INTRODUCCIÓN
Innovar, formar e investigar son tres momentos de un mismo proceso hacia el cambio y la calidad sostenible.
Saturnino de la Torre, 2000
Este artículo es el resultado de investigaciones y de las experiencias compartida en el posdoctoral de Didáctica de la Educación Superior, tiene por intención valorar con el lector la importancia de la investigación, donde a partir de una comunidad universitaria, comprometida con el desarrollo creativo e innovador, es capaz de fortalecer la integración científica desde dos de sus componentes: la colaboración y la cooperación entre los actores que trabajan con interés y capacidad, para recibir conocimientos e incorporarlos al desarrollo institucional y local.
Es por ello que la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona de La Habana, desde su creación en 1964, ha asimilado, creado y desarrollado concepciones pedagógicas revolucionarias para formar un nuevo tipo de profesor, con sólida preparación científica, tecnológica y humanística, con dominio de la teoría y la práctica pedagógica actualizada y un compromiso probado, con la ideología de la Revolución Cubana. Para alcanzar tales propósitos se desarrolla un proceso de formación que busca contribuir al desarrollo de la cultura general integral de las actuales y futuras generaciones de profesionales de la educación, en las diferentes especialidades pedagógicas.
Existe una tendencia muy frecuente en la literatura actual a restringir la misión de la universidad a ser portadora de conocimientos, donde el emisor es el profesor y el receptor el estudiante. La Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona desarrolla su acervo cultural con la alta responsabilidad de cumplir con la misión de ser portadora de la formación del profesional para desarrollar cultura, condición necesaria de la universidad moderna, donde el quehacer investigativo es el proceso impulsor de su desarrollo y en donde la participación de diferentes actores sociales contribuye a dar respuesta a las necesidades socioeducativas.
Los cambios socioeducativos hace que la universidad genere conocimientos, desarrolle y aporte resultados desde las investigaciones e innovaciones, capacite según las necesidades del contexto y de los agentes sociales responsables de cumplir con las acciones que conllevan a las trasformaciones deseadas, por lo que la gestión innovadora del conocimiento y su aplicación en la práctica social reclama de herramientas metodológicas para diagnosticar; determinar el estudio de las áreas de implementación de resultados y, los actores necesarios para contribuir al desarrollo local.
En la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona entre las líneas generales de la investigación científica se destacan:
La formación integral y continua del profesional de la educación.
La educación para el desarrollo local.
La primera línea responde a la formación del profesional en diferentes áreas de conocimiento con una visión multidisciplinar, interdisciplinar y transdisciplinar y en particular se convierte en eje transversal que identifica a la Didáctica de la Educación Superior y sus implicaciones en la formación profesional, tanto de pregrado como de posgrado, lo que permite el desarrollo de la integración desde una cultura innovadora orientada al cambio permanente. Respecto a la segunda línea no se puede hablar de desarrollo local sin diagnosticar las necesidades para diseñar una estrategia que contribuya e identifique el camino a seguir y que sea susceptible de perfeccionamiento, de ahí que es necesario concebirlo como “un proceso de construcción permanente” sustentado en las relaciones sociales.
Para conceptualizar el “desarrollo local” Núñez Jover y Pérez Sánchez consideran que en los municipios se cuenta con escuelas, institutos, politécnicos, centros universitarios municipales, entre otros espacios que favorecen los procesos de formación, investigación e innovación, donde la universidad como institución generadora de conocimientos conduce a pensar en su papel a partir de los resultados académicos y científicos, no obstante, es oportuno considerar otras posiciones acerca del “desarrollo local” tal como expresan González y Samper (2006) al considerarlo como el proceso mediante el cual esa escala (municipio) implementa las necesarias trasformaciones en las dimensiones ambiental, económico-productiva y político-social, a partir de una proyección estratégica elaborada y un plan que cambiará y evolucionará con la práctica de los propios gestores. Si bien esta última posición enfatiza en dimensiones necesarias para el desarrollo local, en nuestro caso reclamamos dar un espacio fundamental a la dimensión “educación” porque mediante ella se logra contribuir a la necesaria capacitación de los actores comprometidos desde la investigación-desarrollo e innovación para un cambio educacional de todos y para todos los implicados.
Lo tratado queda expresado con claridad por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al destacar que el desarrollo local requiere de los saberes de la universidad (humanísticos, económicos, sobre las ciencias sociales, las tecnologías, lo pedagógico “[…] donde para ello es necesaria la dirección colegiada porque mediante la participación la gente si participa aprende y si aprende estamos formando, si la gente que participa enseña, entonces estamos enseñando y si los que participan se superan entonces se gestiona conocimiento, se genera innovación a través de la investigación” (Díaz-Canel, 2019).
Es incuestionable que la universidad de nuestros tiempos trabaje en una nueva dimensión de responsabilidad colectiva con la sociedad, que exige y, por tanto, obliga, a cambios cualitativos en el modelo de gestión para garantizar la integración de los procesos sustantivos, en aras de que los impactos en la universidad, en la sociedad y en el medio ambiental, sean cada vez más congruentes con los ideales de justicia social y de defensa del medio ambiente (Alarcón, 2014: 3). Esto conlleva a lograr un compromiso pleno del claustro y en especial de quienes dirigen la institución que atraviesa por cambios conceptuales en la gestión de dirección a partir de encontrar en la sociedad su razón principal de existencia.
La universidad como institución innovadora, en su propio accionar evidencia que un sistema de innovación “es un conjunto constituido por las organizaciones, las instituciones, las interacciones entre distintos actores colectivos y las dinámicas sociales generales que con mayor incidencia tienen las capacidades disponibles para la investigación, el desarrollo experimental, la innovación tecnológica y la difusión de los avances técnico-productivos” (Alarcón, 2015: 6). Esto conlleva a considerar la innovación como un fenómeno interactivo donde confluyen factores sociales, políticos, institucionales y culturales, donde se rechaza la linealidad de los procesos y facilita declarar que el conjunto de actores participantes en el proceso innovador deben tener en cuenta el aprendizaje interactivo, al respecto Saturnino de la Torre (2000) considera que la innovación es un proyecto socioeducativo mediante el cual se posibilita el crecimiento personal e institucional (de la Torre, 2000: 115), lo que permite afirmar que no solo es necesario saber sino saber hacer en función del perfeccionamiento de la formación integral y continua de la educación superior, aunque para lograr la relación “saber y saber hacer” hay que partir del “ saber ser”, donde los valores profesionales y humanos garanticen el compromiso por las transformaciones sociales.
DESARROLLO
Universidad de pertinencia y su relación con el conocimiento y la investigación
No cabe duda que las universidades de mayor categoría son las que hacen importantes contribuciones al progreso del conocimiento mediante la investigación, de hecho, enseñan con programas de estudios y métodos pedagógicos más innovadores. La variable esencial, para la transformación de la sociedad como un todo -que incluye al Estado, al mercado y a la sociedad- es la Educación Superior, lo que es posible en la medida en que contribuya de manera decisiva a modificar el entorno en su totalidad, ser clave para el perfeccionamiento de los niveles precedentes de enseñanza y construir espacios que den una verdadera dimensión de educación permanente a la enseñanza universitaria. La esencia de las estrategias de transformación está dada especialmente por la necesaria construcción de una cultura innovadora del trabajo que adopta y promueve el cambio, la necesaria transición de la universidad tradicional basada en métodos tradicionales de enseñanza a la universidad participativa basada en la enseñanza-aprendizaje, llegando a una universidad renovadora donde los contenidos educativos de esta nueva institución produzcan un mayor impacto.
¿Cómo se encuentra la Universidad de Ciencias Pedagógica Enrique José Varona ante tales retos?, la respuesta a la interrogante constituye la esencia del objetivo del trabajo dirigido a socializar los resultados de la actividad científica educacional desde una concepción de integración científica innovadora que propicia el reconocimiento de la institución al nivel nacional e internacional.
Para comprender la respuesta a la interrogante es necesario conocer que la vía para asumir la concepción de integración científica innovadora, en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona tiene por intención, mediante el proceso lógico aplicado, extraer de la realidad educativa el criterio construido, esto al estudio de la codificación de datos que responden a los balances de resultados sobre la ciencia e innovación tecnológica, la utilización del método de sistematización dirigido a conocer experiencias en diferentes contextos educativos, así como el análisis de las consecuencias de los métodos de dirección impuestos en determinados momentos. Esto facilitó triangular resultados de concepciones y experiencias de especialistas, profesores, estudiantes y cuadros de dirección para trazar vías que conllevaran al cambio de mentalidad en cuanto a lograr paulatinamente una estrategia de trabajo en el área de la producción científica, con visión integradora, proyectiva y trasformadora.
Para la universidad pedagógica la innovación supone el fortalecimiento de la investigación que aúne calidad y pertinencia y, a través de ello, la capacidad de producción y circulación de conocimientos, alineándolos con las necesidades y demandas de la sociedad, los sectores productivos, las comunidades y la sociedad toda. Esto conlleva a considerar lo expresado por Alarcón: “la universidad innovadora será aquella capaz de gestionar conocimientos y promover innovación mediante la interacción con el entramado de actores colectivos, contribuyendo al despliegue de los sistemas locales, regionales, sectoriales y nacionales de innovación” (Alarcón, 2014: 8). En este planteamiento se pone de manifiesto una de las particularidades de la Didáctica de la Educación Superior en la sociedad del conocimiento que es precisamente gestionar el conocimiento.
La transformación de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona hacia políticas centradas en la innovación implicó superar dialécticamente el modelo lineal de innovación por modelos más interactivos, no es posible aferrarse a modelos rígidos, es necesario concebir la innovación como un proceso social donde sea un elemento activo que requiere:
Una comunidad universitaria cuya base sea un sistema educativo, científico y tecnológico.
Una universidad donde la investigación tiene por soporte la comunidad universitaria y su interacción con otros actores sociales, comprometida con el desarrollo creativo e innovador, capaz de fortalecer la colaboración y cooperación para trazar un encadenamiento de acciones que respondan a las necesidades diagnosticadas.
La universidad como institución innovadora en su propio accionar debe evidenciar la afirmación de que para que haya integración es necesario las interconexiones entre los resultados científicos para su posterior implementación y generalización en la práctica educativa, esto permite tomar en cuenta procesos como: el intercambio científico hacia dentro y hacia fuera de la universidad, lo que posibilita la elevación de la calidad intrínseca, al mismo tiempo que se abre al entorno a la satisfacción de sus necesidades y a la búsqueda de nuevas experiencias para su ulterior desarrollo. La cooperación, dirigida a establecer un trabajo científico coordinado entre los investigadores cuya tendencia no sea modificar el trabajo científico individual, sino potenciar el carácter socializador y colectivo encaminado a encontrar alternativas que faciliten el cambio o perfeccionamiento del objeto investigado. La colaboración, regida por el compromiso individual y colectivo de contribuir a resolver con eficacia los problemas educativos y trazar estrategias conjuntas que respondan a las nuevas realidades surgidas de las contradicciones de la práctica social (Piñón González, 2014: 4-5).
Desde esta posición se fundamenta aún más la relación entre la formación profesional y la Didáctica de la Educación Superior, a partir de su objeto de estudio y componentes, especialmente los métodos productivos donde la investigación desde la concepción de integración científica refuerza la necesidad de pensar y actuar, esto conlleva a tomar en cuenta que:
La investigación debe estar directamente dirigida a las trasformaciones deseadas.
La comunidad universitaria, con intencionalidad y protagonismo, tiene que trabajar por investigar y los cuadros de dirección facilitar la implementación de resultados, donde la evaluación constituya un proceso de retroalimentación y reconstrucción para el perfeccionamiento del trabajo educativo.
Para alcanzar lo deseado es necesario considerar que la teoría se constituye en acción generadora de realidades, una acción que, al mismo tiempo, genere voluntad de construir y construirnos, ser y hacernos en un proceso de búsqueda hacia las trasformaciones deseadas. Para esto es necesario acudir a la sistematización como producción de conocimientos, como modalidad de conocimientos de carácter colectivo, sobre prácticas educativas y de acción social que a partir del reconocimiento e interpretación crítica de los sentidos y lógicas que la constituyen, busca potenciar y contribuir a la conceptualización del campo temático en el que se inscriben.
Lo expuesto conlleva a considerar que en el diseño de una investigación hay que tener en cuenta los antecedentes teórico-prácticos alcanzables, aprovechar las bondades que brinda la sistematización a partir de lo planteado por Rodríguez del Castillo: “[…] en la sistematización se evidencian dos componentes básicos, el proceso de sistematización en sí (pensar en lo que se hace) y otro que es (son) su(s) producto(s) (hacer lo que se piensa)” (Rodríguez del Castillo, 2011: 80).
Sistematización y construcción del conocimiento
La sistematización adquiere personalidad propia, dirigida al interior de la capacidad sistematizadora inherente al ser humano dando lugar a construir el conocimiento (investigación) y valorar sus acciones (evaluación con coherencia y cohesión). La investigación produce aportes teórico-prácticos; la sistematización, sentidos de interpretación mediante la integración científica y la evaluación interpretación de los niveles de ejecución de los objetivos de un determinado proceso, por tanto, puede ser interpretada como un desafío de aprendizaje que brinda condiciones para evolucionar y profundizar con conocimientos a través del intercambio. Coloca el debate en un orden de prioridad para evitar el reduccionismo interpretativo como también una exagerada ampliación de la actividad sistematizadora. Se revela como un recurso didáctico que puede ayudar a desarrollar la capacidad de innovación y creación, de cultivo de la inteligencia crítica, de revolucionar las relaciones sociales y de privilegiar la dignidad del ser humano, es decir, permite desarrollar la dimensión humana con sólido compromiso social.
La sistematización convoca a un desafío de no seguir implementando el ritmo tradicional sino reflexionar sobre qué se debe hacer para sustentar las acciones realizadas, por eso es importante descubrir las experiencias, reconstruir cuáles son los principales cambios, cuáles son las opciones con las que nos hemos encontrado en un determinado momento y cuáles son las decisiones que tomamos ante esas determinadas opciones, de hecho la implementación de conocimientos derivados de investigaciones tiene que conducir a una actitud cuestionadora, que permita problematizar permanentemente lo que se ha logrado y cómo perfeccionar las experiencias compartidas en la práctica educativa.
Estas reflexiones llevan a demostrar cómo desde la investigación y su relación con la innovación y la integración científica el entramado de relaciones conlleva al fortalecimiento de la política científica de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, donde está implícita la sistematización como vía de retomar la historia, estudiar su contribución en cada contexto y proyectar nuevas alternativas que sean posibles de restablecer lo construido y perfeccionar lo que sea necesario para el perfeccionamiento de la educación.
En la figura 1 se evidencia el entramado de relaciones que fortalece la política científica de la universidad, donde desde la investigación se logra jerarquizar las líneas de investigación como eje transversal que genera vías para fortalecer la formación integral y continua del profesional de la educación y en donde la Didáctica de la Educación Superior desde su objeto de estudio, sistemas teórico-metodológicos y relaciones, contribuye tanto en pregrado como en posgrado a alcanzar el compromiso deseado en relación con el desarrollos socialmente sostenible.
El tejido de relaciones que se manifiestan en la integración científica innovadora permite afirmar que las investigaciones tienen carácter innovador en la medida que están directamente vinculados a las trasformaciones deseadas.
CONCLUSIONES
El nivel alcanzado por la universidad mediante el desarrollo de proyectos de investigación permite fundamentar que:
El estudio de las tendencias del desarrollo de las ciencias de la educación conlleva al fortalecimiento sociopolítico, económico y social del sistema educativo.
El desarrollo educativo en diferentes contextos, expresados en los reconocimientos recibidos a nivel nacional e internacional, constituye una expresión de la visibilidad y consolidación de los aportes desde la relación de la ciencia y la innovación.
La relación de los programas académicos de posgrado, en función de investigar sobre problemas y necesidades de la práctica educativa, permite implicar diferentes instituciones de la educación superior en el desarrollo social.