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Revista Universidad y Sociedad

versión On-line ISSN 2218-3620

Universidad y Sociedad vol.14 no.6 Cienfuegos nov.-dic. 2022  Epub 30-Dic-2022

 

Articulo original

La ciencia política como protociencia de la economía: “pies de barro”, según Sartori

Political science as a protoscience of economics: “feet of clay”, according to Sartori

0000-0003-1646-1218Juan Joseph Malta Luna1  * 

1Universidad Nacional Autónoma de Honduras

RESUMEN

El método cuantitativo de la ciencia política ha empobrecido los aportes de ésta a la experiencia y poder político. ¿Cómo develar las consecuencias de dicho empobrecimiento? ¿Hacia dónde va la ciencia política? Se suma una respuesta al debate de: Giovanni Sartori, David Laitin, César Cansino y Enrique Gomáriz. Como método, se sintetizan las diferentes narrativas del camino recorrido por las ciencias políticas, insertando como variante metodológica su relación con la economía política. Se concluye que, la ciencia política se ha convertido en una protociencia de la economía. Para caminar con pies de acero, la ciencia política necesita una concentración metodológica propia y autonomizarse de la economía instrumental: tiene que ser concesuencialista, más que confiar en las consecuencias no intencionadas.

Palabras-clave: Protociencia; dispersión metodológica; precaución metodológica; autonomía metodológica; urgencia democrática

ABSTRACT

The quantitative method of political science has impoverished its contributions to experience and political power. How to unveil the consequences of such impoverishment? Where is political science headed? A response to the debate is added by: Giovanni Sartori, David Laitin, César Cansino and Enrique Gomáriz. As a method, the different narratives of the path traveled by political science are synthesized, inserting as a methodological variant its relationship with political economy. It is concluded that political science has become a protoscience of economics. To walk with feet of steel, political science needs its own methodological focus and autonomy from instrumental economics: it has to be consequentialist, rather than relying on unintended consequences.

Key words: protoscience; methodological dispersion; methodological precaution; methodological autonomy; democratic urgency

Introducción

La sospecha primaria sobre el método de la ciencia política

a ciencia política es determinante para el entendimiento humano: entender y explicar el mundo, haciendo uso de la epistemología política, la filosofía política, la teoría política; entre otros, incluso el sentido común, la observación, la experimentación, la historia, el contexto, y la realidad misma. Y el ámbito de concreción del entendimiento humano (del pacto social) es la reflexión y la acción política, y podemos ir más allá: es el bien común.

Más adelante, se presenta un debate sobre el método de la ciencia política, desde una mirada económica, la planificación del desarrollo, las ciencias sociales y la gestión del desarrollo; y, pensando en la realidad y contexto de países en desarrollo; lo que obliga a la imaginación y anotación de preocupaciones, métodos y fines distintos a los métodos teóricos clásicos, los contemporáneos, cuantitativistas y dominantes; ya sea, de la ciencia política o de cualquier otra disciplina relacionada (como en este caso: la economía). El abordaje realizado, fundamentalmente se basa en la teoría de Giovanni Sartori (2004). Cualquier solidez argumentativa viene del “viejo sabio Sartori” (pág. 349) ¿Tiene la ciencia política “pies de barro (pág. 354)” o pies de acero?

Lo primero a decir es que, para los economistas, la ciencia política es o debe de ser un cómodo ambiente de aprendizaje y reflexión (hay convivencia entre la economía y la ciencia política). Quizá lo incómodo está en cómo hacer atractivo y efectivo el aporte de la economía, cuando aquella -la ciencia política- se atribuye y monopoliza en los politólogos (y está el tema de los sesgos políticos, y por lo tanto las decisiones que benefician a los dominantes). La ciencia política actual parece estar dictaminando que la participación de los economistas (en sus debates epistemológicos y de reflexión política) es totalmente admisible; siempre y cuando, dejen a un lado el estudio de las relaciones sociales de producción y se salten al análisis específico de lo que denominaremos como las “relaciones políticas de convivencia” (y también obviando los modos de vida cultural; por lo contrario, asumiendo un exagerado cuantitativismo). O sea, significa que la ciencia política misma se abstrae de muchas complejidades de la vida y se concentra en el conteo democrático. Cuando todo sale regular, se inserta el criterio de calidad de la democracia. Y cuando todo sale mal, le cuesta imaginar situaciones de alternancias (de cambios de enfoque). Desde esta perspectiva, también es poco lo que la economía puede aportar cuando se conjuga con la ciencia política.

Así, se presenta un primer alegato-afirmación particular: cuando se hace ciencia económica, siempre de forma explícita, sino implícita, también se hace ciencia política: ahí está la política, lo político, el Estado, el sistema político, lo público, lo privado, la preocupación por la dominación, la aspiración por las grandes mayorías; por ejemplo, la distribución de la riqueza es la expresión de la democracia en economía. Lo anterior está muy claro y entendido. La paradoja es que -viceversa- la ciencia política esta instrumentalizada, matematizada, llena de estadística y econometría, es su nutricia la economía; y parece que con poner en el centro al sistema político -y más de manera numérica- ya basta, cuando en realidad solamente se circunscriben a una parte del objeto, obviando el todo: …sistema político, económico y social para el bien común.

Para irse adentrando en el análisis, asumamos que, la democracia -en libertad- (uno de los objetos primarios y aspiraciones de la ciencia política), y la libertad económica de elegir, son dos caras de una misma moneda: una es la ciencia política y otra la ciencia económica.

¿Cómo hacer reflexión política desde las ciencias económicas? Thomas Piketty (Piketty, 2014), uno de los economistas más influyentes del momento, desde su libro “El capital en el Siglo XXI”, reniega de la dura atribución a la economía como ciencia económica, y prefiere volver a encasillarla como neta ciencia social, donde la disciplina es la economía política. Dando una ojeada a cualquier libro de ciencia política, el mismo -claro- estará plagado de economía (conceptos, teorías, doctrinas, escuelas de pensamiento económico). Sin dar un mérito mayor, supongamos que la economía es una ciencia generalista; esto ante la idea dominante de verla como ciencia abstracta, super- lógica y explicativa en demasía. La gran pregunta: Debemos preguntarnos si el método positivista, cuantitativo e instrumental de la economía, que ha sido prestado o tomado hacia la ciencia política, no hace que esta última esté subsumida en la primera. (No pensemos en ciencias madres, o en la madurez de la economía frente a las ciencias políticas; más bien, pensemos en la interrelación madura que obligatoriamente debe darse entre ambas ciencias en mención). Por lo contrario, si se concreta la sospecha y el carácter envolvente de una ciencia en otra, podemos afirmar que la ciencia política es una manera sucedánea de la nueva economía política. (Eso favorecería el posicionamiento de la ciencia política, aunque sacrificaría su autonomía - y también, a pesar del carácter dominante y cuantitativista que asuma).

Ciertamente, sería el caso de una economía política -digamos ampliada, hacia un modo de producción democrático. De ser así, un gran problema de ambas ciencias es: gozar, por un lado, de un sistema político democrático, que por otro lado, sus beneficios pueden rápidamente ser esterilizados si a su vez vivimos en un sistema económico excluyente. (¿Qué corriente de pensamiento en la ciencia política asume este reto?). Es por ahí donde puede venir el reavivamiento de la ciencia política: su aproximación a la realidad, que derive en la aceptación e institucionalización de sus preceptos en la academia, en la política pública y la mejora de la condición de vida en general.

Materiales y métodos

Esquema analítico y posicionamientos para el debate central sobre el método de la ciencia política

Una primera parte a saber es el debate sobre la crisis de la ciencia política. Contamos con cuatro insumos para introducirnos rápidamente en la ciencia política, sus métodos, enfoques determinantes y la validez de los mismos: 1) ¿Hacia dónde va la ciencia política? Giovanni Sartori (2004); 2) ¿Adónde va la ciencia política? David D. Laitin (2005); 3) Adiós a la ciencia política. Crónica de una muerte anunciada. César Cansino (2007). 4) Sobre la anunciada muerte de la ciencia política. Enrique Gomáriz Moraga (2011). Corresponde decir algo de manera resumida sobre el planteamiento de estos científicos sociales y políticos. Después del resumen, vendrá una opinión de cada planteamiento. Antes, ¿cuál es la metodología?

Metodología

El enfoque es cualitativo. Para analizar el método de las ciencias políticas y sus aportes a la democracia, se asume el debate en profundidad, lo que es característico cuando se tiene a mano la opinión de grandes referentes teóricos, tales como: Sartori, Laitin, Cansino y Gómariz Moraga. A partir de ahí, se sigue un proceso de razonamiento inductivo y se suma la observación de las nociones y prácticas de economía política en: Hayek, Keynes, Popper y Friedman. Este proceder regala las siguientes bondades: profundidad de significados; amplitud o riqueza interpretativa sin perder de vista la contextualización de fenómeno. Los alcances previstos son descriptivos - analíticos (explicativos).

Se parte del siguiente problema: La ciencia política es narrativa; sin lenguaje técnico; sin bases metodológicas y procedimientos propios; cuantitativa; anti-institucionalista; relativista; positivista; descriptiva; carente de evidencias; ajena a la vida; con dispersión metodológica; atomización social; parcializada - sesgada. La reflexión y aportes a este debate es una adhesión a la hipótesis de Giovani Sartori: La ciencia política tiene los pies de barro. El aporte o hipótesis naciente es que la ciencia política no tiene sus propios pies (camina con los pies prestados de la economía). El método de las ciencias políticas viene de la economía y es auto-impuesto. Por ello, se comporta: desconociendo a los contrarios; temiendo al comunitarismo; y desconociendo el potencial económico local. En esta perspectiva, aparecen los siguientes temas y alcances emergentes: la ciudadanía, el Estado, el sistema político-económico, la realidad social incluyente y el desarrollo humano sostenible.

Tanto Sartori, Laitin, Cansino y Gómariz Moraga; aparecen como una muestra de análisis (4 insumos / 4 casos). Aunque cada uno tiene variedad de propósito, dentro de un abánico de opiniones; sin embargo, todas las opiniones se juntan como unidad de análisis: son 4 los tipos - expertos. Intencionalmente, es preferible partir de un debate en los extremos (¿camina o no camina la ciencia política?); el debate debe tener base teórica - conceptual; el debate lo hacen referentes teóricos reconocidos; y hay una aproximación a la confirmación teórica. Para que las respuestas sean válidas, antes de ser confirmadas en la realidad política; hace falta que se observen patrones de hipótesis distintas en el debate. Digamos que, estamos frente a un análisis de teoría fundamentada y que se comporta de la siguiente manera: punto de partida histórico - sistemático, prácticas deliberativas, y visión emergente.

Análisis de posicionamientos

Análisis 1: La ciencia política no va a ningún lado, con la cuantificación y las consecuencias no intencionadas

Despunta el debate, Giovanni Sartori (2004). En el marco de la denominada crisis de la ciencia política, escribe el polémico y revolucionario ensayo ¿Hacia dónde va la ciencia política?, donde a su vez responde “…la ciencia política americana (…) no va a ningún lado” (pág. 354): “Es un gigante que sigue creciendo y tiene los pies de barro” (pág. 354).

Entendemos que la pregunta guía es ¿cuál es el objeto y objetivo de la ciencia política? Sea cual sea, y siendo una ciencia blanda, los fines se distorsionan si se ha hecho de la ciencia política una ciencia sólo cuantitativa, positivista, instrumental. Sartori (2004) plantea que: “La alternativa, o cuando menos, la alternativa con la que estoy de acuerdo, es resistir a la cuantificación de la disciplina” (pág. 354). Sartori (2004) repregunta: ¿Conocimiento para qué? Y no encuentra respuestas. Dice que ante ello -cuándo no hay explicaciones- se inventaron la teoría de las consecuencias no intencionadas: “Si bien las consecuencias no intencionadas siempre están presentes, su inevitabilidad ha sido ampliamente exagerada” (pág. 352).

En realidad, el objeto magno de estudio no es el Estado ni el sistema político (no debe de serlo); lo es la realidad social en su totalidad. Con esto en mente, entonces Sartori sitúa el nacimiento de la ciencia política en Europa occidental a principios de 1950. Antes de 1950 era asociada a enfoques jurídicos e históricos (y no ciencia política propiamente dicha). Sartori admite haber tenido muchos aprendizajes de la ciencia política americana, lo que no fue determinante para dejarse influenciar por sus métodos, que no son tan contundentes para la investigación de la realidad social. La crítica central de Sartori (2004) a la ciencia política estadounidense es la siguiente: “En particular, no separa la investigación narrativa de la cognitiva. En segundo lugar, no trae un lenguaje especializado (como se requiere en cualquier investigación científica). Y, en tercer lugar, los estudios no exigen bases metodológicas ad hoc” (pág. 350). Todavía es más enfático (dice Sartori):

Sostengo que nuestra disciplina ha buscado su identidad en ser: i. antiinstitucional y, en el mismo sentido, conductista; ii) progresivamente tan cuantitativa y estadística como fuera posible; y iii) dada a privilegiar la vía de la investigación teórica a expensas del nexo entre teoría y práctica. (Sartori, 2004, pág. 351)

Análisis 2: La ciencia política no tiene porque ir hacia alcances globales, sino al enfoque consecuencialista

Digamos que David D. Laitin (2005) contesta directamente al profesor Sartori. Defiende la ciencia política estadounidense. El subtítulo del escrito de Laitin dice: Reflexiones sobre la afirmación del profesor Sartori de que “la ciencia política estadounidense no va a ningún lado”. Lo primero que hace Laitin es relativizar a la ciencia política, en tanto no explica la realidad social, pese a que trabaja con fenómenos de esa realidad. Sobre el objetivo global de la ciencia política Laitin (2005) se compromete así: “Mi objetivo aquí, sin embargo, al dirigirme a la crítica del profesor Sartori, no es mostrar el alcance de la disciplina, sino más bien su calidad, su internacionalismo y su importancia en el mundo real” (pág. 16).

En cuanto a contenido, Laitin precisa el debate en tres corrientes de pensamiento a saber:

a) Implicaciones de la teoría de la justicia de John Rawls (revitalización del liberalismo);

b) American Politics (Duncan Black): teorema del votante mediano, representación y rendición de cuentas

c) Stein Rokkan, S.M. Lipset, Karl Deutsch. La econometrización de la revolución conductista (fuente de la democracia y orden político). (Laitin, 2005, págs. 15-16)

Este es el posicionamiento de Laitin (2005): “Pero lo que distingue a la ciencia política como una disciplina es su enfoque consecuencionalista sobre ciertos resultados políticos -justicia, representación, orden, democracia- y su intento por abordar las preguntas normativas, analíticas y empíricas planteadas para entender esos resultados” (pág. 19).

Laitin rebate a Sartori, concluyendo que la ciencia política, teniendo vigente en Estados Unidos las tres escuelas antes mencionadas, por lo tanto, es estadounidense. Niega la acusación de Sartori de que es una disciplina con pies de barro. En conclusión, anticipada, es una discusión de primacía de escuelas de pensamiento, entre dos ciencias políticas vigentes, con métodos distintos. El punto es cuál está más institucionaliza, aunque menos conceptualizada, o si los conceptos son primarios a la institucionalización.

Análisis 3: Adiós a la ciencia política; sus métodos tradicionales reemplazaron a la experiencia política

Y se entremete César Cansino (2007). Sartori advierte de la muerte de la ciencia política. Laitin la declara viva y vivaz. En cambio, Cansino, con mucha radicalidad, la prefiere muerta, lo que deja la puerta abierta para intentar métodos alternativos. La bondad de Cansino es la aclaración de que no es apenas un asunto entre escuelas de pensamiento, sino un problema real, general de la ciencia política, problema cifrado en su método. Cansino apela a un balance autocrítico o la posibilidad de realizar pensamiento político de otra forma.

Este es el planteamiento de Cansino (2007): “…prefieren seguir alimentando una ilusión de los métodos de la ciencia política antes que iniciar una reflexión seria y autocrítica de la misma…” (pág. 14). “Esa ciencia política le ha dado la espalda a la vida, es decir a la experiencia política. De ella solo pueden salir datos inútiles e irrelevantes” (pág. 14). “Mi convicción personal es que el pensamiento político, la sabiduría política, hay que buscarla en otra parte. ¡Adiós a la ciencia política!” (pág. 14).

Cansino es claro para -por decirlo así- la necesidad de autonomización de la ciencia política, indicando que, si el parámetro es la ciencia natural, entonces se le niega el camino a la ciencia social. Y venimos obligados a repetir, el precepto inicial de Sartori, donde el parámetro es la realidad social, explicada lo más que se pueda. Cansino, fue más allá del artículo fundante de este debate e hizo referencia especial al libro de Sartori The Theory of the Democracy Revisited (1987). De ahí, Cansino (2007) toma las siguientes lecciones venidas de Sartori: La ciencia política es un “…conflicto permanente entre los hechos y los valores, lo ideal y lo real, la teoría normativa y la teoría empírica, la democracia prescriptiva y la democracia descriptiva (pág. 21).” “…se ha ido desarrollando y perfeccionando mediante la exclusión en su seno de definiciones inadecuadas o de significados erróneos de conceptos fundamentales: Esa tarea, (…), debe ser permanente (pág. 21)”.

En cambio, la teoría estadounidense no se revisa en lo sustantivo, de hecho es funcionalista y conductista. Otro punto es que no se ha admitido el revisionismo de la democracia, y hay un alejamiento de las denominadas “teorías del conflicto”, justo para no dejar alternativas más allá de, primero, la consolidación de la democracia, y segundo, la calidad de la democracia. No hay preceptos que refieran a la in-funcionalidad de la democracia. Para cerrar con Cansino, dicta tres conceptos de democracia: Joseph Schumpeter (1942), democracia realista; Giovanni Sartori (1957), democracia empirista; recomendando el concepto de Robert Dahl (1971), y democracia pluralista e inclusiva (Cansino, (2007)): “Según esta definición una poliarquía es una forma de gobierno caracterizada por la existencia de condiciones reales para la competencia (pluralismo) y la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos (inclusión)” (pág. 22).

Análisis 4: El ablandamiento de la ciencia política no justifica el todo vale ni la dispersión metodológica

Ahora, el turno de Enrique Gomáriz Moraga. Escribe sobre la anunciada muerte de la ciencia política. Discute esencialmente con César Cansino. Para Gomáriz, mientras Sartori deja en punto suspensivo la situación tambaleante de la ciencia política (pese a la analogía de “gigante con pies de barro”), en cambio observa en Cansino una determinación en la creencia de la muerte de la ciencia política. Y esto último es lo que más rebate Gomáriz .

¿Cuál es la explicación de Gomáriz? Tras la anunciada muerte de la ciencia política, Gomáriz (2011) relata de forma clara el siguiente proceso hasta llegar a algo así como las distorsiones de Cansino:

Se da una agudización de la “dispersión metodológica infinita ” (pág. 28) y atomización de la teoría social (una descomposición posible de la realidad).

Se impone el “todo vale” metodológico (pág. 28): dejar morir o la agonía de las ciencias sociales. Gomáriz le responde a Cansino que el objeto continúa siendo el sistema político. Agrega Gomáriz (2011) de que: “…no está claro por qué varias escuelas de pensamiento no puedan coincidir, por ejemplo, en que es el sistema político el objeto fundamental de la ciencia política ” (pág. 28). Gomáriz (2011), más se adhiere a Sartori, en la necesidad de “superar los estudios políticos (…) , para realizar el esfuerzo por comprender a fondo los fenómenos políticos ” (pág. 28).

Un último proceso o etapa es la llegada de una denominada ciencia política postmoderna. Acá, la crítica de Gomáriz (2011) a la contribución del método de la ciencia política en la postmodernidad: “…el movimiento postmoderno fue más eficaz en su contribución a la deconstrucción de las certezas modernas que en mantener una propuesta alternativa sostenible en el campo cognitivo y, sobre todo, del que refiere al estudio de la realidad social” (pág. 30).

Gomáriz (2011) no está de acuerdo con el eclecticismo -o con todo vale - o con “desbordarse para avanzar” (pág. 31). Sí, está de acuerdo con el “abandono del cretinismo cientificista” (pág. 31), y de paso con la aceptación del “ablandamiento de las ciencias sociales” (pág. 31). La afectación de Cansino es tal que va contra el método de la ciencia política y defiende el relato de la novela como reemplazo del tratado de ciencia política. Por eso, Gomáriz (2011) concluye, -“Cansino cae en el extremo opuesto” (pág. 31).

Resultados y discusión

Comentarios al debate sobre el método de la ciencia política

Corresponde entrar a una segunda parte del análisis. Antes, se sitúo el contexto del escrito y un resumen del debate. Ahora, corresponde insertar comentarios y debatir con cada planteamiento:

Comentario para Sartori (Hallazgo 1). De acuerdo, es un error concentrarse en las relaciones de poder y sacrificar la autonomía y el carácter normativo

a) Sartori indica que el método instrumental de la ciencia política fue tomado de la economía. Parece ser que la política subsume a lo social, y a su vez la economía subsume a la política. Si así fuera, ello va en detrimento de un necesario análisis normativo (hechos, símbolos, conocimientos y valores). Si la economía es el origen, entonces el asunto se vuelve cuantitativo. También, lo anterior va en detrimento de la autonomización de la ciencia política. En la economía positivista, con buenos o malos resultados, todo se rige por preceptos de la ciencia dura: por su fácil capacidad de adaptación a la instrumentalización matemática, estadística y econométrica (es una forma particular de hacer y ver a la economía en sí misma). No así, no debe pasar lo mismo con la ciencia política, donde, según Sartori (2004) “el hombre político manifiesta una variedad de motivaciones” (pág. 350); en cambio, el hombre económico sólo se adhiere a la maximización de la ganancia (aunque no todos son homo economicus).

b) ¿Hacia dónde va la ciencia política? Sartori augura, sin acierto práctico todavía, la encrucijada o el riesgo de muerte que corre la ciencia política estadounidense. Por otro lado, adscribe a la ciencia política de Europa occidental en las revoluciones científicas de Kuhn, y por decir algo, también en las leyes generales de la economía (y ante nuevas problemáticas la ciencia política asumirá nuevos paradigmas: una salida relativamente fácil al afrontar los paradigmas y rehuir de la realidad). Lo que pasa es que a fin de cuentas, Sartori -en el pasado- tenía predilección por el método cuantitativo y desde un pensamiento liberal (que en economía es lo mismo que conservador).

c) Ante el debate de cuál de los dos métodos es superior, el estadounidense o el de Europa occidental, hace falta una preocupación por el reconocimiento de la ciencia política latinoamericana. El problema no es de inexistencia de grandes politólogos latinoamericanos de referencia mundial, sino de carencia de escuelas de pensamiento, carencia de institucionalidad (de poder de autonomía en la generación y difusión del conocimiento y poder de aplicación del conocimiento en la política pública). La reflexión es sencilla, por ejemplo, si de 200 Premios Nobeles en Física, 85 son estadounidenses, se dirá que ahí se produce la ciencia mundial (43%), aunque esta afirmación no sea totalmente cierta. Extensivo al G-5 de la física occidental, 153 Premios Nobeles (73%): Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, y Países Bajos. Igual, eso tampoco hace afirmar que ahí es donde exclusivamente se produce el conocimiento. Aunque ahí si se pueden estar acaparando los beneficios del mismo. En el caso de Centroamérica, la mayoría de estudios -ya sean estadounidenses, europeos o suramericanos-, en todos los campos, simplemente le aplican una invisibilización a lo producido en esta región. Queda pendiente responder ¿cuál es la ciencia política centroamericana u hondureña, por mencionar un país de esta región?

d) Sin embargo, no se pueden obviar las limitantes de ciencia política en países en desarrollo. Ello impide en determinado momento, que afloren los mejores abordajes de cada situación política del país (hecho o acontecimiento): la conducta cívica es un anhelo. Las relaciones de poder lo deciden todo y esto es una desviación… de la práctica política (acciones distintas a las ciencias políticas).

Comentario para Laitin (Hallazgo 2) . Falso, la ciencia política no es totalmente funcional ni neutral (el bienestar y el votante medio son parte de la democracia)

a) Tanto Sartori como Laitin (o Cansino en vez de Sartori) se ubican en el extremo de las posibilidades; no se puede deslegitimar totalmente a la ciencia política estadounidense, como el caso de Sartori, pero tampoco dejarse llevar por Laitin de que es una ciencia del todo funcional.

b) El óptimo de Pareto destacado por Laitin es una referencia inapropiada. En economía es todavía válida para asuntos de intercambio comercial donde es suficiente con que una persona se beneficie con tal de no perjudicar al otro (y cuál sería la motivación del intercambio de este otro: por ejemplo, el Pareto no sirve para soluciones de pobreza). Se necesitaría una creativa política pública cuyo bienestar sea siempre favorable para unos y neutral para otros (tal cosa no existe -la neutralidad). Lo cierto es que el mismo concepto de óptimo de Pareto contraviene a otro concepto mayor de economía como lo es la política económica, misma que reconoce que toda política beneficia a unos y perjudica a otros. Y la forma de resolver este dilema es tomar medidas de política económica que aunque no beneficien a todos al menos aglutine a las grandes mayorías.

c) En lo que respecta al votante medio, aunque no se plantea una asociación directa entre votantes de un extremo y de otro extremo según su condición económica de bonanza o penuria; la lógica del votante medio tendría que ser más acertada en países que han alcanzado una alta proporción de su población en la clase media (los denominados países desarrollados). Así, la política pública ganadora, digamos en Latinoamérica, tiene que ser una que incorpore con opción preferencial a los más desposeídos. Y en este escenario, la política no se graficaría de forma numeral con igual cantidad de individuos a la izquierda y derecha (esto es una gran abstracción). O sea, la idea de mapa político no puede ser de ninguna manera cuantificable, tal cual la idea del equilibrio de la oferta y demanda.

d) Sí; podemos estar de acuerdo en que el bienestar económico y la capacidad del Estado para controlar la insurgencia es lo que hace el orden democrático. Y falta agregar el rol de la cultura. Más todavía, la cultura política: ya sea de la participación o de la represión.

Comentario para Gomáriz (Hallazgo 3). Correcto, ciencia blanda y saludable; pero, con urgencia democrática. La precacución metodológica y política debe permitir afrontar flagelos como la pobreza

Fijemos un acuerdo con toda la defensa de Gomáriz a la falsa muerte de la ciencia política. No obstante, se debe ir más lento en cuanto a la adhesión a su pensar sobre la fuerte validez de la democracia representativa ante la alternativa de la democracia participativa; y sobre la no correlación directa entre anti-democracia con pobreza. Aunque, tampoco la debilidad del Estado latinoamericano no es espejo de una necesaria débil ciencia política. Donde se aclara todo es en la acertada conclusión. Gomáriz (2011) concluye, “ciencia blanda, flexible y razonablemente saludable (pág. 60)”. Atrapa mucho, en la exposición de Gomáriz, su equilibrado tratamiento al tema de la neutralidad valorativa de la ciencia política: su insistencia en la no reflexión política sesgada, y mucho menos vestirla de ciencia política. A esto, Gomáriz le llama “precaución metodológica”. Esta es la cita textual de Gomáriz:

…hace tiempo que las ciencias sociales han encontrado métodos para reducir el peso en el análisis de los valores del observador y ser capaces de identificar la carga valórica de las acciones políticas propiamente tales. Desde la simple idea de Sartori de no tratar de evitar los valores, sino de aprender a reconocerlos, para tenerlos en cuenta en el análisis, hasta la famosa precaución metodológica de Bordieu, el problema puede considerarse manejable, aunque siempre constituya una problemática latente. (Gomáriz Moraga, 2011, pág. 69)

Este, también, es un llamado a la precaución política. A ponerle moderación al comportamiento político errático…

La contrariedad de la ciencia política como economía política liberal

Comentario para Cansino (Hallazgo 4). Sí, la ciencia política está herida de muerte. Se olvidaron de la macropolítica, asumiendo el electoralismo: la realidad y la acción política

No nos olvidemos de Cansino, sobre quien debió ser el tercer comentario (según el orden de las primeras ideas). Cansino, es un radical en reprobar totalmente a la ciencia política. Pero ello, no conduce a la reprobación total de Cansino (aún desde una preferencia por la existencia -“necesitante”- demandante de la ciencia política: el mundo es mejor con ciencia política). Algunas ideas de Cansino, todavía recobran valor, aunque es más fácil o preferente la adhesión a la propuesta de Sartori. Lo que se pide -en general- es un mejor método para el análisis de la realidad social, y a este objeto se le atribuye una relación directa con las preguntas y respuestas a los problemas de las grandes mayorías: su espacio de relaciones políticas de convivencia (Cansino apela a la autonomía de la ciencia, la macropolítica, y la convivencia en vez del poder: nada de esto observa y ello es la muerte). Sin embargo, salvado lo metodológico, Sartori da lugar en sí mismo -de forma inadvertida- a plantearse un salto superior de la ciencia política. Siendo que Sartori es el padre de la ciencia política moderna, y Sartori es un liberal, no demócrata como lo acusa César Cansino y Norberto Bobbio; entonces, por definición, la ciencia política que tenemos es una “ciencia política liberal”. Quedan dos opciones: un revisionismo de la misma o una ciencia política alternativa.

Así, entramos en una tercera parte del análisis. Se advierte que existe una ciencia política liberal. Si los politólogos liberales sacaran la mirada de sólo el sistema político como objeto de estudio, es decir, sacaran la mirada del método cuantitativo como manera única de proceder, y pusieran la mirada en la realidad social, no desde una teoría de la justicia para la igualdad, sino la justicia con igualdad por antonomasia… Si se reconocieran las teorías del conflicto como parte de la solución. El escenario de la ciencia política, siempre debe ser entre el conflicto de los pares o los impares, ya sea por la lucha del poder o por la distribución de la riqueza; reconociendo que no a todos los individuos los guía el poder, ni mucho menos la riqueza. Si se hicieran esos cambios, gana la gobernanza mundial y la gobernanza local. Pesa, que hoy en día, el alma nutricia de esa ciencia política liberal es la economía, la economía imperante, y por lo tanto la economía neoliberal. Si repasamos el debate de la ciencia política moderna, todos los aciertos y desaciertos -en lo que al método respecta-, son perfectamente trasladables al panorama de la crisis económica mundial que se arrastra desde el 2008 a la fecha (incluida la pandemia y las distintas guerras). Es un mismo debate con varias aristas: económica, política, social y ambiental. Así llegamos a la noción de desarrollo, detrás de esas aristas; desarrollo en proceso o desarrollo incumplido. Por ahí tienen que derivar los abordajes alternativos. No reaccionar ante la alerta necesaria de cambio de método en la ciencia política es admitir una dureza empírica, y abdicar en la ideologización, en tanto la realidad apenas se está leyendo, pero no hay contribución en el cambio del mundo.

Ya en el campo de la reflexión política, quedan roles contrapartes: hacer creer a la ciencia política en el comunitarismo (entendamos comunitarismo como solidaridad y preocupación por los excluidos y que las nuevas relaciones de poder les favorecen en la medida de lo posible). Friedrich Hayeck (2011), aun combatiendo al socialismo, en su libro “Camino a la servidumbre” admite el “asociativismo”. El comunitarismo es la base de la democracia. Tampoco se puede limitar la democracia participativa. Hay un sentido contradictorio a favor de la dominación, bajo el alegato de que la democracia representativa es vigente en tanto asegura el orden, y que lo otro es el caos: que es democracia radical o absurda imaginación la participación de todos. Si eso no se puede, ahí deben estar los retos de la ciencia política, más no la admisión de una realidad no democrática: cuando no todos participan, hay exclusión, no son entonces sujetos políticos, y están dados a la cosificación y manipulación de sus intereses humanos. Cuando sobre eso se monta la democracia, lo cual ya no es excepción, sino recurrente, entonces es una falsa democracia. De acuerdo que hay no democracias, democracias de grado, pero lo peor son las denominadas democracias que operan en un espacio procurado normal aunque de exclusión.

Un punto primario a aconsejar es la búsqueda o la mantención del cúmulo de conocimientos de la ciencia política. No se puede romper totalmente con la tradición científica, y sus aportes en cada contexto sin dejar graves consecuencias. En el principio está el clásico Platón con la República (la República debe ser permanente, más no el liberalismo que se fundó contra el feudalismo, y que no ha llegado todavía al anhelo libertario del bien común); luego, se menciona a Sartori, padre de la ciencia política moderna; y la última tendencia, John Rawl, con la teoría de la justicia. Desde este último punto la ciencia política vuelve a juntarse con la economía en la figura de Amartya Sen (2014) y su libro “La idea de la justicia” . Siempre han ido juntas, en los aportes o dictados de Pareto, Marx, Mill, Schumpeter, la Escuela de Frankfurt, el marxismo, el neomarxismo, los estructuralistas cepalinos, los teóricos de la dependencia, etc., etc.. Ahora con Sen, juntos en una aspiración de la justicia como igualdad. Lo anterior pide un repaso de la teoría económica, de la historia del pensamiento económico, de las doctrinas económica, y de la política económica misma. Debe rememorarse en estos días el concepto clásico de economía como la ciencia y arte que estudia la producción, distribución, cambio y consumo de los bienes materiales y de servicios para la satisfacción de las necesidades de las grandes mayorías. Este concepto tiene su homólogo en ciencia política al concepto de Sartori citado en el material de Cansino (2007): Ciencia política “es la disciplina que estudia o investiga, con la metodología de las ciencias empíricas, los diversos aspectos de la realidad política, con el fin de explicarla lo más completamente posible” (pág. 14).

En la práctica, según Cansino (2007) (leyendo a Cansino), se vuelve un concepto liberal, donde la ciencia política no puede ignorar el peso de esta tradición. La ciencia política estudia “…las relaciones de poder entre gobernantes y gobernados, la índole de la autoridad, los problemas planteados por el conflicto social y la jerarquía de ciertos fines como objetivos de la acción política…” (pág. 16). Queda claro dice Cansino que: “el objeto de estudio que le permitió ganar autonomía respecto a disciplinas afines es el sistema político” (pág. 16). Cansino en paréntesis crítica:

El campo de estudio del politólogo resulta así ampliado más allá de los solos fenómenos del poder, obviamente comprendiéndolos (y, por lo demás, no todos los fenómenos de poder pueden ser definidos como políticos: se habla en efecto de poder económico, social, psicológico, etcétera.; ni todos los fenómenos políticos implican necesariamente el ejercicio del poder: la formación de alianzas y coaliciones, por ejemplo”). (Cansino, 2007, pág. 17)

Cansino, recordando, es el radical en cuanto a la muerte de la ciencia política. Se reitera, que hay desacuerdo con la postura del fin de la ciencia política, ni siquiera un fin metafórico, que pudiera ser el espíritu de Cansino. No obstante, Cansino (2007) lleva más o algunas razones, dice que los cientistas políticos pecan de reduccionista, -todo se explica en “un inmutable e invariable principio de racionalidad costo - beneficio” (pág. 27). Su frase más fuerte puede ser esta: “La ciencia política está herida de muerte. Sin darse cuenta fue víctima de sus propiosa excesos empiristas y cientificistas, que la alejaron de la macropolítica” (pág. 27). Lo mismo la economía, se enfrascó en la microeconomía productivista, y se alejó de la macroeconomía del desarrollo. Remata Cansino, expresando que han sido colonizados por la filosofía. Agreguemosle que, todos han sido cooptados por la economía, su método y sus fines.

De ahí nace la afirmación certera de que cuando se hace economía se hace ciencia política. Se puede hablar desde las categorías propias de la ciencia política, y desde el conocimiento teórico y práctico de la economía (se puede hacer multidisciplina). Los métodos científicos son limitados, pero no la realidad. Los siguientes, son temas de economía, pero también son temas de ciencia política. Tal ilustración es a manera de expansión del método de las ciencias políticas, para que se enriquezca en su relación con las ciencias económicas.

Para sumar a Sartori. Hacia una ciencia política que enriquezca a la economía, se enriquezca a sí misma y se autonomice

Para más. Cuando Friedrich Hayeck (1974) recibió el Premio Nobel de Economía y dictó la conferencia “La pretensión del conocimiento”, explicó todos sus aportes económicos desde el método científico; pero su ciencia política detrás, su intención era rebatir la planificación centralizada o el modelo socialista; eso avanzó hasta llegar a las reglas económicas de Milton Friedman, y hasta institucionalizarse en el Consenso de Washington, y el Estado Reaganomic´s. Hayeck refirió a la arrogancia de los cientistas que quieren resolver todas las demandas populares. La pretensión del conocimiento promueve más demandas, y siempre habrá pretensiosos quienes creerán poder resolverlas. Eso termina en círculo vicioso y mala economía denominada “populismo”. Hayeck criticó directamente el Informe sobre “Límites al crecimiento”, un informe -según él- arrogante, por sus proyecciones negativas de la libertad de elegir o la contrapropuesta de sin límites al crecimiento. Ese ejercicio de Hayeck es ciencia política.

A continuación, algunas frases con carga política en el discurso de Hayek (1974) (su exposición central no es económica, es economía política):

“…se está pidiendo ahora a los economistas que expliquen cómo el mundo libre podrá librarse de la grave amenaza creada -debemos admitirlo- por las políticas recomendadas y aun aconsejada a los gobiernos por la mayoría de los economistas” (págs. 245-258).

“El conflicto entre lo que espera ahora el público que la ciencia logre para satisfacer las aspiraciones populares y lo que realmente puede lograr es un asunto grave porque, aun si los verdaderos científicos reconocieran las limitaciones de lo que pueden hacer en el campo de los asuntos humanos, mientras el público espere más habrá siempre alguien que pretenda, y quizá que crea honestamente, que puede lograr más para satisfacer las demandas populares”. (Hayek F. , 1974, págs. 245-258)

“En el sentimiento de excitación generado por el poderío siempre creciente engendrado por el adelanto de las ciencias físicas, y que tienta al hombre, existe el peligro de que éste, embriagado de éxito, para usar una frase característica del comunismo inicial, trate de someter al control de una voluntad humana no sólo nuestro ambiente natural sino también el ambiente humano”. (Hayek F. , 1974, págs. 245-258)

Agrega, Hayek (1974): “…la tendencia fatal de los hombres a controlar la sociedad, una tendencia que no sólo los convierte en tiranos de sus semejantes sino que puede llevarlos a destruir una civilización… (págs. 245-258)”

Cuando Karl Popper (2014) escribió “La miseria del historicismo”: todo el aporte de su teoría es una cosa, las falsaciones, las críticas a la ingeniería social… Pero, lo determinante es la crítica al socialismo histórico, y la defensa del capitalismo como modo de producción revolucionario, desconociendo lo conservador del mismo; y sin lugar a tránsito a otros modos de producción que le superen. Eso es ciencia política.

Cuando John Maynard Keynes (2017) publica “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”, eso es ciencia política. Primero, una teoría para todo tiempo y lugar. Segundo, admite la intervención del Estado, mientras la economía en crisis resuelva el pleno empleo, y después es economía liberal. Las explicaciones de Keynes dejan atrás, muy atrás el debate del trabajo como mercancía. Elegantemente se formaliza el mercado de trabajo, el salario ya es un macro-precio referente de la economía. Y el salario nominal es el determinante, cuando lo importante es el salario real.

Cuando Milton Friedman (1980) establece la “Libertad de elegir”, es atrayente su teoría, si no, quién puede estar en contra de la libertad. En parte, es una trampa. Pues, ahí hay ciencia política. Y otra ciencia política sería decir que nadie tiene libertad de elegir bienes cuando no hay ni siquiera capacidad adquisitiva de los mismos…

Para un valor agregado contextual. Apuntes de la realidad hondureña

¿Dónde se devela la ciencia política en las siguientes intervenciones económicas? En el libro “Economía para la reducción de la pobreza: Modelo de desarrollo de pequeña producción y cohesión social” (Noviembre 2008); es ciencia política la decisión -aunque técnicamente explicada- de un desarrollo desde los pequeños, no desde los medianos y grandes productores (la explicación dice que la gran producción nada tiene que ver con el desarrollo del Valle de Amarateca, y que la mediana producción no existe). También, entre líneas se dice que hay una economía que promueve la pobreza, y que el neoliberalismo llega al lugar más recóndito del mundo, como lo es el Valle de Amarateca. Es una acusación a un modelo de economía neoliberal, conservadora, instrumental y asistencialista.

En otro libro denominado “Desarrollo para la gente: bases del inclusionismo ” (Febrero 2013), la explicación es que Theodore Schultz basa el desarrollo en las necesidades, Amartya Sen en las capacidades, y en el libro se hace un planteamiento desde las creatividades (así, el capital humano se puede/debe escapar de ser mercancía, porque no hay capital que pueda pagar la creatividad). El libro es una crítica a la economía material, y pide una economía y agreguemos una ciencia política que haga de su objeto de estudio la realidad social y la gente. Y esto no se llama antropocentrismo. Es una obligación del método científico para la realidad centroamericana.

Finalmente, el libro intitulado “El inclusionismo: nuevo modo de producción” (2014): la carga de ciencia política radica en aplazar al socialismo y al capitalismo, ambos a la vez. Uno llegó a social-primitivismo y otro terminó en es-clapitalismo. Los contrarios pedirán un encasillamiento del estudio en uno u otro modelo: eso sería un posicionamiento desde la ciencia política. El libro explica distintas tramas inadvertidas de exclusión en Honduras (el libro debió titularse el exclusionismo).

Conclusiones

Opinión sobre la trampa del método de la Ciencia Política

Así finaliza esta tercera parte. No hay dudas, el método de la ciencia política viene de la economía (el método de la evidencia cuantitativa, como requisito para lo único válido): la matematización de la realidad (la abstracción). En el momento de fundación de la ciencia política moderna, con Sartori, lo vigente en economía era el método liberal neoclásico (toda la teoría económica clásica se trasladó a axiomas, leyes y supuesto generalmente válidos). El hecho de la incorporación del premio nobel en economía -en los mismos premios de las ciencias naturales- fue la falacia de que la economía había alcanzado la madurez de ciencia dura (error fatal). Por lo visto, esas prácticas fueron las tomadas y vigentes hasta hoy en economía y ciencia política. Resulta curioso que en economía se fueron cerrando las puertas a la rama de la economía política (ahí estaba el problema de la distribución antojadiza de la riqueza o de la ignorancia de mecanismos de distribución inequitativa: ahí está lo que llaman la lucha de contrarios, un caos para la democracia). Erróneamente se hizo creer que economía política es sinónimo de economía marxista. Por otro lado, la ciencia política tomó todo el lado liberal del debate de la economía política. El tema se volvió utilitarista, pero se le mantiene en control. Así, se concluye que la ciencia política evita “los contrarios”, y como no hay ingeniería política -para hablar en sus mismos términos- que logre la evasión, por eso recurrentemente se topan con los contrarios o “caos en democracia”. Se teme al comunitarismo, por eso promueven el individualismo. Se desconoce una rama de la ciencia no tan institucionalizada, pues, ni los economistas la dominan, como ser “el desarrollo económico local”. La verdad es que en las comunidades, la economía internacional, la macroeconomía, y la microeconomía, no están resolviendo nada. La ciencia política debe ir de la ciudadanía, al Estado, al sistema político-económico, a la realidad social incluyente y al desarrollo humano sostenible. La ciencia política debe estar libre de favorecer a los extremos, cualquiera que sean (por lo contrario, debe combatirlos). Está para denunciar esa realidad, dar cuentas a la reflexión política, y que en la acción política, democrática e institucional se pongan los límites hacia los cuales hay que estar yendo y volviendo.

En conclusión, la ciencia política está más viva, más activa que nunca, fuerte institucionalmente, y llena de conceptos. Aunque, no sabemos si son funcionales para el bien común. Pero, la ciencia política puede morir si no sale de la “trampa del método” económico complacientemente autoimpuesto. La ciencia política debe reconstruir su propio método como propia e importante ciencia social. Por ahora, su capacidad falazmente predictiva matará su capacidad explicativa de la realidad.

Un subterfugio final. Esto es una crítica a la economía. Pero, qué duda queda que la crítica es trasladable a la ciencia política… La conjunción entre la ciencia económica y la ciencia política, a futuro, se recomienda en la nueva economía. Para la nueva economía, la vieja economía es ideología. Se recomienda a: Joseph Stiglitz (El precio de la desigualdad), Jeffrey Sachs (El fin de la pobreza), Muhammad Yunus (Un mundo sin pobreza), Daniel Khaneman (Pensar rápido, pensar despacio), Thomas Piketty (El capital en el Siglo XXI). En un segundo plano, no con confianza total a: Amartya Sen (Primero la gente y La teoría de la justicia), Bernardo Kliksberg (Hacia una economía con rostro humano), Theodore Schultz (Invirtiendo en la gente), Angus Deaton (El gran escape: Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad), Daron Acemoglu y James Robinson (Por qué fracasan los países: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza), Martha Harnecker (Un mundo a construir), Ha-Joon Chang (23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo). Franz Hinkelammert (toda su obra). La nueva economía es: economía clínica, capitalismo humano, empresas sociales, economía social, etc. Si el temor es la vuelta a Marx, la nueva economía ya dejó atrás a Carlos Marx y Adam Smith. Son referencias, pero ya no se formula política pública desde ahí. La ciencia política requiere un cambio. De lo contrario se volvería una protociencia de la economía. La ciencia política sería la nueva economía política liberal (una especie de reforzamiento del neoliberalismo desde la ciencia política, incluso sin saberlo).

En fin: la ciencia política, como resultado de su adhesión al método económico positivista, ha sacrificado su autonomía y el carácter normativo de su origen. La adhesión al tecnicismo económico fue procurando neutralidad, lo cual es imposible de lograr. La precacución metodológica y política, frente a la dispersión metodológica, es una contribución a la práctica política democrática. No obstante, debe recuperarse el equilibrio entre la macropolítica y la acción política. La democracia es distinta y superior al electoralismo.

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Recibido: 20 de Septiembre de 2022; Aprobado: 15 de Octubre de 2022

*Autor para correspondencia. E-Mail: juan.malta@unah.edu.hn

El autor declara no tener conflictos de intereses.

El autor participa en el diseño y redacción del trabajo, y análisis de los documentos.

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