En días recientes se realizó en la ciudad de Camagüey el lanzamiento del libro “Lecciones de vuelo: la lectura en nuestro presente” de Luis E. Álvarez Álvarez, premio nacional de literatura.
Dicha presentación estuvo a cargo de los profesores Aracely Aguiar Blanco y Manuel N. Montejo Lorenzo. La primera es una profesora jubilada del Departamento de Español Literatura de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “José Martí” y se desempeñó como directora del Instituto Cubano del Libro en Camagüey. El segundo es profesor de la Universidad de Camagüey y editor de esta revista.
A continuación, transcribimos las palabras de uno y otro en este acontecimiento.
Palabras de Aracely Aguiar Blanco
La lectura continúa siendo un asunto de interés que genera opiniones controvertidas, motivadas muchas de ellas por los cambios de paradigmas tradicionales ante la aparición de nuevos soportes a la cultura escrita. La fuerza de la pantalla, la WEB y el libro electrónico han hecho pensar a algunos estudiosos del tema hasta en la “muerte del lector” o en “su transfiguración” (Roger Chatier). Se trata de una especie de “cuestión homérica” en la que por suerte sigue inclinándose la balanza hacia la lectura y el lector y, para bien espiritual y social, escritores que ante todo son excelentes lectores, demuestran que la lectura es eje fundamental de la dimensión comunicacional de la cultura.
El texto que hoy ponemos a consideración de los lectores demuestra esta afirmación. Pocas veces tenemos la oportunidad de tener en nuestras manos un libro hermoso como este: por los propósitos que lo engendraron, por su exquisita factura, por la armonía y equilibrio entre la composición del texto escrito y las ilustraciones empleadas. Me atrevo a asegurar que se trata de una verdadera complicidad artística e intelectual.
Hace algunos años en un número de la revista Antenas, fueron publicadas las palabras de Luis Álvarez al Catálogo de la exposición personal Dibujo de libro. Libro de dibujo de Joel Besmar, bajo el título El libro como infinito, el arte como lectura. En ellas Luis enunciaba: “Besmar apela al libro como esencial objeto de la cultura -de hecho, proyección fascinante de lo humano-, pero como símbolo de la convulsión y angustia de la sociedad actual”. Ahora, en la presentación a esta compilación, muestra su deuda de gratitud a este relevante pintor, en cuya obra el libro es un motivo recurrente y especialmente porque “Besmar no solo accedió con generosidad a que uno de sus cuadros más impresionantes Lecciones de vuelo, figurara como imagen de cubierta del libro, sino que además me permitió utilizar también el nombre de su tela como título a esta compilación…”.
Luis Álvarez es uno de los investigadores cubanos que, desde hace varios años, ha profundizado en este tema desde una perspectiva cultural muy amplia. Mencionemos solo su ensayo Saturno en el espejo como texto de ineludible consulta para profesores, bibliotecarios, promotores, mediadores de la lectura en sentido general. En él su autor enfatiza en aspectos cardinales de la lectura: el dinamismo del lector, la lectura como interlocución indirecta, la educación de los lectores, la lectura como interpretación, algunos modos de lectura, la lectura como selección gustosa, la lectura como interacción, etc. Ahora nos presenta esta compilación de diecisiete trabajos de autores cubanos y de otras nacionalidades en los cuales la lectura es enfocada desde diversas aristas y opiniones, pero con el denominador común de evaluar esta práctica cultural desde la contemporaneidad y en su justo valor. Por esta razón hay otras problemáticas que por la incidencia que tienen no pueden quedar fuera. Por ejemplo: Ana Franco (España) muestra su preocupación en cuanto a los grandes grupos editoriales transnacionales, a la manipulación de las demandas lectoras y a que los editores tradicionales sean sustituidos por expertos en Marketing en el trabajo El libro, ¿hecho cultural o mercancía? ; Silvia Castrillón (Colombia) habla sobre la forma en que son o no legitimados los escritores españoles por la industria editorial en Ideas sobre las bibliotecas y la construcción de la identidad , mientras la brasileña Marina Colasanti insiste también en la manipulación del mercado editorial por grandes grupos en El libro, entre Barbie y la Larga noche.
La lectura como práctica social e individual, actividad y resultado, como transferencia, interacción, transacción, y construcción social asoma en el trabajo del mexicano Gustavo Gómez Díaz: En la búsqueda de una definición de lectura.
Dentro de los autores cubanos que recoge esta compilación quiero mencionar dos nombres para mí de obligada referencia: Leticia Rodríguez y Emilia Gallego, pues he tenido la oportunidad de revisar varias de sus publicaciones sobre el tema. En Leer o no leer. ¿Ese es el problema? Leticia nos sitúa ante una interrogante a partir de la cual introduce otras relacionadas con la lectura provechosa, la importancia de los factores lingüísticos, cognitivos y socioculturales en el proceso de la lectura y la defensa del idioma.
El trabajo de Emilia Gallego es bien interesante En el orden de los libros, los libros sin órdenes. En un primer momento asistimos a un acto poético del que la Dickinson es protagonista y al mismo tiempo recurso para adentrarnos en el mundo actual del mercado del libro. Se pregunta Emilia: ¿Será que las megaeditoriales, que ya son hoy parte esencial de las élites dominantes, saben más de nosotros que nosotros mismos y se disfrazan y se presentan como honestos y benévolos agentes de transformación porque también saben más que nosotros del libro y de los complejos mecanismos que le son propios, incluido el esencial de la recepción?.
Si este libro fuera una novela y no una compilación de ensayos, emplearíamos sin cuestionamiento alguno los llamados puntos neurálgicos narrativos. De todas formas y aun corriendo el riesgo de ser cuestionada, como los teóricos literarios insisten una y otra vez en que no hay delimitaciones absolutas entre las formas y los géneros literarios, me atrevo a sostener que los trabajos de Luis Álvarez vienen a ser justamente los puntos neurálgicos de esta compilación. El primero, La lectura como estructura cultural, entre otros asuntos, explica y demuestra que la lectura es un proceso cultural, hecho que no es atendido muchas veces ni siquiera por quienes se dicen defensores del hábito de la lectura. Fundamenta con argumentos sólidos la no existencia de una “crisis de la lectura” en la actualidad, propone a consideración la idea de “el analfabetismo cultural” e insiste en que “el libro no consiste estrictamente en su soporte material, sino sobre todo en su contenido”
El segundo trabajo de Luis, cierre de la compilación, Joel Besmar: El libro y el lienzo aborda la trayectoria creadora del pintor, expone las tendencias temáticas en su pintura y dibujo hasta llegar al perfil personal del artista.
En la presentación a la compilación Luis Álvarez informa al lector del contenido general del libro, agradece a la institución facilitadora de los trabajos que aquí se publican (IBBY), en particular a su presidenta la Dra. C. Emilia Gallego Alfonso y, como ya señalamos, a Besmar. Apertura y cierre de agradecimiento. En este sentido, este libro no es solo una lección para sugerirnos un vuelo desde la lectura, sino también una lección de agradecimiento hacia Luis, Besmar, los autores incluidos y los participantes en el proceso editorial.
Deseo para este libro el mismo destino del de los libros que se convierten en clásicos, parafraseando pues a Borges “… que sea leído con fervor y con una misteriosa lealtad”.
Palabras de Manuel N. Montejo Lorenzo
El libro que tengo el gusto de presentarles es una recopilación de ensayos sobre la lectura, escritos por investigadores, profesores universitarios y promotores culturales, se trata de lo mejor de los fondos del Comité Cubano del IBBY (International Book Board on Books for Young People) y su Cátedra Latinoamericana y Caribeña de Lectura y Escritura; esos textos provienen de los múltiples trabajos presentados a través de veinte años en los diez congresos internacionales Lectura para leer el XXI realizados hasta el presente, evento que viene convocándose de manera bienal en la ciudad de La Habana desde 1999, en que fue fundado, así como dicha cátedra, por la Dra. C. Emilia Gallego Alfonso.
En el libro se compilan 15 estudios conectados con la cultura, los libros y la lectura, de autores como la española Ana Franco los colombianos Silvia Castrillón y el especialista colombiano Fernando Cruz Kronfly; los mexicanos Gustavo Gómez Díaz, Elsa Margarita Ramírez, y Pablo Gómez Martínez; las brasileñas Mariana Colasanti, Jerusa Pires Ferreira, Nilma Lacerda, y Dolores Prades y los cubanos Marcia Losada García, José Alberto López Díaz, Leticia Rodríguez Pérez, y Emilia Gallego Alfonso.
Agradecemos la invitación que nos han hecho los organizadores. Como ustedes conocen este espacio lleva por nombre “Pluralidades”, pero en el día de hoy se trata de algo muy singular. Se trata del lanzamiento de un libro con dos presentadores, precedido de la entrevista a su autor. En consecuencia, ustedes son muy afortunados al poder llegar al libro con las claves que ha dado su autor y las miradas de la entrañable Aracely y la que en breve les ofreceré.
Es mi interés llamar la atención sobre algunas ideas, que no agotan lo que el libro ofrece, pero que son a mi juicio cardinales.
Primero, los ensayos compilados están interrelacionados por las tesis que defienden, hay una conexión muy fuerte. Cuando leía el segundo trabajo tuve la impresión de estar ante un segundo capítulo y no ante el texto de otro autor. Con la brevedad que requiere este acto, me permito leerles solo dos fragmentos:
Precisamente en este segundo ensayo la argentina María del Carmen Bianchi afirma:
“Es impensable el acto de leer sin el entramado cultural necesario para hacerlo. Es impensable abordar la lectura despojada de los sistemas de relaciones sociales en los cuales se despliega […] y la resonancia [que provocan] en mí”.
En otro ensayo, la profesora cubana Leticia Rodríguez Pérez recuerda:
“la enorme cantidad de personas para quienes ya se ha abierto, definitivamente, el camino de la cultura, que solo puede transitarse con provecho si se asocia al acto de leer.”
Esta primera idea cardinal no va a pasar inadvertida, Luis se ha encargado de hacerlo en las dos primeras líneas.
Claro que en los párrafos siguiente nos explica profusamente qué debemos entender por habitus cultural, pero adviertan que yo estoy llamándoles la atención sobre la conexión entre los ensayos compilados y la perfección de un texto que arranca con una sentencia que apresa su tesis principal. Desde este punto de vista estilístico a mí me trajo a la memoria El Presidio Político en Cuba, -“Dante no estuvo en presidio”-.“La lectura constituye, sin la menor duda, una de las operaciones básicas de la cultura y en calidad de tal debe ser considerada como habitus cultural.”
Este primer ensayo, ya es suficiente para que el libro nos importe, allí Luis vuelve sobre una idea recurrente de su pensamiento en torno a la cultura, allí vuelve sobre la función esencial de la cultura de
y de la lectura como “proceso cultural, como dispositivo de la cultura moderna”.“constituirse en macrosistema de comunicación humana”
Una segunda cuestión que quiero destacar, viene ya advertida en la contraportada y es abordada por Luis en el primer ensayo que no ocupa, se trata de que no es la lectura la que está en crisis, sino el soporte del libro con el que crecimos. Por cierto, en la compilación hay una deliciosa y de muy buen gusto historia del libro desde la antigüedad hasta nuestros días, en la que se nos recuerdan aspectos ya no solo de la lectura como hecho cultural, sino sobre otros subtemas del libro como mercancía, las competencias entre editoras, países y zonas geográficas y hasta alguna de las detestables deslealtades implicadas. Ahora lo importante es que esta historia nos advierte que no estamos viviendo la primera crisis del soporte del libro. Nótese, de nuevo una conexión entre los trabajos compilados.
Este cambio de soporte trae y traerá nuevas discusiones teóricas. Con el viejo soporte impreso se fueron creando ciertos centros de poder asociados a editoras trasnacionales, eso al parecer no va a cambiar con el nuevo soporte.
Una tercera idea que desearía destacar es el valor de este libro para los maestros y profesores universitarios. Es obvio que no puedo entrar en los detalles que quisiera. Uno de los trabajos compilados, al insistir sobre el carácter de operación básica de la cultura, nos recuerda que un profesional a lo largo de su vida laboral va a cambiar varias veces su ámbito de desempeño y hasta la misma profesión. Luego la idea vigotskiana de zona de desarrollo tiene que promover precisamente eso: desarrollo y autodesarrollo. La educación, por muy centrada que esté en el desarrollo de competencias profesionales, no puede ser un inventario de respuesta a los problemas actuales, sino portadora de herramientas para enfrentar la incertidumbre, los problemas profesionales del mañana; entonces ese habitus cultural del que Luis nos habla nos va conectar no con el pasado o el presente, sino con el futuro. Va a ser clave, no para apropiarnos del conocimiento, sino para predecir y orientarnos.
Por último, quiero cerrar mi intervención, regresando a la noción de macrosistema de comunicación humana de la cultura. Salta a la vista la calidad del libro, también por sus ilustraciones. Desde la portada y entre cada capítulo se nos regala un cuadro de Joel Besmar. Lo más notorio no es que estamos a punto de comprar un libro y una colección de reproducciones de la pintura de Besmar. Lo más notorio, es de nuevo, la unidad temática entre el texto lingüístico y la plástica, así como lo innovador del diseño del libro, que se coloca entre el formato tradicional y el de las páginas web, nótese el uso de colores diferentes en el encabezado de los ensayos.
Un último trabajo de Luis refuerza esta conexión entre los temas centrales del libro y la pintura. Luis enumera y explica las tendencias temáticas de la obra de Besmar, que resumo como 1) la relación entre el ser (humano) y el Todo (cosmos), 2) la captación de la realidad como ámbito fractal (que alude al goce estético de descubrir lo universal en la infinita reiteración de la realidad), 3) la rebelión del artista frente a la certeza positivista y, finalmente 4) la recuperación de la realidad.
No lo dice Luis de manera explícita, pero noten el regreso a la tesis inicial: la lectura es una de las operaciones básicas de la cultura.
Este libro, como las palabras que le escuchamos a Luis en ocasión de recibir el Premio Nacional de Literatura, vienen a confirmar su clase. Por favor, déjense llevar por sus iniciales LEA.