Introducción
La calidad en el cuidado de salud se ha definido como el grado en el cual los servicios incrementan la tasa de resultados óptimos que son consistentes con el conocimiento médico vigente. La calidad de vida puede ser medible después del proceder anestésico-quirúrgico, bajo circunstancias objetivas y subjetivas (efectos adversos y satisfacción del paciente, respectivamente).1
Desde el 1º de enero de 2009 en todos los hospitales certificados por el Consejo de Salubridad General, según los estándares internacionales para la acreditación del Joint Commission International, se crearon metas para la seguridad de los pacientes. Su propósito fue promover mejoras específicas en cuanto a la seguridad del enfermo, detectar las áreas problemáticas dentro de la atención médica y describir las soluciones consensuadas, basadas en la evidencia científica.1
Gempeler y Avellaneda2 señalaron que la satisfacción del paciente es un término que se introdujo en la medicina en los años 90, conociéndose desde entonces, su carácter subjetivo y lo difícil de su medición. Este es un gran indicador de atención y calidad de la asistencia médica, que puede evaluar la estructura, el proceso y el resultado de los servicios de salud. Por tanto, la satisfacción de los pacientes, después de un acto anestésico, es una medida de calidad de la asistencia que contribuye a la evaluación final del centro sanitario.3,4,5,6,7
Diversas teorías psicológicas sugieren que la satisfacción del paciente es un concepto multidimensional que incluye componentes sociodemográficos, cognitivos y afectivos.
Un cambio en la satisfacción ocurre cuando la diferencia entre la situación actual y la expectativa excede la capacidad de asimilar la diferencia por parte del paciente, por lo tanto, la satisfacción dependerá de la congruencia entre lo que espera el paciente y lo que ocurre realmente.4
Entre los componentes relacionados con el paciente, se citan: edad, sexo, grado de educación, estado civil, ocupación, raza, entre otros. Los relacionados con el proveedor de salud como interacciones verbales, no verbales y competencia profesional y los relacionados con el proceso en sí, como accesibilidad, conveniencia, servicios auxiliares, factores burocráticos, costos, factores ambientales y organización de los servicios de salud.
Para la medición de la satisfacción del paciente, se utilizan instrumentos unidimensionales (escala numérica, escala visual análoga y escalas categóricas tipo Likert) que brindan información global acerca de todo el cuidado en salud recibida y encuestas multidimensionales de compleja construcción psicométrica que pueden dar información más específica y confiable por la gran cantidad de variables que se evalúan.4,5
A gran escala se utilizaron cuestionarios como el Quality of Recovery Score (QoR, por sus siglas en inglés) y la versión expandida QoR-40 en países como Australia.8,9,10,11,12,13,14
Torres Mora,5 Torres Peña8) y Morera Pérez,11 en un estudio realizado en Cuba, evaluaron a través de una encuesta la percepción de la calidad de la atención médica en sus dimensiones de estructura, proceso y resultado en el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso.
El objetivo de esta investigación es evaluar el grado de satisfacción de los pacientes intervenidos quirúrgicamente de forma electiva, con anestesia general orotraqueal en el Hospital Clínico Quirúrgico Docente Hermanos Ameijeiras.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, prospectivo, transversal en pacientes atendidos en el Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Clínico Quirúrgico Docente Hermanos Ameijeiras en el período comprendido de enero a marzo de 2022.
En cuanto a los criterios de inclusión se tomaron en cuenta los pacientes mayores de 19 años, de cualquier sexo, con estado físico I, II y III según la Sociedad Americana de Anestesiología (ASA) y aquellos pacientes que recibieron anestesia para tratamiento quirúrgico electivo.
Se excluyeron los pacientes que requirieron ser admitidos en la Unidad de Cuidados Intensivos y aquellos con incapacidad de comunicación oral o mental que le impedían responder la encuesta. La muestra estuvo constituida por 297 pacientes que cumplieron con los criterios de selección.
Se consideraron las siguientes variables: edad, sexo, estado físico. Tipo de intervención quirúrgica (según especialidad a la que pertenece el procedimiento). No se informó al paciente, ni al anestesiólogo encargado, ni al personal de la Unidad de Cuidados Posanestésicos (URPA), si el paciente estaba incluido en la observación. Se consideró el tipo de anestesia utilizada (TIVA, inhalatoria o balanceada).
Se determinó si el paciente fue evaluado por un anestesiólogo antes de llegar al quirófano. Si el anestesiólogo le esclareció sus preocupaciones. Si le explicó el tipo de anestesia que pretendía realizarle. Si se le administró algún sedante previo a la operación. Si consideró que fue efectivo, si se sintió bien acogido cuando llegó al quirófano ¿Qué fue lo que más le molestó al despertar de la anestesia? ¿Dónde se encontraba al despertar? ¿Después de la anestesia, que recuerda haber tenido como elemento de insatisfacción (náuseas y vómitos posoperatorio, onicofagia, disfonía, mareos, agitación, confusión o despertar intraoperatorio (DIO)?
¿Cómo evaluó el dolor posoperatorio? Según la Escala Análoga Visual (EVA). Se monitorizó de cero (ningún dolor) a 10 (dolor insoportable), cada cuatro horas y se clasificó:
Ausente: cuando la puntuación fue de 0.
Leve cuando la puntuación fue de 1 a 3.
Moderado: cuando la puntuación fue de 4 a 7.
Severo: cuando la puntuación fue de 8 a 10.
Grado de satisfacción con la anestesia
Se realizó una encuesta según una escala válida para medir la calidad de la recuperación posanestésicos desde la perspectiva de los pacientes (CdR) que tomó como base preguntas dirigidas hacia factores que pudieran afectar la satisfacción de los pacientes:
El anestesiólogo le explicó el tipo de anestesia que pretendía realizarle y sus complicaciones. (Sí - 0 punto), (No - 1 punto).
¿Cree Ud. que hubo demora desde el traslado de la sala al quirófano e inicio de la operación? (Sí - 1 punto), (No - 0 punto).
¿Se sintió atendido por parte del equipo quirúrgico desde su ingreso al quirófano hasta que se durmió? (Sí - 0 punto), (No - 1 punto).
¿Sintió algo (dolor, ansiedad, sensación de no poder moverse, recuerdos intraoperatorios u otras sensaciones) durante su estancia en el quirófano? (Sí - 1 punto), (No - 0 punto).
¿Recuerda algo del despertar y si fue tranquilo? (Sí - 1 punto), (No - 0 punto).
¿Tuvo dolor, náuseas, vómitos, frío o algún otro factor incómodo durante su estancia en la sala de recuperación? (Sí - 1 punto), (No - 0 punto).
¿Le explicaron la evolución posoperatoria de su intervención? (Sí - 0 punto), (No - 1 punto).
¿Se sintió bien atendido por el grupo multidisciplinario que lo atendió en la sala de recuperación? (Sí - 0 punto), (No - 1 punto).
¿Si lo tuvieran que volver a operar, le gustaría que le realizaran el mismo procedimiento para tener igual recuperación? (Sí - 0 punto), (No - 1 punto).
¿Se siente como si no lo hubieran operado? (Sí - 0 punto), (No - 1 punto).
Al sumar el resultado de la encuesta los valores finales fueron:
Muy satisfecho: cuando la puntuación fue de 8 a 10.
Satisfecho: cuando la puntuación fue de 4 a 7.
Poco satisfecho: cuando la puntuación fue de 1 a 3.
Insatisfecho: cuando la puntuación fue de 0.
Si el paciente cumplía con los criterios de alta de la UCPA, se aplicó la encuesta por parte del personal entrenado y se completaron los datos necesarios con base a la valoración preoperatoria, al registro de anestesia y de la unidad de cuidado posanestésico.
Para resumir la información de la muestra en estudio se utilizaron estadígrafos descriptivos como la media aritmética, la desviación estándar, el mínimo y máximo para todas las variables cuantitativas que se analizaron. Para todas las variables cualitativas, se calcularon las frecuencias absolutas y relativas.
Después de seleccionar al paciente por la lista de programación quirúrgica, se consignaron los datos básicos, como identificación y tipo de intervención, en el formato de recolección de datos. No se le informó al paciente, al anestesiólogo encargado, ni al personal de la Unidad de Cuidados Posanestésicos (URPA), si el paciente estaba incluido en la observación.
Consideraciones éticas
El estudio se realizó de acuerdo con los principios de la Declaración de Helsinki,15) del año 2013, sobre las investigaciones en seres humanos. Este estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la investigación y el Consejo Científico del Hospital en estudio.
Resultados
La edad de los pacientes osciló entre los 20 y 86 años, con una media de 43,2 ± 9,4 años y una mayoría entre 40 y 59 años con 121 (40,7 %). En la distribución por sexo mostró una prevalencia el femenino con 201 (67,7 %). Sobresalió el estado físico ASA II con el 56,6 % (n = 168).
El tipo de procedimiento quirúrgico predominante fue los de cirugía general con 104 (35,0 %), seguido del de ortopedia en 61 (20,5 %) y el de cirugía estética en 52 (17,5 %). El resto de los procederes se realizaron en menos del 15,0 % de los pacientes.
El tipo de anestesia general más utilizado fue la balanceada en 179 (60,3 %) pacientes.
Las características relativas al período preoperatorio mostraron que el 100,0 % (n = 297) de los pacientes fue evaluado por un anestesiólogo antes de llegar a quirófano. El 71,7 % (n = 213) refirieron tener esclarecidas sus preocupaciones. Al 43,4 % (n = 129), se les explicó la anestesia que se le iba a administrar y el 92,6 % (n = 271), señalaron haber recibido algún sedante previo a la operación y el 89,9 % (n = 267) lo consideraron eficaz.
Con respecto al período intraoperatorio, el 100,0 % (n = 297) de los enfermos se sintieron bien acogidos cuando llegaron al quirófano y consideraron que fueron anestesiados de forma rápida. Las principales molestias encontradas al despertar fueron: el sueño en 15 (5,1 %) del total y la presencia de sonda de Levine en 10 (3,4 %). El 80,5 % (n = 239) de los pacientes se encontraba en la UCPA al despertar.
La evaluación del dolor posoperatorio mostró que 167 (56,2 %) pacientes refirieron algún grado dolor, divididos en 13 (4,4 %) dolor leve, 85 (28,6 %) dolor moderado y 69 (23,2 %) dolor severo. Los problemas comúnmente encontrados en el posanestésicos fueron las náuseas y los vómitos posoperatorios en 75 (25,3 %) casos, la odinofagia en 31 (10,4 %) y el mareo en 24 (8,1 %).
Con relación al grado de satisfacción se observó que el 95,7 % (n = 284) refirieron estar satisfechos con la anestesia recibida. De ellos, el 70,4 % (n = 209) expresaron estar muy satisfechos y el 25,3 % (n = 75) satisfechos. Se debe destacar que solo el 4,4 % (n = 13) refirieron estar poco satisfecho. No se encontró ningún enfermo que refiriera insatisfacción (tabla).
Discusión
En esta investigación, la edad de los pacientes osciló entre los 20 y 86 años, con una media de 43,2 ± 9,4 años y una mayoría entre 40 y 59 años con 121 (40,7 %), período en los que la mayoría de los pacientes requirieren algún tipo de tratamiento quirúrgico, lo cual fue corroborado por diferentes autores.8,16,17
Estudios realizados en adultos, justificaron que algunas enfermedades quirúrgicas como: colelitiasis, enfermedades tiroideas, hernias, fibroma uterino; por las cuales fueron operados, se corresponden con este intervalo de edades. Estos resultados concuerdan con lo referido por Lemos y otros,3 quienes demostraron que la media de edad de los pacientes en los que se evaluó el grado de satisfacción anestésica fue de 44,8 ± 15,4 años.
La distribución de los pacientes según el sexo, se demostró en esta serie, predominio del sexo femenino. Resultados que concuerdan con los hallazgos de otros autores.18,19
En cuanto a la clasificación del estado físico según la ASA, en el presente estudio predominaron los clasificados como ASA II. Esto se corresponde con lo informado por otros autores que explican porque al ser mayores de 40 años presentan múltiples enfermedades asociadas, pero como la intervención propuesta es electiva dichas enfermedades se encuentran compensadas.20
El tipo de anestesia más frecuentemente utilizada en esta serie fue la anestesia balanceada, estos resultados se corresponden con los de otros autores.17,18,19,20,21
Los resultados de este estudio mostraron que, de las variables analizadas en el preoperatorio, la acogida, la información recibida, así como la satisfacción experimentada fueron los aspectos que más prevalecieron en los pacientes estudiados; por tanto, el estudio concuerda con la literatura, la cual describe que la mayoría de ellos coinciden en tres elementos fundamentales a la hora de valorar la satisfacción; el primero: las relaciones interpersonales; el segundo: los aspectos técnicos de la atención; y por último, los aspectos relacionados con la satisfacción.21
En el ámbito de la anestesiología, diferentes investigadores coinciden en que la información, la comunicación y el enfoque personal son los factores más importantes que influyen en la satisfacción con la atención perioperatoria. Se ha señalado que una actitud empática del anestesiólogo en la visita preoperatoria reduce significativamente la ansiedad del paciente y aumenta la satisfacción sobre la calidad de la información proporcionada.2
En relación con la consulta preanestésica, Kunfah y otros (8 observaron que los aspectos más valorados por los pacientes en el preoperatorio fue la información dada por el anestesiólogo (100,0 %); la realización de la consulta (99,3 %); el enfoque anestésico (98,7 %) y la privacidad mantenida durante el examen (98,0 %).
Otro estudio que analizó la satisfacción de los pacientes en la consulta preoperatoria,9 resaltó que la mayoría de los pacientes estaban satisfechos por el hecho que el anestesiólogo escuchó (84,0 %) y actuó (89,8 %) de acuerdo con sus necesidades.
La puntuación media de la competencia de los profesionales fue de 75,0 %. y el 93,4 % estaba convencido de rol que asumía. En la serie conducida por Teshome y otros,10 se señaló que el aspecto de la consulta preoperatoria que se asoció a una mayor satisfacción con el proceder anestésico fue la aclaración de los miedos y las preocupaciones por el anestesiólogo (72,1 %). Los enfermos que calificaron dicha satisfacción como baja, lo justificaron con una relación médico-paciente poco amigable (61,4 %), la cual fue corroborada por Simegn y otros.11
El síntoma posoperatorio que más influyó sobre la satisfacción final en esta serie fue el dolor. Los resultados de Simegn y otros11 y Fetene y otros13 mostraron que la presencia de dolor posoperatorio moderado-severo, se asoció a 2,4 veces más (IC 95 % 1,452-4,065) con no la satisfacción del procedimiento anestésico. De esta manera, la generación de los estímulos nocivos es traducida por los nociceptores en impulsos nerviosos y transmitidos al sistema nervioso central (SNC) por las fibras A-δ y C. Posteriormente, la transmisión de los signos aferentes nociceptivos está determinada por influencias moduladoras complejas en la médula espinal. Allí, en las terminales centrales de las neuronas de primer orden, intervienen los aminoácidos excitatorios (L-glutamato, aspartato y varios neuropéptidos), que incluyen el péptido intestinal vasoactivo, la colecistocinina, el péptido liberador de gastrina, la angiotensina II, el péptido relacionado con el gen de la calcitonina y la señalada sustancia P.8,11,20,21
Estas moléculas encargadas de la génesis y la transmisión de la señal sensibilizante actúan en diferentes receptores, pero de manera colectiva producen resultados finales similares por activación de la misma cascada intracelular, al activar la proteína cinasa A (PKA) o la proteína cinasa C (PKC).
Algunos impulsos nociceptivos pasan al asta anterior, al asta anterolateral para desencadenar respuestas reflejas segmentarias. Otros son transmitidos a los centros superiores a través de los tractos espinotalámicos y espinorreticulares, donde se producen respuestas suprasegmentarias y corticales, que son las que definen la reacción del organismo frente a la agresión y constituyen la base que explica los problemas posquirúrgicos ligados a la presencia del dolor (reacción neuroendocrina y metabólica al estrés).3,5,13,17
En la investigación otro síntoma que también provocó la insatisfacción con el procedimiento anestésico fueron las náuseas y los vómitos posoperatorios (NVPO). Esto concuerda con los resultados de algunos autores como Saavedra López,14 Fernández Sanromán y otros16 y Berhanu.17
Los factores de riesgo más prevalentes e identificados como predictores independientes de NVPO son el sexo femenino, el estatus de no fumador y la historia de NVPO o de cinetosis.3
Para evaluar la percepción de la satisfacción del sujeto sobre la anestesia recibida se han usado diferentes instrumentos.4,5,14 Estos suelen explorar tres áreas relacionadas con la calidad. La primera es sobre la comunicación y relación paciente-anestesiólogo; en ella se evalúa la información otorgada con respecto a la comprensión del individuo sobre la anestesia a recibir y sus riesgos, así como la empatía y la confianza ganada por el anestesiólogo.9
La segunda, no siempre evaluada, es la calidad de la anestesia en cuanto a su eficiencia. A su vez, se investiga si el sujeto presentó despertar o sensación de no estar dormido durante el procedimiento quirúrgico o si sintió dolor.6 La tercera área evaluada se dirige al control de síntomas en el posoperatorio; de ellos, el más importante es el dolor, seguido de náuseas, vómitos, cefalea, escalofríos, disfonía, sed y mareos, entre los más comúnmente referidos.18,19 Con estas evaluaciones, el porcentaje de satisfacción con la anestesia en el presente estudio concuerda con otras investigaciones internacionales que han informado, niveles de satisfacción por encima del 90 %.
A pesar que la satisfacción informada por los pacientes es subjetiva, constituye un buen indicador de la calidad de los cuidados anestésicos. Los cuestionarios posoperatorios en los pacientes que recibieron anestesia pueden ser un indicador de la calidad de los servicios prestados, sea porque en última instancia se quieren pacientes satisfechos, sea porque de otro modo no se tendría conocimiento de las complicaciones posoperatorias y de lo que realmente preocupa a estos pacientes. Otro factor a tener en cuenta es la importancia de la comunicación entre el anestesiólogo y el paciente que va a ser anestesiado, que ocasionalmente este aspecto se tiene poco en cuenta; sin embargo, puede ser el factor más importante para la satisfacción de los enfermos.
Se concluye que el mayor grado de satisfacción lo obtuvieron los pacientes que se sintieron protegidos por sus anestesiólogos, le brindaron confianza durante el período perioperatorio y velaron por prevenir el dolor. La mayoría de los pacientes refirieron estar satisfechos con el proceder anestésico recibido.