Aun cuando no se ha librado la batalla contra la pandemia por la COVID-19, el mundo enfrenta nuevos retos que ponen en alerta a los sistemas sanitarios, exigiendo la integración del pensamiento clínico-epidemiológico en aras de adoptar medidas urgentes y pertinentes para enfrentar las situaciones de contingencia que se presentan: aparece la Hepatitis aguda de etiología desconocida en niños y la Viruela símica o Viruela “del mono”.
El 15 de abril de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó las primeras noticias sobre la ocurrencia de brotes de Hepatitis aguda de etiología desconocida en niños pequeños (entre un mes de nacidos y 16 años de edad) en países como el Reino Unido e Irlanda del Norte, y calificó la situación como "muy urgente" y de "prioridad absoluta".1,2,3
La Hepatitis se caracteriza clínicamente por una inflamación del hígado, cuyas enzimas se elevan por encima de las 500 UI/L, pudiéndose presentar también síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, diarrea, vómitos, fiebre, ictericia y dolores musculares, e incluso, puede evolucionar hacia una insuficiencia hepática aguda.4
Tan serio ha sido el fenómeno, que hasta el 26 de mayo del 2022, España, Israel, Estados Unidos, Dinamarca, Países Bajos, Italia, Noruega, Francia, Rumania y Bélgica, entre otros países hasta llegar a 33, habían notificado al menos 650 casos; aunque la evaluación de la OMS reconozca el riesgo a nivel mundial, como moderado.5,6
Hasta el momento no se ha identificado vínculo alguno con las vacunas contra la COVID-19, ya que la gran mayoría de los niños afectados no recibieron esta, como tampoco la posible relación entre la ingestión de algunos alimentos, bebidas y hábitos higiénicos personales o colectivos.3
Asimismo, no se ha encontrado una explicación a la rápida evolución de la Hepatitis hacia formas graves de la enfermedad, ni el porqué de que todos los casos se presentan en niños;5 La etiología sigue siendo desconocida y continúa bajo investigación; sin embargo, estudios realizados refieren la naturaleza infecciosa de la enfermedad, y que los adenovirus (dentro de estos la cepa F41) podría ser el agente sospechoso principal de la aparición de esta entidad.7
La infección por adenovirus se puede contraer a cualquier edad, siendo más susceptibles las personas con sistemas inmunitarios debilitados o con enfermedades respiratorias o cardíacas, las cuales pueden sufrir las formas graves de esta afección.7) Se transmiten por contacto de persona a persona, al toser y/o estornudar, o bien al tocar objetos o superficies infectadas y posteriormente tocarse la boca, la nariz y/o los ojos, sin haberse lavado las manos con anterioridad.7
Ahora, a un mes después de haberse reportado la presencia de la Hepatitis aguda de etiología desconocida en niños, la OMS recibe el 15 de mayo de 2022, la notificación de cuatro casos confirmados de Viruela símica en el Reino Unido; reportándose en los sucesivos días, nuevos casos en Portugal, Suecia, Francia, Estados Unidos, España, y Australia, entre otros países.8
La mayoría de los casos iniciales se detectaron en clínicas de salud sexual, y la dispersión geográfica de los mismos sugiere que la transmisión puede haber estado en curso durante algún tiempo. No obstante, entre los casos no existen antecedentes de viaje a zonas endémicas ni vínculo epidemiológico entre ellos.8,9
La Viruela símica (viruela del mono) es una enfermedad zoonótica causada por el virus del mismo nombre y pertenece al género Orthopoxvirus. Sus principales síntomas, son cefalea súbita, fiebre, mialgias, dolor de espalda, astenia, linfadenopatías, seguido de un período de erupción cutánea (maculopápulas a vesículas, pústulas y las subsiguientes costras) que afectan primero el rostro y luego al resto del cuerpo, las palmas de las manos, y las plantas de los pies. Tiene un período de incubación que puede variar entre 5 a 21 días; se transmite de persona a persona por contacto con las lesiones cutáneas o con las secreciones de las vías respiratorias, mediante objetos contaminados con los fluidos del paciente o materiales de la lesión, de la madre al feto a través de la placenta (viruela símica congénita), o por contacto sexual.8,9,10
Se ha demostrado, que la vacunación contra la viruela ayuda a prevenir o atenuar la enfermedad por la viruela símica con una eficacia de 85 %; por lo que las personas vacunadas en el pasado, muestran protección contra esta zoonótica enfermedad. Sin embargo, es necesario destacar que la vacunación contra la viruela finalizó en 1980, después de que la enfermedad fuera declarada como erradicada.10
Por todo lo anterior, no hay dudas sobre la importancia que tienen las medidas de protección para prevenir el contagio con estas y otras enfermedades, donde el uso del nasobuco sigue teniendo una importancia capital, aun de su no obligatoriedad.
Asimismo, debe mantenerse el frecuente lavado de las manos con agua y jabón, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, evitar el contacto cercano con personas enfermas o compartir utensilios de uso personal.2,3,10