INTRODUCCIÓN
La evolución histórica de la Medicina desde la antigüedad hasta estos días, viene marcada en diferentes etapas por personalidades que son dignas de recordar, sin cuyos aportes no hubiéramos llegado a los adelantos actuales; ellos son parte del patrimonio de la humanidad. De la Edad Media a la Moderna, importantes figuras fueron revolucionando los conocimientos de la medicina, de su enseñanza, y creando los primeros recursos tecnológicos. Entre los nombres de galenos cubanos que contribuyeron de modo relevante al desarrollo de la medicina nacional durante el siglo XIX, aparece en primera fila el de Nicolás José Gutiérrez Hernández, un hombre merecedor del respeto, la consideración y el tributo en todas las épocas por sus abundantes virtudes y sus numerosas hazañas. Realzar la figura de tan insigne personalidad es el objetivo de los autores.
DESARROLLO
Nicolás José Gutiérrez Hernández nació en La Habana, Cuba, el 10 de septiembre de 1800. Hijo de José de Jesús Gutiérrez y Josefa Feliciana Hernández, naturales ambos de la misma ciudad, fue el primero de sus once hijos.1(Figura)
Recibió la instrucción primaria en una escuela privada, localizada en el barrio de la Merced y luego en un colegio regido por Antonio Coello, en el cual se distinguió entre sus condiscípulos alcanzando siempre los primeros premios en los exámenes. En 1817 comenzó los estudios de Filosofía en el convento de San Juan de Letrán, donde en febrero de 1820 obtuvo el grado de Bachiller en Artes.2
Su vocación por la Medicina se manifestó desde su niñez y se hizo patente el 8 de enero de 1819, fecha en la que se abrió en el Hospital Militar de San Ambrosio el primer curso práctico de Anatomía, Fisiología y Química, impartido por el profesor italiano José Antonio Tasso, en el cual matriculó cuando estudiaba bachillerato. El examen público que venció para finalizar este curso, muy novedoso para su época, fue de tanta brillantez, que le valió la promesa de costear sus estudios médicos en París o España, a cuenta de la Sociedad Económica de Amigos del País, promesa que no se cumplió.2
En junio de 1818 inició prácticas con miras a lograr el título de Cirujano latino con el doctor Manuel Antonio Díaz, médico y cirujano, facultativo del Hospital de San Francisco de Paula, y aprobó el ejercicio tres años después.2,3
En marzo de 1820 comenzó la carrera de Medicina en la Universidad Pontificia, bajo la tutela de los doctores Agustín Encinoso de Abreu y Ángel J. Cowley, quienes transmitieron a sus discípulos los conocimientos derivados de los progresos de las ciencias médicas en Europa. El 18 de marzo de 1823 se le otorgó el título de Bachiller en Medicina; con la aspiración de lograr los grados mayores de Licenciado y Doctor en Medicina, comenzó el período de prácticas junto al doctor Andrés Terriles, recibiendo en 1825 el diploma que lo acreditó como médico y la autorización para ejercer dicha profesión. El 13 de enero y el 4 de febrero de 1827 se presentó a examen en la Universidad, y obtuvo los grados de Licenciado y de Doctor en Medicina, respectivamente.2
Fue Secretario de la Sección de Educación de la Sociedad Económica de Amigos del País, de 1828-1829. Entre 1830 y 1836 se desempeñó como Catedrático de Anatomía General de la Universidad de La Habana, y en 1831 fue nombrado Profesor de Anatomía Descriptiva en el Hospital Militar. En 1833, por encomienda del Real Tribunal del Protomedicato de La Habana, Gutiérrez y Agustín Encinoso de Abreu elaboraron un detallado informe sobre la primera epidemia de cólera que se desencadenó ese año en La Habana, el cual se publicó 10 años más tarde.2,3
El eminente médico habanero fue el principal promotor de la creación de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, inaugurada el 19 de mayo de 1861.
Entre 1836 y 1837 realizó estudios en Francia, en especial con el eminente cirujano Alfred-Armand Velpeau. A su regreso, pasó a ser Cirujano Mayor del Hospital Militar e introdujo en Cuba el uso del estetoscopio y la auscultación para diagnosticar enfermedades respiratorias y circulatorias; fue el primero en practicar la litotricia; extirpar pólipos uterinos; emplear el método de Ricord para la curación de la sífilis; efectuar la tenotomía del pie equino; hacer la ligadura de las arterias radial e iliaca interna y externa en los casos de aneurismas, em plear fórceps en los partos; tratar el hidrocele por medio de la inyección de tintura de yodo; embalsamar por el método de Gannal; administrar el cloroformo para la anestesia quirúrgica; operar abscesos del hígado; llevar a cabo rinoplastias; curar radicalmente la hernia inguinal y emplear el vendaje inamovible de fracturas. Sobre estas técnicas innovadoras publicó un libro en 1839.4-8
Fue el fundador de la primera revista cubana dedicada exclusivamente a la medicina, Repertorio Médico Habanero, que se editó entre 1840 y 1843, además de impartir cursos sobre partos, clínica quirúrgica y grandes operaciones con demostraciones de cadáveres. A la muerte de Tomás Romay, en 1849, se convirtió en la figura principal de la comunidad médica habanera.2-8
Pero su más trascendente legado radica en el papel protagónico desempeñado en el prolongado proceso que condujo a la aprobación por parte de la metrópoli española de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, inaugurada el 19 de mayo de 1861.
(2-8) En ese momento expresó: "Siquiera no fuese más por orgullo nacional, debiera hacérsele entender a los forasteros y extranjeros principalmente, que no nos ocupamos sólo en hacer azúcar y cosechar tabaco, sino que cultivamos también las ciencias."
Fue el Presidente fundador de esta institución, cargo para el cual fue constantemente reelegido hasta su fallecimiento, elegido Miembro de Mérito en 1863; y entre 1879 y 1880 fue Rector de la Universidad de La Habana.3-8
Le fueron otorgadas las siguientes distinciones:3-8
Gran Cruz de Carlos III y de Isabel la Católica, así como Médico de Cámara de Su Majestad el Rey de España, otorgada por el Gobierno hispano en 1883.
Socio de Honor de la Sociedad de Estudios Clínicos, del Centro Médico-Farmacéutico de Cienfuegos, y de las sociedades económicas de Santiago de Cuba y La Habana.
Miembro de varias instituciones extranjeras, entre ellas: la Accademia dei Lincei, de Roma; la Academia de Ciencias de Nueva Orleáns, y la Academia de Cirugía de Madrid.
Vicepresidente del Congreso Médico Internacional celebrado en Washington, EE.UU, en 1887.
Dentro de sus publicaciones podemos encontrar:4-8
Abreu, Agustín Encinoso de y Gutiérrez, Nicolás José: Memoria del cólera morbus en La Habana (publicado en pliegos aparte, anexos al último número del Repertorio Médico Habanero). La Habana, 1843.
Breve manual de medicina operatoria para el curso de 1839. Imprenta Literaria, La Habana, 1839.
Curso de Anatomía al alcance de todos. Dado en el Liceo Artístico y Literario de la Habana, en 1846. Imprenta del Diario de la Marina, La Habana, 1847.
Relaciones entre la Fiebre amarilla y la Fiebre biliosa de los países cálidos. En: Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana. Vol. 1. La Habana, 1864, pp. 178-188, 384 Apuntes autobiográficos. La Habana, Editorial Academia, 1991.
Su muerte, acaecida el 31 de diciembre de 1890,9 produjo un prolongado luto; fue un hombre que marcó una impronta en la historia de la medicina cubana.
CONCLUSIONES
El doctor Nicolás José Gutiérrez Hernández fue un ejemplo vivo del espíritu de progreso, y sus ideas y anhelos juveniles se conservaron a lo largo de toda su vida. Fue un médico eminente y un trabajador infatigable, manteniéndose en permanente contacto con los avances de las ciencias médicas y transmitiéndoselas a sus semejantes, con in fluencia positiva en sus concepciones filosóficas. Dejó un bello y valioso legado a la ciencia y a la cultura nacional, y es modelo a seguir por las nuevas generaciones de profesionales.