INTRODUCCIÓN
La evaluación del aprendizaje permite al docente conocer las fortalezas y debilidades del estudiante y del grupo para implementar acciones estratégicas a fin de lograr las metas y objetivos; y en caso necesario, redireccionar el proceso para superar las insuficiencias, limitaciones y falencias.1 Constituye un proceso consustancial al desarrollo del proceso docente educativo. Tiene como propósito comprobar el grado de cumplimiento de los objetivos formulados en los planes de estudio de la educación superior, mediante la valoración de los conocimientos y las habilidades que los estudiantes van adquiriendo y desarrollando, y por la conducta que manifiestan. Representa, a su vez, una vía para la retroalimentación y la regulación de dicho proceso.2
Es un proceso continuo que de una u otra manera repercute en la calidad de la educación, en la cual intervienen factores como el ritmo y estilo de aprendizaje de los estudiantes, creatividad del docente, tipo y calidad de los instrumentos evaluativos aplicados y sistematicidad en el control y valoración de las competencias y desempeño del aprendiz.1
En el sistema cubano de educación médica, la evaluación del aprendizaje implica el control y la valoración de los conocimientos, habilidades y hábitos, así como de los modos de actuación que los estudiantes van adquiriendo a través del proceso docente educativo, de acuerdo con los objetivos de cada asignatura, estancia o rotación en particular, y del plan de estudio en general.3,4
Está estructurado por planificación, ejecución de la evaluación y análisis de los resultados, donde la planeación de la evaluación garantiza la organización anticipada y el diseño de las actividades de aprendizaje; a la vez que se precisa cómo se medirá y valorará el desempeño estudiantil. Por tanto, se impone trabajar con las cuatro fases del proceso de planeación: qué debe ser evaluado, cómo se evalúa, cómo calificar el examen, y cómo establecer el patrón de aprobado/desaprobado.
Al considerar la evaluación final como el colofón de todo un proceso, es de interés definir qué acciones metodológicas a nivel de colectivos docentes son las más adecuadas a realizar en la fase de confección de los instrumentos de evaluación.5
El presente trabajo tiene como objetivo: determinar el nivel de conocimientos de los profesores sobre la elaboración de los instrumentos de evaluación final de la asignatura Ontogenia Humana y Sistema Osteomioarticular.
MÉTODOS
El presente estudio respondió a un proyecto de investigación en el campo de la ciencia del proceso enseñanza aprendizaje, en la asignatura Ontogenia Humana y Sistema Osteomioarticular de la carrera de Medicina, en la Facultad de Ciencias Médicas “Mariana Grajales Coello”, de Holguín, en el período comprendido entre septiembre 2019-enero 2020.
El universo estuvo conformado por los 30 profesores que imparten la asignatura. La muestra fue seleccionada por un muestreo no probabilístico intencional y quedó constituida por 23 profesores.
Métodos teóricos utilizados:
Análisis-síntesis: en el procesamiento de la información obtenida, tanto teórica como empírica, la discusión de los resultados y para el arribo a conclusiones.
Inducción-deducción: permitió el análisis del diseño de la elaboración de los instrumentos de evaluación final en la asignatura Ontogenia Humana y Sistema Osteomioarticular.
Histórico-lógico: para conocer los antecedentes del objeto de investigación y su evolución.
Como métodos empíricos se emplearon:
La revisión documental para la revisión del Plan de estudios D de la carrera de Medicina, el programa de la disciplina Bases Biológicas de la Medicina y el programa analítico de la asignatura Ontogenia Humana y Sistema Osteomioarticular.
Cuestionario a profesores. La parte inicial del cuestionario permitió la caracterización de los profesores y la segunda exploró el conocimiento sobre la elaboración de los instrumentos evaluativos finales, estructurado en una pregunta con 21 indicadores por explorar. Se aplicó la escala de Likert con cinco alternativas de respuestas y para la tabulación de los resultados se otorgó el valor de 1 a la expresión mínima de cualidad y hasta 5 a la máxima expresión de la cualidad.
Los indicadores fueron propuestos por Rodríguez Amador4) en su memoria escrita para optar por el título de Máster en Educación Médica.
Procesamiento estadístico: se realizó un análisis de frecuencia y cálculo del valor promedio del ítem que permitió generalizarlo a partir de los valores individuales entre el total de encuestados.
Se calculó además el índice relativo (IR) de la proporción del promedio del valor del ítem dentro lo cual favoreció la interpretación de su valor promedio para su presentación y comparación con los demás estadígrafos estudiados. Su valor máximo es 1.
El índice de posición (IP) ilustró la posición del ítem en la preferencia de los encuestados dentro de las dimensiones exploradas.
El alfa de Cronbach se calculó mediante el paquete estadístico SyStat para medir la consistencia interna y confiabilidad de las preguntas de la encuesta aplicada, el cual es de 0,90. Esto indica que existe coherencia interna en la escala, por lo que el instrumento aplicado es confiable.
Se tuvieron en cuenta los aspectos éticos de la investigación científica.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La Tabla 1 muestra que la mayoría de los profesores ostentan la categoría principal de profesor asistente (43,48 %), seguido de la categoría docente instructor (39,13 %).
La categorización de los docentes es uno de los procesos que se desarrollan en la educación superior, con el fin de garantizar que los profesores tengan una sólida preparación científica, pedagógica y metodológica acorde con las demandas de la universidad cubana actual.5
Al analizar los años de experiencia en la docencia, expresados en la Tabla 2, se observa que oscila entre 11 y 15 años.
En opinión de los autores, estos resultados son favorables para el desarrollo del proceso enseñanza aprendizaje donde la formación continua del profesor universitario y el dominio de la materia que imparte en los diferentes escenarios docentes es un elemento clave, aunque no se ha logrado un cambio sistemático de categoría docente.
Roque Herrera et al.6) obtuvieron resultados similares en su proceso investigativo, y señalan que la experiencia resulta un indicador importante para determinar la experticia de un profesional en un área del saber.
La Tabla 3 manifiesta un predominio de la preparación de los profesores sobre el tema evaluación a través de varios cursos de superación (65,2 %); y solo dos a través de maestrías. Estas carencias han sido tratadas en colectivos de año y reuniones metodológicas en función de la planificación docente, y se ha logrado que varios se hayan incorporado a la maestría en educación médica.
La evaluación es la categoría reguladora del proceso enseñanza aprendizaje y uno de los aspectos más polémicos y de mayor interés en la práctica pedagógica.7
En este sentido, las universidades en general y las de ciencias médicas en particular, han desarrollado una estrategia de preparación metodológica escalonada que abarca cursos básicos, diplomados, actividades metodológicas diversas y maestrías en educación médica y ciencias de la salud, la cual ha favorecido un mejor desempeño docente.8
El trabajo de perfeccionamiento profesoral mediante cursos, diplomados y maestrías se pone de manifiesto en instrumentos evaluativos cada vez más cercanos a los parámetros establecidos.9
Los resultados del conocimiento de los profesores sobre la planeación del examen fueron distribuidos en las Tabla 4 y Tabla 5 a partir de las fases de planeación.
El ítems: “se utilizan varios tipos de preguntas para la elaboración de los exámenes de la asignatura”, ocupa el valor más alto del índice de posición (0,92) en correspondencia con su valor promedio y el índice relativo; indica el alto orden de prioridad que el claustro le confirió al ítems dentro del resto de las opciones, pues desde los colectivos se trabaja de forma intencionada el empleo de diferentes tipologías de preguntas en aras de realizar un balance entre las interrogantes de test objetivo y de desarrollo, dado que en años anteriores existía predomino de las de test objetivo.
Los autores coinciden con Murillo-Sevillano et al.7 en que los cuestionarios evaluativos escritos deben diseñarse con el número suficiente de preguntas que posibiliten garantizar su validez de contenido, en correspondencia con la muestra de los aspectos esenciales a verificar; que se combinen variedades de interrogantes donde se incluyan las de tipo ensayo y ensayo de respuestas cortas, así como de las diversas variantes de las preguntas objetivas y estructuradas. Siempre que sea posible se deben emplear las basadas en problemas didácticos y de salud, y cuando corresponda, emplear los estudios y análisis de casos.
Estos resultados son similares a los obtenidos en el ítem: “se utilizan bancos de preguntas”, que constituye, desde la preparación metodológica de la asignatura, una indicación a cumplir que se ha ido resolviendo paulatinamente en el colectivo.
Los índices de posición menores fueron 0,77 y 0,76, y ocupan la penúltima y última posiciones respectivamente, referidos a: “se discute en el colectivo de asignatura los niveles de asimilación a utilizar en la confección del temario a aplicar” y “se construyen tablas de contenido para la elaboración de los exámenes”, lo que significa que son los de menor prioridad para el colectivo de profesores; se corresponden con los valores del promedio de 4,09 y 4,04 para el último ítem. El IR se comporta con resultados similares. Es evidente la necesidad de trabajo intencionado en estos elementos.
Los autores consideran que un elemento importante a tener presente en la planeación de los exámenes es la elaboración de las tablas de contenido, en las cuales se detallan los contenidos según su representación en el programa, en correspondencia con las habilidades y niveles de asimilación, donde la elaboración de una adecuada tabla de especificaciones garantiza la calidad y variedad de niveles de asimilación en correspondencia con los objetivos del programa y del profesional a egresar, además de que puede ser empleada en próximos exámenes.
El colectivo de asignatura responde por el trabajo metodológico en este nivel organizativo, agrupa a los profesores que desarrollan la asignatura y su propósito fundamental es lograr el cumplimiento con calidad de sus objetivos generales en estrecho vínculo con los de la disciplina y año.2 Es este escenario donde los profesores deben socializar las propuestas de actividades, ejercicios y preguntas que serán objeto de evaluación, con el propósito de unificar criterios y lograr coherencia en la correcta elaboración de los instrumentos evaluativos en correspondencia con los objetivos de la asignatura.10
Por tanto, luego de la selección de los contenidos de una evaluación, se elabora la tabla de contenido del examen, y la estructura del futuro instrumento de evaluación, al establecer los niveles de asimilación, las habilidades a explorar, el fondo de tiempo asignado al contenido en el programa, su importancia, su relación con los objetivos generales de las asignaturas y disciplinas y con los objetivos terminales del egresado.11
La Tabla 5 muestra los conocimientos de los profesores sobre cómo calificar y cómo establecer el patrón aprobado/desaprobado: ocupan el valor más alto del índice de posición (0,95) los ítems, “se utilizan las tablas de decisiones” y “se analizan los resultados del examen”, significa que fue alto el orden de prioridad que el claustro le confirió a estos ítems dentro del resto de las opciones.
Los autores estiman que estos son componentes de la planeación que de forma paulatina se han ido trabajando desde los colectivos de asignatura, donde se insiste cada vez más en la importancia de discutir los resultados del examen, de modo tal que oriente al estudiante sobre sus logros y dificultades, pero a su vez, retroalimente el desarrollo del proceso docente.
García-Núñez et al.12 refieren que al otorgar la nota final se trabaja con la tabla de decisiones de la Instrucción 3/2015. Los resultados obtenidos a través de la evaluación a los estudiantes sirven de retroalimentación al docente para determinar cuán eficaces y eficientes son los métodos que utiliza para enseñar, y al educando para analizar críticamente su actividad, autorregular su aprendizaje y tomar decisiones al respecto.13
El índice de posición menor fue 0,78, el cual coincide con el menor valor del promedio (4,13) y el índice relativo (0,83) referido al ítem “se realizan estudios de calidad de los instrumentos evaluativos”; significa que este es de menor prioridad dentro el colectivo de profesores.
Los autores consideran que los estudios de calidad son de vital importancia para de forma confiable tener conocimientos sobre las evaluaciones que se aplican. En estos momentos se intencionan a partir del trabajo metodológico y de las formas de posgrado los estudios de calidad en la asignatura.
El estudio de los diferentes indicadores de calidad de los instrumentos evaluativos proveen a los profesores de las herramientas metodológicas necesarias para adoptar decisiones oportunas que conlleven a un mejor proceso docente educativo.
Por su dimensión y por el poderoso impacto social que tienen, la elaboración de exámenes debe ajustarse a rigurosos estándares de calidad, pues los defectos en su redacción tienen efectos negativos en el currículo, el proceso docente y los estudiantes. Reviste gran importancia que la calidad de los exámenes aplicados sea verificada, pues sirven como instrumento de medición educativa para inferir capacidades de las personas, ofrecer información correcta para la adopción de decisiones y permitir evaluar la marcha de procesos docentes.3
En este sentido, los autores coinciden con Chaviano-Herrera Et al.14 en que es necesario profundizar en el desarrollo del trabajo metodológico, dirigido a perfeccionar el sistema de evaluación de cada disciplina y asignatura, como elemento esencial para incrementar la maestría pedagógica de los docentes por una parte, y por otra, consolidar la eficiencia en el trabajo de los diferentes colectivos de las disciplinas y asignaturas, núcleos básicos donde radica el éxito del proceso enseñanza aprendizaje.
Por tanto, la planeación de la evaluación del aprendizaje brinda al docente las herramientas metodológicas necesarias para la toma de decisiones, y así realizar los cambios necesarios antes, durante y al final del proceso evaluativo, con el fin de elevar su calidad y pertinencia.
Aporte científico
Este artículo aporta los resultados del conocimiento de los profesores sobre las fases de la planeación de la evaluación, lo cual permite retroalimentar el trabajo metodológico en los colectivos docentes para la toma de decisiones oportunas en un proceso tan complejo como es la evaluación del aprendizaje.
CONCLUSIONES
Se identificó el nivel de conocimientos de los profesores en la elaboración de los instrumentos de evaluación final, se comprobó que el claustro de profesores tienen dominio sobre las diferentes etapas de la planeación de la evaluación, pero aún existen insuficiencias en los niveles de asimilación de las preguntas del temario, la elaboración de tablas de contenido y los estudios de calidad, en los cuales se debe continuar trabajando desde el colectivo de asignatura e investigaciones científicas.