Introducción
Ya desde la antigüedad se realizaron algunos acercamientos a lo que conocemos hoy como cirugía plástica. Concretamente en India, hacia el 1500 a. C., se ubican los primeros intentos para mejorar el aspecto, transformar y modificar el cuerpo humano; aunque entonces solo se operaban la nariz y las orejas. Luego de esto, poco se escribió al respecto, con algunas figuras descollantes como Aulos Cornelius Celsus (25 a. C. - 50 d. C.), quien reuniera en sus ocho libros De Re Medica (Sobre la naturaleza de la medicina) todos los conocimientos médicos y quirúrgicos de hindúes, árabes, egipcios, griegos, hebreos y romanos, hasta sus días; Gasparo Tagliacozzi (1546-1599), autor de la obra De Cortorum chirurgia per incitionem (Sobre los cortes quirúrgicos mediante incisión); en el siglo XIX, destacan en Alemania los cirujanos Graefe y Zeis, con publicaciones en 1818 y 1838, respectivamente; el inglés Soth, en 1847. De Europa, la cirugía plástica pasó en el siglo XIX a Norteamérica, y de allí se extendió por el resto de América; y cobra independencia de la cirugía general, a raíz de la primera guerra mundial (1914-1919), el impulso necesario para la mejora en las técnicas quirúrgicas de todo orden, y en la Cirugía reconstructiva, en especial.1
En la actualidad, un 17 % de las cirugías que se realizan en cualquier institución hospitalaria, corresponde a alguna de las ramas de la cirugía plástica: piel, manos, cara, tronco, senos, órganos genitales externos, quemaduras, anomalías congénitas, estética, microcirugía, etc.1 En la práctica, se ha dividido en dos vertientes: cirugía reconstructiva o reparadora y cirugía estética.1,2 La diferencia entre una y otra, marcada por la sociedad y los servicios de salud Pública y Privados, es a veces imperceptible, pues muchos de los procedimientos de la cirugía estética vienen a resolver una patología que afecta alguna función.
En Cuba, desde la década de los 80’ comenzaron a desarrollarse las técnicas quirúrgicas reconstructivas en general, aunque no es hasta finales de los 90’, que se puede hablar de una red asistencial nacional de rehabilitación de cara y prótesis bucomaxilofacial, que garantiza el tratamiento gratuito a todo paciente que requiera de estos servicios de alto nivel científico. Más de 13 mil personas se han beneficiado de este programa, el cual contribuye a incrementar la satisfacción y calidad de vida, y la reincorporación social de personas con deformidades cráneo-máxilo-faciales.3,4
En Cienfuegos, este tipo de procedimiento quirúrgico se realiza en los dos hospitales de la provincia, el Pediátrico Paquito González Cueto y el General Dr. Gustavo Aldereguía Lima (HGAL). Sin embargo, no solo aquí, sino a nivel nacional, son escasos los estudios de series de pacientes tratados mediante cirugía reparadora o reconstructiva; se publican casos aislados, por algún rasgo relevante, pero nada más. Por ello, este estudio tiene el objetivo de caracterizar la cirugía reparadora de la cara en pacientes atendidos en una consulta de cirugía reparadora.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, de serie de casos, en el HGAL, de Cienfuegos. Se trabajó con pacientes que recibieron cirugía para reconstruir o reparar diferentes estructuras faciales, en el periodo comprendido de enero de 2015 a diciembre de 2019 (N=21), atendidos en la consulta de cirugía reparadora. De un promedio anual de 145 pacientes a los que se ha realizado cirugía en el Servicio de Cirugía Maxilofacial en el periodo, se hizo una selección de aquellos que se consideraron casos más representativos de las diferentes patologías quirúrgicas de la especialidad, y que aceptaron participar en el estudio.
Se analizó para esta serie: edad (grupos etarios: 18-35 años, 36-59 años, 60 y más años); sexo (masculino, femenino); color de la piel (blanco, no blanco); diagnóstico (referido al defecto o estructura facial afectada) (lesión de bordes perlados (dorso nasal), pérdida parcial del pabellón auricular, perfil convexo, hemiatrofia facial progresiva, lesión ulcerada en labio inferior); causa: carcinoma basocelular, traumatismo (mordida humana, herida por arma blanca), defecto congénito o adquirido (traumatismo en mentón), Síndrome de Parry Romberg, carcinoma epidermoide; técnica quirúrgica (colgajo bilobulado, colgajo glabelar, tubo de Filatov y retroauricular de Dieffenbach (combinadas), implante de silicona y rinoplastia, mioplastia temporal, técnica de Castañón); y anestesia (local, general).
La información fue tomada de las historias clínicas de los pacientes, y llevada a un formulario de datos. Estos fueron computados y dispuestos en tablas.
Los pacientes cuyas imágenes fueron incluidas para ilustrar los resultados, recibieron información sobre la realización del estudio, sus fines investigativos, y alcance; y se les solicitó consentimiento para el uso de estas. Asimismo, el Consejo Científico y el Comité de Ética de la Investigación del hospital, aprobaron el estudio.
Resultados
De los 21 pacientes presentados, 8 fueron mujeres y 13 hombres; y solo uno (mujer) de piel no blanca. El pabellón auricular resultó la estructura afectada con más frecuencia, a causa de traumatismo causado por mordida humana, principalmente, seguido del causado por arma banca; y en consecuencia, las técnicas más usadas fueron el tubo de Filatov y la retroauricular de Dieffenbach, combinadas. Se empleó anestesia local en casi la totalidad de casos. (Tabla 1).
El grupo de edades que más pacientes acumuló fue el de 18-35 años (13 pacientes), más del 50 % del total. Los pacientes de 60 y más años, estuvieron afectados por lesiones derivadas de carcinomas. (Tabla 2).
Discusión
La experiencia compartida con el Dr. Leandro Castañón Roche, allá por la década del 70, fue sumamente trascendental. En medio de la tarea de formación de nuevos especialistas para la región central, él fue protagonista del desarrollo de una técnica quirúrgica que revolucionó la cirugía de cáncer de labio, llamada hoy técnica quirúrgica de Castañón.5
Esta técnica fue aplicada a tres de los pacientes presentados, afectados por deformidad del labio, a causa de carcinomas epidermoides. En estos casos, lo primero es proceder con la exéresis del tumor en forma rectangular; luego, sutura de mucosa a piel; se sutura en forma de U el músculo; se da el punto de referencia para unir un borde mucocutáneo con el otro; y se sutura la mucosa lingual y el bermellón del labio. (Fig. 1). No obstante, existen otras técnicas para el mismo fin, que también tienen buenos resultados.6,7,8,9
La nariz contituye el centro estético de la cara. Cualquier deformidad en ella afecta seriamente la armonia facial. A través de los años se ha podido ganar en destreza y conocimiento sobre la reparación de estra estructura, responsable en gran medida del equilibrio facial.10,11
Algunos de los pacientes tratados tuvieron afectación de la estructura nasal, por diferentes causas (lesiones asociadas a CBS y perfil convexo). En los portadores de perfil convexo se aplicó implante de silicona y rinoplastia, aunque aquí también se incluyeron aquellos con defecto en el mentón, como lo fue un paciente con retrognatia mandibular. Se trata de una intervención sencilla; a lo sumo, una hora de duración, ambulatoria, que, sin embargo, establece una armonía, un equilibrio que mejora notablemente la pariencia del rostro. Es una cirugía segura y poco invasiva.12,13 Los CBS fueron resueltos con las técnicas de colgajo bilobulado y colgajo glabelar, respectivamente. La técnica quirúrgica consistió en la exéresis del tumor y su reconstrucción mediante colgajo de la región frontal, trasladándolo mediante una rotación para llegar al lecho dejado por la lesión extirpada. (Fig. 2 y Fig. 3). La intensidad de las radiaciones solares, producto del cambio climático, hace que la incidencia del CBS se haya incrementado en Cuba. Para su abordaje, otros autores han empleado las mismas técnicas que en este estudio.14,15,16
Las otoplastias, realizadas por varias técnicas de reconstrucción (tubo de Filatov y retroaricular de Dieffenbach), fueron mayoría en la serie analizada. Permiten rehabilitar las deformaciones por traumatismo, ya sean por accidentes o agresiones.14,17 El pabellón auricular es una estructura muy compleja, por eso, su reparación es unas de las cirugías más difíciles, ya que, para su recuperación se necesita utilizar, en ocasiones, cartílago, piel que tenga la textura necesaria.18
La mioplastia temporal fue aplicada en paciente con Síndrome de Parry Romberg, también conocido como hemiatrofia facial progresiva (Figura 4). Este es un síndrome neuro cutáneo, de etiología desconocida, que consiste en una atrofia de los tejidos blandos de una hemicara, a veces también del hueso, estudios recientes plantean una posible etiología genética.19,20 Se realiza incisión en región temporal y se aborda todo el músculo, introduciéndolo a través de un túnel, seccionando previamente la inserción del músculo en la apófisis coronoide, y llevándolo hasta el defecto de la hemicara. Este es un abordaje complejo, que requiere mayor tiempo quirúrgico y anestesia general.
El grupo de edades que más pacientes concentró fue el de 18-35 años, edades potencialmente activas, en las que el individuo confiere mayor relevancia a su apariencia física. Así mismo, las personas de piel blanca llegaron casi a la totalidad de casos; es de considerar la mayor vulnerabilidad de estas ante padecimientos como el CBS y el CE. La serie presentada evidencia que la cirugía reparadora permite solucionar disímiles situaciones de salud y estéticas, a veces ambas en un mismo paciente, con técnicas de mínimo riesgo, un corto tiempo quirúrgico y resultados favorables.