INTRODUCCIÓN
El envejecimiento de la población constituye uno de los acontecimientos sociales y demográficos relevantes de las últimas décadas. La creciente población de adultos mayores debe ser integrada al desarrollo, a la modernidad y, especialmente, al área de la salud; es por eso que actualmente se le concede importancia y tantos cuidados al adulto mayor.1
A nivel mundial hay 650 millones de adultos mayores y se calcula que para el año 2050 aumenten a 2 000 millones. El 80% de esta población vive en países en vías de desarrollo y el 50% presenta alguna afección de salud considerable, como las enfermedades crónico-degenerativas.2
Cuba es uno de los países latinoamericanos más envejecidos. La magnitud alcanzada en este orden y la rapidez con que se ha transformado la pirámide poblacional constituirán una preocupación en los años futuros.3 La Provincia de Villa Clara es una de las más envejecidas del país.4 Su población geriátrica no se escapa del alcance de las afecciones de salud, fundamentalmente las crónicas y las degenerativas, como las podológicas, que afectan su calidad de vida y su incorporación social.
Es muy común que las personas que pertenecen al grupo de edad de adultos mayores presenten algún tipo de problemas en los pies, de hecho son los que acuden más a la Consulta de Podología por algún tipo de atención, sobre todo porque el dolor puede ser un factor que imposibilite desarrollar con facilidad las actividades de la vida diaria.1
La Podología tiene el papel principal en la atención del pie de los adultos mayores y de los pacientes diabéticos, de los desórdenes biomecánicos de los miembros inferiores y de las infecciones de esta región; la colaboración y la coordinación entre los diferentes profesionales sanitarios y el profesional de Podología es clave para poder desarrollar una prevención y un tratamiento más eficientes.5
Las enfermedades del pie del anciano son muy amplias, de forma que con frecuencia suele padecer una o varias alteraciones en el mismo o en ambos pies. Por esta razón el cuidado de los pies es una parte imprescindible dentro de la asistencia integral del anciano tanto en centros de cuidado del adulto mayor como en el hogar.6
Durante el proceso del desarrollo del ciclo vital humano, que al llegar a la vejez repercute de forma biomecánica en el pie, se desarrollan alteraciones dermatológicas, ungueales, vasculares y neuropáticas que se maximizan con la aparición de enfermedades crónico-degenerativas al debilitar el funcionamiento normal de las células.7,8 En su conjunto estas alteraciones son denominadas afecciones podológicas (AP) porque interfieren en procesos sistémicos de tipo anatómico y fisiológico que afectan la estructura y la funcionalidad del pie.9,10
Según registros estadísticos en el año 2017, en el Policlínico Universitario “Chiqui Gómez Lubián”, se incrementó el número de pacientes atendidos en la Consulta de Podología. Se destacó el adulto mayor, con una mayor incidencia respecto al año anterior, pues más del 60% del total de los atendidos en 2018 en la consulta fueron pacientes mayores de 60 años, por lo que el objetivo de esta investigación ha sido determinar las afecciones podológicas más frecuentes en el adulto mayor atendido en la Consulta de Podología del Policlínico “Chiqui Gómez Lubián”.
MÉTODOS
Diseño y población
se realizó una investigación de tipo observacional, descriptiva de corte transversal, en adultos mayores atendidos en la Consulta de Podología general del Policlínico Universitario “Chiqui Gómez Lubián” de la Ciudad de Santa Clara, Provincia de Villa Clara, en el período comprendido desde enero a diciembre de 2018.
La muestra objeto de estudio quedó constituida por 327 pacientes seleccionados mediante un muestreo intencional no probabilístico. Se siguieron criterios de inclusión y exclusión y los datos se obtuvieron de la historia clínica podológica.
Las variables estudiadas de agruparon en variables epidemiológicas: edad y sexo y variables clínicas: dolor, aspecto de la piel, onicogrifosis, onicomicósis, Hallux valgus, dedos en martillo, dedo en mazo, dedo en garra, dedo supraducto, dedo infraducto, micosis e hiperqueratosis. Tipo de calzado, deformidades, higiene de los pies, dificultad visual y tabaquismo.
Recolección, procesamiento y análisis de la información
La recolección de datos se realizó a partir de información obtenida de la encuesta elaborada por el autor y se revisaron las historias clínicas podológicas de los pacientes con su previo consentimiento. Los datos fueron almacenados y organizados en un fichero de datos en el programa Excel del paquete Microsoft Office.
Se emplearon como medidas de resumen la frecuencia absoluta y el por ciento para las variables cualitativas y las medidas de tendencia central y de dispersión para las variables cuantitativas.
Se realizó un análisis bivariante para buscar posibles relaciones entre los factores edad y sexo (variable independiente) y la ocurrencia de enfermedades podológicas (variable dependiente) a través de tablas de contingencia de 2x2.
Las variables categóricas se analizaron con la prueba no paramétrica de independencia Chi cuadrado (χ²) y la prueba exacta de Fisher cuando alguna frecuencia esperada fue menor que 1 o más del 20% de las celdas tuvieran una frecuencia menor que 5, para contrastar las hipótesis nula (Ho) de independencia entre las variables. Para una confiabilidad del 95%, si p<α (0,05), se considera asociación significativa.
Se empleó como medida de asociación para cuantificar el riesgo el Odd Ratio y sus intervalos de confianza. Se consideró la actuación de riesgo si el valor del intervalo de confianza fuera mayor que 1, factor protector menor que 1 y sin efecto cuando el 1 estuvo incluido.
El tratamiento de los datos se realizó mediante el empleo de un software de procesamiento estadístico (SPSS), versión 15.0 para Windows y el EPIDAT.
Los resultados obtenidos se presentaron en tablas y gráficos estadísticos, se analizaron y se contrastaron con los obtenidos por otros autores; fueron explicados considerando el desarrollo científico técnico actual. Se realizó una síntesis de la discusión de manera que facilitó la forma de arribar a conclusiones.
Aspectos éticos
La investigación se rige por los principios éticos que guían las investigaciones médicas con seres humanos plasmados en la Declaración de Helsinki en el año 2008, por la Asociación Médica Mundial. Se respetan los principios de autonomía, beneficencia, no maleficencia, la confidencialidad de los resultados y la protección de las personas. Además, se les solicitó consentimiento a las personas jurídicas del Policlínico “Chiqui Gómez Lubián” y a todos los pacientes para acceder a la información.
RESULTADOS
El sexo femenino fue el que más asistió a la consulta (203, 62,1%), del masculino acudieron 124 pacientes (37,9%); se comportó de igual forma en todos los grupos de edades. El grupo con mayor presencia fue el de 70 a 79 años (130, 39,8%) -Tabla 1-.
Los dos factores de riesgo que más frecuentemente se presentaron en la población estudio fueron el uso del calzado inadecuando (221, 67,58%) y el tabaquismo (113, 34,56%). La mala higiene de los pies solo se informó en 78 pacientes (Tabla 2).
Las afecciones podológicas más frecuentes fueron las onicopatías (295, 90,21%) y las dermatológicas (255, 77,98%); las deformidades de los dedos (216, 66,05%) son las menos representativas, pero no se alejan del resto de las afecciones.
De los 327 pacientes 262 (80,1%) presentaron dos o más afecciones podológicas; solo 65 (19,8) presentaron una afección podológica (Tabla 3).
El 78,6% de los pacientes presentó onicogrifosis -el mayor número con esta afección se encontró en el grupo de 70 a 79 años de edad (123, 37,6%)-. En la población en estudio la onicogrifosis estuvo asociada a la edad: los mayores de 70 años tienen aproximadamente 30 veces más probabilidad que el resto de tener la enfermedad. En la onicomicósis no se observó asociación. Esta afección se comportó muy similar en los tres grupos de edades (Tabla 4).
OR: Odds Ratio; IC: Intervalo de confianza
La deformidad de los dedos o deformidades menores que más frecuentemente se presentó fue el Hallux valgus (121, 37%), seguido del dedo en garra (75, 23,2%), el dedo en mazo y el dedo en martillo; el dedo supraducto e infraducto se presentó en menor cuantía.
El 66,1% de la población estudiada presentó algún tipo de deformidad y un número elevado de pacientes (221, 67,6%) usaban calzado inadecuado (Tabla 5).
Hubo asociación entre la tilosis, el tiloma y el heloma con las deformidades de los dedos, que fueron estadísticamente significativas (p<0,005), no así para las hiperqueratosis simples o planas y el Callus clavus. Las hiperqueratosis simples o planas se diagnosticaron en 94 pacientes con deformidades de los dedos y el Callus clavus en 88 de los pacientes objeto de estudio (Tabla 6).
DISCUSIÓN
Los problemas en los pies de las personas mayores son generalmente crónicos, tardan muchos años en desarrollarse y tienen un gran impacto en su calidad de vida; aún así es difícil determinar con exactitud lo que provoca el aumento de estas enfermedades. Tras el estudio realizado y la bibliografía consultada se puede plantear que las afecciones en pacientes geriátricos pueden agruparse en diferentes categorías: onicopatías, dermatológicos, vasculares y neuropáticas.
En las revisiones médicas, en muchas ocasiones, se pasa por alto la revisión del pie como un órgano vital y, por ende, la orientación de los cuidados podológicos. El programa del adulto mayor está encaminado a la atención de esta población de forma integral, con el objetivo de prepararlos para envejecer con mayor calidad de vida y que sea una población que asista a consultas para un mejor cuidado y no solo por razones de enfermedad, por lo que conocer las afecciones podológicas más frecuentes en esta población permitirá tomar mejores decisiones.
En la presente investigación, en cuanto a las variables edad y sexo, los resultados fueron similares a los obtenidos por otros autores.11 En un estudio realizado en una muestra de 336 personas se encontró una media de edad de 74 años y que el 69,9% eran mujeres y el 30,4% hombres.12 Similares fueron los resultados de Vázquez y colaboradores que en su investigación encontraron un promedio de edad de 75,8+/8,6 y que el 89% correspondía al sexo femenino.13
En un estudio realizado en el Hospital Santa María del Socorro se plantea que son las mujeres las que más acuden al Servicio de Podología porque son las que mayores cuidados tienen con sus pies.14
Los factores de riesgo encontrados en esta población corresponden con los resultados obtenidos por otros autores en sus investigaciones. López Daniel y colaboradores en su estudio hacen referencia a las creencias que presentan las personas en relación a los factores que contribuyen a la aparición de enfermedades en los pies y resultó el tipo de calzado un factor determinante.15,16
El uso de calzado inadecuado tiene un gran impacto en la biomecánica del pie, lo que es de esperarse si se considera que cuando es utilizado de forma crónica pueden modificar su anatomía, con consecuentes deformidades.17
La autora consideró agrupar estos factores de riesgo teniendo en cuenta que en la investigación realizada fueron los más representativos en la población objeto de estudio.
Es conocido que el hábito de fumar es una práctica muy difundida a nivel mundial, al igual que en el país, y que sus consecuencias son tanto en el plano económico, como en la aparición de enfermedades, de efectos desbastadores; la afectación del sistema circulatorio y la microcirculación van a tener consecuencias en la aparición de afecciones de los miembros inferiores.
El consumo de esta sustancia representa un factor de riesgo para seis de las ocho principales causas de muerte a nivel mundial. Entre los factores de riesgo de enfermedad más comunes el tabaco ocupa el cuarto lugar.18,19
Si bien es verdad que necesitan más cuidado y atención que muchas otras partes del organismo, no es menos cierto que los pies constituyen una de las partes del cuerpo menos atendida. Las modas, los hábitos de vida y el uso de calzado inadecuado provocan que las afecciones de los pies sean un problema sanitario de primer orden si se tiene en cuenta el gran número de personas que las presentan.
Según la población objeto de estudio y los resultados obtenidos la autora decidió utilizar tres de los diferentes niveles de categorías de las afecciones podológicas pues las vasculares y las neuropáticas carecieron de valor en la investigación. Las onicopatías, las dermatológicas y las deformidades de los dedos se comportaron en correspondencia con lo planteado por otros autores. Entre las afecciones más prevalentes se encuentran las alteraciones ungueales u onicopatías (49,62%-74,9%), las queratopatías (dermatológicas) (58,2%-73,6%) y las alteraciones de los dedos menores (60%).7 En un estudio sobre alteraciones dérmicas y ungueales en la población adulta se encontraron resultados que concuerdan con los de la investigación.20
De los 327 pacientes 262 presentaron dos o más afecciones podológicas y representaron el 80,1% de la muestra objeto de estudio; solo 65 pacientes (19,8%) presentaron una afección podológica.
La presencia de dos o más afecciones podológicas en un paciente fue una de los hallazgos que llamó la atención a la autora, por lo que decidió mostrar estos resultados a pesar de que en la literatura revisada pocos estudios hacen referencia al respecto.
Una de las asociaciones más frecuentes es la de padecer hiperqueratosis y helomas (o ambos) unido a la presencia de pie plano y Hallux abductus (o ambos); se produce en un 60% de los casos que presentan la mencionada enfermedad cutánea. Otras variables se asocian con menos claridad a la aparición de hiperqueratosis o helomas en el pie.21
Otros trabajos hacen referencia a la asociación de dos o más afecciones podiátricas, aunque en menor frecuencia.13
Las afecciones de las uñas u onicopatías relacionadas con la edad reflejaron resultados similares (mayor incidencia del sexo fermenino) a los encontrados por Torralba-Estelles, en su estudio Patología podológica en pacientes geriátricos: prevalencia, factores de riesgo e implicaciones funcionales, realizado en la Universidad Católica de Valencia, San Vicente Mártir, en España.22
El 78,6% presentó onicogrifosis y el mayor número de pacientes con esta afección se encontró en el grupo de 70 a 79 años de edad (123, 37,6%). En la muestra en estudio la onicogrifosis estuvo asociada a la edad: los mayores de 70 años tienen, aproximadamente 30 veces, más probabilidad que el resto de tener la enfermedad.
Las onicomicosis son infecciones fúngicas comunes en las uñas de los ancianos, tanto de las manos como de los pies. Su prevalencia puede ser explicada por factores como aumento de la incidencia de inmunodeficiencias relacionadas a la edad de la población, uso de calzados cerrados y húmedos (o ambos), andar descalzo en bañeros públicos y traumas frecuentes son factores que influyen en esa elevada tasa de prevalencia.23
Las onicomicosis representan 0,6% de las micosis en niños, el 3,6% en las edades hasta 20 años, el 20% entre los 40 y 60 años y el 48% en los mayores de 70 años.23
La autora considera que las onicopatías se presentaron, con mayor frecuencia, en el sexo femenino, porque la mujer, con el arreglo continuo de las uñas y el uso de esmaltes y químicos, se expone a los microtraumas y a las infecciones cruzadas por el uso de instrumental sin la debida esterilización, añadido esto al tipo de calzado preferido por las féminas, entre los que predominan las sandalias abiertas y los zapatos de puntera estrecha.
En la bibliografía consultada se pudo apreciar la coincidencia, en la mayoría de los autores, de la alta frecuencia de las hiperqueratosis y las deformidades de los dedos en los pacientes mayores de 65 años, pero en pocos estudios hacen una asociación entre estas, por lo que la autora encontró pertinente demostrar esta asociación teniendo en cuenta los hallazgos en la población objeto de estudio en la que la asociación entre la tilosis, el tiloma y el heloma con las deformidades de los dedos fue estadísticamente significativas (p<0,005).
En relación a las deformidades de los dedos se encontró al Hallux valgus como el más frecuente, pero el resto de las deformidades también tuvieron una representación importante dentro de la población objeto de estudio; resultados similares ofrecen otras investigaciones. Carrillo Prieto, en su estudio El pie geriátrico y su relación con las caídas, encontró que las alteraciones de los dedos menores representan el 60% y la presencia de Hallux valgus un 37,1%.24
Otro estudio realizado en España revela que las alteraciones podológicas más frecuentes en la población adulta son el Hallux valgus (29,7%) y las deformidades (60,6%).25
Con respecto al tipo de calzado y a la presencia de deformidades pudo observarse que un gran número de pacientes usaban el calzado inadecuado coexistiendo un número elevado de deformidades. Similares fueron los resultados obtenidos en otras investigaciones, como el trabajo realizado por el Equipo de Investigación Multidisciplinaria del Pie: Biomecánica, Patología, Ortopedia y Cirugía, de la Universidad de Extremadura, el 83% de los pacientes analizados usaban un calzado inadecuado y tenían un elevado número de deformidades.26 Valores similares informa un estudio realizado en 85 adultos mayores: el 87% tuvo al menos un problema podálico y el 41% usaba calzado inadecuado.27
Al buscar asociación estadística por enfermedad individual se ha encontrado que el uso de calzado inadecuado constituyó un factor de riesgo para desarrollar Hallux valgus, dedo en garra y otras deformidades.17
En cuanto a la relación del tipo de hiperqueratosis y las deformidades de los dedos se pudo comprobar la asociación entre la tilosis, el tiloma y el heloma; estos tres tipos de hiperqueratosis aparecen siempre en los dedos y, si se les suma una deformidad de su anatomía normal, conlleva entonces a una mayor predisposición a la aparición de estas dermopatías. No es así esta asociación en las hiperqueratosis simples o planas y el Callus clavus porque estas aparecen, por lo general, en toda la planta del pie, específicamente en los mayores puntos de apoyo, aunque se incrementan cuando existen deformidades de los dedos. Resultados similares encontró Torralba en su tesis doctoral en la que demostró que las personas mayores con deformidades de los dedos menores son más propensas a desarrollar lesiones queratósicas en los dedos y la superficie plantar del pie.22
Un estudio similar realizado en el Reino Unido evaluó los problemas del pie de 100 pacientes hospitalizados y encontró que el 39% tenían pequeñas deformidades de los dedos y, de estos, el 30% tenía hiperqueratosis y callos (o ambos).27
En la bibliografía consultada se pudo apreciar la coincidencia, en la mayoría de los autores, de la alta frecuencia de las hiperqueratosis y las deformidades de los dedos en los pacientes mayores de 65 años, pero en pocos estudios hacen una asociación entre estas, por lo que la autora encontró pertinente demostrar esta asociación teniendo en cuenta los hallazgos en la población objeto de estudio.
CONCLUSIONES
La población adulta mayor que con más frecuencia acude a la Consulta de Podología general se encuentra en el grupo de edad entre 70 a 79 años y predominan las féminas las que, mayoritariamente, presentan Hallux valgus y dedo en garra. La onicogrifosis es la onicopatía que más se asocia al sexo masculino. Dentro de las afecciones dermatológicas predominan las hiperqueratosis relacionadas con las deformidades de los dedos. Entre los factores predisponentes más frecuentes se encontró el uso de calzado inadecuado, fundamentalmente relacionado con las deformidades de los dedos. Es más frecuente la presencia de dos o más afecciones podológicas. Dentro de las categorías estudiadas predominan las onicopatías.