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Revista Cubana de Educación Superior

versión On-line ISSN 0257-4314

Rev. Cubana Edu. Superior vol.41 no.2 La Habana mayo.-ago. 2022  Epub 30-Abr-2022

 

Artículo Original

La organización temporal en estudiantes de Psicología: una mirada a su desarrollo

The temporal organization in Psychology students: a look at its development

0000-0001-8622-2066Carlos Manuel Osorio García1  , 0000-0002-7378-3128Zaily Leticia Velázquez Martínez1 

1 Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Holguín, Cuba.

RESUMEN

La organización del tiempo constituye una habilidad útil para el desarrollo personal. El artículo analiza las características de esta habilidad en estudiantes del primer año de la carrera de Psicología en la modalidad de cursos por encuentros de la Universidad de Holguín. Desde los referentes teórico-metodológicos del Enfoque histórico cultural se asume la organización temporal como una habilidad general que conforma el desarrollo personal. El paradigma que guía la pesquisa es el cualitativo y, la estrategia metodológica se basó en el estudio de casos múltiples. Se utilizaron para la recogida de información las técnicas siguientes: el pastel, la autobiografía y la entrevista semiestructurada. Los principales resultados indican que en los niveles de enseñanza precedentes, los educandos no participaron en entrenamientos o capacitaciones que contribuyeran a una adecuada formación y desarrollo de la organización temporal. Esto condujo a un dominio incompleto y estereotipado de la habilidad que compromete su formación profesional.

Palabras-clave: organización temporal; habilidad; estudiantes; diagnóstico; Psicología; desarrollo

ABSTRACT

Time organization constitutes a useful skill for personal development. The article analyzes the characteristics of this skill in first year students of the Psychology major of the University of Holguin in the modality of Encounter Courses. From the theoretical-methodological referents of the historical-cultural approach, the temporal organization is assumed as a general ability that shapes personal development. The paradigm that guides the research is qualitative and the methodological strategy was based on the study of multiple cases. The following techniques were used to collect information: the pie, the autobiography and the semi-structured interview. The main results indicate that in the preceding teaching levels, the learners did not participate in trainings that would contribute to an adequate formation and development of temporal organization. This led to an incomplete and stereotyped mastery of the skill that compromises their professional training.

Key words: temporal organization; skill; students; diagnosis; psychology; development

INTRODUCCIÓN

Las indagaciones con universitarios que trabajan comienzan a partir de la década de 1990 (Robotham, 2012), al ser cada vez mayor el número de estudiantes en Europa, Estados Unidos y América Latina que deben trabajar tiempo parcial (cuatro horas) o jornadas de ocho horas para pagar sus estudios (Garzón, 2014). En Cuba, estas indagaciones comienzan a ser sistemáticas a partir de la primera década de los años 2000 cuando se fundan las sedes universitarias municipales. En ellas se estudian diversas carreras en la modalidad semipresencial, lo que se conoce como cursos por encuentros. Los cursos por encuentros son opciones que permiten combinar el estudio y el trabajo, esto hace que sean muy demandados por la posibilidad que brindan a las personas de ganarse la vida, sostener a la familia y estudiar una carrera de su preferencia al unísono.

La formación del profesional de la Psicología en la Universidad de Holguín, Cuba, comenzó en septiembre de 2002 en la modalidad semipresencial. Desde su inicio, algunos docentes encargados de la formación de este profesional comenzaron a notar: a) dificultades para la reproducción literal de los conocimientos; b) dificultades para la resolución de tareas-problemas profesionales sencillos; c) dificultades para la integración-aplicación de conocimientos en varias asignaturas, entre otras, que se convertían en una queja constante de los profesores (Cordovés, 2010). Estas manifestaciones condujeron a la creación del grupo científico estudiantil «Desarrollo humano y contextos educativos» en el año 2005. Desde esa fecha y hasta la actualidad se desarrollan diversas indagaciones sobre la formación de este profesional, que estudia y trabaja. Debido al lugar que ocupa en el desarrollo de la personalidad, la organización temporal es una de las líneas de trabajo fundamentales en este grupo.

Varias investigaciones reflejan la actualidad e importancia de los estudios sobre la organización temporal de educandos que trabajan, por ejemplo, Macan, Shahani, Dipboye y Philips (1990) revelan que presentan más comportamientos relacionados con la habilidad y que a mayor edad mayor dominio de la misma. Otro resultado positivo es reportado por Forbus, Newbold y Mehta (2011) cuando expone que son más capaces y muestran mejor organización temporal que estudiantes más jóvenes, lo que les permite combinar convenientemente sus obligaciones académicas, laborales y familiares; en este punto coincide Garzón (2014).

Varias indagaciones demuestran la relación que se establece entre la organización temporal y el rendimiento y aprovechamiento académico (Macan et al., 1990, entre otros). Algunas de ellas, realizadas con universitarios que trabajan, exponen resultados que pueden afectar el rendimiento académico. Por ejemplo, Robotham (2012) destaca como limitante que los educandos disponen de menos tiempo para realizar las lecturas y las tareas para la casa antes de las clases.

Por su parte Garzón (2014) y Oliveira, Carlotto, Teixeira y Dias (2016) afirman que el tiempo de estudio, recreación y para otras actividades se ve reducido. Estas evidencias conllevan a pensar en que los educandos necesitan un manejo consciente de la organización temporal. Ante el reconocimiento de las limitantes anteriores, el objetivo de este artículo es diagnosticar el desarrollo de la habilidad en estudiantes de primer año de la carrera de Psicología de la Universidad de Holguín.

El debate sobre la organización temporal comenzó en las décadas de 1950 y 1960 (Claessens Van Eerde, Rutte y Roe, 2007). Desde esa fecha se utilizan diversos referentes; sin embargo, en esta indagación se asume la habilidad desde los referentes del Enfoque histórico cultural, los que resaltan la relación de esta con el desarrollo psicológico, ejemplo de ello son los trabajos de Séve (1975), Liaudis (1993), entre otros.

La organización temporal se asume en este trabajo como una de las cuatro habilidades generales que conforman el desarrollo personal1 (Fariñas, 1993). Estas habilidades poseen un carácter generalizador, un poder autorregulador en el desarrollo integral de la personalidad y posibilitan la eficacia tanto en la actividad, como en la comunicación de los individuos en cualquier esfera de la vida. Son además la base del aprendizaje y posibilitan el desarrollo de la personalidad de manera constructiva, independiente y autodidacta (Fariñas, 2004).

Las ideas de Fariñas (1993, 2004, 2005, 2019) sobre la comprensión de las habilidades, sustenta su definición de organización temporal de la vida, pues entiende esta como: “dinámicas de la personalidad (actitudes, valores, acciones, sentimientos, etc.) que nos habilitan en la proyección temporal intencionada, sobre todo al presente-futuro, con el fin de un mayor autogobierno de nuestras vidas” (Fariñas, 2004, p. 55). La definición anterior es asumida en este trabajo, pues expresa la dinámica compleja del desarrollo humano mediante un proceso de mediaciones con las restantes habilidades generales (resolución de problemas y tareas, búsqueda y comprensión de la información y expresión comunicación).

La organización del tiempo presenta una estructura interna definida por (Graf, Iliasov y Liaudis 1983 citados en Fariñas, 2004), así como operaciones e indicadores. La estructura consta de cuatro acciones que se describen a continuación:

  1. La planificación de sentido se relaciona con la jerarquía motivacional de la persona. Las actividades importantes y urgentes, al igual que las metas se pueden establecer en distintos plazos (largo, mediano y corto) (Fariñas, 2004).

  2. El control de condiciones está relacionado con la consideración, por parte de la persona, de las condiciones objetivas y subjetivas para realizar sus actividades (Fariñas, 2004).

  3. El pronóstico probable es “[…] la delimitación del tiempo en que se prevé tengan lugar las diferentes actividades, relaciones y tareas de la vida (fechas, horarios)” (Fariñas, 2004, p. 101).

  4. El control de los resultados se define como: “Ese balance que hacemos de lo hecho, con algún grado de frecuencia y nivel de conciencia” (Fariñas, 2004, p. 102).

Las operaciones que conforman la habilidad son definidas por (Iliasov 1981 citada en Pérez, 1989), de la siguiente manera: 1. Utilización de medios especiales: apoyo externo de que se vale la persona, lo cual resulta necesario debido a la complejidad de la época actual, mediante agendas, libretas de apuntes, hojas, etc.; 2. Previsión: Conocimiento anticipado de lo que se tiene que hacer próxima o lejanamente (día, semana, mes, año); 3. Ajuste del tiempo:

Conocimiento aproximado del tiempo que se necesita para calcular y realizar las actividades;

  1. Priorización: La persona, según la significación de las tareas a cumplir, jerarquiza las mismas, dándole mayor peso a aquellas que son más importantes, aunque no debe olvidar las de menor urgencia, con el fin de concretar las actividades planificadas y evitar los pendientes;

  2. Constancia y persistencia: Frecuencia estable con que se elaboran planes relativos a la organización de su vida. Regularidad del tiempo que la persona emplea en la realización de actividades cotidianas, de acuerdo al espectro de intereses, necesidades, gustos, etc.;

  3. Proyección de planes: Alcance que tiene para la persona la planificación de su tiempo (en términos de día, semana, mes, año);

  4. Control del cumplimiento del plan: Control por parte de la persona de si se han realizado o no las tareas que se había propuesto cumplimentar.

A partir de las acciones y operaciones de la habilidad, propuestas desde esta perspectiva, Fariñas (2019) define los siguientes indicadores de buena organización temporal: 1. La posibilidad de alternar actividades con fines diversos (productivo, comunicación íntimo-personal, descanso, recreación); 2. La posibilidad de romper rutinas de vida. 3. La posibilidad de planear rutinas de vida intencionadamente; 4. La conciencia del mecanismo de organización y su dominio; 5. La conciencia de aspiraciones, metas y su logro en determinados plazos; 6. La disminución de pendientes; 7. La adecuación a las posibilidades reales (idealismo versus objetividad); 8. La conjugación adecuada de lo importante con lo urgente; 9. El aumento de la capacidad de trabajo, de interesarse por las cosas que se hacen y de disfrutarlas; 10. La disminución del estrés; 11. Los sentimientos de realización y la felicidad que los acompaña, entre otros.

Los elementos que componen la estructura interna y el funcionamiento de la organización temporal de la vida se integran de forma dinámica y única. Estos aspectos permiten ubicar la habilidad en el sistema o configuración de la personalidad a lo largo del desarrollo, en el que, sus contenidos se interrelacionan mutuamente de manera sistémica, en torno a un sentido psicológico que conduce el desarrollo de la habilidad en el sujeto.

METODOLOGÍA

La investigación se ejecutó en el primer semestre de 2019. En la indagación se asume el enfoque cualitativo. En este enfoque, el término diseño “se refiere al abordaje general que habremos de utilizar en el proceso de investigación” (Hernández, Fernández y Baptista, 2010, p. 492). En este sentido se utilizó como estrategia del diseño, el estudio de casos múltiples. Se seleccionó este tipo de estudios porque se basa en la replicación, es decir, en la “capacidad que se tiene con este tipo de diseño de contestar y contrastar las respuestas que se obtienen de forma parcial con cada caso que se analiza” (Rodríguez Gil y García, 2004, p. 96).

Para la selección de los casos se utilizó un muestreo propositivo pues lo que se persigue no es generalizar, sino profundidad, riqueza y calidad de la información según (Creswell, 2009 citado en Hernández et al., 2010). Para la selección y determinación de la cantidad de casos se tuvieron en cuenta tres factores: 1. La capacidad operativa de recolección y análisis: encaminada a seleccionar la cantidad de educandos que se podían estudiar de manera realista según los recursos de los que se disponían. 2. El entendimiento del fenómeno: referido al número de casos que permitían responder a las preguntas de la investigación. 3. La naturaleza del fenómeno de análisis: responde a si los educandos son frecuentes y accesibles o no, y si la recogida de información de estos consume o no mucho tiempo. El estudio se realizó con cuatro casos. De ellos tres son del sexo femenino y uno masculino. El rango de edad es de entre 20 y 25 años.

Las técnicas aplicadas para el diagnóstico de la habilidad organización temporal de la vida fueron: el pastel, la autobiografía y la entrevista semiestructurada. El pastel consistió en solicitarle a los educandos dividir un círculo en partes. Los tamaños de los pedazos no tenían que ser iguales, sino que debían responder a la cantidad de tiempo que les dedicaban a sus actividades cotidianas. Lo que se pretendía observar era el empleo del tiempo pues, en la distribución de las actividades se conoce sobre las que se realizan de manera rutinaria, esto no quiere decir, que no les dediquen tiempo a otras actividades que no tienen una alta frecuencia de aparición y que quedan a un lado (Suárez, 2007).

La autobiografía ofrece informaciones sobre aspectos importantes en la vida de los sujetos (Stettmeier, Trujillo, Calcaqno, López y Pineda, 1973). El procedimiento seguido para la redacción de la autobiografía fue el siguiente: se solicitó que escribieran en un papel tamaño carta, sin rayas, su biografía bajo la consigna: “Cómo organizaba mi tiempo cuando niño/a y adolescente y cómo lo organizo actualmente”.

La entrevista semiestructurada tiene como objetivo obtener respuestas libres, vinculadas a ciertas áreas. Con anterioridad se organiza un plan específico, la guía se estructura por temas y cuestiones que necesitan discutirse en un orden más o menos particular (Ratner, 2013), en este caso los temas y cuestiones a medirse fueron las acciones, operaciones e indicadores de la habilidad organización temporal de la vida cotidiana.

Para el análisis de los datos, el procedimiento seguido fue el formulado por Rodríguez et al. (2004). Los investigadores plantean que, para el análisis de los datos cualitativos, lo primero que se realiza es la recogida de estos, acto seguido se ejecutan las siguientes tareas: reducción de los datos, disposición y transformación de estos y, por último, se obtienen y verifican conclusiones.

RESULTADOS

Alejandro

Tenía 25 años de edad, era cuentapropista y su nivel de escolaridad era técnico medio. No participó en ninguna intervención para la formación y el desarrollo de la habilidad antes de esta indagación. Aprendió a organizarse el tiempo por su experiencia personal y con su familia “por medio de mí y de mi familia”. Sentía que le alcanzaba el tiempo para hacer todo lo que deseaba “casi siempre, ya que trato de planificarlo lo mejor posible” y que podía organizarse mejor “porque todo en la vida es mejorable”.

Establecía una priorización de sus actividades de manera frecuente y sistemática “casi siempre, ya que la mayoría de las veces sé hasta qué hora voy a trabajar y de eso depende las actividades del resto del día”. Empleaba el tiempo en el trabajo como cuentapropista, en compartir con su familia, principalmente en sus funciones como padre, en el deporte y el estudio “ya ahora le dedico mucho tiempo al trabajo y a mi familia en especial a mi hijo que trato de dedicarle el mayor tiempo posible y sacarlo a pasear junto con la mamá que es mi pareja”.

En el pastel representó el estudio porque comenzó la carrera de Psicología. Indicó que estudiaba las asignaturas de la universidad los días entre semana en el horario nocturno “ahora que empecé a estudiar, días entre semana” “por la noche ya que es para mí el momento más tranquilo del día”.

No ejecutaba un control de las condiciones de manera frecuente, no era previsor al respecto “ya que siempre no se tienen creadas todas las condiciones necesarias”. No era consciente de las condiciones que utilizaba pues aseveró “que todo sea para bien y lo mejor posible”. Los criterios anteriores justificaban su percepción de que en ocasiones le faltaban condiciones para cumplir sus tareas con calidad en el tiempo estimado “A veces me siento mal, ya que muchas veces no se tiene todo lo que se quiere, pero trato de realizarlo lo mejor posible”.

En cuanto a la planificación probable se observó que la ejecutaba a corto plazo “diario, porque casi todos los días le dedico la mañana a trabajar y el resto del día la mayor parte a mi hijo ya que su mamá trabaja cada dos días hasta tarde”. Se planificaba asuntos importantes a diario, entre estos: Dedicarle tiempo a mi hijo, trabajar, familia, educación y recreación. Se proyectaba planes para el día “para estar más planificado en el día a día”. Los objetivos sobre los que había meditado eran: 1. “Darle la mejor educación y amor a mi hijo”, 2. “Tratar de graduarme” y 3. “Ser siempre una mejor persona”. No utilizaba ningún medio para organizarse.

Impresionaba tener rutinas de vida establecidas. A veces calculaba el fondo de tiempo que requerían sus actividades antes de realizarlas pues “trato de repartir el tiempo”. La automatización de las actividades y la falta de reflexión y crítica sobre sus rutinas provocaban que como tendencia conociera el tiempo aproximado que empleaba en las tareas realizadas habitualmente “trabajo en la mañana, le dedico la tarde a mi hijo y por la noche a mis actividades.” En sus rutinas, un lugar importante lo ocupaba la recuperación del tiempo perdido o utilizado en otras tareas “porque así sigo con mi plan del día”. Como tendencia no acostumbraba a la ruptura de rutinas porque no era constante ni persistente en la realización de ajustes que le permitieran adelantar o postergar actividades “a veces lo hago, ya que a veces hay actividades que requieren menos tiempo”.

Acostumbraba a realizar un control de los resultados a diario lo que le posibilitaba continuar con lo planificado “prestándole atención a lo que hago”. Además, casi siempre verificaba si las actividades se ajustaban al tiempo planificado “para poder seguir con lo planificado en el día”. También, sentía que aprovechaba su tiempo pues lo dedicaba a actividades importantes “casi siempre, ya que se lo dedico a actividades beneficiosas para mí como persona”. No utilizaba un medio para ello por lo que estaba expuesto a olvidos.

Katerine

Tenía 21 años de edad, era cuentapropista y su nivel de escolaridad era bachiller. No participó en ninguna intervención para la formación y el desarrollo de la habilidad antes de esta indagación. Aprendió a organizarse el tiempo por su experiencia personal y con su familia “A lo largo de toda mi vida he ido aprendiendo desde chica con mis obligaciones y deberes”. Apreciaba que le alcanzaba el tiempo para hacer todo lo que deseaba y que no podía organizarse mejor “creo que lo tengo bastante bien organizado, si lo organizo más no sería bueno psicológicamente”.

No era constante a la hora de priorizar sus actividades. La actividad identificada como más importante y de la que dependían todas las demás fue el trabajo. Empleaba el tiempo además en estar con su familia, ver televisión, escuchar música, escribir, atender a su sobrina y conversar con sus amigos. En el pastel no representó el estudio aunque reconococió que en el preuniversitario estudiaba a diario, pero no logró definir el tiempo dedicado ni el horario “sí, estudio diario para poder saber más”.

No ejecutaba un control de las condiciones de manera frecuente, no era previsora al respecto, tampoco era consciente de las condiciones que utilizaba. Sólo consideraba “que sea lo más natural posible”. Los criterios anteriores junto a la siguiente frase “la mayoría del tiempo las cumplo con calidad” develaron que en ocasiones le faltaban condiciones para cumplir sus tareas con calidad en el tiempo estimado.

En cuanto a la planificación probable se observó que la ejecutaba a corto plazo “diario”. Se planificaba asuntos importantes a diario, en este caso contaba con una sola actividad de este tipo: el trabajo. Se proyectaba planes para el día, pero no era constante en ello. Los objetivos sobre los que había meditado eran: 1. “Graduarme”, 2. “Formar mi familia” y 3. “Aumentar mi negocio”. No era constante en el uso de algún medio para organizarse “algunas veces lo llevo en las notas del móvil y otras veces solo las memorizo, según como tenga obligaciones”.

Impresionaba tener rutinas de vida establecidas. Al parecer, su vida se caracterizaba por estereotipos en los que no se detenía ni en calcular el fondo de tiempo que requerían sus actividades antes de realizarlas ni conocía el tiempo aproximado que empleaba en las tareas realizadas habitualmente “no calculo mucho el tiempo.” Tampoco, como tendencia, recuperaba el tiempo perdido o utilizado en otras tareas. A su vez, no acostumbraba a la ruptura de rutinas porque no era constante ni persistente en la realización de ajustes que le permitieran adelantar o postergar actividades.

No acostumbraba a realizar un control de los resultados y cuando lo ejecutaba lo hacía de la siguiente manera “observo un antes y un después”. Además, casi nunca verificaba si las actividades se ajustaban al tiempo planificado. Sin embargo, sentía que aprovechaba su tiempo como tendencia “casi siempre, a veces no podemos por urgencias que se nos presentan.”

Sofía

Tenía 22 años de edad, era cuentapropista y su nivel de escolaridad era bachiller. No participó en ninguna intervención para la formación y el desarrollo de la habilidad antes de esta indagación. Aprendió a organizarse el tiempo por su experiencia personal y con su familia “con el paso de los días”. Apreciaba que le alcanzaba el tiempo para hacer todo lo que deseaba “casi siempre porque me planifico” y que no podía organizarse mejor “no, porque ya sé cómo organizarme”.

Se mostró constante en la priorización de sus actividades “casi siempre porque no me gusta llegar tarde ni perderme de nada y si no lo organizo me pierdo en los horarios”. Las actividades identificadas como más importantes y de las que dependían todas las demás fueron: “el trabajo y pasar tiempo con mis familiares y amigos”. Empleaba el tiempo además en hacer las cosas del hogar, ver televisión, compartir con mi pareja y dormir hasta tarde en el día. En el pastel no representó el estudio, aunque reconococió que cuando comenzó a estudiar Psicología no acostumbraba a estudiar en un horario fijo “no porque el trabajo no me lo permite”, pero que en ocasiones lo hacía días entre semana “cuando descanso del trabajo”.

No era sistemática en el control de las condiciones, al respecto refirió “a veces, porque en ocasiones no depende de mí”. Impresionó no ser consciente de las condiciones que consideraba de manera general, tampoco se mostró un proceso de reflexión en este sentido “Depende de las actividades que vaya a realizar”. No sentía que le faltaban condiciones en ocasiones cuando supuestamente planificaba bien sus actividades “no, porque si las planifico bien no me hace falta nada”.

En cuanto a su planificación probable se observó que la ejecutaba a corto plazo. Se planificaba asuntos importantes y planes para la semana, pero no era consistente en ello “a veces, porque hay días que no me planifico nada”. Los objetivos sobre los que había meditado eran: 1. “Graduarme” y 2. “Tener una familia o sea tener hijos”. No utilizaba ningún medio para organizarse “no utilizo ningún medio, lo tengo todo en la mente”.

Tenía rutinas de vida establecidas. Solo en ocasiones calculaba el fondo de tiempo que requerían sus actividades antes de realizarlas. Como tendencia conocía el tiempo aproximado que empleaba en las tareas realizadas habitualmente “casi siempre porque como ya lo he hecho otras veces me es fácil saber qué tiempo demoro.” Además, a veces recuperaba el tiempo perdido o utilizado en otras tareas “porque tengo que hacer algo más”. A su vez, no se proyectaba a la ruptura de rutinas porque no era constante ni persistente en la realización de ajustes que le permitieran adelantar o postergar actividades “a veces porque en ocasiones tengo que realizar otra actividad”.

No acostumbraba a realizar un control de los resultados. En ocasiones verificaba si las actividades se ajustaban al tiempo planificado “casi nunca porque una vez realizadas no importa el tiempo”. Sin embargo, sentía que aprovechaba su tiempo como tendencia “casi siempre porque no pierdo tiempo”. Impresionaba ejecutar un control, aunque no era consciente.

Clara

Tenía 20 años de edad, era dependiente gastronómica en un bar y su nivel de escolaridad era bachiller. Nunca participó en ninguna intervención para la formación y el desarrollo de la habilidad antes de esta indagación. Aprendió a organizarse el tiempo “por mi experiencia” aunque reconoce que su familia le enseñó “un poco”. Apreciaba que a veces le alcanzaba el tiempo para hacer todo lo que deseaba y que podía organizarse mejor “siempre se puede hacer mejor”.

Aseguró que priorizaba sus actividades de manera frecuente. Según expresó le dedica tiempo al trabajo y a la atención de la familia. No reconoció en el pastel el estudio como una actividad que realizaba de manera sistemática; sin embargo, refirió en la entrevista que estudiaba, como tendencia “en las noches, todos los días que pueda. Días entre semana” esto es un indicio de que la actividad depende de otras que para ella son más importantes. Otras actividades que reconoció como importantes para ella fueron: 1. Mantener siempre una buena alimentación, 2. Expresarle a mis seres queridos cuan importantes son en mi vida, 3. Trabajar en base a planes futuros importantes, 4. Llevar mi trabajo de la forma más profesional posible y 5. Motivarme a hacer ejercicios.

Como se pudo apreciar los intereses y motivaciones se limitaban a tres esferas: el trabajo, la familia y su atención personal. Se mostró como una persona objetiva en cuanto a la adecuación a las posibilidades reales “en la actualidad como mujer mis pensamientos se enfocan en planes y sueños a realizar...y no son solo ilusiones, sino que voy por ellas día tras día con disciplina y mucha exigencia a mí misma. Si pudiera comparar la diferencia entre niña y mujer diría que no es más que maneras objetivas actualmente de ver las cosas...”. Esta adecuación a las posibilidades reales se refiere a sus planes futuros, en los que el estudio no era una prioridad como se observará más abajo, cuando se trata el tema de la planificación probable.

En relación al control de condiciones no era sistemática. Las condiciones que consideraba en ocasiones eran: importancia, tiempo y resultados. Además, aseguró que en ocasiones no consideraba las condiciones necesarias “muchas veces pueden ocurrir cosas que no hagan nuestras actividades perfectas, pero trabajo en su mejoramiento antes de sentirme mal por ellas”. La acción se muestra incompleta, por tanto, es un área perfectible.

La planificación probable se caracterizó por una proyección de planes y metas para ejecutar en el día, la semana y en el año, aunque para el último periodo no era constante. Aseguró que esa planificación a largo plazo (diario, semanal y para el año) era “porque de esta forma me resulta más cómodo”. Identificó en orden de prioridad, como objetivos lejanos: 1. Vivir junto a mi esposo y 2. Crear una familia. Utilizaba el plan de trabajo como medio para organizarse a corto y mediano plazos porque “me parece el mejor método”, aunque las metas y planes a largo plazo “los llevo enmarcados en mi cabeza”.

En cuanto a la planificación de rutinas de vida resaltaba que con frecuencia calculaba el fondo de tiempo que requerían sus actividades “porque a veces no calculo con exactitud y me falta time”. Además, que en ocasiones conocía aproximadamente el tiempo empleado en actividades realizadas habitualmente. Se sentía “muy bien, alegre y energizada” cada vez que recuperaba el tiempo perdido, acción que ejecutaba con sistematicidad. Aunque en ocasiones le faltaba tiempo para desarrollar sus actividades, como tendencia seguía una rutina bien establecida. La capacidad para la ruptura de rutinas se mostró en tanto realizaba ajustes que le permitían adelantar y/o postergar actividades, pero solo en ocasiones, es decir, no era sistemática.

Por último, el control de la marcha y/o los resultados era ejecutada a corto plazo (semanal) “mediante pensamientos ordenados como si fuera un plan metodológico” mientras estaba ejecutando las actividades, por lo tanto, no utilizaba ningún medio para ello y esto la exponía a olvidos. Afirmó que siempre verificaba si las actividades se ajustaban al tiempo planificado. Sentía que aprovechaba su tiempo “sí, lo empleo en lo mejor para mi vida”.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Los resultados obtenidos en este estudio permitieron caracterizar la habilidad organización temporal de la vida en estudiantes que cursan el primer año de Psicología en la Universidad de Holguín. Se demuestra que existió un aprendizaje a partir de la experiencia personal y/o en interrelación con la familia. Ninguno de los estudiantes participó en algún programa, entrenamiento o capacitación que los condujera a desarrollar la eficacia de la habilidad, lo cual ocasionó que desconocieran la estructura funcional completa de esta.

Este resultado es consistente con la sentencia de Fariñas (2004) “Las habilidades relativas a la organización temporal, a menudo no se desarrollan intencionalmente en las instituciones educacionales y con cierta frecuencia tampoco alcanzan el mejor desarrollo en las personas.” (p. 102)

Los educandos dedicaban la mayor parte de su tiempo al trabajo, a la atención a la familia, al ocio y la recreación y, en menor medida lo utilizan en labores domésticas, el estudio y las relaciones de pareja. Esto muestra dificultades para priorizar sus actividades. Particularmente el estudio, el cual debe ser una de las actividades más importante, se dejaba en un segundo plazo o no se realizaba. Este hallazgo es consistente con la tendencia que encontró Rodríguez (2000) pues los educandos de Ingeniería Mecánica no ejecutaban el estudio de manera sistemática. La priorización de otras actividades por encima del estudio hace pensar en dificultades en la conjugación de actividades importantes y urgentes. En este sentido, Díaz (2009) identificó que un grupo de estudiantes de Psicología presentaban dificultades para discernir las tareas más urgentes de las menos urgentes.

El control de las condiciones como tendencia no era sistemático. Además, era incompleto, es decir, no se consideraban las condiciones mínimas y necesarias para ejecutar las actividades con calidad y eficacia. En una investigación con estudiantes de primer año de la Licenciatura en Historia, Osorio y Velázquez (2019) concluyeron que algunos hacían un control de condiciones, sistemático e incompleto y otro que no hacían ningún control. Por su parte, Osorio y Velázquez (2018) reportan un grupo de estudiantes que realizaba un control incompleto, mientras otros no controlaban las condiciones.

En relación a la planificación probable se observó como tendencia una previsión a corto plazo, es decir, para el día y/o la semana, solo un educando se proyectaba a largo plazo, pero no era sistemático en ello. Dos de los educandos utilizaban medios para planificarse, aunque uno no era sistemático. No utilizar medios para planificarse o no usarlos de manera sistemática, los exponía a olvidos, procrastinación y/o estrés.

La planificación a corto plazo, como característica en un grupo de educandos de Psicología la destaca García (2010), uno de sus hallazgos es la tendencia a orientarse temporalmente en las dimensiones al pasado-presente, sin una clara proyección de metas. En consonancia con esta idea Rodríguez (2000) identificó deficiencias para la proyección a largo plazo en estudiantes de ingeniería. Por su parte Osorio y Velázquez (2018, 2019) reportaron educandos que no acostumbraban planificarse y otros que se planificaban a corto y mediano plazos. Un grupo de los que se planificaban a corto y mediano plazos utilizaba medios, los restantes usaban su memoria.

El control de los resultados también manifestó dificultades, dos de los educandos no realizaban control alguno, los otros lo hacían a diario, pero no utilizaban ningún medio para ello. Esto los exponía a olvidos y procrastinación que podrían comprometer la eficacia en la ejecución de las actividades en el tiempo previsto. Estos datos contrastan con los obtenidos por Osorio y Velázquez (2018) pues ninguno de los casos ejecutaba un control de la marcha consciente. Por su parte Rodríguez (2000) resaltó que el control emergió como una de las acciones que más deficiencias presentó.

Aunque se observó algún desarrollo de la habilidad, no existía un nivel de concientización, criticidad ni completitud desarrollados según los datos de las acciones: planificación de sentido, control de condiciones, planificación probable y control de los resultados. Esto compromete la formación profesional, el rendimiento y aprovechamiento académico y particularmente el desarrollo personal de los educandos que participaron de la indagación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 16 de Marzo de 2021; Aprobado: 05 de Enero de 2022

* Autor para la correspondencia:cmosorio13@gmail.com

1 Relativas, además, a la resolución de tareas-problemas, a la búsqueda y comprensión de la información y a la expresión y comunicación.

Los autores declaran que no existen conflictos de intereses.

Carlos Manuel Osorio García: fue el autor principal del artículo. Conformó la idea original, trabajó en la búsqueda de información, en la aplicación de los instrumentos, en la redacción y análisis de los casos y las principales conclusiones (60 % de participación).

Zaily Leticia Velázquez Martínez: se dedicó a la revisión del texto, la reelaboración de algunas ideas, los aspectos metodológicos y las conclusiones (40 % de participación).

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