INTRODUCCIÓN
En el ámbito de la salud, la comunicación suele conceptualizarse como las estrategias informativas que las instituciones dirigen a la población en determinados medios: trípticos, anuncios de televisión u otros. Sin embargo, la comunicación en salud (CS) abarca mucho más y, en el presente trabajo, se asume como una disciplina teórico-práctica y «un campo de estudio sociológico que explora lo relacionado con la información: cómo y quién la genera, cómo se estructura y se construye al servicio de una institución, cómo es percibida, transmitida y entendida y el conocimiento sobre su impacto social» (Dirección General de Promoción de la Salud, 2010, p. 20).
La comprensión de la importancia de la CS en las instituciones puede hacerse en dos direcciones básicas: hacia el exterior o el interior de estas. En el primer caso, la CS constituye uno de los principales medios para hacer frente a problemáticas de salud pública, en donde su objetivo es influir en comportamientos poblacionales que conduzcan a un mejor estado de salud (Secretaría de Salud, 2014). En el segundo caso, la CS se refiere a las relaciones que se establecen entre los individuos y grupos organizados, quienes interactúan entre sí y cuyas actitudes, conocimientos y contexto conforman una cultura organizacional que necesita vías claras de comunicación para el alcance de las metas y objetivos de la institución (Sandoval, 2004).
De acuerdo con la Dirección General de Promoción en Salud (2010), «el modelo de comunicación utilizado en México es un añejo modelo desarrollado por las instituciones del sector público, que mantiene como propósito dar información a la población sobre los programas y acciones que las dependencias llevan a cabo» (p. 20). Es decir, las estrategias se centran en la generación y difusión de información, dejando de lado otros aspectos, por ejemplo, la comprensión de su impacto en los determinantes sociales de algún fenómeno de salud. Es incuestionable la necesidad de identificar elementos clave que permitan la institucionalización y sostenibilidad de los programas de CS, así como el conocimiento de experiencias exitosas en procesos de prevención de la enfermedad y promoción de la salud (Mosquera, 2005).
Las instituciones formadoras de profesionales de la salud no están exentas de los retos antes mencionados. Respondiendo a esto, los autores de este artículo plantearon la ejecución del proyecto Análisis de estructuras narrativas para la Comunicación en Salud, cuyo objetivo es identificar elementos claves en las actividades sistemáticas de académicos de la División de Ciencias de la Salud, de la Universidad de Quintana Roo (DCS-UQRoo). Con lo anterior se persigue reconocer estructuras narrativas contextualizadas que permitan desarrollar estrategias de CS que contribuyan a la consolidación de esta disciplina como campo de generación de conocimiento aplicado.
Con base en lo anterior se seleccionaron algunas actividades realizadas en el Proyecto Universitario de Atención Primaria en Salud (PU-APS) de la DCS-UQRoo. Este se inició en el 2015 en respuesta a la propuesta de la Organización Panamericana de la Salud sobre la adecuación a la formación de los profesionales, particularmente del área médica, a través de «una educación basada en la comunidad, con contenidos de salud pública, salud familiar y comunitaria y con un enfoque de atención primaria de salud» (Organización Panamericana de la Salud, 2008, p. 7).
Dicha adecuación responde, a su vez, al cambio necesario de la visión de los sistemas de salud hacia un desarrollo sostenible, ya que históricamente se han centrado en la enfermedad, práctica clínica y divulgación de información de forma unidireccional, y dejan de lado el desarrollo de competencias en investigación operativa de APS y CS (Organización Panamericana de la Salud, 2007). Para esta finalidad, es necesario tomar en cuenta la experiencia de los diferentes actores involucrados en el proceso de cambio y los conocimientos generados durante este.
La presente investigación tiene como objetivo analizar la contribución de la CS en la implementación del Proyecto Universitario de Atención Primaria en Salud de la Universidad de Quintana Roo (PU-APS) para identificar aquellos elementos clave que aporten a la CS como un campo de conocimiento aplicable a las instituciones de educación superior.
MÉTODOLOGÍA
En este trabajo se asume una metodología cualitativa, desde de la utilización de la etnografía y la investigación narrativa; combinación que permitió el acercamiento a la experiencia de los autores del estudio y la consideración de las acciones y circunstancias de su quehacer como colaboradores en el PU-APS (Fajardo, Campos y Concha, 2019), específicamente en el periodo de septiembre de 2017 a diciembre de 2018.
En efecto, la narrativa de la experiencia se convierte en el texto construido desde los participantes y el investigador, por lo tanto, se habla de la construcción de los datos y no de la recolección de estos (Arias y Alvarado, 2015).
Para realizar ese análisis desde una perspectiva de CS que genere aprendizajes y que a su vez contribuya a los procesos formativos de los profesionales de la salud orientados a la APS, se utilizó el procedimiento de la teoría fundamentada. A partir de esta, los datos recopilados se someten a un proceso de análisis por codificación y categorización. Se traducen luego en categorías desde la co-construcción, al reorganizarlos en otra forma de lenguaje y de análisis. Se realiza, entonces, una categorización / codificación deductiva desde la búsqueda en el texto de categorías preestablecidas y se enlistan. Además, se aplica una categorización / codificación inductiva y se deja que otras categorías emerjan. Llevado a cabo este proceso, estas se robustecen partiendo de las tendencias encontradas. Luego, se seleccionan las categorías a través de la codificación selectiva, sin dejar de tener en cuenta el principio de comparación constante mediante el cual se van relacionando entre sí (Strauss y Corbin, 2002).
Teniendo en cuenta estas bases metodológicas, la investigación se llevó a cabo mediante las siguientes fases:
Registro de información: en el periodo analizado se organizó la información en un Informe Técnico (Reyna Martínez y Campos Rivera, 2018), que describe los principales resultados de la implementación del PU-APS. A partir de este documento se identificaron categorías que permitieron la contextualización de la experiencia de APS de la siguiente manera:
Preconcepción de la trama narrativa: se reconocieron las acciones y áreas de oportunidad de la colaboración en el PU-APS, donde se puso en práctica la CS con la intención de contribuir con este.
Nivel contextual: se reflexionó acerca de las acciones, áreas de oportunidad y circunstancias en el desarrollo de la colaboración para identificar los aportes realizados desde la CS.
Nivel metatextual: se llevó a cabo la reconfiguración narrativa y su interpretación, para dar forma a los aprendizajes obtenidos a través de la experiencia de participación en el desarrollo del PU-APS.
La construcción de los datos se realizó mediante la investigación documental intencionada de antecedentes del PU-APS. También se utilizaron reportes elaborados por académicos, estudiantes y practicantes involucrados. Se realizaron entrevistas informales a tomadores de decisiones relacionados al proyecto. Además, como los autores son parte del PU-APS, realizaron la observación participante del trabajo de 18 médicos pasantes en servicio social (MPSS) que hicieron su pasantía en este, durante el periodo que abarcó el estudio.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Como se ha referido en apartados anteriores, esta investigación forma parte de las acciones relacionadas con el proyecto Análisis de estructuras narrativas para la Comunicación en Salud. Para fines de este artículo, se eligieron tres de los principales resultados obtenidos, en donde se ilustra la contribución de la CS en la implementación del PU-APS. A continuación se exponen los resultados.
Contextualización de la experiencia de participación en el PU-APS
Las actividades comunitarias de promoción de la salud y prevención de enfermedades del PU-APS se realizaban en tres colonias de la ciudad de Chetumal, Quintana Roo, a través de equipos de trabajo compuestos por MPSS, estudiantes, académicos y miembros de la comunidad. El análisis de la conformación de dichos equipos y la función de sus integrantes permitió la esquematización de equipos de APS que se muestran en la Figura 1.
La planeación de la estrategia comunitaria se realizaba al inicio de cada semestre escolar, en donde se delimitaban las áreas geográficas de intervención y se distribuían los equipos de trabajo, de acuerdo con el número de MPSS que se integraban al programa. Los MPSS fungían como responsables de área geográfica, en la que realizaban trabajo comunitario a lo largo de la semana, brindando atención médica a nivel individual, familiar y colectivo. Una vez a la semana, aproximadamente 350 estudiantes de los primeros cuatro semestres de las licenciaturas que se imparten en la DCS-UQRoo (Medicina, Enfermería y Farmacia) se sumaban a las actividades de atención a la comunidad coordinadas por los MPSS.
Estos eran distribuidos también de acuerdo con el número de responsables de área y realizaban, a su vez, intervenciones, principalmente mediante ferias de salud. Los estudiantes conformaban equipos de salud multidisciplinarios y multinivel de cuatro integrantes, uno por cada semestre (primer, segundo, tercer y cuarto semestre). Los académicos involucrados en el PU-APS tenían, asimismo, un perfil multidisciplinario y proporcionaban apoyo, tanto en la comunidad como en la articulación de lo aprendido en aula y campo.
Desde su inicio, el PU-APS contaba con un Laboratorio de APS, cuyo objetivo era la articulación entre la teoría revisada en las asignaturas de Problemas Sociales y Económicos de México, Salud Pública I, II y III, con la práctica comunitaria de los equipos de APS. El reconocimiento de estas asignaturas, así como la sistematización de las actividades llevadas a cabo en campo tanto de los MPSS como de los equipos de APS, en el marco del Laboratorio, dio pie a la generación de las líneas de acción del programa. A continuación, se expone brevemente cada una de ellas:
Docencia y educación continua: proceso de enseñanza-aprendizaje en distintos niveles entre los integrantes de los equipos de APS. Asimismo, contemplaba las actividades de capacitación que se realizaban como parte del programa.
Servicio a la comunidad: se orientaban a la educación en salud a nivel individual, familiar y colectivo, tanto a personas con ciertas enfermedades como en gente considerada sana, para fomentar estilos de vida saludables. A los usuarios identificados con alguna patología, se les brindaba seguimiento para evitar futuras complicaciones, partiendo de un plan preventivo, sin descuidar el enfoque clínico.
Vinculación y gestión: se refiere a las gestiones para la resolución de problemas, como la referencia de usuarios a hospitales, interconsulta con especialistas, administración de insumos y recursos, entre otras; lo que implicaba la vinculación con otras instituciones y/u organizaciones o con distintas áreas de la propia DCS-UQRoo.
Investigación: se refiere a los procesos y productos derivados del conocimiento generado a partir de la articulación de la teoría y práctica del trabajo comunitario en salud.
Contribución de la CS al PU-APS
En la Tabla 1 se describen las actividades del PU-APS y las contribuciones positivas de incorporar en este acciones relacionadas con la CS:
Reflexiones relacionadas con la CS a partir de la praxis
Una de las reflexiones de este trabajo fue la idea de la comunicación como medio y como finalidad. La comunicación puede reflexionarse y ejercerse considerando los productos específicos que contribuirán a brindar información o formación a grupos determinados. Sin embargo, es importante no acotarla únicamente a la producción de materiales, sino también como un proceso al interior de las organizaciones, incluyendo las dedicadas a la educación.
Se reconocen dos paradigmas de comprensión de la CS: el que la concibe como un instrumento y el que la posiciona como una finalidad (Castro, Coe y Waisbord, 2003). En el estudio presentado se toman en cuenta estas dos aristas: se analizaron productos informativos finales realizados en el PU-APS y también se incluyeron los procesos comunicativos de las líneas de acción de este proyecto. Como instrumento permitió la apertura al diálogo y a la construcción conjunta. Y como finalidad propició cambios que en sí mismos comunican, por ejemplo, los elementos lúdicos utilizados en las ferias de salud y los carteles realizados por los participantes del PU-APS a partir de las intervenciones comunitarias. Es preciso recalcar que esta perspectiva holística de la CS fue generada gracias a la inclusión del componente comunicacional en este proyecto, ya que anteriormente se asumía la comunicación, únicamente, como la manera en que los participantes realizaban productos informativos para la comunidad.
Otra idea fundamental es la de la comunicación como herramienta en los equipos de APS. Los equipos de APS se fortalecieron cuando la comunicación se concibió como una herramienta para facilitar la colaboración y la multidisciplina. En el proceso formativo de estudiantes de Ciencias de la Salud, es imprescindible promover el diálogo mediante una comunicación asertiva que les permita el trabajo colaborativo para generar soluciones a problemas específicos. Esto a su vez tendrá implicaciones en la forma en la que ejerzan la comunicación hacia la población con la que trabajen.
La comunicación se considera como una herramienta principal en los equipos de APS, ya que tiene impacto en sus actividades comunitarias y en su organización. Su consolidación no solo depende de conocimientos, sino de actitudes, que pueden modificarse en la práctica y en la interacción con compañeros de trabajo (Organización Panamericana de la Salud, 2008). En este sentido, a través de la práctica comunitaria en el PU-APS, es posible que los estudiantes interactúen entre ellos y con la comunidad, de manera que resignifiquen su trabajo como equipos de salud.
La reflexión constante entre teoría y práctica como un elemento comunicacional también se desprende de este trabajo. En efecto, generar espacios de reflexión colectiva acerca de las diversas situaciones vividas en el trabajo de campo o en aula constituye un elemento enriquecedor para los programas educativos y, a su vez, fomenta en los estudiantes la participación y la inquietud por generar espacios similares. Un elemento relevante es la promoción de una comunicación horizontal por medio del diálogo que oriente a la toma de decisiones conjuntas. Se recomienda que estos espacios sean conducidos tomando en cuenta lo anterior, asimismo es deseable que se haga uso de técnicas participativas y materiales que coadyuven a la reflexión.
Para Díaz (2014), la finalidad de la CS no es solo educar o persuadir, sino también brindar elementos estratégicos y de interacción, a partir de los cuales se construye el sentido social y se reconocen los diferentes actores implicados en los procesos de salud, lo cual asume a los proyectos comunitarios desde una realidad compleja que promueve procesos democráticos y participativos. En esta experiencia podemos señalar que los procesos de construcción del sentido de la APS inician en la formación de los equipos de salud, ya que actualmente el enfoque de trabajo hace énfasis no solo en la información que se busca hacer llegar, sino en cómo se diseña técnica y colaborativamente.
La reflexión constante sobre la práctica también brinda elementos a los equipos de APS para el desarrollo de estrategias de CS efectivas, a través del intercambio de saberes con los miembros de la comunidad. El diálogo de saberes en la atención primaria permite acercarse a la población y comprender los problemas de salud de una forma integral. Además, pone en discusión el conocimiento clínico y el saber tradicional y considera las condiciones de cada contexto. Con ello, la comunicación se ejerce como un mecanismo de valor compartido y de mutuo reconocimiento para la colaboración en mejorar las condiciones de vida y de salud (Hernández et al., 2017).
Un adecuado modelo de CS impulsa la participación comunitaria en distintos niveles, lo que permite incrementar la eficiencia de los programas y compensar sus carencias a través de la acción solidaria. Además, reconoce el pensamiento latinoamericano de llevar a la práctica la comunicación para la democratización de los servicios de salud y la sociedad, de una forma horizontal y equitativa (Caballero y Chávez, 2010).
Asimismo, se reconocen como propósitos curriculares que los profesionales de salud sean capaces de desarrollar procesos comunicativos para la promoción de políticas públicas y procesos sociales, que sean sostenibles y articulen actores. Para esto es necesario que desarrollen capacidades que propicien el diálogo, la participación y el desarrollo de intervenciones comunicativas orientadas estratégicamente, con el objetivo de brindar soluciones a problemáticas de salud global (Castro, Coe y Waisbord, 2003; Beaudoin y Hong, 2017).
CONCLUSIONES
Este estudio abona al reconocimiento de la CS como un campo de conocimiento aplicado que contribuye a la APS. Provee herramientas para ejercer la CS desde una visión amplia y promueve competencias como la reflexión crítica, la solidaridad, la participación y democracia, que son pilares para la promoción de salud. Asimismo, la identificación y la comprensión de los aportes de la CS en la implementación de programas educativos lleva a la práctica la acción reflexionada y la adecuación constante, tan necesarias para generar aprendizajes y estrategias efectivas en la formación de equipos de salud con la visión de la atención primaria.