INTRODUCCIÓN
La hipertensión arterial (HTA) se considera el principal factor de riesgo en el mundo. Existe un estimado de 7,5 millones de muertes por años, y se prevé que el número de adultos con HTA en el 2025, pueda incrementarse a 1,56 billones. Lo anterior ratifica la importancia en la prevención, el tratamiento y el control de la HTA.1
El incremento de la presión arterial (PA) en la infancia es un problema de salud pública a nivel mundial, y está asociada con daños en órganos diana; es por ello, que el diagnóstico inicial y el tratamiento de la hipertensión en la infancia pueden tener un impacto significativo sobre futuros sucesos adversos. Un niño con cifras elevadas de PA tiene mayor riesgo de convertirse en un adulto hipertenso, y es el principal factor de riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares (ECV).2
Lo anterior es corroborado por Flynn;2 este señala evidencias patobiológicas y epidemiológicas que han sugerido, como la HTA en la infancia se asocia con esta enfermedad en la adultez, con presencia de eventos cardiovasculares a lo largo de toda la vida.
Se estima, que entre el 2 % y el 5 % de todos los pacientes pediátricos tienen valores de presión sanguínea que aportan criterio para el diagnóstico de HTA. Diferentes estudios reportan cifras cerca del 10 % de prevalencia de hipertensión en la infancia.3 Por ello, desde hace 40 años se recomendó la medición de la presión sanguínea en la infancia como un examen de rutina médica; sin embargo, por diferentes causas, es ignorada en muchas ocasiones. 4
Entre los principales factores de riesgo de las ECV se encuentran la obesidad, diabetes, hipertensión, alteraciones metabólicas, tabaquismo y envejecimientos, entre otras. Todos estos factores tienen en común, la presencia del estrés oxidativo (EO) en el mecanismo fisiopatológico. 5
Touyz y cols. 6 plantean, que el EO es un estado asociado al incremento de la presión sanguínea en varios modelos experimentales de hipertensión, con incremento de biomarcadores en plasma, entre los que se destacan: sustancias reactivas del ácido tiobarbitúrico, isoprostanos F2α, H2O2 y un aumento de la actividad de las enzimas NAHPH oxidasa y la Xantina oxidasa. Por otro lado, Pinheiro y Oliveira7 reafirman, que la HTA humana se relaciona con una reducción de la actividad de enzimas antioxidantes (EAO) e incremento de las especies reactivas del oxígeno (ERO) guiando a un EO.
Existen muchos micronutrientes que realizan una variedad de funciones específicas en el organismo, entre las que se encuentran la catalítica, estructural y regulatorias. De ellos, hay varios que se relacionan con ECV, entre los que se encuentran, el zinc y cobre. El desbalance en la concentración de estos elementos trazas en el organismo, pueden incidir en las ECV como la HTA. Existen evidencias experimentales, de que estos elementos están asociados con este tipo de enfermedades. 8
Los elementos trazas en la dieta parecen tener un papel clave en la prevención de ECV a través de su función antioxidante. Tamkinath y Syyeda.9 encontraron la participación de elementos como zinc, magnesio y cobre, entre otros, en el desarrollo del proceso hipertensivo.
El zinc es un elemento esencial y el segundo catión divalente más abundante en el cuerpo. Este micronutriente tiene entre otros, un papel importante como agente antioxidante y antiinflamatorio.10
El objetivo de este estudio es evaluar el comportamiento de las concentraciones séricas de zinc en niños normotensos, prehipertensos e hipertensos.
MÉTODOS
El estudio formó parte del Proyecto PROCDEC ejecutado por la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV), la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara (UCMVC) y el Sectorial Provincial de Salud de Villa Clara, el cual desarrolló una pesquisa integral para la detección temprana de niños prehipertensos e hipertensos, con intervención en cuatro escuelas primarias del municipio de Santa Clara, Villa Clara, Cuba.
El estudio se clasificó como descriptivo transversal, en el cual participaron especialistas de múltiples disciplina, entre las que sobresalieron, pediatras, cardiólogos, bioquímicos, fisiólogos, endocrinólogos, médicos generales integrales, psicólogos, entre otros.
La muestra la conformaron 478 niños entre las edades de 8 y 11 años. Se seleccionó este intervalo de edad, debido a que al término de la enseñanza primaria e inicios de la enseñanza secundaria, los niños se dispersan y asisten a diferentes secundarias, lo que hace muy difícil localizar a los niños que se les detectaron prehipertensión o hipertensión.
Los niños fueron clasificados atendiendo a su presión arterial, sexo y pigmentación de la piel. Se obtuvo el consentimiento informado de todos los padres involucrados en el estudio, una vez que se explicó en qué consistía el estudio, su importancia y, el beneficio personal y familiar.
Se excluyeron de la muestra: niños que presentaron algún tipo de discapacidad, aquellos en que los padres no estuvieran de acuerdo en su participación en el estudio y los que presentaron hemolisis en sus muestras de sangre.
La presión arterial se midió en ocho momentos para lograr su clasificación en: normotensos, prehipertensos o hipertensos; se utilizaron brazaletes del tamaño adecuado a la circunferencia del brazo, de tal forma, que la bolsa neumática interna abarcó más del 50 % de la circunferencia del brazo, medida en el punto medio entre el acromion y el olecranon. El estetoscopio utilizado fue de tamaño pediátrico.
Para la medición, los infantes permanecieron al menos 10 minutos sentados en estado de reposo y con el antebrazo apoyado sobre una mesa, garantizando como mínimo, un intervalo de tiempo de 10 minutos entre las tomas y en tres días diferentes, como establece la OMS. También se incluyó, la toma de un miembro inferior acostado, para descartar la coartación de la aorta. Para la obtención del diagnóstico, se utilizaron las tablas de percentiles de talla y presión arterial que consideran la edad y el sexo. Se consideraron hipertensos, aquellos niños que reportaron cifras de presión arterial por encima del 95 percentil; prehipertensos, los que tuvieron un percentil entre 90 y 95, y normotensos, aquellos con menos del 90 percentil.
Para obtener la muestra de cada niño, se le extrajeron 10 cc de sangre con jeringuilla desechable, en la condición de ayuno total de 12 horas mínimo, dieta normo calórica y normo lipídica en la última comida, con previo consentimiento y participación de sus padres o tutores.
Las determinación del zinc se realizó en un espectrofotómetro de absorción atómica marca PYE UNICAM SP9, en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UCLV. Este método consiste, en la medición de las especies atómicas por su absorción a una longitud de onda particular. La especie atómica se logró por atomización de la muestra y son distintos los procedimientos utilizados. En este caso, se aplicó la técnica de atomización más usada, consiste en absorción atómica con llama, que nebuliza la muestra y luego, la disemina en forma de aerosol dentro de una llama de aire acetileno.
Para la determinación del zinc, se utilizó una solución de cloruro de Llantano al 0,1 %. Para ello, se utilizó una curva patrón. Todas las determinaciones se realizaron según los procedimientos normalizados de operación (PNO), establecidos. El equipo realizó tres lecturas de cada muestra y determinó el valor medio. Los reactivos utilizados fueron de alta calidad, pertenecientes a la firma MERCK y SIGMA.
En el estudio se compararon solo los grupos normotensos con los prehipertensos e hipertensos. Para identificar la distribución de la muestra, se utilizó la prueba de Kolmogorov- Smirnov; se encontró, que la misma fue no paramétrica. Para conocer si existía un nivel de significación p< 0,05 entre los grupos, se utilizó el test de Mann-Whitney. Todos los test utilizados pertenecían al paquete estadístico SPSS 21.
RESULTADOS
En la siguiente tabla se plantea, que los niños prehipertensos presentan una disminución significativa de la concentración de zinc, en comparación con los niños normotensos. Se observa también, una disminución en los niños hipertensos, pero sin significación. (Tabla 1)
Al analizar el comportamiento de las concentraciones del zinc, según el sexo y la presión arterial de los niños, solo se encontró, que los niños prehipertensos del sexo femenino tienen una disminución significativa en relación a los normotensos. En ambos sexos se constata una tendencia a la disminución de las concentraciones del zinc. (Tabla 2)
En los resultados de las concentraciones de zinc en los niños, según la pigmentación de su piel y la presión arterial, se observa una disminución en los niños prehipertensos e hipertensos de piel blanca, pero sin significación, e igual resultados aparece en los niños de piel no blanca, con excepción del grupo hipertenso donde se observa un aumento de la concentración de zinc respecto a los normotensos. (Tabla 3)
DISCUSIÓN
El zinc es uno de los elementos trazas más común en el cuerpo humano y presenta una participación de importancia en el crecimiento y desarrollo, al actuar como factor de señalización.11 12,13 Este microelemento tiene varias funciones, entre las que sobresalen, ser cofactor de más de 300 enzimas; además, es esencial en el sitio activo de la superóxido dismutasa (SOD), una importante enzima antioxidante que cataliza la dismutación del superóxido.14
En esta investigación se reportó una disminución de la concentración de zinc en niños hipertensos, pero sin significación. Este resultado concuerda, parcialmente, con el estudio realizado Li y cols.1 al estudiar el comportamiento del zinc en pacientes con HTA esencial, al encontrar una disminución -altamente significativa- de las concentraciones de zinc, al compararlo con individuos normotensos. Lo anterior es reafirmado por Dueñas y cols.8 al encontrar, que la media de los niveles de zinc sérico en los individuos hipertensos era más bajo que los sujetos no hipertensos.
Por otro lado, Rahman y cols.15 en su estudio de la correlación del zinc sérico con la presión sanguínea, observaron que el zinc sérico presentaba una correlación negativa significativa con la presión arterial sistólica y diastólica en personas hipertensas.
Se han encontrado resultados contradictorios en individuos hipertensos, debido a que presentan niveles más altos de zinc que los normotensos; otros estudios no han encontrado ningunas diferencia significativa entre las concentraciones de zinc y los hipertensos. Estos resultados pueden estar afectados por diferentes factores experimentales, como son la composición de la dieta, protocolo de alimentación, toma de presión y definición de presión.
En ambos sexo hubo disminución de la concentración del zinc en los niños prehipertensos e hipertensos. La disminución solo fue significativa en las niñas prehipertensas. Es posible una tendencia a relacionar la prehipertensión con el sexo femenino, atendiendo al estudio de prevalencia de hipertensión en niños de seis a nueve años realizado por Suarez-Varela y cols.16 donde se plantea una prevalencia de prehipertensión y de hipertensión de 8,1 % y de 8,0 %, respectivamente, según la muestra total de niños estudiados. Además, en el análisis del comportamiento por sexo, los niños presentaron una mayor tasa de hipertensión (8,4 %) y las niñas una mayor tasa de prehipertensión (9,3 %).
Estudios de metaanálisis encontraron, que pacientes hipertensos masculinos presentaron disminución significativa de la concentración de zinc con relación al grupo control.13, Lo anterior coincide con los resultados obtenidos, aunque en nuestro estudio la disminución no fue significativa.
Hay una marcada disminución en la concentración de zinc en los niños normotensos y prehipertenso de color de piel no blanca. Shen y cols.17 plantean, que existe diferencia significativa en la prevalencia de hipertensión en cuanto al sexo y la raza, con prevalencia en la infancia y los niños de color de piel negra, muestran un mayor ritmo de cambio que los niños de piel blanca, hacia la hipertensión. Estos resultados estarían de acuerdo con los planteados por Shen y cols., 17 pero con la adición del comportamiento de las concentraciones de zinc en cuanto a que, los resultados menos favorables se encuentran en los niños normotensos y prehipertensos de piel no blanca.
Los autores del estudio observaron, como en todos los grupos estudiados, los niños prehipertensos presentan las concentraciones de zinc más baja con relación a los normotensos e hipertensos, con excepción de los niños hipertensos de piel no blanca.
Sanabria y cols.18) en su trabajo encontraron deficiencia de cobre, hierro y zinc en niños menores de 5 años, con un valor promedio de zinc similar al reportado por el presente estudio en el grupo total de niños normotensos: 1,153 µg/ml.
Otro aspecto importante se refiere a las concentraciones de zinc en todos los grupos de niños estudiados, los que están dentro de un intervalo de valores normales de la concentración de zinc (0,70 µg/ml y 1,53 µg/ml) reportados por varios autores.19,20
La hipertensión, en unión con la obesidad, dislipidemia, tabaquismo y la diabetes mellitus, entre otros, son factores de riesgo bien conocidos para las ECV.
Al zinc se le atribuyen varias funciones, entre las más importantes, la de agentes antiestrés oxidativo, debido a su acción antioxidante.13 Existen varios eventos moleculares que justifican su acción antioxidante.
El zinc no es un metal activo redox, por lo que la función antioxidante(13) del mismo es a través de mecanismos indirectos. Así, tenemos que en las células de organismos mamíferos, el hierro y el cobre favorecen la formación de especies reactivas del oxígeno (ERO) y especie reactiva del nitrógeno (ERN); estos tienen la capacidad de oxidar componentes celulares como los de la bicapa lipídica. El zinc compite con el hierro y el cobre por las cargas negativas en la bicapa lipídica y con esta acción, se protege a la membrana celular de la peroxidación lipídica.Como se conoce, el zinc actúa como cofactor de la enzima SOD, principal enzima antioxidante que pertenece al grupo de la primera línea de defensa antioxidantes de la célula.16 Alteraciones de los niveles de zinc en suero, puede afectar dicha enzima, lo cual puede guiar a la disfunción endotelial vascular.18 Por otra parte, el zinc es capaz de interactuar con los grupos tiol o sulfidrilos en las proteínas y los péptidos, al reducir la reactividad de los mismos. Lo anterior evita la formación de enlaces disulfuros intramolecular y con ello, se pone de manifiesto la acción antioxidante, con lo que se protege a estas moléculas de la oxidación.18 Además, el zinc acelera la síntesis de las metalotioneinas, una familia de proteínas ricas en cisteína, las que son abundantes en el citosol y con ello, la presencia de muchos grupos tiol, los que actúan como recogedores directos de sustancias oxidantes.19,15
Por último, el zinc protege a la célula del EO, dado porque incrementa la biosíntesis del glutatión, principal AO no enzimático, el cual es responsable de mantener un estado redox adecuado, además de ser cofactor de la glutatión peroxidasa enzima que pertenece a la primera línea de defensa antioxidante.16