación.
En el estudio llevado a cabo por Más et al1, obtuvo que la cefradina fue le antibiótico oral que se usó en el 73 % de los pacientes, no coincidiendo con nuestro estudio donde la cefazolina se utilizó en 230 pacientes para un 77,2 %.
El impétigo (buloso y no buloso) puede ser tratado con antibiótico tópico u oral, sin embargo, la terapia oral está recomendada para pacientes con múltiples lesiones (más de 5), o en brotes epidémicos de glomerulonefrits (GMN)post-estreptocócica para disminuir la transmisión de la enfermedad. El tratamiento tópico de impétigo no buloso o buloso debe ser con mupirocina, ácido fusídico, retapamulina 2veces al día por 5 días.3
La mayoría de los trabajos realizados por varios autores coincide con el empleo de los viejos antibióticos, salvo pocos casos en los que se podrá emplear las nuevas quinolonas o glicopéptidos. El tratamiento de las infecciones superficiales varía entre 7 y 14 días.12-15
El promedio de estadía hospitalaria de esta población es de 6,34 y la desviación estándar de 0,93 días, coincidiendo con lo reportado por varios autores4-9 quienes plantean que el tratamiento de las infecciones superficiales varía entre 7 y 14 días. Otros autores11,12recomiendan mantener el tratamiento hasta que se compruebe mejoría de los síntomas, un mínimo de 7 días, completándose por vía oral, en algunos casos hasta 3 semanas.
Es importante realizar una historia clínica adecuada para determinar los posibles riesgos de progresión de la infección y la susceptibilidad del paciente, evitando complicaciones y un manejo oportuno de la infección.
Conclusiones
En el servicio de clínicas pediátricas del Hospital Pediátrico Docente “Hermanos Cordové”, los pacientes con IPTB se caracterizaron por ser sobre todo varones, más comúnmente con edad entre 10 y 14 años, las lesiones predominaron en las extremidades y la más común fue el impétigo. La cefazolina resultó eficaz para el tratamiento estas infecciones, lo que hizo posible que la estadía hospitalaria generalmente no excediera de siete días.