Señor editor:
En una serie de dos artículos publicados recientemente en su revista, sus autores mencionan el Ejercicio de Mapeo del Razonamiento Clínico (Clinical Reasoning Mapping Exercise, por sus siglas en inglés) como método de evaluación del proceso de diagnóstico en estudiantes de Medicina.1,2 Aunque su nombre y su promoción como “una nueva herramienta para explorar el razonamiento clínico” sugieren un fin estrictamente evaluativo, y su empleo con este propósito es incuestionable, su mayor utilidad reside en su aplicación como método de enseñanza, a partir de la virtual ubicación del estudiante en un contexto clínico determinado y el reconocimiento de los errores cometidos en su actuación. De tal modo fue concebido originalmente por sus creadores.3
El Ejercicio de Mapeo del Razonamiento Clínico tiene numerosos puntos de coincidencia con el método empleado a partir de 1989 para la enseñanza del tema “Dolor Abdominal Agudo” en el marco de la asignatura Urología, en la hoy Filial de Ciencias Médicas de Puerto Padre.4 Una de las ventajas comunes a ambos métodos resulta la posibilidad de adaptarse al nivel del estudiante, al disminuir o incrementar su complejidad, pero siempre adherido a los objetivos de la enseñanza y, en primer lugar, al adecuado nivel de asimilación o de desempeño, que habrán de ser los máximos indicadores de la competencia profesional.5
Ningún método de enseñanza del proceso diagnóstico puede perder de vista que el médico, al enfrentarse al paciente, no tiene delante un resumen de su historia, por lo que debe interrogarlo y examinarlo correctamente. Mientras más datos se le suministren al alumno de manera preliminar, menos calidad tendrá su ejercicio semiológico.6 De ahí la necesidad de que, al menos en los últimos años de la carrera, la complejidad de las situaciones problémicas presentadas al estudiante, tanto con fines instructivos como evaluativos, esté acorde con la realidad que habrá de encarar en la práctica profesional.