Introducción
La COVID-19 trae consigo diferentes cambios y consecuencias en la humanidad (Pérez, et al., 2020), donde los estudiantes universitarios han sido uno de los más perjudicados en la esfera de la calidad de vida, que se vincula con emociones, cogniciones y conductas, que si bien no se conoce su implicancia como un todo, son índices de riesgo de enfermedades y otros daños a la salud (Pacheco, et al., 2014).
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (2017), la calidad de vida se define como “la percepción del individuo de su posición en la vida en el contexto de la cultura y sistemas de valores en los cuales ellos viven y en relación a sus metas, expectativas, estándares y preocupaciones”.
La evaluación de la calidad de vida es fundamental en todos los cursos de vida, pues se le considera un indicador muy más amplio e integral de las implicaciones de diferentes intervenciones en promoción de la salud, así como intervenciones clínicas y preventivas; además, permite la valoración periódica de diversos aspectos asociados con la salud y el bienestar del ser humano. Del mismo modo y debido a su naturaleza subjetivo e individual, originario del grado de satisfacción con componentes tanto positivas como negativas, vinculadas con el entorno cultural, social y ambiental de los individuos, se le considera multidimensional, lo que hace de la calidad de vida, un concepto complejo y dependiente de la interrelación de numerosos factores.
En la población universitaria alcanza una singular importancia la calidad de vida percibida, ya que permite conseguir información sobre las condiciones de vida de los estudiantes y, sobre todo, de cómo éstos las perciben. Debemos tener en cuenta que los universitarios de hoy serán quienes conformen la sociedad del futuro y una enorme parte del activo económico de un país.
Asimismo, en estudiantes universitarios del área de la salud, la calidad de vida es relevante pues el periodo de tiempo que permanecen en la universidad es significativo y además, en el marco de las universidades saludables, se tiene la expectativa que durante el período de formación, las competencias desarrolladas favorezcan también en una manera efectiva a la práctica de estilos de vida saludables, a la promoción de la salud y a una mejor calidad de vida.
Según Dueñas (2005), la calidad de vida es aquejada por factores de clase personal, social, económica, educativa y ambiental, así como el bienestar físico y mental, la integración social y el grado de independencia, los miedos y las preocupaciones.
Por otro lado, la transición a la vida universitaria, los sujetos forjan cierta independencia eligiendo sus conductas alimenticias y adoptando hábitos como fumar, consumo de bebidas alcohólicas, sustancias psicoactivas, actividad física y sexo que a su vez tienen implicancias en su salud física y psicológica.
Al hablar de los estilos de vida, el estudio hace referencia al grupo de actitudes y comportamientos que practican y desarrollan las personas en forma consciente y voluntaria durante el transcurso de su vida.
Los estilos de vida saludable se sustentan en un conjunto de alternativas que traen beneficios a la salud de las personas, estas posibilidades se presentan en los contextos donde los individuos viven, trabajan, estudian y se recrean; se han considerado prácticas determinadas por la interrelación compleja entre lo biológico, mental y social. Se reconoce a los estilos de vida como uno de los primordiales determinantes de la salud de las personas, por ello, su seguimiento en el contexto universitario facilita la prevención de conductas y costumbres inadecuadas que dan como producto el surgimiento de enfermedades crónicas transmisibles y no transmisibles; se han observado estilos de vida no saludables, los hábitos alimenticios inadecuados, inactividad física, ingesta de alcohol, tabaco u otro tipo de sustancias nocivas para la salud e inadecuados patrones de sueño, entre otros (Colombia. Ministerio de Salud y Protección Social, 2016).
Cervera, et al. (2013), informan que los patrones alimentarios representan un factor determinante del estado nutricional en la población universitaria. Estos patrones pueden estar alterados por déficit o exceso y se vinculan con múltiples enfermedades de elevada prevalencia y mortalidad.
González, et al. (2017), refieren que los estudiantes universitarios son especialmente vulnerables a una inadecuada nutrición, con implicancias en su estado nutricional y de salud.
Vargas, et al. (2010), sostienen que los estilos de vida se ven alterados por cambios de clase social, económico, cultural y mental a los que se deben afrontar durante su proceso de formación, ocasionando diversos problemas que se muestran en el estado de salud y que a su vez puede repercutir en su rendimiento académico.
Asimismo, la cuarentena posee algunos efectos a largo plazo sobre las enfermedades cardiovasculares, principalmente asociadas con el estilo de vida poco saludable y problemas de salud mental. Pues en varios países, las instalaciones deportivas y recreativas interiores y exteriores, como gimnasios, piscinas públicas y parques infantiles, se hallan cerradas.
Por último, debido a que el enfrentamiento a la COVID-19 impone trascendentes retos para los estudiantes universitarios en lo referente a los estilos de vida y su calidad de vida, se decide realizar esta investigación con el objetivo de determinar la relación entre los estilos de vida y la calidad de vida en los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma Altoandina de Tarma-Perú en tiempo de COVID-19.
Materiales y métodos
Para este efecto, se trabajó con un tipo de investigación observacional, prospectiva y transversal, bajo un enfoque cuantitativo. El diseño de investigación fue correlacional.
Se incluyó el 100 % (163) de la población matriculados en primer y tercer semestre 2020-1 de las carreras profesionales de Administración de negocios, Ingeniería agroindustrial y Enfermería, de la Universidad Nacional Autónoma Altoandina de Tarma, Perú.
Se utilizaron dos instrumentos con preguntas tipo escala de Likert. El primero fue la escala de estilos de vida con cuatro dimensiones: decisiones alimentarias, actividad física, manejo del estrés y autocuidado para frenar la COVID-19, en total estuvo formado por 30 ítems, cada pregunta tuvo cuatro opciones de respuesta, cada una equivalente a un puntaje: nunca = 1; a veces = 2; frecuentemente = 3 y siempre = 4. La sumatoria de los puntajes de todas las preguntas dio un valor entre 30 y 120. Se consiguió una confiablidad del instrumento aceptable de 0,917 a través del alfa de Cronbach. Y, el segundo instrumento sobre la escala de calidad de vida percibida (Verdugo, et al., 2009), constó de 51 preguntas con escala de 1 a 4 divididas en seis sub escalas: bienestar emocional, relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico y autodeterminación. Cada pregunta tuvo cuatro opciones de respuesta, cada una equivalente a un puntaje: nunca o casi nunca = 1; algunas veces = 2; frecuentemente = 3; siempre = 4. La sumatoria de los puntajes de todas las preguntas dio un valor entre 51 y 204. El instrumento arrojó un valor de confiabilidad de 0,919 mediante alfa de Cronbach.
La recolección de datos se realizó en forma electrónica a través del correo electrónico de los estudiantes universitarios entre los meses de junio y julio de 2020.
En el análisis descriptivo se utilizaron las medidas de resumen. En la comprobación de la hipótesis y se aplicó la prueba de correlaciones de Rho de Spearman con un nivel de significancia de p≤0,05, y en la ejecución del análisis estadístico se utilizó el paquete estadístico IBM SPSS Statistics 22.0.
La participación de los universitarios fue autorizada a través un consentimiento informado vía online.
Resultados y discusion
En cuanto a las características generales, el mayor porcentaje fue para la edad de 18 a más, asimismo, predominaron los de sexo femenino, con solo estudios como situación laboral, de semestre III y de la carrera de Enfermería (tabla 1).
Características generales | Frecuencia (n=163) | % |
---|---|---|
Edad en años | ||
Menor o igual a 17 | 58 | 35,6 |
18 a más | 105 | 64,4 |
Género | ||
Masculino | 65 | 39,9 |
Femenino | 98 | 60,1 |
Situación laboral (último año) | ||
Solamente estudia | 118 | 72,4 |
Estudia y trabaja | 45 | 27,6 |
Semestre | ||
I | 79 | 48,5 |
III | 84 | 51,5 |
Carrera profesional | ||
Administración de negocios | 56 | 34,4 |
Ingeniería agroindustrial | 50 | 30,7 |
Enfermería | 57 | 35,0 |
Respecto al estilo de vida, las puntuaciones obtenidas indican que los estudiantes universitarios llevan a cabo prácticas saludables en la totalidad de las dimensiones de los estilos de vida, evidenciando mayor logro en las dimensiones autocuidado para frenar COVID-19 y las decisiones alimentarias, ya que el promedio de la calificación fue diferente del punto medio de cada dimensión. En general, se obtuvo un valor promedio de estilos de vida de 81,5 (punto medio=45,5) (tabla 2).
Dimensiones | Media | Desviación estándar | Mediana | Punto medio | Puntuación | |
---|---|---|---|---|---|---|
Mínima | Máxima | |||||
Decisiones alimentarias | 31,5 | 3,9 | 32 | 18,5 | 23 | 40 |
Actividad física | 11,5 | 2,8 | 11 | 8 | 7 | 19 |
Manejo del estrés | 11,9 | 2,3 | 12 | 8 | 8 | 17 |
Autocuidado para frenar COVID-19 | 26,6 | 3,6 | 26 | 12,5 | 18 | 32 |
Estilos de vida | 81,5 | 9,4 | 81 | 45,5 | 65 | 104 |
Asimismo, en cuanto a la calidad de vida, las puntuaciones promedias fueron mayores al punto medio de cada una de las dimensiones, obteniendo mayor diferencia en las dimensiones autodeterminación y desarrollo personal. Por otra parte, por sexo, se evidenció mayor valor promedio en el sexo femenino, excepto para la dimensión autodeterminación. Y, en general, la calidad de vida percibida alcanzó un promedio de 152,5 (punto medio=77) (tabla 3).
Dimensiones | Total | Masculino | Femenino | |||
---|---|---|---|---|---|---|
Media | Desviación estándar | Media | Desviación estándar | Media | Desviación estándar | |
Bienestar emocional | 24,0 | 3,6 | 24,0 | 4,3 | 24,1 | 3,2 |
Relaciones interpersonales | 27,3 | 3,5 | 26,7 | 4,1 | 27,7 | 3,0 |
Bienestar material | 24,5 | 3,3 | 23,9 | 3,3 | 24,9 | 3,2 |
Desarrollo personal | 24,6 | 2,9 | 24,1 | 2,7 | 24,9 | 2,9 |
Bienestar físico | 23,0 | 3,4 | 22,7 | 3,4 | 23,2 | 3,4 |
Autodeterminación | 29,0 | 3,8 | 29,4 | 3,7 | 28,8 | 3,8 |
Calidad de vida | 152,5 | 15,9 | 150,9 | 16,2 | 153,5 | 15,7 |
Y, referente a la relación entre el estilo de vida y la calidad de vida, se encontró un coeficiente rho de Spearman de 0,67 y una p≤0,000, siendo significativa estadísticamente. Asimismo, hubo relación significativa entre la calidad de vida y las dimensiones de estilo de vida: decisiones alimentarias (p≤0,000), actividad física (p≤0,000), manejo del estrés (p≤0,000) y autocuidado para frenar COVID-19 (p≤0,000) (tabla 4). Asimismo, nuestros hallazgos muestran que los puntos tuvieron una correlación positiva, donde podemos asumir que a mayor estilo de vida, mayor calidad de vida (fig. 1).
Variable/dimensiones | Calidad de vida | |
---|---|---|
Rho de Spearman | Significancia | |
Estilos de vida | 0,67 | 0,000 |
Decisiones alimentarias | 0,46 | 0,000 |
Actividad física | 0,41 | 0,000 |
Manejo del estrés | 0,48 | 0,000 |
Autocuidado para frenar COVID-19 | 0,58 | 0,000 |
En relación a los hallazgos referentes, Morales & Ortiz (2020), concluyen que existe una estrecha asociación entre los patrones alimentarios y los problemas gastrointestinales de los estudiantes universitarios, indican que al poseer hábitos alimentarios saludables habrá ausencia de enfermedad y, luego, se verá reflejado en el estado nutricional.
Álvarez, et al. (2020), son del criterio que la combinación de malos patrones alimentarios de la población costarricense y la inexistencia de actividad física están influyendo en su estado nutricional y en su calidad de vida.
En otro estudio realizado por Wanden, et al. (2015), encontraron una relación negativa entre el tiempo invertido en las prácticas sedentarias y la calidad de vida en universitarios españoles de Ciencias de la Salud.
Huamán & Bolaños (2020), afirman que existe una población elevada de estudiantes de enfermería con sobrepeso y obesidad; así mismo hallaron una correlación inversa entre el índice de masa corporal y la actividad física.
Otra investigación realizada por Córdoba, et al. (2013), encontraron que existe una asociación entre el estilo de vida y el estado de nutrición en estudiantes universitarios. Por otro lado, se identificaron comportamientos de riesgo en los componentes de nutrición, tabaco, sueño y estrés.
Por otra parte, Chacón & Rodríguez (2020), concluyen que no se encontró relación estadísticamente significativo entre el índice de masa corporal y circunferencia de la cintura con la glucosa, colesterol y triglicéridos en estudiantes universitarios.
También, González, et al. (2017), informan que no se evidenciaron relaciones del exceso de peso con las variables sociodemográficas y estilos de vida en estudiantes universitarios. Como síntesis de los referentes anteriores, varios modelos psicológicos tales como el de creencias en salud, transteórico, locus de control, autoeficacia, acción razonada, entre otros, pretenden explicar cómo adquirimos y mantenemos los comportamientos en salud. La evidencia expone que los mecanismos por los cuales alcanzamos, mantenemos y eliminamos nuestras conductas son principalmente a través del aprendizaje, por ende, los comportamientos implicados en los procesos de salud y enfermedad responden a los mismos mecanismos. De esta manera, el pasar de una situación de ausencia de enfermedad a estar enfermo e incluso el éxito o no de la terapéutica estará determinado por nuestras creencias (cogniciones), emociones (como predisposiciones a la acción) y finalmente nuestra conducta pro o riesgoso para la salud (Urzúa, et al., 2020).
Conclusiones
Los factores evaluados son factibles de intervenir. Se requiere la implementación de programas enfocados al fomento de la actividad física y educación nutricional, como parte de un estilo de vida saludable que contribuya a mejorar la calidad de vida de nuestros estudiantes en el ámbito universitario.
Se encontró relación positiva y significativa entre el estilo de vida y la calidad de vida en estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma Altoandina de Tarma-Perú.