Introducción
La situación sanitaria mundial ha sido muy compleja en los dos últimos años, provocada por el azote de la pandemia de COVID-19, la cual está teniendo una enorme repercusión en la salud, así como graves consecuencias económicas y sociales. Dentro de este contexto, existe la preocupación de que el campo de las adicciones, que ya de por sí representa un grave problema de salud pública, se vea especialmente afectado, tanto en el aspecto biomédico como psicosocial. (Sixto et al., 2021).
La adicción es una afección patológica que genera un estado de dependencia, resta libertad y estrecha el campo de conciencia restringiendo la amplitud de los intereses en la persona (Echeburúa & De Corral, 2010).
Con la pandemia “la conectividad digital es ahora una necesidad, Internet es la puerta de entrada de muchos servicios esenciales” (Rodríguez & Martínez, 2022)
Cuando el individuo descuida cosas más importantes por usar las TIC, se torna esta situación en un problema y se plantea que padece una adicción conductual.
(Pérez et al., 2021) plantea que “el uso frecuente de celulares ocasiona problemas en muchas áreas de la vida del ser humano” (p.204).
Los estudiantes universitarios junto a los adolescentes, son los que presentan una mayor sensibilidad a tener dichas conductas, ya que poseen varios condicionantes de riesgo que los abocan a presentar este trastorno de la conducta, como pueden ser: conectarse con frecuencia a internet y la telefonía móvil, estar más familiarizados con las TIC y tender a buscar nuevas sensaciones, lo que hace que sean más receptivos a estas nuevas formas de relación. Además, existen ciertas características de la personalidad y estados emocionales que hacen que aumente la vulnerabilidad psicológica a las adicciones como disforia, impulsividad e intolerancia a estímulos displacenteros (Nobles et al., 2020).
El smartphone se ha convertido en un objeto indispensable para la rutina diaria de las personas, gracias a su capacidad para conectarse a Internet de forma fácil y cada vez más barata, por su capacidad para hacer fotos y videos, así como por la posibilidad de acceso a numerosas plataformas y aplicaciones, para comunicarse, buscar o compartir información. Todo ello lo convierten en una herramienta de conexión entre sujetos o de mero entrenamiento indispensable en la vida de los individuos y entre los jóvenes (Herrera, 2009).
En el momento en que el uso del smartphone impacta negativamente en el desarrollo de la vida cotidiana social, laboral, estudiantil o familiar se puede definir como uso problemático del móvil (Acier & Kern, 2011) cuyas consecuencias pueden ser: pérdida de tiempo, alteraciones de la conducta, de los ritmos del sueño, falta de control, aislamiento, bajo rendimiento, etc. (Park & Rang, 2014). Los jóvenes continúan usando el smartphone a pesar de que les genera dificultades sociales o problemas de tipo interpersonal (Odriozola et al., 2009) ya que el uso recurrente y constante de esta conducta puede hacer que no cumplan con sus obligaciones en el trabajo, la escuela o el hogar.
Una de las principales variables afectadas de la personalidad es la autoestima. Se ha demostrado que personas con baja autoestima presentan un mayor riesgo de adicción a este tipo de dispositivos. (Elhai et al., 2017).
(León et al., 2021) asevera que “La nomofobia es una fobia situacional en la que se experimenta un miedo intenso, irracional y desproporcionado a no poder usar el smartphone”.
Investigaciones sobre el uso del smartphone muestran que genera en las personas diferentes sensaciones relacionadas con la independencia, el estatus, la seguridad, el control y el ocio, pero también hay conductas negativas acerca del uso de la internet y redes sociales, como phubbing, el cual provoca que el usuario se aislé del entorno y/o las personas que le rodean, centrado en el dispositivo móvil, lo cual afecta sus relaciones interpersonales y laborales, la nomofobia o miedo a estar sin el móvil, trastornos del ritmo del sueño, que hace que uno de cada cuatro jóvenes revise notificaciones de sus redes sociales en mitad de la noche (Ditrendia, 2018) o el síndrome de FoMO (del inglés “fear of missing out”, temor a perderse algo), el cual se asocia a la ansiedad generada por estar fuera de las redes sociales o aislado de los hechos que ocurren a su alrededor.
En su investigación sobre el uso problemático del móvil con jóvenes de 12 y 19 años, (Santana et al., 2019) comprobaron una correlación entre una mayor frecuencia de uso con un mayor nivel de FoMO, además de una menor comunicación con los padres.
El FoMO se caracteriza por el deseo de permanecer socialmente conectado y podría manifestarse como una forma de ansiedad social. (Przybylski et al., 2013).
No existe una causa específica para que se produzca una adicción, ya que es una enfermedad bio-psicosocial donde intervienen diferentes factores para su creación, este trastorno no puede ser explicado de manera simple, porque se encuentra compuesto por muchos aspectos en donde no solo existe una causa y un efecto.
Las adicciones tecnológicas son entendidas como la relación de la persona y la máquina, con las tecnologías de información y comunicación (TIC), las cuales pueden ser activas (como internet, celular y videojuegos) o pasivas (la televisión), la falta de control del uso de las mismas genera varios desajustes ya sean psicológicos o físicos, por ello llega a perjudicar al individuo en su desarrollo y entorno.
Una adicción que no involucre consumo de sustancias es toda conducta repetitiva que genere placer y alivio tensional, interfiriendo significativamente en las áreas social, laboral y familiar del individuo.
La nueva tecnología cambia la manera en la que el individuo realiza las actividades, no tiene la necesidad de leer el periódico por que la información ya la encuentra en la red, no se siente aburrido ya que revisa varias aplicaciones de entretenimiento si desea puede llegar hasta a revisar un libro, todo esto en un solo dispositivo sin tener la necesidad de levantar su mirada del teléfono, el celular es un dispositivo de bolsillo al que llegamos a priorizar y prestamos más atención que a los estudios, al trabajo y, en el peor de los casos, a la gente que nos rodea. (Benavente, 2017).
Se ha determinado que las personas más vulnerables para presentar Nomofobia son los jóvenes de entre 18 y 34 años, seguido de los adultos mayores de 55 años. Salir a la calle sin el celular puede generar agresividad, preocupación, ansiedad y problemas de concentración.
Las características más visibles de la Nomofobia son:
Usar frecuentemente el teléfono celular y brindar un tiempo considerable, tener uno o más celulares, llevar siempre consigo un cargador
Sentirse nervioso y ansioso ante la idea de perder su propio teléfono o cuando el individuo no puede interactuar con su teléfono celular ya sea por diferentes motivos.
Revisar la pantalla del celular para saber si se ha recibido llamadas o mensajes (un hábito que David Laramie denomina "ringxiety", (una combinación de timbre y ansiedad)
No apagar el teléfono celular en ninguna hora del día e incluso duerme con el dispositivo prendido.
Preferir tener contacto por medio del celular y no sociabilizar con las personas en un contacto directo
Posee grandes gastos por usar el teléfono celular. (Luna, 2018)
La adicción al smartphone provoca en algunos jóvenes que incurran en ausencia escolar o no se dedican a los horarios de estudio, pues pasan horas. (Vera, 2018).
Un estudio realizado el 2011 por psicólogos del grupo USP Hospitales, de España, estableció que una persona que sufre este trastorno cuando olvida su celular, no tiene cobertura o se queda sin batería, siente inestabilidad, se torna agresiva, presenta ansiedad, tiene problemas de concentración. Además, la angustia crece cuando el dispositivo se pierde o es robado, ya que para los nomofóbicos perder su agenda virtual, las fotografías y los correos electrónicos puede resultar un gran problema de adicciones que en la actualidad es tan común.
Para que una persona padezca de adicción al teléfono celular solo basta con tenga problemas afectivos, con dificultades para hablar con los demás, o que esté en una época difícil de su vida. (Vera, 2018).
Se hace indispensable la creación de herramientas que permitan estudiar estos mecanismos psicosociales que subyacen al uso del smartphone, especialmente cuando se produce un uso excesivo o adictivo, y que aporte conocimientos para entender sus bases psicológicas. Además, considerando “que el objetivo principal de una herramienta de estas características consiste en la realización de screenings en entornos reales (colegios, fundamentalmente), es necesario que el cuestionario sea muy breve con objeto de permitir una aplicación rápida, eficaz y sencilla” (Cuesta et al., 2020)
El periodo de aislamiento producto a la epidemia de la COVID-19, provoco un fuerte estrés en las personas, que debieron cambiar sus rutinas y permanecer en espacios reducidos durante prolongados periodos de tiempo y bajo la amenaza del contagio, siendo el teléfono celular su vía de comunicación con el exterior. Esta situación propició que en algunos casos de desarrollaran adicciones a su uso.
Algunas personas creen que su dispositivo celular es su apéndice y sin él no pueden permanecer tranquilos.
La presente investigación persigue como objetivo: determinar la existencia de la Nomofobia en estudiantes universitarios del Centro Universitario del Municipio Cruces, específicamente los que cursan la carrera de Licenciatura de Contabilidad y Finanzas.
Materiales y Métodos
El presente estudio es descriptivo ya que ayuda a desarrollar métodos para reconocer la manera en cómo los estudiantes utilizan el teléfono celular (smartphone) para llegar a mostrar la patología y exploratorio puesto que investiga si los estudiantes presentan Nomofobia, siendo de corte transversal por que se realizó en una sola ocasión. Se realizó en el Centro Universitario Municipal de Cruces, adscripto a la Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez” de la provincia Cienfuegos.
Se parte de la encuesta elaborada por (Luna, 2018), la cual se adaptó a las condiciones de Cuba, la misma consta de 10 preguntas con respuestas múltiples, en la cual existe la opción de escoger una sola respuesta. Para considerar la presencia de Nomofobia se deberá tener un mínimo 4 respuestas positivas, de las 7 preguntas significativas. Contando así con 3 preguntas de información general, 6 preguntas donde se puede determinar síntomas de adicción y 2 preguntas de consecuencias o problemas causados por el uso excesivo del celular en el entorno de la institución docente.
La muestra seleccionada se refirió a los estudiantes de la carrera de licenciatura en Contabilidad y finanzas, tomándose a la totalidad de la matrícula de los 5 años que existen en la carrera hasta el momento, que posean teléfonos inteligentes en funcionamiento en el momento de aplicar el instrumento de evaluación, la cual asciende a 64 estudiantes, de ellos 8 corresponden al sexo masculino y el resto al sexo femenino.
Criterios de inclusión exclusión.
Los participantes fueron estudiantes de ambos sexos, del Centro Universitario de Cruces, considerándose los siguientes criterios de inclusión:
Estudiantes del centro Universitario.
Estar matriculado en la carrera licenciatura en Contabilidad y Finanzas.
Poseer un teléfono móvil (smartphone) funcional.
De igual manera se contará con los siguientes criterios de exclusión:
Estudiantes de otros Centros Universitarios o la Sede Central de la institución.
Estudiantes de otras carreras.
Estudiantes que no posean un smartphone funcionando.
Resultados y discusión
De los participantes en el estudio poseen smartphone 89 estudiantes para un 72 % del total de la población, los cuales constituyen la muestra con la cual se trabajó.
En primer lugar, se determinó el género de los encuestados determinándose que 8 (25.0%) corresponden al sexo masculino y el 56 (75.0%) al femenino.
Las respuestas de la encuesta aplicada, fueron las siguientes.
El 100% de los encuestados manifestó desconocer el significado del término.
En términos generales 46 (71.9%) estudiantes afirmaron poder pasar el día sin utilizar su teléfono celular, mientras 18 (28.1% negaron poder hacerlo. Respondieron afirmativamente en el caso del sexo masculino el 75.0% y en el sexo femenino un 71.43%. Negaron poder hacerlo en el caso del sexo masculino el 25.0% y en el sexo femenino un 28.57%.
Un total de 32 (50.0%) estudiantes utilizan el teléfono de 1 a 2 horas, en el rango de 2 a 5 horas lo hacen 26 (40.6%) y por más de 5 horas solo 6 (9.4%). En el caso del sexo masculino el 62.5% lo utiliza 1 a 2 horas y el restante 31.25% 2 a 5 horas. En el el sexo femenino el 46.4% lo utiliza 1 a 2 horas, 41.1% por entre 2 a 5 horas y el restante 12.5% por más de 5 horas diarias.
Suelen desvelarse para revisar el celular 10 (15.6%) estudiantes, de ellos 1 del sexo masculino para un 12.5% y 8 del femenino lo cual representa un 14.3%. Los 54 (84.4%) restantes no lo hacen, lo cual en términos de sexo se expresa en 7 (87.5%) para el masculino y 48 (85.7%) para el femenino.
Al despertarse inmediatamente revisan su teléfono 16 (25%) estudiantes, lo cual se aprecia el mismo porcentaje en ambos sexos (25.0%), correspondiendo a 2 del sexo masculino y 14 del femenino, 5 minutos después lo hacen 14 (21.9%) estudiantes, de ellos 2 (25.0%) del sexo masculino y 12 (21.4%) del femenino. Después de los 10 minutos lo revisan 34 (53.1%) estudiantes, 4 (50.0%) del sexo masculino y 30 (53.6%) del femenino.
Los estudiantes manifestaron revisar el teléfono cada 5 minutos o menos en el 5 (7.8%) de los casos, perteneciendo ambos casos al sexo femenino (8.9% del total), cada 5 o 10 minutos lo revisan 12 (18.8%) estudiantes de ellos 1 (12.5%) del sexo masculino y 11 (19.6%) del femenino. Cada 10 minutos o media hora lo revisan 36 (56.3%) estudiantes, divididos en 5 (62.5%) del sexo masculino y 31 (55.4%) del femenino. Por ultimo no suelen revisar el celular 11(17.1%)de los estudiantes repartidos en 2 (25.0%) del sexo masculino y 9 (16.1% del femenino.
¿Ha sentido en alguna ocasión la sensación de que su teléfono celular ha sonado o vibrado sin que esto ocurra?
Un total de 37 (57.8%) de los encuestados manifestaron percibir el teléfono celular había sonado o vibrado sin que esto ocurriera realmente y los restantes 27 (42.2) no lo percibieron. En términos de sexo 5 (62.5%) del masculino lo hicieron y 32 (57.1%) del femenino. No lo percibieron 3 (37.5%) del sexo masculino y 24 (42.9%) de las féminas.
Manifestaron sentir agotamiento visual 29 (45.3%) estudiantes, de ellos 2 (25.0%) del sexo masculino y 27 (48.2%) del femenino.
Declararon sentir dolor del cuello 9 (14.1%) estudiantes, de ellos 1 del sexo masculino y 7 del femenino, para un 12.5% en ambos casos.
También sufrieron cefaleas 10 (15.6%) estudiantes, de ellos 1 (12.5%) del sexo masculino y 9 (16.1%) del femenino.
En términos generales 37 (57.8%) estudiantes han sido objeto de llamadas de atención por el uso del celular y 27 (42.2% negaron ser requeridos por ello. Respondieron afirmativamente en el caso del sexo masculino el 62.5% y en el sexo femenino un 57.1%. Negaron ser objeto de señalamientos en el caso del sexo masculino el 37.5% y en el sexo femenino un 42.9%.
Un total de 15 (23.4%) de los estudiantes manifestaron que el uso excesivo del celular influye en su rendimiento académico, de los cuales 2 (25.0%) correspondieron al sexo masculino y 13 (23.2%) al femenino. Respondieron negativamente 29 (45.3%) de los estudiantes de los cuales 4 (50.0%) correspondieron al sexo masculino y 25 (44.7%) al femenino. Mientras que opinaron que a veces influía, 20 (31.3%) de los estudiantes de ellos 2 (25.0%) correspondieron al sexo masculino y 18 (32.1%) al femenino.
Oscar de la Cruz Rodríguez en el año 2015 en una entrevista refirió que es un poco más común las cuestiones de la nomofobia en el sexo femenino por la estructura cerebral que tiene, es decir poseen una mayor facilidad para comunicarse y también tienen más capacidades para establecer relaciones afectivas que los hombres.
En cuanto al uso exagerado de tiempo otorgado al smartphone se está de acuerdo que es un causante de Nomofobia así como afirma (Botero, 2017), haciendo referencia a que esta patología hace que la persona se vuelva dependiente, porque tienen mucho tiempo de dedicación al aparato y en el cual manifiestan que pasar todo el tiempo en su dispositivo es una característica de la patología.
En términos generales se detectó que los estudiantes participantes del estudio desconocen que es la nomofobia, a pesar de estar expuestos a esa adicción.
Una parte de los encuestados afirman no poder estar sin su teléfono celular, siendo el mayor porcentaje observado en el sexo femenino. Dedican con más frecuencia al uso el teléfono un tiempo entre 1 a 2 horas, seguido por de 2 a 5 horas y solo un bajo porciento lo hace por más de 5 horas al día.
Existen estudiantes que se desvelan por revisar el celular, lo cual influye en la calidad de su descanso, siendo el porciento ligeramente superior para el sexo femenino. Y al despertarse predominan los que revisan el celular después de los 10 minutos, luego los que lo hacen inmediatamente y el número de los que esperan al menos 5 minutos es el más bajo, siempre los porcientos correspondientes al sexo femenino superan al masculino.
La frecuencia que predominó entre cada revisión del celular correspondió a cada 10 minutos o media hora, seguidos de los que no lo revisan y un pequeño grupo lo hace cada 5 minutos o menos.
De los encuestados más de la mitad manifestaron sentir la sensación de que su teléfono celular ha sonado o vibrado sin que esto ocurra, esto sucede con más frecuencia en el sexo masculino que en el femenino.
El uso excesivo del celular causa en los estudiantes en primer lugar agotamiento visual, luego por su incidencia están las cefaleas y por ultimo dolor del cuello.
Más de la mitad de los participantes en el estudio refieren que en alguna ocasión fueron requeridos por el uso del celular en situaciones que requerían de su total concentración.
Se coincide con el criterio de (Félix et al., 2017) “Existen diferentes problemas que pueden generarse por el uso excesivo de los smartphone, en los hábitos de estudio es un gran distractor” (p.25).
En la Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo se afirma que más del 50% de los estudiantes consideran que el smartphone es un gran distractor en clases (Herrera, 2009); en el estudio realizado muchos estudiantes no perciben que el uso excesivo del celular disminuya sus resultados docentes o lo ven como algo esporádico, contra una minoría que si lo ve como una causa directa.
Se determinó que existen 19 estudiantes que padecen de Nomofobia (2 del sexo masculino y 17 del femenino), para una incidencia del 29.7% (25.0% para el sexo masculino y el 30.4% para el femenino), lo cual de constató al contestar afirmativamente varias de las preguntas de la encuesta.
Conclusiones
Con la presente investigación se demuestra la existencia de Nomofobia en los estudiantes del Centro Universitario Municipal de Cruces, evidenciándose desconocimiento sobre esta situación, con lo cual se incrementa el riesgo de que más estudiantes desarrollen esta adicción.
El tiempo promedio de uso del teléfono celular en la población estudiantil es de 1 a 2 horas, siendo las mujeres las que mencionan pasar más de 5 horas con su teléfono celular a comparación de los hombres los cuales se rigen al promedio general, con esto se puede evidenciar la existencia del uso excesivo de sus teléfonos.
El pasar mucho tiempo en el teléfono celular produce daños físicos y problemas sociales, la mayoría de los evaluados en este estudio han presentado algún tipo de efecto físico ya sea fatiga visual, dolor de cabeza, o dolor de cuello y la mayoría de la población objeto del estudio ha sufrido llamadas de atención por dedicar tiempo a su teléfono celular en entornos que requieren de su total atención.
Ambos sexos han presentado las tipologías correspondientes a este problema social, evidenciándose que las mujeres pasan más tiempo que los hombres con su teléfono inteligente, pero estos muestran más inconvenientes al no tener su teléfono celular con ellos.