Señora editora:
La preparación de los tutores de residentes de Medicina General Integral (MGI) en los temas relacionados con la investigación es fundamental, por su influencia en el avance de la atención médica y en la formación de médicos competentes y actualizados. Por lo tanto, es crucial que estos profesionales estén adecuadamente preparados. Los tutores no solo deben tener una óptima preparación teórico-metodológica y pedagógica, sino también en la esfera de la investigación científica, para contribuir a la educación integral del residente y favorecer su desarrollo en todos los ámbitos.
En primer lugar, los tutores responsabilizados con la formación de especialistas de medicina familiar tienen la responsabilidad de fomentar conocimientos y habilidades clínicas en sus residentes. La investigación clínica es una parte integral de la práctica médica basada en evidencia y los tutores deben poseer las habilidades necesarias para instruir a los residentes en cómo llevar a cabo investigaciones de calidad. Esto incluye la comprensión de los fundamentos de la investigación, la metodología y la interpretación de los resultados. Solo con una sólida base en investigación, los tutores podrán guiar adecuadamente a sus residentes en la realización de proyectos de investigación significativos y relevantes.1
Por otra parte, la investigación promueve la mejora continua de la atención médica.2 Los tutores de residentes de MGI desempeñan una labor esencial en la formación de los futuros especialistas de la Atención Primaria de Salud, quienes serán responsables de brindar atención integral a sus pacientes; al estar bien preparados en investigación, pueden fomentar una mentalidad de indagación y búsqueda en sus tutorados. Esto se traduce en una práctica clínica más actualizada y basada en la evidencia, lo que a su vez conduce a mayor calidad de la asistencia médica.
La investigación también fomenta el desarrollo profesional y académico de los tutores. Por ello, es conveniente que el médico que enseña, particularmente si se trata de un médico residente, tenga herramientas para que el proceso concluya con una formación exitosa, incluso si se considera que usualmente se cuenta con poco tiempo y espacio para enseñar. Al mismo tiempo, estar involucrado en la investigación permite mantenerse actualizado en los avances científicos y tecnológicos en el campo de la medicina de familia.3
Debe fomentarse una investigación de calidad y centrarla, sobre todo, en la investigación clínica aplicada en la práctica profesional, a fin de aumentar la efectividad y disminuir la incertidumbre del profesional al enfrentarse a su ejercicio asistencial.4 Esto les proporciona una plataforma para compartir conocimientos y experiencias con la comunidad médica a través de presentaciones en conferencias y publicaciones en revistas científicas. La participación en la investigación también puede mejorar su perfil académico y profesional, lo que a su vez contribuye a la promoción de la medicina familiar como disciplina.5
Un tutor debe demostrar, en todo momento, el dominio del método científico y poseer información actualizada sobre el tema de la tesis a tutorar; estar siempre abierto a diferentes perspectivas, sin menoscabo de los aportes del tutorado; contribuir con ideas y sugerencias constructivas y poseer habilidades para la búsqueda de la información. Por ello, el proceso tutorial es flexible, oportuno, permanente, útil, respetuoso e interactivo.6
Ha sido objetivo de los autores, destacar su preocupación que coincide con otros investigadores, acerca de la preparación en investigación de los tutores de residentes de MGI para la formación de especialistas competentes y actualizados, así como para el avance de la atención médica. Es un imperativo que los tutores posean una sólida base en investigación para poder guiar adecuadamente a sus residentes y promover una práctica clínica segura, favorecer el desarrollo profesional de los tutores y contribuir al desarrollo de la especialidad como disciplina. Por lo tanto, se deben dedicar recursos adecuados para dotarlos de habilidades y competencias en investigación y fomentar una verdadera cultura científica en el primer nivel de atención médica.