Introducción
Durante la última década el Ecuador ha atravesado un sin número de etapas dentro de su desarrollo empresarial competitivo, todos desarrollados paralelamente con el cambio de gobierno que tuvo el país con la conocida Revolución Ciudadana liderada por el ex presidente Rafael Correa Delgado. Por un lado la empresa privada por si misma se obligó a realizar el mejoramiento de sus prácticas empresariales de producción, procesamiento y comercialización y por otro lado el gobierno central impulsó políticas públicas para promover y fortalecer el aparato productivo del país.
Pero el mejoramiento o retroceso en la competitividad de las empresas a simple vista no puede ser evaluado por los políticos o los empresarios que se encuentran liderando las organizaciones o el país porque sería un análisis sumamente subjetivo, por tal razón uno de los reportes más confiables que mide la competitividad a nivel mundial es el conocido Reporte de Competitividad Global elaborado por el Foro Económico Mundial, el cual en la actualidad (periodo 2016-2017) posiciona al Ecuador en el puesto 91 de entre 138 países (Foro Económico Mundial, 2017).
De acuerdo a una publicación realizada por la Revista Líderes (2015), los resultados que evalúa el reporte van enfocados a un análisis general del entorno de los negocios que se desarrollan en el país, más no representa una evaluación directa de las empresas, por ende el Ecuador se encuentra en una etapa en la que debe mejorar y potencializar con más fuerza el desarrollo del emprendimiento como principal fuente del desarrollo sostenible, así como el mejoramiento continuo de prácticas productivas, tecnológicas, de industrialización en pequeñas o medianas empresas ya existentes.
Todas las mejoras y prácticas que se realizan tanto a nivel público como privado tienen como objetivo a nivel de país un crecimiento de su motor empresarial, la generación de más fuentes de empleo, la ampliación de la diversidad de productos y servicios disponibles en el mercado así como una extensa oferta de productos con precios accesibles a todos los niveles sociales (Cordera, 2014). Sin embargo el mejoramiento continuo y el hecho de promover al emprendimiento y la competitividad empresarial no implica que se dé un uso desmedido y sin control de los recursos disponibles, ya que la producción a gran o pequeña escala de ciertos productos o servicios van de la mano con el uso de recursos naturales que en muchos casos son no renovables y ello implica tener especial atención en su uso para evitar una situación que puede llegar a ser un problema a mediano o largo plazo.
Es de conocimiento mundial que la economía ecuatoriana se encuentra principalmente respaldada por los ingresos provenientes del petróleo, el banano, cacao, camarón y flores, como principales sectores productivos del país, sin embargo durante los últimos años diversos factores macroeconómicos han afectado al Ecuador de maneras diferentes y han repercutido directamente en el mercado y en las compañías que lo conforman, por ejemplo la caída del precio del petróleo, las plagas que han afectado al banano, cacao y camarón, entre otros, han desencadenado el desarrollo de nuevos tipos de negocios basados en productos alternativos o se han mejorado las prácticas que se venían realizando cotidianamente, esto ratifica que es justamente en los tiempos de crisis en donde se debe aprovechar la oportunidad para sacar ventaja de las dificultades y de esta manera innovar pero tomando en consideración el desarrollo sostenible del planeta y de todos los recursos que lo conforman (Álvarez, 2016).
El Ecuador al ser uno de los países más ricos en fauna y flora en Sudamérica, posee regiones con producción agrícola única, así como climas paradisiacos que favorecen la calidad de los productos agrícolas y el mejoramiento de las condiciones de vida, por tal razón, se debe saber aprovechar sosteniblemente las condiciones propias del país y desarrollar proyectos productivos responsables con el medio ambiente, innovadores y sobre todo que aporten con el crecimiento y el mejoramiento de la competitividad del país en su conjunto (Alcantara, De Oliveira & Leocádio, 2017). Por tanto el objetivo del presente trabajo de investigación es realizar un análisis que permita integrar tanto a la competitividad como al desarrollo sostenible a través de la realización de prácticas empresariales que apunten al mejoramiento del nivel productivo y competitivo del país.
Desarrollo
Para poner el contexto al desarrollo sostenible dentro del campo de la competitividad, es importante mencionar primeramente ciertos aspectos relevantes dentro de esta área, para lo cual el Foro Económico Mundial (2017) la define como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país, esta última considerada como el principal factor de crecimiento en el nivel de los ingresos y consecuentemente el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Pero de ¿dónde apareció ese afán por hacer cada vez más competitivo a un país?, pues fue a raíz de la globalización y el rol transcendental que empezó a jugar la tecnología para la transmisión de la información y el mejoramiento de la comunicación, eliminando de esta manera las barreras a nivel mundial y abriendo la puerta al mundo para tener a la mano cualquier tipo de producto que se quisiera sin importar el origen del mismo.
Muchos autores afirman que la globalización fue el motor impulsador de la competitividad alrededor del mundo (Teece, 2010), ya que generó una gran facilidad para la movilidad y para dar a conocer los productos que se elaboran a otros países, esto hizo o más bien obligó a las empresas al mejoramiento continuo de sus técnicas de producción, procesamiento, industrialización y comercialización para poder captar una mayor cantidad de clientes tanto dentro como fuera del país. Sin embargo este mismo afán de mejoramiento y de captar una mayor parte del mercado ha dado rienda suelta a una explotación desmedida de recursos naturales y humanos con el fin de obtener una mayor productividad que se traduce en mejor rentabilidad para ganancia de los propietarios. De acuerdo a Cordera (2017), “parece claro que, sin contar con arquitecturas globales y nacionales que sean capaces de entender que para ser estratégico, en el horizonte deben estar con claridad explícita la igualdad, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental, el futuro aparece cuando menos esquivo y nublado”. (p.4)
La competitividad no solo es la manera de ser más productivo, sino que es otra forma para mejorar el rendimiento económico de los accionistas y propietarios de la empresa, por tal razón se ha dado una explotación desmedida de recursos (Parada & Sánchez, 2014), por ejemplo los árboles para la producción de papel, la caza indiscriminada de animales para la venta de prendas de vestir o la contaminación de los ríos y océanos por la explotación de minas o la industria del turismo, estas son solo algunas de las situaciones más frecuentes a las que se enfrenta el medio ambiente por la falta de concientización por parte de los empresarios en la producción de bienes o servicios.
Es importante destacar que para poder realizar una competencia justa entre competidores y sobre todo con el medio ambiente del cual se obtienen los recursos directamente se deben establecer políticas públicas en el Ecuador que regulen la explotación indiscriminada de recursos naturales tanto renovables como no renovables y a la vez se debe desplegar un trabajo conjunto con el sector privado para lograr los objetivos de conservación tanto a mediano como a largo plazo. Así también el impulso por parte del gobierno de turno de la firma de nuevos acuerdos internacionales de preservación y de cuidados del medio ambiente como por ejemplo la Cumbre para el Desarrollo Sostenible o comprometiendo a los diversos sectores productivos para la conservación de los recursos que ellos emplean (Cordera, 2017).
Dimensiones del desarrollo sostenible y su vinculación con la competitividad
Como se mencionó anteriormente, cada una de las actividades productivas que conforman el sector empresarial tanto público como privada utilizan recursos naturales que con el paso de los años se han ido escaseando o deteriorando debido a la falta de control por parte de las autoridades medio ambientales del país (Trejo, 2017), así como la falta de cultura y concientización de las empresas en el cuidado del entorno en el que se desarrolla. Parada & Sánchez (2014), afirman que “la interacción entre los agentes económicos y el medio ambiente es fundamental; de allí que se torna trascendental la formación (capacitación) de la sociedad civil en general y de los representantes de los gobiernos locales y las instituciones regionales, con el objeto de garantizar su participación activa en el manejo de los recursos naturales” (p. 183)
Las repercusiones de los daños ocasionados se pueden dar en diferentes dimensiones dentro del desarrollo sostenible, las cuales también pueden ser utilizadas por las empresas como áreas en las cuales capacitar al personal, proveedores y clientes para concientizar acerca del uso de recursos desde su campo de acción. Estas dimensiones de acuerdo a Parada & Sánchez (2014), son cuatro: 1) la dimensión social, 2) la dimensión económica, 3) dimensión político institucional y 4) dimensión ambiental, cada una de ellas complementadas entre sí y con igual nivel de importancia al momento de concientizar acerca del desarrollo sostenible en el mercado.
Dimensión social
La primera de ellas es la dimensión social la cual hace referencia al grupo de relaciones tanto económicas como sociales basadas en la ética, la cultura y la religión que se establecen en cualquier sociedad y que determinan en gran medida el acceso al poder político y también privado del entorno en el cual se desarrollan (Valentin, 2017). Esta dimensión tiene un enfoque total en las personas, por ende se preocupa de la forma en la cual se organizan, la participación que tienen, los grupos de poder, la toma de decisiones, las alianzas que se forman, todos estos aspectos como puntos de análisis para la inclusión social, el bienestar general y la reducción de las brechas sociales y de distancia de poder que normalmente existen (Sanghee, 2017).
El nivel en el cual se desarrollan las personas se encuentra directamente relacionado con dos factores, el primero de ellos es la manera en la cual se distribuyen los beneficios tanto entre los sectores públicos como privados y el segundo factor son las competencias, destrezas y habilidades que poseen las personas para la generación de ingresos y su capacidad para reinvertirlos y de esta manera mejorar su calidad de vida (Parada & Sánchez, 2014).
Un ejemplo palpable acerca de una empresa que se ha enfocado en la potencialización de la dimensión social en su organización es Industrias Lácteas Toni S.A., la cual incluyó dentro de su cadena de producción a los ganaderos de diversas zonas del Ecuador como proveedores de la leche que utilizan para la elaboración de sus productos, de esta manera a través de la capacitación continua, la comunicación constante de los estándares de calidad que necesitaban y el mejoramiento de las practicas ganaderas para un mejor tratamiento del ganado, la empresa logró aumentar su productividad, optimizar costos a la vez que potencializó a un gran número de ganaderos (Martínez, 2009) que hoy en día le venden a Toni más del 25% de la producción total de leche que necesita (El Diario, 2017); ganaderos de localidades como Guaranda, Calceta, Chone, Flavio Alfaro y Balzar fueron las zonas escogidas para realizar este proyecto.
Dimensión económica
Es una de las dimensiones que posee más relación con la competitividad, ya que es a través de ella que se define la estrategia competitiva que pondrá en práctica la empresa y la cual de la mano con la dimensión social difundirá con el personal para crear conciencia acerca del uso controlado de los recursos naturales (Ferrer, 2013).
No solo a nivel del Ecuador, sino a nivel regional es un gran desafío crear una cultura de producción de bienes y servicios de la mano del desarrollo sostenible, ya que en términos monetarios ambos aspectos pueden no ser compatibles, de acuerdo Álvarez (2016), se debe empezar alineando los diferentes enfoques comerciales y de desarrollo de los países de la región para de esta manera promover políticas que liberen la cooperación y la negociación tanto con países vecinos como de otros continentes, un ejemplo palpable al respecto son los TLC o también conocidos Tratados de Libre Comercio.
Dentro de la dimensión económica se debe tomar en consideración también el alcanzar regionalmente una modernización de los procesos productivos que generen un mayor valor agregado a los productos empezando desde la siembra de las materias primas bajo estándares orgánicos (DaCasa, 2017), donde se garantice la total exclusión del trabajo infantil y el uso de pesticidas tóxicos para la salud, complementando así el crecimiento económico con el desarrollo sustentable (Ochoa, 2016).
No se puede negar que hoy en día la sociedad se maneja en una autopista de consumismo e individualismo competitivo motivado principalmente por las grandes industrias que lideran los mercados globales y que le asignan un estatus a cada persona, por eso resulta aún más difícil encontrar una congruencia entre el campo económico y el campo de desarrollo ambiental (Torres, 2015). Ochoa (2016), afirma que el ser humano explota los recursos que posee en su entorno con el afán de encontrar el progreso y el desarrollo dentro de la sociedad (individualmente), así también a nivel empresarial se encuentran focalizados en la rentabilidad y las retribuciones económicas para los accionistas, que se olvidan por completo los empresarios de su responsabilidad con las presentes y futuras generaciones a las cuales se les está quitando (sin haberles consultado) el derecho de gozar después de veinte o treinta años de los recursos que explotan las empresas actualmente.
A manera de síntesis y de clarificación Parada & Sánchez (2014), señalan que la dimensión económica hace referencia a “la vinculación entre la capacidad productiva y el potencial económico de las regiones y microrregiones, visualizada desde una perspectiva multisectorial que involucra las interfaces de las actividades primarias con aquellas propias del procesamiento y el comercio, y con la otra, que corresponde al uso de la base de los recursos naturales”. (p. 184)
Un ejemplo en esta dimensión son las Islas Galápagos, las cuales son una importante fuente de ingresos para el Ecuador por la cantidad de turistas que las visitan anualmente al ser un atractivo turístico muy representativo, la economía de la región insular se da principalmente de las actividades provenientes del turismo, sin embargo todas las leyes, población y actividades recreativas están diseñadas en función de la conservación y preservación de las especies marítimas, terrestres y áreas.
Dimensión político - institucional
Por otro lado la dimensión político - institucional toma en consideración tanto el funcionamiento como la estructuración del sistema político a nivel local, regional y nacional, por ende es en esta dimensión en donde se define el rumbo de la aplicabilidad del desarrollo en las empresas que conforman el mercado de Ecuador (Ávila-Foucat, 2017). Normalmente son los políticos que conforman el gobierno de turno los que toman las decisiones acerca de las normas que van a regir en las empresas tanto pymes como grandes industrias, así también son los que promueven los acuerdos internacionales y nacionales para la concientización a un nivel normativo del uso de los recursos renovables y no renovables (Parada & Sánchez, 2014).
Tanto los políticos como las instituciones públicas desempeñan un papel de articuladores del proceso de encaminar, fortalecer y promover las prácticas de desarrollo sostenible en todo el país (Cordera, 2013); es decir tanto a nivel de la sociedad en general como a nivel empresarial, ya que si la empresa privada no toma la iniciativa de la puesta en práctica de este tipo de acciones conservadores del medio ambiente y de las personas, son los gobiernos de turno los que tienen la obligación de realizar actos, programas y proyectos como estrategias integradas a la gestión del gobierno como tal a favor del desarrollo sostenible, así también los gobiernos son responsables de las políticas que promuevan el crecimiento empresarial (Trejo, 2017).
Por ejemplo el gobierno ecuatoriano se integró desde el año 1982 en un convenio comercial para realizar un adecuado método de crianza, comercialización y procesamiento de los recursos provenientes de este animal, para que de esta manera se evite su extinción y se puede continuar con su comercialización (República del Ecuador. Ministerio del Ambiente, 2017)
Dimensión ambiental
Finalmente la dimensión ambiental es la que se encuentra relacionada con la biodiversidad, por decirlo de alguna manera el stock de recursos renovables y no renovables que se encuentra disponible en el entorno y los cuales son manejados principalmente por el sector público y privado a través de los políticos y empresarios (Parada & Sánchez, 2014).
Es responsabilidad de los actores anteriormente mencionados tener un manejo racional de los recursos disponibles en la naturaleza y desde luego su impacto en el medio ambiente, es lo que se conoce como el uso efectivo de los recursos, para de esta manera garantizar un comercio libre de conflictos y con un manejo controlado de los mismos (Agudelo, García-Ubaque, Robledo, García-Ubaque & Vaca, 2016).
Hace varias décadas atrás la comunidad internacional empezó a preocuparse frente a los diferentes accidentes medioambientales causado por las empresas, la tala indiscriminada de árboles, el derramamiento de petróleo en el océano matando a cientos de especies marinas, la contaminación del aire a través del expendio de gases tóxicos causados por las industrias, la contaminación del agua de ríos ante las actividades de la minería, entre otros (García-Guadilla, 2013), frente a esta preocupación las Naciones Unidas empezó una labor como organización internacional pionera en la promoción de actividades enfocadas al desarrollo sostenible, la cual tenía como principal objetivo que los países, sobre todos aquellos que se encontraban en vías de desarrollo tuvieran la capacidad de controlar y administrar sus propios recursos naturales (Catalán, 2014).
Hoy en día la situación se encuentra cada vez más controlada, ya que el trabajo que en su momento empezó las Naciones Unidas actualmente es soportado por los gobiernos centrales de cada país, las comunidades científicas, ONG y desde luego el sector privado, que día a día buscan la manera de explotar los recursos de tal manera que puedan alcanzar el desarrollo económico a corto, mediano y largo plazo (Álvarez, 2016).
Se han realizado convenios, acuerdos y tratados internacionales enfocados al cuidado del medio ambiente, entre los que se pueden mencionar de acuerdo al Ministerio del Ambiente (2017):
Convención de las Naciones Unidas para el cambio climático.
Protocolo de Kyoto.
Convenio de la diversidad biológica.
Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la biotecnología.
Convención de la lucha contra la desertificación y sequía.
Convención sobre comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres.
Convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres.
Políticas públicas enfocadas al desarrollo sostenible y al mejoramiento de la competitividad en el Ecuador
El gobierno de la revolución ciudadana en su afán por realizar cambios transcendentales en el país trató de agrupar ambos campos, es decir tanto a la competitividad como el desarrollo sostenible en lo que se conoce como el cambio de la matriz productiva y el plan nacional de buen vivir.
En el primer caso, acerca del cambio de la matriz productiva es importante destacar que esta responde a preguntas como ¿para quién producir?, ¿qué producir? Y ¿cómo producirlo?, por lo que de acuerdo a Villena (2015), la matriz productiva determina cuantitativamente cual es el aporte de cada sector en la tarea de generar y crear: inversión, empleo y producción de bienes y servicios; es decir que busca el crecimiento de la competitividad de un país a través del impulso del motor empresarial.
Por tal razón y como una medida de mejoramiento de la competitividad del país, el gobierno de Rafael Correa propuso realizar un cambio de la matriz productiva en donde inicialmente se restringieron las importaciones de un sin número de productos, mientras que otros fueron cargados con altas tasas de impuestos al momento de su importación, poniendo de esta manera al producto nacional como prioridad para el consumo de los ciudadanos de un país. En lo que respecta a este proceso se tomaron varios canales para poder cristalizar este proyecto, inicialmente se abrieron los canales de financiamiento para que los propietarios de pymes o emprendedores decidan reinvertir en sus negocios para aumentar la capacidad de producción o en el segundo caso innoven mediante la creación de productos y servicios que reemplacen a aquellos que anteriormente solo provenían de las importaciones, así también se empezó a promover la capacitación para el manejo de este tipo de negocios, seguido de establecer preferencias a este tipo de empresarios locales para la asignación de contratos públicos que sean como su primer impulso para el surgimiento de su actividad económica (República del Ecuador. Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, 2012).
Dicho cambio generó un crecimiento económico bastante considerable, pasado de 3,4% a un 5,1% en el PIB no petrolero, porcentaje no alcanzado durante los últimos 30 años, lo cual generó un despunte de la actividad económica reduciendo el desempleo y mejorando la calidad de vida de la mayoría de los ecuatorianos. Desde luego que los resultados fueron favorables, sobre todo considerando el hecho de que generó una competencia más intensa y la necesidad de las empresas por optimizar sus actividades, costos y prácticas empresariales con el fin de captar un mayor porcentaje del mercado.
Uno de los objetivos de la transformación de la matriz productiva era alcanzar un Ecuador del buen vivir, en donde básicamente se planteó de acuerdo a la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (2012), “transformar el patrón de especialización de la economía ecuatoriana y lograr una inserción estratégica y soberana en el mundo garantizando un desarrollo sostenible para las presentes y futuras generaciones y así alcanzar los siguientes objetivos: contar con nuevos esquemas de generación, distribución y redistribución de la riqueza; reducir la vulnerabilidad de la economía ecuatoriana; eliminar las inequidades territoriales e incorporar a los actores que históricamente han sido excluidos del esquema de desarrollo de mercado”. (p.11)
Desde luego que el desarrollo sostenible de la economía a través de una explotación racional de los recursos renovables y no renovables busca mejorar la calidad de vida de las personas que viven en un país para tener un “buen vivir” tal como lo mencionan los políticos locales, para lo cual se busca desarrollar una forma de vida tanto a nivel personal como empresarial que garantice la permanencia de la diversidad cultural, ambiental, profesional, entre otros tanto del recurso humano como del recurso productivo para generar desarrollo económico pero sin el fin de alcanzar una opulencia infinita (República del Ecuador. Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, 2013).
Para poder alcanzar el buen vivir es necesario planificarlo y realizar actividades conjuntamente que permitan garantizar un bienestar a futuro, por tal razón es que se hace tanto hincapié en la conservación de los recursos naturales y el medio ambiente en general no solamente para las generaciones que actualmente habitan un país, sino también para aquellas que vendrán en un futuro próximo (García & Chávez, 2016).
Conclusiones
Para que un país pueda desarrollar y mejorar sus niveles de competitividad es necesario que los políticos que dirigen las normas e instituciones públicas posean la conciencia acerca del cuidado y preservación de los recursos naturales disponibles en el medio ambiente, para que de esta manera se pueda garantizar a corto, mediano y largo plazo la continuidad del recurso para la elaboración de nuevos productos o servicios.
En lo que respecta a la competitividad, las pymes ecuatorianas han empezado a desarrollarse cada vez con más fuerza, por un lado a través de la ayuda del sector público con la apertura de canales de financiamiento y la extrema protección de los productores locales para que puedan captar mercado y así garantizar la comercialización de sus productos, sin embargo el mejoramiento tecnológico, el procesamiento industrial que agregue valor a los productos y la capacidad de darse a conocer a nivel internacional son campos que aun necesitan ser fortalecidos para poder desarrollar y fortalecer ventajas competitivas.
Por otro lado el desarrollo sostenible en un país tan diverso como el Ecuador es un tema que siempre debe estar controlándose y también comunicando a la población en general, de tal manera que se concientice acerca del uso racional de los recursos disponibles como el aire, agua, tierra, mar, entre otros así como la preservación de especies vegetales y animales que caracterizan al país.
Finalmente el Ecuador es un país que a través de varias de sus políticas públicas ha trato de encaminarse a la consecución de la competitividad a través del cuidado del medio ambiente y de los seres humanos, sin embargo se debe hacer un seguimiento más constante y cercano para realizar los cambios adecuados cuando el momento así lo amerite, de esta manera se garantiza una efectividad mayor y pasa de ser una mera utopía a un plan de crecimiento a mediano o largo plazo.