INTRODUCCIÓN
Las emociones han sido estudiadas por diversos autores1,2,3 que han generado distintas definiciones y sus correspondientes instrumentos de evaluación. Aunque estos apuntan hacia diferentes aspectos de este constructo, todos distinguen en su configuración que abarcan una serie de elementos denominados en términos de capacidades emocionales. La expresión emocional debe ser conceptualizada para procurar que los individuos se conozcan a sí mismos y a los demás, se respeten, respeten a los otros y al entorno donde viven de manera que tributen el desarrollo integral de su personalidad.
El estudio de las emociones resulta de vital trascendencia dentro del campo de la psicología, es la categoría científica que expresa tanto el significado que para las personas tienen los eventos que cotidianamente acontecen en su entorno, como la implicación que, en su totalidad, una persona tiene en las respuestas adaptativas y eficaces a las demandas de este, según Roca.1 Específicamente en la población infanto-juvenil, algunos autores2 han demostrado que experimentar emociones placenteras contribuye con el proceso de resiliencia infantil y repercute en distintos procesos psicológicos vinculados con la atención, el procesamiento de la información, la resolución de problemas y las habilidades sociales, lo que favorece el aprendizaje social e intelectual del niño.
Contrario a lo anterior, los niños con altos niveles de ansiedad y tristeza presentan mayores desajustes con relación a sí mismos, la escuela, la familia y la sociedad, y proyectan su depresión en todos los espacios de su vida. Estos suelen tener pensamientos negativos, mucho miedo y sufrimiento, vivencian conflictos internos y muestran mucha agresividad social.3
Varios autores4) consideran que el abordaje de la expresión emocional constituye un icono indispensable que se debe considerar para la identificación y discriminación de las emociones, por su incidencia en el logro de una adecuada interacción social y la satisfacción de necesidades o metas.
Algunas familias angolanas presentan una serie de indicadores disfuncionales que influyen negativamente en el desarrollo y educación de los menores, según el estudio de Lundoloqui.5 Los elementos expuestos avalan la necesidad de investigar en la temática sobre expresión emocional en niños angolanos y el funcionamiento familiar; desde una misión internacionalista relacionada con el campo de la salud, la cual constituye una experiencia que puede ser compartida por los psicólogos cubanos, teniendo en cuenta que son escasas las investigaciones publicadas con este perfil. Los autores se propusieron como objetivo: caracterizar la relación entre la expresión emocional de niños de 8 a 10 años y el funcionamiento familiar en Kuito-Bié, República de Angola.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo-correlacional con un enfoque mixto (cuanticualitativo). La investigación se implementó en el municipio de Kuito, provincia de Bié, República de Angola, en el período comprendido entre septiembre y julio de 2016, previa autorización de las instituciones y tutores de los escolares para su despliegue, así como con el consentimiento informado del profesorado.
La muestra de niños fue seleccionada a partir de un muestro probabilístico estratificado por racimos, ellos se encontraban ubicados en las escuelas primarias siguientes: “Nossa Senhora da Paz” (No. 65), Escuela Anexa a la Escuela de Formación de Profesores “Maristas San José” (No. 314), “10 de Dezembro” (No. 48) y “Doutor Savitendele” (No 19). La muestra definitiva fue de 325 niños de 8 a 10 años, de ellos 168 niñas y 157 varones. La distribución por edades fue la siguiente: 119 de 8 años, 108 de 9 y 98 de 10. Por cada niño se seleccionaron un familiar y sus correspondientes maestros.
Métodos del nivel teórico:
Analítico-sintético: para penetrar en la esencia del fenómeno objeto de estudio, establecer los fundamentos teóricos y metodológicos de la investigación, el diseño de solución y análisis de los resultados.
Inductivo-deductivo: se utilizó en la solución del problema a partir de la información obtenida.
Histórico-lógico: para explicar los estudios realizados en la expresión emocional y el funcionamiento familiar.
Sistémico-estructural: permitió analizar la situación presentada.
Empíricos: la observación y la entrevista en la aplicación de los instrumentos de evaluación, en encuentros individuales, horarios matutinos, y en espacios donde existieran adecuadas condiciones para su realización, respetando los principios éticos relacionados con la confidencialidad de la información.
Los instrumentos de evaluación se explican a continuación:
Prueba de percepción del funcionamiento familiar (FF-SIL): se diseñó en 1994, fue validada para la población cubana por Louro Bernal, Arés Muzio y Martínez Calvo, según Louro Bernal.6 Tiene como objetivo evaluar siete procesos implicados en las relaciones intrafamiliares: cohesión, roles, armonía, comunicación, afectividad, permeabilidad y adaptabilidad. Se compone por 14 ítems, redactados en forma positiva, además de una escala de tipo Likert con 5 opciones como alternativas de respuesta. La calificación se realiza adjudicando puntos según la opción seleccionada en la escala: casi nunca (1), pocas veces (2), a veces (3), muchas veces (4) y casi siempre (5). Los puntos se suman y el total corresponde a un diagnóstico de funcionamiento familiar.
En un estudio realizado por Gallo et al.7 sobre la validación de las propiedades psicométricas de esta prueba para la población angolana encontró lo siguiente: el análisis de la consistencia interna es elevado (∝ = 0,859), el método de los componentes principales aportó los valores propios y varianzas de los componentes retenidos. Se obtuvo una estructura unifactorial que explica el 36, 5 % de la varianza total para la población general, con altas saturaciones para todos los ítems, por encima de 40.
Cuestionario de emociones infantiles:8) se elaboró con el objetivo de identificar las emociones placenteras y displacenteras en los escolares de 8-10 años de edad. La técnica consta de dos partes:
I parte: la presencia de las emociones se evalúa de forma proyectiva (ira, tristeza, vergüenza, ansiedad, culpa, celos, envidia, orgullo, esperanza, alegría, gratitud, serenidad y simpatía) a través de diferentes circunstancias que se corresponden con la situación social del desarrollo del escolar primario. Cuenta con un total de siete situaciones conformadas a su vez por varios ítems, donde el niño debe seleccionar las alternativas de respuesta que considere, sobre la base de sus propias vivencias y proyectadas a través de la figura de “Juan”. El número total de ítems es de 26, de forma tal que existen en el cuestionario dos ítems dirigidos a explorar cada emoción que se desea evaluar. Se ofrecen varias alternativas de respuestas y no existen límites en su selección por parte del menor, ya que ante una misma situación pueden experimentarse simultáneamente varias emociones. Luego se evalúan la intensidad y frecuencia con que son experimentadas estas emociones en ellos, proyectados nuevamente en la figura de “Juan”, ya sea como estado o como rasgo, a partir de una escala Likert. Atendiendo a este propósito se colocan dos enunciados: “hoy” y “casi todos los días”.
Calificación: se otorga un punto a cada respuesta seleccionada y 0 para denotar la ausencia de estas. Las emociones a las que responde cada ítem son: 1A y 2A: Alegría, 3A y 5D: Esperanza, 4B y 5B: Serenidad, 1B y 3B: Tristeza, 4C y 7D: Ira, 1C y 6B: Gratitud, 4D y 5A: Culpa, 2B y 7B: Orgullo, 6A y 7C: Envidia, 2C y 4A: Vergüenza, 6C y 7A: Celos, 2D y 3D: Simpatía, 3C y 5C: Ansiedad.
II parte: se persigue evaluar las mismas emociones como estado y como rasgo a través de una escala Likert. Para esto se ofrece al escolar una palabra que se asocia a cada emoción y este debe marcar en la escalera (conformada por cinco escalones en orden ascendente), la intensidad con la que considera que “Juan experimenta” cada emoción. Esta prueba fue validada de forma satisfactoria8 con un coeficiente Alfa de Cronbach = 0,70.
El procesamiento de los datos se realizó a través del método de análisis de contenido, que considera la posibilidad de examinar el significado de los datos cualitativos emergidos sin aplicar categorías exteriores o previas a la observación. Mediante este proceso centrado en la manera en la que los individuos crean y atribuyen significaciones, se asumen interpretaciones a partir de una lectura minuciosa de lo que dicen o escriben los actores para reconstruir los diferentes universos vivenciales. Además, se empleó como recurso la triangulación metodológica de los datos y fuentes.
Para el análisis cuantitativo se usó el SPSS 21.0, fundamentalmente las pruebas estadísticas siguientes: test Chi-cuadrado, test de Mann-Whitney para encontrar diferencias entre dos categorías, test de Kruskal-Wallis para encontrar diferencias entre tres o más categorías, correlaciones no paramétricos, basados en la Tau-b de Kendally, análisis de clustering o conglomerados.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Al indagarse acerca de la frecuencia con que se manifestaron las emociones en los escolares, en general predominó la respuesta intermedia: “algunas veces” en la mayoría de las emociones. En el caso de la alegría se constató un predominio de esta en 181 niños (55,7 %), mientras que 57 (17,5 %) casi nunca se encontraban alegres. Sin embargo, la ansiedad y la tristeza predominaron en los niños que experimentaron las siguientes emociones: siempre; (ansiedad = 122: 37,5 %; tristeza=160: 49,2 %); o algunas veces (ansiedad = 139: 42,8 %; tristeza = 124: 38,2 %). En la ira 235 niños (72,3 %) casi nunca afirmaron experimentar dicha emoción, fue solo mencionada por el 22 % (70).
Particularidades de la expresión emocional de los niños estudiados
A partir de las observaciones efectuadas y los datos obtenidos en las pruebas aplicadas a niños, familiares y maestros, se pudo identificar el estilo de expresión emocional empleado por cada niño, tal como se muestra en la Figura 1.
Predominó el estilo inhibido o represivo (106: 32,6 %) en las expresiones emocionales, los niños con esta condición tienden a presentar dificultades para expresar tanto emociones placenteras como displacenteras, y emplean un repertorio muy escaso de manifestaciones. En ellos se apreció una tendencia al aislamiento, a permanecer callados y no compartir con los otros sus emociones durante las entrevistas y las observaciones a clases, generalmente, tanto maestros como profesores refirieron respecto a ellos: “es reservado”, “cuando se siente mal se acuesta o baja la cabeza y no habla con nadie”, “a veces sé que algo le pasa pero no sé qué”, “nunca se molesta por nada”. Los restantes expresaron a veces sus emociones (68: 20,9 %), sobre todo las de carácter placentero, con un repertorio escaso de manifestaciones, se pudo constatar que durante las entrevistas se mostraban menos conversadores cuando hablaban de situaciones conflictivas que les resultaban desagradables. Además, existió un 23,7 % (77) que no se ajustaron a las situaciones y/o normas de expresión emocional. En estos menores se distinguió una tendencia a ser agresivos cuando sienten ira: “si me molestan no me puedo controlar y me dan deseos de matarlo”, a dar perretas cuando se sienten tristes, incluso al estar alegres se mostraban muy excitados, a pesar de encontrarse en espacios como la clase. Solo 74 (22,8 %) fueron capaces de expresar todas las emociones con un repertorio amplio de manifestaciones, ajustadas a las situaciones y pudiendo compartirlas con otros.
Características del funcionamiento familiar de los niños objeto de estudio
En relación con la estructura familiar predominaron las familias extensas (122: 37,5 %) y nuclear biparentales (107: 32,9 %), aunque también había 63 donde vivían las madres solas con el menor (63: 19,4 %), reconstruidas (22: 6,7 %) y ampliadas (11:3,3 %). Los resultados del Test de Percepción del Funcionamiento Familiar permitieron determinar el tipo de funcionamiento de la familia, acorde con los criterios evaluados en la prueba.
Las particularidades socioculturales tienen un peso importante en el interior de la institución familiar: la estructura patriarcal y la autoridad masculina son distintivas de esta cultura. Entre los estilos educativos se distinguió el autoritarismo en 158 (48,6 %) familias, donde generalmente las normas impuestas por la figura masculina son rígidas e inquebrantables, además de transmitirse poco afecto hacia el menor. También existieron 100 (30,7 %) casos de permisividad, sobre todo en las familias monoparentales, donde la ausencia de control puede llegar a la negligencia: “ya es un hombre, que se las arregle como pueda”, “no me importa lo que haga, que haga lo que quiera”.
Relación entre la funcionalidad familiar y expresión emocional de los escolares estudiados
Se pudo constatar la existencia de asociaciones entre las emociones que predominan en los niños y el funcionamiento de la familia. Se hallaron relaciones significativas entre esta variable con respecto a la frecuencia con la que se experimenta alegría (Tau-b de Kendal=.172; p= .000) e ira (Tau-b de Kendal=.-303; p= .000); esta última correlación es negativa, pues a medida que es mejor el funcionamiento de la familia, disminuye la aparición de la ira.
La expresión emocional también correlacionó significativamente con el funcionamiento familiar (r=,575; p= .00), así como con todos los procesos que la integran; se pudo apreciar que en las familias disfuncionales prevalecen los estilos inhibido y expresivo o desajustado, mientras que en las familias moderadamente funcionales los estilos predominantes fueron el semiexpresivo y expresivo, este último prácticamente constituye exclusividad dentro de las familias funcionales; resultados se pueden observar en la Tabla 1.
A pesar de considerarse la expresión emocional como un constructo complejo y multideterminado dentro de las variables del funcionamiento familiar, en la investigación se distingue su estilo educativo como una de las que mayor relación guarda con la familia, se apreciaron correlaciones significativas entre estas variables (r=156, p=.001). Hubo predominio de niños con estilos inhibidos en las familias donde prima el autoritarismo, así como de permisividad en los niños que expresan sus emociones de manera desajustada a las normas de expresión emocional y al contexto.
El estudio realizado constituyó una primera aproximación al abordaje de la expresión emocional de los niños y niñas de Angola, así como a la incidencia que el funcionamiento y la educación familiar poseen en la dinámica de estos procesos. Si bien en estos se identificaron las emociones tanto de carácter placentero como displacentero, si se comparan estos resultados con estudios realizados por las autoras Vissupe et al.8) en otros contextos, tuvieron una mayor incidencia la ansiedad y la tristeza. Ello se explica por la presencia de eventos potencialmente psicopatógenos como accidentes, violencia, muerte, ataque animal y enfermedad, aspectos que quedan contemplados en las estadísticas sociosanitarias de ese país, según constataron Calzalma et al.9 en su investigación.
A partir de la triangulación de la información ofrecida por niños, familiares y maestros, se pudo distinguir que predominaron los estilos inhibidos y desajustados en las expresiones emocionales de los escolares. Ello es indicador de la presencia de dificultades para expresar tanto emociones placenteras como displacenteras o para su ajuste a las situaciones y/o normas de expresión emocional: aspectos esenciales que deben estimularse en esta etapa para un desarrollo saludable.
Las familias evaluadas se caracterizaron por presentar dificultades en los procesos del funcionamiento familiar, se evidenció una tendencia a su inadecuación de acuerdo a los indicadores asumidos. Se constató un predominio de las familias moderadamente funcionales y disfuncionales; y los procesos de comunicación, afectividad y armonía resultaron los más afectados. Debe destacarse que la mayoría poseían condiciones socioeconómicas regulares, solo en algunos casos convivían en condiciones precarias.
Entre los estilos educativos se distinguió el autoritarismo en la mayoría de las familias, donde generalmente las normas impuestas por la figura masculina son rígidas e inquebrantables, además de transmitirse poco afecto hacia el menor, como sello distintivo de esta cultura. Al respecto, en los estudios efectuados por Londoloqui5 en este contexto angolano también se identificaron como principales características el insuficiente nivel de preparación de la familia para educar a los hijos, prevalecieron muchos prejuicios, métodos y estilos educativos desacertados y problemas de incomunicación padre-hijos que afectaron la formación infantil.
Bisquerra10 apunta que en el caso de los trastornos relacionados con las emociones, las investigaciones coinciden en que la incidencia está entre un 8 % y 10 %. Si se analiza por edades se observa que en la etapa preescolar estas cifras descienden a un 2 %; en edades escolares se estima entre el 8 % y 10 % y en el adolescente asciende al 13 %. Muchas de estas alteraciones emocionales pueden persistir durante la etapa adulta si no son diagnosticadas y atendidas, y se sustentan así patrones de comportamiento que llegarán a convertirse en conductas de riesgo para la salud. De esta forma, comprender las particularidades de las emociones en la infancia se convierte en un importante recurso para potenciar el bienestar psíquico del menor e identificar posibles desviaciones en su desarrollo, y constituyen un campo a explorar; razones por las cuales resulta necesaria la evaluación del funcionamiento emocional desde edades tempranas, por el psicólogo de la salud en todos los contextos familiares y escolares.
Roqueta et al.11 conciben la exteriorización de la experiencia emocional expresada en diferentes formas de manifestación y concientización y determinada por factores biológicos, psicológicos y socioculturales. Ellos consideran de gran relevancia la influencia socializadora de la familia, al constituir un espacio de vivencias de primer orden donde se dan las condiciones para el desarrollo favorable y sano de la personalidad en la infancia; o bien por el contrario, el foco principal de sus desviaciones y trastornos emocionales. Otro estudio12 también ha demostrado la asociación entre la percepción de un clima familiar no adecuado con la forma en que los niños y adolescentes perciben situaciones y experimentan sus emociones, así como la manera en que las expresan o las suprimen.
CONCLUSIONES
Se realizó una caracterización de la expresión emocional y su relación con el funcionamiento familiar en niños de 8 a 10 años de Kuito-Bié, República se Angola, y se determinaron las emociones placenteras y displacenteras, con predominio de frecuencias “algunas veces”, resultaron más numerosas las emociones relacionadas con la ansiedad y la tristeza; en los entornos familiares funcionales prevalecieron los estilos semiexpresivo y expresivo; mientras que entre las disfuncionales los estilos manifestados fueron el represivo o expresivo desajustado, con prevalencia del autoritaritarismo y la permisividad.