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Revista Cubana de Salud Pública

versión impresa ISSN 0864-3466

Rev Cubana Salud Pública vol.43 no.1 Ciudad de La Habana ene.-mar. 2017

 

REVISIÓN

 

Las estadísticas de mortalidad cubanas en el siglo XIX y la contribución el doctor Ambrosio González del Valle

 

Cuban mortality statistics in the 19th century and Dr Ambrosio Gonzales del Valle's contribution

 


Gisele Coutin Marie

Escuela Nacional de Salud Pública. La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

El estudio de las estadísticas de mortalidad alcanzó un gran desarrollo durante la segunda mitad del siglo xx en varias regiones del mundo. En Cuba se destacaron las tablas obituarias publicadas por el doctor Ambrosio González del Valle entre 1869 y 1882. Nos propusimos evaluar la trascendencia de estas tablas en el desarrollo de las estadísticas de mortalidad cubanas. Se realizó un estudio descriptivo mediante el método histórico. Se revisaron documentos originales de los archivos del Centro de Estudios de Historia y Organización de la Ciencia, del Archivo Nacional, de la Biblioteca Nacional "José Martí", de la biblioteca del Departamento de Historia de la Salud Pública de la Escuela de Salud Pública, así como publicaciones sobre las estadísticas de mortalidad de Cuba, España, Inglaterra, Estados Unidos de Norteamérica y México. Esta revisión incluyó el estudio de antecedentes históricos y características de las estadísticas de mortalidad en Cuba y el mundo, la descripción de las tablas obituarias, análisis de variables utilizadas para agrupar la mortalidad (sexo, edad, color de la piel, estado civil, lugar de residencia, período del año), formas de presentación de los datos, fuentes de información empleadas, periodicidad, escalas de clasificación y su calidad, reportes sobre la precisión de los datos, uniformidad y sistematicidad. Podemos concluir que las tablas obituarias marcaron un hito en las estadísticas cubanas debido a que su complejidad y confiabilidad, fueron altamente apreciadas y muy utilizadas por sus contemporáneos, pues contenían lo mejor que en ese momento ofrecían las estadísticas sanitarias a nivel mundial.

Palabras clave: Estadísticas sanitarias; mortalidad; tablas estadísticas; tablas obituarias; Ambrosio González del Valle.

ABSTRACT

The study of mortality statistics attained a great development during the second half of the 19th century in several regions of the world. The obituary tables published by Dr Ambrosio Gonzales del Valle from 1869 to 1882 stood out in Cuba. The objective of the paper was to evaluate the significance of the obituary tables for the development of the Cuban mortality statistics. A descriptive study based on the historical method was conducted. A number of original documents from the archives of the Center of Historical and Science Organization Studies, the National Archives, "Jose Marti" national library, library of the department of history of the public health in the School of Health as well as publications about mortality statistics in Cuba, Spain, England, United States of America and Mexico, were all reviewed. This review included the study of the historical antecedents and the characteristics of the mortality statistics in Cuba and worldwide, the description of obituary tables, the analysis of variables for grouping mortality by sex, age, race, marital status, place of residence, period of the year), forms of data presentation, sources of information used, periodicity, scales of classification and their quality, reports on data precision, uniformity and systematization. It may be concluded that the obituary tables left a landmark in the Cuban statistics due to their complexity and reliability; they were highly appreciated and very much used by their contemporaries since they had the best information that the health statistics worldwide could offer at that time.

Keywords: Health statistica; mortality; statistical tables; obituary tables; Ambrosio Gonzales del Valle.

 

 

INTRODUCCIÓN

El desarrollo de la salud pública de un país está ligado a la complejidad y calidad que alcancen sus estadísticas sanitarias.1 Las estadísticas de mortalidad, como parte de estas, son especialmente útiles para medir los avances logrados en materia de sanidad ya que permiten evaluar el impacto de las acciones realizadas. Se distinguen porque poseen una fuente de información única e inequívoca y porque se utilizan a menudo para el conocimiento de la morbilidad.(2,3) Permiten conocer el comportamiento de la mortalidad en cuanto a frecuencia, distribución regional, edad, sexo, color de la piel, grupos étnicos y otras características socioeconómicas, así como sus variaciones en el tiempo. Se emplean para investigar los factores causales de enfermedades y muertes, evaluar la situación de salud de la población en diversos períodos, evaluar los resultados de los programas de salud aplicados, planear los servicios de salud que requiere la población y aplicar medidas para prevenir las enfermedades y las muertes prematuras.2,3

El siglo xIx fue pródigo para la medicina y la salud pública cubanas pues médicos e instituciones sanitarias fueron protagonistas de importantes hechos científicos.4 Las estadísticas de mortalidad no fueron ajenas a tal estado de cosas y aún hoy resultan verdaderamente notables, muy en particular, las Tablas Obituarias publicadas por el doctor Ambrosio González del Valle y Cañizo.5

Este ilustre médico nació el 7 de diciembre de 1822, en La Habana en el seno de una familia cubana acomodada, cuyos miembros se distinguieron en la educación, las letras y la medicina en el país; falleció el 26 de diciembre de 1913 en la misma ciudad.5 Se graduó de Licenciado en Medicina en 1846 y de Doctor en 1848 e ingresó en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana en Julio de 1865 con el "Informe sobre el proyecto de un lazareto definitivo en la Isla de Cuba".6 Este trabajo tuvo una gran influencia en la clausura del Cementerio de Espada y la construcción de la Necrópolis de Colón y sirvió de gran apoyo a su autor para las gestiones que realizó desde su puesto de primer vocal en la Junta Superior de Sanidad.7-10

Su cuantiosa obra escrita apareció publicada en los Anales de la propia Academia, en la Gaceta Médica de la Habana, en el Repertorio Médico Habanero y en la Crónica Médico Quirúrgica de la Habana; en su gran mayoría dedicadas a la higiene pública y a las estadísticas sanitarias. En el segundo semestre del 1869 publicó sus primeras "Tablas Obituarias" con las que inició una serie que realizó durante 13 años ininterrumpidamente buscando activamente la información necesaria en las parroquias, hospitales y cementerios de la ciudad de La Habana.5,7,10

Se realizó un estudio descriptivo de las estadísticas de mortalidad del siglo xIx cubano. Se identificaron los principales antecedentes históricos de las estadísticas de mortalidad de Cuba y del mundo, sus características generales y se analizaron las particularidades de las "Tablas Obituarias", publicadas entre 1869 y 1882.

Para obtener la información se tomó como marco de búsqueda al período 1860-1890. Se utilizaron Inglaterra y España como referentes europeos y Estados Unidos de Norteamérica y México como los referentes regionales y el referente cubano estuvo constituido por las estadísticas publicadas por las Juntas de Sanidad.

Se analizaron fuentes documentales cubanas originales: los Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, el Repertorio Médico Habanero, la Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, la revista "La Higiene" y la documentación de las Juntas Superior, Provinciales y Locales de Sanidad del Archivo Nacional así como publicaciones de estudiosos cubanos de la actualidad que aparecen en los Cuadernos de Historias de la Salud Pública y la Revista Cubana de Salud Pública, pertenecientes a los fondos del Centro de Estudios de Historia y Organización de la Ciencia, Biblioteca Nacional "José Martí" y Departamento de Historia de la Salud Pública de la Escuela Nacional de Salud Pública.

Para el estudio de las estadísticas de la mortalidad en España se revisaron documentos originales del Instituto Nacional de Estadística de ese país. Mientras que para Inglaterra se utilizaron fuentes secundarias como la Revista The Lancet y el libro de Almenara y colaboradores: "Historia de la bioestadística: la génesis, la normalidad y la crisis". Para analizar las correspondientes a los Estados Unidos de Norteamérica América se revisaron varios ejemplares del National Board of Health Bulletin e informes del Surgeon General y publicaciones del Buró del Censo. Para México se revisaron documentos originales obtenidos en la biblioteca "Carlos J. Finlay" y en el Departamento de Historia de la Salud Pública; y el Catálogo de documentos históricos de la Estadística de México.

Para la revisión documental en todas las bibliotecas citadas se solicitó autorización por escrito. Los aspectos analizadas fueron: fuentes de obtención de la información, causas de muerte incluidas y formas de diferenciación (sexo, edad, color de la piel, estado civil lugar de residencia, período del año), medidas de resúmenes utilizadas, formas de presentación, características de las escalas de clasificación y su calidad, reportes sobre la precisión de los datos, uniformidad de la información y su sistematicidad. Estos aspectos permitieron identificar las principales características de las estadísticas de mortalidad de Cuba y de los países estudiados para poder
establecer semejanzas y diferencias entre ellas y las presentadas en las Tablas Obituarias.

Con toda la información disponible, nos propusimos evaluar la trascendencia de las Tablas Obituarias en el desarrollo de las estadísticas de mortalidad cubanas y de esa forma a rendir un modesto tributo al Dr. Ambrosio González del Valle pues su obra no ha sido muy divulgada en la actualidad.

 

LA ÉPOCA DE LAS TABLAS OBITUARIAS

Durante el siglo xIx en la Inglaterra se desarrolló un sistema de estadísticas vitales para el análisis de los problemas de salud y la toma de decisiones, que posteriormente se extendió por Europa. Su autor fue William Farr, quien al ser designado Compiler of abstracts to the General Register Office of England and Wales en 1839, lo perfeccionó durante cuarenta años y realizó importantes contribuciones a la epidemiología, creó sistemas de información estadística eficientes y desarrolló indicadores estadísticos que permitieron mostrar las desigualdades de salud existentes.11,12

Farr utilizó los números absolutos de defunciones, tablas de mortalidad con escalas exhaustivas y excluyentes que incluían categorías para los casos no clasificables, medidas de resumen como la mortalidad proporcional, la razón de mortalidad, las tasas brutas y específicas de mortalidad ofrecidas según el lugar de ocurrencia de la defunción (urbano o rural, región del país)
e incluso según condiciones meteorológicas. Para esto último publicó en 1852 unos gráficos circulares tricolores y concéntricos, que mostraban la mortalidad de la ciudad de Londres durante el período 1840-1850 según la temperatura del aire.13

En 1877 apareció publicado en Madrid, el "Movimiento de Población de España en el decenio 1861 a 1871"14 realizado por el Instituto Geográfico y Estadístico español, donde además de la información de natalidad, se presentan las defunciones mediante números absolutos, medidas de resumen tales como defunciones por 100 habitantes, habitantes por fallecido y los promedios anuales de defunciones y el comportamiento diferenciado de la mortalidad para el sexo y la edad. Esto último se presentó en una escala cuantitativa no excluyente donde los datos se agruparon quinquenalmente y se incluyó la categoría "sin clasificar" para los casos desconocidos. Los autores también tomaron en consideración el comportamiento estacional de la mortalidad y la diferenciación por estado civil.

En el capítulo VI de este libro con el título de "Comparación del Movimiento de Población de España con el de otras naciones de Europa", se ofrece la misma información para 15 países europeos, lo que permitió apreciar que la mortalidad fue descrita de manera similar en todos ellos.15

En esta obra se observan imprecisiones de los datos y falta de continuidad en su información, tanto en España como en el resto del continente, que llevaron a que el director del Instituto Geográfico y Estadístico de España presentara en el prólogo, varios ejemplos donde se aprecian las incongruencias en el número de nacidos muertos registrados, la relación de defunciones por sexos y defunciones por años, entre otros.16

El doctor Carlos J. Finlay durante la evaluación del trabajo del doctor José Nin, titulado "Estadística Demográfica de la ciudad de Barcelona del año 1882", con el cual optaba por el título de Socio Corresponsal de la Real Academia de las Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, señala que aunque su informe tenía gran utilidad epidemiológica, debía mejorar algunos aspectos como la desigualdad existente entre los períodos utilizados para la clasificación de los fallecidos y la carencia de datos de población que hacía imposible apreciar el valor relativo de esas cifras.17

En México, existieron varias publicaciones importantes en el período estudiado como la "Mortalidad de México" del Dr.Demetrio Mejía en 1879 por la que recibió el Premio Anual de la Academia de Medicina mexicana muy divulgada en Cuba por el Dr. Eduardo Plá, quien señala que se ofrecen las defunciones en números absolutos clasificadas según 20 causas de muerte y se presenta la mortalidad media anual, mensual y diaria. Todo ello por separado para los quinquenios 1869-1873 y 1874-1878.18

Mientras que en 1880 se dio a conocer el "Informe de la Comisión de Estadística al Consejo Superior de Salubridad de México acerca del trabajo durante 1879",19 elaborado por el Dr. Manuel Reyes y considerado como uno de los documentos más valiosos de la historia de la sanidad en ese país. En este se analiza la mortalidad general de la población por sexos y edades y se compara la mortalidad de la ciudad de México con otras capitales europeas, utilizando la proporción de defunciones por 100 habitantes.

En 1889, se presentó el "Proyecto de Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos", donde se consignan numerosos datos acerca de la mortalidad en el último decenio, entre ellos la proporción de muertes por 100 habitantes, el promedio de muertes anuales, los números absolutos de defunciones y se analiza la reducción de la mortalidad comparando las defunciones por 1000 habitantes con varios países del mundo.20

En los Estados Unidos de Norteamérica se había extendido el uso de las estadísticas de morbilidad y mortalidad para abordar los problemas de salud emergentes como las epidemias frecuentes de fiebre amarilla, cólera, viruela y fiebre tifoidea desde inicios del siglo xIx y desde la segunda mitad se publicaban periódicamente las estadísticas de mortalidad en la sección de "Vital Statistics" del "National Board of Health Bulletin"; donde la información se presentaba en tablas y las defunciones se clasificaban según causas de muerte, lugar de la defunción, sexo, raza, edad, utilizando escalas quinquenales excluyentes y con la categoría not stated para los casos con información desconocida. Se empleaban los números absolutos y las medidas de resumen como defunciones por 100 habitantes y 1 000 habitantes, promedio de muertes mensuales y anuales.21,22

En el Report on Epidemic Cholera and Yellow Fever in the Army of the United States during the year 186723 del Surgeon General publicado en Washington en 1868, las defunciones se clasificaban además por razas (blanca y negra) y según el tiempo de servicios en el ejército y la duración de la enfermedad.

En el período considerado para este estudio se apreció que los diferentes autores utilizaban varios indicadores para medir la mortalidad: números absolutos, medidas de resumen, fundamentalmente los promedios anuales y mensuales de defunciones y las tasas brutas de mortalidad, generalmente denominadas como proporción de defunciones por cada 100 o por cada 1 000 habitantes. La mortalidad se estudiaba tomando en cuenta el comportamiento diferencial por sexo y edad; además, con relación a otras variables como estado civil, raza, lugar de residencia y según el comportamiento estacional. Se empleaban también variadas escalas de clasificación e incluían siempre una categoría para los que no clasificaban en el resto, sin embargo, en muchos trabajos las escalas numéricas eran no excluyentes. En casi todos los documentos revisados se dejaba constancia en alguna medida de las dificultades provocadas por la falta de precisión de los datos, la no uniformidad de la información disponible y la no sistematicidad en su presentación.



LAS ESTADÍSTICAS DE MORTALIDAD EN CUBA

En el siglo xIx, las estadísticas de mortalidad cubanas disponían de fuentes de información bastante sólidas en los Registros Parroquiales, pero no existían instituciones sanitarias en el país encargadas de la organización de la sanidad ni de las estadísticas sanitarias.7

La creación de las Juntas Superior, Provinciales y Locales de Sanidad con la finalidad de atender las cuestiones sanitarias, representó un impulso para las estadísticas sanitarias, pues tomaron medidas para sistematizar la recogida de la información y mejorar su calidad, sobre todo para las estadísticas de mortalidad.4,7,9

En 1842 la Junta Superior de Sanidad reconoció la necesidad de la elaboración de información estadística sobre los fallecidos y las causas de muerte y por ello las Juntas Locales y Provinciales de Sanidad comenzaron a publicar los "Partes Sanitarios Mensuales" y los "Estados particulares correspondientes a la mortalidad" que remitían a la Junta Superior.24,25 De manera que aún cuando la Comisión Central de Estadística de la Isla no fue creada hasta 1878, las Juntas de Sanidad ofrecieron abundante información para el estudio de la mortalidad desde antes.4,7

En los "Libros de Partes Sanitarios Mensuales" a cada localidad le corresponde una página mensual y al final del mes, aparece el "Resumen general del mes" y un "Resumen General del año" al finalizar este. En ellos se consigna el número total de defunciones reportadas y la cifra correspondiente para un grupo de causas de muerte que varía generalmente entre 15 y 20 causas, no contienen la categoría "Otras" para el resto de las enfermedades y además las divide en dos grupos (enfermedades comunes y enfermedades epidémicas y contagiosas).26,27

En los "Estados particulares de la mortalidad" de cada localidad, las defunciones se clasifican según sexo, edad (párvulos y adultos) y raza (personas blancas y personas de color) y se ofrece el total de defunciones para cada categoría, la suma general de casos de una misma enfermedad y el total general de defunciones de esa localidad en ese mes. No se utilizan medidas de resumen.26,27

La Junta Superior de Sanidad, preocupada por la calidad del dato primario emitió en 1880 los "Documentos para la formación de una estadística médica y sanitaria", con el propósito de mejorar la información,28 pues desde 1870 habían señalado numerosas irregularidades en la remisión de los partes correspondientes en los períodos prefijados y habían amonestado a los médicos por ello.29-31 Por ejemplo, se pudo comprobar que en el libro de 1878, existían varios estados particulares en blanco en los meses de marzo, mayo, octubre y septiembre y en los resúmenes del mes también aparecían casillas vacías en los estados comparativos de los casos y defunciones.32

Aunque el Registro Civil no fue establecido hasta 1885 y el modelo impreso de certificación de defunción uniforme hasta 189133 ya desde 1842, la Junta Superior de Sanidad había dictado medidas con la finalidad de perfeccionar la certificación de las defunciones.7

A pesar de estas dificultades la existencia del registro de datos de las Juntas de Sanidad y la facilidad para su obtención desde las primeras décadas del siglo, hicieron posible que los médicos cubanos pudieran investigar y publicar obras importantes, como la "Memoria Histórica del Cólera Morbus en la Habana" de Nicolás Gutiérrez y Agustín Encinosa en 184334 y el "Ensayo Estadístico Médico de la Mortalidad de la Diócesis de la Habana" de Angel José Cowley en 1845. En este último se presentan tablas de mortalidad para cada distrito eclesiástico y hospital de la ciudad, se clasifican las defunciones según causa, edad sexo, raza y localidad y se utilizan números absolutos, proporciones de fallecidos por causa y por 1 000 habitantes.35

Aunque las estadísticas de mortalidad ofrecidas por las Juntas de Sanidad, órganos de la administración de la salud pública responsables de la emisión de esta información, fueron mejorando paulatinamente y presentaban los números absolutos de defunciones, promedios de defunciones anuales, proporción de defunciones por cada 100 o por cada 1 000 habitantes, según sexo, edad y lugar de residencia. Las escalas de clasificación no fueron exhaustivas ni excluyentes, existieron imprecisiones en los datos con omisiones frecuentes así como falta de sistematicidad en su presentación.


Las Tablas Obituarias de Ambrosio González del Valle

El 28 de julio de 1867 en la sesión de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, Ambrosio González del Valle presenta su primera "Tabla Mortuoria del Primer y Segundo Semestre de 1867"36 con el número de defunciones mensuales y el total de defunciones semestrales para cada año del quinquenio 1862-1866, la mortalidad media y la proporción de muertes por cada 100 habitantes.

En 1869 publica, en los anales de esa institución, la "Mortalidad de la Habana en el Primer Semestre de 1869. Tablas estadísticas de acuerdo con los sepultados en los diferentes cementerios,"37 donde muestra las defunciones de los cementerios San Antonio Chiquito, Espada, Jesús del Monte, Casa Blanca, Quemados de Marianao y el Calvario, resumidas por razas (blanca y de color), por edades (párvulos y adultos), por meses y un resumen anual por raza y sexo y lo que denominó "relación entre sí", que no es más que la razón de mortalidad hombre/mujer.

En febrero de 1870, aparece por primera vez las "Tablas Obituarias"38 propiamente dichas, nombre con que las identificó posteriormente en todas las revistas científicas donde las publicó. Las últimas tablas fueron confeccionadas en 1882.39

En 1871 publica las "Tablas Obituarias de la Habana con un resumen detallado y notas de interés, correspondientes al primer semestre de 1870",40 seguidas por las "Tablas Obituarias de la Habana correspondientes al segundo semestre de 1870 y resumen general del mismo año, con noticias de los cementerios y reflexiones acerca de las sepulturas y nichos".41 Aquí resume la mortalidad por cementerios, razas, sexos y edades e incorpora el resumen anual por sectas religiosas (católicos, protestantes y paganos), el resumen por enfermedad, donde se especifica el número de defunciones por cólera, viruela y vómito negro (fiebre amarilla) que eran las tres enfermedades epidémicas más letales de la época, también incluye la categoría "otras enfermedades" para las demás e igualmente presenta los días de máxima y mínima mortandad, la mortalidad media diaria y los enterramientos totales anuales del quinquenio 1866-1870 por cementerios.

En 1872, González del Valle comienza a publicar sus tablas en otras revistas, fundamentalmente en el Repertorio Médico Habanero y en publicaciones independientes, ya fuera en la Imprenta de la viuda de Soler y Compañía o en la Imprenta y Librería Religiosa, además de continuar ofreciéndolas en los Anales de la Academia. Estas tablas se acompañaron de otros artículos científicos y presentaron una mayor complejidad como se verá a continuación.5,9,10

A partir de las Tablas Obituarias correspondientes a 187142 se presentan diferentes cuadros con los siguientes títulos:

- Defunciones diarias clasificadas por razas edad y sexo. Confeccionadas para cada bimestre y comparando los totales con el mismo período del año anterior.

- Resumen Mensual por Razas y Edad. Defunciones totales para cada mes según raza y edad, especificando el total de asiáticos comprendidos en la categoría raza blanca. Además la máxima y mínima de defunciones así como la media diaria y el total de defunciones por estaciones.

- Defunciones según enfermedades. Defunciones totales por 12 enfermedades en particular y se incluye la categoría de otras enfermedades comunes y crónicas para el resto, todo ello aparece para los cuatro trimestres y el total anual. Se añade en un recuadro información acerca de la epidemia de viruela causante del mayor número de defunciones en ese año.

- Procedencia de los Fallecidos. Aparecen los totales mensuales y el total anual de defunciones según parroquias y hospitales de procedencia, junto con la distribución por sectas y de acuerdo con la clase de sepultura y cementerio.

- Sepultaciones según la Estadística de los Cementerios. Se ofrecen los enterramientos anuales del cementerio de Espada desde 1806 hasta 1871 y se incluyen los datos anuales para cada año del quinquenio 1867-1871 del resto de los cementerios.

Las Tablas Obituarias de 187243 incluyen además:

- Estadística Bimestral de defunciones por enfermedades: Defunciones totales para cada uno de los seis bimestres y total anual por causas (18 enfermedades y la categoría otras enfermedades comunes), por razas, por edades, por sexo.

- Comparación con el año anterior: Se comparan las defunciones totales mensuales con el mismo período de 1871 y también por razas, sexo y edades. Aparece resumen anual por razas, especificándose por primera vez en la de color, las defunciones de esclavos, libres y emancipados, además del total por cementerios.

En las publicaciones subsiguientes el autor mantiene todas las tablas anteriores y progresivamente incluye más información. En las Tablas Obituarias de los años 187344 y 1874,45 incrementa las causas de muerte incluidas hasta 22 y modifica la clasificación por razas consignando las defunciones mensuales de blancos, asiáticos y africanos (libres, emancipados, esclavos y de condición ignorada) y subdivide a la raza negra en morenos y pardos. También incorpora varios estudios sobre la construcción del nuevo cementerio, su arbolado y reglamento para el orden y administración interior, historia y procedimientos de cremación.

En las Tablas Obituarias de 187546 aparecen por primera vez variables meteorológicas (temperatura media mensual, presión atmosférica media e higrometría media) para cada mes y las temperaturas extremas del año.

Las Tablas Obituarias de 187647 se distinguen por los Cuadros Particulares del Quinquenio, donde se muestran cuadros con las defunciones mensuales para cada año del quinquenio 1872-1876 por las siguientes causas: fiebre amarilla, fiebre palúdea (paludismo), neumonía, tisis, cólera esporádico, cólera infantil, eclampsia infantil, fiebres eruptivas, tétanos infantil y en adultos, difteria, meningitis, hidrofobia (rabia), diarrea y disentería. Por primera vez incluye la proporción de mortalidad comparada con otras ciudades (Madrid, Barcelona y Londres) y el resumen general de defunciones del quinquenio por razas, edades y sexo.

Además, aparece un resumen de la mortalidad quinquenal por estaciones (invierno, primavera, verano y otoño), con las defunciones totales para cada una y para cada año del quinquenio, agrupada en 26 causas diferentes y la categoría de enfermedades comunes y crónicas. Se señalan los promedios diarios estacionales y anuales de defunciones así como los días de máxima y de mínima. Finalmente, en un pequeño recuadro se informa el total de población
y la proporción de muertes por 100 habitantes, la mortalidad media anual y la mortalidad media diaria.

En las Tablas Obituarias de 187748 aparece como novedad con el subtítulo de "Altas y Bajas comparadas con las estaciones respectivas del año 1876" una comparación de las defunciones por estaciones consignando si han habido más o menos casos y la cifra exacta de la diferencia en relación con el año anterior, todo ello para 28 enfermedades y la categoría de "otros males".

Por primera vez también aparecen los términos mulatos y negros, clasificados como libres, esclavos o de condición ignorada; igualmente se diferencia si los españoles son nacidos en la península o nacidos en la isla y se incluyen a los europeos, americanos y de naturalidad (nacionalidad) no expresada.

Asimismo muestra una tabla comparativa de la procedencia de las defunciones por fiebre amarilla, hospitalaria o domiciliaria y según las estaciones para los años 1876 y 1877 y se ofrece un cuadro particular de las diarreas y disentería en el quinquenio de 1873-1877, por estaciones y con los totales anuales.

Por último, ofrece las "Tablas de proporción" donde se observan las defunciones totales por cuatro causas de muerte (fiebre amarilla, diarreas, tisis y tétanos infantil), la proporción con relación a 1 000 habitantes y la proporción en relación con la mortalidad general, es decir se presentan por primera vez las tasas brutas de mortalidad y se utiliza la mortalidad proporcional según causa de muerte. También compara la tasa de mortalidad por 1 000 habitantes de La Habana con otras ciudades (Madrid, Barcelona, Londres, París, Berlín y Viena). Finalmente, se ofrecen los días de máxima y mínima defunciones y en un recuadro los fetos nacidos y extraídos muertos clasificados por razas y sexo para el período 1873-1877.

En las Tablas Obituarias de 187849 se presentan números absolutos de defunciones por edad, sexo, raza, condición, naturalidad, 32 causas de muerte diferentes y estación, con defunciones promedias diarias, mensuales y estacionales comparadas con la estación respectiva del año 1877. La mortalidad por viruela se compara con la epidemia del año 1871, también por estaciones.

Se ofrece de nuevo la mortalidad anual por 1 000 habitantes comparada con más ciudades (Madrid, Barcelona, Ciudad México, Paris, Bruselas, Londres, New York, Filadelfia, Berlín, Viena y Florencia).

En un recuadro aparece la mortalidad proporcional por sexo, razas y condiciones (libre, esclavo o ignorado) según el censo de 1877 y en otro la mortalidad de los quinquenios 1869-1873 y 1874-1878, incluidas las defunciones mensuales totales de cada año del período, las defunciones medias mensuales y el promedio diario, los días de máximas y mínimas de defunciones. Después muestra la mortalidad por las fiebres palúdica y tifoidea del período 1872-1878 con una observación "[…] la mayor mortandad se debe al cólera, vómito, viruela y a las diarreas de la tropa procedente de campaña […]".

Las Tablas Obituarias de 187950 son similares a las anteriores en cuanto a las variables demográficas y climáticas incluidas así como por la periodicidad, pero tienen como novedad un recuadro con la mortalidad estacional por fiebre amarilla y viruela del decenio 1870-1879, junto con la mortalidad mensual por fiebre amarilla del año 1989 según la procedencia de las muertes (hospital civil de hombres, hospital civil de mujeres, hospitales militares, casa de salud y domicilios). Se añade el promedio diario de defunciones y la mortalidad media por estaciones correspondiente a los últimos diez años.

Las Tablas Obituarias de 188051 presentan la misma información que en las versiones anteriores y además muestran las defunciones de la población civil y de las tropas españolas. Las causas de muerte se incrementan a 37 enfermedades diferentes y la categoría "por otras causas".

Lo más notorio de las Tablas Obituarias de 188152 es que en el resumen de la mortalidad por raza, sexo y edad, el autor utiliza una escala cuantitativa para la edad: de 0 a 1 año, 2 a 5 años, 6 a 10 años y así sucesivamente hasta el último intervalo de 90 a 100 años y la categoría "sin expresar". También incluye un resumen de la mortalidad del quinquenio, por enfermedades y estaciones, comparada con el quinquenio anterior, de manera parecida a la tabla del quinquenio 1872-1876.

Las Tablas Obituarias de 188241 fueron las últimas que publicó González del Valle y en estas presentó la información de forma parecida a las últimas dos y adicionalmente ofreció las defunciones totales mensuales para 48 causas diferentes e incluyó la categoría otras causas y por primera vez la categoría "sin expresarse".

 

COMENTARIOS FINALES

Las estadísticas de mortalidad mundiales en la segunda mitad del siglo xix reunían las características necesarias para los investigadores con unas fuentes de información relativamente confiables y accesibles, ya fueran los registros parroquiales o el registro civil, las cuales suministraban datos continuos en mayor o menor grado y una cobertura que generalmente abarcaba todo el territorio de un país. Además ya se discutía la necesidad de uniformar los criterios de certificación de las defunciones y la clasificación de las causas de muerte, mientras que se realizaban numerosos trabajos científicos y abundaban las congregaciones de profesionales donde discutirlos y las revistas donde publicarlos. 7,53,54

Cuba no fue ajena a tal estado de cosas y los médicos cubanos tuvieron a su alcance todo lo anterior y la posibilidad de conocer los avances más novedosos en la materia que nos ocupa a través de la literatura que recibían, los estudios que realizaban y las relaciones que establecían con personalidades médicas, otros investigadores y diferentes organizaciones científicas tanto nacionales como extranjeras.4,5,7,35

El doctor González del Valle pudo aprovechar todo esto y tuvo además un foro ideal para el intercambio y florecimiento de sus ideas en las sesiones que efectuaba periódicamente la Real Academia de las Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, fundada en 1861 y de la cual era Académico de Mérito. En los "Anales de la Academia" publicó sus trabajos desde el inicio e igualmente utilizó varias publicaciones periódicas de la época hecho que favoreció la ampliación del universo de sus lectores.4,5,7-9

Sus Tablas Obituarias se distinguieron del resto de las obras de su tipo por varios aspectos; el primero de ellos es la continuidad, pues se presentaron de una manera estable y sistemática durante más de un decenio. Esta característica permitió realizar varias investigaciones posteriores, como los "Estudios sobre la Mortalidad de la Habana. Siglo XIX y comienzos del actual" del doctor Jorge Le Roy y Cassá en 191355 y ya en nuestra época, "Epidemias y enfermedades infecciosas de la Habana según las estadísticas de Ambrosio González del Valle (1870-1882)" de la Licenciada Nancy Díaz-Argüelles56 y "Las estadísticas de morbilidad y mortalidad en La Habana entre 1870 y 1877: Ambrosio González del Valle y la Junta Superior de Sanidad"9 del Dr. Alfredo Álvarez.

Por otra parte, González del Valle utilizó para la medición de la mortalidad, la mayoría de los indicadores que empleaban los investigadores de las naciones más desarrolladas: números absolutos, razones de mortalidad, mortalidad proporcional, tasas brutas de mortalidad y expresó la variabilidad mediante cifras de máximas y mínimas y diferencias absolutas. Además, al igual que ellos, tuvo en cuenta el comportamiento diferenciado de esta para el sexo, la edad, la raza y la estacionalidad, así como si se trataba de población civil o militar.

De las naciones estudiadas solamente Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica padecían del estigma de la esclavitud y solo en ellas se consideró la raza y sobre todo la condición de esclavo como otra variable más al estudiar las defunciones. González del Valle tuvo buen cuidado de hacer notar las diferencias entre blancos y negros y dentro de estos últimos, entre libres y esclavos en sus Tablas Obituarias desde el inicio de las publicaciones.36-52

Llaman la atención sus escalas de clasificación, tan exhaustivas como excluyentes, para las causas de muerte, pues si bien comenzó consignando las tres enfermedades infecciosas más letales de la época (fiebre amarilla, cólera y viruela) terminó incluyendo más de 40 enfermedades y siempre consideró la categoría de otras e incluso añadió una para la causa de muerte no expresada. Esta forma de ofrecer la información contrastaba singularmente con el procedimiento habitual de la mayoría de los médicos que ofrecían información para las Juntas de Sanidad, como ya se ha señalado.26-30

La no exhaustividad en las escalas de clasificación de las defunciones no constituyó la única dificultad de las estadísticas de las Juntas de Sanidad, pues a menudo no eran sistemáticas ni completas.7,30-33 Esta situación originó diversas comunicaciones de la Junta Superior a las subalternas y obligó al Gobernador General Civil a dirigirse a los gobernadores de provincias en el año 1880, para llamarles la atención por la falta de preocupación de estas autoridades en relación con los errores y omisiones frecuentes contenidos en los informes emitidos y la necesidad de que incluyeran todas las causas de muerte así como para recordarles la orden del Gobierno Superior donde se orientaba imponer multas de hasta cincuenta pesos a los que dejasen de cumplir esta obligación.31,57,58

Puede suponerse que los académicos cubanos conocían de estas irregularidades, pues no en vano cuando el doctor Carlos J. Finlay realizó sus "Observaciones Meteorológicas, población y mortalidad de la Habana: meteorología y mortandad comparadas" en 1878 prefirió utilizar, citando sus propias palabras: "Las Tablas Obituarias y otros trabajos estadísticos de nuestro incansable e ilustrado colega el doctor Ambrosio G. del Valle […]".59

González del Valle tuvo la satisfacción de recibir este y otros reconocimientos de sus colegas y muy en particular del propio Gobernador General, quien hizo publicar una felicitación en la "Gaceta Oficial" el 9 de mayo de 1878 reconociendo la importancia, perfección y utilidad de sus trabajos.60

Por todo lo expresado, podemos concluir que las Tablas Obituarias de Ambrosio González del Valle y Cañizo se elaboraron aprovechando las condiciones creadas en el país en su momento histórico y empleando los indicadores más avanzados de su época. Su marcada singularidad no estuvo dada por los indicadores utilizados y la manera de obtenerlos, sino por su continuidad, sistematicidad, veracidad, confiabilidad y validez, indicadores altamente valorados en las estadísticas de este tipo. Más de un siglo después, aún pueden ser utilizadas pues conservan su prestigio como genuinas representantes de la mejor tradición científica del país.

 

Conflictos de intereses

La autora declara que no existen conflictos de intereses.

 

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28. Documentos que se refieren a la formación de una estadística médica y sanitaria. Año 1880. Junta Superior de Sanidad. Legajo 8. Signatura 19.

29. Comunicación resolviendo quede sin efecto la amonestación y apercibimiento al Secretario de la Junta de Sanidad de Matanzas, acerca de la remisión de los partes Sanitarios. Año 1870. Junta Superior de Sanidad. Legajo 27. Signatura 15.

30. Comunicación informando no haber recibido de los médicos de Santa Clara los partes sanitarios del mes de marzo. Año 1875. Junta Superior de Sanidad. Legajo 32. Signatura 25.

31. Comunicación sobre medidas tomadas para que los facultativos pasen los partes sanitarios. Año 1878. Junta Superior de Sanidad. Legajo 27. Signatura 15

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60. Merecida Recompensa. La Habana: Imprenta Militar de la viuda de Soler y Compañía. Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana. 1878;4:332

 

 

Recibido: 11 de febrero de 2015.
Aceptado: 29 de octubre de 2016.

 

 

Gisele Coutin Marie. Escuela Nacional de Salud Pública. Calle 100 No. 10132 e/ Perla y E, Altahabana, Boyeros. La Habana, Cuba.
Correo electrónico: gisele.coutin@infomed.sld.cu

 

 

 

 

 

 

 

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