INTRODUCCIÓN
Los coronavirus son virus ARN implicados en una gran variedad de enfermedades que afectan a los seres humanos y animales. El 31 de diciembre de 2019, la Oficina de País de la OMS en China fue informada de casos de neumonía de etiología desconocida, detectada en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, desde el 31 de diciembre de 2019 al 3 de enero de 2020, con un total de 44 casos. Durante este período informado, el agente causal no fue identificado. En el mes de enero de 2020, Tailandia reporta su primer caso, seguido de Japón y República de Corea, luego se propagó a otros países y varias provincias de China.1
Datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud plantean que al cierre del 19 de abril, el coronavirus se había comportado de forma letal en el mundo entero, exhibiendo las cifras siguientes: casos confirmados por laboratorio 2 314 6212, muertes asociadas a la enfermedad 159 511 fallecidos (+ 6421) para una letalidad de 6,99 % (+0,03). Estados Unidos, era el país con mayor número de infectados, seguido de España e Italia respectivamente. En Asia preocupa especialmente Irán, y en África, los países van contabilizando poco a poco un leve pero imparable aumento de casos. Sudáfrica, Egipto, Marruecos y Argelia alcanzan los 12.000 diagnosticados.2
El 11 de marzo de 2020, se confirman los primeros tres casos de coronavirus en Cuba, los afectados resultaron ser tres turistas italianos, los cuales fueron ingresados de inmediato en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí.3
La vía de transmisión entre humanos se considera similar al descrito para otros coronavirus, ocurre a través de las secreciones de personas infectadas, principalmente por contacto directo con gotas respiratorias de más de 5 micras (capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros) y las manos o los fómites contaminados con estas secreciones seguido del contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos. (4
Las medidas de prevención recomendadas incluyen lavarse las manos, cubrirse la boca al toser, el distanciamiento físico entre las personas y el uso de mascarillas, además del autoaislamiento y el seguimiento para las personas sospechosas de estar infectadas.5,6Las personas de la tercera edad y las que tienen padecimientos como la diabetes, cardiopatías, enfermedades respiratorias, hipertensión arterial o inmunodeficiencias tienen un riesgo mucho mayor de contraer la enfermedad y de llegar a tener complicaciones graves, y se les aconseja quedarse en casa tanto como sea posible. Para evitar la expansión del virus, los gobiernos han impuesto restricciones de viajes, cuarentenas, confinamientos, cancelación de eventos y el cierre de establecimientos.
En el mundo, la pandemia de coronavirus ha dejado más de 437.000 casos y 7.700 muertos, después de superar la barrera de los 116 millones de contagios globales. Estados Unidos sigue figurando como el país más golpeado en cifras totales, con 28,9 millones de casos y 524.362 muertos. (7
Al cierre del 22 de junio 2021, en Cuba se encontraban ingresados 34 mil 694 pacientes, sospechosos 7 mil 421 en vigilancia 18 mil 144 y confirmados activos 9 mil 129. El país acumulaba 4 millones 882 mil 665 muestras realizadas y 172 mil 909 positivas.8 En la provincia de Cienfuegos se reportan más de 800 casos confirmados hasta la fecha; del mismo modo el municipio de Cumanayagua no escapa de esta problemática.
Por tales razones se desarrolló esta investigación con el objetivo de describir los resultados de una intervención educativa sobre COVID-19, en adultos mayores del consultorio No. 4 del Policlínico Docente Aracelio Rodríguez Castellón, de Cumanayagua. Cienfuegos.
MÉTODOS
Se realizó una investigación de intervención donde el universo estuvo constituido por 230 adultos mayores, del que se tomó una muestra de 178 ancianos dispensarizados pertenecientes al consultorio No. 4 del Consejo Popular Brisas. Policlínico Docente Aracelio Rodríguez Castellón, desde abril a junio de 2020. Se tuvo en cuenta la voluntariedad del paciente, aquellos que presentaron un adecuado coeficiente intelectual y posibilidades de emitir valoraciones autónomas y lógicas.
Se realizó un diagnóstico para identificar el nivel de conocimiento sobre la COVID 19. Para la obtención de la información se realizó un cuestionario que contemplaba preguntas relacionadas con aspectos sobre conocimientos acerca de la enfermedad, tales como: síntomas, medidas de prevención, vías de transmisión. También se les preguntó sobre el cumplimiento de las medidas de prevención.
Sobre la base del resultado del diagnóstico se prepararon cuatro temas educativos para impartirlos a los adultos mayores.
Se midieron las siguientes variables: edad, sexo, principales enfermedades que padece, conocimiento sobre sintomatología, vía de transmisión y medidas de prevención. También se les interrogó sobre el cumplimiento de las medidas preventivas.
El diagnóstico arrojó el nivel de conocimientos que se clasificó en:
Alto: si respondieron adecuadamente entre 5 y 6.
Medio: si respondieron adecuadamente entre 3 y 4.
Bajo: si respondieron adecuadamente 2 o menos.
Después se aplicó la intervención educativa a los adultos mayores. Se desarrollaron actividades cara a cara teniendo en cuenta el distanciamiento y uso de los medios de protección.
Los temas impartidos fueron:
Del 1ro al 3er día:
Aspectos teóricos sobre COVID 19: sintomatología, vía de trasmisión, factores de riesgo asociados.
Del 4to al 7mo día:
Uso correcto del nasobuco abarcando los siguientes acápites: cómo se coloca y se retira el mismo, cada qué tiempo se cambia el nasobuco. Forma adecuada de usarlo, cómo lavarlos y plancharlos.
Del 8vo al 10mo día se le fortalecieron los siguientes temas:
Lavados de las manos.
Desinfección de superficies y objetos.
Del 11mo al 15mo día: Se explicó la importancia de:
Cumplir con el aislamiento social antes de la presencia de algún síntoma.
Acudir de inmediato al médico de familia si existe algún síntoma.
Mantenerse informado
Cumplir con el distanciamiento social de un metro.
Además de quedarse en casa siempre que sea posible.
Todas estas orientaciones se realizaron mediante el intercambio cara a cara y cumpliendo el distanciamiento, siempre con un lenguaje claro y asequible. Después de quince días se aplicó nuevamente la encuesta donde se incluyó una pregunta para explorar el nivel de satisfacción con las acciones educativas recibidas, luego se procedió a compararla información obtenida antes y después, se tabuló por métodos estadísticos descriptivos mediante el análisis porcentual.
Los resultados se presentan en tablas, mediante números absolutos y porcentaje.
La investigación contó con la aprobación del Consejo Científico de la institución.
RESULTADOS
Predominó el sexo femenino con 91 ancianas (51,5 %) y el grupo de edad entre 60 y 69 años (76,4 %). (Tabla 1).
Del total de 178 adultos mayores, 72 (40,4 %) presentan hipertensión arterial, 46 padecen de cardiopatía isquémica (25,8 %) y 10 son diabéticos. (Tabla 2).
Se comprobó un bajo nivel de conocimientos sobre la COVID-19, siendo más relevante la vía de transmisión pues de 178 ancianos, 114 desconocían las diferentes vías de transmisión (64, 04 %), seguido de los que desconocían los síntomas con 89, 8 %. Todas estas cifras se modificaron a favor del conocimiento después de la intervención. (Tabla 3).
El 19, 1 % de los ancianos manifestó que no usaba nasobuco y 53, 9 % no se lavaba las manos con frecuencia, antes de la intervención, cifras que se modificaron favorablemente después de la intervención hasta un 100 y 96 % respectivamente. En sentido general, quedarse en casa (98, 8 %), usar nasobuco (80,8 %) y el lavado frecuente de las manos (46,06 %) fueron las medidas preventivas que más manifestaron cumplir los ancianos. Después de la intervención aumentó el número de ancianos que cumplían estas y las demás medidas. (Tabla 4).
Antes de la intervención el 69, 1 % poseía un bajo nivel de conocimientos sobre COVID-19, después de la intervención solo 2,2 % se situó en este nivel. Al finalizar la intervención 87, 6 % poseía nivel medio y 10, 1 % un nivel alto. (Tabla 5).
El 97, 7 % de los ancianos se mostró satisfecho con las acciones educativas, solo cuatro no se sintieron satisfechos (2,2 %).
DISCUSIÓN
La COVID-19 es una enfermedad que azota a la humanidad, los medios de comunicación brindan información detallada en cuanto a la sintomatología, vía de trasmisión, medidas preventivas y el comportando del mundo ante esta pandemia. Las organizaciones internacionales, como la OMS, han publicado medidas preventivas para reducir la transmisión del virus.
En Cuba también se ha cumplido con estas medidas y se han implementados otras para lograr disminuir el número de casos infectados y esta información es diaria.
Observamos que a pesar de existir todos estos medios de comunicación y constar con un apoyo gubernamental, hay localidades con bajos conocimientos sobre la enfermedad como se apreció en esta investigación, lo cual puede deberse, según criterio de los autores, al exceso de confianza, ingenuidad que tiene la población, al pensar que la enfermedad no puede alcanzar nunca sus hogares. Este desconocimiento al principio de la COVID- 19 trajo como consecuencia el mal uso de las medidas preventivas como el lavado de la manos y el uso de nasobuco, se observó que los pacientes conocen algunas de las medidas preventivas, como lavarse las manos pero se les explicó la manera adecuada de realizarlo, enfatizando en que debe ser a menudo, con agua y jabón durante al menos 20 segundos, especialmente después de ir al baño, antes de comer y después de sonarse la nariz, toser o estornudar, tal y como se plantea en el estudio de Candelaria Brito en Pinar de Rio.6)
En cuanto al uso de nasobuco, la mayoría de los pacientes lo llevan encima, muchos lo traen como una prenda más, se lo colocan adecuadamente en determinados momentos, cuando están expuestos al personal policial, otros se pasan 24 horas con la misma mascarilla. En cuanto al distanciamiento social existe incumplimiento de esta medida en ciertos grupos de la población.
Estos resultados evidencian que existía un bajo conocimiento de los riesgos, aspecto que es importante modificar pues el uso de mascarilla, el distanciamiento y quedarse en casa son eslabones fundamentales a cumplir para frenar esta pandemia. Se puede decir que los resultados de la intervención también se pudieron reforzar con la actuación de los estudiantes y profesores del grupo básico de trabajo, demostrando que estas estrategias tomadas por el gobierno cubano han incidido directamente en los resultados obtenidos por Cuba frente a la pandemia.
Es preciso hacer énfasis, durante estas intervenciones, en educar a la población en la necesidad del distanciamiento social. Esto también quedó demostrado por Chu, en un estudio realizado en Canadá donde comprobó que el distanciamiento es una de la medidas preventivas más eficaz en el control de la enfermedad.9)
Existe consenso científico y de políticas públicas en que los programas de prevención son efectivos y debieran implementarse a la brevedad. Las teorías que explican este efecto positivo son varias: ayudan a identificar y tratar la enfermedad; evalúan el factor de riesgo; mejoran el entendimiento del problema por parte de los implicados; enseñan las estrategias y acciones de resolución de problemas; mejoran las habilidades para tolerar el estrés; evalúan las barreras culturales.10) Y está demostrado que conocer, en estos casos, es una forma de prevención.
Santana,11 señala que la intervención no se expresa exclusivamente desde la lógica del profesional que interviene, sino que es un proceso interactivo, de intercambio que implica al grupo donde se incide, los resultados de este estudio lo evidencian.
Lo analizado hasta aquí da cuentas de lo ventajoso que es intervenir en grupos de riesgo aprovechando los contextos comunitarios y la participación de la población.
Se puede concluir que después de la aplicación de las acciones educativas existió un aumento en el conocimiento sobre la enfermedad, empoderando a los adultos mayores de conocimientos y prácticas necesarias. Todo esto cumpliendo adecuadamente las medidas preventivas, y la satisfacción de los participantes con el trabajo fue favorable.