Estimado director:
Expresarse y comunicarse por medio de la voz es una necesidad de los seres humanos. La voz es utilizada por el hombre como medio de comunicación desde hace siglos. Según Cabanas la voz ?(…) es toda emisión de sonido laríngeo (…) es el canal afectivo emocional o de los sentimientos, el cual complementa el canal de las ideas”.1
Desde una perspectiva biológica la voz puede definirse como todo sonido originado por la vibración de los dos repliegues o “cuerdas” vocales existentes en la laringe. Según este enfoque, la emisión de voz es un fenómeno fisiológico cuyo resultado es de naturaleza acústica. Dentro del concepto genérico "alteración de la voz" se pueden incluir todos aquellos estados en los que se detecten modificaciones acústicas de esta, esto es, que se deteriore su calidad y/o disminuya su capacidad de proyectarse hacia el oyente. Comúnmente se emplea el término de ronquera para referirse a estas perturbaciones.3
Desde el punto de vista clínico se utiliza disfunción vocal o disfonía funcional, para hablar del trastorno de la voz ocasionado por el mal uso y abuso vocal. La disfonía es una alteración acústica que puede ir o no acompañada de una lesión laríngea, pero siempre provocará cambios acústicos de la voz (que equivale a lo que perceptualmente se conoce como timbre, tono e intensidad).1
Es bien conocido que las alteraciones vocales son más frecuentes en los profesionales de la voz que en la población general, lo cual genera serias amenazas para el buen desempeño laboral, pero también para la salud física y mental del afectado.4 Ser cantante es la ocupación con mayor riesgo para un trastorno de voz. La disfonía constituye la patología de la voz más frecuente en distintas profesiones. Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), la incidencia de la patología vocal se está incrementando considerablemente.
Como premisa en materia de salud vocal es conveniente prevenir alteraciones antes de realizar grandes esfuerzos por revertir situaciones instauradas, lamentablemente muchos profesionales que utilizan la voz como instrumento de trabajo no tienen conocimiento del tema, lo que trae como consecuencias alteraciones funcionales y/u orgánicas de la voz.1 Por ser una población susceptible a desarrollar problemas de voz, es necesario conocer la percepción que tienen los cantantes sobre estos problemas, y si están al tanto de los cuidados que deberían tener para preservar su instrumento vocal.2
Existe un amplio espectro de sofisticación y necesidades vocales, pero todos comparten la necesidad de una producción vocal adecuada y duradera. Sin embargo, éstos profesionales pueden llegar con el tiempo a sobrecargar el órgano vocal y generar adaptaciones vocales deficientes que conllevan a una disfonía e impedir la producción natural de la voz.4
Para lograr una buena higiene vocal se debe adquirir hábitos, conductas positivas y beneficiosas para la voz. Es necesario explicar, conocer y potenciar cuáles son las mejores conductas y evitar las perjudiciales. Prohibir no parece ser una buena forma de lograr el objetivo deseado, mejor será convencer y dar a conocer de qué manera se pueden cambiar los hábitos. Para esto es necesaria la atención temprana en esta población de riesgo y la aplicación de estrategias encaminadas a minimizar las situaciones de mal uso y abuso vocal en profesionales del canto.