Introducción
El paradigma tecnológico ha evolucionado en todo el planeta y esto entre otros aspectos, ha desembocado en una serie de cambios que, respecto al contexto educativo, se han traducido en propuestas formativas que buscan acoplar lo formativo con el contexto que por lo demás, vale decir que está en permanente cambio. Estos cambios al menos en el espectro educativo han supuesto múltiples interpretaciones de parte de todas aquellas disciplinas o campos de estudio afines a la educación (Salinas et al., 2014). Así las cosas, de la comunidad científica, así como también de parte del resto de actores activos del proceso educativo, se exponen consideraciones de orden procedimental que pretenden explicar cómo ha de entenderse el proceso por el cual una persona aprende en el panorama de la sociedad de la información, por lo tanto:
Estas revoluciones dibujan unas nuevas coordenadas en todas las esferas de la actividad humana que impactan de manera particular a las instituciones que se ocupan de la educación y la formación de los ciudadanos para facilitar su inserción en un mundo cambiante, tecnológicamente complejo y altamente competitivo en el que es necesario conocer y manejar los nuevos discursos, los últimos códigos y las herramientas más sofisticadas para no sufrir las diversas brechas de exclusión que han emergido o se han consolidado en esta sociedad extremadamente heterogénea y desigual (González-Sanmamed et al., 2018, p. 29).
Ahora bien, si se trata de un contexto en permanente cambio (Torres & Barnabé, 2020) que se enmarca en una sociedad con un fuerte componente tecnológico en su hacer y que, además, el proceso educativo ya cuenta con una fuerte influencia tecnológica, no parece ser muy congruente ese espíritu adaptativo y de cambio con el uso de principios pedagógicos que, sin restarles valor, no suponen precisamente una redefinición. Se habla entonces que el paso de entender el hecho educativo a partir del clásico binomio enseñanza-aprendizaje, debe permitir asumir que se trata ahora del proceso pedagógico el cual es más inclusivo y considera la permeabilidad y adaptabilidad necesaria que requiere la comprensión del hecho educativo en la época actual.
Por lo tanto, al hablar de proceso pedagógico se han de abarcar todos aquellos aspectos que actualmente forman parte del enseñar y del aprender, pero desde una visión integradora, multifactorial y poliédrica y es allí cuando esa participación tecnológica auspiciada por la sociedad de la información, encuentra la atmosfera idónea para recrearse y refundarse a partir de nuevas lógicas de entendimiento. La investigación realizada nos acerca de momento a dos acepciones sobre lo que se entiende por sociedad de la información. Por una parte, se hace referencia a una sociedad sumamente desarrollada desde un punto de vista tecnológico lo cual, incide en el fomento de la transmisión de la información, el aumento del caudal informativo y su diversificación, y por otra parte, se parte de la idea de la relevancia que tiene tanto la información como la comunicación para la sociedad actual, lo cual incluye a las relaciones sociales, culturales y económicas.
En esta búsqueda de entendimiento, han sido muchos los aportes teóricos a lo largo de la historia que han intentado explicar lo que ocurre con el aprendizaje. Parte importante de la formación docente radica en el hecho de intentar comprender todo el entramado que participa en el ser humano al momento de ocurrir el aprendizaje y de allí se diseñan numerosas estrategias didácticas que buscan a toda costa que el ser humano pueda aprender y que lo que aprenda lo pueda transferir e inferir. Aquí empiezan los problemas de corte disciplinario porque con toda la dinámica generada por la sociedad de la información, todavía cuesta definir categóricamente un tipo de aprendizaje ideal que sepa responder a todas las necesidades formativas (Díaz, 2012).
Esta deficiencia se convierte en oportunidad para ciertamente generar conocimiento científico, sin embargo, tanta variedad de propuestas puede confundir si no se realiza un abordaje desde lo epistémico para identificar además de las tendencias actuales, todas aquellas oportunidades de corte teórico que permiten la generación de conocimiento científico correlacionado con el contexto actual del aprendizaje enmarcado en lo que conocemos como sociedad de la información.
Estas consideraciones han permitido identificar el objetivo de esta investigación el cual consiste en explorar las tendencias actuales en lo que se refiere al aprendizaje en el contexto de la sociedad de la información, para intentar proponer elementos compatibles con una posible propuesta teórica que permita identificar las corrientes contemporáneas que actualmente dibujan las diferentes tipologías de aprendizaje.
Materiales y métodos
Este artículo presenta una investigación cualitativa desde una perspectiva analítica e interpretativa. Aquí no se toman variables medibles de forma cuantitativa como punto de partida, más bien se intenta analizar información con el objeto de presentar una propuesta teórica como resultado del ejercicio investigativo. Atendiendo a la naturaleza de este estudio, se establecieron las siguientes fases de la investigación:
El muestreo teórico: consistió en el estudio y revisión que permitió la comprensión desde un punto de vista conceptual del fenómeno que se ha analizado, por lo tanto, se trata de aquel proceso de recolección de datos los cuales sirvieron para la construcción teórica resultante del proceso investigativo, una vez alcanzada la saturación teórica.
El método de comparación constante: en esta fase se incluyó la recolección de datos mientras se realizaba el ejercicio comparativo de forma sincrónica, con el objeto de identificar además de las características, la interconexión presente en los hallazgos de la investigación. Todo esto sirvió de sustrato para el ejercicio interpretativo para desembocar en una propuesta teórica y en una posible reinterpretación paradigmática.
La formulación de nueva teoría partiendo de los datos analizados en la investigación: en esta fase se sintetizaron los hallazgos de la investigación para dar paso al surgimiento de una posible construcción teórica o una nueva reinterpretación.
Ahora bien, en esta investigación el análisis de contenido temático fue la técnica que ayudó al proceso del desarrollo teórico con lo cual, se identificaron términos o conceptos que no necesariamente guardan interdependencia entre ellos, sin embargo, el procedimiento inductivo al realizar el análisis de contenido, permitió la construcción de categorías emergentes que fueron inferidas a partir del acercamiento a los contenidos analizados. Cuando hablamos del proceso inductivo bajo la perspectiva cualitativa, se hace referencia a un conjunto de pasos entre los que se encuentran la lectura de los documentos, la identificación de las categorías temáticas relevantes y las diferencias entre los documentos propiamente dichos.
La triangulación teórica ha servido para intentar asegurar la validez y fiabilidad de esta investigación, entendiendo que la fiabilidad imprime credibilidad y autenticidad. Esta triangulación teórica “es el procedimiento de categorización extraído de la literatura científica desde el estado del arte de la investigación que obedece al empleo de documentos, antecedentes, teorías y conceptos propios de la ciencia” (Piñero & Perozo, 2021, p. 8).
El diseño de esta investigación se corresponde con el diseño emergente, por lo tanto, la teoría resultante de la investigación emerge de los datos para lo cual, se estableció una codificación abierta y de la que surgieron las categorías por comparación constante para finalmente generar una teoría conceptual que ayude a la comprensión del objeto de estudio de esta investigación. Por lo tanto, la metodología adoptada ha sido la teoría fundamentada de diseño emergente.
Resultados
El contexto actual se ubica en lo que se conoce como la sociedad de la información y en la cual, se ha experimentado un profundo proceso evolutivo que ha modificado la forma en que las personas se relacionan, todo esto, apoyado por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (en adelante TIC) que han venido a maximizar la necesidad de determinar que, en efecto, la sociedad actual se desarrolla en torno a la información. Estamos entonces ante un panorama que hace inferir el hecho de que tener poder significará entonces, tener información. Esta dinámica también es compatible con la idea de una sociedad hiperconectada que transversaliza en este caso el contexto educativo y especialmente lo que se conoce como aprendizaje. Por lo tanto, ante un nuevo contexto social digitalizado, se necesita una nueva forma de entender lo que significa el aprendizaje. (Salinas et al., 2014). Así, un nuevo significado de lo que se conoce como aprendizaje se encuentra como raíz del actual discurso pedagógico lo que facilita el acto de argumentar, explicar y visualizar la acción educativa entendiendo que el contenido que se transmite y construye se enfoca hacia nuevos escenarios de participación desde lo sociocultural.
Al revisar la literatura científica, se observan coincidencias en cuanto a afirmar que las teorías que han intentado explicar el aprendizaje, no se corresponden con el aprendizaje que se supone debe recrearse en la actual sociedad de la información (Renés, 2018). Esto se debe a que actualmente la hiperconectividad y la velocidad en el intercambio de información hace que se participe en redes y de allí se confirme que la conectividad pasa a ser un elemento común en este caso, al aprender. Por lo tanto, hay que comprender que lo que hasta hace poco conocíamos como enseñanza-aprendizaje, ahora ha de comprenderse como proceso pedagógico.
Este proceso pedagógico supera el binomio enseñanza-aprendizaje ya que dicho proceso involucra una serie de actores sociales, contextos y realidades que, sin formar parte interna de la tradicional escolaridad, sí que tienen una notable influencia en lo que se aprende y cómo se aprende. De allí se desemboca en lo que se conoce como conectivismo, asumido este como la teoría de aprendizaje propia de la era digital. Este conectivismo defiende la tesis de que las relaciones que a su vez conforman redes y conexiones, facilitan el procesamiento de la información para posteriormente transformarlo en conocimiento, toda vez que se establecen nodos de intercambio, oportunidades para producir e intercambiar contenidos (Salinas et al., 2014), interactividad por medio de la interconexión, redes de pensamiento y la posibilidad de adquirir nuevo conocimiento mediatizado por las TIC.
El conocimiento científico que se ha explorado, también señala la necesidad de adecuar no solo una nueva comprensión del aprendizaje, sino que, además, hay que redefinir aquellas estrategias de aprendizaje que han de ir armonizadas con el contexto digital propio de la sociedad de la información, por lo tanto, se ha de pasar de un aprendizaje inclinado a la exploración conceptual, a un aprendizaje que fundamentalmente permita la aplicación de la información.
Existe consenso en que el rol del docente debe considerar además de las competencias digitales (Salinas et al., 2014), el conocimiento técnico y pedagógico que le permita no solo reconocer el proceso de aprendizaje en correspondencia con el ciclo evolutivo del ser humano (Díaz, 2012), sino que además ha de tener presente el hecho de saber identificar aquel proceso que le permita fortalecer los patrones cognitivos y las conexiones necesarias para que se pueda producir el aprendizaje. Por lo tanto, ya el docente ha superado aquella etapa en la que era el dueño del conocimiento dando paso a un docente que re-descubre el conocimiento y acompaña a sus discentes en el proceso de integración de la información. De allí la importancia de conocer las estrategias de aprendizaje asociadas en este caso al conectivismo.
Estas consideraciones conducen a identificar la forma en que se ha de trabajar para que el aprendizaje se produzca desde una perspectiva conectivista. Nos acercamos entonces al campo curricular y didáctico con el objeto de exponer algunos elementos que han ayudado a perfilar lo que los autores denominan como estrategias de aprendizaje desde la idea que esas estrategias correlacionan un conjunto de técnicas, habilidades, e intencionalidad pedagógica.
Esteban-Albert & Zapata-Ros (2016) exponen una serie de consideraciones sobre las estrategias de aprendizaje las cuales han de clasificarse a partir del tipo de actividades cognitivas a realizar. Así, estos autores hablan de estrategias asociativas (operaciones básicas y elementales), estrategias de elaboración (intermedio entre las asociativas y las de organización), estrategias de organización (relaciones internas entre materiales de aprendizaje y saberes previos), estrategias de procesamiento superficial (aumento cuantitativo de información y memorización), estrategias de procesamiento profundo (comprensión de la información y la realidad), y las estrategias de apoyo (mejorar las condiciones del aprendizaje).
Por su parte, Díaz (2012) hace referencia a cuatro conjuntos de estrategias que se corresponden a cuatro tipos de estilos de aprendizaje. Es decir, según esta autora la lluvia de ideas o la construcción de organizadores de la información se corresponden con un estilo de aprendizaje divergente (capacidad imaginativa y producción de ideas), el análisis de textos o la realización de investigaciones, se corresponden con el estilo de aprendizaje asimilador (creación de modelos teóricos), la elaboración de gráficos o las demostraciones prácticas, se corresponden con el estilo de aprendizaje convergente (aplicación práctica de ideas), y la expresión plástica o la discusión socializada se corresponden con el estilo de aprendizaje acomodador (adaptación a circunstancias inmediatas).
Tanto para Esteban-Albert & Zapata-Ros (2016) como para Díaz (2012) las estrategias de aprendizaje además de establecer criterios de acción en función de las necesidades de aprendizaje adaptadas al ciclo evolutivo, también coinciden en que el aprendizaje no solo va a depender de la superación de varias fases entrelazadas, sino que la motivación se identifica con la voluntad de querer aprender y además de permitir el desarrollo adecuado del proceso de aprendizaje propiamente dicho.
Con respecto a los estilos de aprendizaje se identifican coincidencias importantes, por ejemplo, Estrada (2018) parte de la premisa que esos estilos dibujan la forma en que una persona ha de procesar la información ante una situación de aprendizaje y para lo cual expone cuatro estilos de aprendizaje coincidiendo con los mismos estilos que expone Renés (2018): 1) activo (predominio de la mente abierta y facilidad para el trabajo en grupos), 2) reflexivo (análisis sistemático de datos. Observación y capacidad de escuchar), 3) teórico (análisis de problemas, fases lógicas de análisis profundo) y 4) pragmático (aplicación de los contenidos que se aprenden, realismo, eficacia y eficiencia ante lo aprendido). Además de lo anterior, se identifica otro elemento que viene a complementar todo el entramado teórico respecto al aprendizaje y su proceso y es lo que Correa et al. (2019) denominan las fases del proceso de aprendizaje las cuales son: motivación, interés, atención, adquisición, comprensión e interiorización, asimilación, aplicación, transferencia, evaluación (Correa et al. 2019). Además de estas nueve fases, Correa et al. (2019) apuntan dos aspectos determinantes por parte del aprendiz: la actitud (la forma de actuar en este caso ante un contexto de aprendizaje) y la aptitud (competencias individuales necesarias para el proceso de aprendizaje).
Con respecto a los tipos de aprendizaje, hay un número importante que se desgrana de los aportes científicos expuestos con relación al aprendizaje dentro del contexto del conectivismo. En efecto, la comunidad científica ha presentado diferentes expresiones compatibles con los tipos de aprendizaje y en este sentido, en esta investigación se proponen tres agrupaciones de tipos de aprendizaje cuyas agrupaciones responden a: 1) el aprendizaje desde los procesos conectivos centrados en los propios procesos de aprendizaje, 2) el aprendizaje desde los procesos sociocognitivos centrados en los procesos socializadores de aprendizaje y 3) el aprendizaje desde los procesos inter-conectivos centrados en los procesos combinados (auto y socio conectivos). Cada una de estas tres agrupaciones incluyen un grupo determinado de tipos de aprendizaje los cuales se especifican a continuación:
1.-el aprendizaje desde los procesos auto conectivos centrados en los propios procesos de aprendizaje: aquí se incluye el aprendizaje autodirigido (González-Sanmamed et al., 2018; Torres & Barnabé, 2020), el aprendizaje autónomo (Pérez, 2020), el aprendizaje autorregulado (Torrano et al., 2017), el aprendizaje nómada (Torres & Barnabé, 2020), el aprendizaje orgánico (Díaz, 2019), el Personal Learning Environment (PLE) (Salinas et al., 2014) y los itinerarios de aprendizaje (Salinas et al., 2014).
2.-el aprendizaje desde los procesos sociocognitivos centrados en los procesos socializadores de aprendizaje: aquí se incluye el aprendizaje social (Salinas, et al., 2014), las comunidades de aprendizaje (Contreras, 2021), las comunidades de práctica (Torres & Barnabé, 2020), los entornos virtuales de aprendizaje (Salinas et al., 2014), los espacios colaborativos de aprendizaje (Barba-Guamán et al., 2018), el interaprendizaje (Berrocal, 2021), y el Blended learning (García-Aretio, 2020).
3.- el aprendizaje desde los procesos interconectivos centrados en los procesos combinados (auto y socio conectivos): aquí se incluye el aprendizaje creativo (Menchén, 2018), el aprendizaje rizomático (Torres & Barnabé, 2020), el aprendizaje ubicuo (Novoa et al., 2020), los circuitos innovativos (Cohanoff & Mederos, 2020), el eco-conectivismo (Torres & Barnabé, 2020), los espacios interactivos de aprendizaje (Cohanoff & Mederos, 2020), los espacios de aprendizaje híbridos (Mejía, et al., 2017), el elearning (García-Aretio, 2020), y las ecologías de aprendizaje (González-Sanmamed et al., 2018).
Todos estos tipos de aprendizaje pueden permitir hacerse una idea de que se trata de un proceso continuo de construcción y re-construcción conforme los procesos conectivistas del aprendizaje viven su propia dinámica en el contexto de la sociedad de la información. Aunque nominalmente sean diferentes, los diversos tipos de aprendizaje tienen como elemento común que el aprendiz ha de adoptar una actitud proactiva respondiendo a su propia motivación, pero además, el docente está llamado a activar esa actitud motivadora en el aprendiz además de saber manejarse en este caso, con las herramientas tecnológicas ya que al estar en la era digital y ante una gran velocidad en la transmisión de la información, ya no se trata de dar conocimiento sino de acompañar y orientar a descubrirlo. Así las cosas, si hay diferentes tipos de aprendizaje, también hay diferentes formas de entender lo que se acepta como aprendizaje. Para visualizar mejor los tipos de aprendizaje según los procesos conectivos, se puede revisar la tabla 1 con el objeto de ubicar los tipos de aprendizaje anteriormente descritos y sus correspondientes agrupamientos.
Desde los procesos auto conectivos centrados en los propios procesos de aprendizaje |
Aprendizaje autodirigido Aprendizaje autónomo Aprendizaje autorregulado Aprendizaje nómada Aprendizaje orgánico Personal Learning Envroinment Itinerarios de aprendizaje |
Desde los procesos socio conectivos centrados en los procesos socializadores de aprendizaje |
Aprendizaje social Comunidades de aprendizaje Comunidades de práctica Entornos virtuales de aprendizaje Espacios colaborativos de aprendizaje Interaprendizaje Blended learning |
Desde los procesos inter conectivos centrados en los procesos combinados (auto y socio conectivos) |
Aprendizaje creativo Aprendizaje rizomático Aprendizaje ubicuo Circuitos innovativos Eco-conectivismo Espacios interactivos de aprendizaje Espacios de aprendizaje híbridos eLearning Ecologías de aprendizaje |
Fuente: elaboración propia a partir de los autores consultados (2021).
En la comunidad científica han sido muchos los aportes que han intentado entender lo que es el aprendizaje respondiendo lógicamente a un contexto determinado. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, la sociedad de la información también ha dibujado diferentes perspectivas respecto al aprendizaje como concepto. El aprendizaje es un fenómeno social y además es un proceso activo que implica una serie de capacidades y habilidades por parte del aprendiz en el que la creación de nuevas conexiones mentales ayuda a la construcción de redes (Torres & Barnabé, 2020). Siendo el aprendizaje uno de los objetivos tan relevante en el contexto educativo, el entorno ha de considerarse como factor influyente ante la necesidad de adaptarse a contextos en permanente cambio asumiendo que se puede experimentar aprendizaje con la realidad más allá del aula.
Ahora bien, ya se ha visto que el aprendizaje y su proceso se modifica conforme se reconoce la naturaleza cambiante del contexto. En el caso de la sociedad de la información las decisiones pedagógicas imponen la necesidad de un compromiso que supera la esfera docente, es decir, si se reconoce que la forma en que se entiende el aprendizaje actualmente se corresponde con esa sociedad de la información, se acepta entonces que la forma de trabajar los procesos de aprendizaje han de incluir además de la implicación del docente en su propio proceso formativo, una serie de acciones institucionales que acompañen a los docentes de forma permanente en cuanto a los nuevos retos que aparecen con relación a los nuevos espacios de aprendizaje. Por una parte, encontramos la necesidad de establecer un seguimiento sostenido en el tiempo que intente reducir las brechas digitales, la resistencia al cambio y la adecuación de los planes de formación docente desde el contexto universitario. Pero, por otra parte, también es importante que, desde edades tempranas de la escolarización, se forme al aprendiz a que el docente no es el dueño del conocimiento y que el aprendizaje ahora también depende de la autogestión del aprendizaje, la curiosidad, la autonomía, y el paso de usar la tecnología solo con fines de diversión, a usar la tecnología como una herramienta que ayudará en el proceso de aprendizaje.
El paso de un docente dueño del conocimiento, a un agente que acompaña, orienta y apoya el descubrimiento del conocimiento todavía cuenta con ciertas resistencias sociales ya que ha resultado complicado reconocer nuevas lógicas de entendimiento respecto al proceso pedagógico y a su carácter personalizante, procesual y gradual. Así las cosas, también se requiere de un proceso formativo a escala social para que progresivamente se asuma que el aprendiz es también responsable de su aprendizaje en lugar de trasladar la responsabilidad exclusivamente al docente. En este sentido, el aprendizaje conectivista hace énfasis en que las conexiones conformarán el entramado que poco a poco va acomodando la información para que, ayudado por un ambiente de aprendizaje idóneo, se pueda lograr la transferencia e inferencia de lo aprendido.
La construcción de espacios de aprendizaje ya no se circunscribe al aula (Arias, 2017) es decir, se traspasan las fronteras físicas dando una permeabilidad al proceso pedagógico. Para esto hay que prepararse curricular y didácticamente porque supone una disposición para explorar nuevas experiencias de aprendizajes con lo cual, no solo el aprendiz aprende, sino que el docente ha de aprender convirtiéndose este en un promotor de experiencias significativas de aprendizaje y en un mediador cognitivo. De parte del aprendiz, si en efecto comparte experiencias en las redes y socializa su propia experiencia de aprendizaje con sus semejantes, esto también hará que el efecto multiplicador de esa forma de aprender pueda en su caso, incidir positivamente el resto de personas de forma que la conectividad no tenga como fin último el acceso a redes socializadoras de datos tal vez irrelevantes, sino que esa conectividad facilite el proceso cognitivo una vez que se visualice la intencionalidad didáctica mediatizada por las herramientas TIC.
Ha quedado confirmado en la teoría científica que el cuerpo docente no solo necesita de una serie de competencias digitales (Salinas et al., 2014), sino que al entender que el aprendizaje ocurre también fuera del espacio físico del aula y del centro, el contexto social expone de forma permanente un conjunto de cambios profundos para los cuales los docentes necesitan una preparación idónea en aspectos como la interculturalidad, el género, la brecha digital, la diversidad y la educación inclusiva, la composición de las familias, los movimientos migratorios, entre otros, sin dejar de reconocer que la educación se observa como uno de las esferas sociales que experimenta dificultades para cambiar a sabiendas que la inclusión puede conseguir el generar una respuesta satisfactoria ante la diversidad del alumnado lo cual incluye los niveles de aprendizaje en sus propios contextos socioeducativos.
Como parte de los resultados obtenidos, también merece una singular atención el hecho de que, en su mayoría, los aportes científicos dan razón de la importancia de la motivación en el aprendizaje. Es tan relevante la motivación que investigadores han ubicado este elemento como una de las fases del proceso de aprendizaje (Correa et al., 2019). Al revisar los tipos de aprendizaje se puede observar que si bien es cierto la formación y disposición del docente es importante, también lo es la motivación del aprendiz. Esa motivación debe ir acompañada de una auténtica formación en emociones o lo que muchos autores llaman educación emocional con lo cual, un correcto manejo de las emociones puede incrementar en el alumno la motivación, lo cual incide positivamente en su propio proceso de aprendizaje.
En el contexto de la sociedad de la información, se puede correr el riesgo de percibir un sentimiento de aislamiento o ausencia de contacto, fomentado por el exceso poco medido en el uso de los equipos tecnológicos más recreativos que formativos. La sociedad de la información entonces se presenta como una oportunidad para la creación de nuevo conocimiento, pero además llega a determinar que la forma de relacionarnos y conectarnos, puede incidir positivamente en el aprendizaje. Así, al considerarse al docente como mediador cognitivo se incluyen entre otros elementos, un acercamiento al proceso de tutorización y acompañamiento cuando, por ejemplo, se genera aprendizaje en un contexto totalmente virtual ya que en principio ha de considerarse todo contexto como un potencial espacio para la formación y a la vez, ser visualizado como un recurso de aprendizaje.
Conclusiones
Luego de un proceso de análisis y revisión de la teoría científica, se puede proponer una serie de constataciones enfocadas desde la observación de los procesos pedagógicos contemporáneos, específicamente lo que respecta a la sociedad de la información y como esta ha podido determinar un nuevo entendimiento sobre el aprendizaje y sus implicaciones.
El proceso investigativo realizado en este estudio permite confirmar, que la tendencia mayoritariamente presente en la comunidad científica respecto al aprendizaje es la teoría conectivista solo que, a nivel conceptual existe un gran consenso en sus principales postulados, pero el desarrollo teórico conectivista no se encuentra suficientemente sólido o al menos no ha permitido su completa comprensión.
La evidencia científica revisada permite reconocer que se tiende más a comunicar experiencias de aprendizaje en las diferentes etapas educativas y que tienden generalmente a ser inconexas y no particularmente extrapolables con lo cual, al no tener un sustrato teórico suficientemente desarrollado y actualizado se corre el riesgo de desarrollar prácticas con vestigios conductistas, con presencia de formas de trabajo que se esperan sean constructivistas, pero que se presentan asociadas a la inclusión de las TIC como excusa para justificar la adopción de lo conectivista.
Otra de las constataciones es que, si se asume que el conectivismo es la teoría propia del aprendizaje en la sociedad de la información, se está aceptando que se ha de superar el clásico binomio enseñanza-aprendizaje porque en principio cualquier contexto ha de servir como referencia para que potencialmente pueda generarse el aprendizaje a partir de ciertas condiciones. Con lo cual, la visión que desde hace mucho tiempo se tiene respecto al que enseña y al que aprende ya no es compatible con la nueva forma que según se entiende, ya ha de estar instaurada a nivel global. Por lo tanto, en lugar de hablar de enseñanza-aprendizaje pudiese hablarse más bien de proceso pedagógico como oportunidad para reconocer el contexto social, político, pedagógico, curricular, didáctico, cultural y antropocéntrico que acompaña en este caso al aprendizaje.
Socializar las experiencias de aprendizaje focalizadas en el conectivismo efectivamente promueve la curiosidad y la generación de ideas para que las propias experiencias puedan ser realmente inspiradoras, por otro lado, se hace necesario fomentar el espíritu investigativo con el fin de sentar las bases del sustrato teórico que imprima identidad a todo este movimiento del aprendizaje en la sociedad de la información.
La formación docente en la sociedad de la información, las redes de aprendizaje y su impacto en los actores del proceso pedagógico, la sinergia entre ciencia, tecnología y educación, la pertinencia social del aprendizaje en la era digital, el surgimiento de instituciones educativas contemporáneas, las políticas públicas educativas y su impacto en la educación, la teoría conectivista adaptada a las etapas evolutivas de los aprendices y la participación en una red global de eco-aprendizaje son solo algunos referentes que pueden tenerse en cuenta al momento de emprender investigaciones que además de fortalecer el espíritu pedagógico, permitirá que la sociedad reconozca las nuevas lógicas de entendimiento del aprendizaje.