INTRODUCCIÓN
Según expone la Organización Mundial de la Salud, en las últimas décadas la salud del recién nacido ha cobrado interés en las agendas gubernamentales al trazar políticas públicas. Esto se ha debido en gran medida al creciente cúmulo de evidencia de la importancia en este periodo para el posterior desarrollo del individuo y sus aportes a la sociedad. Entre los principales desafíos actuales se encuentra la mortalidad neonatal por causas prevenibles, la desigualdad y las condiciones de salud.1
En esta línea se ha trazado el plan Todos los Recién Nacidos (ENAP) con el objetivo de mejorar la salud de los recién nacidos y prevenir complicaciones y/o muertes prevenibles. Exhorta a trazar estrategias que garanticen una mejor calidad y acceso a los servicios de salud en el marco de un proceso asistencial continuo.2
Se reconoce como recién nacido al bebé desde el nacimiento hasta el primer mes de vida. En esta etapa los neonatos son propenos a desarrollar diferentes complicaciones que pueden resultar en una muerte neonatal. Se refiere como muerte neonatal a la que ocurre antes de los 28 días de vida.3,4
Según estadísticas, cerca del 40 % de las muertes en menores de cinco años ocurren durante los primeros 28 días de vida. En el caso de América Latina y el Caribe, esta mortalidad se eleva al 60 %, siendo en muchos casos prevenible gracias a precauciones o medidas simples y de bajo costo.5
El conocer puede interpretarse como el proceso de concientización sobre una situación o fenómeno real; se crean un conjunto de representaciones de las cuales no existe dudas de su veracidad. El conocimiento es el acto consciente para aprender las cualidades o características de un fenómeno, hace referencia al que conoce y también se refiere al “qué se conoce”.6
A pesar de que se reconoce a la maternidad como una de las experiencias más significativas de la vida de la mujer, en algunos casos las madres no cuentan con los conocimientos necesarios para afrontar un correcto cuidado. Entre los aspectos preocupantes que requieren conocimientos básicos se encuentran la alimentación del recién nacido, la higiene, cuidados del cordón, detectar signos de alarma y otros.
Los cuidados del recién nacido se constituyen en la población entre una mezcla de conocimientos basados en costumbres y tradiciones que, en ocasiones, entran en dicotomía con las recomendaciones médicas.7 Esto conlleva a necesidades de conocimientos científicamente validados por parte de las madres y, por ende, genera la necesidad de una adecuada preparación brindada por el personal de salud.
Para ello, se debe medir o saber qué conocimiento poseen las mujeres en torno a los cuidados al recién nacido, para trazar las acciones de promoción y prevención adecuadas. Por ello, la presente investigación se desarrolló con el objetivo de describir los conocimientos sobre manejo materno de recién nacidos atendidos en el Centro de Salud Tulcán No. 1.
MÉTODOS
Se realizó un estudio de tipo observacional, descriptivo, transversal, en madres de recién nacidos que asisten al Centro de Salud Tulcán N°1 en el periodo de septiembre de 2021 a febrero de 2022.
Se trabajó con las 30 madres con hijos recién nacidos que acudieron al Centro de Salud N°1. Se excluyeron del estudio a aquellas madres que decidieron no participar en el estudio y aquellas que presentaron discapacidades intelectuales.
Las variables estudiadas fueron: identificación de signos de alarmas, elementos referidos a la alimentación, cuidados y características del cordón umbilical, higiene en el manejo del recién nacido y momento de asistencia al primer control neonatal.
Para la obtención de la información se empleó un cuestionario. Esto facilitó la recopilación de información y estandarización de datos. Con la información obtenida se confeccionó una base de datos, la cual fue analizada mediante el cálculo de frecuencias absolutas y relativas.
Se recibió la aprobación del comité de ética y consejo científico de UNIANDES para el desarrollo del presente estudio. Se solicitó el consentimiento informado a cada una de las mujeres estudiadas. Los datos únicamente se emplearon con fines científicos, se respetaron los principios de la bioética en el desarrollo de la investigación.
RESULTADOS
El 90 % de las madres refirió que identificó la presencia de signos de alarma en su hijo; de ellas, el 33,33 % detectó que el recién nacidos no pudo alimentarse y/o respirar. (Gráfico 1).
El 50 % de las madres alimentaban a los recién nacidos con lactancia materna exclusiva, seguido de aquellos que suministraban aguas aromáticas (33,33 %). Posterior a la alimentación, el 26,67 % refirió que el estómago de sus bebes se pone duro; el 26,67 % refirieron que después de la alimentación suplementaria el neonato experimentó vómitos.(tabla 1)
El 46,67 % de las madres realizaron la cura del cordón umbilical con alcohol, seguido de aquellos que usan ombliguero (20 %). Con respecto a las características del cordón umbilical, el 26,67 % presentó una coloración roja del mismo, y el 23,33 % presentó fetidez. (Tabla 2).
El 33,33 % de las madres refirió lavarse las manos después de cambiar el pañal y el 30 % antes de amamantar. El 36,67 % expuso realizar la higiene de los genitales del neonato con cada cambio de pañal, y el 3,33 % refirió que no la realiza. (Tabla 3).
El 16,67 % de las madres refirieron asistir a la primera consulta de control neonatal entre el tercer y quinto día posteriores al nacimiento. El momento de asistencia predominante fue al mes del nacimiento (36,67 %). (Gráfico 2).
DISCUSIÓN
Durante los primeros días posteriores al nacimiento pueden presentarse signos de alarma, como la ictericia, fiebre, vómitos, decaimiento o letargia.8 Por ello, se debe orientar a la madre sobre los mismos, para que logre un reconocimiento oportuno y pueda solicitar la asistencia médica necesaria y evitar complicaciones o la muerte.
Un estudio realizado por Chávez Ramos et al.9 encontró que, en madres adolescentes, el 86,7 % presentaba un nivel de conocimientos alto sobre la identificación de signos de alarma en el recién nacido en el Hospital de Pampas- Huancavelica. Por su parte, Martínez Velapatiño et al.10 encontraron que, en su estudio, el 65 % presentó un nivel alto de conocimiento sobre signos de alarma, y solo el 15 % un nivel de conocimiento bajo.
La lactancia materna exclusiva (LME) es indispensable para lograr un correcto desarrollo y un buen estado de salud debido a la composición nutricional de la misma, que aporta todos los nutrientes necesarios para el bebe. La LME se asocia a la menor incidencia de la enfermedad diarreica aguda, sobrepeso y obesidad, infecciones respiratorias y un mejor crecimiento y neurodesarrollo.11 Esta aporta un grupo de moléculas bioactivas con efecto en los procesos inmunológicos, de reparación tisular y maduración del sistema inmunológico.12
El 50 % de las madres han dado algún alimento complementario al neonato aparte de la leche materna representando un serio problema de salud, pues incrementa la posibilidad de presentar complicaciones cómo intoxicación, infecciones, alteración en el desarrollo, entre otras. Además, continúan aplicando costumbres que son peligrosas para el desarrollo del neonato, esta afirmación es relevante para la capacitación de la población en estudio.
Se han identificado varios factores que influyen en el abandono de la lactancia materna exclusiva. Entre ellas se han mencionado la poca producción de leche, lesiones en los senos, la falta de orientación e información y los impedimentos laborales.11
Los bebés presentan signos y síntomas gastrointestinales después de ser amamantados, relacionados generalmente a técnicas inadecuadas de amamantamiento, acumulación de gases, o incluso infecciones abdominales. Estos síntomas pueden tomarse como punto de partida o como elementos de interés en estrategias de intervención para lograr una adecuada atención a los recién nacidos.
Más de la mitad de las madres encuestadas realizó el cuidado del cordón umbilical de una manera inadecuada en base a sus costumbres, poniendo en riego el proceso natural de curación y cicatrización del cordón umbilical. Estas creencias pueden ser causantes de complicaciones como la onfalitis, infección generalizada, sepsis y muerte, razón por la cual es importante fortalecer la promoción de la salud y cuidado despejando dudas y brindando información veraz y científicamente comprobada.
Con respecto a esta temática, Fernández et al.13 refieren que los cuidados del cordón umbilical dependen de las características de la situación sanitaria, lugar del parto e incidencia de la onfalitis. Expone que el aseo en seco debe realizarse en países con condiciones sanitarias buenas, baja tasa de mortalidad infantil y de onfalitis, sobre todo en partos hospitalarios. Por su parte, en países con alta mortalidad infantil y riesgo de infecciones y en nacimientos extrahospitalarios se recomienda la limpieza con clorhexidina al 4 %.
Se identificaron características en el cordón umbilical como secreciones y mal olor, siendo esto un factor de riesgo ya que las madres no reconocen los signos de infección los cuales pueden generar complicaciones que conllevan a sepsis neonatal, trombosis portal, peritonitis, gangrena intestinal, fascitis necrotizante y la muerte, convirtiendo estos resultados en un indicador importante para intervenir como profesional de salud.
Las madres estudiadas no realizaron un cuidado adecuado de la higiene de manos al estar en contacto con el neonato, lo cual puede resultar en la transmisión de gérmenes al estar en contacto con ojos, nariz, boca y genitales. Esta problemática se puede solucionar mediante actividades y planes de intervención para una mejor autonomía y preparación del cuidado de la salud a fin de potenciar la responsabilidad de la higiene y cuidado al neonato.
La piel de los recién nacidos es muy delicada, especialmente los genitales, al estar en contacto con irritantes como heces y orina. La falta de higiene puede generar que la zona se enrojezca y descame, produciendo dermatitis o infecciones genitales. La presencia de madres que no realizan cuidados higiénicos a los genitales o que los realizan en periodos prolongados muestra una necesidad de conocimientos a ser cubierta, en la cual el personal de enfermería juega un rol indispensable.
Con respecto al baño, Reyes Mera et al.5 exponen que, el primer baño debe ser establecido por el pediatra o neonatólogo tratante, señalando que el baño total no suele ser necesario en los primeros días, pero el aseo diario, con agua tibia y jabón si debe realizarse. Señala que este mismo cuidado es aplicable al cordón umbilical. Además, recomienda que la higiene de los genitales puede realizarse con una esponja fina y agua sola o con un jabón neutro cuando se cambie el pañal. No se recomienda el uso de productos químicos, los cuales pueden ser tóxicos.
La asistencia oportuna a la primera consulta o control prenatal es de gran valor clínico, pues permite identificar a tiempo enfermedades o alteraciones en el desarrollo del neonato. En este momento se le orienta a las madres todas las medidas para el cuidado y manejo adecuados de su hijo. Una de las medidas que se explica es la posición al dormir en los recién nacidos, que tiene repercusión en su estado de salud. El estudio de Chato Rochina et al. 14 identificó que un 52,8 % de las madres acostaba a sus recién nacidos de costado (decúbito lateral), el 25 % boca arriba (decúbito supino), el 13,9 % boca abajo (decúbito prono) y el 8,3 % en cualquier posición.
Peraza 15 emite un grupo de recomendaciones para evitar las complicaciones relacionadas al descanso en decúbito supino, que constituyen en una serie de ejercicios que incluyen la alternación de la posición de la cabeza para evitar reclinarse en un solo lado. De igual forma recomienda que la posición prona solo debe permitirse con el bebé despierto y bajo supervisión.
El desarrollo de estrategias educativas sobre promoción de salud, ya sea sobre lactancia materna o cuidados maternos constituye una necesidad para lograr un correcto manejo y alimentación del neonato, donde el personal de enfermería juega un rol esencial.
Los autores concluyen que es necesario desarrollar estrategias de intervención educativas para zanjar las brechas existentes en el conocimiento en cuanto al manejo materno al neonato.