INTRODUCCIÓN
La especialidad de alergología, en todos los países, es minoritaria en relación con otras especialidades -“anémica”, como diría el profesor Gavaldá, destacado alergólogo de Cuba.1 Esto no se debe a que existan pocos pacientes alérgicos, sino a que, aparentemente, no es costeable para toda la población desde el punto de vista económico.2 A su vez, dicha especialidad compite entre las más caras de la práctica médica en los países desarrollados, y casi entre las ausentes en los subdesarrollados, por lo que una gran parte de la población queda sin atención, llegándose a promover el criterio de que la alergia es una enfermedad de ricos y que los pobres no la padecen, cuando en realidad se trata de un problema de posibilidades de acceso a ese servicio.3 Esta situación se incrementa si los servicios de salud son privados. Por tal motivo, enfermedades clasificadas como crónicas no transmisibles aumentan por falta de prevención, de una intervención a tiempo, de un consejo genético o de una rehabilitación oportuna. Hasta el 40 % de la población mundial puede presentar alguna enfermedad alérgica, lo que representa un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen, siendo la contaminación ambiental una de las causas de su presentación.4
Según datos de la Organización Mundial de Alergia, la prevalencia de las enfermedades alérgicas se incrementa a escala global, tanto en los países desarrollados como en los en vías de desarrollo.5 En Cuba, la organización de la salud es gubernamental, dirigida por el Ministerio de Salud Pública, y contempla la especialidad de alergología, que lleva sus servicios hasta el nivel primario de salud e interviene precozmente incluso con inmunoterapia, único método reconocido por la Organización Mundial de la Salud capaz de cambiar el curso natural de la enfermedad alérgica.2,6,7
Resulta de interés profundizar en el tema, porque ayuda a esclarecer la organización del servicio de alergia en el contexto social matancero y recoge experiencias de cómo llevar la salud a todos. De ahí que el objetivo del presente trabajo sea desarrollar un breve bosquejo histórico de la especialidad de alergología en la provincia de Matanzas.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una investigación cualitativa aplicando los métodos teóricos histórico-lógico y analítico-sintético, y los empíricos entrevista y análisis documental. Asimismo, se realizaron varias entrevistas, en diferentes sesiones, al Dr. Gonzalo Álvarez Rodríguez, quien ofreció gran parte de la información recogida (fotografías y artículos y documentos publicados e inéditos), aunque también aportaron importantes datos el Dr. Rubén Martínez Pichardo y otros alergólogos. Hasta hoy no se había recogido esta historia, ni existía información precisa sobre los comienzos de la alergología en Matanzas. Esa fue la motivación para este estudio, además de rendir tributo a los precursores de esta especialidad.
DESARROLLO
La alergología se comenzó a ejercer en la provincia de Matanzas en el año 1961, creándose el primer servicio de esta especialidad fuera de la ciudad de La Habana. El primer alergólogo de Matanzas fue el Dr. Gonzalo Álvarez Rodríguez. Su formación como especialista la realizó en La Habana, en el hospital Calixto García, donde fue alumno del Dr. Armando H. Gómez Echevarría, prestigioso alergólogo y profesor.8
La mortalidad por asma en Matanzas en esa época era muy alta. Esta entidad, que comienza en la infancia, era tratada por los pediatras al no existir ningún alergólogo en la provincia. En el año 1961 el Dr. Gonzalo comenzó a dar consultas de alergia en el hospital militar y el hospital clínico quirúrgico (hospital provincial de Matanzas). Más adelante, abrió otra consulta en el Policlínico de Especialidades, de Versalles, y luego en el hospital pediátrico.9 Desde 1961 hasta 1981, el trabajo asistencial estuvo a cargo de este único especialista, que atendía el servicio de adultos y niños.10
Ante la creciente demanda asistencial, se elevó a la Dirección Provincial de Salud, en abril de 1964, un proyecto de creación de un servicio de alergia, repitiéndose esta solicitud en julio de 1966.11
En febrero de 1968 se dispuso de ocho horas de trabajo diarias en la especialidad. Una mitad de ese tiempo se dedicaba a la pediatría y la otra a los adultos, distribuidas entre el hospital militar, el hospital pediátrico, el hospital clínico quirúrgico y el Policlínico de Especialidades, donde se veían pacientes de gran parte de la provincia de Matanzas. Siempre se contó con la valiosa y generosa ayuda de la asistente Raquel Valdés Betancourt, esposa del Dr. Gonzalo.
En esta etapa se utilizó un pequeño local situado en el Policlínico de Especialidades para iniciar el trabajo del laboratorio de alergología, que se logró abastecer con algunos equipos elementales. Anteriormente a esto, como no existía laboratorio, los tratamientos por inmunoterapia eran traídos desde La Habana.10
En 1973 se comenzaron a elaborar extractos alergénicos de polvo de habitación (crudo y precipitado). Al año siguiente, se inició la elaboración de extractos micóticos, otros inhalables y extractos para tratamientos (vacunas), que se entregaban gratuitamente a los pacientes.11
Por entonces, se carecía de técnicos de laboratorio, labor a cargo del médico, quien compartía esta tarea con los trabajos asistenciales. La primera técnica de laboratorio fue nombrada en el año 1974 (Técnica Josefina, no se precisó el apellido), y también se pudo disponer de una enfermera para el Servicio (Licenciada Gladys Pérez), las que compartieron con el médico el trabajo del laboratorio.10
Ampliación del servicio
En agosto de 1981 se crea el Servicio de Alergología de Cárdenas, al incorporarse la Dra. Consuelo López Céspedes como nueva especialista que atendía adultos y niños. En este mismo año se incorpora el Dr. Manuel Núñez Esquivel, pero este alergólogo estuvo muy pocos meses en Matanzas y se mudó de provincia. Durante este tiempo laboró en el policlínico de Especialidades.12
En 1982 comienzan el Dr. Rubén Martínez Pichardo y el Dr. José Manuel Castellón Mortera en el municipio de Matanzas, ambos en el Hospital Provincial Docente Clínico Quirúrgico José Ramón López Tabrane.
En abril de 1984 se crea el Servicio de Alergología de Colón, con el nombramiento de un nuevo especialista, el Dr. Arsenio Fernández Rencurrell, con consultas para adultos y niños.
En ese mismo año, la provincia contaba con cinco especialistas: uno en el hospital pediátrico (Dr. Gonzalo Álvarez Rodríguez), dos en el Hospital Provincial Docente Clínico Quirúrgico (Dr. Rubén Martínez Pichardo y Dr. José Manuel Castellón Mortera, que luego se mudó a otra provincia), uno en el hospital de Cárdenas (Dra. Consuelo López Céspedes) y uno en el hospital de Colón (Dr. Arsenio Fernández Rencurrell).10
De forma progresiva se inició la formación de nuevos alergólogos; la residencia de tres años se hacía en La Habana, principalmente en el hospital Calixto García. Así se incorporaron seis profesionales más al grupo de alergólogos matanceros. En el año 2006 se inicia la formación de la primera especialista formada en Matanzas, que culmina en el año 2009 (Dra. María de Lourdes Correa Alonso), hecho que fue posible porque ya se contaba con especialistas con las categorías docente y científica necesarias para asumir el proceso de formación posgraduada en nuestra provincia.13 Este hecho incorpora a la alergología a la historia cincuentenaria de la docencia en Matanzas, etapa de grandes acontecimientos en los que se vieron incluidos los especialistas convertidos en docentes para la formación de posgrado.14,15 A partir de entonces, todos los residentes podían cursar sus estudios en la provincia; solo determinadas rotaciones o adiestramientos se realizaban en el hospital Calixto García. También se recibía el curso de Métodos Avanzados de Alergología Experimental en el Centro Nacional de Biopreparados, que se mantiene hasta la actualidad.
Situación del laboratorio
El aumento de los servicios de alergología en la provincia también trajo un incremento en el trabajo del laboratorio, que en sus inicios estuvo situado en el Policlínico de Especialidades, radicándose en octubre de 1983 en el Centro Provincial de Reactivos, bajo el control administrativo de la Empresa Provincial de Medicamentos, con el asesoramiento y supervisión técnica de los alergólogos. Este trabajo era chequeado mensualmente y discutido en las reuniones del Grupo Provincial.11
La edificación con anterioridad era una farmacia, y por ser antigua no contaba con locales adecuados. Se disponía de dos espacios: uno para realizar trabajos que no requerían esterilidad: recolección, desengrase, filtraciones preliminares de los extractos…, y otro sitio con aire acondicionado donde se realizaban la filtración y esterilización de los extractos y se envasaban las vacunas. En este lugar se cumplían las medidas para lograr la esterilidad de los extractos (ropa de salón, botinetes, gorros, tapabocas y guantes).11
Anexo a este laboratorio, funcionaba otro local en el Servicio de Alergia del hospital pediátrico, donde se elaboraban los extractos bacterianos y se realizaban los controles bacteriológicos, tanto a extractos como a vacunas (mínimo dos controles). El personal del laboratorio estaba integrado por la directora técnica, una técnica en farmacia y un licenciado en Microbiología, y la producción estaba orientada en dos direcciones:
Elaboración de stock de vacunas, con varias fórmulas, en tres o cuatro diluciones.
Elaboración de extractos alergénicos para diagnóstico y tratamiento.
Las vacunas elaboradas eran almacenadas y distribuidas por la Empresa Provincial de Medicamentos, de acuerdo a la demanda, en seis farmacias de la provincia: dos en la ciudad de Matanzas, una en Cárdenas, una en Colón, una en Jagüey Grande y una en Jovellanos. La entrega al paciente era gratuita y se realizaba mediante la pauta de vacunación indicada por el alergólogo.11
En relación con los extractos para diagnóstico y tratamiento, se elaboraban polvo de habitación, relleno de almohadas y colchones, pelos y caspas de animales domésticos, extractos micóticos de 10 géneros de hongos atmosféricos, candidina y tricofitina y extractos de insectos (mosquitos, abejas y avispas), extractos de alimentos y autovacunas de pólipos nasales.
El método de elaboración de extractos seguía los pasos establecidos de recolección, desengrase, extracción, filtración preliminar, esterilización por filtración y control bacteriológico. Se empleaba el método peso/volumen, y se disponía del equipo para valoración de los extractos en unidades de nitrógeno proteico (unidad NOOM), por el método Kjeldahl. Se realizaban dos controles bacteriológicos por el licenciado en Microbiología.
La responsabilidad administrativa de este laboratorio pertenecía a la Empresa Provincial de Medicamentos. Los alergólogos de la provincia lo asesoraban y supervisaban desde el punto de vista técnico, orientando el trabajo a realizar (cantidad y tipo de extractos para diagnóstico, cantidad y fórmula de extractos para tratamiento). Este laboratorio suministraba a todos los servicios de alergia de la provincia las cantidades necesarias de extractos concentrados, solución buffer, vacunas y frascos estériles necesarios para su trabajo.11
Cada servicio de alergia tenía la posibilidad de realizar diluciones a las fórmulas de vacunas establecidas, o de indicar una vacuna personalizada para determinado paciente, solicitándolo al laboratorio. En los servicios de alergia, se realizaban también diluciones de los extractos concentrados, para realizar pruebas de alergia.
Al crearse el Centro Nacional de Biopreparados, en su Sección de Alergología, fue posible disponer de extractos alergénicos de óptima calidad; ya no era necesario confeccionar los extractos en la provincia y estos se recepcionaban, provenientes de La Habana, y se distribuían a todos los servicios de Alergia.11
En el año 1990 se disponía de cuatro alergólogos en la provincia de Matanzas. En 1998 se incorporó la Dra. María Beatriz Rodríguez Sánchez, especialista formada en La Habana. (Tabla 1)
Entre 1998 y 2022 se formaron 17 especialistas, 5 en La Habana y 12 en Matanzas con el claustro de profesores de la provincia. El Dr. Rubén Martínez Pichardo es el profesor con más experiencia de este claustro. Es Especialista de Segundo Grado en Alergología, Profesor Auxiliar y Consultante de la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas. Fue presidente de Tribunal Estatal, y con más de treinta y cinco años de experiencia como alergólogo se jubiló en 2022, aunque por su condición académica y de investigador, el Servicio continúa contando con su asesoría y colaboración.
En el año 2018 se incorporó a trabajar en Matanzas la Dra. Yusely Perdomo Pulido, proveniente de Sancti Spíritus.
Del total de alergólogos, dos emigraron del país (Dra. Tamara Parras y Dra. Mabis Rodríguez), dos cumplen misión internacionalista (Dra. Ariadna Tabares y Dra. Elsi Teresa Montalvo Escobar) y 14 laboran en diferentes puestos de trabajo.
En la docencia de pregrado, el colectivo docente se incorporó a impartir la asignatura Alergología en la carrera de Fisiología Humana e Inmunoalergia (Tecnología de la Salud), que comenzó en Matanzas en 2019. El grupo tenía 14 estudiantes, que se graduaron en octubre de 2021 con diferentes perfiles de egreso, según necesidades de la provincia.
En la docencia de posgrado, en 2022 cursaban la especialidad dos residentes de tercer año (Dra. Daylin Mirabal Izquierdo y Dra. Leysis Araña Muñoz) y una de segundo (Dra. Damaris Sánchez Nieves). (Tabla 2)
El desarrollo profesional de los especialistas se ha ido incrementando en relación con las categorías docentes, estando en este momento en una espiral ascendente dentro de los proyectos de superación de cada uno. Igualmente forma parte de estas proyecciones estratégicas el incremento de la cantidad de másteres y categorías de Investigador, por estar dentro de las aspiraciones del colectivo brindar cada día un servicio de mayor calidad y alcanzar la acreditación de la especialidad.
El 2 de noviembre de 2020 falleció a los 90 años el Dr. Gonzalo Álvarez Rodríguez. Se lamenta su pérdida y se mantiene su legado en la historia de la alergología en Matanzas.
CONCLUSIONES
Con este trabajo se inició un recuento del origen y desarrollo de la alergología en Matanzas. La recogida de apuntes, datos y evidencias enriquecieron esta trayectoria, que no se recogía en ningún documento hasta el momento. Constituye un reconocimiento a los que iniciaron la especialidad y a los que continúan aportando a su historia.