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Revista Novedades en Población
versión On-line ISSN 1817-4078
Rev Nov Pob vol.12 no.23 La Habana ene.-jun. 2016
ARTÍCULO ORIGINAL
Segregación residencial socioeconómica y políticas habitacionales. Una aproximación a partir del Programa "Mi Casa, Mi Vida". Estudio de caso en la ciudad de Córdoba, Argentina
Socioeconomic residential segregation and public housing policies. An approach from the Program "Mi Casa, Mi Vida". Case study in the city of Cordoba, Argentina
Florencia Molinatti*, Eleonora Soledad Rojas Cabrera, Enrique Peláez**
Centro de Investigaciones y Estudio sobre Cultura y Sociedad-Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas/Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (CIECS-CONICET/UNC).
Recibido: 17 de diciembre de 2015
Aprobado: 8 de enero de 2016
RESUMEN
Este trabajo propone analizar los posibles efectos del programa habitacional "Mi Casa, Mi Vida" en la segregación residencial socioeconómica de la ciudad de Córdoba (Argentina). Dichos efectos son aproximados a partir del estudio de: la composición socioeconómica de las áreas residenciales con anterioridad y posterioridad a la ejecución del programa referido, el mapeo de los traslados residenciales generados por dicho programa y la aplicación de técnicas de autocorrelación bivariada. Entre las conclusiones principales se destaca que gran parte de los hogares beneficiarios del programa se concentran en zonas estructuralmente pobres rodeadas de otras en condiciones similares. Ello favorece la conformación de grandes aglomeraciones de pobreza en la periferia de la ciudad, cuestión que perpetúa la existencia de hogares marginados y excluidos socialmente.
Palabras clave: Córdoba (Argentina), pobreza, política habitacional, segregación residencial socioeconómica.
ABSTRACT
This paper aims to analyze the possible effects of the housing program "Mi Casa, Mi Vida" in socioeconomic residential segregation in the city of Córdoba (Argentina). These effects are estimated from the study of the socioeconomic residential composition (before and after the implementation of the program), the mapping of residential movements generated by the program and the application of bivariate autocorrelation techniques. Among the key findings, most of the program beneficiaries are concentrated in poor areas surrounded by others in similar conditions. This fact favors the existence of a large cluster of poverty in the peripheries of the city and promotes marginalization and social exclusion.
Keywords: Cordoba (Argentina), housing policy, poverty, socioeconomic residential segregation. ,.
INTRODUCCIÓN
En gran parte de América Latina el abordaje de la segregación residencial socioeconómica ha estado circunscripto de manera casi exclusiva al ámbito académico. Por el contrario, no ha ocupado un lugar central y estratégico en la planificación estatal, cuestión que ha repercutido en la insuficiencia de políticas públicas urbanas y de vivienda que se orienten a la integración espacial y social del territorio.
Asimismo los estudios sobre este fenómeno han privilegiado, principalmente, su cuantificación y la evaluación del impacto que el contexto residencial tiene sobre la capacidad de respuesta de los individuos y hogares frente a un conjunto de comportamientos considerados de riesgo (deserción escolar, inactividad juvenil, embarazo adolescente, entre otros) (Cunha y Jakob, 2010; Cunha, Jiménez, Pérez y Andrade, 2009; Kaztman, 1999; Sabatini, Wormald, Sierralta y Peters, 2009). Por el contrario, son escasas las investigaciones centradas en la comprensión de las causas o determinantes que lo originan, siendo la explicación más difundida su atribución a las fuertes desigualdades existentes en las ciudades de la región (Bourdieu, 1999; Rubalcava y Schteingart, 1985; Sabatini, 2003).
Con miras a avanzar en la comprensión de la problemática planteada en la actualidad, este trabajo pretende estudiar la incidencia de la política habitacional sobre los procesos segregativos en una ciudad latinoamericana a principios del siglo XXI. En términos concretos, se intenta analizar las posibles relaciones existentes entre la segregación residencial socioeconómica en la Ciudad de Córdoba (Argentina)[1] y las relocalizaciones que tuvieron lugar en el marco del programa provincial de viviendas sociales denominado "Mi Casa, Mi Vida".
En este sentido se espera que los resultados alcanzados posibiliten no solo una aproximación a los impactos reales del Programa, sino también un análisis crítico de los alcances y limitaciones que las fuentes de información disponibles presentan para la evaluación de programas habitacionales y de su relación con los procesos de segregación residencial socioeconómica.
El artículo se estructura en cuatro partes, además de la presente introducción. Primero, se exponen sucintamente las bases teóricas y lineamientos conceptuales que guían el trabajo, como así también algunos antecedentes en investigación que ofrecen un panorama sobre dicha problemática y su relación con las políticas públicas. Seguidamente, se detallan las fuentes de datos y la metodología utilizadas. Posteriormente, se procede a la exposición y discusión de los resultados. Por último, se presentan las conclusiones.
Hacia una conceptualización de la segregación residencial socioeconómica
La polisemia y ambigüedad que caracteriza al concepto de segregación residencial invita a los investigadores y estudiosos del tema a explicitar y a contextualizar el uso de dicho término. En todos los casos, el sentido es dado, en gran parte, por el tipo de aproximación que se quiera hacer del tema. Desde luego, no es un concepto unívoco; el término tiene diversas dimensiones y utilizaciones (Brun, 1994).
Como consecuencia de esta complejidad, se han desarrollado diferentes posiciones teórico-metodológicas e ideológicas. Tradicionalmente el término segregación remite a la imagen del ghetto; sin embargo, con el tiempo, el contenido de la palabra ha evolucionado y adquirido nuevos sentidos, en algunos casos ambiguos, en la medida que comienza a designar nuevos fenómenos (Grafmeyer, 1995).
En este trabajo se entiende por segregación residencial socioeconómica (SRS) a la aglomeración territorial de las familias pertenecientes a un mismo grupo o estrato socioeconómico.
Específicamente, la SRS presenta dos dimensiones objetivas: (1) la tendencia de los grupos sociales a concentrarse en algunas áreas de la ciudad; y (2) la conformación de áreas o barrios con un alto grado de homogeneidad social (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001).[2] Ambas dimensiones captan distintos aspectos del mismo fenómeno. En efecto, mientras que la primera de ellas refiere a la medida en que los diferentes grupos se distribuyen en el espacio residencial, la segunda alude a la capacidad de encuentro entre los individuos que integran tales grupos (aun al interior de cada uno de ellos, en caso de aislamiento).
Cambios en los patrones residenciales y el rol de las políticas habitacionales
Durante gran parte del siglo XX y hasta la década de 1980, las ciudades latinoamericanas exhibieron un patrón de SRS semejante al modelo europeo de ciudad compacta. Dicho patrón se caracterizaba por una alta concentración de las elites en las áreas centrales y un decaimiento social y físico hacia la periferia, a excepción del "cono de alta renta" que, con vértice en el centro histórico, albergaba a las capas altas y medias ascendentes (Sabatini, 2003).
Con la implementación de las reformas económicas y urbanas neoliberales, surgen cambios importantes en el patrón tradicional. Dichos cambios, asociados, principalmente, a la desregulación de los mercados de tierras y al crecimiento de las áreas metropolitanas, comprenden, por un lado, la dispersión espacial de las elites fuera de sus áreas tradicionales de concentración, como consecuencia del origen de nuevas opciones de desarrollo residencial (barrios cerrados) y comercial (grandes centros comerciales); y, por otro lado, el avance de los ghettos urbanos de pobreza, vinculado a la construcción de viviendas sociales de los programas estatales y a las distintas alternativas de acceso al suelo (formales e informales) de los grupos populares situados en la periferia históricamente pobre (Cáceres y Sabatini, 2004; Sabatini, 2003).
Centradas en estos últimos, diversas investigaciones (Flores, Wormald y Sabatini, 2009; Garín, Salvo y Bravo, 2009; Hidalgo, 2007; Marengo y Elorza, 2010, 2011; Sabatini, 2003; Tecco y Valdés, 2006) abordan el poder regulador del Estado sobre el territorio y los resultados de su ejercicio (que varían entre el control de la segregación residencial y la promoción de su intensificación).
Particularmente, en la ciudad de Córdoba, algunos estudios hacen foco en el análisis de los efectos del Programa "Mi Casa, Mi Vida" (PMCMV), una de las políticas de vivienda más importantes de los últimos tiempos, sobre diversos aspectos, entre ellos, la segregación residencial.
En relación con lo anterior, se destaca el trabajo llevado a cabo por Tecco y Valdés (2006), quienes, mediante un análisis cartográfico de mapas, concluyen que la mayoría de los nuevos barrios construidos en el marco del programa se localizan en las zonas periféricas de la ciudad que presentan ―incluso con anterioridad a su creación― los mayores índices de SRS por pobreza. De manera específica, los autores señalan que:
los habitantes de estos nuevos barrios están siendo trasladados a zonas alejadas del centro y su nueva ubicación disminuye la posibilidad de que experimenten las interacciones heterogéneas que la anterior proximidad al centro les otorgaba. El espacio de interacción social se reduce, de tal modo, al marco de relaciones que puedan establecerse en el nuevo asentamiento. Además, el espacio público jibarizado se comparte con "nuevos vecinos" (igualmente pobres, excluidos y desafiliados) que provienen de otras villas, hecho que genera problemas de convivencia y "subculturas" que dificultan la integración comunitaria. (Tecco y Valdés, 2006, p. 63)
Asimismo, se resaltan los resultados de una investigación efectuada por Marengo y Elorza (2011), en la cual se deja en evidencia:
…que se han ampliado los sectores de la ciudad con heterogeneidad en cuanto a la composición de los grupos sociales residentes. Sin embargo, [acentúan que] los sectores de la ciudad con niveles de segregación alta y muy alta se han mantenido, lo cual representa una clara división territorial de los sectores de población con altos ingresos del resto de los grupos sociales que habitan en la ciudad. (Marengo y Elorza, 2011, p.19)
El estudio comentado también revela que las fracciones censales que más elevan su situación social se corresponden con aquellas que, en 2001, concentran los hogares más pobres. Ello sería consecuencia de las acciones en materia habitacional realizadas por el Estado y, al mismo tiempo, de los criterios de focalización de cada uno de los programas (Marengo y Elorza, 2011).
METODOLOGÍA
Fuentes de datos y variable utilizadas
Para el análisis de la SRS se trabajó con los resultados: (a) del Censo Nacional de Población de 2001, relevado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos; y (b) del Censo Provincial de Población de 2008, a cargo de la Dirección General de Estadística y Censos de la Provincia de Córdoba.
La información fue procesada y analizada a nivel de radio censal, en función de que este representa la máxima desagregación espacial de acceso público. El criterio de segmentación socioeconómica elegido fue el máximo nivel educativo alcanzado por el jefe de hogar, obtenido a partir del indicador "porcentaje de jefes de hogar que no concluyeron la educación secundaria (menos de 12 años de escolaridad)". Para evitar el efecto distorsionador de la estructura etaria sobre la educación de la población bajo estudio y, a fin de captar a un grupo de particular influencia, se trabajó solo con los jefes y las jefas de hogar de 30 a 59 años.
La elección del indicador referido descansa en el supuesto de una estrecha correlación entre la educación del jefe de hogar y la probabilidad de obtener mayores ingresos y una mejor calidad de vida (Perelman, 2011). Además, dicha elección se fundamenta en la creciente significación del conocimiento en las nuevas formas de producción y, por ende, en la determinación de los diferenciales en los salarios y en las protecciones sociales a las que tienen acceso trabajadores con distintos niveles de calificación (Kaztman y Retamoso, 2005).
Por su parte, para el análisis de los efectos del PMCMV en la SRS fue necesaria la georreferenciación de las villas miseria erradicadas por el programa en cuestión y los nuevos barrios a los cuales las mismas fueron trasladadas. Dicha georreferenciación fue realizada con apoyo del software ArcGIS 10, a partir de: (a) datos provistos por la Dirección de Hábitat Social del Gobierno de la Provincia de Córdoba y la Dirección de Planeamiento Urbano de la Municipalidad de Córdoba; y (b) los resultados de un relevamiento del Servicio Habitacional y de Acción Social (SEHAS) (Buthet, Baima y Calvo, 2008).
Cabe destacar que, a fines analíticos, solo se consideraron las villas miseria trasladas a los conjuntos habitacionales denominados "barrios-ciudades". Estos últimos constituyen urbanizaciones que comprenden entre 200 y 600 viviendas al interior de un complejo con las siguientes infraestructuras: dispensario, posta policial, establecimiento educativo de nivel inicial y primario, comedores, plazas, entre otras.
Entre 2003 y 2007 se construyeron once "barrios-ciudades" en la ciudad de Córdoba para 4 249 familias. En su totalidad, estos barrios representaron el 60% de las soluciones habitacionales construidas en el marco del programa de referencia.
Métodos
A fin de determinar los cambios en los niveles y patrones de SRS y en la localización de las áreas residenciales segregadas entre 2001 y 2008, se exploró la presencia de dependencia o autocorrelación espacial, a partir de una combinación de medidas y/o instrumentos gráficos capaces de detectar objetivamente tendencias o estructuras espaciales en la distribución de una variable.
Este análisis fue llevado a cabo desde dos perspectivas: una global o de alisado (smooth), y otra local o de asperezas (rough). La perspectiva global del fenómeno tiene por objeto contrastar la presencia de tendencias o estructuras espaciales generales en la distribución de una variable sobre un espacio geográfico completo. En cambio, la perspectiva local estaría definida por una concentración, en un lugar del espacio global estudiado, de valores especialmente altos o bajos (hotspots o coldspots) de una variable en comparación con su valor medio (Chasco, 2003).
Teniendo en cuenta que todas las medidas espaciales tienen como denominador común una "matriz de interacciones espaciales" donde se representa la interdependencia existente entre las áreas geográficas y que la literatura especializada propone diversas técnicas para determinar dicha matriz, en este trabajo se utilizó la sugerida por Anselin (1988). Esta técnica, que está basada en la noción de contigüidad (o vecindad) binaria entre las áreas geográficas, expresa la estructura subyacente de los vecinos mediante los valores 0 y 1. Concretamente, si dos áreas tienen un límite común, ambas son consideradas como continuas y se asigna el valor 1. En caso contrario, se asigna el valor 0.[3]
A su vez, como estadístico de prueba para indagar acerca de la presencia de autocorrelación espacial se utilizó el Índice de Moran (I de Moran). Se procedió a su cálculo en dos versiones: como medida general (I de Moran) y de forma localizada para cada unidad espacial (Indicadores LISA, Local Indicators of Spatial Association). Ambas versiones fueron ajustadas, mediante la técnica de Estandarización Empírica Bayesiana, con el objetivo de aislar el efecto del tamaño de la población de referencia (Assunçao y Reis, 1999).
Específicamente, la versión global del I de Moran ofrece un estadístico resumen que permite determinar si una variable se distribuye de manera totalmente aleatoria en un sistema espacial o, si, en contraste, existe algún tipo de asociación significativa de valores similares o distintos entre regiones vecinas. Por su parte, los indicadores locales permiten descomponer el índice general y verificar la medida en que cada unidad espacial contribuye a su formación, como así también explorar visualmente los patrones de aglomeración formados en función de los valores de una variable que presentan las unidades de observación analizadas y las vecinas (Anselin, 2005).
A partir de los valores de los indicadores LISA, calculados para el porcentaje de jefes de hogar que no concluyeron la educación secundaria por radio censal, las unidades espaciales fueron clasificadas en cuatro conglomerados residenciales con agrupamientos territoriales estadísticamente significativos y uno no significativo. Tanto este procesamiento como el correspondiente a la versión global fueron realizados en el software libre OpenGeoDa v. 0.9.8.14.[4]
Posteriormente, para el estudio de los traslados de las familias beneficiarias se construyó un mapa, a partir de la georreferenciación de las villas erradicadas por el PMCMV y los nuevos barrios en los cuales estas fueron reubicadas. Este mapa fue superpuesto a otro de autocorrelación local bivariada, en el cual se comparó la distribución relativa de los jefes de hogar con educación inferior al secundario completo en un año y su localización determinada, con los valores observados en la misma variable pero rezagada temporal y espacialmente. De esta manera, los radios censales que se clasificaron como Alto-Alto (o Bajo-Bajo) son los que experimentaron, entre 2001 y 2008, persistencia en los niveles de segregación. En cambio, aquellos identificados como Alto-Bajo (o Bajo-Alto) son aquellos radios que registraron resiliencia[5] en el mismo período. En otras palabras, se trata de radios que mantuvieron altos (o bajos) porcentajes de jefes con educación inferior al secundario completo, a pesar de estar rodeados de otros con bajos (o altos) porcentajes de la variable de interés.
El análisis conjunto de los mapas de traslados y de autocorrelación local bivariada permitió explorar los posibles efectos del PMCMV en los cambios en el patrón de segregación residencial de la ciudad de Córdoba, a partir del examen de la composición socioeconómica de las áreas residenciales (con anterioridad y posterioridad al traslado) y de sus probables modificaciones.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Identificación de las áreas segregadas
El análisis de la distribución espacial de los hogares a nivel de radio censal, de acuerdo al porcentaje de jefes con educación inferior al secundario completo y al valor promedio de las áreas geográficas vecinas, mostró que la variable en cuestión presenta una fuerte autocorrelación espacial positiva tanto en 2001 (I de Moran = 0,7836, p<0,001) como en 2008 (I de Moran = 0,7777, p<0,001). Ello implica que el grado de concentración de los hogares en el espacio geográfico de la ciudad de Córdoba se ha mantenido casi constante en el período analizado.
En correspondencia con la alta autocorrelación espacial positiva detectada globalmente, los indicadores LISA obtenidos sugieren la existencia de fuertes concentraciones de población en espacios específicos de la ciudad sin variaciones significativas entre los años investigados. Concretamente, mientras la periferia (especialmente, la localizada al norte, sur y este de la ciudad) concentra mayoritariamente a jefes de hogar con bajo nivel educativo (Alto-Alto, segregación por pobreza), en la zona central, los barrios pericentrales y el corredor noroeste predominan los jefes con mayor educación (Bajo-Bajo, segregación por riqueza) (figura 1).
En síntesis, el patrón encontrado acusa un decaimiento social y físico hacia la periferia, salvo en la dirección geográfica que alberga una especie de cono de ciudad "moderna". Esta realidad coincide con la detectada en otras ciudades latinoamericanas en el transcurso del siglo XX (Sabatini y Cáceres, 2005).
Los posibles efectos de las políticas habitacionales en la segregación residencial
De acuerdo a los resultados obtenidos, los hogares se distribuyen desigualmente en el espacio residencial de la ciudad de Córdoba en ambos años analizados. En este contexto, se plantea la siguiente interrogante: ¿Qué papel ha tenido la política habitacional, en general, y el PMCMV, en particular, en el sostenimiento de los niveles y patrones de la SRS en la ciudad?
Algunas evidencias relacionadas con los posibles cambios en los lugares de residencia encuentran sustento en los flujos de traslados de los hogares beneficiarios del PMCMV, inferidos mediante la georreferenciación de las villas miseria erradicadas y de los nuevos barrios construidos (figura 2).
Un análisis más detallado de los flujos de traslados permite apreciar que, mientras que en algunos casos la constitución de la nueva residencia implicó un traslado próximo respecto del domicilio anterior (por ejemplo, en Ciudad Evita, Ciudad Parque Las Rosas y Ciudad Juan Pablo II), en otros, condujo a desplazamientos mayores (superiores a los 10 km para algunas familias, como sucedió con las relocalizadas en Ciudad de Mis Sueños). Para estos últimos, diversos autores (Vega, de la, 2010; Elorza, 2009; Tecco y Fernández, 2005) advierten consecuencias negativas ligadas, fundamentalmente, a la ruptura de las redes sociales y laborales y a la falta de oportunidades de trabajo dadas las características de los nuevos contextos residenciales (figura 2).
Asimismo, gran parte de las villas miseria situadas en zonas cercanas al centro o en áreas intermedias de la ciudad fueron relocalizadas en la periferia semi-rural (figura 2). Ello impactaría en la vida cotidiana de las poblaciones afectadas, principalmente, por la escasa oferta de bienes y servicios, en comparación con la residencia anterior, y en función de las distancias que deben recorrer para acceder a los mismos (Elorza, 2009, Tecco y Fernández, 2005).
Otra cuestión a destacar consiste en que, si bien la totalidad de los nuevos barrios cuentan con servicios básicos y equipamientos sociales y comunitarios (dispensario, escuela de nivel inicial y primario, posta policial, comedores, entre otros), existe una deficiencia en el servicio de transporte público. En efecto, en la mayoría de ellos, transita una única línea de colectivo que presenta baja frecuencia (Secretaría de la Mujer, Niñez, Adolescencia y Familia, s/f; Vega, de la, 2010).
De manera adicional, merece especial atención la fragmentación que se produce en las villas miseria y la conformación de los nuevos barrios con familias provenientes de diferentes asentamientos (en promedio, cuatro por barrio). A modo de ejemplo, en Ciudad de Mis Sueños coexisten villas históricamente antagónicas, cuestión que genera conflictividad entre vecinos (Cisterna, 2011; Vega, de la, 2010). Ello guarda estrecha relación con la modalidad "llave-en-mano" del PMCMV, la cual, al inhibir la participación de los habitantes en la creación de su espacio, dificultó tanto los procesos de apropiación del hábitat construido como la configuración de nuevas identidades territoriales.
Ahora bien, el análisis de los flujos de traslados de las poblaciones abordadas se complementa con la lectura del mapa de autocorrelación local bivariada, construido con el objetivo de identificar y caracterizar los cambios en los contextos residenciales de origen y de destino de los hogares beneficiarios del PMCMV. Dicho mapa compara la distribución relativa de los jefes de hogar con educación inferior al secundario completo en 2001 en una localización determinada, con los valores observados que la misma variable asume en sus vecinos en 2008 (figura 3).
En consonancia con lo exhibido en la figura 1, se observa una persistencia significativa en los conglomerados residenciales entre 2001 y 2008 (I de Moran = 0,7682, p<=0,01). Mientras en el área central y pericentral de la ciudad, junto con el corredor noroeste, se mantienen los patrones de segregación por riqueza, en las zonas periféricas ubicadas al norte, este y sur del ejido municipal permanece la segregación, aunque por pobreza. Adicionalmente, en las áreas semiperiféricas continúan existiendo las "áreas heterogéneas" que, en conjunto, actúan como una especie de zona de amortiguación entre aquellas homogéneas (figura 3).
En resumen, si bien las familias beneficiarias del PMCMV proceden de áreas con distintas características socioeconómicas situadas a diferentes distancias del centro de la ciudad (por ejemplo, mientras que los hogares residentes en Ciudad de Mis Sueños y Ciudad de los Cuartetos provienen de zonas con predominio de jefes de hogar con nivel educativo alto; aquellos de Ciudad Juan Pablo II se encontraban en territorios cuyos jefes tenían diversos niveles educativos), todas ellas han sido trasladadas a barrios-ciudades construidos en zonas en las que persiste el patrón de segregación por pobreza. En otras palabras, los nuevos entornos residenciales constituyen espacios geográficos que, además de ser estructuralmente pobres, están rodeados por otros con atributos similares, lo que disminuye las posibilidades de interacciones heterogéneas vigentes en las residencias anteriores.
La conglomeración espacial de la pobreza, sumada a los demás factores analizados, conlleva efectos perjudiciales tanto para los individuos residentes en dichos contextos como para los hogares que ellos integran. De manera que habitar en zonas segregadas reduce el espacio público y la heterogeneidad de las relaciones sociales. Ello deriva en la retroalimentación de experiencias, actitudes, modelos, contactos e informaciones entre vecinos de condiciones socioculturales semejantes y, por lo tanto, dificulta la generación de activos tales como la tenencia de vivienda o vehículo, clima educativo del hogar, potencial de crédito, composición del hogar, entre otros diferentes susceptibles de fomentar la integración social y superar la pobreza (Kaztman, 2001; Tecco y Fernández, 2005).
Sin embargo, tal como destacan algunos autores, la cercanía geográfica no garantiza intercambio ni asegura afinidad o armonía entre los distintos grupos sociales (por ejemplo, los asentamientos exclusivos localizados en zonas periféricas y/o rurales de la metrópolis); más aun, la proximidad geográfica puede agudizar el enfrentamiento entre grupos (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001). Además, el espacio residencial no es el único donde interactúan los individuos y los grupos sociales y la eventual falta de contacto entre grupos sociales en el plano vecinal puede contrarrestarse por la existencia de otros ámbitos donde confluyen e interactúan estos grupos sociales (Arriagada y Rodríguez, 2003).
Consideraciones finales
En contrapartida con la tendencia a la baja que experimentan los niveles de SRS en la ciudad de Córdoba a finales del siglo XX (Molinatti, 2013), estos evidencian un estancamiento en el periodo analizado. En este contexto, persisten los patrones residenciales de los grupos sociales conformados a partir de la educación del jefe de hogar, especialmente, entre aquellos situados en zonas que concentran las mayores conglomeraciones de pobreza.
¿En qué medida este estancamiento se encuentra asociado, junto con otros factores no contemplados en esta investigación (tales como el traslado de los grupos con mayores niveles educativos de las áreas tradicionales de residencia hacia espacios anteriormente pobres o heterogéneos bajo la modalidad de urbanizaciones cerradas) a la construcción de grandes conjuntos habitacionales en la periferia con altos niveles de concentración espacial de pobreza?
El mapa de traslados proporciona las primeras evidencias respecto a los posibles efectos de la erradicación de las villas miseria en los nuevos barrios sobre los procesos segregativos. Por un lado, la mayoría de las mudanzas se produjeron desde zonas próximas al área central o barrios pericentrales hacia la periferia semi-rural de la ciudad, cuestión que impactaría negativamente en la vida cotidiana de familias desplazadas, principalmente por una menor oferta de bienes y servicios. Por otro lado, las grandes distancias entre los lugares de origen y de destino (en algunos casos, superiores a 10 km) ocasionarían rupturas en las redes sociales y laborales que los individuos relocalizados tenían anteriormente. A ello debería agregarse la deficiencia del sistema de transporte público disponible en los nuevos barrios (que consiste, generalmente, en una línea única de colectivo con baja frecuencia) y la fragmentación de las identidades territoriales.
Adicionalmente, el análisis del mapa de autocorrelación local bivariada (que permite comprender la dinámica de los conglomerados residenciales entre los años estudiados) ofrece pruebas de una alta persistencia en los patrones de segregación, tanto por pobreza como por riqueza. En este sentido, en contraste con las características del contexto de origen de las villas miseria trasladadas, la totalidad de los nuevos barrios fueron construidos en zonas estructuralmente pobres, rodeadas por otras con condiciones semejantes. Esta conglomeración espacial de la pobreza, sumada a los otros factores, perjudicaría a los individuos y hogares que allí residen, ya que causaría una retroalimentación de la pobreza, y generaría dificultades para la acumulación de los activos necesarios para superarla.
A modo de conclusión, y de manera similar a estudios precedentes, los resultados aquí expuestos revelan que si bien el Programa analizado mejora sustancialmente la condición habitacional de la población beneficiaria, persiste la segregación clasista, en consonancia con las tendencias sociourbanas dominantes. Similar a la mayoría de las intervenciones públicas en materia de vivienda (especialmente las orientadas a disminuir el déficit cuantitativo a gran escala sin mirada a mediano y largo plazo), este Programa no contempla sus posibles efectos sobre la SRS y ello deriva en la conformación de grandes conglomerados de pobreza y, consecuentemente, acentúa los procesos de marginalidad y exclusión social que tienen lugar en las ciudades.
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[1] Fundada en 1573, la ciudad de Córdoba es la capital de la provincia homónima situada en el centro del país. A 703 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (capital de la República Argentina), constituye el segundo aglomerado en población del país al contabilizar 1 329 604 habitantes según los resultados del Censo Nacional de Población 2010 (Municipalidad de Córdoba, 2012).
[2] La SRS también presenta otra dimensión de carácter subjetivo, referida a las representaciones que los miembros de un grupo social tienen de los lugares (zonas o barrios) que ellos mismos habitan y de aquellos que habitan personas pertenecientes a otros grupos sociales. Esta dimensión, cuyo análisis se excluye en este trabajo, debería estudiarse, preferentemente, con metodologías cualitativas.
[3] La determinación de la contigüidad respecto de la localidad central no es única y puede definirse de diversas maneras. Si se supone que las áreas espacialmente referenciadas bajo estudio son cuadradas, habrá por lo menos cuatro vecinos que comparten un borde en cada lado (Rook). Si, por el contrario, se consideran, además, aquellos puntos que limitan con los vértices del cuadrado referido, serán ocho los datos espaciales para cada observación (Queen) (Anselin, 2005).
[4] El software libre OpenGeoDa, desarrollado por el GeoDa Center - School of Geographical Sciences and Urban Planning Arizona State University, se encuentra disponible en: https://geodacenter.asu.edu/software/downloads
[5] "En las ciencias sociales los estudios de resiliencia se concentran en entender qué mecanismos hacen que un individuo viviendo en condiciones críticas de pobreza, violencia, entre otras situaciones, pueda surgir y mantenerse alejado de dichas condiciones, o no ‘dejarse contagiar’por estas" (Galvis y Roca, 2010, p. 22).