INTRODUCCIÓN
Los patrones de conducta alimentaria se corresponden con un conjunto de actos asociados a los hábitos de ingesta energética, selección de alimentos, preparaciones culinarias y porciones ingeridas, cuya dependencia responde a factores como: la necesidad biológica, el placer y el entorno sociocultural, entre otros. 1 Estos patrones de conducta alimentaria han conllevado a aumentos excesivos de inactividad física e ingesta calórica, reflejadas sobre el balance energético positivo, cuya incidencia muestra un 75 % de sobrepeso y obesidad en población adulta chilena. 2,3
En este sentido, los estilos de vida actuales han propiciado el desarrollo de ambientes obesogénicos, siendo la población estudiantil una de las más susceptibles a desarrollar comportamientos poco saludables relacionados con mayores tasas de morbilidad y mortalidad prematura por causa de enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT), de ahí la preocupación por la educación e incorporación de determinadas conductas alimentarias para la obtención de estados nutricionales saludables condicionados por valores entre 18,5 a 24,9 kg/m2 de índice de masa corporal (IMC). 4,5 En este contexto, los patrones de conducta alimentaria constituyen un eslabón fundamental ya que comparados con el IMC han demostrado ser más eficaces sobre la predicción precoz de estados nutricionales poco saludables en niños y adolescentes, existiendo escasos reportes sobre población estudiantil universitaria 6,7 donde se sabe, existe una alta incidencia de trastornos de conducta alimentaria (TCA) relacionados al escaso tiempo libre y la carga laboral y académica, cuyo reflejo conlleva cambios sobre valores estéticos corporales. 7,8
Por esta razón, esta investigación se planteó como objetivo describir y comparar el patrón de conducta alimentaria y estado nutricional en estudiantes de sexto año de la carrera de Odontología impartida por la Universidad Andrés Bello en su sede de Concepción luego de dos años de educación en línea por la COVID-19.
MÉTODOS
Se realizó un estudio piloto, descriptivo y de corte transversal diseñado según la Declaración STROBE. 9,10) La muestra estuvo compuesta por 18 alumnos inscritos durante el periodo académico 2022 en sexto año de la carrera de Odontología dictada por la Universidad Nacional Andrés Bello en su sede de Concepción (Chile), siendo la muestra seleccionada por criterio no probabilístico según los siguientes criterios de inclusión:
Estar cursando sexto año de estudios de Odontología.
No presentar ningún tipo de trastorno cognitivo que le imposibilitara responder cuestionarios.
No presentar ningún TCA durante los últimos 6 meses.
No presentar diagnóstico de alguna ECNT.
No estar sometidos a algún tipo de dieta durante los últimos 6 meses.
Aceptar participar voluntariamente del estudio, firmando un consentimiento informado que autorizara el uso de la información con fines de investigación científica válidos por cinco años según consideraciones éticas aprobadas por el Comité de Ética de Investigación de la Universidad Santo Tomás, Chile (N °48-22) en concordancia con la declaración de Helsinki año 2013.
El estudio se realizó en una sala de la Universidad Nacional Andrés Bello en su sede de Concepción. Los participantes fueron evaluados en dos días distintos (miércoles y viernes) durante la misma semana siguiendo la distribución por sesión de los alumnos inscritos en la asignatura: Proyecto Integrado de Investigación, de modo tal que se evaluaron a 9 participantes cada día.
Este patrón fue determinado por medio de la Encuesta de Conductas y Hábitos Alimentarios en Educación Superior (ECHAES) validada en estudiantes de Educación Superior chilenos con una confiabilidad aceptable (α= 0,81). El ECHAES cuenta de 35 preguntas en escala de tipo Likert de cinco alternativas (1: nunca. 2: pocas veces. 3: con alguna frecuencia. 4: muchas veces. 5: siempre) agrupadas en 10 dimensiones (1: Preocupación alimentaria. 2: Guías alimentarias. 3: Alimentación fuera de horarios. 4: Conciencia de alimentación. 5: Conductas alimentarias sedentarias. 6: Productos cárnicos. 7: Lácteos y cereales. 8: Recomendaciones para actividad física. 9: Actitud de alimentación. 10: Actividad sedentaria) que permiten clasificar la ponderación obtenida en total sobre conducta y hábitos alimentarios en deficiente (<11,5 puntos), suficiente (11,51 a 14,13 puntos) y saludables (>14,14 puntos)
Las características basales fueron evaluadas mediante la adición de preguntas abiertas al ECHAES para corroborar los criterios de inclusión (edad, sexo, año de estudio, presencia de trastorno cognitivos, presencia de TCA o seguimiento de algún tipo de dieta), además del peso y talla para calcular posteriormente el IMC para determinar los estados nutricionales de desnutrición (≤ 18,4 kg/m2), eutrófico (18,5 a 24,9 kg/m2), sobrepeso (25 a 29,9 kg/m2) y obesidad (≥ 30 kg/m2) según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 11
Los datos se analizaron con el software estadístico SPSS versión 26.0 para sistema operativo Windows. 12 El análisis descriptivo utilizó las medidas de tendencia central y dispersión, media (X), desviación estándar (DS), mínimo y máximo. La distribución y homocedasticidad de los datos se determinó a partir de la prueba de Shapiro-Wilk y Levene, mientras que la comparación entre grupos se realizó con la prueba t de Student para muestras independientes considerando un nivel de significancia alfa <0,05 para todos los análisis.
RESULTADOS
A continuación se presentan los valores descriptivos para las variables antropométricas básicas. Participaron 18 estudiantes universitarios con una edad media de 24,94 ± 1,95 años clasificados como eutróficos (21,92 ± 1,27 km/m2) y sobrepeso (28,13 ± 1,53 km/m2), presentando ambos grupos hábitos alimentarios suficientes (12,27 ± 1,43 puntos). (Tabla 1).
A continuación se presentan la comparación de los valores reportados por las diez dimensiones de conductas alimentarias en función del estado nutricional, observándose solo diferencias medias significativas entre grupos para la preocupación alimentaria (p= 0,009). (Tabla 2).
DISCUSIÓN
Este estudio se propuso como objetivo, describir y comparar el patrón de conducta alimentaria y el estado nutricional en estudiantes de sexto año de la carrera de Odontología impartida por la Universidad Andrés Bello en su sede de Concepción luego de dos años de educación en línea debido a la COVID-19, cuyos resultados solo presentaron una asociación estadística significativa en la preocupación alimentaria determinada por el ECHAES para el grupo eutrófico y sobrepeso (p=0,009).
La mayor puntuación sobre la preocupación alimentaria reportada en el grupo sobrepesos, se puede atribuir al interés por un peso y consumo de alimentación saludables, de manera tal, que estas diferencias entre grupos podrían explicarse por posibles insatisfacciones con la imagen corporal, cuyo reflejo podrían conllevar a potenciales riesgo para la salud por causa de TCA vinculados a la excesiva preocupación. 13,14) Este planteamiento se respalda al observar el comportamiento del grupo sobrepeso en otras dimensiones del ECHAES como las conductas alimentarias sedentarias y las recomendaciones para actividad física, donde se observan valores medios menores y mayores al grupo eutrófico respectivamente, mientras que la evidencia disponible en reportes similares señala un interés sobre el hecho de medir y disminuir la cantidad y el tipo de alimentos ingeridos con la finalidad de mantener un peso corporal saludable. 15
En este sentido, resulta importante analizar las formas mediante las cuales se desarrolla el comportamiento alimentario expresado sobre los hábitos de consumo individual, siendo las carencias observadas sobre las conductas alimentarias centradas en educación superior de gran relevancia en diversos contextos independientemente del nivel de conocimientos nutricionales disponibles durante el trascurso educativo y el entorno sociocultural de cada estudiante. 10,16,17 Estos hallazgos son de gran importancia porque los estudiantes universitarios en el contexto de la pandemia por COVID-19 se vieron expuestos a múltiples parámetros moduladores de la conducta alimentaria. En este sentido, el estrés psicológico y físico, además de la inactividad física producto de los confinamientos fueron elementos condicionantes de las dimensiones evaluadas por el ECHAS. 18,19,20
Esta investigación se encuentra limitada en su validez externa porque la muestra fue seleccionada por conveniencia, utilizándose una muestra pequeña, donde la totalidad de los datos reportados fueron obtenidos a partir de autoreporte lo que podría haber generado un alto riesgo de sesgo, tanto por subestimación como por sobreestimación de las conductas alimentarias.
Existen diferencias estadísticamente significativas solo en la dimensión preocupación alimentaria, lo que sugiere un interés por el autocuidado. Se requieren otros estudios que expliquen todas las variables moduladoras de la conducta alimentaria con el objetivo de generar estrategias preventivas y correctivas luego de dos años de educación superior en línea producto de la pandemia de la COVID-19.