INTRODUCCIÓN
La construcción del reportaje televisivo en Cuba se caracteriza, según sus realizadores, como un proceso influenciado tanto por factores propios de la praxis periodística como de naturaleza externa. Entre ellos basta mencionar la escasa preparación de una parte del personal y de líneas editoriales específicas (o carta de estiloI), las carencias económicas, la tecnología obsoleta, el desacuerdo abierto entre las agendas políticas y públicas, y la complicada estructura mediáticaII.
El teleperiodismo cubano en general está determinado por la propia constitución del medio. La condición de servicio público de la TVC, específicamente, propicia que los informativos respondan a políticas preestablecidas, evadiendo muchas veces el conflicto y la diversidad de voces. Por el contrario, su interés se torna más hacia el adoctrinamiento, lo que repercute sobremanera en la elaboración del reportaje, caracterizado por la búsqueda de una interpretación múltiple de la realidad.
El teórico Arturo Merayo alerta sobre la importancia de alejar el reportaje de los comentarios y juicios “editorializantes” y valerse de hechos y opiniones para su conformación. En todo caso se trata de un género interpretativo donde el periodista tiene la máxima libertad profesional para su realización.
En América Latina otros autores como Ricardo Corredor y Omar Rincón explican la necesidad de un “nuevo periodismo televisivo”, denominado así por su intención de usar los recursos narrativos propios de la ficción y el documental audiovisual para contar los hechos desde perspectivas periodísticas con el interés informativo de describir, comprender y explicar la realidad (Corredor, s/f, como se citó en Rincón, 2003).
Estas razones evidencian la necesidad de ofrecer otra mirada a la realización del género en un espacio de alta demanda popular y con una incidencia notoria en los hábitos informativos de las audiencias cubanas.
DESARROLLO: RECONSTRUCCIÓN DEL GÉNERO REPORTAJE EN LA TELEVISIÓN CUBANA
La emisión estelar transmite, desde su fundación, 27 minutos a las ocho de la noche por tres canales nacionales, ubicación conveniente por su probada audiencia y permanencia al aire.
En cuanto al género reportaje en el teleinformativo, los realizadores entrevistados identifican como características distintivas la corta duración, la inestabilidad en la programación semanal, así como el privilegio de temas con la capital como única locación. Dicha realidad se debe, entre otras causas, “a las debilidades que padecen la crítica y el periodismo de gestión en la isla, expuestos a revisiones constantes y limitados en cuanto a investigación y polémica”, señala Lázaro Manuel Alonso.
Entre los requerimientos que, desde la teoría y la praxis, exige el reportaje se encuentra la formación académica y cultural del reportero, quien en estos casos deviene un realizador televisivo también pues debe dominar a la par los códigos audiovisuales y el lenguaje reporteril, así como contar con habilidades de dirección para liderar su equipo de trabajo.
La interpretación necesaria exige la búsqueda intencionada de datos y fuentes a emplear, así como el dominio del tema y las herramientas teóricas de la investigación. Los mejores resultados en el reportaje dependen del aprovechamiento máximo de los componentes del lenguaje televisivo (donde prima la imagen) y las prácticas periodísticas. El reportero debe procurar atractivo y osadía para su producción, por ello el uso del sarcasmo, la polémica y la ironía en las historias resultan instrumentos válidos en la construcción de historias en el Estelar.
El reportaje requiere de preparación para elegir qué y por qué se busca en el fenómeno, de modo que, en ocasiones, la inmediatez no constituye interés del realizador. Por el contrario, la exposición de los hechos indaga en las causas, las consecuencias, el contexto y los antecedentes.
Debe prestarse atención, además, al contraste y verificación personal de fuentes documentales o vivas. La contraposición de estas ayuda a conseguir un relato más completo en el informativo con más televidentes de la TVC.
A pesar de la multiplicidad de temas que pueden presentarse para el espacio en cuestión, los reportajes deben representar a una mayoría nacional, procurando incluir a varias provincias, evitando así el localismo. Pueden construirse a partir del acuerdo entre reporteros de varias corresponsalías en conjunto con los de la Redacción Nacional.
Todos los reporteros contactados (13) reconocen características generales del reportaje e incluso las particularidades desarrolladas en los informativos cubanos, y específicamente en el Estelar. Esto confirma la competencia de los informantes consultados, quienes distinguen diferencias entre la teoría y sus prácticas en el contacto con la realidad de los escenarios informativos.
Este artículo se acerca de modo genérico a las principales características del reportaje televisivo y sus peculiaridades en Cuba en contraposición con la teoría consultada por el estudio. Para ello, reúne el consenso de los criterios obtenidos al respecto, luego de analizar más de una veintena de textos y 12 entrevistas, y así elaborar una propuesta sobre este género audiovisual en la emisión estelar del NTV.
Para el basamento teórico sobre el tema se utilizan textos de autores reconocidos como Mariano Cebrián Herreros; Omar Rincón; Pastora Moreno; Jaume Vilalta; Carles Marín; Freddy Moros; Maribel Acosta Damas; Martín Caparrós y otros que desarrollan reflexiones teóricas al respecto.
Asimismo, se revisaron los criterios prácticos de unos doce reporteros cubanos en calidad de informantes. Estos son Gloria Ugás, Lázaro Manuel Alonso, Mylenys Torres, Marel González, Irma Cáceres y Yoslei Carrero, así como Freddy Moros, Omar George, Ismary Barcia, Alain Jiménez, Lizet Márquez y Belkys Pérez Cruz, quienes también participan como expertos empíricos para validar la propuesta.
El profesor colombiano Omar Rincón y el teórico español Alberto Arevol-Abreu también validaron el estudio.
A partir de los criterios consultados, el reportaje televisivo de la emisión estelar del NTV se considera un género interpretativo transmitido en un noticiero diario, con libertad máxima para su realización, valiéndose de recursos narrativos y perspectivas periodísticas novedosas. El relato exige la formación académica y cultural del realizador, toda vez que este debe dominar a la par códigos audiovisuales y técnicas periodísticas, alejado de juicios “editorializantes”.
En la configuración del reportaje en el Estelar, se tuvo en cuenta las transformaciones por las que atraviesa el SITVC, con el canal Caribe como opción informativa, con el propósito de satisfacer de forma más amplia las necesidades de la audiencia. De modo que actualmente se renuevan no solo los espacios de noticias; los cambios alcanzan la infraestructura tecnológica, las rutinas productivas, el personal técnico-periodístico y los géneros en sí.
Por ello, el reportaje y el resto de los relatos, experimentan una nueva realidad.
En el desarrollo de este diseño, resulta necesario adscribir a la emisión de las ocho dentro de una clasificación pertinente para los espacios de noticias. Según Carles Marín, existen cuatro tipos de programas para radio y TV: informativos, de entretenimiento, formativos y de persuasión. Dentro de los informativos aparecen el informativo diario, el boletín horario, el avance, el flash, la información del tiempo, el informativo no diario, los espacios de entrevistas, el debate y la retransmisión en directo.
Dentro de esta categorización puede ubicarse con facilidad al Noticiero Estelar como informativo diario, atendiendo a que sus características -tales como el horario de transmisión, los géneros en parrilla, el tiempo al aire y su estructura dramática-, se adecúan con esa tipología. Según explica el autor, se trata de producciones de corte generalista pues su cometido es informar sobre la actualidad, valiéndose de sonidos e imágenes que proporcionen el conocimiento más completo de la realidad (Marín, 2006).
La interpretación necesaria exige la búsqueda intencionada de datos y fuentes a emplear, así como el dominio del tema y las herramientas teóricas de la investigación. Los mejores resultados en el reportaje dependen del aprovechamiento máximo de los componentes del lenguaje televisivo (donde prima la imagen) y las prácticas periodísticas. El reportero debe procurar atractivo y osadía para su producción, por ello el uso del sarcasmo, la polémica y la ironía en las historias resultan instrumentos válidos en la construcción de historias en el Estelar.
Sin embargo, las rutinas en la producción de reportajes dejan brechas entre el conocimiento de lo correcto y la realidad del ejercicio. Según Y. Carrero, los periodistas cubanos reconocen su capacidad para posicionar criterios diversos, pero en la práctica no respetan su verdadera esencia, por falta de iniciativa o de dominio profesional. Dichas deficiencias se derivan, entre otras causas, de la sectorialización y el intrusismo profesional heredados del período especial.
Este estudio reconoce en los relatos reporteriles características exclusivas del género, que exigen el dominio, por una parte, de las herramientas técnicas de la pequeña pantalla y, por otra, del manejo intencionado de la información. La construcción de reportajes reclama de realizadores con una cultura general sobre el tema a tratar y la capacidad de apropiarse de los recursos audiovisuales para su manejo óptimo.
El periodista de televisión debe valerse de la creatividad, en particular en los reportajes, para mezclar los componentes del lenguaje del medio, logrando sentido, coherencia y frescura en el relato. No basta con narrar la historia tal cual es en pocos minutos; el mejor resultado depende del aprovechamiento máximo de los elementos al alcance del realizador. Según Cebrián (1992), la televisión se vale, en los reportajes, de la viveza y atractivo de sus componentes. Entre estos, la imagen resulta el elemento de primera importancia, según Román (2009) y Marín (2006).
La imagen, el sonido y el lenguaje escrito constituyen, a juicio de esta investigación, formas inseparables y complementarias entre sí para elaborar el producto. La imagen, como elemento primario del teleperiodismo, guía la atención del televidente, por lo que debe velarse, en primer lugar, su correcto manejo durante el proceso. No obstante, el resultado resulta mejor con la fusión de todos.
Para esta propuesta, el reportaje se conforma con todos esos preceptos: desde la mayor explotación de la visualidad y los sonidos hasta la claridad del mensaje para la interpretación, que en definitiva es su principio. No se trata de atiborrar de datos, cifras o valoraciones al material. Lo más conveniente resulta el empleo de un lenguaje sencillo tanto por el reportero como por los entrevistados, y el acoplamiento oportuno de los componentes televisivos para la puesta.
El trabajo con los elementos audiovisuales en conjunto permite al realizador experimentar con diferentes lenguajes en la búsqueda de una intencionalidad para su producto. Según la catedrática Pastora Moreno (2000), el reportaje resulta el más permisivo de los géneros televisivos para intensificar los recursos expresivos.
La praxis periodística en el NTV difiere de estas concepciones. A juicio de O. George, “un reportaje significa más de lo que habitualmente se nos vende como tal en los informativos nacionales porque existe una carencia de elementos de realización y de recursos expresivos que pudieran contribuir a consolidar cuál es realmente su concepto”.
Entre otras consecuencias de ello aparece la evasión de temas polémicos aprovechando las posibilidades del reportaje. De acuerdo con I. Barcia, se malinterpreta al periodista que usa, por ejemplo, la ironía o algún montaje novedoso como herramienta (comunicación personal, febrero 12, 2016).
Esta propuesta coincide con los criterios según los cuales el reportaje televisivo en el Estelar debe aprovechar en toda su dimensión cualquier recurso que aporte a su contenido y que se adecúe al medio audiovisual. El realizador puede valerse de la edición -uso de transiciones, efectos de sonido, música, etc.-, atendiendo a la pertinencia de estos dentro del relato para conseguirlo lo más auténtico y humano posible.
Para el noticiero de las ocho, los reportajes deben buscar atractivo tanto en su contenido como en su forma, tratándose del informativo con más alta audiencia nacional.
El tiempo de la puesta debe respetar la concreción para no dilatar la historia. Se recomienda una duración de entre tres a 12 minutos, así como su ubicación en medio o al final de los noticieros, atendiendo a los momentos más valiosos de la dramaturgia. La presentación por los dos locutores del espacio resulta conveniente para conseguir más atención de la audiencia.
Valiéndose del análisis, seguimiento, interpretación, variedad de estilos y temas que trata, así como de la contraposición de criterios, el reportaje puede convertirse en el centro mismo de las emisiones estelares. Estas potencialidades lo ratifican como un medidor macrosocial de problemas nacionales y reflejo de las desavenencias entre las agendas políticas y públicas. El reportero es el responsable principal de su producción, por lo que debe velar por todo el proceso en cada una de las fases, así como por el trabajo de otros actores técnicos.
La metodología para la construcción del reportaje televisivo en el Estelar que sugiere el presente estudio contempla las siguientes etapas:
Primera etapa: concepción
La preparación del reportaje comienza con la selección del tema que puede llegar por dos vías: por solicitud de los directivos al realizador o a propuesta del propio periodista. A partir de entonces se construye el conflicto, atendiendo al valor audiovisual y noticioso, así como el interés humano, la proximidad, relevancia geográfica, histórica y cultural que posea el relato. El argumento también puede partir de la singularidad, curiosidad o interés público que genere.
Luego de seleccionado el tema, el periodista se concentra en la documentación, donde se procesa, jerarquiza y selecciona la información pasiva a utilizar tanto para el producto en sí como para entender el fenómeno. Este estudio permitirá concebir mejor la planificación y así elaborar un proyecto realista que incluya el tema, datos reunidos, posibles fuentes activas, tiempo a emplear y las disponibilidades humanas y materiales. Este plan, que se elabora a modo de escaleta, sobrepone la creatividad a la escasez material y técnica, y ayuda a que el reportero reflexione sobre el material a su disposición, así como a presentarlo a los directivos del espacio y su equipo de trabajo.
El proyecto inicial depende de la capacidad del medio y del reportero para gestionar los recursos. De modo que, a medida que la investigación avance, la idea primigenia se va transformando también. El pre guion se encuentra en constante transformación, aceptando los cambios pertinentes o incorporando información, ideas, recursos, etc., hasta que finalmente se elabore el guion.
Segunda etapa: realización
La labor del reportero en esta fase se concentra en grabar planos sonoros y visuales sin demasiados ensayos, realizar las entrevistas en cámara y elaborar el guion. Antes de comenzar, el realizador evalúa con el equipo las condiciones, en correspondencia con el plan, y discuten las imágenes y sonidos más importantes para el reportaje. La filmación se desarrolla con la intención de brindar detalles variados de planos y sonidos aprovechando los más expresivos.
Las secuencias se captan pensando en la edición, es decir, que deben contextualizar, responder a la realidad cubana y aportar a la trama de la historia. Se recomienda priorizar aquellas que reflejen procesos, situaciones y personas con suficiente tiempo para aprovechar posteriormente en la fase de montaje.
Durante la grabación, el reportero decide la pertinencia de su presentación en cámara. Su aparición en el reportaje se considera acertada siempre que aporte testimonio de su presencia en un lugar relevante, como en caso de desastres naturales; como protagonista de la historia; o para aportar una enunciación interpretativa. El texto del parlamento se construye y graba en el escenario de los hechos, pero no por esto debe descuidarse. La secuencia del periodista en cámara se ubica en el medio (dando paso a una transición de escenario) o al final del reportaje (para cerrar el producto).
Las fuentes vivas se seleccionan por su representatividad y conocimiento sobre el tema de la investigación. Su empleo debe propiciar el contraste entre los criterios tanto de fuentes orales como pasivas para mostrar todos los puntos que el reportaje aborda. Al respecto, el periodista debe cuidar de la reiteración de ideas por los entrevistados entre sí, o por el reportero respecto a otras voces.
Debe evitar, además, interrumpir las fuentes para incluir una pregunta suya o elaborar interrogantes que contengan implícitas las respuestas. Se considera válido incluir las fuentes no tradicionales o recursos propios de los nuevos escenarios digitales, tales como las infografías, tablas, resúmenes, así como, fotos y vídeos no profesionales.
Por último, el reportero revisa el material recogido y concibe el guion. Este contiene al discurso escrito, los planos sonoros y visuales, y su interrelación en el producto, e incluso predice algún efecto de edición útil.
Tercera y última fase: montaje y edición
Esta fase cuenta con tres pasos fundamentales: la selección del tipo de montaje, la grabación del texto y el trabajo de edición, que comprende el empleo de los recursos para editar y la unión secuencial de los tres componentes del lenguaje audiovisual.
La edición, como proceso, debe ajustarse a la capacidad técnica del canal, procurando una forma coherente y atractiva de contar la historia. Para la visualidad resulta fundamental la selección del tiempo de cada toma, el ordenamiento de estas y el uso de transiciones. En la realización sonora se privilegia el sonido directo, acorde a las secuencias de imágenes que acompañan.
Otras herramientas de la posproducción, tales como la musicalización o los efectos visuales y sonoros, pueden intencionarse para conseguir fines artísticos que concuerden con el propósito de la historia, pero siempre alejados de “espectacularizar” o ficcionar el relato. El editor puede participar como especialista durante el montaje o, en una variante moderna, el reportero puede asumir ese rol, siempre que cuente con la preparación suficiente. La construcción del reportaje concluye con la revisión del producto supervisado por algún directivo que valore, corrija o coincida con el trabajo del realizador.
CONCLUSIONES: VALIDACIÓN DE LA PROPUESTA
En la evaluación de la propuesta teórica-metodológica para la construcción del reportaje televisivo y sus tres etapas en el Noticiero Estelar de la TVC, participaron un total de nueve expertos. Tres de ellos se seleccionaron por su producción teórica sobre periodismo televisivo o comunicación audiovisual mientras que los otros seis se eligen por su trabajo práctico con el género y el espacio en cuestión.
Resulta pertinente aclarar que todos los expertos teóricos consultados, poseen la categoría de Profesor Titular y dos el título de Doctor en Ciencias. En el caso de los empíricos, cuatro tienen el grado científico de Máster en Comunicación y dos de Licenciatura. Los seis permanecen vinculados a la televisión nacional durante más de quince años.
Sus valoraciones conclusivas y recomendaciones se obtienen luego de aplicar una encuesta donde se evalúan ocho aspectos (pertinencia de la propuesta, calidad de la fundamentación teórico-metodológica la evidencia de los objetivos que se propone alcanzar, su factibilidad, novedad científica y coherencia entre sus etapas, la integración teórico-práctica, así como la profundidad científica con que se aborda la categoría principal y subcategorías analíticas).
Como resultado, se identificaron las regularidades en relación a los juicios con mayor consenso emitidos por ellos:
Todos los expertos se consideraron muy de acuerdo con la pertinencia de la propuesta, atendiendo al momento que se escoge para desarrollarla y la efectividad del resultado. Asimismo, los nueve estuvieron muy de acuerdo o bastante de acuerdo con la calidad de la fundamentación teórico-metodológica de la investigación.
“La selección del tema de investigación es acertada y en consecuencia la propuesta incluye aspectos imprescindibles a tener en cuenta en la realización de reportajes, sobre todo a la hora de asumir las tres fases fundamentales, máxime ahora cuando cambian las maneras de hacer de cada emisión, a partir de la nueva estructura del medio”.
“Considero interesante la propuesta que presta atención sobre el modelo de servicio público, tan olvidada en Europa y Estados Unidos, donde nadie dice estas cosas tan claramente”.
Los entrevistados reconocen también de forma positiva que la investigación pretenda redefinir el reportaje televisivo en un contexto donde escasean la bibliografía audiovisual específicamente sobre las maneras propias de la praxis periodística cubana. Como promedio, la mayoría se expresa bastante de acuerdo con el cumplimiento de los objetivos de los que parte la propuesta, logrando “abordar e integrar todos los pasos de un proceso, sin duda complejo, como es la concreción de un reportaje audiovisual”. De igual modo, se considera factible por el 100% de los encuestados, quienes corroboraron su novedad científica.
En cuanto a la coherencia entre sus etapas y la integración teórico-práctica, la mayoría se considera acertada, destacando la necesidad de conocer las particularidades del contexto cubano para entender óptimamente los procesos de producción.
“Se hace una caracterización muy completa de todo lo concerniente a todas las fases, relacionando de manera muy coherente lo planteado por teóricos y los periodistas con muchos años de ejercicio en el Noticiero Estelar”.
De forma genérica los expertos consideran que el diseño expone adecuadamente los acuerdos y desacuerdos entre teoría y práctica, de modo que, en su opinión, la caracterización se acerca a la realidad del Estelar.
Como regularidad, la propuesta fue evaluada como muy de acuerdo y bastante de acuerdo en cuanto a la profundidad científica para analizar la categoría y subcategorías. En este sentido los encuestados señalan que los objetivos propuestos se resuelven de forma correcta y consideran pertinente la metodología trazada para la construcción del reportaje en el Estelar a través de la concepción, realización, y montaje y edición.