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Humanidades Médicas
versión On-line ISSN 1727-8120
Rev Hum Med vol.12 no.3 Ciudad de Camaguey sep.-dic. 2012
ARTÍCULO
La interacción tutor - estudiante en la Educación Superior. Un acercamiento a su diagnóstico
Tutor-student interaction in Higher Education; an approach to its diagnosis
Nivia Álvarez Aguilar,I Carmen Marín Rodríguez,II Arturo Torres Bugdud III
- Doctora en Ciencias Pedagógicas, Profesora Titular. Centro de Estudios de Ciencias de la Educación. Universidad de Camagüey. Carretera de Circunvalación Km 51/2. Camagüey CP 70500. nivial12@yahoo.es
- Doctora en Ciencias Pedagógicas, Profesora Titular. Universidad de Camagüey. Departamento de Extensión Universitaria. Carretera de Circunvalación Km 5½. Camagüey CP 70500. carmen.marin@reduc.edu.cu
- Doctor en Ciencias Pedagógicas, Profesor Titular. Universidad Autónoma de Nuevo León. Subdirección de Desarrollo Institucional y Humano. México. San Nicolás de los Garza. CP 64840. atorres85@hotmail.com
RESUMEN
Los acelerados cambios científicos tecnológicos y sociales exigen de los centros de Educación Superior la búsqueda de nuevas vías y el perfeccionamiento de las ya existentes para lograr egresados más competentes. La tutoría se identifica como un proceso educativo que debe favorecer el pleno desarrollo personal e integral del estudiante, en el que éste se conciba como sujeto activo y responsable de su propio proceso de formación. En este sentido cobra una especial importancia el proceso de interacción en el desarrollo de la tutoría. El artículo tiene como objetivo fundamentar la importancia de dicha interacción, mediante un breve análisis teórico y la exposición de algunos resultados de su diagnóstico en el contexto de tres carreras universitarias.
Palabras clave: tutoría, interacción tutor- estudiante, diagnóstico, educación superior.
ABSTRACT
The accelerated social, scientific and technological changes demand of Higher Education centers, the search for new ways to create more competent graduates, as well as to improve the existing ones. Tutorship is identified as a teaching process that must favour the complete personal and comprehensive development of the student, in which he must be seen as an active individual responsible for his own formative process. This way, the interactive process of developing tutorship takes on special significance. This article aims at supporting the importance of such interaction, by means of a brief theoretical analysis and by setting out some results of its diagnostic in the context of three university degree courses.
Keywords: preceptorship, tutor-student interaction, diagnosis, higher education.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad se observa una tendencia al reconocimiento de la tutoría como un proceso educativo que debe favorecer el pleno desarrollo personal e integral del estudiante universitario, donde se conciba al mismo como sujeto activo y responsable de su propio proceso de formación que se desarrolla en ámbitos cada vez más plurales, con la participación de todas las personas con las que interactúa.1-4
Lo anterior se confirma en la idea planteada por Álvarez: “Desde el alumnado, la acción tutoral se convierte en un servicio de atención que le va a proporcionar información, formación y orientación sobre su proceso formativo. Concretamente va a jugar un papel relevante en los procesos de aprendizaje y en su desarrollo de competencias académicas y profesionales, especialmente en la elaboración y maduración de su proyecto de desarrollo personal. La acción tutoral se va a convertir en una pieza básica en su formación integral.”5
En relación con lo expresado Capelari apunta: “La intervención del tutor es responder a necesidades y problemas situados en los alumnos a través de ayudas personalizadas en distintos aspectos: personales, sociales, académicos. Los objetivos consisten en brindar orientación y apoyo para que los alumnos logren conocimientos, capacidades y habilidades sobre distintos temas o construyan competencias diversas que les permitan alcanzar mejores logros académicos y personales.”6
Por lo que las nuevas tendencias en el ámbito formativo universitario apuntan hacia una combinación más dinámica y efectiva entre la orientación frontal (de grandes grupos) y una más personalizada que varía desde la atención individual o personalizada hasta la que se realiza en pequeños grupos.
De lo planteado se infiere que la figura del tutor va adquiriendo una connotación protagónica en la formación del estudiante universitario. Sin embargo, su influencia no debe concebirse de manera unidireccional y con carácter de “emisor”, sino más bien de forma interactiva y consensuada, de allí la importancia de una interacción positiva entre los sujetos involucrados en la actividad de tutoría. Con mucha frecuencia no se otorga la debida importancia a dicha interacción, posiblemente debido a que constituye una condición, un medio necesario para realizar la labor de tutoría. Es por ello que el presente artículo tiene como objetivo fundamentar la importancia de la interacción en el proceso de tutoría mediante un análisis teórico de este tema y la exposición de algunos resultados de su diagnóstico en el contexto de tres carreras universitarias.
DESARROLLO
Consideraciones sobre la actividad tutoral. Su importancia
Existen múltiples propuestas de acciones encaminadas a perfeccionar la labor del tutor, la que requiere de una constante actualización y reconceptualización. Entre las deficiencias reflejadas en trabajos acerca de esta temática se encuentran: la falta de consenso en cuanto a la posición del tutor en el proceso, con respecto al resto de los docentes y su interacción con ellos, así como las relacionadas con sus funciones. No obstante, la tendencia es concebirlo como un agente aglutinador de las diferentes acciones educativas dirigidas a la orientación de los tutelados en diferentes esferas, tanto en el plano personal como en el profesional.7,8
Con respecto al perfil del tutor, en varias fuentes (Molina1, Gairín3, Román4, así como en el texto, El tutor en las sedes universitarias municipales,9 tienden a enfatizar los aspectos: preparación metodológica, técnica y científica en el área de su disciplina, creatividad para identificar y orientarse en la solución de los problemas de sus estudiantes, capacidad para promover el trabajo cooperativo, la participación, interacción y responsabilidad crítica, el aprendizaje independiente, capacidad para orientarse en los distintos ámbitos de la formación del estudiante, promoción del crecimiento personal y el desarrollo de la autodeterminación. En este artìculo se considera que el tutor constituye, junto con los demás factores socializadores, un elemento importante del proceso formativo, el cual sin suplantar las funciones de los demás docentes, se convierte en un factor integrador de vital significación en los diferentes tipos de interacciones educativas que se producen entre todos los implicados en dicho proceso.
El tutor debe facilitar el intercambio multidireccional entre todos los agentes socializadores que intervienen en el proceso formativo y garantizar la retroalimentación necesaria para la concepción de acciones educativas personalizadas, aún cuando se empleen acciones colectivas, con una coordinación de esfuerzos y recursos, sobre la base del conocimiento integral sobre sus tutorados, a partir de la combinación adecuada y armónica de las diferentes áreas y procesos que contempla la tutoría.
Existe unidad de criterios en cuanto a la necesidad de que la tutoría sea lo más integral posible, se observa como una tendencia de muchas universidades a la asunción de un modelo de tutoría integral (España, Cuba, Chile, México, Argentina, entre otros países). En relación con este aspecto, apunta además Collazo,10 que lo propuesto como integral queda incompleto si no se toma en cuenta lo vocacional-profesional y la incorporación de la formación en valores, que todo proceso docente educativo debe tener en su proyección, por ello propone un Modelo de Tutoría Integral (MTI) educativa, orientadora y personalizada a través de la cual se trabajará con el estudiante como centro de ese proceso en cuatro direcciones fundamentales; lo académico, lo vocacional-profesional, lo personológico y lo investigativo.
En este mismo orden es preciso resaltar el papel de la relación alumno-tutor en el desarrollo de diversos aspectos estrechamente relacionados con la dimensión educativa del proceso formativo, como por el ejemplo, el perfeccionamiento de los proyectos de vida desde un mayor protagonismo por parte del estudiante,11 y de igual modo es defendida la necesidad de comprender la tutoría como instrumento al servicio del alumno y la orientación educativa como un elemento esencial para generar la calidad en los servicios tutoriales.
Con respecto a las funciones inherentes al tutor, se concuerda con la valoración realizada por diferentes autores quienes coinciden en destacar la diversidad de conceptualizaciones sobre las mismas y su insuficiente clarificación conceptual.12,13 En el modelo pedagógico concebido para la universalización de la educación superior cubana, se detallan como funciones las siguientes:
- Caracterizar y diagnosticar al estudiante (dimensiones socio personal, familiar y académica) identificando en cada uno sus necesidades educativas y potencialidades para llevar a cabo la labor educativa.
- Elaborar y aplicar acciones educativas individuales y grupales.14
Estas dos funciones, que los autores de este artículo consideran como integradoras o generales, pues la acción tutoral ha de ser tan diversa como lo son las características y necesidades de los estudiantes, sin lugar a dudas repercuten en la calidad del proceso formativo. Sin embargo, enunciadas así, quedan en un plano muy general. Se precisa apuntar que la efectividad de las mismas depende de muchos factores: el nivel de preparación pedagógica de los tutores, la eficiencia de la orientación educativa que ellos realizan, la calidad de las interacciones que se establezcan y desarrollen entre estos y los estudiantes, etc.
Importancia de la interacción positiva entre los sujetos involucrados en el proceso de tutoría
La actividad tutoral se soporta esencialmente en las diversas interacciones que desarrollan el tutor con sus tutorados. El proceso interactivo que se establece entre los educandos, entre los educadores y educandos, así como entre otros factores del proceso formativo revisten gran significación en la consecución de las metas educativas por las que abogan las concepciones pedagógicas más progresistas. Por ello se comprende la interacción como el componente esencial del proceso comunicativo que se establece entre el tutor y los estudiantes y requiere de una retroalimentación e intercambio sistemático y positivo en función de los propósitos a lograr.
Por la significación que reviste la interacción en cualquier proceso formativo, es pertinente precisar algunas consideraciones con respecto a sus particularidades en el proceso docente educativo. La importancia atribuida a la interacción, ya sea en el marco del proceso docente educativo, o en otras actividades en los grupos y colectivos, a nivel interpersonal, no es nueva, algunos autores destacan como uno de los momentos claves en el auge de la misma el periodo de 1980.15 En la actualidad el papel de lo interactivo en el proceso formativo del estudiante continúa siendo resaltado por múltiples trabajos de especialistas de la educación, lo que evidencia la necesidad de reestructurar los roles de los docentes y estudiantes, sobre la base de propiciar un mayor intercambio, una ampliación del diálogo, el desarrollo de la colaboración y la influencia mutua entre estos dos componentes personales del proceso.
Hay una tendencia a concebir los procesos educativos y comunicativos como similares,16 también otros autores los asumen como procesos complementarios (Ortiz17). Desde la naturaleza esencial del proceso de tutoría, es del todo adecuado identificar los dos procesos como uno solo, pero reconociéndose la relación complementaria y necesaria que entre ellos se establece.
La educación es imposible sin la participación de los procesos comunicativos que se establecen entre los hombres, pero no todos estos procesos son formativos, ni implican desarrollo de la personalidad. Por el contrario, un proceso comunicativo deficiente e inadecuado puede ser un fuerte factor de influencias negativas. El análisis de las interacciones, en particular de las comunicativas y su influencia en el desarrollo de la personalidad, constituye un principio metodológico de la tutoría porque de acuerdo a las particularidades de éstas, determinan el desarrollo de la personalidad del estudiante y pueden incentivar o frenar el mismo. En la correlación comunicación-educación, se constata la tendencia de muchos investigadores de resaltar el papel de las interacciones. Algunos aceptan esta relación como condición esencial e indispensable del proceso de enseñanza-aprendizaje, el que definen como un proceso comunicativo intencional, cuyo objetivo se orienta a que el alumno logre un aprendizaje de significados y sentidos que modifique los conocimientos y las conductas previas, otros le otorgan importancia a partir de considerar a la interacción como el proceso comunicativo que ocurre en un contexto social, en el cual la retroalimentación (feedback), constituye un elemento indispensable.18 De igual modo, existe el criterio de comprender la comunicación como un proceso de máxima interacción social, que es propio solo de los humanos, como la forma de interacción humana por excelencia.19,20
Es frecuente de igual modo, la tendencia de varios especialistas de concebir la comunicación como un proceso esencialmente interactivo,21-23 a este criterio se adscriben los autores de este trabajo.
De acuerdo a lo anterior, Ojalvo,16 al referirse al proceso comunicativo grupal, define la interacción como: “[…] la organización de la actividad común, la organización de las acciones que permiten al grupo realizar cierta actividad conjunta entre todos sus miembros”, por lo que se comprende la interacción como un aspecto o función de la comunicación, entendida en su sentido más amplio, que percibe la influencia mutua que se ejerce entre los que interactúan y a su vez, posibilita se modifiquen ambos en el proceso.
Existen variadas clasificaciones de interacción comunicativa según el aspecto que en ella se destaca. Así, atendiendo a la naturaleza y patrones de interacción, diferentes autores distinguen entre estructuras de comunicación declarativa o lineal, reactiva e interactiva. Henri,24 por su parte, aprecia la necesidad de analizar la estructura interactiva en la forma en que se manifiesta esa interacción, según las intervenciones sean de naturaleza independiente, explícita o implícita.
Por su parte, Fernández19, refiere distintos modelos en que pueden estructurar las interacciones en los pequeños grupos, señalando entre ellos los siguientes: estructura completa, estructura en círculo, estructura en cadena, estructura en Y, estructura en estrella. Ojalvo16 tomando como aspecto fundamental el contexto de la actividad social destaca dos tipos fundamentales de interacción en el proceso de comunicación: las que favorecen la actividad conjunta, llamadas de cooperación, (acuerdo, adaptación, asociación) y las que entorpecen la actividad conjunta, (de competencia, desacuerdo, oposición, disociación).
Se considera para el caso de las interacciones que se deben desarrollar entre tutores y educandos, muy adecuado el primer tipo de interacción, pues independientemente de la forma que las mismas adopten desde el punto de vista estructural, deben favorecer la comprensión e influencia mutuas, el crecimiento de todos los implicados sobre bases de colaboración, respeto, empatía.
Con respecto al contenido de las interacciones se observa en la literatura especializada una tendencia a clasificarlo en función de dos aspectos fundamentales: los temas que predominan, (atendiendo a si los mismos se centran en la tarea o en las relaciones) y considerando un criterio funcional.25
La caracterización de las interacciones comunicativas, su conceptualización, sus posibles tipos y estructuras, así como el contenido de las mismas, permite reconocer desde el punto de vista teórico y metodológico avances significativos en la sistematización de esta problemática. Sin embargo, subsisten deficiencias que lastran la aplicación consecuente de estos conceptos en la práctica educativa.
Aún cuando tanto se enfatiza en las transformaciones para convertir el proceso educativo en un proceso de crecimiento para todos los sujetos participantes, en un proceso comunicativo dialógico, con preponderancia de relaciones horizontales entre docentes y estudiantes, de colaboración e influencia mutua y donde el alumno asume un papel activo y protagónico; se constatan insuficiencias esenciales que dan al traste con estos propósitos y que redundan en un empobrecimiento de la efectividad del proceso interactivo, por lo que es imprescindible profundizar en los aspectos citados.
Entre los muchos factores que originan estas deficiencias, resultan relevantes los resultados obtenidos en diversas investigaciones, dado que estos estudios han corroborado su existencia según diferentes autores26-28 y destacan entre otros los siguientes:
- El "nivel de preparación" del estudiante para establecer un tipo de comunicación democrática y flexible en el proceso de enseñanza.
- La insuficiente formación pedagógica de muchos docentes y tutores.
- El deficiente desarrollo de habilidades comunicativas tanto de docentes como de estudiantes.
- La prevalencia de una comunicación pedagógica autoritaria, centrada en la información y con deficiente facilitación de la interacción y comunicación grupal.
- Poco desarrollo de relaciones afectivas de los profesores hacia sus estudiantes.
- La concepción arcaica hacia el estudiante como objeto de enseñanza.
De la misma forma, se reconoce que los tipos de interacción que se producen entre los docentes y otros agentes educativos, en este caso, el tutor, permean el proceso de construcción y reconstrucción que realiza el estudiante no solo de los conocimientos, sino también de sus modos de actuación.
Los tipos de interacción que se establecen en el proceso de tutoría como proceso formativo, están determinados de igual modo por los modelos comunicativos educativos que se asuman. En este sentido, es de vital importancia, tanto para el tutor como para el alumno, el desarrollo constante de reflexiones valorativas con respecto a cómo ellos influyen en el establecimiento de interacciones comunicativas que propicien tanto su mejoramiento como el de los demás, a partir del autoconocimiento de sus cualidades personales, asumiendo de forma crítica cuáles de ellas favorecen u obstaculizan el proceso comunicativo, y proyectando a partir de las debilidades o fortalezas estrategias comunicativas más positivas, flexibles y participativas, no solo hacia sí mismos, sino hacia todos los que interactúan.
Se reconoce el papel de las interacciones en la formación integral, multilateral de la personalidad, como fin supremo del proceso educativo. Es indudable que una interacción participativa, personalizada, propulsora de la creatividad y del protagonismo en las diversas relaciones que el estudiante establece con el mundo circundante, inciden positivamente de forma esencial en su desarrollo intelectual y en el perfeccionamiento de su personalidad en general.
La interacción como proceso en el que se sustenta la actividad tutoral comprendida como comunicación bilateral entre tutorado y tutor, constituye una vía idónea para consolidar el proceso de educación con una connotación trascendente para los implicados.
De acuerdo al análisis crítico se constata que diferentes fuentes destacan como requerimientos al proceso interactivo comunicativo propulsor de una educación activa, personalizada y transformadora, los siguientes:
- La interacción en el proceso tutoral ha de ser comprendida como un proceso social dialógico entre tutor y educando, encaminado a favorecer en su integración la realización del estudiante en lo individual, social y profesional.
- Las relaciones bilaterales y armónicas entre docente y estudiantes ha de propiciar el mejoramiento del primero en función de su desarrollo personal y profesional.
- La interacción debe propiciar la comunicación entre los interlocutores como elemento indispensable no solo en el desarrollo de los procesos cognoscitivos, sino también en la configuración del sistema de comportamientos, a partir de la estimulación del sentimiento y la identificación afectiva. Este requerimiento propicia entre otros factores que los contenidos del proceso docente sean no solo "significados" para los alumnos, sino que adquieran "sentido personal" en su actividad cotidiana, que los motive a la actuación en correspondencia con ellos.
- El éxito del proceso interactivo en el marco del proceso educativo presupone la existencia de actitudes positivas entre los interactuantes, de sinceridad y honestidad en el sistema de relaciones establecido.
- El proceso interactivo debe propiciar una educación reflexiva, crítica, transformadora de la realidad, y autotransformadora del propio sujeto para lograr un ciudadano realmente crítico, creativo, transformador y auténtico en su actuar, en las relaciones que establece con el medio, las personas y consigo mismo.
Resultados fundamentales del diagnóstico:
Con la finalidad de propiciar un acercamiento al estado real de los requerimientos al proceso interactivo comunicativo anteriormente analizado, se aplicó un sistema de técnicas e instrumentos orientados al diagnóstico de dicho proceso. El universo de estudio estuvo conformado por 60 estudiantes y 12 tutores de las carreras de Psicología, Comunicación Social y Estudios Socioculturales de la Universidad de Camagüey "Ignacio Agramonte Loynaz", de ellos se seleccionó una muestra de 30 estudiantes y 6 tutores, de modo aleatorio.
Descripción de la metodología utilizada:
Técnica de los 10 deseos. Se pidió a los estudiantes que escribieran los 10 deseos principales. Para el análisis de los contenidos expresados por los jóvenes se emplearon como principales categorías: estudios actuales, profesión, realización de sí mismos, motivos sociales y relaciones interpersonales. Se utiliza además en su evaluación el indicador funcional vínculo afectivo, para determinar la implicación emocional de los sujetos con los contenidos expresados, calificándose en positiva, negativa, ambivalente e indefinida.
Completamiento de frases. Para la aplicación de esta técnica, se elaboraron las frases inductoras a partir del objetivo relacionado con la interacción entre tutor y tutorados. En su mayoría constituyen indicadores directos e indirectos encaminados principalmente a explorar los motivos actuales y futuros del estudiante, relacionados con su vida personal, social y profesional.
Para el análisis del contenido de las frases se contemplaron las categorías propuestas para la técnica de los 10 deseos y se añadió otra relacionada con la actividad tutoral, (expectativas hacia la labor del tutor, valoración de las relaciones interpersonales con el tutor, efectividad de la actividad tutoral). Se tuvo en cuenta además el vínculo afectivo de las expresiones realizadas para determinar el grado de implicación emocional de los sujetos con los contenidos expresados.
Cuestionario abierto. Se aplicó a estudiantes y tutores. Se formularon preguntas relacionadas con las principales categorías que sirvieron de soporte para la interpretación de los resultados. Estas categorías fueron: conocimiento de los componentes que contempla el modelo del profesional, autoconocimiento sobre determinadas cualidades que distinguen su personalidad, plan de acciones concretas que pretende desarrollar o desarrolla el joven para la autoeducación en los valores declarados en su modelo del profesional, factores que influyen en este proceso educativo, nivel de protagonismo en este proceso por parte del estudiante.
Con respecto a los tutores: conocimiento del diagnóstico integral de sus tutorados y nivel de participación en el mismo, desarrollo de estrategias educativas individuales, estrategias de involucramiento de los estudiantes en las acciones educativas, caracterización de la actividad tutoral que realiza, entre otras.
Escala valorativa personalizada. Aplicada a tutores y estudiantes con el objetivo principal de explorar los aspectos que ambos consideran importantes en la interacción que entre ellos se establece; se precisan los niveles de coincidencia en su señalamiento y en la evaluación cuantitativa que estos le conceden a partir de reconocer la efectividad de los mismos, y de determinar los contenidos fundamentales de la interacción a través de los elementos reflejados y su valoración cualitativa por parte de los sujetos que conforman la muestra.
Se exploran algunas particularidades del proceso comunicativo que en esta interacción se establece tomando como criterios; el tipo de relaciones que se desarrollan: simétricas o complementarias y los estilos comunicativos que prevalecen.
Principales resultados:
En sentido general se constata en la muestra seleccionada de tutores un vínculo afectivo positivo hacia la actividad que realizan, manifestado en la motivación para realizarla: en la mayoría de los casos, como primera prioridad se observaron motivos relacionados con la posibilidad de ejercer la actividad pedagógica (86,6 %); aportar a la formación de las nuevas generaciones (63,3 %); actualizar los contenidos de su profesión (53,3 %). Solo un (13 %), señaló motivos relacionados con una mejora económica en primera opción. Entre los principales logros de la actividad tutoral un 86,6 % señala mejorar la asistencia y puntualidad de sus tutorados a clases y como principales dificultades de la actividad tutoral no haber logrado un acercamiento por parte del estudiante hacia ellos como tutores ante dificultades con algún trabajo específico o en general con la docencia 66,6 %; la cantidad de estudiantes a tutorar, pues muchos comparten esta actividad con la docencia 63,3 % ; lo disperso que son los centros de trabajo y las viviendas de los tutorados 50 %.
La consideración de los proyectos futuros más importantes se relacionan con la educación en valores de estos jóvenes, la profesión de los mismos, y con su desarrollo personal manifestó entre sus resultados que:
La percepción desde los estudiantes coincide en gran medida con lo expresado por los tutores; en este caso, los proyectos futuros más importantes según ellos están relacionados con sus aspiraciones profesionales y personales, manifestadas en sus deseos de graduarse cuanto antes, ser buenos profesionales, superarse después de culminada la universidad en otras modalidades (doctorados y maestrías), trabajar en un lugar tranquilo, ganar un buen salario, constituir sus propias familias, mejorar las relaciones con la pareja, tener hijos, ser alguien importante, tener una familia unida.
Es de destacar que en el contenido de dichos proyectos, aparece con poca frecuencia el deseo de superar sus limitaciones actuales como estudiantes, personas, jóvenes, solo un por ciento (10 %) refiere el mejoramiento de cualidades concretas de su personalidad como son: las relaciones con sus compañeros, ser más estudiosos, responsables y puntuales en las actividades propias de la universalización. Ninguno hace referencia en estas aspiraciones a cuestiones concretas vinculadas con los valores del profesional, con la transformación de los contextos con que interactúan. Solo de forma muy general en determinados casos, expresan como aspiración servir a la sociedad.
Al valorarse la presencia de estrategias educativas para el tratamiento de aspectos fundamentales como: la educación en valores, el nivel de protagonismo del estudiante, el conocimiento del modelo del profesional, se constata, en relación con los estudiantes:
- Diversidad de valores declarados como los que privilegia el modelo del profesional del cual forman parte, con predominio de clasificaciones del tipo: profesionales, patrióticos, espirituales. El 90 % de la muestra declaró conocer los valores y los mencionó.
- Solo un 16 %, señala entre los elementos que determinaron esta asignación al modelo del profesional y el proyecto educativo. Un 70 % destaca como basamento para la determinación de los valores argumentos del tipo siguiente: reflexión sobre su actuar, los sueños de ser cada día mejor y retribuir a la sociedad, los que caracterizan a una buena persona, los determinados por el proyecto social actual el (14 %) de los estudiantes no respondieron.
- Se observa en la mayor parte de la muestra un desconocimiento de los resultados de los diagnósticos tanto individuales como del grupo, si se considera que un 66 % de los educandos, plantea desconocer cuáles valores o cualidades presentan mayor dificultad en ellos mismos y en su grupo.
- El 34 % de los estudiantes destaca contar con estrategias encaminadas a perfeccionar el proceso de educación en los valores señalados por ellos, pero paradójicamente mencionan entre estas estrategias: llegar a ser un buen profesional, seguir estudiando, superarse intelectualmente y personalmente, sentirse bien consigo mismo. Reflejan como principales participantes en las mismas a la sociedad, la familia y a ellos mismos.
- El 20 % de los estudiantes de la muestra señala que el tutor participa en estas estrategias educativas y refieren que éste lo hace a través del diálogo, la interacción con el colectivo, el apoyo y la ayuda a ellos como estudiantes. Un 66 % plantea que no cuentan con estas estrategias y un 14 % no respondió.
- Referido a sus consideraciones sobre la presencia de valores señalados por ellos en los integrantes del colectivo estudiantil del cual forman parte, un 84 %, señala que sí están presentes, fundamentando este criterio con argumentos como: que son muy unidos, se preocupan los unos por los otros, se apoyan entre sí, etc.
En el caso de los tutores:
- El 90 % de los tutores encuestados manifiesta conocer y haber participado en el diagnóstico que se realizó de los estudiantes que tutoran.
- Solo un 13 % señala haber diseñado estrategias educativas individuales para sus tutorados, aunque solo dos mencionan algunas de las acciones contempladas en ellas.
El análisis de las particularidades de las interacciones tutor-estudiante, según el criterio de tutores y estudiantes permitió considerar los siguientes resultados:
- Se destacan más de 18 elementos diferentes considerados tanto por tutores como estudiantes como importantes en la interacción que entre ellos se establece. De ellos 12 resultaron coincidentes tanto en la selección de los tutores como la de estudiantes, aunque no con la misma proporción.
- Por parte de los estudiantes resultaron los más significativos por su reiteración los siguientes elementos: preocupación del tutor por ellos (95 %), comunicación frecuente entre el tutor y el educando (92,5 %), el asesoramiento a trabajos (92,5 %), cooperación mutua (90 %), la amistad (87,5 %), el aporte de conocimientos (75 %), honestidad (70 %), acercamiento a la familia (70 %). Ninguno de los citados aspectos fue calificado con evaluación de excelente o muy bien por más del 50 % de los estudiantes.
- Los tutores destacan como principales tomando en cuenta también su reiteración, los siguientes: comunicación, cooperación mutua, respeto, visitas frecuentes a la Sede Universitaria Municipal, asesoramiento a trabajo, acercamiento a la familia, asegurar la asistencia de los estudiantes a los encuentros, conocer los problemas docentes de cada alumno, despertar interés por conocimientos de la cultura y conocer el desarrollo de la actividad laboral del estudiante. De ellos en el orden cualitativo fueron evaluados por más del 50 % con calificaciones de muy bien.
La valoración de las particularidades de la interacción que se desarrolla entre el tutor y el estudiante permite plantear que éste aprecia más el aspecto afectivo, relacional, expresado en los indicadores comunicación, comprensión mutua, honestidad en la relación. Por su parte, los tutores valoran también el aspecto comunicativo, aunque vinculado mayoritariamente al vínculo con la familia de sus tutorados y con el asesoramiento a los trabajos que deben realizar los estudiantes. El aspecto educativo de la interacción, si bien es considerado por los sujetos de la muestra, manifiesta en comparación con los antes mencionados un menor grado de significación para el tutor y el estudiante.
Se observa un insuficiente interés por parte de los tutores acerca de la necesidad de prestarle atención a la influencia que pueden ejercer a través de una positiva interacción donde haya un enriquecimiento mutuo. Del mismo modo, las interacciones que se desarrollan entre el tutor y el estudiante no manifiestan en su contenido la necesaria unidad entre los aspectos instructivos y educativos, por lo que se limitan las posibilidades de realizar un trabajo educativo personalizado, así como de potenciar un actuar protagónico del educando en su proceso formativo.
CONCLUSIONES
Las fuentes consultadas coinciden en la comprensión del carácter integral de la tutoría y la categorizan como un proceso formativo, donde la interacción positiva y armónica es indispensable. De acuerdo al análisis de los resultados obtenidos mediante la aplicación de diferentes técnicas y métodos se concluye que en la interacción tutor-estudiante ocurre un proceso complementario donde el tutor funciona como figura de autoridad cuyo rol fundamental es supervisar el cumplimiento de determinados deberes y obligaciones docentes del estudiante, conocer su rendimiento académico y en ocasiones los problemas personales que inciden en este.
Se observa una ausencia notoria del diálogo, así como un predominio de estilos de comunicación centrado en la tarea, aunque algunos tutores reflejan como aspecto importante en la interacción que establecen con sus estudiantes la preocupación por sus problemas personales, la mayoría de los casos lo vinculan con el cumplimiento de sus deberes docentes: la puntualidad y asistencia a clases, la calificación de una asignatura, la entrega de un trabajo.
Existe una falta de coincidencia con respecto a las aspiraciones de los tutores y estudiantes en función del proceso interactivo relacionado con la educación en valores, el dominio del modelo del profesional que entre ellos se desarrolla, así como la percepción del contenido de la interacción.
Los resultados relacionados con la formación en valores, el conocimiento del modelo profesional, la elaboración de un proyecto de vida por parte de los estudiantes manifiestan la necesidad de potenciar una interacción más efectiva entre ellos y los tutores. En este sentido, es esencial la necesaria unidad entre los aspectos instructivos y educativos, de modo tal que no se limiten las posibilidades de realizar un trabajo educativo personalizado, así como de potenciar un actuar protagónico del educando en su formación como un profesional contemporáneo que se transforme a sí mismo y a la sociedad.
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Entrada: 20/4/2012
Aprobado: 25/10/2012
Nivia Álvarez Aguilar. Doctora en Ciencias Pedagógicas, Profesora Titular. Centro de Estudios de Ciencias de la Educación. Universidad de Camagüey. Carretera de Circunvalación Km 5½. Camagüey CP 70500. nivial12@yahoo.es