Introducción
La cirugía reconstructiva es una rama especializada de la cirugía, implicada en la reparación de las deformidades y la corrección de los defectos funcionales. La apariencia del ser humano ante sus semejantes ha sido una de sus preocupaciones prioritarias y tal vez, la que más repercusiones ha tenido sobre el desarrollo de las diferentes civilizaciones, ya que, como consecuencia del culto a la apariencia, ha tenido muchos conflictos, algunos de los cuales han evolucionado hacia francas confrontaciones armadas.1
El cáncer de piel es una neoplasia maligna de gran prevalencia tanto a nivel mundial como en la población cubana. La región facial es muy afectada, fundamentalmente por su alta exposición a los rayos ultravioletas. Según la literatura consultada, los tipos más frecuentes de este tipo de cáncer, son el carcinoma de células basales, el carcinoma de células escamosas y el melanoma.2
En colgajo frontal es el más utilizado para cubrir los defectos nasales por su semejanza en cuanto, a textura y color. En Cuba se realizó la primera reconstrucción nasal en 1839, con un colgajo del brazo, el primer colgajo frontal se realizó 1879, por el oftalmólogo Juan Santos Fernández, quien lo empleó para una reconstrucción del párpado inferior. En el Memorial Anual de 1950 del Hospital Curie, se registran entre las operaciones realizadas, por el Dr. Orlando Lezcano. Las primeras referencias en la nación sobre el colgajo frontal para la reconstrucción nasal datan del año 1956, por el Dr. Alberto Borges en 1958. No se recogen otros antecedentes hasta 1981, cuando el cirujano maxilofacial Dr. Fausto Felipe presentó, tres pacientes a los cuales realizó reconstrucción nasal total utilizándose el colgajo frontal mediano y dos colgajos nasogenianos invertidos para la cubierta interna. No empleaba material de soporte y colocaba unas placas de acrílico externas en las paredes nasales laterales para dar forma a la nariz reconstruida. En el año 2010, 2017 y 2018 se realizaron otras publicaciones en Cuba sobre la reconstrucción nasal con el uso del colgajo.3,4)
Por su excelente vascularización y versatilidad de diseño, se decidió utilizar además de la nariz, para otras regiones faciales como mejilla, región temporal y párpado inferior. El objetivo es evaluar la utilidad del colgajo frontal para la reconstrucción de defectos faciales en pacientes intervenidos por lesiones oncológicas.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, prospectivo de corte longitudinal, en los pacientes que acudieron a la consulta del Instituto de Oncología y Radiobiología (INOR), con lesión tumoral en región facial; con previo consentimiento informado. El universo estuvo conformado por los pacientes con lesiones oncológicas que tenían criterio de reconstrucción, quedó la muestra constituida por 106 pacientes.
Criterios de inclusión
Pacientes mayores de 20 años, de ambos sexos.
Pacientes con lesiones faciales cancerígenas, con criterio de reconstrucción, amplitud de la frente que permitía diseñar un colgajo frontal.
Pacientes con resultados de exámenes de laboratorios que no contraindicaron el proceder quirúrgico, voluntariedad de participar en la investigación.
Procedimientos quirúrgicos y descripción de las técnicas empleadas en el estudio
Diseño del colgajo frontal
Se tuvo en cuenta variantes de diseño: Paramediano, cuando se realiza en paralelo a la línea media vertical de la frente, en el sentido de los vasos supratrocleares. Oblicuo, cuando el eje longitudinal del colgajo se diseña en sentido oblicuo, respecto a la línea medio vertical de la frente; con una inclinación vertical de 450. Se utilizó una cinta métrica para la distancia de la base del colgajo al borde proximal del defecto a reconstruir y se le añade de 1 a 1,5 cm. En la región distal del colgajo que se utilizó para reconstruir el defecto según un molde de papel y se realiza traslada a la zona a reconstruir.
Primer tiempo quirúrgico
El colgajo frontal se diseca de distal a proximal. En caso de reconstrucción de punta nasal y columela, se resecó la capa músculo aponeurótica en la porción distal del colgajo. Para el cierre de la frente, en primera opción un cierre directo. Si no con un injerto de piel parcial. Para la punta nasal, ala nasal y columela, se realizaron colgajos nasogenianos invertidos con colocación inmediata de injerto cartilaginoso de concha auricular si fue necesario. Si el colgajo frontal fue para mejilla, párpado inferior o región temporal se cubrió sobre el defecto.
Segundo tiempo quirúrgico
El paciente acudió tres semanas después del primer tiempo quirúrgico y se realizó la desconexión del colgajo frontal, se cortó su base en forma triangular para reposicionar la ceja y se remodeló la piel sobrante. Este paso se realizó con anestesia local (lidocaína al 2 %). En casos de necesidad de reconstrucción del soporte del dorso nasal, se puede colocar en este tiempo un injerto óseo-cartilaginoso, antes de la desconexión.
Tercer tiempo quirúrgico
Remodelación final entre tres y seis meses después. Consistió en rebajar excesos de zonas abultadas y definir contornos fundamentalmente.
Resultados
Se estudiaron a 106 pacientes, 26 mujeres y 80 hombres lo que representó el 24,5 % y 75,5 % respectivamente. La edad media fue de 67,08 ± 11,8 años.
En la tabla 1, se observa que predominaron los pacientes con edades comprendidas de 50 a 69 años de edad con un total de 51 pacientes para un 48,1 %; de ellos, el 75,5 % pertenecían al sexo masculino.
En la tabla 2, se observa la distribución de los pacientes según localización del defecto. La localización más frecuente fue en el ala nasal con 29 pacientes para un 27,3 %, seguido del dorso nasal con 21 casos que representó el 19,8 % del total.
En la tabla 3, se observa la distribución de los pacientes según tipo histológico. Predominaron los pacientes con carcinoma basocelular con 56 casos que representó el 52,8 % del total.
En la tabla 4, se muestra que el colgajo nasogeniano fue el más utilizado en 7 pacientes lo que representó el 6,6 %.
n = 106.
Fuente: Historia clínica.
a Puede existir más de un proceder complementario por paciente.
b Intervalo de confianza al 95 %.
En la tabla 5, se observa la distribución de los pacientes según las complicaciones. Se encontró en tres pacientes, necrosis de la punta nasal y en cuatro pacientes, se presentó sufrimiento superficial del colgajo. En el presente estudio, el 93,4 % de los pacientes no presentaron complicaciones.
Discusión
Los resultados a los que se arribó en esta investigación coinciden con lo declarado en la literatura.5,6,7 Se considera el rango de edades más frecuentes, entre los 50-69 años, dado por diferentes causas, entre las que se destacan, exposiciones extensas al sol, estilos de vida poco saludables, hábitos alimentarios inadecuados, y factores genéticos predisponentes. En un artículo publicado en el año 2018, se plantea que la media de edad en la que aparecen lesiones malignas oscila entre los 65 y 75 años. Hace alusión a que esto puede estar dado, por un deterioro de los mecanismos deletéreos celulares por cambios en el ADN o piel dañada por radiación ultravioleta.6
En esta investigación hubo un predominio del sexo masculino al igual que el estudio de Selçuk,8 donde el 75,5 % del total de la muestra eran hombres, con edad media de 54,2 años. Sin embargo, se discrepó con Paddack,9 donde el sexo que predominio fue el femenino.
En los resultados de este estudio, la mayor localización de los defectos reconstruidos se encontró a nivel nasal (ala, dorso y punta), con un 66,9 %. En la literatura se describe un alto índice de curación tras la resección con los márgenes establecidos, lo que avala la decisión de reconstruir de inmediato.10
El tamaño, el diagnóstico clínico y la localización del tumor en zonas anatómicas limítrofes, influyen en el tamaño final de la zona cruenta. Los resultados histológicos encontrados en el artículo de Paddack indican que los carcinomas basocelulares son los tumores más frecuentes en el ala nasal, con predominio del ala derecha,9 lo que coincide con lo identificado en los resultados de este estudio. El carcinoma basocelular (CBC), es el cáncer cutáneo más frecuente y junto con el carcinoma espinocelular (CE), representa el 95 % del cáncer cutáneo no melanoma.3)
El proceder complementario que más se realizó en este estudio fue el colgajo nasogeniano. La literatura revisada plantea que la utilización del injerto como técnica complementaria se emplea raramente. El propósito principal, como en cualquier cirugía oncológica, será la extirpación radical del tumor, y lo secundario, evitar la distorsión de las estructuras locales y conseguir el mejor resultado estético.11
Las complicaciones fueron pocas, se describen solamente necrosis de la punta en 3 casos y necrosis superficial del colgajo, en 4 pacientes respectivamente. En los casos que se utilizó para cubrir defectos de mejilla o de párpados, están descritos el ectropion, sin embargo, en nuestro trabajo no presentamos estas complicaciones. En el estudio realizado en el año 201612 en el INOR, la complicación que más se presentó fue el ectropión en la técnica de Mustardé, como aparece en la literatura para defectos de mejilla.
Se demostró la versatilidad de este colgajo al lograr cubrir totalmente todos los defectos de las diferentes zonas faciales afectadas por el tumor, de manera inmediata. Con excelentes resultados estéticos. Mejorándose el impacto psicológico al no dejar grandes defectos.