Introducción
Las ofertas de programas de estudios de maestrías se consideran uno de los principales ejes de transformación de los sistemas nacionales de Educación Superior (Dávila, 2012). Algunos autores apuntan a señalar que este tipo de programa representa una actividad científica educacional que pretende obtener resultados científicos-pedagógicos-técnicos (Piñón & Fernández, 2014), otros autores hacen referencia a un tipo de formación que se caracteriza por un alto nivel de independencia cognitiva (De La Cruz, Boullosa & Guevara, 2014) mientras que otros enfatizan en estudios recientes que afloran de la necesidad de transformar la calidad educativa (Pérez Cruz, Suárez Monzón & Pérez Narváes, 2019). Se trata de modalidades académicas de las universidades que contribuyen al fortalecimiento y ampliación de conocimientos conceptuales, procedimentales y actitudinales, en un campo específico, a fin de suplir la demanda de este profesional en la sociedad panameña y ofrecer una formación holística que requiera de cierta autonomía y competencias de parte del alumno.
La orientación educativa ha logrado consolidar un sitial, un prestigio y un espacio profesional, según Segovia, Fernández & Barrero (2009), citados por García López (2016). Esta última autora, señala que dos de las características principales que se demandan, en el profesional de la orientación es el conocimiento especializado y la elaboración de un marco para el desarrollo de prácticas eficaces. En ese sentido, queda en evidencia las exigencias de formar un profesional en orientación que se caracterice por sus buenas prácticas y, por conocer y aplicar enfoques, métodos y técnicas especializadas.
Otros expertos como Velaz (2008); y Hendez (2017), ponen en evidencia la existencia de iniciativas internacionales que contemplan las competencias profesionales del orientador y el hecho de que estas pueden ser mejoradas si se contextualizan a las necesidades de cada región. Sánchez (2017), manifiesta que a pesar que hay estructuras en España, México, Argentina, entre otras, para la formación del docente en orientación educativa, estas no son suficientes, ya que no constituyen logros del sistema educativo debido a que no se logran desarrollar herramientas necesarias para que sean aplicadas en la práctica. Segovia, et al. (2016), destacan la necesidad de la planificación de programas de especialización más específicos en orientación.
Por lo anterior, este estudio plantea no solamente la necesidad de presentar los resultados de un diagnóstico curricular para la creación de programas de estudios de postgrado en orientación, sino también, fortalecer el perfil y ampliar las competencias que demanda el sistema educativo panameño con respecto a este profesional. En este sentido, se pretende cumplir el objetivo de determinar la pertinencia de un programa de estudio de post grado en orientación Educativa y Profesional en Panamá.
Materiales y métodos
Este estudio se realizó en la Universidad de Panamá. Se trata de un diseño cualitativo, de carácter descriptivo en el que se estudió la variable que se define como necesidades de formación. A tal efecto, Danhke, citado por Moreno (2005), señala que “los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades, las características y los perfiles importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis”.
Según Levin & Rubin, citados por Loggiodice (2010), la población “es el conjunto de todos los elementos que se estudian y acerca de los cuales se intenta sacar conclusiones”. En este estudio, a población objeto de este estudio, se conformó por treinta y dos (32) profesionales egresados de la Licenciatura en Educación con Especialización en Orientación Educativa y Profesional; trece (13) estudiantes del último año de la carrera de la Licenciatura en Orientación Educativa y Profesional que cursaron estudios en el Campus Central Octavio Méndez Pereira; diez (10) docentes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Panamá y siete (7) profesionales de instituciones públicas.
En este estudio se utilizaron dos tipos de técnicas: entrevistas y cuestionarios. La primera se fue aplicada a egresados, estudiantes y docentes. La segunda, a miembros de instituciones públicas seleccionadas. Se elaboraron cuadros que compila los resultados obtenidos con la aplicación de ambas técnicas
Resultados y discusión
En la presentación de los resultados, realizamos algunos pasos necesarios para el análisis oportuno de los resultados. A continuación, se presentan aspectos sociodemográficos que nos muestran hallazgos relevantes sobre la edad (Tabla 1).
Población objeto de estudio | Edades | Género | Total | % | |
Masculino | Femenino | ||||
Profesionales egresados de la Licenciatura con Especialización en Orientación Educativa y Profesional | 25-35 | 2 | 6 | 8 | 13 |
36-45 | 4 | 6 | 10 | 16 | |
46-55 | 2 | 8 | 10 | 16 | |
55 o más | 2 | 2 | 4 | 6 | |
Sub total | 10 | 22 | *32 | 52 | |
Estudiante de último nivel de la Licenciatura con Especialización en Orientación Educativa y Profesional | 36-45 | 2 | 2 | 4 | 6 |
46-55 | 1 | 2 | 3 | 5 | |
55 ó más | - | - | - | - | |
Sub total | 5 | 8 | 13 | 21 | |
Profesores Universitarios de Orientación | 25-35 | - | - | - | |
36-45 | - | 2 | 2 | 3 | |
46-55 | - | 4 | 4 | 6 | |
55 ó más | 2 | 2 | 4 | 6 | |
Sub total | 2 | 8 | 10 | 16 | |
Profesionales de instituciones | 25-35 | - | - | - | |
36-45 | 2 | 2 | 4 | 6 | |
46-55 | 1 | 1 | 2 | 3 | |
55 ó más | - | 1 | 1 | 2 | |
Sub total | 3 | 4 | 7 | 11 | |
Total | 20 | *42 | 62 | 100 |
Se observa que la muestra estuvo conformada en su mayoría por egresados de la Licenciatura con Especialización en Orientación Educativa y Profesional con un (52%). El rango de edad más elevado se obtuvo en las opciones que corresponden de los 36 a los 45 años de edad y de los 46 a los 55 años de edad en igualdad de porcentaje. En cuanto al resto de la muestra, los estudiantes de orientación en su mayoría se encontraban en un rango de edad que oscilaba entre los 36 y 45 años de edad; los profesores de orientación, con edades mayores a los 46 años; y, por último, los profesionales de instituciones, entre los 36 y 46 años. Otro dato relevante es que el género predominante en la muestra estudiada es femenino (42%).
Se procedió a tabular los datos con respecto a las respuestas dadas por cuatro tipos de muestras estudiadas (profesionales egresados de la carrera de orientación, estudiantes que cursan el último año de la carrera, profesores universitarios de la cátedra de orientación y profesionales de instituciones) en relación a las necesidades de formación en estudios de posgrado. A través de los diferentes tipos de muestras estudiadas, se evidenció necesidades de formación del orientador a nivel de maestría (Tabla 2).
Participantes | Total | ¿Considera usted que el orientador debe formarse a nivel de estudio de maestría en un área especializada? | ¿Debe la formación del orientador a nivel de maestría responder a las necesidades del Sistema Educativo Panameño? | ¿Considera usted que la formación actual del orientador responde a las necesidades del Sistema Educativo Panameño? | |||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Sí | % | No | % | Sí | % | No | % | Sí | % | No | % | ||
1. Profesionales egresados de la Lic. en orientación | 32 | 30 | *48 | 2 | 3 | 32 | *52 | - | - | 15 | *24 | 17 | *27 |
Estudiantes que cursan el último nivel de la Lic. en orientación | 13 | 11 | 18 | 2 | 3 | 10 | 16 | 3 | 4 | 9 | 15 | 4 | 7 |
Profesores Universitarios de la carrera de orientación | 10 | 10 | 16 | - | - | 10 | 16 | - | - | 7 | 11 | 3 | 5 |
Profesionales de instituciones | 7 | 6 | 10 | 1 | 2 | 6 | 10 | 1 | 2 | 3 | 5 | 4 | 6 |
Total | 62 | 57 | *92 | 5 | 8 | 58 | *94 | 4 | 6 | 34 | *55 | 28 | *45 |
La respuesta dada por los miembros de la muestra en cuanto a la necesidad de formación del orientador en un área especializada a nivel de maestría, el 92% del total de la muestra, estuvo de acuerdo. Esta muestra en su mayoría, corresponde a los egresados de la Licenciatura en Orientación. En relación a que la formación del orientador, a nivel de maestría, debe atender las necesidades del sistema educativo panameño, el 94% estuvo de acuerdo. La mayoría de la muestra que seleccionó la opción “si” corresponde a los egresados de la Licenciatura en Orientación (52%). Con respecto al enunciado que señala que la formación actual del orientador panameño responde a las necesidades del sistema educativo panameño, el 55% del total de la muestra estuvo de acuerdo. Sin embargo, la muestra que obtuvo los porcentajes más altos en la opción “no” en relación a la opción “Sí” corresponde a los profesionales de la orientación egresados de la carrera en esta especialización y los profesionales de otras instituciones, 27% y 6% respectivamente. Los porcentajes remarcados en negrita, representan los más significativos.
Por último, los datos arrojados de los sujetos estudiados, aportaron información relevante con respecto a doce (12) competencias especializadas, consideradas como prioritarias en la formación de los orientadores, a nivel de familia (Tabla 3).
Competencias que debe poseer el orientador a nivel de maestría | Nivel Alto (5) | Nivel Medio (3) | Nivel Bajo(1) |
---|---|---|---|
1. Integrar la teoría y la investigación en la práctica de la orientación | *18% | - | - |
2. Habilidad para diseñar, implementar y evaluar intervenciones y programas de orientación | 1 4% | - | - |
3. Conocimiento de información actualizada sobre educación, orientación, formación, tendencias de empleo, mercado de trabajo y asuntos sociales. | 14% | - | - |
4 Manejo de la tecnología de la información y la comunicación | 12% | - | - |
5. Facilidad para adaptarse al cambio | 10 % | - | - |
6. Promover en los orientados el aprendizaje y el desarrollo personal y de la carrera | - | 6% | - |
7. Profesionalidad y comportamiento ético en el desempeño de sus tareas | - | 6% | - |
8. Habilidad para usar el nivel apropiado de lenguaje para comunicarse con colegas o clientes, logrando así una comunicación efectiva | - | 6% | - |
9. Habilidad para cooperar de manera eficaz con un grupo de profesionales | - | 5% | - |
10. Apreciar y atender las diferencias culturales de los orientados, posibilitando la interacción efectiva con poblaciones diversas | - | 4% | - |
11. Demostrar conocimiento sobre el desarrollo evolutivo de la persona | - | - | 3% |
12. Ser consciente de las propias capacidades y limitaciones | - | - | 2% |
La muestra utilizada en su mayoría estuvo conformada por orientadores en ejercicio que poseen la especialidad. Este es un indicador importante, debido a que el estudio responde, prioritariamente, a las necesidades de esta población. Los autores Ureta, Talavera & Blanco (2011), consideran relevante la información que ofrecen los orientadores para una aproximación más cercana a las características del ejercicio de esta profesión. Salazar & Mora (2017), reportan que la población de orientadores en Panamá está conformada por el 53% de profesionales con la especialidad en Orientación Educativa y Profesional, mientras que el resto tienen otro tipo de formación. Por último, es importante destacar el estudio de caracterización de docentes orientadores, realizado por la Mesa Distrital de Docentes y la Comisión de Caracterización en Colombia (2019), la cual plantea en sus conclusiones que se debe generar oferta de formación docente específica. Siendo así, la especialización de orientación a nivel de maestría es una prioridad para quienes ejercen las funciones de orientación en los sistemas educativos panameños.
Este estudio considera importante el aporte de los profesores universitarios que forman a los especialistas en orientación. San Román, et al. (2015), consideran relevante la participación del profesorado de orientación en este tipo de estudio. Un dato importante de los profesores que participaron en este estudio es que se trata de una población con edad mayor a los 46 años.
En el indicador edad se observa que la mayoría de los profesionales egresados de la Licenciatura en Orientación Educativa y Profesional poseen edades mayores a los 36 años de edad. Datos similares se obtienen de los estudiantes del último nivel de esta carrera y los profesionales de las instituciones. Correa, et al. (2019), muestran resultados parecidos a los obtenidos en este estudio con respecto a la edad de los orientadores que participan.
El indicador género destaca la participación femenina en el estudio. En relación a este aspecto, los autores citados en el párrafo anterior presentan hallazgos donde predomina el género femenino en esta profesión (Correa, et al., 2019). Se observa poca participación del género masculino en esta profesión de carácter social. Llorente (2004), manifiesta la relación del género femenino con las profesiones de ayuda. Estos resultados son confirmados en el estudio realizado por Salazar & Mora (2017).
El aspecto que se define como necesidad de formación del orientador, en un área especializada a nivel de maestría, los orientadores opinan que este tipo de formación debe responder a las necesidades de los orientadores en servicio en el sistema educativo panameño. En ese sentido, la formación de los orientadores para la construcción de un país soberano es relevante (Sánchez, 2017).
El orientador formado a nivel universitario debe poseer una competencia sólida en investigación. Esta competencia se relaciona con la habilidad para diseñar, implementar y evaluar intervenciones y programas de orientación, debido a que la primera proporciona información relevante al momento de la planificación. Corredor & García (2018), consideran que los actuales momentos requieren, de manera sustantiva, la formación de dominios y competencias investigativas en el docente para afrontar los variados ritmos y múltiples exigencias de las llamadas cambiantes dinámicas contemporáneas. El mismo autor cita a Estrada quien también considera relevante la competencia de la investigación.
El conocimiento de información actualizada sobre tendencias de empleo, mercado de trabajo y asuntos sociales, el manejo de la tecnología de la información y la facilidad para adaptarse al cambio son competencias claves para todo profesional de este siglo que corresponde a una tendencia globalizada. Al respecto Garbanzo & Romero (2013), sostienen que la sociedad exige formación de profesionales con una visión holística, poseedores de competencias acordes con la complejidad del contexto globalizado.
Conclusiones
En el estudio se identifican aspectos sociodemográficos de caracterización de la población, lo cual nos puede indicar el perfil del orientador escolar. Este escenario, nos muestra la necesidad de programas de formación en postgrado en orientación que responda a las demandas académicas y científico-tecnológicas, por un lado, y de formación profesional avanzada, por el otro. La construcción de estos programas de formación debe ir acorde con los requerimientos disciplinares, investigativos, profesionales y sociales a nivel nacional e internacional. Así como con la orientación de la educación por medio de estándares e indicadores de calidad en todos sus procesos.
Un número significativo de orientadores en ejercicio no tienen formación especializada, por ende, no poseen las competencias que demanda el sistema educativo panameño y la sociedad en general y representa la población mayormente interesada en un programa a nivel de postgrado. Por otro lado, se hace necesario revisar los planes y programas de estudio de formación inicial del orientador especialista para garantizar que estos respondan objetivamente a lo que requiere el sector educación y la sociedad.
Es importante hacer un estudio a profundidad que permitan identificar en qué aspectos de la intervención orientadora los orientadores en ejercicio presentan mayores limitaciones, para poder rediseñar el plan de estudio que se ofrece actualmente a los estudiantes en formación y diseñar programas alternativos de formación que nivelen a los profesionales que ya están en el campo laboral. De igual manera, la investigación constante en la práctica de la orientación permite fortalecer el rol, así como aportar a mejorar la atención en la comunidad educativa.