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Revista Universidad y Sociedad

versión On-line ISSN 2218-3620

Universidad y Sociedad vol.13 no.6 Cienfuegos nov.-dic. 2021  Epub 10-Dic-2021

 

Artículo original

La interacción profesor-estudiante-grupo como sustento de la calidad de la clase de educación física

The interaction professor student group like sustenance of the quality on the order of physical education

0000-0001-6759-8076Yury Douglas Barrios Palacios1  *  , 0000-0002-1770-5344July Elizabeth Fabre Cavanna1  , 0000-0002-5276-3611Dolores Zambrano Miranda1  , 0000-0002-5611-2496Zoila Eugenia Guerrero Ávila1  , 0000-0002-5860-9041Wilber Ortiz Aguilar1 

1 Universidad de Guayaquil. Ecuador.

RESUMEN

Enaltecer la calidad de la educación es uno de los desafíos más importantes a enfrentar por la sociedad en el nuevo milenio. La democratización de los espacios y tiempos educativos requiere, entre otras cosas, atender a formas de evaluación entendidas como procesos de diálogo, comprensión y mejora. En el artículo científico se presenta una sistematización de las concepciones teóricas y metodológicas asociadas con la interacción profesor-estudiante-grupo como sustento de la calidad de la clase de Educación Física, para el perfeccionamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje de esta asignatura. A tales efectos se sistematizan las conexiones referidas a la calidad de la clase de Educación Física, la interacción como variable mediadora del proceso de enseñanza-aprendizaje; así como las interacciones individuales y grupales con sus efectos en la calidad de la clase de Educación Física contemporánea. La instrumentación del componente motivacional por parte de los profesores en la clase de Educación Física contemporánea está asentada en la calidad de la relación que establezca con sus estudiantes y las interacciones afectivas grupales, producto de la cual podrá estimular aspectos vinculados a la creatividad, iniciativa y autonomía en el aprendizaje.

Palabras-clave: Interacción docente; calidad; calidad de la clase

ABSTRACT

To exalt the quality of education is one of the more important challenges to confront for the society in the new millennium. The democratization of the spaces and educational times requires, among other things, to attend to ways of evaluation understood like processes of dialogue, understanding and improvement. The professor encounters a systematization of the theoretic conceptions and methodological associated with the interaction in the scientific article student group like sustenance of the quality on the order of Physical Education, for the perfecting of the process of teaching learning of this subject of study. The quality on the order of Physical Education, the interaction like variable mediator of the process of teaching systematize to such effects the connections referred to learning; As well as the individual and group interactions with his effects in the quality on the order of contemporary Physical Education. The instrumentación of the motivational component for part of the professors in the kind of contemporary Physical Education is settled in the quality of the relation that you establish with his students and the affective group interactions, product of whom will be able to stimulate aspects linked to creativity, initiative and autonomy in learning.

Key words: Teaching interaction; quality; quality of the classroom

Introducción

Enaltecer la calidad de la educación es uno de los desafíos más importantes a enfrentar por la sociedad en el nuevo milenio. La democratización de los espacios y tiempos educativos requiere, entre otras cosas, atender a formas de evaluación entendidas como procesos de diálogo, comprensión y mejora (Moreno-Doña, et al., 2013). De este modo se requiere comprender que la educación no es neutral, sino que, por el contrario, tiene una fuerte carga ideológica que condiciona todo proceso formativo. Consecuentemente la educación cobra sentido si es proyectada en la comunidad que la acoge, manteniendo como utopía el logro de transformar la sociedad hacia modelos cada vez más democráticos, de participación, justicia e igualdad de oportunidades.

En el entramado de materias curriculares que se enseñan y se aprenden en la escuela se inserta la Educación Física. Dicha asignatura contribuye al desarrollo de las principales capacidades motrices de los estudiantes de acuerdo con un objetivo de formación integral. La realización de ejercicios físicos se complementa con el desarrollo de habilidades deportivas encaminadas al desarrollo de los estudiantes en lo biológico, en lo cultural y en lo social, contribuyendo a formar una persona saludable, con un nivel de cultura física que garantice su armónico desarrollo y una mejor calidad de vida. Tiene dentro de sus objetivos mejorar la condición física, la apropiación de métodos para la autopreparación sistemática y consciente, así como propiciar la formación del hábito de práctica de ejercicios físicos; contribuyendo así al mantenimiento y mejoramiento de la salud y una productiva utilización del tiempo libre.

Dada la singularidad de la asignatura Educación Física se requiere por tanto diseñar alternativas metodológicas para elevar la calidad de las clases. El análisis de la calidad educativa es imposible cometerlo al margen del papel profesional del profesor de esta asignatura. Las investigaciones educativas llevadas a cabo para constatar la dinámica y la eficiencia de la labor educacional, propusieron las vías de su mejoramiento, a partir de concebir al profesor como un facilitador de la actividad cognoscitiva de los estudiantes, con el fin de fomentar su preparación para la vida social.

La calidad de la clase de Educación Física debe verse desde una perspectiva multidimensional, estableciendo normas para evaluar la base del sistema educativo, como por ejemplo en la escuela y las áreas deportivas, participando los profesores de modo activo, para lo cual se deben capacitar de manera adecuada. Ese indicador, además de valorar los procesos en el acto educativo, en términos de rendimiento, examina el logro de las habilidades, capacidades, las motivaciones y los sentimientos generados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

En la clase de Educación Física se manifiestan interacciones profesor-estudiante-grupo dado el contexto educativo como un espacio social en el que convergen todos los factores que afectan los acontecimientos del salón de clase es indispensable comprender la interacción entre los sujetos que intervienen en la situación de la enseñanza-aprendizaje en el aula, así como los significados que le otorgan a ésta.

La relación profesor-estudiante-grupo presenta algunas configuraciones que la hacen especialmente diferente de cualquier otra interpersonal, la relación no se establece sobre la base de simpatía mutua, afinidad de caracteres o de intereses comunes se funda en una cierta imposición, después porque es una relación bipolar de ida y vuelta que se establece entre personas de diferente edad y grado de madurez mental (Escobar, 2015).

Las interacciones son aquellos momentos conscientes o inconscientes, superficiales o profundas, de larga o de corta duración que suscitan entre las personas. Es decir, cuando se inmiscuye de manera continua en procesos de vinculación con otros. La interacción sucede en cualquier situación en el que se encuentren un conjunto dado de personas en presencia de dialogo mutuo y continuo. Esto significa que en cualquier ámbito de comunicación de manera verbal y no verbal con la presencia de uno o muchos sujetos.

Las interacciones se dan de manera natural e innata en los seres humanos, que se basan en un constante diálogo en el que se intercambien ideas, pensamientos u opiniones. Estos momentos pueden durar mucho o poco tiempo dependiendo de la situación o contexto en la que se efectúe. La interacción profesor-estudiante-grupo es la descripción de formas de conductas, actividades y relaciones que tienen como objetivo estimular el aprendizaje, así como el desarrollo de habilidades y capacidades creativas, sociales e intelectuales las cuales se dan de manera cotidiana en las aulas de clase. Mediante esta interacción se ejecuta la construcción de un vínculo afectivo interpersonal en el que se pone en juego no sólo los sentimientos, las motivaciones y las expectativas de los estudiantes, sino también los del profesor.

La relación profesor-estudiante-grupo como instancia mediadora en el proceso de enseñanza-aprendizaje, se ha abordado desde diferentes investigaciones, que buscan resaltar su importancia, sin soslayar el manejo de las competencias docentes para trasmitir conocimientos en el nivel cognitivo y procedimental, tendientes a generar resultados de aprendizajes.

Antes de ser visto como polos de un mismo proceso que constituye el aprendizaje, deben ser dimensionados como partes de este, que están permanentemente presentes de manera holística e integral durante la enseñanza. El estilo relacional que los profesores reflejen en su interacción con sus estudiantes estará mediatizado por las creencias en relación con su papel y al rol esperado en sus discentes, normativas institucionales, y disposiciones gubernamentales que rijan el sistema educativo; lo que determinará la generación de un clima áulico especifico (Flores, 2019).

La interacción entre profesores, estudiantes y el grupo en general debería fijarse en la comunicación sin descuidar el apoyo emocional. En este sentido para la articulación del profesor y los estudiantes en una situación de enseñanza-aprendizaje tiene en consideración la reciprocidad y comportamientos en los contextos sociales específicos, lo que otorga peso al contexto y al entorno que rodea la realidad investigada.

Dada las características de contextualización que se consideran, las prácticas pedagógicas efectivas como concepto poseen características particulares a cada institución. Desde esta idea la docencia de calidad corresponde a una actividad compleja que incluye distintas características y estilos de docencia, sin embargo, enfatiza que un buen profesor necesita dominar su materia a enseñar, en el saber cómo y en el saber hacer, atribuyendo valor a la experiencia y formación, incluyendo además capacidad para transmitir sus saberes, buena comunicación, motivación, interés, organización, claridad, responsabilidad, cumplimiento y congruencia siendo complementado con aspectos actitudinales y valóricos como justicia, asistencia, puntualidad, respeto, exigencia y honestidad (Martínez-Maldonado, et al., 2019).

Dado este contexto, se ha desarrollado una investigación con el objetivo de sistematizar las concepciones teóricas y metodológicas asociadas con la interacción profesor-estudiante-grupo como sustento de la calidad de la clase de Educación Física, para el perfeccionamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje de esta asignatura. A tales efectos se sistematizan las conexiones referidas a la calidad de la clase de Educación Física, la interacción como variable mediadora del proceso de enseñanza-aprendizaje; así como las interacciones individuales y grupales con sus efectos en la calidad de la clase de Educación Física contemporánea.

Desarrollo

La clase constituye una de las formas fundamentales de organización del proceso de enseñanza-aprendizaje en todos los niveles de educación, en ella debe lograrse la unidad entre lo instructivo y lo educativo, mediante la comunicación, el trato, el respeto y la tolerancia, el leguaje adecuado que se utilice, la presencia personal, el clima emocional, la condena a hechos injustos, entre otros aspectos.

En toda clase contemporánea debe lograrse un enfoque ideológico definido, así como un nivel científico actualizado, acorde con el contenido que se imparte y con el nivel de enseñanza que se trabaje. Debe lograrse además una comunicación y una actividad conjunta profesor-estudiante, estudiante-estudiante, profesor-estudiante- (sub)grupo, que estimulen la motivación y la cognición durante todo el proceso.

La clase debe propiciar un aprendizaje participativo que favorezca la construcción de los conocimientos y el desarrollo de hábitos y habilidades en un contexto socializador, donde el profesor desempeñe un rol fundamental de mediación pedagógica como dirigente del proceso, así como el desarrollo de cualidades y valores en la personalidad. El contenido de la clase debe explotarse a partir de sus potencialidades reales en función de una didáctica de los valores, pero que no se agota en la clase.

El proceso de enseñanza-aprendizaje en la Educación Superior debe concebirse como un proyecto de solución de problemas profesionales mediante tareas que deben caracterizarse por la problematización, la búsqueda de conocimientos, problemas y soluciones, utilizando diversidad de métodos de investigación. El proceso pedagógico que se desarrolla en los centros de Educación Superior debe propiciar la formación y perfeccionamiento de los modos de actuación, partir del cumplimiento del principio del enfoque profesional pedagógico de la docencia universitaria.

Desde estos enfoques pedagógicos la calidad de la clase debe concebirse con un enfoque multifactorial, que involucre a todos los agentes del proceso de enseñanza-aprendizaje, que conciba la calidad como proceso y como resultado, y que se enfoque sobre todo a la mejora del proceso.

El ser humano contiene un potencial biopsicológico que se desarrolla en su interacción con el entorno social y que a su vez depende de las distintas capacidades e inteligencias que favorecen o dificultan el acceso a distintos campos del conocimiento. En este sentido la relación psicoafectiva se produce entre dos personas a través de la comunicación verbal y no verbal, en la que se emiten y reciben tanto mensajes emocionales como actitudinales, procesados en niveles conscientes y no conscientes. Así mismo, el establecimiento de dicho contacto genera impulsos de atracción o rechazo que marcarán tanto las acciones conscientes como las inconscientes por medio de la palabra, el movimiento y los gestos.

En la comunicación, la mayor parte del mensaje se transmite a través del lenguaje no verbal: gestos, tonos, siendo la parte más significativa del mensaje, es decir, la que más influye en el interlocutor y a la que se muestran sensibles y presenta un carácter interdependiente con la comunicación verbal. Efectivamente, la escuela se basa principalmente en la comunicación (Manota, 2016).

El ser humano no sólo necesita la comunicación: es comunicativo. A través de la relación interpersonal se influye mutuamente: lenguaje verbal, no verbal, gestual, paralingüístico (silencios, tonos, volumen…). Se emiten, reciben, se interpretan mensajes, creando un mundo de relaciones que crece y se desarrolla. La comunicación resulta inherente a la persona y sin ella perdería su condición humana. La persona no es libre para comunicarse o no comunicarse, sino que puede comunicarse bien o disfuncionalmente.

En el contexto educativo la relación interpersonal incluye una serie de características propias que indican su importancia clave para el proceso de enseñanza-aprendizaje. En definitiva, la reflexión no gira en torno a comunicarse o no, sino a cómo comunicarse. No hay proceso educativo sin esa relación interpersonal; ésta es el medio a través del cual profesor y estudiante son capaces de elaborar el proceso de enseñanza-aprendizaje (Manota, 2016).

Además, resulta una herramienta fundamental con la que se puede despertar la motivación y activar la mejora del estudiante. Sin embargo, y a pesar de su importancia, las relaciones interpersonales, así como el clima de aula, parece que se convierten en una preocupación sólo cuando se buscan soluciones para la violencia escolar. Sin embargo, reflexionar sobre éstas en el ámbito escolar y explorar cómo se desarrollan en centros educativos concretos, puede aportar también herramientas preventivas de futuras situaciones relacionadas con la violencia, en las que se puedan ver implicados estudiantes y profesores.

Esta falta de reflexión en el ámbito preventivo se encuentra en consonancia con las funciones socialmente asignadas a la escuela (Manota, 2016). Estas tienen una finalidad utilitaria y se pueden enumerar tres funciones, seleccionadas entre otras:

  • La transmisión de conocimientos para que existan estudiantes instruidos y cultos, en la medida de lo posible.

  • La formación necesaria para que obtengan las habilidades necesarias a fin de que puedan insertarse en un puesto de trabajo.

  • La educación con el objetivo de lograr estudiantes que se conviertan en ciudadanos responsables.

Estas funciones representan una formación que capacita al estudiante, aunque también se necesita de una formación que ayude a su desarrollo integral con el fin de que se sienta a gusto consigo mismo y crea en sus posibilidades, ya que los procesos escolares implican a las personas de una forma global. Sin embargo, el cuidado de la vida afectiva de los estudiantes no se encuentra entre las prioridades de la escuela a pesar de ser una dimensión clave en su desarrollo.

Se puede afirmar que la escuela tiene como fin fundamental la transmisión de información académica. En la escuela actual los profesores y los estudiantes reflejan una imagen puramente racional, en la que parecen relacionarse con el desarrollo de los conocimientos del estudiante como único objetivo, siendo los profesores una ayuda para lograrlo. Sin embargo, la acción docente depende de dos individuos: el que transmite y al que se le transmite, más que del conocimiento en sí mismo.

La relación interpersonal en el ámbito educativo formal posee unas características concretas: las interacciones entre profesor y estudiante no son voluntarias, ya que el estudiante se ve obligado a asistir a la escuela. No es una relación elegida voluntariamente por ambos actores, como podría ser la de amistad o de pareja. Las normas sociales y jurídicas obligan a los estudiantes a asistir a la escuela, tanto si son más o menos reacios como si van o no voluntariamente. Si un estudiante no quiere asistir a la escuela puede no cumplir las normas, comportarse como lo haría en la calle, saltarse las clases, llegar tarde… pero siempre que asista tendrá que interaccionar con los profesores en el aula, en el pasillo, en un despacho (Manota, 2016).

La relación profesor- estudiante-grupo es asimétrica en lo que se refiere al poder, edad, conocimientos, etc. En esta relación el profesor tiene que mucho que decir a la hora de controlarla y definirla. Esta asimetría puede, sin embargo, ser también motivo de conflicto, por lo que se debe manejar con cuidado y siempre dejando al estudiante un margen de participación e incluso de protesta. De esta manera, el profesor detenta el poder frente al estudiante: por su rol, por la institución, por su conocimiento, por su edad.

El profesor puede tomar decisiones respecto a los objetivos educativos, el modo de evaluación, la organización de los estudiantes en clase, la administración de sanciones y castigos, etc. Esta relación, por otro lado, ha de ser asumida por el estudiante, el cual puede participar en los ámbitos que elija el profesor y en la medida en que éste decida. El conflicto puede surgir cuando el estudiante quiere participar o conquistar alguna cota de poder. Este hecho no es bueno o malo en sí mismo; la resolución del conflicto es la que aportará resultados positivos o negativos tanto para el estudiante como para el profesor y la relación entre ambos.

Lo ideal es encontrar un espacio de diálogo, en el que el estudiante tenga la oportunidad de aprender y el profesor encuentre cauces para optimizar la relación y obtener mejoras en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por tanto, si la relación parte de una obligación de los estudiantes y son los profesores los que detentan el poder, ellos son los que pueden afectar al comportamiento de los primeros, aunque el profesor adapte también su conducta a las características y conductas de éstos (Manota, 2016).

La relación interpersonal en educación ha de ser de calidad, es decir, ha de existir un trabajo previo por parte del profesor, que debe utilizar una conversación cualificada con el estudiante, basada en ciertas competencias comunicativas y manejar el lenguaje, el lenguaje no verbal, el paralenguaje, su aspecto físico, el uso del argot. Pero tampoco es suficiente con comunicar unas expectativas altas a todos los estudiantes, se debe trabajar después para que éstas se cumplan, especialmente con los estudiantes que más lo necesitan.

Las palabras de ánimo son sobre todo un compromiso para los profesores. Por el contrario la sensación de disgusto percibida por los estudiantes en sus profesores acerca de su rendimiento, de sus habilidades sociales, de su forma de ser o de su personalidad, aumenta su malestar y su sentimiento de inadecuación de los objetivos escolares (Manota, 2016).

Las interacciones sociales no sólo se establecen entre profesor y estudiante, sino entre el profesor y todos los estudiantes, y a la vez entre todos ellos; de esta manera, la percepción que los estudiantes tienen de sí mismos depende en gran medida de la percepción que los estudiantes tienen entre ellos. Las interacciones personales afectuosas y las expectativas elevadas resultan vitales para conseguir escuelas de calidad, por tanto, no sólo el estudiante debe confiar en sus capacidades, sino que el profesor también debe creer en ellas.

El profesor es una persona significativa para los estudiantes, así su motivación para la docencia y sus actitudes hacia la educación y los estudiantes, entre otros factores, se han de tener muy en cuenta en su desarrollo profesional. No debe poseer sólo una serie de conocimientos sobre la materia que imparte y desarrollar destrezas para enseñarlos, sino también habilidades que favorezcan sus relaciones interpersonales con los estudiantes.

Debe formarse en el desarrollo emocional de los estudiantes, además de en su desarrollo personal. Sin embargo, es precisamente, en la inteligencia emocional en donde existe una de las lagunas más importantes de la formación del profesorado; por esta razón las emociones de los profesores son un aspecto que se ha de tener muy en cuenta con el objetivo de facilitar los aprendizajes (Manota, 2016).

El concepto de calidad de la clase permite establecer, desde un enfoque humanista una concepción significativa y constructiva del aprendizaje, el nivel de integralidad deseado de la clase en contraposición a la clase tradicional. De este modo la calidad de la clase se refiere al grado en que los requisitos preestablecidos para el desarrollo de esta forma de organización, se han ajustado a los expresados por los agentes y agencias concurrentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

La clase de Educación Física constituye el acto pedagógico en el cual se van a concretar los propósitos instructivo-educativos y las estrategias metodológicas previstas en la programación docente, último nivel de concreción del diseño y desarrollo curricular. Las distintas corrientes que se han venido desarrollando en el campo de la Educación Física contemporánea con una fundamentación biomédica, psicopedagógica o socioeducativa encuentran su materialización en esta forma fundamental del proceso enseñanza-aprendizaje que es la clase (Maqueira, 2005).

El enfoque integral físico-educativo, caracterizado por la construcción por los propios estudiantes, bajo la guía y orientación del profesor, de aprendizajes motrices transferibles es un modelo pedagógico de amplia utilización en situaciones variadas, a partir de una concepción significativa del aprendizaje. La acción docente bajo estos preceptos se caracteriza por el planteamiento de situaciones problemáticas para los estudiantes, la exploración y búsqueda, la observación, el refuerzo positivo de las acciones y la reflexión individual y colectiva (López & González, 2002).

Al respecto López (2006), señaló como aspecto fundamental en la clase de Educación Física, la interrelación establecida entre los componentes personales (profesor y estudiantes), los componentes no personales (objetivos, contenidos, métodos, medios y evaluación) y las esferas de influencia (lo cognoscitivo, lo procedimental y lo actitudinal) en el proceso enseñanza-aprendizaje. De esta forma reveló la dinámica establecida entre lo cognoscitivo, al relacionarla con el aprendizaje de hechos, conceptos y principios, lo procedimental, con el alcance de las habilidades y capacidades asociadas a la acción motriz y lo actitudinal, con la formación de actitudes, normas y valores.

Desde la posición epistemológica anteriormente argumentada López & González (2002) sistematizan la definición de la categoría calidad de la clase de Educación Física, que se construye desde un enfoque humanista e histórico cultural de la educación y una concepción significativa y constructiva del aprendizaje y permite establecer el nivel de integralidad deseado de la clase de Educación Física en relación con la tradicional.

Consecuentemente definen esta categoría como el valor que se expresa en niveles cualitativos y cuantitativos del proceso enseñanza-aprendizaje en la clase de Educación Física cuyo nivel óptimo de referencia o deseable, se concreta en los siguientes aspectos:

  • El estudiante es un sujeto activo. Es objeto de influencias educativas, pero sobre todo sujeto de su propio aprendizaje.

  • La acción pedagógica del profesor se enfoca como orientación en un proceso significativo y constructivo del aprendizaje.

  • La relación profesor-estudiante se concreta en una relación sujeto - sujeto en un marco de comunicación dialógica.

  • La clase se concibe como una unidad, como un todo, donde las partes están integralmente articuladas y se suceden unas a otras sin cambios significativos aparentes.

  • La diversidad del estudiantado y su atención constituye un aspecto destacado dentro de la clase.

  • Los objetivos se concretan a partir del valor formativo, intrínseco de la actividad (no conductual) y existe una total correspondencia entre estos, los contenidos, la metodología y la evaluación.

  • El contenido tiene un predominio de tareas abiertas significativas y de juegos que favorecen el proceso de toma de decisión por el estudiante.

  • La metodología se concreta en el empleo de estilos de enseñanza que promueven la independencia, la socialización y la creatividad.

  • Los medios empleados satisfacen la necesidad de ejercitación y practica de los estudiantes. Dichos medios son tanto creados por los profesores y estudiantes a partir de materiales de desecho como de producción industrial.

  • La evaluación tiene un carácter formativo integral: heteroevaluación, autoevaluación y coevaluación.

  • Los resultados de la clase se concretan en la contribución a la formación integral de los estudiantes: ámbitos cognitivo motriz, de habilidad, de actitud.

  • Los estudiantes, tanto individual como colectivamente, se encuentran satisfechos con la clase de Educación Física.

En dependencia de las interrelaciones que se establecen entre los componentes personales (profesores y estudiantes) los componentes no personales (objetivos, contenidos, métodos, medio y evaluación) y las esferas de influencia (cognoscitiva, de habilidad y de actitud) es posible generar una amplia gama de formas y tipos de clases (Lanuza, et al., 2015; Hortigüela & Pérez, 2016).

El acto educativo que se da en el interior de las aulas de clase comprende tres elementos fundamentales que están en constante interacción: los estudiantes, el contenido y el profesor. Cada uno con una función y una relevancia particular. El estudiante como artífice de su propio aprendizaje y a través de una actividad conjunta con el profesor y compañeros, construye significados y atribuye sentido a los contenidos y tareas por su parte, los contenidos curriculares representan saberes organizados intencionalmente para el aprendizaje en la institución escolar. El profesor tiene una función de enlace para ayudar a los estudiantes al acercamiento y apropiación de estos contenidos (Escobar, 2015).

Con lo anterior se puede comprender, de forma clara, no sólo la función y la relevancia de los estudiantes, los contenidos y el profesor, sino la forma en la que cada una de estas partes se vincula hasta llegar a lo que las autoras llaman interactividad, entendida ésta como la organización de la tarea conjunta entre profesor y estudiantes. Aquí es necesario retomar la definición de interacción como la interacción entre profesor y estudiante se realiza en torno a un determinado contenido o tarea, y por lo tanto tiene una intencionalidad instrumental, entonces tanto interacción como interactividad giran en torno al proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los seres humanos actúan en relación a las cosas y a las acciones de los demás en función de las significaciones que ellas tienen para él; es en el contexto mismo de la interacción social que surgen y se constituyen las significaciones el sentido es continuamente establecido, y modificado también, a través de los procesos de carácter interpretativo puesto en marcha por los actores en el seno mismo de situación interaccional.

En el modelo tradicional de la clase de Educación Física no existe la obligación de estudiar y memorizar, lo cual es distinto a las demás áreas donde sí se debe responder por una tarea. Se pasa de una sujeción ética basada en el responder lo estudiado, al libre albedrío del dejar hacer sin sentido; es decir, de un fundamentalismo basado en la razón de las otras asignaturas, a un relativismo que empuja a la abulia y a la desidia al percibir una clase poco orientada. A tales efectos en el presente artículo científico se asume la clase de Educación Física con un enfoque integral (López & González, 2002).

La interacción de profesores y estudiantes es un tema de importancia visto particularmente desde los primeros, ya que el buen desempeño que puedan tener se encuentra implicado en distintas competencias profesionales que hacen parte del sistema formal de enseñanza-aprendizaje, entre las que destaca la capacidad de relacionarse. El concepto de enseñanza conlleva una cantidad de características y valores, como el saber emplear el conocimiento de acuerdo con las exigencias, conocer el ejercicio magistral y no menos importante, ser capaz de establecer buenas relaciones en contextos cambiantes.

La interacción en el aula es la acción recíproca cotidiana a través de la cual se desarrollan los contenidos de enseñanza y procesos cognitivos de profesor y estudiantes. La unidad conversacional mínima es el intercambio más pequeño de cualquier interacción social, que constituye la unidad dialógica de cooperación y de coacción. El intercambio se compone de al menos dos intervenciones o actos de habla de locutores diferentes. En contextos institucionales los intercambios se pueden clasificar en función del número de intervenciones que los componen: simples, aquellos de dos o tres intervenciones; complejos, de más de tres intervenciones y truncos, donde se rompe la estructura dialogal (Villalta & Martinic, 2012).

El impacto que puede significar la relación profesor-estudiante-grupo para la calidad de la clase de Educación Física parte de reconocer que la inmediatez y cercanía constituida por un grupo de rasgos de comunicación que incrementa la percepción física y psicológica de proximidad con los estudiantes, se correlaciona de forma positiva con buenos resultados por su parte, tales como el aprendizaje cognitivo y afectivo, la motivación y las puntuaciones otorgadas a los profesores respecto de su desempeño en clase.

Desde este planteamiento, la cercanía puede incrementarse, en función del contacto visual, un lenguaje integrador y el entusiasmo con el que los profesores asuman la comunicación con sus estudiantes. Flores (2019), al realizar una investigación de corte cualitativo sobre las representaciones que tienen estudiantes universitarios del aprendizaje significativo y las condiciones que lo favorecen, encuentran que estos valoran la apertura que muestre el profesor, así como la confianza que les brinda y su accesibilidad para absolver consultas; que faciliten la construcción del conocimiento. Por ello resulta importante el hecho de considerar los factores ligados a la motivación y el afecto para un buen aprendizaje.

Al referirse a los niveles de interacción profesor-estudiante-grupo al interior de los ambientes docentes, Flores (2019) menciona que la flexibilidad pedagógica y la interacción condicionan las acciones docentes; al interior del proceso de enseñanza-aprendizaje. Elementos que al estar presentes en la relación promoverán mejores resultados de aprendizaje. La percepción de la relación profesor-estudiante-grupo, a partir del criterio de estudiantes refiere que los hallazgos encontrados ligados al ambiente emocional describen una relación directa entre clima escolar positivo y variables académicas. Se torna evidente que la inserción de variables de naturaleza emocional por parte del profesor, en la vinculación con sus estudiantes posibilitan la obtención de mejores aprendizajes y el desarrollo de competencias específicas de las asignaturas a desarrollar (Flores, 2019).

Con lo anterior se puede aseverar que las interacciones que se establecen con los demás están ceñidas por la significación que se le brinda a dichas interacciones, y que esta significación está marcada por el contexto de las mismas. Por otro lado, la interacción profesor-estudiante-grupo es definida como el encuentro de dos saberes o discursos, de dos verdades, es decir de un diálogo, una interlocución, o una continua interpelación entre los portadores de la relación educativa. Aquí se puede apreciar como ya se vio anteriormente, la interacción profesor-estudiante-grupo tiene como pilar básico la comunicación entre ellos, sólo así el proceso de enseñanza-aprendizaje cumplirá su función adecuadamente (Escobar, 2015).

Consecuentemente, el objetivo que tiene la interacción profesor-estudiante-grupo es la apropiación por parte de éste del saber o del conocimiento que posee el profesor en relación a una disciplina natural; es decir que el estudiante experimente un aprendizaje significativo, mismo que sólo puede ser posible si existe, como se ha repetido en repetidas ocasiones, una continua comunicación.

Los seres humanos implementan un conjunto de expresiones lingüísticas y acciones comunicativas para comprender, explicar y legitimar los significados, valores o verdades. Los que emergen mediante las relaciones interpersonales o cobran sentido en las interacciones ejercidas recíprocamente a modo de diálogo. En estos intercambios significativos se generan las prácticas discursivas y no discursivas de los actores sociales, cuyos procesos de individualización y socialización están circunscritos en un sistema de organización histórico-cultural, socio-económico y político-ideológico. Con diversos matices, estas formas de administración regulan los medios de (re)producción, distribución y aplicación del conocimiento, por lo que no siempre promueven o favorecen la igualdad de oportunidades o el desarrollo integral de las personas (Lizana 2018).

En un ámbito didáctico, es necesario integrar la interacción en el diseño de la enseñanza, considerando su materialización en la calidad de la clase de Educación Física y tomando decisiones sobre la misma (¿a quién se dirige? ¿quiénes interactúan? ¿con qué propósito? ¿qué criterios se siguen?, etc.). Así, la interacción es permanente en el proceso de enseñanza-aprendizaje y se refiere a la dinámica dónde los actores se relacionan a través de la comunicación, herramienta cognitiva y transformadora del pensamiento, toda vez que sea usada con fines de aprendizaje y desarrollo.

La calidad de la clase de Educación Física se corresponde con cinco niveles de interacción profesor-estudiante-grupo sistematizados por Escobar (2015), en el aula de clases desde la perspectiva psicológica, mismos que según lo indican son necesarios para que los estudiantes adquieran y desarrollen capacidades útiles para la formación académica. El primero es el contextual, que es aquel donde los estudiantes participan en las actividades que se dan en el aula de clases, ajustándose a los estímulos que se les presentan, en este caso los estudiantes tienen un papel de escuchas o de repetidores de la información. El segundo es el suplementario, en él los estudiantes pueden producir cambio en el ambiente físico y social. El tercero es el selector mismo en el cual los estudiantes pueden actuar de múltiples formas en cada situación que se les presenta. El cuarto es el sustitutivo referencial donde los estudiantes tienen este tipo de interacciones cuando hacen referencia a escenarios pasados y futuros, se da un desprendimiento del presente. El quinto es el sustitutivo no referencial, este tipo e interacción permite a los estudiantes elaborar juicios argumentados o explicaciones sobre las relaciones que han logrado.

De acuerdo con Villalta & Martinic (2012), las conductas comunicativas didácticas verbales y no verbales del profesor, que están vinculadas al logro de aprendizaje de los estudiantes puede iniciar con intercambios:

  1. Formulando preguntas sobre la clase, para acceder y comprobar significados.

  2. Repitiendo las respuestas y expresiones de los estudiantes, las cuales le permiten reflexionar y/o modificar su respuesta.

  3. Reformulando las aportaciones de los estudiantes, para corregir sus respuestas.

  4. Reelaborando las aportaciones de los estudiantes, para adecuar el lenguaje a los términos específicos de los contenidos.

  5. Autorreformulando las aportaciones del propio profesor, para concretarlas, corregirlas o modificarlas.

  6. Elaborando síntesis de los aspectos que considera más importantes de la clase. Todos estos, acompañados de gestos no verbales que complementan la comunicación.

Se considera, por tanto, que la clase contemporánea de Educación Física tiene lugar en una comunidad cuyos participantes se relacionan a través de diversas actividades que generan aprendizajes donde profesor y estudiantes colaboran recíprocamente. En tal sentido, los recursos lingüísticos son significados potenciales funcionales a la acción, una operación, que utilizan los participantes involucrados en una actividad docente para alcanzar los objetivos de dicha actividad.

De este modo, los intercambios en la clase describen el proceso de construcción del conocimiento escolar y la forma de apropiarse del mismo. La interacción didáctica refiere precisamente al punto de encuentro entre la acción intencionada de enseñanza por parte del profesor, con las intervenciones consecuentes y también emergentes de los estudiantes para aprender. Se trata de un tipo especializado de conversación que implica razonamiento interpersonal entre profesor y estudiantes que tiene por finalidad promover aprendizajes. Además, el tipo de conocimiento escolar cumple un rol importante en las estructuras conversacionales y procesos cognitivos que promueve el profesor en la clase de Educación Física.

La posición epistemológica argumentada da cuenta de la fuerza interaccional que puede tener una intervención en un intercambio. En este sentido se distinguen actos directores, subordinados y preparatorios. Los actos directores son los que predominan en una intervención y tienen la capacidad de predecir una segunda intervención. Por ejemplo, la pregunta que inicia el intercambio obliga al estudiante a una respuesta. Esta última, en cambio, es predicha o tiene una posición subordinada con respecto a la primera. Las intervenciones preparatorias dan cuenta de actos que forman parte de la argumentación o justificación de una intervención. Junto a la distinción de fuerza interaccional, las intervenciones se clasifican por su posición en inicio, respuesta y cierre, así como sus variantes descritas en la interacción didáctica (Villalta & Martinic, 2012).

Conclusiones

La clase de Educación Física constituye el acto pedagógico en el cual se concretan los propósitos instructivo-educativos y las estrategias metodológicas previstas en la programación docente, último nivel de concreción del diseño y desarrollo curricular. Las distintas corrientes que se han desarrollado en el campo de la Educación Física contemporánea con una fundamentación biomédica, psicopedagógica o socioeducativa encuentran su materialización en esta forma fundamental del proceso enseñanza-aprendizaje que es la clase.

La instrumentalización del componente motivacional por parte de los profesores en la clase de Educación Física contemporánea está asentada en la calidad de la relación que establezca con sus estudiantes y las interacciones afectivas grupales, producto de la cual podrá estimular aspectos vinculados a la creatividad, iniciativa y autonomía en el aprendizaje. La visión del enfoque afectivo resalta la interactividad de la relación que se establece entre profesor-estudiante-grupo, la cual debe asentarse en la calidad del vínculo emocional que se genere, más aún cuando el campo de las neurociencias ha encontrado conexiones entre afecto y desarrollo del pensamiento, para potenciar el aprendizaje.

La interacción en el aula es la acción recíproca cotidiana a través de la cual se desarrollan los contenidos de enseñanza y procesos cognitivos de profesor y estudiantes. La unidad conversacional mínima es el intercambio más pequeño de cualquier interacción social, que constituye la unidad dialógica de cooperación y de coacción.

La clase contemporánea de Educación Física tiene lugar en una comunidad cuyos participantes se relacionan a través de diversas actividades que generan aprendizajes donde profesor y estudiantes colaboran recíprocamente. En tal sentido, los recursos lingüísticos son significados potenciales funcionales a la acción, una operación, que utilizan los participantes involucrados en una actividad docente para alcanzar los objetivos de dicha actividad.

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Recibido: 17 de Julio de 2021; Aprobado: 10 de Septiembre de 2021

*Autor para correspondencia. E-mail: yurybarriosp@ug.edu.ec

Los autores declaran no tener conflictos de intereses

Los autores han participado en la redacción del trabajo y análisis e de los documentos.

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