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Revista Cubana de Salud Pública

versión impresa ISSN 0864-3466

Rev Cubana Salud Pública vol.43 no.2 Ciudad de La Habana abr.-jun. 2017

 

COMUNICACIÓN BREVE

 

Múltiples perspectivas para el análisis del envejecimiento demográfico. Una necesidad en el ámbito sanitario contemporáneo

 

Multiple perspectives for the analysis of demographic aging. A requirement in the contemporary health context

 

 

Héctor Demetrio Bayarre Vea

Escuela Nacional de Salud Pública. La Habana, Cuba.

 

 


 

 

El envejecimiento demográfico, entendido como el incremento de la proporción de individuos en las edades avanzadas -en general 60 y más- es un proceso que comienza con la concepción y concluye con la muerte; en él se distinguen dos tipos: el individual y el poblacional.1

En torno a este último, se considera que una población presenta un envejecimiento avanzado cuando los adultos mayores alcanzan o sobrepasan el 15 % del total de la población, o cuando ha ocurrido una inversión de la pirámide poblacional, con estrechamiento de la base y desplazamiento de efectivos poblacionales hacia los grupos superiores.1 Este proceso es expresión del comportamiento de las variables demográficas fecundidad, mortalidad y migraciones, cuya importancia relativa en su ocurrencia varía entre países y regiones, aunque, en general, se ha considerado a la reducción mantenida de la fecundidad, como su principal determinante.

La Transición Demográfica, teoría surgida a la sazón del proceso de modernización generado en los países industrializados desde finales del siglo xviii, constituye el principal referente teórico para explicar el proceso de envejecimiento por el que transita el mundo actual. Ella expone el paso en el tiempo de altos niveles de fecundidad y mortalidad a bajos o muy bajos de manera sostenida, situación que en un primer momento se dio en los países de referencia y que hoy se ha expandido a todo el planeta.1-4

La celeridad con que hoy ocurre esta transición en los países en desarrollo es alta, de ahí que la mayoría no están preparados para afrontar el reto social y de salud pública que el proceso impone4 Añadir a lo anterior que, para los salubristas, es menester incluir en este análisis la conocida Transición Epidemiológica,3 que discurre en paralelo y explica el cambio en la morbilidad de las enfermedades infectocontagiosas a las crónicas o degenerativas que, adicionalmente, disminuye en quienes la padecen la percepción de su salud y, con ello de su calidad de vida.

Cuba, país tercermundista que, desde 1959, ha trabajado en el mejoramiento humano exhibe como cifra oficial en 2015, un índice de envejecimiento de 19,4 % -el más alto de Latinoamérica- con diferencias entre provincias. Así, Villa Clara (22,8 %), La Habana (20,8 %) y Sancti Spíritus (20,6 %) presentan las cifras más altas, en tanto que Guantánamo (16,7 %) es la menos envejecida.5,6

En todas las provincias los niveles de fecundidad y mortalidad son tan bajos como los de países del primer mundo, de ahí que el país se encuentre en la pos transición o segunda transición.1,6 El flujo migratorio negativo y la ausencia de desarrollo económico le confieren singularidad al caso cubano y demuestra que se puede completar la transición aún en semejantes condiciones.

En torno al envejecimiento, es frecuente la realización de análisis formales e informales que, de manera sistemática, se vertebran sobre los efectos negativos del proceso de envejecimiento, es decir, sobre la aparición de enfermedades cónicas, la dependencia física, mental y social del adulto mayor y su influencia sobre la familia y la comunidad. En ese sentido, se puede pensar que en un país con recursos limitados, el incremento de la demanda de servicios de salud que, en muchas ocasiones incluye el uso de altas tecnologías diagnósticas y terapéuticas de alto costo, constituye una desventaja para el desarrollo de la sociedad. Podría añadirse, el impacto económico que sobre el adulto mayor enfermo o discapacitado y su familia ocasiona, al requerir durante años de fármacos y otros útiles que les permitan mitigar los efectos de la dependencia que ocasiona la enfermedad, así como la necesidad de cuidadores.

El reto que representa el envejecimiento, ha de afrontarse a nivel macro, a través del establecimiento de políticas públicas y programas, encaminados a mitigar su efecto, a la vez que se aprovechen los elementos positivos de este proceso.6 Para ello, la investigación pudiera aportar los aspectos esenciales para el logro del fin deseado.

El enfoque antedicho invisibiliza otras dos perspectivas de análisis que, para este autor, tiene el proceso de envejecimiento: logro de la humanidad y oportunidad para el desarrollo.

Desde que Kofi Annan en el 2003, por motivo del Día Internacional de las Personas Adultas Mayores expresara "El envejecimiento no es un problema sino un logro; y no es un mero asunto de seguridad social y bienestar social, sino de desarrollo y política económica en su conjunto",6 se abrió un nuevo enfoque más positivo de este proceso, con el que concordamos plenamente.

Entender el envejecimiento de la población como logro social es fácil, pues desde los albores de la humanidad, prolongar la vida de las personas ha sido una preocupación constante de la especie. En ello mucho ha tenido que ver el desarrollo científico técnico alcanzado, gracias a lo cual el hombre ha incrementado la longitud de su vida y con ello su calidad. Este elemento debe ser resaltado en los debates en los que se debe argumentar todas las bondades que la presencia de los ancianos representa para la sociedad y las organizaciones, en detrimento de los elementos negativos que por su edad devienen en amenazas en los diferentes espacios donde coexisten. Para ello, el discurso del análisis debe ser cambiado, a la vez que se impone el establecimiento de una cultura que vindique la figura de las personas mayores, en contraposición a la consideración peyorativa, exclusiva y discriminatoria que prevalece detrás de esos argumentos.

El desarrollo de políticas y estrategias efectivas no estará reñido con la preparación de la población hacia el envejecimiento, que deberá realizarse a lo largo de la vida, a través de la educación en valores, entre los que se destacan el respeto y la solidaridad hacia los adultos mayores.

Garantizar espacios con las condiciones requeridas para el desarrollo de las actividades laborales y recreativas por parte del adulto mayor constituye una necesidad. Asignar y distribuir tareas acorde a las capacidades y posibilidades de estas personas es una prioridad, con vistas a hacer más productivos a los adultos mayores a la vez que mejora su satisfacción y calidad de vida e incremente su longevidad laboral. El respeto a la individualidad y a la diversidad u heterogeneidad en el desarrollo en que se encuentran las personas que integran este segmento de la población deben ser considerados en las diferentes agendas.

Otro enfoque del asunto es el que considera este proceso como oportunidad para el desarrollo socioeconómico, no solo por el empleo del adulto mayor en labores productivas, docentes e investigativas, sino porque incorpora en el proceso inversionista las principales demandas de bienes y servicios de este segmento de la población. La reducción de barreras arquitectónicas y físicas, la producción de calzados, prendas de vestir e interior, la priorización de medios de soporte para el adulto mayor discapacitado: bastones, andadores, sillas de rueda, cuñas y espejuelos, entre otros, permite un mejor rendimiento laboral de esta población. De ahí que invertir en la producción de estos artículos, pudiera constituir fuente de empleo e ingreso para el país.


CONFLICTO DE INTERESES

El autor declara que no hubo conflictos de intereses durante la preparación de esta comunicación.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Aja Díaz A, Catasús Cervera SI, Benítez Pérez ME, San Marful Orbis E, Oliveros Blet A, et al. Características sociodemográficas de la población cubana. La Habana: CEDEM; 2012.

2. Bayarre Vea HD, Pérez Piñero JS, Menéndez Jiménez J. Las transiciones demográfica y epidemiológica y la calidad de vida objetiva en la tercera edad. GeroInfo. 2006;1(3):4-7

3. Rodríguez Gómez G. De lo individual a lo social: cambios en la fecundidad cubana. La Habana: CEDEM; 2013.

4. Caetano Orantes R, Rodríguez Wong LL, Fazito D, Turra C. O envelhecimento populacional e desafíos demográficos de Cuba e Brasil: similaridades, diferenças e complementariedades. Nov Población. 2013;(41):5.

5. El envejecimiento de la población cubana 2015. La Habana: Oficina Nacional de Estadística e Información, Centro de Estudios de Población y Desarrollo; 2016.

6. Torrado Ramos AM, Sánchez Pérez L, Somonte López R, Cabrera Marsden AM, Hérnandez Pino PC, Lorenzo Pérez O. Envejecimiento poblacional: una mirada desde los programas y políticas públicas de América Latina, Europa y Asia. Nov Población. 2014;(42)7:19.

 

 

Recibido: 20 de enero de 2016.
Aprobado: 11 de enero de 2017.

 

 

Héctor Demetrio Bayarre Vea.Escuela Nacional de Salud Pública. Calle 100 No. 10132 e/ Perla y E, Altahabana, Boyeros. La Habana, Cuba.
Correos electrónicos: hbayarre@infomed.sld.cu; hdbayarre@yahoo.com

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