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Revista Médica Electrónica
versión On-line ISSN 1684-1824
Rev.Med.Electrón. vol.40 no.4 Matanzas jul.-ago. 2018
ARTÍCULO DE OPINIÓN
La motivación en el contexto del proceso enseñanza-aprendizaje en carreras de las Ciencias Médicas
Motivation in the context of the teaching-learning process in specialties of the Medical Sciences
Dra. Bárbara Alemán Marichal,I Lic. Olga Lidia Navarro de Armas,I Lic. Rosa Margarita Suárez Díaz,I Dra. Yanelis Izquierdo Barceló,I Est. Thalía de la Caridad Encinas AlemánII
I Hospital Militar Docente Dr. Mario Muñoz Monroy. Matanzas, Cuba.
II Universidad de Matanzas. Matanzas, Cuba.
RESUMEN
La motivación es un elemento importante a considerar en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se entiende como la intención de producir en el estudiante la ejecución consciente y deseada de una actividad. Con este artículo se pretendió valorar la motivación en el contexto del proceso enseñanza-aprendizaje en carreras de las Ciencias Médicas. Se identificaron los elementos esenciales de la motivación y se reflexionó sobre los factores que inciden en el alumno, así como aquellos elementos que deben tenerse en cuenta a la hora de afrontar la actividad docente. La interacción entre los contextos creados por el profesorado y las características con las que el alumno aborda el trabajo escolar, así como las implicaciones de la interacción entre las actuaciones del profesor, la respuesta del alumnado y los efectos, paso a paso, de las formas en que estos acometen sus tareas, son cuestiones a tener en cuenta al tratar la motivación.
Se abordó la preocupación de los directivos y docentes en el diseño curricular que ofrece alternativas de acción a los profesores, donde se incluye la motivación hacia la profesión elegida como encargo social, aseverándose que los futuros profesionales de la salud, deben estar bien motivados al elegir esta carrera que demanda de perenne amor, consagración y entrega intensa al trabajo. Por ello el docente deberá dirigir la práctica hacia la consecución de la motivación para el aprendizaje, como vía para la formación de un futuro profesional de la salud, competente, capaz de afrontar disímiles dificultades más allá de nuestras fronteras, y contribuir a elevar la calidad de vida de los pacientes.
Palabras clave: motivación, proceso de enseñanza-aprendizaje, rendimiento académico.
ABSTRACT
Motivation is an important element to take into consideration in the teaching-learning process. It is understood as the intention of producing in the student the conscious and desired performance of an activity. With this article we pretended to assess motivation in the context of the teaching-learning process in specialties of the Medical Sciences. The main elements of the motivation are identified and we took a hard look on the factors striking on the student and also on those elements that have to be taken into account at the time of dealing with the teaching activity. The interaction between the contexts created by the teaching staff and the characteristics of the student’s approach to school work, and also the implication between the teacher’s performance, the students’ answer and the effects, step by step, of the forms in which the latter undertake their tasks, are questions to take into account when dealing with motivation.
We approached the concern of managers and teachers in the curricular design offering alternatives of action to teachers, including the motivation to the chosen profession as social task; we affirm that the future health professional should be deeply motivated when choosing this profession demanding perpetual love, dedication and devotion to work. Therefore, the teacher should direct the practice to the attainment of the motivation to learning, as a way of training a future health professional competent, able of affronting dissimilar difficulties beyond our borders, and of contributing to increase the patients’ life quality.
Key words: motivation, teaching-learning process, academic achievement.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad el mundo universitario está cambiando. Las instituciones educativas son llamadas a formar parte de un nuevo modelo, en el que los estudiantes universitarios se convierten en futuros profesionales capaces de ser aprendices, con una óptima capacidad de aprender a aprender durante toda la vida, en un entorno globalizado.1
La formación de profesionales competentes, con amplios conocimientos, con actitudes y aptitudes para una educación continua es lo que se espera hoy como resultado del proceso formador en las universidades. Una serie de variables deben converger para que el proceso de aprendizaje que ocurre en la universidad sea exitoso y los individuos logren desarrollar todas las capacidades que requiere un profesional.2
La formación profesional se debe organizar sobre la base de los lineamientos de la política económica y social y de los modelos pedagógicos sustentados científicamente en referentes psicológicos, sociológicos, pedagógicos y didácticos, referidos a todo el proceso docente educativo que tribute al perfeccionamiento de un profesional altruista, autónomo y creativo, donde juega un papel fundamental la motivación de los estudiantes por el aprendizaje.3
El término motivación deriva del verbo latino moveré, cuyo significado es mover, por lo tanto motivación es la necesidad de activar la conducta dirigiéndola hacia la meta propuesta.
Los docentes, como parte primordial del proceso de enseñanza aprendizaje, necesitan conocer el nivel de motivación de sus estudiantes, cualquiera que sea la disciplina que imparten. Así podrán intervenir de manera efectiva en la formación intelectual y afectiva de los educandos y en la creación de valores profesionales, morales indispensables para el desarrollo de su profesión y para convertirse en ciudadanos integrales. La motivación que puede cultivar el docente como facilitador, será efectiva si está asociada al interés de los alumnos, lo cual se produce cuando estos toman conciencia del motivo y de la necesidad de aprender.
El análisis de la motivación para el estudio tiene una vital importancia práctica, pues va a influir sobre la eficiencia en la asimilación de los conocimientos, en la formación de habilidades y capacidades, en la formación del carácter, la moral y la orientación de los estudiantes universitarios, además de constituir un instrumento de retención para la universidad.
En el desarrollo del proceso enseñanza aprendizaje siempre se manifestará una relación de interdependencia entre la formación de conocimientos y habilidades, y la formación de valores, gustos, sentimientos, aspiraciones, intereses e ideales que se materializan en actitudes en lo profesional y en lo humano.3
Los motivos por la profesión influyen en el rendimiento académico de los estudiantes. Una actitud emocional positiva, el conocimiento sobre la carrera que se estudia y la autoestima desarrollada o parcialmente desarrollada, se presentan como indicadores motivacionales que pueden influir en el rendimiento académico, aspectos en que el profesor tiene que realizar un arduo trabajo.4
La Educación Superior se enfrenta a una situación diferente respecto a etapas anteriores donde las principales preocupaciones se centraban en cómo garantizar que el proceso de enseñanza- aprendizaje se realizara con una óptima calidad.
El rápido desarrollo tecnológico y del conocimiento científico exige que las misiones de las instituciones educativas varíen, sustentándose en las necesidades, en las demandas, en las posibilidades y en los contextos sociales. Para ello el cambio debe orientarse de una visión de solo transmisión de conocimientos a una formación de habilidades y competencias, para que sea el alumnado quien gestione y construya su propio conocimiento.5
Los futuros profesionales de la salud, deben estar bien motivados al elegir esta carrera que demanda perenne amor, consagración y entrega al trabajo.
En el caso de la carrera de Medicina, donde se centra este trabajo, los profesores tienen la responsabilidad de motivar a sus estudiantes, prepararlos en la relación teoría-práctica, para asimilar el conocimiento científico y ser capaces de elevar el nivel de vida de la sociedad.
Actualmente, una de las tareas esenciales de los educadores universitarios de las Ciencias Médicas es lograr la transformación de la Educación Médica Superior, de modo que permita elevarla a las exigencias de su tiempo, lo que implica plantearse altas metas en el sistema educacional, a partir de tener en consideración el trabajo motivacional entre alumnos y profesores en el contexto del proceso enseñanza-aprendizaje.
No obstante se ha comprobado que no todos los educandos que optan por dichas carreras están realmente, lo que incide negativamente en los resultados académicos. En el Hospital Militar de Matanzas hay estudiantes desmotivados desde el punto de vista profesional, lo que se manifiesta en dificultades en la asistencia y en la puntualidad, en la realización de tareas indicadas como estudio independiente, participación en conferencias y pases de visitas, conformidad con solo aprobar, sin tener en cuenta la calidad de lo aprendido.
Los profesores deberán trabajar incansablemente para lograr mayor motivación profesional en los futuros profesionales de la salud, desde el proceso de enseñanza aprendizaje, para ello necesitarán superación metodológica, porque en su totalidad son médicos-especialistas sin formación pedagógica.
Por todo lo antes planteado se propone valorar la motivación en el contexto del proceso enseñanza-aprendizaje en carreras de las Ciencias Médicas.
DESARROLLO
La motivación por el estudio es un elemento consustancial a la labor educativa del profesor, que consiste en utilizar todas las vías posibles en el proceso de enseñanza-aprendizaje que estimulen y orienten a los estudiantes a realizar todos los esfuerzos necesarios para lograr un aprendizaje productivo mediante la actividad de estudio. Por eso es importante que el profesor domine las técnicas de estudio para conducir a los estudiantes en su actividad independiente, dentro y fuera del aula, a fin de que logren un estudio eficiente.6
En el marco educativo, el propósito de la investigación motivacional se basa principalmente en analizar la intensidad y la dirección de las conductas que adoptan los alumnos en sus aulas. Estas dos dimensiones de la motivación tratan de explicar por qué las personas invierten tiempo y energía en una actividad (dimensión de la intensidad), y por qué se orientan hacia uno u otro objetivo y/o actividad (dimensión de la dirección); indicando la finalidad del comportamiento.
Tal y como se ha expresado con anterioridad, además de las tendencias individuales (orientaciones motivacionales) de cada sujeto, existen factores situacionales los cuales hacen referencia a las características del entorno en el que se encuentra el sujeto, que junto a las características personales del mismo, van a influir en su implicación final hacia la tarea o hacia el ego. Estos factores situacionales hacen referencia al clima motivacional. El aula, el gimnasio, el hogar, el terreno de juego y otros ambientes, envuelven a los jóvenes a determinadas situaciones relacionadas con el logro de diversos objetivos; donde los resultados son importantes y valorados. En estos escenarios, las conductas pueden ser evaluadas en términos de mejora y progreso hacia las metas individuales, o en relación a cánones ya establecidos.7
La enseñanza va de la mano con el método que utilice el maestro para que el conocimiento fluya en el estudiante y, este a su vez, debe ir ligado también con cuan motivado esté el profesor y que esta motivación sea transmitida a sus estudiantes. Hay que tener en cuenta que la falta de motivación intrínseca en los docentes afecta directamente al alumnado, ya que un profesor desmotivado, generalmente se muestra más controlador, menos eficiente y menos inspirador en el alcance de nuevas metas. Se considera que en el proceso de enseñanza-aprendizaje el alumno y profesor son un binomio y cuando hay un profesor con altos niveles de motivos e intereses, esto se percibe e influye en el colectivo de estudiantes.
Basado en lo anterior surge un conjunto de preceptos teóricos acerca del proceso enseñanza-aprendizaje, orientados a optimizar la práctica educativa, los cuales asignan un valor importante a las estrategias de aprendizaje del alumno y la acción mediadora del docente, enfatizando en los procesos conscientes que emplean alumnos y profesores para enfrentar las tareas que requiere la óptima adquisición del conocimiento.
Los entornos cambian constantemente y no es la excepción el educativo. La forma de enseñar, los métodos, el enfoque de cómo debe llegar el profesor hacia el estudiante también debe revisarse. Es necesario valorar que la generación actual es más crítica y posee nuevas herramientas que les permiten cuestionar más rápido toda la información que recibe, además de que las necesidades de los estudiantes no son las mismas y varían asiduamente. No obstante el alumno aprende cuando la información le interesa, cuando es significativa y cognitiva; y si emocionalmente se conecta con preocupaciones personales o profesionales, con las demandas de la realidad fuera del aula, entonces se compromete con su propio proceso de formación. Otro aspecto a considerar es el potencial entorno socio-cultural existente que suele ser beneficioso para una mejor comprensión del desarrollo personal y profesional de los estudiantes universitarios. Por ello, no es solo fundamental los procesos de enseñanza-aprendizaje sino también el entorno donde se desarrolla este aprendizaje.
Los teóricos del aprendizaje y los profesores concuerdan en que los estudiantes motivados aprenden con mayor rapidez y eficiencia, que aquellos que no sienten intereses por el estudio. Mantener latente el interés por el aprendizaje debe ser una preocupación constante de todos los que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pues la falta de la motivación intrínseca sostenida puede convertirse en un obstáculo para el buen desarrollo de la acción didáctica, es imprescindible motivar a quién quiere aprender.8
Los docentes por el rol que les toca desempeñar necesitan conocer el nivel de motivación de sus estudiantes, cualquiera que sea la disciplina que imparten, para poder intervenir de manera efectiva en la formación intelectual y afectiva de los educandos, en la creación de valores profesionales, morales y éticos indispensables para el desarrollo de su profesión y la formación de ciudadanos integrales. La motivación que puede cultivar el docente como facilitador, será efectiva si está asociada a los intereses de los alumnos, lo cual se produce cuando estos toman conciencia del motivo y la necesidad de aprender.9
En el proceso enseñanza-aprendizaje resulta de vital importancia la realización de los deberes escolares y de estudio independiente sistemático, por parte de los educandos, como elemento ligado estrechamente al rendimiento académico de los mismos. Si bien el tiempo dedicado a dichos deberes es una de las variables que incide directamente en la obtención de buenos resultados, se considera que no todos los alumnos dedican todo el tiempo necesario para estudiar, precisamente por falta de motivación.
El tipo de motivación de los estudiantes ante una tarea se relaciona con la calidad de su implicación y con la forma efectiva en que haya sido orientada. Los estudiantes deben sentir deseos de realizar sus deberes escolares y placer a la hora de ejecutarlos.10
En el proceso de enseñanza aprendizaje es necesario que los profesores conozcan los diversos estilos de aprendizaje para lograr la adquisición de los conocimientos por parte de los alumnos. Dentro de ellos, se reconocen uno como el más imbricado con la motivación que es el centrado en la orientación hacia el estudio.
La literatura muestra consistentemente un efecto significativo de la motivación en los procesos de aprendizaje. La diversidad de formas de entender la motivación responde tanto a perspectivas teóricas, como a preguntas e intencionalidades diferentes. Algunos intentan dar cuenta de la naturaleza del fenómeno en general, otros son más específicos y aplicables al contexto del que se trata en este artículo: el aprendizaje académico, y más específicamente, el aprendizaje académico a nivel escolar.11
De manera general, una persona motivada, se plantea objetivos y metas bien definidos y se traza la vía adecuada para alcanzarlos. Disfruta de emprender nuevas actividades, busca soluciones alternativas de solución ante los obstáculos que se le presentan, es consciente de sus aciertos y errores, aprende de las experiencias y errores, es realista en las metas que se traza, conoce sus fortalezas y debilidades para alcanzarlas y las canaliza adecuadamente. Toma decisiones y resuelve problemas con seguridad y confianza en sí mismo, organiza sus contextos de actuación y realización; es proactiva en lugar de reactiva.
Dentro del ámbito educativo se insiste que el aprendizaje se encuentra condicionado por el fenómeno de la motivación, por esto ha sido objeto de estudio de disímiles autores y persisten diferentes teorías. Entre las más estudiadas están las asociativas, las cuales encierran el condicionamiento clásico, condicionamiento operativo, la teoría cognitiva o perceptiva, que incluye el aprendizaje por discriminación, por discernimiento o insight y por observación.
La motivación y el aprendizaje están muy condicionados por dos motivos. Por un lado, la motivación en numerosas ocasiones es considerada como un recurso importante para favorecer el aprendizaje, y por otro lado, el tipo de actividades propuestas en el aula escolar influyen en la motivación de logro.
Entre los factores que inciden en la motivación del alumno y que deben tenerse en cuenta a la hora de afrontar la actividad docente se encuentran, los relacionados con:
- La situación vital de cada uno: familiares, sociales, profesionales, entre otros.
- La actividad del estudio: hace alusión a los factores relacionados con aspectos institucionales, características del centro, relación con el profesorado, o las propias características de la tarea.
- Los de carácter personal: cognitivos, de personalidad, estudios previos, estrategias de aprendizajes disponibles, experiencias previas, habilidades comunicativas, entre otros.
En consecuencia, debe tenerse en cuenta que la interacción entre los contextos creados por el profesorado y las características con las que el alumno aborda el trabajo escolar no es estática sino dinámica.
Es conocido que, en numerosas ocasiones, los alumnos comienzan una tarea con el máximo de interés, pero gradualmente durante el desarrollo de la misma van perdiéndolo. Por ello se hace importante la reflexión del profesorado sobre las características motivacionales de los alumnos desde una perspectiva dinámica. Es decir, han de considerar las implicaciones de la interacción entre las actuaciones del profesor y la respuesta del alumnado; los efectos, paso a paso, de las formas en que estos acometen sus tareas, los modos de apoyo e intervención del profesor a lo largo y después de las mismas, etc. Si no se trabaja de esta forma, se puede llegar a conclusiones equivocadas sobre el valor de las distintas maneras de afrontar la enseñanza. Por esta razón, la práctica docente debe dirigirse hacia la consecución de la motivación para el aprendizaje.
Es obvio acotar que los nuevos enfoques cognitivos han hecho de la motivación uno de los factores claves en educación, debido a que un gran número de estudios de investigación coinciden en relacionar la motivación con la curiosidad despertada en los alumnos, la perseverancia con la que se enfrentan a las distintas tareas que se les presenta, el aprendizaje y la ejecución. Hablar de motivación en el contexto del proceso de enseñanza-aprendizaje se traduce en el trabajo que realiza el profesor con el propósito de desarrollar en los estudiantes una predisposición favorable hacia el aprendizaje, siempre con la intención de producir en el estudiante la ejecución consciente y deseada de una actividad Precisamente moviliza las acciones a través de las actividades escolares para alcanzar los objetivos propuestos en planes y programas de estudio.12
Es un término amplio que permite comprender las condiciones que activan el desempeño del individuo, llevándolo hacia la consecución de determinados objetivos. A dicha “conducta o desempeño” se le denomina “conducta o desempeño motivador”. Esta es cíclica ya que primero se despierta un motivo o impulso, nacido de necesidades biológicas o psicológicas, después se producen una serie de acciones mediante los cuales se buscan satisfacer las necesidades y por último, se alcanza el objetivo. Una característica del desempeño o conducta motivadora es su persistencia. Cuanto más fuerte sea el motivo o necesidad será mayor la actividad y la persistencia.
Es imprescindible asegurar en el proceso de enseñanza-aprendizaje aquellas acciones que estimulen una motivación intrínseca frente a la extrínseca. Un aprendizaje motivador debe basarse en experiencias vivenciales del contexto próximo y abordar el planteamiento y resolución de problemas reales, lo que se traduce en crear situaciones que conecten con los intereses y expectativas del aprendiz, partiendo de sus propias experiencias. Así, se promueve una actitud favorable activando la curiosidad y estimulando la búsqueda de medios para resolver los problemas planteados.
Otro aspecto importante para motivar consiste en adecuar los contenidos a las capacidades cognitivas de los estudiantes. Para conseguir la motivación debe propiciarse que se conjuguen la llamada atención o interés con el establecimiento de nexos con los conocimientos y experiencias previas. Esto puede lograrse al crear expectativas por descubrir y asimilar nuevos conocimientos, creando las condiciones para que se produzcan contradicciones internas entre el nivel de conocimientos alcanzados y las nuevas demandas de conocimientos que se plantean. El estudiante debe sentir que la actividad que realiza es útil, razonable y necesaria. El docente debe, en la medida de lo posible, relacionar el contenido de estudio con situaciones de la vida práctica, con el nuevo contenido de cada asignatura y con el conocimiento que ya poseen, también proporcionar información sobre cómo la capacidad de aprendizaje se puede perfeccionar a través del propio esfuerzo y potenciar el sentimiento de autonomía personal,
Al valorar el contexto educativo y considerar el carácter intencional de la conducta humana, parece bastante evidente que las actitudes, percepciones, expectativas y representaciones que tenga el estudiante de sí mismo, de la tarea a realizar, y de las metas que pretende alcanzar; constituyen factores de primer orden que guían y dirigen la conducta del estudiante. Pero para realizar un estudio completo e integrador de la motivación, no sólo deben cuestionarse estas variables personales e internas sino también aquellas otras externas, procedentes del contexto en el que se desenvuelven los estudiantes, que los están influyendo y con los que interactúan.
El sistema educativo, y en especial la formación universitaria, debe dar respuesta a todo un conjunto de necesidades formativas que finalmente van a resultar fundamentales para la adecuada integración y el eficaz desempeño posterior en el ámbito laboral. Para el logro de este fin es necesario garantizar que los estudiantes reciban una capacitación que complemente aquellos contenidos específicos que constituyen el núcleo central de la formación que reciben en cada una de las diferentes carreras.
El concepto de motivación varía según la tendencia pedagógica o psicológica. No es lo mismo la concepción de los procesos motivacionales desde la teoría de Skinner s/a que de la teoría cognitiva o desde el modelo histórico cultural. De la forma en que se conciba resultarán diversas estrategias que impactarán de forma distinta la aplicación de planes y programas.
El psicoanálisis destaca la importancia de los instintos y necesidades de carácter biológico como factor motivacional esencial del comportamiento, no tomando en cuenta el carácter histórico y socialmente determinado de la psiquis y la motivación humana. Esta tendencia enfoca la motivación desde una perspectiva homeostática, según la cual el hombre busca en todo momento mantener el equilibrio de las fuerzas biológicas que operan en su interior.
La formación de la personalidad acorde con el encargo social constituye un elemento esencial en el diseño, actuación, formación y evaluación de un modelo de competencia y desempeño profesional. De ahí que sea una preocupación de los directivos y docentes el diseño curricular que ofrece alternativas de acción a los profesores, donde se incluye la motivación hacia la profesión elegida como encargo social.
Partiendo de que la decisión de estudiar Medicina se enmarca en un amplio abanico de razones, motivaciones y múltiples factores que pueden influir, las cuales varía entre individuos. Analizar esta cuestión es importante, pues existen evidencias que relacionan estas motivaciones al desempeño del estudiante de Medicina; está la motivación intrínseca: el deseo autónomo de cumplir propósitos científico-académicos y humanitarios y esto se asocia a un buen rendimiento académico. Por otra parte, las motivaciones extrínsecas: el deseo de obtener beneficios de ella o la presión familiar pueden asociarse a mayores niveles de ansiedad y depresión durante la carrera.
En consecuencia, se exponen algunos de los motivos que estudiantes han manifestado al elegir la carrera de Medicina:
- La ayuda humanitaria que pueden ofrecer a la sociedad en que vivimos.
- Siente atracción por las Ciencias Médicas y les permiten investigar.
- Búsqueda de un status social elevado.
- Posible cumplimiento de una misión internacionalista.
- Influencia familiar.
Todas estas razones son susceptibles a cambios durante el transcurso de la carrera.
Es importante destacar que se espera de un estudiante que ha seleccionado para su formación profesional la carrera de Medicina que no solo esté motivado en estudiar sino que además sienta la vocación por formarse adecuadamente.
En el desarrollo de este proceso de enseñanza-aprendizaje siempre se manifestará una relación de interdependencia entre la obtención de conocimientos, desarrollo de habilidades y la formación de valores, gustos, sentimientos, aspiraciones, intereses e ideales que se materializan en actitudes en lo profesional y en lo humano.
El profesor juega un importante papel en la formación integral de los futuros profesionales. Con su ejemplo constante debe convertirse en un líder, con la capacidad suficiente para distinguir, organizar, concretar las metas a lograr; por eso juega un rol primordial en el mantenimiento de la concentración del grupo. Sin dejar de restarle importancia a la familia, que debe ser la primera en guiar y orientar al joven adecuadamente para alcanzar resultados satisfactorios.
Se hace necesario encontrar nuevos métodos para hacer que el estudiante tenga otras motivaciones, además de una simple calificación u obtención del título, que finalmente hace que tengan un conocimiento efímero; esto exige que los docentes de las Ciencias Médicas trabajen en la formación de jóvenes con valores y moral, con responsabilidad y visión de éxito hacia los nuevos pasos que darán en su vida profesional.
La motivación es una consideración muy importante de tener en cuenta al momento de despertar el interés por aprender, la forma en que lo realiza y el rendimiento del estudiante. El aspecto fundamental para despertar el interés de los estudiantes es, entre otras, la diversidad de las estrategias de aprendizaje que existen como método para lograr un aprendizaje significativo. Ella exige que haya alguna necesidad de cualquier grado, absoluta o relativa (relativismo), de placer o de lujo. Siempre que se esté motivado por algo, se considera que ese algo es necesario o conveniente. La motivación es el lazo que une o lleva esa acción a satisfacer esa necesidad o conveniencia, o bien a dejar de hacerlo.13
En este camino de aproximación al fenómeno de la motivación, debemos distinguir entre los distintos constructos denominados motivos, necesidades, impulsos e instintos. Las necesidades deben entenderse como deficiencias de tipo corporal, de aprendizaje, o ambas; mientras que motivo o motivación se entiende por el estado interno, a veces como resultado de una necesidad, que estimula la aparición de una conducta dirigida a satisfacer una necesidad. Son producto de la experiencia. Los impulsos aparecen para satisfacer necesidades básicas relacionadas con la supervivencia. Cuando se estudian los diversos tipos de motivación, se destacan la intrínseca y la extrínseca. El estudiante motivado intrínsecamente está dispuesto a realizar un mayor esfuerzo por lograr la meta, emplean estrategias de aprendizaje profundas, que permiten un aprendizaje efectivo. Por lo que en el proceso de enseñanza-aprendizaje se debe intervenir en las estrategias de aprendizaje que favorezcan el aprendizaje cognitivo y la motivación por aprender.
Los futuros profesionales de la salud, deben estar muy motivados al elegir esta carrera que demanda amor, consagración y entrega intensa al trabajo.
La dirección de los centros Enseñanza Superior deben concebir algún tipo de actividad o plan, dirigido al desarrollo de la motivación profesional de los alumnos, involucrar a su claustro y estructurar dicho plan de forma cohesionada, organizada y racional. Los métodos que emplea el docente para impartir sus clases juegan un papel preponderante en atraer el gusto hacia su asignatura, en despertar entre sus alumnos el interés por aprender y por gustarle transmitir conocimientos de la cual dicha asignatura es portadora.
Un cometido importante lo juega la organización y realización del trabajo de orientación profesional en las escuelas y también los medios desempeñan un importante papel en los propios centros pedagógicos. Se considera que para eliminar las deficiencias existentes como el desinterés y la apatía por los estudios en las ramas de la Medicina debe perfeccionarse el trabajo de orientación y formación vocacional desde la enseñanza primaria, y luego efectuar una minuciosa selección de los alumnos que, conscientemente aspiran ingresar en estas carreras, ya sea Medicina, Enfermería y Tecnología de la Salud.
Una vez efectuada la elección de la especialidad, durante la etapa de la preparación profesional y la consecuente actividad laboral, se desarrollará el proceso de consolidación de los motivos profesionales. La motivación hacia el estudio es un importante antecedente de la motivación profesional, ambas motivaciones representan la continuidad de un proceso que comienza tempranamente en la escuela y se mantiene a lo largo de la vida del sujeto, en el ejercicio de su profesión. Es perfectamente explicable que jóvenes con una orientación motivacional bien definida hacia el estudio, inspirada en una proyección profesional altamente personalizada, tengan una posición activa y persistente en la carrera. Lo que constituye una de las formas esenciales de expresión de su motivación de esta esfera.
En el caso de la carrera de Medicina, donde se centra este artículo, los profesores de la misma tienen la responsabilidad de motivar a sus estudiantes y prepararlos en la relación teoría-práctica, para en la medida que se alcance el conocimiento científico sean capaces de elevar el nivel de vida de la sociedad. Lograr la formación de un profesional capaz de resolver con calidad los problemas que de él demanda la práctica, sólo es posible a partir del desarrollo óptimo de sus intereses y habilidades profesionales.
Los estudiantes, al concluir su formación profesional, pueden haber logrado alcanzar similar nivel de desarrollo de sus conocimientos y habilidades profesionales, sin embargo la calidad de su actuación profesional será diferente en dependencia del contenido y nivel de desarrollo funcional de la formación y motivación que lo orienten, y que fueron maduraron durante toda la carrera. En el caso particular de las carreras de Ciencias Médicas lo expresado alcanza extraordinaria importancia y es por ello que actualmente se desarrollan acciones diversas, con el objetivo de rescatar el prestigio que debe gozar dicha profesión. Un sujeto que se gradúe con un alto nivel de desarrollo de sus conocimientos y habilidades profesionales, pero con una motivación profesional que se sustenta en motivos predominantes extrínsecos por su contenido (tener un título, devengar un salario elevado, ser reconocido como un profesional) su profesión podrá en cualquier momento abandonarla o dejar de luchar por buscar nuevas soluciones a los problemas que enfrenta en el ejercicio de la misma. Sin embargo, otro sujeto con el mismo nivel de desarrollo de sus conocimientos y habilidades profesionales, pero con elevado nivel de motivación por su profesión puede lograr al graduarse, ejercer con un mayor desempeño profesional y estabilidad en la misma por la persistencia, iniciativa y creatividad que manifiesta en la solución de los problemas que demanda la práctica profesional. Así, en el proceso de solución de los problemas es que logrará la satisfacción de su motivación profesional. Esto implica que la capacidad de un profesional no puede ser analizada teniendo en cuenta únicamente el desarrollo de sus conocimientos y habilidades, sino que es indispensable tener en cuenta también su motivación.
Valorando los bajos niveles motivacionales en la carrera de Medicina, es necesario realizar estudios diagnósticos de la esfera motivacional e intelectual de los estudiantes de nuevo ingreso, cuyos resultados permitan organizar y dirigir sobre bases científicas un trabajo diferenciado de orientación profesional, el cual no debe descuidarse al transitar por los diferentes años de la carrera. Se considera que en esta etapa el trabajo debe orientar al estudiante en el conocimiento de la profesión seleccionada, el logro de un vínculo afectivo con la misma a través de la calidad e integración de actividades docentes, científicas y laborales, con un enfoque profesional que posibilite la formación de intereses, conocimientos y habilidades profesionales.
Los profesores deberían emplear con sus estudiantes no sólo estrategias cognitivas y metacognitivas, sino también otros tipos de estrategias que les permitan gestionar su motivación. Este aspecto es característico del aprendizaje auto regulado, el cual es definido no sólo por la regulación cognitiva y conductual, sino también por la regulación motivacional.
Si los estudiantes están motivados tienen una tendencia favorable hacia el aprendizaje y a las actividades escolares y por el contrario si están desmotivados abandonan la carrera y se desvinculan de los estudios y optan por otras carreras que no tienen relación con la salud. La deserción no solo significa carencia de estos servicios para el pueblo de Cuba sino para la hermosa labor que los trabajadores de la salud desempeñan en otras tierras del mundo.
Los autores consideran que la Educación Superior tiene un grupo de desafíos fundamentales, tales como:
- Realización consecuente de su pertinencia.
- Mantener la equidad y el acceso a sus instituciones.
- Lograr un vínculo adecuado con el mundo del trabajo y el empleo.
- Garantizar la dedicación permanente.
- Renovar la enseñanza y el aprendizaje.
- Perfeccionar todos sus procesos.
Un profesor que posea conocimientos sobre las diversas teorías y principios de la motivación, así como las investigaciones relacionadas con ella, estará en mejores condiciones para conducir correctamente el proceso enseñanza-aprendizaje, ya que se elimina la apatía y aumenta la atención y el interés hacia la profesión. Investigar sobre las teorías de la motivación significa nutrir la clase de variedad que es lo mejor del aprendizaje y también de la vida.12
El manejo de la motivación para el aprendizaje debe estar presente y de manera integrada en todos los elementos que definen el diseño y la operación de la enseñanza.14
La creatividad del trabajo pedagógico exige una motivación con la concepción de tareas y problemas que no solo se detengan en aspectos puramente relacionados con la instrucción, sino que se pongan al servicio de lo más perdurable y trascendente en la personalidad en formación.
CONCLUSIONES
Las ideas expuestas anteriormente respaldan la importancia teórica- práctica y social de la motivación como factor que influye en el contexto del proceso enseñanza-aprendizaje. Especialmente en las carreras de las Ciencias Médicas.
Una actitud emocional positiva, conocimiento profundo y bien orientado de la carrera que se estudia, un adecuado desarrollo de la motivación profesional durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, por parte de los profesores, contribuirá a la elevación del rendimiento académico, por lo que queremos enfatizar que dentro de los aspectos fundamentales de dicho proceso que influyen en el rendimiento académico de los estudiantes se encuentran la motivación por la carrera, los métodos de estudio y la preparación pedagógica de sus docentes.
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Recibido: 18/4/17
Aprobado: 16/5/18
Bárbara Alemán Marichal. Hospital Militar “Dr. Mario Muñoz Monroy”. Calle 129 N. 18404, e/ 184 y 186, Peñas Altas. Matanzas, Cuba. Correo electrónico: barbyaque.mtz@infomed.sld.cu