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Revista Universidad y Sociedad

versión On-line ISSN 2218-3620

Universidad y Sociedad vol.11 no.4 Cienfuegos oct.-dic. 2019  Epub 02-Sep-2019

 

Artículo original

Economía solidaria: una dinámica del territorio social

Solidarity economy: A dynamic of the social territory

0000-0002-9149-6800Ana María Torres Hernández1  *  , 0000-0001-6799-2823Leonardo Cardona Gómez1  , 0000-0002-3979-7235Leonardo Monroy Perdomo1 

1 Corporación Universitaria Minuto de Dios. Colombia, E-mail: lcardo12@uniminuto.edu, lmonroyperd@uniminuto.edu

RESUMEN

El artículo analiza el desarrollo del concepto de territorio social, constituido por las migraciones constantes a las grandes urbes y que vemos como invasiones, generando así dinámicas económicas generadoras de transformaciones, dadas desde la construcción de redes humanas, donde los espacios colectivos son de convivencia para el buen vivir, hasta la construcción de su propia política, que constituye su gobierno. Estos comportamientos, serían el surgimiento de nuevas definiciones de territorio, que buscan cambios y el resurgimiento de sociedades solidarias equitativas, que implícitamente, desde su razón de ser, se enmarcan en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde la economía social y solidaria -ESS- juega un papel clave en la realización de la Agenda 2030, proponiendo la creación o fortalecimiento de organizaciones del sector, hacia un desarrollo inclusivo y sostenible a través de mejores prácticas sociales e innovaciones institucionales y tecnológicas concretas. Se concibe entonces, una investigación, que permita establecer ¿cuáles son las condiciones sociales, geográficas y ambientales, que podría definir el desarrollo de un territorio social?, proyecto que se lleva a cabo en el barrio UNIR de la Localidad de Engativá, con los habitantes que se dedican al reciclaje. Este trabajo de campo se realiza con el método IAP y el enfoque Praxeológico de UNIMINUTO.

Palabras-clave: Competitividad; economía social; inclusión; solidaridad; territorio social

ABSTRACT

The article analyzes the development of the concept of social territory, constituted by the constant migrations to large cities and that we see as invasions, generating economic dynamics that generate transformations, given from the construction of human networks, where collective spaces are coexistence for the good living, until the construction of its own policy, which constitutes its government. These behaviors, would be the emergence of new definitions of territory, seeking changes and the resurgence of equitable solidarity societies, which implicitly, from their raison d'etre, are framed in the Sustainable Development Goals, where the social and solidarity economy -US- It plays a key role in the realization of the 2030 Agenda, proposing the creation or strengthening of organizations in the sector, towards an inclusive and sustainable development through better social practices and concrete institutional and technological innovations. It is conceived then, an investigation, that allows to establish what are the social, geographic and environmental conditions that could define the development of a social territory? Project that takes place in the neighborhood UNIR of the Locality of Engativá, with the inhabitants that are dedicated to recycling. This fieldwork is done with the IAP method and the Praxeological approach of UNIMINUTO.

Key words: Competitiveness; social economy; inclusion; solidarity; social territory

Introducción

Las posibilidades socioeconómicas que aporta la economía social al desarrollo humano se fundamentan en los principios de la solidaridad, lo que permite construir un espacio donde la comunidad inicia un proceso de transformación del territorio que habitan, allí emergen alternativas de mercado enfocadas a la misma sociedad, con una mirada participativa de los diferentes actores, de su entorno.

La dimensión del desarrollo territorial y social no queda ajena a estos procesos. Los espacios geográficos expresan transformaciones y dinámicas socio-productivas, lo que obliga al Estado a reconsiderar y mejorar de forma continua su capacidad de gobierno. Pese a algunas innovaciones sociales, al inicio del siglo XXI, no se vio una reducción significativa a la desigualdad social, por lo contrario se inician unas migraciones importantes que descompensan la calidad de vida de los asentamientos regulares, generando entorno a ellas cinturones de miseria; en este sentido, se podría dar una mirada desde la complejidad, donde el sistema productivo, ambiental, la nueva geopolítica del conocimiento, se representa en el mundo como una gran red tejida con hilos delgados de incertidumbre y no muy fuertes, por el dolor, que se entrelazan siempre con la mirada del riesgo.

Para el caso que nos ocupa, es importante anotar que el levantamiento de la información se ha fundamentado en el trabajo de campo realizado en el barrio UNIR, de la localidad de Engativá, el cual es habitado por un grupo social, de diferentes procedencias, desplazados, migrantes de otro país (Venezuela), reinsertados, personas que cumplieron una pena carcelaria, madres cabezas de familia, no es más que un territorio que refleja la realidad del país.

Dentro de este contexto, es importante determinar ¿cuáles son esas dinámicas sociales, en la construcción de territorios otros? La pretensión, es establecer el concepto de solidario dentro de un espacio en construcción de diferentes actores, que permitan generar dinámicas de reivindicación socioeconómica y transformaciones sociales (Berlien Araos, 2015) para la construcción de economías inclusivas, equitativas y justas desde el comercio, donde se dignifique el hombre como ser social de sus propias trasformaciones y de una sola raza, la humana.

Dando una mirada desde el pensamiento complejo, se busca establecer relaciones y complementos entre los diferentes actores de la comunidad del barrio UNIR; este estudio basado en la identificación de actores para el trabajo en red, con todo lo que implica el establecer los perfiles, permite visualizar las conexiones de reciprocidad y colaboración, con el fin de conformar un espacio territorial social de transformación y continua inclusión, más humana.

A la fecha, se ha logrado consolidar un grupo profesional, donde su objetivo es convocar a la población a hacer partícipe de la transformación y elevar la calidad de vida, no solo desde lo económico, sino lo educativo, psicosocial, salud, seguridad, en la búsqueda permanente de una casa común, lo que ha generado un apoyo inter y transdisciplinar de los diferentes programas de UNIMINUTO UVD, ciencias humanas, administrativas y educativas.

Así mismo los vínculos entre la Economía Social y Solidaria y los 17 ODS, que aparece en el documento del Task Force on Social and Solidarity Economy -TFSSE (Utting, Van Dijk & Matheï, 2014), resalta su potencial como modelo alternativo de desarrollo, que puede abordar las bases estructurales sobre las que se asienta el desarrollo excluyente e insostenible. El énfasis que se le da a la economía social y solidaria reorienta la atención hacia los territorios, ocupando un papel importante de respaldo hacia el desarrollo local, inclusivo y sostenible, que propicia vínculos entre las necesidades no satisfechas como el empleo, ingreso, bienes y servicios y la propia vivienda, que las cubre con la utilización de los recursos y fortaleciendo la conformación de grupos sociales dentro del territorio.

Sin embargo, para la presente investigación ha sido de gran importancia marcar una trazabilidad desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible, puesta que desde la economía social y solidaria -ESS-, se desempeña un papel clave en la realización de la Agenda 2030 y los ODS mediante la creación o fortalecimiento de organizaciones del sector, hacia un desarrollo inclusivo y sostenible, a través de mejores prácticas sociales, innovadoras, institucionales y tecnológicas concretas, enmarcadas en los procesos del reciclaje.

Desarrollo

La fundamentación teórica se soporta sobre la base de la existencia de una tendencia a vincular el concepto de economía social con una forma de filantropía desligada de cualquier tipo de generación de beneficios económicos. Sin embargo, es una forma de producción que se da dentro de unas condiciones particulares, con unas dinámicas propias, unas formas de organización características y unos objetivos que consideran como resultados deseables, algunos inmersos en categorías más amplias y diversas que las simples utilidades al final de un ejercicio financiero.

La apuesta para el desarrollo del presente trabajo de investigación, apunta a una dinámica de territorio social desde la esencia de la economía, no como grandes conglomerados productivos con alcance multinacional o transnacional; sino las empresas que se pretenden perfilar, dentro de estos nuevos territorios sociales, tiendan a una marcada preferencia por desarrollar sus actividades productivas y de transformación, así como las de uso de recursos (principalmente el laboral) en el ámbito local.

Por lo tanto, la economía social constituye una alternativa al modelo tradicional de producción, basado en el paradigma neoclásico de la maximización de los beneficios financieros de la empresa o del bienestar de los consumidores con relación a una función de utilidad o ganancia. Bajo esta óptica, las organizaciones que se constituyan como maximizadoras, aquí se debe optimizar los recursos y establecer procesos de integración que les permitan alcanzar economías de escala con el fin de incrementar su competitividad y su cuota de mercado desde el comercio justo, si bien se está hablando desde el reciclaje. Estas tienden a desarrollar actividades de largo alcance y a tener una relación precaria con lo local, que al ser constituidas en su mayoría por desplazados (campesinos, indígenas y extranjeros), en donde se desarrolla la inmensa mayoría de las actividades humanas, resulta afectando negativamente la calidad de vida de las personas por medio de su propio deterioro, porque no hay reconocimiento esta dinámica productiva y es soslayada o vista como una alternativa de supervivencia.

Es ahí en donde cobra importancia la economía social como modelo alternativo y dinámico en los territorios. La forma de producción está relacionada con el espacio en cuanto se afianza en lo local, de lo cual también se nutre, no sólo en términos de recursos productivos y de comercialización, sino también de relaciones humanas, institucionales y culturales. El conocimiento es un factor de producción esencial, y en lo que concierne a la economía social, este es compartido y en muchos casos, originado desde la misma comunidad. Se trata de un modelo de producción en el cual los valores democráticos son extendidos, no sólo en cuanto a los aportes y beneficios, sino también en el proceso de toma de decisiones y difusión de bienestar social. En el inicio, del proceso y el resultado, está presente la formación de un patrimonio social local, construyendo nuevos territorios con dinámicas otras, que perseveran en las transformaciones de grupos sociales, que buscan reconocimiento a su trabajo y con el tiempo de diversifica.

La forma de realizar la actividad productiva dentro de esta propuesta, como dinámicas territoriales solidarias, es a través de la cooperación y la conformación de redes, que pueden ser especializadas en un aspecto concreto, pero que a su vez funcionan como nodos de una red general que las contiene pero que se alimenta de ellas, al mismo tiempo que las fortalece sirviendo como puente de comunicación entre ellas. En un estado más consolidado de la organización, esta alcanza a conformar redes más amplias que ya no necesariamente están vinculadas con el aspecto netamente productivo, sino que son consecuencia de los efectos sociales de la presencia de la organización solidaria en la localidad, así como de los aportes de dicho ámbito local en el campo de la producción y la transformación.

Todos estos aspectos presentan a la economía social como una forma alternativa de desarrollo enmarcada en la estrategia endógena, de acuerdo con los objetivos de reducción de la pobreza, la desigualdad y el desempleo propuestos por la Asamblea General de las Naciones Unidas al declarar la Segunda Década del Desarrollo en el año 1970 (Brunet & Böcker, 2015).

El desarrollo humano es un resultado eminentemente local que se da desde la estrategia de desarrollo arriba mencionada. Puede entenderse como la efectiva realización del conjunto de bienes deseables de Rawls (1993), cuyo objetivo es garantizar que todos tengan una buena calidad de vida, que todos los agentes alcancen lo que en términos de la economía social se conoce como el buen vivir.

El concepto de desarrollo humano surge entonces desde el enfoque de la satisfacción de las necesidades básicas, y desde ahí se puede articular con el conjunto de bienes de Rawls, pero a su vez, se relaciona con el objetivo final de la economía social, que es la búsqueda del buen vivir. Esto a su vez conduce a la dimensión cultural del desarrollo, planteada en México en 1982 en la cual el centro del proceso debe ser el ser humano (Brunet & Böcker, 2015).

El nuevo humanismo que se difunde en la década de los 90, da paso a le teoría neoestructuralista, según la cual “la equidad favorece el crecimiento y refuerza la competitividad auténtica. Una competitividad no basada en la sobreexplotación de los recursos naturales o en bajos salarios. De este modo, en el documento "Transformación productiva con equidad" se ponía el énfasis en la competitividad vía progreso técnico y se introducía la necesidad de una aproximación integral (social, institucional, política, etc.) al desarrollo, incorporando a éste la dimensión territorial y medioambiental (Brunet & Böcker, 2015).

Si esto planteamientos se orientan hacia los objetivos del desarrollo sostenible, es evidente cómo la economía social resulta ser una alternativa importante para alcanzarlos. En general, están formulados de manera que se alcance el buen vivir. De los 17 objetivos planteados, sólo los que tienen un carácter institucional como el de la paz y la justicia o la industria e infraestructura, o los que tienen alcance global, tales como el de la acción por el clima o la energía asequible y no contaminante están por fuera del ámbito local y de los resultados que se pueden alcanzar por medio de la acción cooperativa. Al menos la mitad de ellos se relacionan con el buen vivir y pueden ser alcanzados localmente a través de la solidaridad. El trabajo digno, la salud y el bienestar y la erradicación del hambre, por mencionar sólo algunos, son metas alcanzables localmente.

La construcción de nuevos territorios o territorios otros de la presente investigación, se da desde el método descriptivo aplicativo bajo el enfoque praxeológico (ver, juzgar, actual y devolución creativa), puesto que la naturaleza del trabajo que se viene adelantado tiene un enfoque social desde la economía solidaria, que subyace y da sustento a los procesos y pretensiones de la construcción de significados en torno a territorios sociales y solidarios.

Este espacio ha permitido, desde hace algunos años, que la Escuela de Economía Solidaria de UNIMINUTO UVD, haya venido reflexionando y proponiendo caminos orientados a profundizar la fundamentación solidaria desde el trabajo en campo, en los grupos sociales de su impacto y su entorno. En esa medida la investigación aplicada al servicio de la sociedad se soporta en la identificación de problemas que a su vez generan una nueva dinámica en el proceso de mismo, basado en problemas.

La visión que tiene la Escuela de Economía Solidaria en el proceso de investigación es que ésta debe estar ligada a la formación integral, por lo que hace y conoce desde su disciplina. Por lo tanto, es una investigación que estudia tanto lo desconocido, como trascender y comprender lo que ya se conoce.

A la fecha, se ha logrado consolidar un grupo social, donde su objetivo en convocar a la población a hacer partícipe de la transformación y elevar la calidad de vida, no solo desde lo financiero, sino lo educativo, psicosocial, salud, seguridad, en la búsqueda permanente de una casa común, lo que ha generado un apoyo inter y transdisciplinar de los diferentes actores (Fig. 1).

Fig. 1 Enfoque praxeológico. 

El enfoque praxeológico, permite desarrollar el trabajo de campo, como se muestra a continuación:

  • Ver: Desde el sentido que orienta a la reflexión y autoevaluación, por medio del cual con diferentes actores se analiza la situación actual de la organización del sector solidario, para luego determinar ejes de acción para el diseño de un modelo.

  • Juzgar: Se evidencia en el proceso de conceptualización de cada una de las áreas temáticas resultado del análisis del primer momento, estas dos fases conducen al desarrollo de instrumentos.

  • Actuar. La tercera fase del proceso praxeológico es la fase del actuar que responde a la pregunta ¿qué hacemos en concreto para mejorar la práctica? Esta es una etapa definitiva, en la que se construye, en el tiempo y el espacio de la práctica, la gestión, los procedimientos y tácticas, previamente validados por la experiencia y planteados como paradigmas operativos de la acción.

  • Devolución Creativa. Es una etapa fundamentalmente prospectiva que responde a la pregunta: ¿qué aprendemos de lo que hacemos? La prospectiva es una representación que pretende orientar el proyecto y la práctica del investigador/praxeólogo. (Juliao, 2014).

Conclusiones

El propósito de la presente investigación, una vez llevada al campo, no es otro que dar a conocer a la comunidad de recuperadores ambientales (recicladores), una alternativa de trabajo y generar un sistema de red, desde el arte del reciclaje, o bien contar sus historias de vida a través de la oralidad o del teatro, soportados por una formación y acompañamiento por parte de los investigadores de la Escuela de Economía Solidaria, en un contexto de nuevos territorios.

En los últimos años, la conocida globalización, o en su sentido más secularizado mundialización, se ha caracterizado por el avance en las tecnologías, el desarrollo de la industria y la tecnificación de los procesos, lo que ha hecho de la innovación tecnológica un elemento importante para el desarrollo y crecimiento económico, pero desigual, convirtiendo así el conocimiento como un factor que viene en aumento en la participación de los sistemas de producción, que no está al alcance de todos.

Dentro de este contexto, cualquier nivel de educación o formación, tiene un papel muy importante en las personas, sea cual sea su estrato o condición social, que visto desde la teoría económica social toma un papel relevante, volviéndose un elemento crucial para el análisis sobre el desarrollo de los países, que permite generar nuevas variables para poder explicar fenómenos como el desempleo, la pobreza, concentración de la riqueza, la guerra, migraciones y sobre todo la educación y su pertinencia para el sector productivo.

Ahora bien, Colombia no ha sido ajena a esa mundialización del desarrollo de las tecnologías ni sus avances, las desigualdades socioeconómicas en que está sumergido el país, lo que ha generado alternativas de sobrevivencia individualista, casi paupérrimas, condiciones que han llevado en los últimos diez años a migraciones de los corregimientos, veredas, inspecciones, municipios, del campo a las ciudades, construyéndose en torno a ellas cinturones de miseria, violencia, hambre y porque no decirlo una pérdida de valores y de humanidad.

Este reflejo de país ha permitido involucrarnos desde la Escuela de Economía Solidaria Rectoría UVD, en el diseño de alternativas de trabajo, en uno de los mayores problemas que se vive en Bogotá, Localidad de Engativá Barrio UNIR, que es la falta de generación de empleo e ingresos que se ha identificado en esta zona, muchos desplazados por la violencia, la falta de oportunidades por carecer de educación y de calidad de vida en su región.

Finalmente, es importante iniciar la construcción del concepto territorio social de transformación solidaria, que es la apuesta de la Escuela de Economía Solidaria UNIMINUTO UVD.

Referencias bibliográficas

Berlien Araos, K. (2015). Economía social y solidaria en Chile, racionalidad de la acción colectiva y la emergencia de redes cooperativas. Coloquio internacional de Economía social y solidaria en un contexto de multiculturalidad, diversidad y desarrollo territorial, Mendoza. [ Links ]

Brunet Icart, I., Böcker Zavaro, R. (2015). El discurso de la globalización neoliberal. Sistema: Revista de ciencias sociales, 237, 3-18. [ Links ]

Juliao Vargas, C. G. (2014). El enfoque praxeológico. Bogotá: Corporación Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO. [ Links ]

Utting, P., Van Dijk, N., & Matheï, M.A. (2014). Social and solidarity economy: Is there a new economy in the making?, UNRISD Occasional Paper: Potential and Limits of Social and Solidarity Economy, 10. Geneva: United Nations Research Institute for Social Development. [ Links ]

Recibido: 15 de Mayo de 2019; Aprobado: 18 de Julio de 2019

*Autor para correspondencia. E-mail: anatorres@uniminuto.edu

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