INTRODUCCIÓN
El empleo del Internet a escala global ha revolucionado los conceptos de interactividad, conexión, enlace y empoderamiento de la información (Villota, Zamora y Llanga, 2019). El irrefutable avance de las tecnologías en el área digital ha reformado los planos del quehacer humano, aceleradamente acarrea cambios en la perspectiva social de forma significativa y seguirá forjando un alto impacto en las ciencias con tendencias cada vez más precipitadas (Camargo, Lima y Torini, 2019).
El desarrollo de los medios digitales ha incidido en la vida cotidiana y ha penetrado en todos los sectores socioeconómicos a tal punto que es inimaginable algún área laboral alejada de la informatización de sus procesos. Desde el inicio del siglo xxi se ha observado la integración de las tecnologías emergentes en el ambiente educativo (Fandos, 2003), lo que ha permitido el incremento de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en los ambientes de aprendizaje, y es justamente allí donde los recursos educativos abiertos y los objetos de aprendizaje expresan sus mejores potencialidades educativas (Mezarina et al., 2015; Colomé, 2019).
En el complejo laberinto de la sociedad actual, visto como la cuarta revolución industrial, son varios los autores que se inclinan hacia el pensamiento de enfrentar múltiples desafíos y diatribas que se combinen de forma irreversible para la gestación de cambios, a través de los cuales el creciente empleo de las tecnologías establece una distinción entre los individuos que poseen dominio de las competencias digitales de aquellos que desconocen la magnitud de su impacto (Levano et al., 2019).
La alfabetización digital se entiende como constructo. Permanece ceñida a procesos cognitivos que permiten y facilitan la ganancia de irrefutables capacidades para el empleo de las TIC, la gestión de la información y el manejo de recursos basados en tecnologías del mundo informático. A partir de la introducción de las TIC, los ambientes de aprendizaje han hecho uso de herramientas colaborativas en la comunicación (Pérez y Telleria, 2012). Unido a ello, los docentes son conscientes de la importancia de su preparación en competencias digitales, al asistir a la enorme potencialidad de este campo con la digitalización de los procesos educativos (Martínez et al., 2020)
Para el profesor de la educación superior es de suma importancia el dominio de las competencias digitales, por lo cual no deberá asumir otra postura que profundizar en su aprendizaje. No es suficiente pensar en ellas con fines de gestión, búsqueda de información o la propia creación de recursos educativos, ya que se considera que existen grandes oportunidades en el área de evaluación de las prácticas educativas, la generación y aplicación en las líneas de investigación, entre otras.
Sobre el panorama de las competencias digitales, son alentadores los diversos estudios que publican la actual preocupación entre los profesores universitarios de realizar una labor más eficiente con los ordenadores. Con el mejor desempeño de las TIC en la educación superior se da inicio a novedosas perspectivas de estrategias de enseñanzas, que ahora son acomodadas y manifestadas en su formato virtual (Riveros y Villanueva, 2019).
Con estos antecedentes se profundiza en el tema. Se mantienen como interrogantes las siguientes cuestiones: ¿qué aspectos incluyen las competencias digitales?, ¿cuál es la relevancia del dominio de las competencias digitales por parte del docente en la educación superior?, ¿cuáles son los países e instituciones universitarias que destacan en este aspecto?, entre otras. Con el presente trabajo se propone realizar una revisión del estado del arte sobre las competencias digitales en los docentes de la educación superior. Para ello se parte de las preguntas antes mencionadas y se proyecta el horizonte general del conocimiento en esta área.
METODOLOGÍA
En el desarrollo del trabajo se estableció una investigación de carácter descriptivo-exploratorio. Se consultaron revistas como fuentes primarias, ya que estas contienen artículos científicos originales. Además, se buscó en bases de datos electrónicas (fuentes secundarias), las cuales poseen revistas, compilaciones, resúmenes y artículos de referencias de esta área del conocimiento (Díaz y Calzadilla, 2016).
Como estrategia de búsqueda fueron elegidas palabras clave como competencia digital, docente universitario, dominio de competencias digitales, relacionadas con el problema que se investiga (Moncada, 2014). El uso de estas ayudó con la identificación de bibliografía significativa durante los últimos cinco años.
Los criterios de selección adoptados para elegir los artículos a examinar se estipularon de acuerdo al objetivo declarado para la revisión. De igual forma, se tuvieron en cuenta los aspectos relacionados con la calidad metodológica y científica indagada. Se organizó la información y su alcance, se siguió el orden lógico y quedaron bien definidas las partes integrantes del artículo, basado en el guión propuesto.
Con la estrategia de búsqueda se consiguieron identificar 1 729 artículos en las bases de datos de Scopus, Google Académico, Science Direct, Scielo, Latindex y Redalyc. De ellos quedaron seleccionados un total de 158 y luego de descartaron algunos textos replicados. Finalmente, se tomó una muestra última de 18 textos que fueron analizados a profundidad. Se siguió el diseño de una matriz que contuvo los siguientes aspectos: título, objetivo, metodología, resultados, discusión y conclusiones.
RESULTADOS
Aspectos que circunscriben las competencias digitales
El término «alfabetización digital» se comenzó a precisar finalizando el siglo xx. A pesar de no esbozarse una definición muy concisa, se representó como la capacidad de la comprensión y uso de la información en múltiples formatos presentados a través de computadoras y se reiteró la importancia no solo de aprender a leer, sino también de percibir la información de forma diferente. Gracias a la alfabetización digital se ha dotado de la necesaria habilidad para el manejo dinámico de la información, que va más allá de la ganancia de las destrezas para el uso de estas herramientas (Alejaldre y Álvarez, 2019).
En el ecosistema de los entornos digitales se ha observado lo acelerado que es el enfoque novedoso generado en temas de la tecnología digital. Estos cambios despliegan su influencia sobre la ciencia y las técnicas que aplican los individuos. Por ello, la apresurada evolución vista en las tecnologías de la información y las comunicaciones ha comprometido también la cotidianeidad de los espacios formativos (Islas, 2019). Dentro de la novedosa alfabetización digital Iordache, Mariën y Baelden (2017) realizan la propuesta de considerar las competencias digitales como un resultado medible y práctico de los procesos de formación de los docentes.
En la literatura científica aparecen múltiples definiciones y perspectivas que se refieren a las competencias digitales. Destacan Estévez, Adelle y Gisbert (2013), quienes esbozan el tema como parte de la formación ciudadana y explican que estas competencias les permiten a los individuos desempeñar un activo papel dentro de la sociedad de la información y hacer uso de las tecnologías para aprender, trabajar en equipo, incrementar la creatividad, la comunicación, la capacidad de adaptación, así como las aptitudes para la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Las competencias digitales abarcan muchas esferas del accionar humano, de hecho han transformado el modo de interactuar, la forma de apreciar la realidad. En el universo de las instituciones de educación superior existe la urgencia de modificar el carácter organizacional, académico y científico de los profesores, para afrontar las nuevas perspectivas del progresivo panorama tecnológico. La forma en la que se realice la nueva educación digital conllevará consecuencias inmediatas para la sociedad (Levano et al., 2019).
En la primavera de 2014 se presentó una propuesta en dos talleres organizados por el Centro Noruego de TIC en la Educación, con el propósito de crear un punto de partida dentro del marco operativo para una evaluación formativa de la competencia digital de los profesores; también sirvió al debate sobre el contenido del concepto de competencia digital. La propuesta (Figura 1) manifiesta como dimensiones principales la genérica, la didáctica y la orientada al profesor (Ottestad, Kelentrić y Gudmundsdóttir, 2014).
Para Marza y Cruz (2018), las competencias digitales se asumen por parte de los docentes como herramientas de gran utilidad para la movilización de saberes, actitudes, estrategias y procesos. Con estas se adquieren habilidades para proveer la transferencia del conocimiento que genere innovación. Si estas se entienden conceptualmente, será posible plantear perspectivas de empoderamiento relacionadas con aspectos sociales, tales como políticas y empleabilidad, además de los aspectos referidos a tendencias culturales y de entretenimiento en el actual siglo.
También Cantabrana y Gisbert (2015) sobre este particular expresan que las competencias entendidas desde el panorama educativo tienen que ver con la capacidad que el docente posee sobre las tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento, para reunir y transferir los saberes, estrategias, actitudes y habilidades en situaciones reales. Con ello puede concretar su praxis profesional y facilitarles la instrucción y la adquisición de competencias a los estudiantes. Por tanto, el educador lleva a cabo diversos procesos de innovación y mejora acorde con las necesidades de la era digital, con lo cual contribuye al desarrollo de los profesionales de la educación superior para su actuación ante los procesos de cambio observados en los centros educativos y en la sociedad.
Aunque cada área posee su propia especificidad, existen varios puntos superpuestos y referencias cruzadas con otras áreas. Según argumenta INTEF (2017), las áreas 1, 2 y 3 se aprecian muy lineales, entre tanto 4 y 5 se observan más transversales, lo cual significa que, en las primeras, (Figuras 2-4), se tratan aquellas competencias expuestas en términos de actividades y usos específicos, mientras que las últimas (4 y 5) se designan para cualquier tipo de actividad realizada a través de medios digitales.
Las cinco áreas que componen las competencias digitales expuestas anteriormente han sido relacionadas e identificadas con competencias afines. Pueden ser variables en cantidad numérica e incluyen habilidades técnicas y operacionales en cada una de las competencias específicas. Encaminan siempre su definición hacia la funcionalidad y evitan con ello la referencia a herramientas que puedan cambiarse o dejen de ser utilizadas en el futuro (INTEF, 2017).
La preparación es la única vía para enfrentar los dilemas educativos ante la extinción inevitable de profesiones que no se enmarcan bajo el paradigma actual, donde la base será la objetiva alfabetización digital a nivel universitario forjada bajo las aplicaciones de las TIC y las ya existentes plataformas de interactividad. El empleo de la tecnología, técnicas de participación y atención permiten a la población trabajar de forma colaborativa.
Autores como Durán, Gutiérrez y Prendes (2016) asumen los parámetros de la gestión del conocimiento y afirman también que se demanda de varias cualidades como responsabilidad, ética, colaboración, participación, entre otros, ya que el panorama relacionado a las competencias digitales comprende componentes comunicativos, tecnológicos y usos de la información.
Al apreciar la relación entre las competencias digitales y los recursos tecnológicos para la adquisición de información y alfabetización informacional, se valora la habilidad de búsqueda de información en Internet, dentro de la cual se incluye la gestión, interpretación, estructuración y evaluación. Sin embargo, se ha observado que ha habido poca preparación para el desarrollo de esta competencia digital. Por esta razón, es necesario que el personal docente realice un mayor uso de las dimensiones tecnológicas, pedagógicas, axiológicas y comunicativas. Además, debe eliminarse la falsa creencia de que con el uso de las TIC se está cimentado el adecuado manejo de los recursos y dispositivos tecnológicos (Moreno et al., 2020).
Sobre la creación de contenidos digitales y los avances producidos en el ámbito educativo, López et al. (2019) han señalado la manifestación de nuevos recursos metodológicos en los procesos de enseñanza-aprendizaje, dependiendo de las demandas formativas de la sociedad de la información y el conocimiento. En este sentido, consideran que los profesores poseen un nivel de competencia intermedio para la creación de contenido digital, conocimiento de derechos de autor y licencias digitales. A pesar de ser los profesores quienes más emplean la educación en horarios extra docentes para desarrollar un aprendizaje significativo, van a necesitar el fomento de las habilidades para la programación, integración y la elaboración de los contenidos digitales.
Sobre la competencia digital docente en temas de seguridad, se explica que en esta se encuentran conocimientos y habilidades necesarias que permiten salvaguardar la seguridad propia y la del entorno del individuo (Figura 5).
Según Area, Borrás y Santos (2015), al abordar el tema de seguridad en los entornos digitales, se parte de reflexionar sobre los beneficios del uso de Internet en el presente siglo. También es preciso tener en cuenta los riegos de la navegación en este y la sobreexposición a los recursos mediáticos. Por ello, es conveniente conservar una postura neutral y no caer en discursos tecnofóbicos. Es importante reconocer los efectos negativos físicos y psicológicos que provoca mantenerse durante muchas horas haciendo uso de Internet y emplear los medios digitales inteligencia, así como tomar las medidas necesarias cuando se trate de compartir información.
El desarrollo de la competencia digital docente, a decir de Falcó (2017), tiene que ver con un alto componente personal y con el propio compromiso profesional. Al expresarse sobre la competencia digital relacionada con la resolución de problemas, la define como la necesaria posesión de los conocimientos y habilidades para dar solución a dificultades técnicas que puedan surgir al emplear las nuevas tecnologías de forma creativa. En este sentido se deben identificar los posibles inconvenientes y buscar la manera de resolverlos (Falcó, 2017) (Figura 6).
RELEVANCIA DEL DOMINIO DE LAS COMPETENCIAS DIGITALES
Esta problemática de las competencias digitales en los docentes se ha visualizado en diversos países. Autores como Mantilla, Sayavedra y Alfonso (2014) expresaron su preocupación sobre los profesores universitarios y los declararon «inmigrantes digitales». Esto se debe a que presentan dificultades para comprender y enseñar a los estudiantes actuales, quienes hablan, piensan y se comunican fácilmente en el idioma digital, mientras que los educadores tienen problemas para manipular y usar la información que localizan.
En este sentido, Pozos y Tejada (2018) exponen que la competencia digital docente, junto con el accionar de resolución de problemas profesionales, es deudora del contexto socioprofesional, donde no basta con disponer de los saberes, sino también resolver las situaciones de forma eficaz. Con ese enfoque deviene la concepción de competencia con una dimensión «personal». En esta se remite al conjunto de saberes para actuar competentemente y, desde el ámbito social, se alude a las funciones que desarrollan en su escenario profesional.
CONCLUSIONES
Todos los artículos que han sido analizados demuestran la importancia actual de las competencias digitales. Este es un tema complejo que deberá ser asumido ante el paradigma de interacción en un mundo globalizado, donde la aplicación de las nuevas tecnologías conlleva a la formación en competencias digitales que van a requerir tanto docentes como los alumnos. Queda potenciado el empleo de innovadoras estrategias en el proceso enseñanza-aprendizaje, actualmente mediado por las TIC.
Los cambios que se observan en el horizonte inmediato apuntan hacia una infinita repercusión de las nuevas tecnologías, donde el afianzamiento de las competencias digitales, por parte de los docentes de la educación superior, debe asegurar la gestación de nuevos conocimientos. No todos los profesores explotan al máximo los beneficios, posibilidades y potencialidades que les brindan las nuevas tecnologías, lo cual evidencia la necesidad de incrementar el nivel de alfabetización digital en el contexto actual.