Introducción
El escenario más sólido para impulsar el espíritu y cultura investigativa en los futuros profesionales es la universidad. La academia debe ser consciente de que, aunque la mayoría de sus egresados no se dedicará a la labor investigativa, deben presentar capacidades para llevar a cabo este tipo de actividad cuando su profesión lo requiera. Sin embargo, la incorporación de la investigación formativa se dificulta por el escaso número de docentes que presentan las adecuadas capacidades para guiar tal proceso.1 Con una mayor frecuencia se observa que cuando se convoca a los estudiantes para realizar proyectos de investigación (aun cuando puedan ser trabajos de grado) no suelen encontrar temas o se les dificulta formular una pregunta científica. Esto puede deberse a que muchos de los estudiantes no han sido sensibilizados (intelectual y sentimentalmente) para comprender su entorno biofísico y cultural, lo que les permitiría encontrar la riqueza temática susceptible de ser indagada, ya sea con técnicas cualitativas, cuantitativas o reflexivas.2
La investigación es el eje de la información biomédica. Durante la labor asistencial primero se recoge información válida y valiosa (anamnesis y/o exámenes), los datos encontrados son analizados y se plantea una hipótesis (diagnóstico presuntivo), se identifican las variables (factores asociados o causales), se planifican acciones para responder a la pregunta (estrategia terapéutica), se realiza el estudio y se obtienen nuevos datos (se trata y se sigue al paciente), se analizan los diversos datos y se acepta o se rechaza una hipótesis (se convalida o no el diagnóstico), finalmente, se redacta un informe (epicrisis).3 Estimular que los estudiantes se interesen por la investigación permite mejorar sus competencias investigativas, iniciar una labor científica y desempeñarse más críticamente en el quehacer profesional. En una facultad de odontología este interés puede incentivarse a través de la participación en congresos académicos, clubes de lectura de artículos científicos, seminarios investigativos, participación en grupos y semilleros de investigación, fomento de asistentes y auxiliares de investigación, etcétera.
Lograr que docentes, asesores e investigadores se concentren en la formación investigativa y las estrategias pedagógicas para cultivar el espíritu científico, tecnológico y humanístico sigue siendo una tarea pendiente en las instituciones de educación superior. Se conoce que este interés hacia la investigación es alto en las escuelas de medicina pero que disminuye a medida que avanzan los ciclos académicos.4 Sin embargo, estos datos deben también ser analizados en los estudiantes de odontología, pues también son parte del equipo asistencial que labora en consultorios, clínicas y hospitales e igualmente requieren desarrollar competencias investigativas. Se conoce que la participación en artículos científicos por parte de estos estudiantes es baja y llega a un 9,6 %.5 Conocer qué interés presentan los estudiantes hacia las actividades de investigación es importante, pues permite a los gestores educativos, directores, decanos y rectores tomar decisiones si este interés es bajo o, por el contrario, es alto en algunos estudiantes, y analizar qué hace que sea más llamativo en unos y en otros no.
Por esta razón, el objetivo del presente estudio fue describir el interés por la investigación científica por parte de los estudiantes la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) en Lima, Perú.
Métodos
Estudio correlacional, transversal que incluyó estudiantes del pregrado. El universo fueron la totalidad de estudiantes de la Facultad de Odontología de la UNMSM que estuvieron matriculados en el segundo semestre (julio a diciembre) del curso académico 2019-2020, siendo esta población un total de 395 estudiantes.
La muestra se calculó manualmente, considerando un interés por la investigación del 80 % (8 de cada 10 estudiantes manifiestan estar interesados por la investigación), un error de precisión del 4 %, un nivel de confianza del 95 % y una población inicial de 300 estudiantes matriculados. Acorde a estos datos, se requirió un mínimo de 169 estudiantes. El método de muestreo utilizado fue probabilístico y la técnica de muestreo fue aleatorizado estratificado, considerando como estratos las promociones de cada año. Se incluyeron estudiantes matriculados desde el tercer año hasta el sexto año de estudios; no se incluyó a los estudiantes de los dos primeros años por cursar estudios generales fuera de la Facultad de Odontología, lo que hacía difícil su ubicación. Además, se consideró que es a partir del tercer año que los estudiantes inician sus actividades clínicas y profesionalizantes propias de la Odontología.
La variable principal fue el “interés por la investigación”, mientras que las variables de caracterización fueron: año de estudio, sexo (masculino / femenino) y año académico (tercero, cuarto, quinto e internado), colegio de procedencia (estatal o particular / privado), pertenencia a una sociedad científica estudiantil, participación en proyectos de investigación y experiencia publicando artículos.
La unidad de análisis y observación fue el estudiante. A cada uno se le aplicó una encuesta que valoraba el interés por la investigación. El instrumento utilizado fue creado por Jhonnel y otros,4 consta de 12 ítems con cinco alternativas tipo Likert (desde muy en desacuerdo hasta muy de acuerdo). Se analizó la confiabilidad del instrumento con una muestra piloto de 50 estudiantes, y en la que se obtuvo como resultado un alfa de Cronbach de 0,92.
La encuesta fue aplicada por dos investigadores al finalizar las clases regulares, previo permiso del docente responsable. En el caso de los internos (estudiantes de sexto año), estos fueron encuestados durante sus reuniones presenciales mensuales (intersedes). Se explicó que la participación era voluntaria y anónima. Las dudas fueron resueltas por los encuestadores. Se trató de seleccionar una cantidad homogénea de estudiantes participantes por cada año académico (40-50 estudiantes). Los estudiantes seleccionados participaron libremente y dejaron constancia de ello a través de la firma de un consentimiento informado escrito. La encuesta fue autoadministrada y demoró entre 3-5 minutos en ser rellenada por completo.
El vaciado de datos fue realizado con el paquete estadístico SPSS v. 21.0. Se utilizó promedios y desviaciones estándar para valorar cada pregunta, así como frecuencias y porcentajes. Se constató una distribución no normal de datos (a través de la prueba de Kolgomorov-Smirnov) entre los años académicos, por lo que se utilizaron pruebas no paramétricas para comparar los resultados (Kruskall-Wallis y U Mann-Whitney). Se utilizó la prueba de Chi cuadrado para evaluar la asociación de las frecuencias con el sexo y año académico. Aceptamos un nivel de significancia de 0,05 para refutar una hipótesis nula. El presente estudio fue valorado por el Comité de Ética del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos como parte de la tesis de licenciatura de uno de los autores.
Resultados
Fueron encuestados 187 estudiantes. El promedio de edad fue 22,6 ± 2,5; El 38 % (71) fueron varones y 116 (62 %) mujeres. Pertenecieron al grupo de tercer año 52 (27,8 %) estudiantes, 49 (26,2 %) a cuarto año, 43 (23 %), a quinto y 43 (23 %) a sexto año (internado hospitalario).
El 68,4 % de los encuestados estuvo de acuerdo en interesarse por la investigación científica y un 66,3 % considero estar de acuerdo en que el estudiante debe comprometerse más con la investigación. El 35,3 % respondió de manera “indiferente” a dedicarse a una carrera ligada a la investigación, mientras que solo un 10,2 % estuvo totalmente de acuerdo en dedicarse profesionalmente a una labor ligada a la investigación (Fig. 1).
Hombres y mujeres evidenciaron valores de la mediana similares, sin diferencias significativas (Fig. 2A). Los estudiantes de quinto año fueron quienes manifestaron mayor puntuación de interés hacia la investigación (4,24 ± 0,44), sin embargo, esta puntuación no fue estadísticamente significativa respecto a los otros años académicos (Fig. 2B).
Estudiantes provenientes de colegios particulares y estatales evidenciaron valores de la mediana similares sin diferencias significativas (Fig. 3A). Mientras que los estudiantes que pertenecían a una sociedad científica manifestaron mayor puntuación de interés hacia la investigación (Fig. 3B).
Se encontraron diferencias significativas en las categorías: colegio de procedencia (p = 0,011), pertenencia a una sociedad científica de estudiantes (p = 0,001) y haber participado en proyectos de investigación (p = 0,034) (Tabla 1).
Discusión
En su mayoría, los estudiantes que participaron en el estudio, tanto varones como hembras, presentan interés hacia la investigación, pero mayores en aquellos que pertenecen a una sociedad científica estudiantil. Esto va acorde a lo percibido por estudiantes de medicina, quienes reportan un nivel “aceptable” de conocimientos respecto al proceso de investigación.6,7 En el estudio de Castro y otros8, la mayoría de estudiantes calificó como “regular” sus conocimientos sobre metodología de la investigación, mientras que una menor cantidad lo consideró deficiente y consideran que la redacción científica es lo que menos conocen, tema que se aprecia con claridad en la baja producción científica.
Se han encontrado percepciones positivas sobre la investigación científica en estudiantes de enfermería, principalmente al realizar trabajos que permitan obtener los títulos profesionales.9 Estos datos indican que el mayor interés se encuentra en estudiantes de años superiores, quizás por su mayor dominio de los temas o porque en el plan de estudios es una etapa en la que se realizan más cursos relacionados a la investigación. Es necesario precisar que en el presente estudio no se tuvieron en cuenta a estudiantes de los primeros años, por no cursar contenidos de la profesión y enfocarse en estudios generales, los que pudieran tener otra perspectiva de la investigación odontológica.
La capacitación en investigación en salud es un componente esencial de la educación médica y un ejercicio vital para ayudar a desarrollar habilidades de investigación, como la búsqueda de literatura, sistematización, análisis de datos y la evaluación crítica de la evidencia científica.10 Los estudiantes de las ciencias de la salud expresan una mayor puntuación en la actitud hacia la investigación que otras áreas como las ingenierías, la arquitectura y otras ramas afines.11 Los datos indican similares puntuaciones para hombres y mujeres, así como ausencia de relación según el tipo de colegio de origen. Esto hace entender que el interés por hacer y participar en las actividades de investigación es independiente del sexo y de sus estudios de secundaria que tienen los estudiantes; por lo cual ambos tendrían las mismas oportunidades de seguir una carrera científica en los posgrados.
La formación en habilidades de investigación y experiencias tempranas durante el pregrado se ha asociado con una futura actualización continua en el posgrado y el desarrollo de habilidades en la toma de decisiones durante una segunda especialización.12Sumi y otros13 revelaron que la mayoría de los médicos (93,2 %) querían asistir a conferencias o seminarios en uno o más temas relacionados con la investigación clínica. Entre los encuestados, el 68 % de los médicos informaron una participación actual en investigaciones clínicas y el 74 % informó participación previa en investigaciones clínicas.14
Los estudiantes manifestaron un interés por la investigación y la publicación de artículos, pese a que consideran que su preparación no es la más adecuada.15 Sin embargo, revelaron una actitud positiva hacia la realización proyectos de investigación, esta actitud debe canalizarse a través de actividades curriculares o extracurriculares que fomenten el desarrollo de sus competencias investigativas. Aquellos estudiantes que participan en proyectos de investigación y llevan cursos extracurriculares presentan mayores puntuaciones respecto al interés por la investigación, quizás porque constantemente están aprendiendo de investigadores o porque están más familiarizados con la importancia de fortalecer competencias investigativas.
En algunos estudios15,16 se ha encontrado que la percepción que se tiene sobre quienes se dedican a la investigación es que poseen prestigio, al menos tres de cada diez encuestados lo señalan. Aunque se indica que la labor investigativa es una actividad gratificante, no existe la creencia de que sea bien remunerada y que resulta poco atractiva para los jóvenes.16 Dedicarse a una profesión médica-científica implica presentar un elevado interés hacia la investigación desde el pregrado; sin embargo, los recursos económicos, el largo periodo de entrenamiento, así como la incertidumbre del éxito merman el interés del estudiante y pocos de ellos deciden continuar con una carrera investigativa.17
Asimismo, estar en constante contacto con las actividades investigativas desde los primeros años del pregrado permite que se tengan menos limitantes cuando se realice un trabajo de fin de grado o tesis universitaria.18) Los estudiantes que pertenecen a una sociedad científica estudiantil presentaron mayores puntuaciones que aquellos que no lo hacían; en este grupo estudiantil suelen encontrarse los estudiantes que más se dedicarán a una carrera científica u optarán por continuar con estudios de posgrado, pues entienden que requieren seguir profundizando en un tema de estudio al finalizar la carrera.
Si bien en los planes de estudio existen cursos relacionados a metodología de la investigación científica y tesis, muchas veces estas no estimulan el interés por la investigación, por lo que los estudiantes encuentran el provecho cuando desarrollan proyectos o trabajos de investigación.19 Los trabajos de investigación son estímulos intelectuales para los estudiantes, permiten incentivar la curiosidad y acercar a la solución de problemas, así como impulsar la lectura crítica. Tales competencias contribuyen en la formación de los profesionales que se dedicarán a la innovación y desarrollan la curiosidad e iniciativa personal.
Algunos factores que se perciben sobre por qué no hay tantas investigaciones en el pregrado radica en que se estimula más la labor asistencial, la competitividad clínica y la mayor demanda de médicos asistenciales. A ello debe sumarse el bajo salario de un investigador comparado con el del especialista que se dedica a la práctica privada y la falta de tutores apropiados que sepan dirigir un proyecto de investigación. Sin embargo, algunos motivos sí favorecen el interés por la investigación, como la posibilidad de publicar artículos, obtener incentivos universitarios, prestigio personal, mejorar el currículum vitae, beneficiar a una comunidad, mejorar los conocimientos, recibir apoyo de docentes, identificar una futura segunda especialización, establecer redes y contactos, así como asegurar un mejor puntaje o promedio para la obtención de becas o ingreso a la residencia. El modelo de un estudiante investigador enfocado en el método científico no ha logrado penetrar en los planes curriculares de las carreras afines a las ciencias de la salud. Esto exige buscar sus causas y redirigir acciones hacia un perfeccionamiento de las actividades científicas estudiantiles en el sector universitario.
En conclusión, la mayoría de estudiantes de la Facultad de Odontología presentan elevado interés por la investigación científica. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres, tampoco según el tipo de colegio de procedencia. Aquellos estudiantes que participaban en proyectos de investigación y eran parte de una sociedad científica estudiantil fueron los que más interés presentaron, a diferencia de los estudiantes que no participaban en ninguna.