INTRODUCCIÓN
Los tumores malignos son la segunda causa de muerte en la provincia de Matanzas, en Cuba y en otras partes del mundo,1-3 luego de las enfermedades cardiovasculares. Esta causa de muerte se divide o reconoce en diferentes localizaciones del cuerpo humano, cada una con características propias según la forma de presentación, evolución, pronóstico, tratamiento específico, medidas de prevención y control, entre las más relevantes. Para algunas existen programas de control específicos sobre la base de los conocimientos actuales y desarrollo de tecnologías diagnósticas y terapéuticas, connotación social y otras, tomados en cuenta con el propósito de disminuir la mortalidad o mejorar la sobrevida y la calidad de los años vividos.
En este estudio se hace imprescindible describir algunos aspectos de la mortalidad por tumores malignos en variables de persona y tiempo, que aporten nuevos conocimientos y faciliten posteriormente la formulación de hipótesis o la toma de decisiones que propendan a mejorar los indicadores de salud en esta enfermedad.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional descriptivo y retrospectivo de la mortalidad por tumores malignos en seis períodos a partir del año 1990 y hasta 2019, utilizando las bases de mortalidad anual del Departamento de Estadística de la Dirección Provincial de Salud de Matanzas, siguiendo la Clasificación Internacional de Enfermedades, en sus versiones 9 y 10. Se calcularon las tasas crudas y específicas de mortalidad por 100 000 habitantes globalmente y según sexo, así como las tasas ajustadas por edad (método directo) en cada período. Se utilizó la población acumulada global y de cada período, y para el ajuste de tasas se empleó la población cubana del año 1981. Se estimó la cantidad de días entre una defunción por tumores malignos y la siguiente, en cada período, globalmente y según localizaciones seleccionadas. Se calcularon porcentajes y se determinó que existía significación estadística cuando el estadígrafo X2 resultó mayor de 3,84 y el valor de p < 0,05. Se utilizó el programa EpiTable de Epi.info versión 6.04 para el procesamiento de los datos, y se presentaron los resultados en cuadros estadísticos.
RESULTADOS
Las tasas crudas y ajustadas de mortalidad por 100 000 habitantes presentaron una tendencia sostenida al incremento: desde 129,1 y 98,6 respectivamente en el quinquenio 1990-1994, hasta alcanzar 226,7 y 120,2 respectivamente en el período de 2015-2019, por lo que la tasa cruda casi duplica la del primer período. (Tabla 1)
Al comparar en cada sexo las tasas específicas de mortalidad se observaron diferencias entre el primero y el sexto período: masculino 114,3 vs. 269,4 y femenino 68,1 vs. 184,2. La tendencia general en ambos sexos fue al incremento sostenido a través del tiempo. Al comparar los sexos en cada período se identificó predominio del masculino sobre el femenino en todos los períodos, con diferencias estadísticas significativas según valores del estadígrafo X2 y valor de p < 0,01. (Tabla 2)
Ocurrió una defunción por tumores malignos cada 0,3 días (aproximadamente 1 cada 8 horas) como promedio en los 30 años analizados, que acumularon 32 608 defunciones. Los fallecidos por tumores malignos de tráquea, bronquio y pulmón tuvieron la menor demora entre uno y otro fallecido (1,3 días) al ocurrir la mayor cantidad de decesos (8 253), seguidos por los fallecidos de próstata (2,6 días), colon (3,4 días) y mama (4,5 días); mientras, los fallecidos por tumor maligno de pene necesitaron 5,475 días al notificarse solo 2 decesos, precedidos por los fallecidos de intestino delgado (2 737,5 días), tiroides (1 564,3 días), mieloma múltiple (576 días) y ano, recto y sigmoides (476,1 días). Las restantes localizaciones ocuparon posiciones intermedias entre la menor y mayor demora. (Tabla 3)
DISCUSIÓN
El hecho de que las tasas crudas y ajustadas de mortalidad manifestaron un incremento sostenido en el tiempo, pudiera, en parte, estar expresando un incremento real de la mortalidad, el efecto del envejecimiento poblacional y, por otro lado, la tendencia al incremento de la morbilidad, como se observa en otros países y a nivel global.1 El presente estudio contrasta con lo expuesto en una investigación llevada a cabo en Corea,4 en la que tuvieron un decrecimiento de 2,7 % anual de las tasas de mortalidad a partir del año 2002, al igual que otras estadísticas sobre los Estados Unidos,5 que plantean una reducción del 27 % desde 1991 hasta 2016, que hacen dependiente de la reducción del tabaquismo, la mejora en la detección temprana y el tratamiento oncoespecífico.
Si bien es cierto que el tabaquismo se ha reducido en la provincia de Matanzas,6,7 esto no parece haber impactado lo suficiente como para detener la tendencia o mover la mortalidad por tumores malignos hacia el descenso, fundamentalmente en aquellas localizaciones muy ligadas al tabaquismo, como sí ha ocurrido en otros países.8
Por el contrario, esta investigación coincidió con un estudio realizado en México sobre la mortalidad por tumores malignos de 2000 a 2015, donde se encontró que la tasa cruda de mortalidad se incrementó en ese período.9) En algunos de estos trabajos científicos destacan que entre los factores que han condicionado el ascenso de la morbilidad por tumores malignos están lo que llaman la “occidentalización” de la sociedad, o sea, cambios en estilos y modos de vida, así como el incremento del tabaquismo, sobre todo para algunas localizaciones, entre ellas la del pulmón.10
La presente investigación puso de manifiesto la fuerte diferencia en la mortalidad por tumores malignos entre el sexo masculino y el femenino, con predominio del primero, en coincidencia con otros estudios.4,11-13
Los resultados de este trabajo no concuerdan con otros estudios, en los cuales la tasa cruda de mortalidad en cada sexo fue muy semejante o ligeramente superior en mujeres.14) Además de factores propios de cada sexo que pudieran incidir en una mayor o menor mortalidad, también habría que plantearse si otros factores ligados a ambientes de trabajo o de otra índole, que afecten más a un sexo que a otro, estarían participando.
Los resultados de la presente investigación no concuerdan con los de Corea, donde la mortalidad por tumores malignos descendió globalmente y en la mayoría de las localizaciones desde 2002 hasta 2016.4 La tasa cruda de mortalidad en Matanzas en el período 2015-2019 fue superior a la estimada para el 2019 en Corea,15 tanto globalmente como para cada uno de los sexos.
También se coincidió con la elevación sostenida de las defunciones por tumores malignos en Canadá, que los investigadores hacen dependiente del envejecimiento poblacional e incremento de la morbilidad, señalando que las tasas de mortalidad total y en ambos sexos en el período de 2013 y 2015 se redujeron.7) En Matanzas, las tasas de mortalidad por tumores malignos, tanto crudas como ajustadas por la edad, se incrementaron.
Según los datos de mortalidad registrados en Matanzas en el presente estudio, la demora entre una defunción y la siguiente fue de aproximadamente 5,3 horas, mientras que en Corea en 2019, la cifra total de fallecidos por tumores malignos fue de 82 344, promediando una defunción cada 6,4 minutos.15 Esta diferencia debe depender de la mayor cantidad de defunciones esperadas en una población mucho mayor que la matancera. Si por ejemplo ponderamos las poblaciones de Matanzas y Corea (4,67 veces mayor esta última) para poder compararlas, el indicador resultará en un fallecido cada 29,8 minutos aproximadamente. Este análisis permite identificar que la demora en la mortalidad matancera por cáncer fue mayor que la de Corea, algo que resulta apropiado.
Si se analiza un período de tiempo mayor a un año y la tendencia de la mortalidad es al ascenso o al descenso, se recomienda tomar su media o su mediana, ya que determinado año con cifras de defunciones muy altas o muy bajas pudieran sesgar la estimación.
Otras estimaciones ponderadas de la mortalidad por tumores malignos en otros países fueron las siguientes:
Venezuela (2017): 26,510 fallecidos, para 1 cada 20 minutos.16
México (2013): 78,582 fallecidos, para 1 cada 73,6 minutos.10
Canadá (2019): 82,100 fallecidos, para 1 cada 6,4 minutos.11
Este indicador u otros semejantes se vienen utilizando en muchas publicaciones científicas, pero los autores consideran que no se aprovechan lo suficiente, ya que pudieran ser de utilidad para planificar recursos humanos y materiales, y para establecer prioridades de atención médica, entre los principales aspectos.
La población necesita indicadores sencillos que les resulten fáciles para entender la magnitud del problema o la diferencia, y que faciliten la transmisión de mensajes educativos a grupos humanos.
Este indicador pudiera aplicarse a cualquier localización de los tumores malignos, solo teniendo en cuenta la cantidad de fallecidos y la población, o en cualquier otra enfermedad o evento de salud.
Otros aspectos a destacar son la irreductibilidad de la mortalidad por tumores malignos en los últimos treinta años a pesar del desarrollo de la tecnología y otros adelantos científicos. El envejecimiento poblacional y un posible incremento de la morbilidad parecen estar influyendo negativamente en la mortalidad. Se apreció un franco predominio de la mortalidad del sexo masculino en general y en la mayoría de las localizaciones.