Introducción
El exceso de peso es un problema de salud de alcance mundial. Se asocia frecuentemente con enfermedades no transmisibles (ENT), entre las que se encuentran la diabetes mellitus (DM), la hipertensión arterial (HTA) y las dislipidemias, las cuales conllevan a un incremento del riesgo cardiovascular. Por tales razones, se le concede una gran importancia a la prevención del exceso de peso y a la atención de las personas con esta condición.1,2,3
Entre las acciones más importantes para evitar el exceso de peso corporal, así como para tratarlo, se encuentra la recomendación de la adherencia a estilos de vida saludables, que incluyen la alimentación adecuada y la ejecución de actividad física de forma regular. Como actividad física se considera no solo el ejercicio físico, sino también otras actividades que implican movimiento corporal y que se realizan como parte del juego, el trabajo, la transportación, las tareas domésticas y la recreación.4
Para medir la actividad física existen diversos métodos, estos se clasifican en objetivos y subjetivos. Entre los métodos objetivos se encuentran: el método de agua doblemente marcada, la calorimetría directa, la calorimetría indirecta y los “acelerómetros”. Como métodos subjetivos, se utilizan los cuestionarios para evaluar la actividad física; estos pueden ser estándar o breves.5
Entre los cuestionarios estándares más conocidos se encuentran los diseñados por la OMS: el Cuestionario Mundial de Actividad física (GPAQ, por sus siglas en inglés)5 y el Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ, por sus siglas en inglés).6 El cuestionario IPAQ posee una versión larga y otra corta, ambas han sido muy utilizadas en estudios epidemiológicos.
Entre los cuestionarios breves que miden la actividad física se encuentran las versiones españolas del Cuestionario Abreviado de Evaluación de la Actividad Física (BPAAT, por sus siglas en inglés) y del Cuestionario General de Práctica de la Actividad Física (GPPAQ, por sus siglas en inglés).7
Los cuestionarios para medir actividad física han demostrado ser efectivos, menos costosos y de fácil aplicación, por lo que han ido ganando popularidad creciente para su empleo en estudios poblacionales. Sin embargo, el instrumento más fiable en la medición del grado de actividad física, es el acelerómetro; es por ello que los cuestionarios se validan comparando sus resultados con estos equipos, aunque muy pocas veces se dispone de uno para las validaciones de nuevos cuestionarios, por lo que estas se realizan comparando con el cuestionario de referencia, que en este caso es la versión corta del IPAQ, método que tiene una alta confiabilidad.6
La versión corta del IPAQ se ha probado extensivamente en muchos estudios internacionales y se ha evaluado su validez y confiabilidad en diferentes países e idiomas. Tiene siete preguntas que evalúan la actividad física vigorosa, la actividad física moderada y la realización de caminatas.6 En Cuba, esta versión del IPAQ, con una previa adaptación cultural, fue utilizada en la III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo y Actividades Preventivas de ENT. 7
Referente al cuestionario BPAAT, se diseñó en el año 2004 con el objetivo de evaluar las mismas dimensiones de actividad física que mide el cuestionario IPAQ, pero de manera más práctica. El cuestionario comprende dos preguntas, que miden la frecuencia y la duración de la actividad física de intensidad vigorosa y moderada durante una semana representativa de la rutina habitual del sujeto. Este instrumento mostró una buena validez de constructo.8,9
En el año 2012, Puig y otros9 realizaron la validación al español del BPAAT y demostraron que el tiempo de administración del BPAAT fue de 1,69 min, inferior al del GPPAQ, que era de 2,10 min. Este último también se empleó en investigaciones posteriores con muy buenos resultados.10
Dada la necesidad de contar con un instrumento de medición de la actividad física que sea corto y de rápida aplicación en las consultas de la atención primaria de salud (APS) en Cuba, el objetivo de este estudio fue determinar la utilidad del cuestionario corto BPAAT para medir actividad física en una población cubana.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo y transversal en las áreas de salud “Héroes del Moncada” y “Mártires de Corynthia”, del municipio Plaza de la Revolución, La Habana, desde enero hasta octubre del 2019.
La muestra se calculó teniendo en cuenta los datos obtenidos de la validación de la versión en español del cuestionario BPAAT9 y asumiendo un nivel de confianza del 95 % y una precisión de 0,1 %, se obtuvo un tamaño muestral de 230 individuos. La selección de los participantes se realizó mediante un muestreo complejo, estratificado en la primera etapa y por conglomerados en la segunda y tercera. Se incluyeron personas de 20 a 64 años, insertados o no en un programa de ejercicios físicos. Se excluyeron personas con obesidad mórbida (índice de masa corporal [IMC] ≥ 40 kg/m2) y con limitaciones físico-motoras que le impidieran realizar ejercicios físicos.
Para la localización de los posibles sujetos a incluir, se visitaron los consultorios del médico de la familia de las áreas de salud seleccionadas. Los individuos se visitaron en sus hogares, se les invitó a participar en el estudio; a quienes aceptaron se les solicitó el consentimiento informado. Asimismo, se les pidió que aportaran la información contenida en el modelo de recolección de datos de la investigación. Se usaron dos cuestionarios: la versión corta del IPAQ6 y la versión modificada del cuestionario BPAAT9 para la población cubana.
Previo al empleo de la versión en español del cuestionario BPAAT, esta se sometió a criterio de expertos, usando el método Delphi.10,11 Después del análisis por ítems, se le hicieron los cambios de palabras señalados por los expertos y se elaboró la versión del cuestionario adaptada socioculturalmente a la población cubana. Posteriormente, se realizó una prueba piloto del instrumento en una tercera área de salud, donde se identificó que todos los encuestados entendieron las preguntas formuladas. La adaptación de la versión corta del cuestionario IPAQ fue considerada como la prueba de oro en este estudio y se utilizó para ser comparado con el creado.
Se analizaron variables como: edad, sexo, escolaridad, antecedentes patológicos personales (APP), IMC, obesidad, nivel de actividad física según versión corta del IPAQ y nivel de actividad física acumulada en la semana según IPAQ (los MET’s se calcularon mediante la fórmula: coeficiente de actividad física según nivel de actividad física x duración de la actividad en minutos x días por semana). El coeficiente para la actividad física intensa fue 8: para la moderada, 4, y para caminata, 3,3. Se consideró como un nivel de actividad física habitual bajo un valor de: de 0 a 599; moderado, de 600 a 1499; y alto, ≥ 1500 MET’s), el nivel de actividad física según la versión del BPAAT (SA, si la suma de la puntuación de ambas preguntas es ≥ 4 puntos e IA, en el caso contrario). Además, se halló el nivel de concordancia entre los cuestionarios.
Para las variables cualitativas se determinaron frecuencias absolutas y relativas (porcentajes) y para las cuantitativas, media aritmética y desviación estándar de la media (DE). Para determinar la dependencia entre variables categóricas, se empleó la prueba de X2 (Prueba de dependencia).
Se realizó la prueba de Kolmogórov-Smirnov para determinar si las variables cuantitativas cumplían criterios de normalidad. Se determinó el coeficiente de correlación (r) de Pearson o Spearman, según cumplimiento o no del criterio de normalidad.
Para determinar la concordancia diagnóstica entre los cuestionarios, se hizo inicialmente la homologación de la información de ambos cuestionarios. La categoría de “bajo nivel de actividad física” del cuestionario IPAQ, se consideró como equivalente a las de “insuficientemente activo-inactivo” (IA) del cuestionario BPAAT, así como las categorías “moderado” y “alto” del cuestionario IPAQ6 a las de “SA” del cuestionario BPAAT.9
El grado de concordancia entre los cuestionarios IPAQ y BPAAT fue calculado por medio del coeficiente kappa de Cohen (k). La interpretación del coeficiente kappa se realizó sobre la base de los seis niveles de fuerza de concordancia propuestos por Landis y Koch:12 ≤ 0,00 (pobre), 0,01-0,20 (leve), 0,21-0,40 (aceptable), 0,41-0,60 (moderada), 0,61-0,80 (considerable) y 0,81-1,00 (casi perfecta).
Se consideraron los valores de X2, r y k, respectivamente, como estadísticamente significativo si el valor de p < 0,05 (IC 95 %).
Previa inclusión en el estudio, a los expertos y a los participantes se les solicitó de forma escrita el consentimiento informado; a los segundos se les explicó en qué consistía la investigación, la necesidad e importancia de esta y que participarían de forma voluntaria. El proyecto fue aprobado por el Comité de Ética de la investigación del Instituto Nacional de Endocrinología.
Resultados
Se estudiaron 230 sujetos entre los 20 y 64 años, con un promedio de edad de 43,8 ± 13,1 años. El grupo más representado fue el 50-64 años (41,7 %). El sexo y el nivel de escolaridad más frecuente fueron el femenino (65,2 %) y el nivel universitario (39,6 %). El 67,8 % tenían APP de sobrepeso/obesidad, seguido de un 16,5 % que presentaban exceso de peso y DM. El IMC promedio fue de 30,2 ± 4,8 kg/m2 y los que presentaban obesidad fueron los más representados (125; 54,3 %); entre los obesos, la obesidad grado I fue la más frecuente. Las características de la muestra se describen en la tabla 1.
El nivel de actividad física medida con el cuestionario BPAAT fue 43,0 % para SA y 57,0 % IA, mientras que con el cuestionario IPAQ el 25,7 % fue de actividad física alta, un 25,2 %, moderada y 49,1 % , baja. El nivel promedio de actividad física acumulada en la semana fue 1236,7 MET’s, lo que se corresponde con la categoría moderada (Tabla 2).
El análisis de la concordancia diagnóstica entre el cuestionario BPAAT y el IPAQ se muestra en la Tabla 3. Se obtuvo un coeficiente k de 0,774, con una alta significación y potencia estadística (p < 0,000; IC 95 %: 0,69-0,85), lo que se corresponde con un nivel de concordancia considerable.
*Concordancia: pobre: ≤ 0,00; leve: 0,01-0,20; aceptable: 0,21-0,40; moderada: 0,41-0,60; considerable: 0,61-0,80; casi perfecta: 0,81-1,00.12
EE: error estándar.
En la tabla 4, se resume que el nivel de actividad física acumulada en la semana (MET’s) tuvo una correlación negativa leve con la variable edad y negativa aceptable con el IMC. En ambas correlaciones hubo diferencias estadísticamente significativas (p < 0,01).
*Correlación de Pearson
** Correlación de Spearman
***La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral)
Se encontró una asociación entre el grado de actividad física y el IMC (p < 0,01); lo que evidencia que los individuos con obesidad se encuentran más representados en la categoría insuficientemente activos y, los normopeso, en la suficientemente activos (Tabla 5).
Discusión
La actividad física tiene una repercusión a nivel fisiológico que favorece un mejor estado de salud general y, por ello, constituye un pilar en la prevención de las ENT como, la DM y otras enfermedades cardiometabólicas.13,14) Por la connotación que la actividad física tiene en los programas de salud encaminados a disminuir la morbilidad y la mortalidad actuales, se hace imprescindible disponer de métodos que determinen la prevalencia de esta en las poblaciones, que registren sus principales componentes (frecuencia, duración e intensidad), así como sus modificaciones en el tiempo.15) Es en este sentido que el presente estudio constituye un aporte útil y necesario.
La versión española del BPAAT mostró una concordancia diagnóstica moderada con la versión corta del IPAQ, que era el instrumento de medición de la actividad física previamente empleado en el país. Hubo coincidencias entre las categorías “suficientemente activos” entre ambos cuestionarios en un 80 %, superior al estándar propuesto para instrumentos de medición de la actividad física, que es de un 71 %.8) El valor de k, así como la coincidencia entre las categorías “suficientemente activo”, fue superior a lo anteriormente referido en la validación española del BPAAT9 y tiene la fortaleza de que la muestra fue mucho más grande que la del estudio de referencia.
Concerniente a la comparación de ambos cuestionarios y a la recomendación preferencial del cuestionario BPPAT en lugar del IPAQ, este estudio permite inclinarse en favor del primero, puesto que los resultados obtenidos así lo sugieren. Este criterio se refuerza, además, con los resultados de la validación de la versión española del cuestionario BPAAT, que mostró que este detectó menos individuos “suficientemente activos” que el IPAQ, al realizar la concordancia para cada categoría: “suficientemente activos e “insuficientemente activo-inactivo” entre ambos cuestionarios, lo cual pudiese ser lo más aproximado a la realidad.
Una investigación previa,16) en la que se comparó la versión original del cuestionario BPPAT con los acelerómetros (el instrumento considerado como estándar de oro para medir la actividad física) demostró que este resultó ser eficaz para detectar individuos “insuficientemente activos”. Teniendo en cuenta que el estudio de validación de la versión española del BPPAT mostró una concordancia considerable con su versión original (k = 0,7), se pudiera inferir que la versión empleada en este estudio es igualmente eficaz y, por lo tanto, válida para el objetivo propuesto.
Se conoce, además, que la versión corta del IPAQ ha sido sometida a estudios de validación, donde se muestra una correlación moderada para estimar la actividad física vigorosa y baja y para estimar la actividad física moderada.17,18 El estudio realizado por Prince y otros17) afirma que la versión corta del IPAQ sobreestima no solo la actividad física vigorosa, sino también las caminatas.
La frecuencia de individuos “insuficientemente activos”, obtenida en este trabajo por ambos cuestionarios, fue elevada; similar al resultado de la encuesta nacional.7 La baja prevalencia de “insuficientemente activos” a nivel poblacional se debe a la escasa actividad física que adopta el individuo en su estilo de vida, principalmente a la no inclusión del ejercicio físico en su vida cotidiana. La OMS19 definió a la inactividad física como “la poca agitación o movimiento”. En términos de gasto energético, se considera que una persona es inactiva físicamente cuando en sus actividades cotidianas no aumenta más del 10 % la energía que gasta en reposo (metabolismo basal).20
La frecuencia de inactividad física que se obtuvo en este trabajo se puede deber a que la mayoría de las personas en la muestra pertenecen a la “población económicamente activa” (15 años y más). Plaza de la Revolución tiene una población activa de un 55,6 %, de ellos, el 96 % ejerce alguna ocupación, superando en 0,2 décimas porcentuales a la media provincial.21 Esta situación, sumado al hecho de que las mayores prevalencias de inactividad física en Cuba están relacionadas durante el tiempo libre (88,2 %) y durante el trabajo (76,3 %),7 respectivamente, justifican el escaso tiempo que dedican estas personas a la realización de ejercicios físicos. A esto se añade otra agravante: la poca existencia de áreas para la práctica regular de actividad física al aire libre (8 instalaciones en el municipio), dada por la alta urbanización y densidad poblacional.
La correlación negativa entre el nivel de actividad física con las variables edad e IMC, nos sugiere que los individuos obesos y con más edad mostraron menores niveles de actividad física. Estos resultados son similares a los encontrados por otros investigadores.22,23,24) El IMC promedio (rango de sobrepeso/obesidad) en este estudio fue superior a lo encontrado en la encuesta nacional,7 en la que fue de 24,85 kg/m2.
Asimismo, merece un comentario que la frecuencia relativamente alta de individuos “insuficientemente activos” obtenida en este trabajo (por ambos cuestionarios y fundamentalmente en obesos) es similar a la encontrada en la encuesta nacional.7 Esto indica la necesidad de que a nivel poblacional se adopten estilos de vida más adecuados, lo que puede lograrse por medio de la educación y promoción de estos hábitos en todos los contextos posibles.
Desde este supuesto, para lograr un beneficio a la salud no es suficiente con realizar actividades que forman parte de la rutina habitual, se requiere de una ejercitación sistemática y programada que superen el gasto energético basal. De ahí la importancia de promover la práctica de ejercicios físicos como un patrón cultural.
Aun cuando se ha señalado que los cuestionarios que miden la actividad física sobreestiman el gasto energético con respecto a los datos obtenidos con un acelerómetro,25) el uso de estos últimos en los estudios con grandes muestras poblacionales no es posible.26) Para demostrar la utilidad de un nuevo instrumento en una población, el mismo puede compararse con el cuestionario de referencia que ha sido validado previamente en esta, lo que se corresponde en este caso con el cuestionario IPAQ.7
Se concluye que el cuestionario BPAAT tiene un grado de concordancia considerable con el cuestionario IPAQ en su versión corta y que la proporción de sujetos en la categoría “suficientemente activo” del cuestionario BPAAT fue superior al 71 %, por lo que resulta adecuado como instrumento de medición de la actividad física en la población objeto de estudio.