Sra. editora:
A propósito del artículo “Jornadas provinciales de residentes: hacia la excelencia en la docencia de posgrado”,1 publicado en el primer número del volumen 10 de la revista EDUMECENTRO el año en curso, deseamos felicitar a las autoras por la organización de un evento de ese tipo y por socializar resumidamente lo allí acaecido. Constituye esta jornada un ejemplo a seguir pues no se aprecian eventos como este sistemáticamente.
Consideramos que la organización de estos eventos debe extenderse a todos los centros asistenciales y comprender la totalidad de las especialidades. La participación de los residentes debe ser general, independientemente del año que cursen. En sus inicios resulta lógico que presenten (aumentando paulatinamente la complejidad): revisiones sobre su tema de investigación, sus proyectos de investigación y resultados parciales; ya en los años terminales: los resultados definitivos de sus proyectos, las conclusiones a las que llegaron y las experiencias derivadas del proceso investigativo. La asistencia de los tutores (fundamentalmente en los años iniciales de la residencia) favorecería obtener un trabajo final de mayor calidad.
Las jornadas científicas de residentes contribuyen al perfeccionamiento de habilidades investigativas y al desarrollo de la independencia cognoscitiva para el logro de un profesional más competente. La competencia investigativa se entiende como el sistema de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para la planificación y ejecución de investigaciones científicas, la participación en tareas de investigaciones vinculadas a problemas priorizados, evaluación de investigaciones, así como lo relativo a la publicación científica.2
Es preciso considerar que el enfoque de formación basado en competencias, que se erige como uno de los caminos para acercarse al logro de la calidad deseada en los egresados universitarios, es pertinente al abordar las competencias investigativas. Este enfoque se sustenta en la sistematización relacionada con los razonamientos y deducciones emanadas de los estudiosos a nivel nacional e internacional.2,3,4
Para el logro de esta tarea los autores consideramos que se requiere comprender la formación como un proceso totalizador que agrupa, en una unidad dialéctica, los procesos instructivo, educativo y desarrollador con acciones que tienen por finalidad desarrollar en los individuos la capacidad para actuar, de manera consciente, en su rol como agentes favorecedores del desarrollo de la sociedad a través del trabajo, a partir del cual se prepara al hombre como ser social. Los autores concuerdan con Cejas M, citado por Rodríguez Fernández et al., quien señala que “… en el ámbito de la formación (…) esta actividad tiene como fin el desarrollo de las competencias de los trabajadores y ayudar al logro de los objetivos”.3
Los autores estiman que es pertinente y prioritario el fomento de este tipo de actividad científica, que de hecho está en concordancia con la actualización de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, en los que se plantea que se hace necesario continuar fomentando el desarrollo de investigaciones sociales y humanísticas sobre los asuntos prioritarios de la vida de la sociedad, así como perfeccionando los métodos de introducción de sus resultados en la toma de decisiones a los diferentes niveles.5
Una vez más reiteramos nuestra felicitación y aprecio por el tipo de actividad desarrollada.