Señor editor:
Aunque todo profesor es por naturaleza orientador, no todos reúnen las características que los lleven al ejercicio de la tutoría.1
Un buen mentor logrará que el estudiante adquiera independencia, elabore sus propios criterios de interpretación, conozca sus posibilidades, limitaciones y sepa cómo aprovechar el tiempo. Tutor es cada profesor siempre que interactúa con sus alumnos y la tutoría es un proceso donde se propician situaciones de aprendizaje y crecimiento personal. Es una forma de organización del proceso docente educativo con un carácter sistemático, donde el estudiante recibe una atención personalizada, en la cual se parte del desarrollo alcanzado y se precisa el camino a seguir, en lo académico, lo personal y lo social.2
En trabajo ya publicado por el autor de esta carta, se refirieron algunas de las competencias docentes que debe poseer un buen tutor, según los criterios de autores como González Sánchez y colaboradores quienes plantean las siguientes: competencia académica, didáctica, organizativa, ideopolítica, comunicativa:, social, investigativa, extensionista y tecnológica.3
Como se puede observar, se trata de competencias que hacen del tutor un profesor integral, bien preparado, motivado, empático; en una palabra, ejemplar.
Al analizar nuestro contexto, no podemos dejar de sentir inquietudes, pues nos preguntamos ¿están nuestros tutores en enfermería, en la Atención Primaria, realmente preparados para esta profunda e importante labor? ¿Poseen todos las competencias que se necesitan? ¿Existe en ellos la motivación que se requiere para enfrentarla?
Hemos podido observar que en nuestro medio aún existe poco conocimiento sobre tutoría por parte del personal enfermero a la hora de impartir la docencia, algunos no tienen categoría docente.Tienen la planificación del contenido de la práctica y poseen tarjetas para reflejar el desarrollo de las habilidades, pero esto no se hace con la calidad necesaria por falta de conocimiento pedagógico. Por otra parte, algunas veces, no se logra la adecuada empatía con el tutorado, ni existe la subjetividad inclinada hacia la actividad.
Estos pudieran ser algunas problemas, otros estarían por develarse sobre la base de investigaciones profundas. Pero lo que sí es un hecho es que necesitamos formar verdaderamente y con eficiencia a los tutores en Enfermería para la Atención Primaria de Salud, tarea que es impostergable si queremos formar de manera eficiente nuestro principal recurso, el capital humano.