Introducción
Las empresas de producción y servicios son una gran fuente de contaminación y grandes responsables de la degradación ambiental. Ello condiciona la necesidad de la inclusión de la gestión ambiental en la gestión global de la empresa como parte de su responsabilidad social, que se deriva de la relación entre la actividad desarrollada por las entidades empresariales y el entorno social en el que operan (Isaac, et al., 2017).
Por ello, es importante que las empresas desarrollen sus procesos dando cumplimiento a la normativa ambiental establecida en el país, es decir, sin causar impactos negativos al ambiente, en consecuencia, deben implementar acciones de gestión ambiental que permitan llevar a cabo la actividad económica de tal forma que su impacto sobre el ambiente sea de menor proporción (González, et al., 2019; González, 2020). Para cumplir lo señalado anteriormente, es necesario que las empresas fomenten la formación de competencias de cuidado ambiental en su personal, para que cada colaborador sea capaz de contribuir a esa responsabilidad desde su espacio laboral (Contreras & Peñaloza, 2018).
En este sentido, la educación ambiental en las empresas desempeña un papel clave en la sensibilización, formación y motivación de los colaboradores, porque se necesitan empleados que puedan reconocer los problemas ambientales y tomar decisiones para buscar soluciones y respuestas a los mismos (Da Silva, 2019). Se reconoce de este modo que la educación ambiental es la herramienta fundamental para la capacitación de las personas que necesitan actuar de manera responsable en la gestión ambiental de aquellas actividades de producción y servicio en las cuales estén implicadas (Gil, et al., 2020).
Isaac, et al. (2017), definen la educación ambiental como un proceso continuo y permanente que constituye una dimensión de la educación integral de todos los ciudadanos, orientada a la adquisición de conocimientos, desarrollo de habilidades, actitudes y formación de valores con el fin de que se armonicen las relaciones de los hombres y entre éstos con el resto de la sociedad y el medio ambiente, para propiciar la reorientación de los procesos económicos, sociales y culturales hacia el desarrollo sostenible (Isaac, et al., 2017). De esta manera, la educación ambiental se reformula para convertirse en la educación para el desarrollo sostenible, que integra visiones de tipo económico, social, cultural y ecológico (Rendón, et al., 2018).
En relación a lo anterior, Da Silva (2019), expresa que cuando se aplica la educación ambiental dentro de la empresa, se proporcionan numerosos beneficios para todos los involucrados en sus actividades. Mediante la educación ambiental se genera conciencia en los trabajadores en aspectos como la necesidad de equipos tecnológicos que no contaminen el medio ambiente, economía de agua y electricidad, cambios de actitud sobre el uso de insumos y productos y el desarrollo de procesos de separación de residuos (Da Silva, 2017).
Al respecto, Da Silva (2019), expresa: “ser una empresa comprometida con la preservación ambiental y preocupada por no causar un accidente ambiental es un factor importante en la actualidad, por ello es necesario capacitar y sensibilizar a todos los trabajadores en temas ambientales” (p. 52). Los beneficios que obtiene la empresa al ser respetuosos con el medio ambiente son muchos y aplicar actitudes sostenibles en sus actividades diarias colabora con minimizar los problemas ambientales.
En consideración a lo planteado anteriormente, se desarrolla la presente investigación con el objetivo de determinar la importancia que tiene la educación ambiental en las mipymes orenses, de tal manera que las empresas cuenten con colabores que posean los conocimientos, habilidades y actitudes que permitan desarrollar sus actividades de forma amigable con el medio ambiente y contribuir de esta manera a promover la gestión ambiental en las mismas que incremente su competitividad interna y de esta manera lograr la conservación y protección del ambiente.
La investigación se desarrollo desde el paradigma positivista, bajo el enfoque cuantitativo, siguiendo el método deductivo. El tipo de investigación empleada es de campo y el nivel es descriptivo con la aplicación de un diseño no experimental. La población estuvo conformada por 1406 mipymes de los sectores comercio, servicio y agropecuario (cacao, café, banano y camarón) ubicadas en los cantones Machala, El Guabo, Pasaje, Santa Rosa y Huaquillas de la provincia de El Oro. Se obtuvo una muestra de 172 mipymes, en las cuales se aplicó de manera aleatoria una encuesta, cuyo cuestionario estuvo conformado por 72 preguntas relacionadas con la competitividad, de las cuales 10 preguntas específicas estaban relacionadas con la gestión ambiental.
Este artículo forma parte del proyecto de investigación que desarrolla la carrera Ingeniería en Gestión Empresarial de la Universidad Metropolitana, sede Machala, titulado: “Propuestas de mejoras para la competitividad interna empresarial de las mipymes de la provincia de El Oro”, el cual se encuentra dentro de la línea de investigación: Administración, gestión y creación de empresas como resultado de las necesidades y problemáticas del contexto económico y social en Ecuador.
Desarrollo
Al estudiar la relación entre la educación ambiental y la gestión ambiental en las empresas Reyes-Solorzano (2018), expresa que la educación ambiental es un elemento clave para la implementación efectiva de un sistema de gestión ambiental en las mismas. Esto significa una educación para la gestión ambiental empresarial, y es entendida como la interconexión de los aspectos formativos y antrópicos que propician una conciencia ecológica sobre la base de competencias eco-ambientales como resultado de la formación ambiental en la empresa (Reyes-Solórzano, 2018).
Para comprender de mejor manera lo que significa, Reyes-Solórzano (2018), señala que se trata de un proceso educativo para la formación ambiental que genere una participación organizacional de los actores sociales en la empresa que los eleve al rango de protagonistas de su propio desarrollo, al tiempo que se constituya en vía fundamental para el proceso de transformación organizacional, en la misma medida en que los prepara en y para la vida (Reyes-Solórzano, 2018).
Lo anteriormente expresado indica que la educación ambiental se convierte de esta manera en un proceso de formación ambiental que incidirá en la sensibilización y concienciación de los trabajadores hacia el ambiente y a promover valores ambientales que generen cambios de comportamientos y actitudes que conlleven al uso eficiente de los recursos naturales en los procesos productivos y en las diferentes actividades que desarrollan las mipymes (González, 2020).
En este sentido, Contreras & Peñaloza (2018), señalan que las empresas deben formar a su personal y fortalecer al desarrollo de su talento para que puedan ser capaces de generar estrategias de mejora en el cuidado del ambiente. De esta forma, se podrá reforzar el compromiso por parte de trabajadores, supervisores, administradores y gerentes hacia la visión ecológica de la empresa, de manera que los conocimientos, las habilidades y los valores que el individuo adquiera o fortalezca en su lugar de trabajo incidan en su desarrollo laboral y le permitan desenvolverse profesionalmente en un ambiente empresarial sustentable.
Desde esta perspectiva, la formación ambiental contribuye a la implementación de la gestión ambiental en las empresas. Al respecto, Isaac, et al. (2017), mencionan que la gestión ambiental abarca una serie de instrumentos y herramientas, incluidos aquellos con implicaciones estratégicas y competitivas y es definida como “el conjunto de actividades, mecanismos, acciones e instrumentos, dirigidos a garantizar la administración y uso racional de los recursos naturales mediante la conservación, mejoramiento, rehabilitación y monitoreo del medio ambiente y el control de la actividad del hombre en esta esfera”. (p. 48)
Con relación a la educación ambiental en las empresas, Galán & Morales (2017), expresan en su investigación sobre las experiencias de educación ambiental empresarial en el ámbito empresarial, que la educación dirigida a la empresa como agente económico, permite avanzar en la senda del desarrollo sostenible, debido a que involucra a uno de los máximos responsables de la crisis ambiental contemporánea. No obstante, Galán & Morales (2017), aseveran que en muchos casos son insuficientes los programas de educación ambiental para el sector empresarial, debido a que el enfoque de la educación ambiental es parcial y no multidimensional, lo que significa que se limita este proceso.
En relación a ello, Galán & Morales (2017), expresan que el enfoque multidimensional de la educación ambiental debe considerar los siguientes ámbitos: ambiental (uso racional de los recursos naturales que utiliza), económica-tecnológica (beneficio), legal (cumplimiento de las leyes ambientales generales y específicas a su actividad) y social (minimizar los efectos negativos al entorno social en la localidad donde están enclavadas), lo que incide en la conducta humana y en el marco de la actividad económica propiamente, para modificar en sentido general, la actitud con respecto al substrato biofísico de la actividad productiva y, hacer posible que en el proceso de toma de decisiones se modifique cada uno de los niveles en que tiene lugar.
Por otra parte, indican las autoras que es insuficiente el número de programas de educación ambiental para el sector empresarial y no existe un modelo o procedimiento que oriente a las empresas en el diseño de estos con un enfoque integral e interrelacionándolo con su desempeño sostenible (Galán & Morales, 2017).
En el caso de la educación ambiental, los autores Isaac, et al. (2017), plantean que la educación ambiental, contribuye en la formación ambiental aportando competencias para el saber, el saber hacer, el saber conocer y el ser. El “Saber” es la parte cognitiva, encargada de los conocimientos que se adquieren en la formación, como teorías, categorías o sistemas conceptuales o métodos. El “Saber Hacer” es la parte de la aplicación de los conocimientos, incluye, habilidades, disposiciones y conductas específicas. El “Saber Conocer” se enfoca a desarrollar competencias investigativas contribuyendo a la resolución de problemas ambientales. El “Saber Ser” es la parte que se centra en la formación en valores ambientales tanto a nivel colectivo como individual, con el fin de formar una sociedad más respetuosa hacia las personas y hacia la propia naturaleza que constituye el entorno de la sociedad humana.
Por otra parte, Malavé & Fernández (2019), en su estudio sobre la gestión ambiental de las empresas públicas y privadas encontraron la necesidad de la incorporación de personal experto en temas ambientales a las organizaciones con la finalidad de crear motivación en los trabajadores para que adopten un comportamiento que involucre acciones de responsabilidad social y compromiso con el ambiente.
Al respecto, Moncada (2017), estudió la relación entre el nivel de educación ambiental y la gestión de residuos en una empresa, encontrando que existe una relación directa entre el nivel de educación ambiental y la gestión de residuos sólidos en la empresa donde desarrolló su investigación, lo cual se explica por el grado de conocimientos ambientales y de conocimientos relacionados a la gestión de los residuos sólidos de la empresa, además del alto nivel de valores, actitudes y prácticas ambientales desarrolladas en la misma. Este resultado confirma la relación entre la educación ambiental y los comportamientos y actitudes pro-ambientales que desarrollan las personas.
Acuña, et al. (2017), encontraron algunas influencias de los Sistemas de Gestión Ambiental (ISO 14000) en las empresas manufactureras, entre ellas se mencionan: una mejor imagen corporativa, un mejor desempeño jurídico, un adecuado manejo de los recursos, la reducción en la generación de residuos y la atracción de nuevos clientes; considerándose como una herramienta importante de la administración actual y vital para la generación de ventajas competitivas.
En relación con lo señalado anteriormente, Díaz (2019), obtuvo como resultado en su investigación sobre los sistemas de gestión ambiental en empresas manufactureras que el principal beneficio es reducir el impacto medioambiental de las operaciones llevadas a cabo por las empresas; y adicionalmente se añade la capacidad de cumplir con las leyes y regulaciones existentes, reducción de multas, minimización de costos de reproceso por fallos en la producción; representando una fuente de ventajas competitivas al permitirle a las entidades mejorar su imagen, agregar valor al producto, mejorar la productividad, satisfacer al consumidor, mejorar la posición en el mercado, entre otros.
Por su parte, Morales, et al. (2019), refieren como beneficios de la ecoeficiencia en pymes los siguientes: mejora la productividad, mano de obra más motivada, más calidad en productos y servicios, ahorro de energía y materias primas, reducción de residuos y materiales tóxicos, ahorro en el gasto de control de la contaminación, mejores medidas de sanidad y seguridad, disminución de los riesgos y aumento del cuidado al medio ambiente, enfoque para una mejora continua, mejor imagen pública y una mayor confianza del consumidor.
De lo expuesto en los párrafos anteriores, puede evidenciarse como la implementación de la gestión ambiental en las empresas mejora la competitividad de las mismas, logra una mejor relación con sus grupos de interés y una notable diferenciación por el valor agregado que genera.
Los resultados obtenidos relacionados con la competitividad interna empresarial de las mipymes orenses denotan que de las diferentes áreas estudiadas (planeación estratégica, administración, contabilidad y finanzas, aseguramiento de la calidad, comercialización, recursos humanos, gestión ambiental y sistemas de información), el área de gestión ambiental fue la que obtuvo el menor promedio (Tabla 1).
Se evidencia la menor importancia que se le otorga a la gestión ambiental en el ámbito de las mipymes orenses, destacando dentro de las áreas estudiadas con mayores promedios la contabilidad y finanzas, los sistemas de información y la administración. Este resultado expresa las falencias existentes en cuanto a la educación ambiental y la necesidad de incorporar programas de formación en las empresas, que incrementen la conciencia y sensibilización de las personas por desarrollar acciones que vayan en beneficio del ambiente y al cumplimiento de la normativa ambiental.
Dimensión de la competitividad | Promedio |
---|---|
Planeación Estratégica | 4,273 |
Administración | 4,324 |
Aseguramiento de la Calidad | 4,291 |
Comercialización | 4,097 |
Contabilidad y Finanzas | 4,465 |
Recursos humanos | 4,302 |
Gestión Ambiental | 4,073 |
Sistemas de información | 4,458 |
Parte de este resultado es debido a que muchas empresas consideran la implementación y desarrollo de acciones de gestión ambiental un costo y no una inversión, por ello se da prioridad a otras áreas, otorgando una menor importancia al área de gestión ambiental, a pesar del aporte que genera la gestión ambiental al incremento de la competitividad interna de las empresas, tal como lo evidencian los autores revisados (Acuña, et al., 2017; Díaz, 2019; Morales, et al., 2019).
Asimismo, del análisis de los indicadores de la dimensión gestión ambiental estudiados, se evidencia que la capacitación de los trabajadores en temas ambientales se encuentra entre los que poseen los menores promedios, lo que refleja un menor interés con relación a otros indicadores de la gestión ambiental por parte de los administradores de las empresas para desarrollar acciones en este sentido (Tabla 2).
Este resultado evidencia la baja importancia que tiene educación ambiental en las empresas, lo que genera la poca conciencia y sensibilización de los colaboradores en temas ambientales; es por ello por lo que las acciones de gestión ambiental en las mismas son muy bajas. En consecuencia, es necesario que se desarrollen actividades de educación ambiental que contribuyan a la formación ambiental aportando de esta manera competencias para el saber, el saber hacer, el saber conocer y el ser, tal como lo señalan Isaac, et al. (2017).
Indicadores de la dimensión Gestión Ambiental | Promedio |
---|---|
Política ambiental | 4,03 |
Aspectos ambientales en la planificación de la empresa | 4,19 |
Conocimiento de las normas ambientales | 4,21 |
Medición del desempeño ambiental | 3,95 |
Acciones de mitigación y corrección de impactos | 4,02 |
Introducción de tecnologías ecoeficientes y limpias | 4,17 |
Capacitación de los trabajadores en temas ambientales | 3,98 |
Documentación de tareas, responsabilidades, competencias, procedimientos | 4,04 |
Minimización del consumo de agua, energía y materias primas contaminantes | 4,21 |
Cuantificación y reducción del desperdicio | 3,94 |
Con relación a la capacitación de los trabajadores en temas ambientales, que forma parte de la educación ambiental en las empresas, se obtiene que el 44,97% de las mipymes estuvo totalmente de acuerdo en realizar actividades de educación ambiental a sus empleados, el 26,63% de acuerdo, 15,98% indiferente, 5,92% en desacuerdo y 6,51% totalmente en desacuerdo (Tabla 3).
Opción | Porcentaje |
---|---|
Totalmente de acuerdo | 44,97 |
De acuerdo | 26,63 |
Indiferente | 15,98 |
En desacuerdo | 5,92 |
Totalmente en desacuerdo | 6,51 |
Se evidencia que el 71,60% está a favor de la educación ambiental, mientras que el 28,40% no considera importante desarrollar este proceso educativo en sus empresas. Este resultado evidencia la importancia que le otorgan los administradores de la mipymes a la capacitación ambiental de sus colaboradores.
Este resultado refleja las debilidades debilidades que pueden existir en las empresas para implementar programas de gestión ambiental, debido a las carencias existentes en cuanto a formación, habilidades y actitudes ambientales en los colaboradores, que los impulse a implementar acciones y prácticas ambientales.
Al respecto, se hace necesario desarrollar el enfoque multidimensional de la educación ambiental en los procesos que se desarrollen dentro de las empresas, tal como expresan Galán & Morales (2017), en sus cuatro ámbitos: ambiental (uso racional de los recursos naturales que utiliza), económica-tecnológica (beneficio), legal (cumplimiento de las leyes ambientales generales y específicas a su actividad) y social (minimizar los efectos negativos al entorno social en la localidad donde están enclavadas) para alcanzar mayores beneficios, valor agregado e incrementar la competitividad en las mipymes orenses, tal como lo señalan (Díaz, 2019; Morales, et al., 2019). Esto significa un nuevo modelo de educación ambiental interdisciplinar y multidimensional, con un enfoque global e integrador que tenga como punto de origen los valores comunes que comparten los seres humanos (Gómez, 2019).
El desarrollo de estos procesos de educación ambiental se requiere que las empresas realicen planes de formación en función de las necesidades detectadas en los colaboradores como parte de la gestión del talento humano, además de la asignación de recursos económicos para su implementación. Estas capacitaciones deben ser parte del proceso de planificación de la empresa, en la cual debe contemplarse el área ambiental.
Sin embargo, en el caso de muchas mipymes en la práctica se desarrollan pocos procesos de formación, y sobre todo de capacitaciones en temas ambientales, debido a los escasos recursos económicos y poca departamentalización que poseen estas empresas, las cuales gestionan el talento humano de manera informal y muchas de ellas no cuentan con un departamento o área específica destinada a desarrollar estos procesos y generar una planificación y organización en este ámbito, esto es debido a que estas responsabilidades son llevadas a cabo por personal administrativo y contable o directamente por el dueño de la empresa (González, 2020).
Al desagregar los resultados obtenidos relacionados con la capacitación ambiental por sector económico, el sector agropecuario refleja un promedio de 4,20 de interés en la educación ambiental, el sector servicio 3,97 y el sector comercio 3,88 (Tabla 4). Puede inferirse que parte de este resultado en el sector agropecuario se debe a que es un sector con elevado porcentaje de exportación de sus productos, sobre todo el banano, lo que requiere que sus procesos sean llevados a cabo cumpliendo con las exigencias de los mercados internacionales, y es además el sector que requiere el uso de mayor cantidad de insumos contaminantes al ambiente, por lo que se requiere tener mayores capacidades con la finalidad de no afectar los recursos naturales, además de cumplir con la normativa ambiental y los controles de las empresas exportadoras.
Al respecto es importante destacar que Pérez & Maldonado (2019), señalan que una de las áreas de mejora que se deben considerar prioritariamente en las mipymes orenses es la de capacitación tanto interna como externa del personal y para ello se debe tratar de encontrar opciones que generen conocimientos al personal pero que no ameriten grandes cantidades de desembolso de dinero.
Asimismo, mencionan Luciani, et al. (2019), para lograr un mayor nivel de competitividad empresarial, las micro, pequeñas y medianas empresas de la provincia de El Oro deben dar mayores oportunidades a la formación de personal y a la incorporación de trabajadores calificados en materia medioambiental para asegurar el uso de herramientas cuantitativas y cualitativas que permitan validar sus logros en materia de protección y cuidado del ambiente.
Los resultados obtenidos evidencian la necesidad de incorporar procesos de educación ambiental en las empresas que contribuyan a incrementar los conocimientos, la conciencia, las habilidades y las actitudes en pro del ambiente en los colaboradores, que faciliten la incorporación de la gestión ambiental en las mismas y por ende mejoren su competitividad, lo que también le generará beneficios como una mejor imagen ante sus grupos de interés, posibilidades para ingresar a otros mercados, cumplimiento de la normativa ambiental, entre otros. Con ello, las empresas generan un valor agregado que favorece a la organización en aspectos tanto económicos, sociales, de imagen y ambientales, tal como lo señalan Vera & Cañón (2018), por ello existe la necesidad de mantener una postura proactiva dentro de la gestión ambiental, lo cual será bien visto por la sociedad (Escamilla, et al., 2016), abordando de esta manera la sustentabilidad desde las empresas (Amato, et al., 2016), basado en la responsabilidad social empresarial al aplicar herramientas de control de la gestión ambiental como la auditoría ambiental (Alaña, et al., 2017).
Conclusiones
Es importante que se desarrollen actividades de educación ambiental en las empresas como mecanismo para integrar la gestión ambiental en las mismas e incrementar su competitividad. Mediante los procesos de educación ambiental se promueve la conciencia, la sensibilización, los conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores en los colaboradores para resolver problemas ambientales que se presenten en las empresas, así como proponer e implementar medidas de protección y cuidado del ambiente.
La educación ambiental puede integrarse en las empresas a través de los planes de formación de los colaboradores, incluyendo de esta forma temas ambientales que incrementen sus capacidades, habilidades y destrezas en este campo, lo que contribuirá a implementar la gestión ambiental en las mismas, lo que se reflejará en la sostenibilidad ambiental de la empresa y en su competitividad.